Luz y Tinta Nº 142

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2024
Abril de

Semana de pasión

Se ha celebrado en todo el mundo días atrás la llamada Semana Santa, un paréntesis vacacional en el que se combinan los motivos religiosos con los folklóricos y los meramente festivos, con el descanso como principal objetivo. Semana Santa, paréntesis. La excusa religiosa propicia escenas y situaciones realmente paradójicas que en algunos casos no dejan de tener su gracia: mientras algunos creyentes (y muchas beatas lógicamente) lloran en el silencio de sus iglesias y en las pausas de sus oraciones, conscientes de lo que se celebra; quienes no son creyentes o no se sienten obligados por el culto corren a los bares y a los chiringuitos de playa, si el tiempo acompaña, y se sumergen en su particular celebración de alcohol y tertulia. Esas carreras a las que suele llamarse ‘descanso familiar’ llenan nuestras carreteras y autovías con coches con prisa por alejarse de las grandes ciudades que al cambio reciben a turistas y curiosos que pretende divertirse con lo que a los habituales les aburre a diario.

En fin, Semana Santa, una semana que nació de la reflexión religiosa y que ahora se ha trasuntado en un difícilmente digerible ensalmo de desplazamientos vacacionales, liturgia cristiana y folklore acrisolado por cierta propensión a la dipsomanía.

Y sin embargo, nada de esto me preocupa de la pasada Semana Santa. En cambio me preocupa, y mucho, lo que está ocurriendo en la franja de Gaza y en los territorios cercados de Ucrania, lugares en los que no han tenido tiempo ni ocasión para vacaciones, relax familiar, excursiones a la playa, procesiones con olor y sabor a incienso y esas otras manifestaciones que acompañan a lo que empezó siendo religioso y ha terminado en una verbena —perdón, un festejo, no se me enfaden los auténticos— prendida con alfileres de primavera.

En Gaza y en Ucrania apenas tuvieron tiempo de seguir su mala racha con tintes genocidas, de ocultar sus cuerpos a bombardeos inmisericordes y de ocuparse en buscar comida, aunque sea de distribución humanitaria acompañada de agresiones. Y no quiero aguarle la festividad a nadie, solo poner un dedo, mi pequeño dedo, en una llaga sangrante que en el caso de Ucrania lleva más de dos años debatiéndose entre bombas y ataques antes la inacción internacional. Lo de Gaza es más recientes y no menos sangriento, pero lleva el mismo camino.

Allá por abril del año próximo, cuando nosotros celebremos nuestra Semana Santa con la habitual alharaca, en Gaza y Ucrania seguirán muriendo inocentes que nada han invertido en estas guerras, si para aquellas calendas —Dios les perdone— sigue alguno vivo. Vae victis!

Francisco Trinidad

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PROMOTOR y DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: José Luis Cuendia, «Guendy» DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Francisco Trinidad DIRECTORA DE COMUNICACIÓN: Lola González

Reservados todos los derechos de reproducción total o parcial tanto del texto como de las imágenes. Las imágenes están protegidas por las leyes de copyright internacionales. Para cualquier consulta o sugerencia contacte con nuestro correo electrónico info@moldeandolaluz.com

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Abril 2024
de portada: Arturo Vigil Semana de pasión ..................................................... 2 La caja fuerte: Francisco Trinidad ........................... 5 MARINAS. Gloria Soriano ......................................... 9 Perseguidores: Laudelino Vázquez ........................ 11 III. Qué tiempo tan feliz. Juan Depunto ............... 17 Personajes y atropello. Monchu Calvo ................. 25 Loco Matara ............................................................. 28 Alexander Sviridov .................................................. 60 Arturo Vigil El Águila Imperial y el Buitre Leonado ................. 84 Jason Au ................................................................ 114 Gabriella Aragón ................................................... 136 Lynne Breitfeller ..................................................... 158 Manuel Besse ......................................................... 180 Francisco Boix, el español que fotografió el horror nazi ............................................................. 240
Número 142
Fotografía
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La caja fuerte

Francisco Trinidad

Mi padre, Eusebio Villamiel, murió la semana pasada. Seguramente a los lectores de esta revista este nombre, Eusebio Villamiel, lo repito, no les diga nada. Pero a los habitantes de Madrigal de las Altas Torres, donde ejerció como Registrador de la Propiedad durante más de treinta años, seguramente les traerá recuerdos. Aunque solo sea el de verle cruzar la Plaza Mayor, desde la oficina del Registro a casa y al revés, pues nuestra casa está al otro lado de la Plaza.

Las rutinas de mi padre eran bien conocidas en el pueblo. Salía por la mañana temprano, ocupaba su oficina, donde despachaba con sus tres subalternos los asuntos propios de su competencia y donde atendía a los vecinos que insistían en verle porque pensaran que su caso no era propio de subalternos. Mi padre nunca tuvo reparo en recibir a nadie, por muy pesado que fuera. A eso de las 2 de la tarde se despedía de los empleados del Registro y caminaba seguro al bar de Timoteo donde disfrutaba de dos vasos de vino —solo dos, a pesar de que hubiera deseado otro par más— en tertulia con don Alejandro, el médico, y don Fulgencio, el veterinario. A veces se les unía —ora pro nobis— el párroco de San Nicolás de Bari, don Tarsicio, un probo sacerdote del que nunca se oyó ninguna queja y al que nunca se le pudo reprochar otra cosa que su afición a la brisca con algunas de sus beatas y su tendencia a la melancolía que, para escarnio de ateos, le hacía dormirse plácidamente en el confesionario de la parroquia y a veces roncar como un ventilador averiado.

Tras esa tertulia, comida en casa, una breve siesta y pasaba la tarde en su despacho familiar, entregado a sus investigaciones históricas. Dicen los que lo han leído que sus investigaciones y sus pocos libros tienen enjundia suficiente y bastante trabajo detrás como para que le hubieran nombrado Cronista Oficial de Madrigal, cargo que añoró hasta su muerte y que, al decir de quienes están al tanto de estas cosas, no pudo conseguir por las envidias cruzadas de este pueblo envidioso de por sí desde que el rey don Sebastián de Portugal lo eligió para esconderse, si creemos a don José de Zorrilla. Alguna vez que se comentó el tema en la mesa de casa mi padre se dejó envolver por la nostalgia y corroboró los rumores: “Este pueblo es pura envidia”. Una vez, solamente una vez, mi madre echó su cuarto a espadas. “Pero hay algo más, reconócelo”. Mi padre bajó la cabeza entonces, yo creo que ruborizado, y el tema no volvió a salir.

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Lo cierto es que mi padre murió la semana pasada, como dije. Se había jubilado tan solo un par de meses antes y aún andaba el Registro a la espera de que nombraran nuevo titular. Así que, tras su muerte dejé pasar una semana antes de presentarme esta misma mañana en el Registro por si mi padre hubiera dejado papeles u objetos personales que debiera retirar. Don Julián, el más veterano de los escribientes, me acompañó al que hubiera sido su despacho y me dijo que todo estaba como él lo había dejado; que no se había tocado un papel y que todo me pertenecía.

Me dejó solo. Recogí algunos papeles, metí otros en bolsas que mandé tirar y recogí todos los objetos personales de su mesa, entre ellos una llave que supuse la de la caja fuerte que tenía en el despacho familiar. Le pedí a don Julián que revisara lo que me llevaba, para evitar suspicacias, pero no quiso mirar: supongo que sabía perfectamente lo que había en aquel despacho.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue abrir la caja fuerte, más que nada por cerrar el ciclo, porque nunca imaginé que mi padre guardara ningún secreto que pudiera perturbar su memoria. Pero me equivocaba.

Dentro de la caja fuerte, perfectamente ordenadas, encontré las escrituras de nuestra casa, de la casa del pueblo de mi padre, Fregenal de la Sierra, donde pasábamos las vacaciones, y del despacho de la Plaza Mayor. Había además varias carpetas con documentos relativos a sus investigaciones sobre Madrigal… y cuatro sobres, uno pequeño y el resto de mediano tamaño. Uno de ellos contenía un manuscrito de lectura imposible: la letra de mi padre era indescifrable para alguien no habituado, aunque pude entender que era un estudio y análisis de la Topografía médica de Fregenal, un texto inédito de un médico de principios del siglo XX que mi padre había prologado, anotado y dispuesto para la imprenta, ya en 1975, según constaba en el presupuesto que a tal fin había solicitado a la imprenta de Madrigal. Los otros dos sobres contenían manuscritos similares con notas y taraceas que revelaban el celo con que mi padre enfrentaba sus erudiciones.

El cuarto sobre, el pequeño, era en realidad un mazazo a la estabilidad emocional de mi familia. Contenía cuatro fotos pequeñas, en blanco y negro, cada una de ellas con una fecha distinta entre 1963 y 1995. Eran fotos de una niña y su evolución con la edad y venían acompañadas por una nota dirigida a mi en la que, tras unas breves e insípidas explicaciones, me aclaraba que aquella era mi hermana secreta Alicia Ramírez, a la que me instaba a no buscar: “Bastante hemos sufrido por parte y parte”, cerraba su nota.

Cuando estaba con aquella nota y aquellas fotos en la mano, entró mi madre, que no lo dudó un momento:

—Ya lo sabes, ¿eh? —asentí, entendiendo por su gesto que sabía de lo que hablaba—. Pues haz caso a tu padre, no la busques, aunque cualquier día te encuentra ella a ti por las calles del pueblo. No me extrañaría que reclamara un mordisco de tu herencia.

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MARINAS

No me acuerdo de nada, se lamentaba el pez encerrado en la bola de cristal que la mujer sostenía en el regazo. Nadaba en círculos sin darse cuenta de que ya había pasado por allí. Estaban en una exposición, delante de un cuadro donde el viento agitaba el mar. De pronto el pez creyó reconocerse en el descenso de una ola y se detuvo. Había otro pez en la cresta. En alguna de sus espinas despertaron sensaciones del pasado: alzarse con la corriente, desafiar a las olas, hacerlo en compañía. No eran recuerdos precisos.

La mujer notó que el pez no se movía. ¿Te encuentras bien, Colorao?—él no contestó, nunca lo hacía— pareces hipnotizado. Ella se giró, y ese movimiento afectó a los peces pintados: la memoria del amigo que estaba anclado en la cresta, saltó desde el cuadro a la cabeza de Colorao que puso ojos de besugo, y empezó a nadar lento, abrumado por la vida que se le estaba revelando y en la que no se reconocía. Esto es un incordio, pensó, e hizo acopio de todas sus fuerzas para dar un salto mortal que desprendió de su cuerpo la memoria prestada. Ésta fue a estrellarse en unas branquias agónicas desparramadas por el suelo, que se habían escapado de otra marina.

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Gloria Soriano
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Perseguidores

Laudelino Vázquez

—Hola, rapaz. Tiempo sin verte ¿eh?

—Sí, papá. Pero vaya bien que te veo. Estás mucho más joven que la última vez que te vi.

—Es que esto sienta muy bien a todo el mundo. Ya verás cómo en nada tú también lo notas.

Con un gesto, el padre señala a un grupo de gente que merodea por allí, intentando pasar desapercibidos, pero con evidentes ganas de fisgonear.

—Estos disimulan mal —comenta el hijo, siguiendo al progenitor por un camino teñido de verde, mullido y bordeado de cerezos en flor—, da la impresión de que me estaban esperando.

—No te preocupes, me hacían compañía mientras esperaba. Y aunque se está muy bien y muy tranquilo, tampoco hay mucho qué hacer, así que decidieron esperar para conocerte. Mira este es Rubén —añade, señalando al que parece el mayor del grupo, un hombre enjuto de pelo blanquísimo, que se acerca ceremonioso—. Él fue el que diseñó este paseo, sabiendo que los cerezos en flor son tu árbol preferido.

—Gracias, Rubén. No sabía que me conocías.

—Tu padre nos habló mucho de ti, así que no me costó mucho buscar un paisaje a tu gusto.

—Acertaste de pleno. Me encanta el paseo. Por cierto, papá, ¿dónde está mamá?

Antes de responder el padre no puede evitar una sonrisa pícara.

¿No te dije que esto era muy tranquilo? ¿Crees que con tu madre por aquí, iba a haber esta tranquilidad?

Todo el grupo se ríe de buena gana y asiente en un gesto de complicidad.

—Pero entenderás que también tengo ganas de verla. Hace ya mucho que no sé nada y, no sé… una madre, siempre es una madre. Un abrazo no sobraba.

—Ya la conoces, además —añade tocándose la sien como si recordara algo repentinamente—, aquí las normas son muy estrictas, y solo puede venir uno a recibirte. Pero no te apures, no puede andar muy lejos.

El recién llegado, se sienta en un poyo de piedra estratégicamente colocado en el borde del camino, y espera a que su padre se siente al lado.

—No te parezca mal, papá, pero estos fisgones al lado, no me apetecen para nada. Tenemos mucho de qué hablar.

—Bueno. hombre, no te apures —responde el progenitor, sentándose a su lado—. Basta con que les diga que queremos un poco de intimidad y se largan de inmediato. Aquí nadie quiere problemas, y si no te gusta la presencia de alguien, basta con decirlo y te dejan en paz.

Inmediatamente, hace un gesto a los acompañantes, que se alejan como una bandada de pájaros, con sus túnicas blancas revoloteando al aire.

¿Por qué vestís todos igual?

La pregunta parece sorprender al padre, que se mira la túnica con sorpresa antes de contestar.

¡Ah, claro! Aquí se pierde tanto el sentido del tiempo, que ni me daba cuenta que tú acabas de llegar. Ya te irás enterando.

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¿Pero qué sois, una secta o algo así?

¡Qué cosas tienes, hijo!

—Podías contestarme a lo que te pregunto en lugar de poner esa cara de pasmo.

—No sé a qué llamas tú una secta. Aquí estamos un grupo de buena gente. Y si por secta entiendes que no todo el mundo puede entrar…

—Los señores que me acompañaron me dijeron que menuda suerte tenía, tener una reagrupación familiar.

¿Señores? ¿Te acompañaron hasta aquí más de uno?

—Sí. Venían dos muy altos y detrás otros dos más bajitos. Y luego otros tres, me parece.

—Eso no me gusta nada.

¿Por qué?

¿En algún momento te rodearon los siete?

—Creo que sí, pero no estoy seguro. El viaje fue un poco pesado. Llevo desde ayer.

¿Ayer?

—Sí, no sé de qué te extrañas.

—No nada ¿Te dijeron como se llamaban esos señores que te acompañaron?

—Sólo el que parecía mandar sobre los otros. Me dijo que era Miguel.

—Bien, bien.

—No sé, papá, no pareces tan tranquilo como cuando llegué.

—Es que te tengo que contar algo, y no sé cómo.

—Pues no hay mejor sitio que este. Aire puro, cielo transparente, la hierba, los cerezos en flor…

—En fin, antes o después, tendrás que saberlo.

—Me preocupas…

El padre se levanta y le invita a acompañarle, paseando lentamente y recreándose en el paisaje.

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—Se trata de tu madre.

—Ya me imaginaba. Que ella no estuviera esperándome…

—Las cosas no son exactamente cómo te imaginas, hijo.

¿Y cómo me lo imagino?

¡Chist! Ni se te ocurra levantar la voz. Aquí se está muy bien. Se puede decir que este es un club selecto, pero las normas en ese sentido son estrictas. Nada de enfados, ni gritos, y si me apuras ni malos pensamientos. Aunque hayas entrado aquí —que lo mío me costó— , nadie tiene garantizado poder quedarse indefinidamente.

Ahora es el hijo el que se detiene y mira con absoluta incredulidad al padre.

—Miguel no me dijo nada de eso.

—Miguel y su grupo se encargan de garantizar que llegues aquí sin novedad. Y sobre todo, sin que nadie te siga. Cuando algo es tan bueno como esto, siempre hay quien quiere beneficiarse a costa nuestra.

—No te entiendo, papá. Esto está muy bien, pero tampoco como para que nadie quiera quitártelo…

El padre deja que pasen unos segundos, mira con pena a su vástago y continúa con la conversación.

—Ya irás aprendiendo, anda. Ahora se trata de que sepas lo esencial. Lo de tu madre.

¿No me dirás que le pasó algo malo?

¿A Mari Reyes Ro? ¡Hombre, te creía más despabilado!

¿Mari Reyes Ro? Mamá se llama Aurora.

¡Ay, hijo, qué buena gente me saliste, pero qué inocente! Por eso estás aquí.

—Ya podías dejar de dar vueltas y decirme qué pasa.

—Está bien. Esto es el club selecto de la buena gente. Y tú de buena gente que eres, bordeas la inocencia, por eso me costó tanto convencer al Jefe de que este era tu sitio. Él dudaba de si tu bondad era genuina o más bien no podías ser otra cosa…

¿Qué insinúas, padre?

—No insinúo. Entrar aquí está muy caro y el Jefe no quiere que la calidad media baje con la presencia de algún, digamos, poco iluminado…

—Padre…

—Son cosas de El Jefe. Ya irás aprendiendo. Es muy buena gente, muy buena, pero tiene sus peculiaridades, y una de ellas es que no se le lleva la contraria.

Extrañado, el hijo, se para, esperando la explicación que se demora.

—Por eso mandó a los Siete contigo. Normalmente con uno, dos a lo sumo, vamos que pitamos. Pero nunca tuvo del todo claro lo tuyo y mandó a toda su guardia pretoriana.

¿Por mí? Me asustas, papá. Nunca maté una mosca, no necesitaba mandar a nadie a vigilarme.

—Por ti no, por tu madre. Ya está dicho.

¿Qué pasa con mi madre, papá? que esto cada vez huele peor.

—Tú lo acabas de decir. Huele peor ¿No lo notas?

—Ahora que lo dices…

No hizo falta continuar con la frase. El grupo que se había alejado, volvía por el camino, apresuradamente.

¡Cómo se va a poner El Jefe! —exclama Rubén, dirigiéndose al padre—. Mira que te avisó. Mira que te avisó.

¿Qué pasa, papá?

¡Qué va a pasar! Tu madre…

—Mi madre ¿qué?

¡Tu madre es el peor bicho del universo! La maldad hecha carne. No hizo nada por nadie en su vida. Me puso los cuernos con todo lo que se movía. Lo cual es intrascendente, comparado con las cuatro quiebras empresariales falsas que organizó para lucrarse a costa de dejar en la ruina a miles de personas, entre las que me encontré. Tuve que pedirle de rodillas que no abortara cuando estaba embarazada de ti, a cambio de prometerle que no iba a preocuparse de nada que tuviera que ver contigo.

¡Papá!

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¿Qué, hijo?

—Mama no era así.

—La que tu llamas mama, era la empleada del hogar, que cuando tu naciste, se quedó conmigo a cuidarte, porque tu verdadera madre, acababa de quebrar la empresa familiar y desaparecer todo el patrimonio que yo había acumulado en mi vida.

—No puede ser, padre. No puede ser.

—Ahora sé que hasta me engañó con tu aborto: nunca pensó en abortar, porque tenía la esperanza de que sacaras sus genes y la ayudaras en su obra de destrucción.

—Me dejas de piedra.

—De piedra vamos a quedar como te haya seguido: es una Perseguidora. Y no una cualquiera. La mano derecha del Otro. Del que El Jefe no quiere ni oír hablar.

—Me vas a volver loco, papá.

—Yo no, tu madre. No sé cómo pudo arreglarse para seguirte, pero seguro que el plan lo urdió desde el momento en que naciste. En cuanto se dio cuenta que tu genética era la mía, y que ibas a ser poco menos que un santo, decidió que tu serías el cebo ideal para colarse…

¡Ay, Dios!

—Claro que lo hay, hijo, claro que lo hay. Él es El Jefe. Él me advirtió que como esa Perseguidora y sus secuaces dieran con el cielo porque tú no llegaras a enterarte y siguiera tu rastro de energía por todos los universos hasta dar con nuestro escondite, iba a enterarme de lo que es una Eternidad larga, larga… por eso te mandó para vigilarte a los siete Arcángeles, con San Miguel a la cabeza.

—Pero, padre, Dios…

—Dios no tiene ganas de otra guerra por el dominio de los cielos, y ese olor a azufre, significa que el Otro viene de la mano de tu madre a organizar una batalla cósmica ¿Tú crees que con este ejército de benditos tenemos alguna opción?

—Algo se sacará de la manga, papá, que Dios todo lo puede.

—Tú ni te imaginas cómo es cuando se cabrea. ¿Notas cómo tiembla el suelo? Es el principio. Y espero que tu madre te haya seguido por su maldad y su instinto y no porque tú hayas hecho alguna tontería…

El hijo palidece, si es que en el cielo puede palidecerse.

¿Llamas tontería a nada más morirme, decir “qué ganas tengo de ver a mi madre, daría cualquier cosa por verla”?

El padre busca apoyo en el hombro de Rubén que le mira con cara de lástima.

—Pero cuando decía ganas de ver a mi madre, me refería a Aurora, la que toda la vida creí que era mi madre… ¿Quién iba a imaginar…?

El olor a azufre se volvió insoportable, y unos golpes brutales, que sonaban por todas partes, parecía que iban a desmoronar el mundo.

¡A vosotros ya os daré yo, cuando acabe esto! ... Si acaba.

La voz poderosa de El Jefe, retumbó en toda la esfera celeste. Padre e hijo, apenas tuvieron tiempo de ver una sombra, que a toda velocidad se dirigía, seguido de los siete arcángeles hacia el lugar dónde sonaban los golpes. Padre e hijo nunca hubieran podido imaginar hasta dónde puede llegar el miedo. Pero lo intuyeron

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III. Qué tiempo tan feliz1

Juan Depunto

Qué tiempo tan feliz sin una nube gris y aquel cantar alegre del ayer por nuestra juventud y llenos de inquietud tuvimos fe y ganas de vencer

Gigliola Cinquetti, 1969

Cap. 62: 1973

Todos los años tienen eventos importantes, pero en algunos se concentran un mayor número de acontecimientos sustanciales, tanto a nivel personal como universal. 1973 fue uno de esos años destacables y tuvo un importante significado para mí porque conseguí titularme en medicina, lo que significaba poder empezar a ejercer como médico (luego les detallo algunos avatares de esa titulación); ello supuso el comienzo de mi independencia económica-familiar. Pero también ocurrieron otras muchas cosas trascendentales para amplios colectivos nacionales o internacionales como puede consultarse exhaustivamente en la Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/1973). Aquí voy a reseñar solamente aquellos acontecimientos que me afectaron o conmovieron más a mis 23 años.

Veremos:

Para centrarnos desde el principio, nuestro 1973 es equivalente al 4669 del calendario chino, al 5733 del hebreo y al 1393 del musulmán. Esos años indican las fechas de comienzo de las culturas más importantes, recogidas en documentos, de la mayor parte de la Humanidad.

En la foto-collage, tomada de Wikipedia, que pongo a continuación, podemos observar un resumen de los acontecimientos más llamativos a nivel universal. Siguiendo las fotos en el sentido de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda tenemos:

Caso Roe&Wade sobre el aborto en la Constitución de los EUA (Estados Unidos de América).

Los EUA lanzan el Skylab, su primera estación espacial. Guerra entre Israel y una coalición de estados árabes liderados por Egipto y Siria.

1 . Se puede ver en el n.º 75 de Luz Y Tinta, página 46, la nota “Cambio de rumbo” acerca de la estructura general de la obra “El tiempo pasa”, de la que forma parte este capítulo. Publicada la 1ª parte, “Cantando bajo la lluvia”, hemos seguido con capítulos de su segunda parte, “Toda una vida” y ahora de la 3ª parte “Qué tiempo tan feliz”. Enlace: https://issuu com/ guendy/docs/luzytinta 75

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Golpe de estado en Chile por el general Augusto Pinochet.

Estudiantes en Atenas protestan contra el ejército griego.

Acuerdos de París para poner fin a la guerra de Vietnam (lo que le valió a Kissinger el Premio Nobel de la Paz, aunque fue algo muy controvertido).

Se inaugura la espectacular Ópera de Sidney.

Primera gran crisis del petróleo ante el embargo de la OPEP.

En enero se unieron a la Comunidad Económica Europea el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca. Elvis Presley estrenó el primer concierto  (Aloha from Hawái) transmitido en vivo vía satélite a todo el mundo (excepto al bloque comunista); fue visto por más personas que el alunizaje del Apolo 11 en 1969, hasta entonces récord mundial.

En febrero un terremoto causó en China más de dos mil muertos y aún más heridos. También en ese mes fue derribado por Israel un avión libio de pasajeros causando 113 muertos; Dayan reconoció el error.

En abril se realizó la primera llamada desde un teléfono móvil Motorola, por su inventor Martin Cooper. También se inauguraron las Torres Gemelas de Nueva York, que serían destruidas por el atentado de 2001. Y Luxemburgo ganó el festival de Eurovisión.

En mayo, en los EUA se terminó el edificio más alto del mundo, la Torre Sears de Chicago, se lanzó al espacio la primera estación espacial y comenzó el proceso Watergate que terminaría echando al presidente Nixon. En Mauritania se fundó el Frente Polisario y la OMS excluyó la homosexualidad de la clasificación de enfermedades.

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En junio los militares abolieron la monarquía en Grecia, proclamando una república. En EUA se fundó la DEA (Administración para el Control de Drogas).

En julio, Francia continuó sus pruebas con bombas nucleares en islas desiertas, lo que EUA también hizo a lo largo de todo el año, pero subterráneas. También en EUA se concluyó el juicio de la Talidomida tras 11 años.

En octubre se inauguró el puente sobre el Bósforo desde Estambul a Asia.

En este año fallecieron el expresidente Johnson, la escritora Pearl S. Buck y el cineasta John Ford.

También murió, en un estúpido accidente de tráfico, el cantante Nino Bravo, con menos de treinta años. Nadie debería morir antes de una avanzada vejez; la muerte debería llegar tras una vida realizada y completa, no cuando comienzan los proyectos que además prometen y mucho, tanto que aún suenan en radios y televisiones buena parte de sus canciones, como “Libre”, “América” (su éxito póstumo), “Noelia”, “Esta será mi casa”, etc...

Los que también nos dejaron, pero tras completar un amplio periplo vital, fueron los tres Pablos: el músico Pau Casal, el pintor Picasso y el poeta y diplomático Neruda; de este último hay dudas más que razonables de que fue envenenado por la dictadura de Pinochet que dio su golpe al Estado democrático de Chile ese mismo año, tras el asalto brutal a la presidencial Casa de la Moneda en el que falleció su legítimo Presidente Salvador Allende. Al poco esa dictadura asesinó al cantautor Víctor Jara en la flor de su vida, junto con tantos otros miles de jóvenes izquierdistas.

La muerte de Carrero Blanco, a manos de ETA, fue un duro golpe contra el franquismo, tras haber sido nombrado presidente del Gobierno de la dictadura ese mismo año. A mí me cogió viajando en coche desde Granada, donde vivía, hacia Zaragoza, para pasar las navidades con mis padres y hermanos. A la altura de Calatayud me paró un control de la Guardia Civil metiéndome con mucho nerviosismo la metralleta por la ventanilla. Yo llevaba una pinta infame, sin afeitar, vestido con una chupa oscura y conduciendo solo un viejo Dauphine matrícula

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Facultad de Medicina antigua

de Madrid. Me quedé paralizado y tuve el convencimiento de que si realizaba un falso movimiento podía acabar allí mismo mis días acribillado...

Pero 1973 también trajo buenas noticias:

El Tour de Francia lo ganó el español Luis Ocaña, que quedó segundo en La Vuelta (donde ganó Eddy Merckx, que también ganó El Giro).

En cine se estrenaron las películas españolas “El espíritu de la colmena” y “La cabina” y las internacionales “Papillón”, “Amarcord”, “El Exorcista” y “El Golpe” (que se llevó varios Oscar).

Quizás el hecho más destacado fue el que acabara la guerra de Vietnam, que nos trajo horribles imágenes a lo largo de los once años que duró, como la de esa niña pequeña corriendo desnuda, despavorida, con su cuerpecito quemado por el napalm... O la del joven combatiente del vietcong ejecutado personalmente, ante la cámara, de un tiro en la sien, por un general vietnamita sureño...

Un hecho nacional importante fue el estreno de uno de los programas televisivos más duraderos (exceptuando los telediarios): Informe Semanal, que hoy, más de 50 años después, medio siglo, aún perdura lozano.

Y entre las noticias frívolas se dio la boda de Paquirri y Carmina Ordoñez y fue nombrada Norma Duval Miss Madrid. También debutaron los payasos de la tele Gabi, Fofó y Miliki y nacieron las canciones “Eva María se fue”, “Eres tú” de Mocedades, y las de “Los Chichos” que se fundaron ese año.

Volviendo al inicio, les decía que mi terminación de la carrera y comienzo de mi nueva vida, la laboral, tuvo su pequeña historia. Verán: en Gerundia el curso acababa en julio, lo que era excepcional en los años 70 en la enseñanza española tanto primaria y secundaria (que aún continúan), como universitaria; profesores y alumnos se tomaban 3 meses de vacaciones. Quizás influyera que sus fiestas patronales fueran en junio, lo que hubiera acortado mucho las clases de acabar todo, con exámenes inclusivos, en ese primer mes del verano.

En el último año de carrera teníamos en mi plan de estudios una asignatura (que ahora se da antes, lo que tiene su lógica) que además estaba, y sigue estándolo, considerada como “una María”, como la religión, la gimnasia o la “Formación del Espíritu Nacional”, es decir, de importancia menor y que se aprobaba con solo presentarse al examen, ni siquiera a clase. Me refiero, como algunos habrán adivinado, a la “Historia de la Medicina”.

Sin embargo, a mí me gustó y me sigue gustando mucho, la estudiaba a fondo, incluso ampliándola por mi cuenta. Recuerdo haber adquirido los siete grandes volúmenes, a modo de enciclopedia, de Laín Entralgo sobre dicha historia. El profesor agregado que nos tocó estrenar, de la prestigiosa Escuela de Valencia de López Piñero, a su vez discípulo de Laín, vino con mucha fuerza y ganas de dignificar su asignatura, como si se tratara de un área clínica y se puso muy estricto en los exámenes.

Tan estricto se puso que nos suspendió al 80% del último curso en julio, lo que nos cerraba el paso a poder trabajar como médicos en ese verano del 73. Desesperados, los cientos de alumnos suspendidos nos concentramos casualmente en un cine de verano de la localidad. Ponían “Golfus de Roma”. Cuando nos dimos cuenta de que prácticamente todos los que estábamos en ese cine éramos compañeros de la facultad, aquello se convirtió en una asamblea espontánea con la película sonando de fondo de la escena. Sirvió para organizarnos y no sé cómo surgió, pero el caso es que mi amigo Pepe y yo terminamos de representantes del curso para hablar con el catedrático reclamándole que revisara los exámenes porque suspender al 80% era suspenderse él. Algo de caso nos hizo y bajó los suspensos al 60%. Como de ahí no se movía fuimos a hablar con el decano. Y mientras, claro, seguíamos estudiando la dermatología que era la otra asignatura que nos faltaba para terminar y de la que aún no nos habíamos examinado.

Por cierto, la noche del cine mi amigo Pepe y yo nos conjuramos para no rendirnos y a las 2 de la madrugada nos fuimos a mi casa para estudiar hasta el amanecer, como era nuestra costumbre, la mencionada Dermatología. Tuvimos la mala suerte de habernos dejado abierta la ventana de la habitación de par

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en par y al abrir la puerta del piso se formó una fuerte corriente, volando los apuntes a la calle; bajamos corriendo los 5 pisos de esa casa antigua y... nos los encontramos en buena parte mojados por el riego nocturno que se practicaba en esa época, tuvimos la paciencia de recogerlos, poner a secar los mojados y sentarnos a estudiar, pero nada más empezar ¡se fundió la bombilla del flexo! Acordándonos de Felipe II cuando se lamentó de no haber enviado sus naves a luchar contra los elementos sino contra la pérfida Albión, nos resignamos y nos fuimos cada uno a su cama…

Pero volvamos a la Historia de la Medicina. Tras la entrevista con el decano conseguimos bajar los suspensos al 40% y por otro lado aprobamos la dermatología. Ya solo nos faltaba el escollo de la “Historia” para ser médicos y poder trabajar. Recurrimos incluso al rector y bajaron nuevamente los suspensos al 20%, pero nosotros, los cabecillas, seguíamos suspensos. Yo tiré la toalla y me fui a una playa con mi novia, Pepe siguió peleando. Tres días después me llamó a la playa y me dijo que acababa de conseguir aprobar y que volviera y lo intentara, ya personalmente nada más. El padre de mi novia me prestó un Seat 800 (un 600 de 4 puertas) y allí que me presenté.

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Me encontré a las 2 de la tarde con el profesor saliendo de su despacho para irse de vacaciones. Le pedí mi examen y estaba perfecto… ¡De no ser porque me equivoqué de pregunta y en vez de hablarle de Hipócrates le diserté sobre Galeno! Era su ídolo y del mismo tenía escrito un libro que me estudié por mi cuenta; con el tiempo terminó siendo el mayor experto mundial en la figura de este antiguo médico. Me reconoció que sabía de historia y me prometió matrícula… ¡En septiembre!

Renuncié a la matrícula y le dije que yo necesitaba aprobado en julio. Entonces le puse sobre su mesa un grueso tomo de la Historia de la Medicina de Laín que me traje estratégicamente bajo el brazo y en un farol chulesco, como último recurso, le dije que me preguntara lo que quisiera. No lo hizo y me pidió un trato: a cambio de que aplazara sus vacaciones y al día siguiente subiera a la Secretaría de la Facultad a corregir las actas ya entregadas y firmadas para aprobarme (no me había suspendido porque se dio cuenta que sabía de historia y me puso “no presentado”, todo un detalle), me dijo “pero no lo quiero volver a ver más en mi vida”. Y lamentablemente no lo volví a ver, sacó la cátedra de Santander en 1981 y murió antes de jubilarse, en el 2000, a los 64 años víctima del cáncer el noble Luis García Ballester. Hoy pueden ver las múltiples páginas que Google le dedica en Internet.

Esa misma noche del 31 de julio al 1 de agosto me salió un trabajo en la Casa de Socorro central de Almendia y comencé a trabajar con más miedo que vergüenza a meter la pata... Tras experiencias añadidas realizadas con suerte en ese verano del 73, pero sin la formación requerida según mi conciencia, renuncié a ganar dinero fácil y en octubre saqué plaza de residente para formarme adecuadamente, ganando veinte veces menos que en las sustituciones del verano, de lo que nunca me he arrepentido, y empezó mi vida hospitalaria.

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Carrero Blanco
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Angelin, pastor de Melordaña

Personajes y atropello

Monchu Calvo

Un periodista que le brindo colaboraciones mensuales, como las que leéis en esta revista, a veces se desplaza desde Madrid, y pasa aquí unos días con su mujer, y de paso conoce en persona, cuando es posible, a los intérpretes de mis relatos. En alguna ocasión no fue posible, pues casi todos mis protagonistas son de edad avanzada, y el delgado hilo que los une a la vida, a veces se rompe, y esa charla es inviable por la no presencia del entrevistado/a, que cogió ese último tren a la eternidad.

Cuando este número vea la luz, ya habrá retornado mi amigo Eduardo Lozano a Madrid. No sé que material habrá llevado en su grabadora, pero yo después de devanarme la cabeza, pues ya van quedando pocos hombres y mujeres que podamos escuchar el relato de sus vidas, y que merezca dedicarles las páginas de una revista, y no quiere decir que no los hubiera, porque muchos y muchas, que tuve el honor de conocer, fueron vidas merecedoras de guardarlas como algo valioso, o un documental, por lo menos. Así hubo alimañeros, fugados antifranquistas, mujeres que hacían abortos, fogoneros, asadores de corderos, pastores, cocineras, etc. Muchas vidas merecedoras de que el periplo vital de su existencia, quede reflejado en algo que puedan conocer las generaciones que nos siguen, bien sea en papel impreso, o en un documento gráfico.

Desgraciadamente ya son los últimos supervivientes de una forma de vida que se extingue con ellos, y por eso procuro recoger sus testimonios y guardarlos como un tesoro etnográfico de primer orden. Fueron los artífices de modelar un paisaje en este Parque N. de Redes, que hoy nos maravilla por su belleza, y lo arcaico de esos poblados de montaña, que son las majadas, que en su mayor parte ya son una ruina, al perder su uso pastoril, y no haber nadie que las mantenga en pie.

Ahora tenemos otra amenaza sobre este territorio, y es la pretensión de una gran compañía eléctrica, de implantar desde Infiesto, en el vecino concejo de Piloña, hasta el pueblo de Bezanes, en Caso, un tendido compuesto por setenta torretas, que cosería el concejo y el parque por la parte mas sensible, en términos medioambientales. No mencionan la palabra soterramiento, que sería la solución mas respetuosa, porque según ellos, encarecería el proyecto, y eso hablando de una compañía que tuvo unos beneficios de mas de mil millones, en el pasado ejercicio.

Esas setenta torres, se juntan con otras del mismo número, y que llevan instaladas, casi cuarenta años, sin haber llevado un kilovatio por sus cables, resultado de aquel megaproyecto de llevar electricidad de Sama (Asturias) a Velilla (Palencia) fallido desde sus comienzos, pero las torres ahí siguen como mudos testigos de la mala planificación del ministerio de turno, pero causando un gran impacto visual, y sin visos de retirarlas, pese a las promesas de hacerlo, de todos los políticos que han hecho campaña por estas tierras, así que nos juntaríamos

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Protestas contra el tendido eléctrico

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Torres eléctricas en un paisaje natural

con ciento cuarenta torretas en un espacio protegido como es un Parque Natural, que prohíbe de manera expresa esas instalaciones.

Para colmo, desde instancias superiores, alguien con poder, firmo la autorización para que esa barbaridad se lleve a cabo, y el ayuntamiento se encuentra atado de pies y manos para evitar ese atropello. Juntemos el miedo a volver a las velas, que alguien menciono si no se aprueba esa traída, en una población envejecida y con miedo a las cortes de luz, y salvo un numeroso grupo de vecinos que nos personamos en el pleno municipal, donde se leyó un manifiesto oponiéndonos a esas torretas y exigiendo que el ayuntamiento secunde el soterramiento, como lo hizo en un pleno del pasado año, por unanimidad de todos los partidos, aunque ahora se quiera invertir esa decisión, nos tememos que la promesa del alcalde de hacer una consulta vecinal, para que sean los habitantes de Caso los que decidan si aceptan que la compañía eléctrica implante torretas de luz, pueda salir aprobada por temor a quedarse sin energía en sus casas, o por el contrario se le exige que esa conducción vaya soterrada, sin impacto visual, aunque signifique un mayor coste, que como siempre acabaremos pagando los consumidores.

Una lucha desesperada de David contra Goliat, pero tenemos pruebas donde esa victoria se produjo, como en el caso de nuestros vecinos leoneses, que paralizaron una línea que pretendía cruzar la montaña leonesa, y la presión vecinal suspendió esa intención de la compañía eléctrica.

Veremos como acaba todo este tema. Nos jugamos mucho en ello.

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Loco Matara

Loco Matara es un fotógrafo húngaro, durante muchos años nos deleitó con sus excelentes fotos en la comunidad Moldeando la luz, hoy nos envía una serie de macrofotografías con sus particulares consejos.

La macrofotografía es una técnica fotográfica que se centra en capturar imágenes de objetos a pequeña escala, generalmente de tamaño real o incluso más ampliado. Esta técnica permite revelar detalles y texturas que a menudo son invisibles a simple vista.

La macrofotografía se utiliza comúnmente para fotografiar objetos como insectos, flores, plantas, gotas de agua, joyas y otros elementos pequeños. Al acercarse tanto al sujeto, se pueden capturar detalles minuciosos y crear imágenes impactantes.

Para obtener buenos resultados en la macrofotografía, se requiere equipo especializado y técnicas específicas. Aquí hay algunos elementos clave a considerar:

Objetivo macro: Un objetivo macro es imprescindible para este tipo de fotografía, ya que permite enfocar a distancias muy cortas y capturar los detalles más pequeños. Estos objetivos suelen tener una distancia focal de 50 mm o más y una relación de reproducción 1:1, lo que significa que el sujeto se reproduce en el sensor de la cámara con el mismo tamaño que en la realidad.

Trípode: Dado que cualquier movimiento puede causar borrosidad en la imagen debido a la proximidad del sujeto, se recomienda usar un trípode resistente para mantener la cámara estable durante la toma.

Iluminación: La iluminación es fundamental en la macrofotografía. Puedes utilizar luz natural o complementarla con fuentes de luz artificial como flashes o luces LED. Además, se pueden utilizar difusores o reflectores para suavizar o redirigir la luz según sea necesario.

Profundidad de campo: Debido a la proximidad al sujeto, la profundidad de campo se vuelve muy limitada en la macrofotografía. Para obtener una mayor nitidez en todo el sujeto, es posible utilizar aperturas pequeñas (números f/altos) y técnicas como el apilamiento de enfoque (capturar múltiples imágenes con diferentes puntos de enfoque y combinarlas en posprocesamiento).

Paciencia y práctica: La macrofotografía puede ser desafiante, ya que cualquier movimiento, incluso el más mínimo, puede arruinar una toma. Es importante tener paciencia, experimentar con diferentes configuraciones y practicar para obtener los mejores resultados.

La macrofotografía ofrece una perspectiva fascinante del mundo pequeño que nos rodea y permite explorar detalles y texturas que a menudo pasan desapercibidos. Es una técnica creativa que puede dar lugar a imágenes sorprendentes y artísticas. Os animo a que la pongáis en práctica.

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Alexander Sviridov

El fotógrafo canadiense Alexander Siviridov nos explica su visión sobre los montajes fotográficos.

Los montajes fotográficos, desde un punto de vista artístico, son una forma creativa de combinar y manipular diferentes elementos visuales para crear una nueva imagen que puede ser surrealista, conceptual o narrativa. Estos montajes se realizan utilizando software de edición de imágenes, como Adobe Photoshop, u otras técnicas analógicas.

Cuando se aborda el montaje fotográfico desde una perspectiva artística, se abre un amplio abanico de posibilidades para explorar la imaginación, la expresión personal y la experimentación visual. Algunos puntos importantes a considerar son:

Concepto y narrativa: Los montajes fotográficos pueden contar historias, transmitir emociones o explorar ideas conceptuales. El artista puede tener una idea específica en mente o dejar que la imagen evolucione durante el proceso de creación.

Selección de imágenes: El artista selecciona y recopila las fotografías o elementos visuales que serán combinados en el montaje. Estas imágenes pueden ser propias, adquiridas de bancos de imágenes o encontradas en diferentes fuentes. La elección de las imágenes es esencial para transmitir el mensaje y crear una coherencia visual.

Composición y manipulación: Durante el proceso de montaje, el artista juega con la composición, la perspectiva, el tamaño y la posición de los elementos visuales para lograr el efecto deseado. Se pueden aplicar técnicas de enmascaramiento, superposición, transformación y fusión para lograr una apariencia coherente y convincente.

Estética y estilo: El montaje fotográfico permite al artista explorar su estilo personal y expresión visual. Puede optar por un enfoque realista, surrealista, minimalista, abstracto u otros estilos artísticos para crear una imagen única y distintiva.

Técnica y habilidad: La realización de montajes fotográficos requiere habilidades técnicas en el uso del software de edición de imágenes, así como un buen conocimiento de la composición, la luz y el color. La práctica y la experimentación son clave para mejorar las habilidades y la calidad de los montajes.

Mensaje y significado: Los montajes fotográficos pueden transmitir mensajes poderosos y provocativos. Pueden abordar temas sociales, políticos o personales, y permitir al artista expresar sus opiniones, reflexiones y críticas. La interpretación del montaje puede variar según el espectador, lo que enriquece la experiencia artística.

En resumen, los montajes fotográficos desde un punto de vista artístico son una forma creativa de combinar y manipular imágenes para crear una nueva realidad visual. Permiten explorar la imaginación, la expresión personal y la narrativa visual, brindando a los artistas la libertad de crear imágenes impactantes y significativas.

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Arturo Vigil

El Águila Imperial y el Buitre Leonado

Características del águila imperial: El águila imperial es una rapaz de gran tamaño, con una envergadura de alas que puede alcanzar hasta 2,5 metros. Los adultos tienen un plumaje pardo oscuro en el dorso y cabeza, mientras que el pecho y el vientre son de color blanco moteado. Se caracteriza por tener un penacho de plumas en la nuca y una mirada penetrante con ojos amarillos. Es una especie longeva, pudiendo vivir hasta 25 años en estado salvaje.

Hábitat y distribución: La distribución del águila imperial se limita principalmente a la península ibérica, con poblaciones fragmentadas en España y Portugal. Los montes de León, situados en la provincia de León, forman parte de su área de distribución. Estas montañas ofrecen un hábitat adecuado debido a su diversidad de paisajes, que incluyen bosques, zonas rocosas, praderas y ríos.

Reproducción y comportamiento: El águila imperial es una especie monógama y territorial durante la temporada de reproducción. Construye grandes nidos en árboles o en acantilados, generalmente en zonas tranquilas y apartadas. La hembra pone de uno a tres huevos, y ambos padres participan en la incubación y crianza de los polluelos. La reproducción exitosa depende de la disponibilidad de presas y la calidad del hábitat.

Amenazas y conservación: El águila imperial se encuentra en peligro de extinción principalmente debido a la pérdida de hábitat, la degradación del entorno natural y la persecución humana. La deforestación, la urbanización y el uso de venenos son algunas de las amenazas que enfrenta esta especie. Sin embargo, se están llevando a cabo esfuerzos de conservación para protegerla, como la creación de áreas protegidas, la reintroducción de individuos y programas de seguimiento y educación ambiental.

Importancia ecológica: El águila imperial desempeña un papel crucial en los ecosistemas donde habita. Al ser una especie tope de la cadena alimentaria, contribuye al control de las poblaciones de presas, como conejos y pequeños mamíferos. Además, su presencia indica la salud de los ecosistemas y la conservación de la biodiversidad en los montes de León.

En resumen, el águila imperial es una especie emblemática y en peligro de extinción que habita en los montes de León. Su presencia en esta región destaca la importancia de la conservación del hábitat natural y la protección de especies en peligro para mantener la biodiversidad y el equilibrio ecológico.

El buitre leonado (Gyps fulvus) es otra especie de ave que se encuentra en los montes de León y en muchas otras regiones de Europa, África y Asia. Aquí te proporciono más información sobre el buitre leonado:

El buitre leonado es un ave rapaz de gran tamaño. Los adultos tienen un plumaje predominantemente pardo, con un collar de plumas de

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color blanco en el cuello. Su envergadura de alas puede alcanzar los 2,5 metros, lo que lo convierte en uno de los buitres más grandes de Europa. Posee una cabeza sin plumas y de color amarillo, con un pico fuerte y ganchudo adaptado para desgarrar la carne.

Los buitres leonados son aves carroñeras que habitan en zonas montañosas y rocosas, como los montes de León. Se encuentran en acantilados, barrancos y áreas abiertas cercanas a fuentes de alimento, como áreas de pastoreo y zonas donde se concentran animales muertos.

El buitre leonado se alimenta principalmente de carroña. Su dieta consiste en animales muertos, incluyendo mamíferos de tamaño mediano, como ovejas y cabras, así como aves y reptiles. Estas aves tienen un papel importante en el ecosistema, ya que limpian los restos de animales muertos y ayudan a prevenir la propagación de enfermedades

Los buitres leonados son aves monógamas y forman parejas a largo plazo. Construyen sus nidos en acantilados o en árboles, utilizando ramas y material vegetal. La hembra pone un solo huevo y ambos padres participan en la incubación y crianza del polluelo. La reproducción exitosa depende de la disponibilidad de alimento y de la protección de los nidos frente a perturbaciones humanas.

Aunque el buitre leonado es una especie clasificada como de preocupación menor en términos de conservación, ha enfrentado amenazas en el pasado, como la pérdida de hábitat y envenenamiento por el consumo de animales tratados con pesticidas. Sin embargo, en las últimas décadas, se han implementado medidas para proteger a esta especie, incluyendo la creación de áreas protegidas y la prohibición de ciertos pesticidas. Estos esfuerzos han contribuido a la recuperación de las poblaciones de buitres leonados en algunas áreas.

En conclusión, el buitre leonado es una especie de ave carroñera que se encuentra en los montes de León. Su papel como limpiador del ecosistema y su adaptación a hábitats montañosos lo convierten en un componente importante de la fauna de la región.

Si viajas por la zona y quieres ver estas aves es fundamental respetar el hábitat de los animales, cuando se visitas esta zona o cualquier zona natural, incluyendo los montes de León donde se encuentran el águila imperial y el buitre leonado. Aquí te presento algunas pautas importantes a seguir: No perturbes ni acerques demasiado a los animales: Mantén una distancia segura y evita causar estrés o interferir en su comportamiento natural. Observa desde la distancia utilizando binoculares o cámaras con zoom. Otra alternativa es utilizar los hides, también conocidos como refugios o escondites, son estructuras diseñadas para observar y fotografiar aves y otros animales sin perturbar su comportamiento natural. En la provincia de León, en España, hay varias opciones para utilizar hides y tener la oportunidad de divisar aves.

Es importante destacar que algunos de estos lugares pueden requerir permisos especiales o la contratación de guías locales para acceder a los hides. Además, es recomendable informarse sobre las temporadas y épocas del año más propicias para observar determinadas especies.

Asegúrate de informarte sobre las regulaciones locales y respeta las áreas designadas como protegidas. Estas áreas tienen normas específicas para preservar la vida silvestre y su hábitat.

Lleva contigo todos los residuos y basura generados durante tu visita. La basura puede ser perjudicial para los animales y contaminar su entorno.

Sigue las indicaciones de los guías y expertos locales: Siempre es recomendable contar con la guía de expertos locales, como guías turísticos o guardaparques, quienes conocen bien la zona y pueden proporcionar información y recomendaciones relevantes para proteger la vida silvestre.

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Jason Au

Nacido en 1994, en Hong Kong, Jason Au es un fotógrafo callejero galardonado que vive en Hong Kong. Su fotografía en blanco y negro incorpora composiciones creativas, geométricas y equilibradas con un uso destacado del contraste de luces y sombras. Cree que el blanco y negro tiene la cualidad fascinante de transformar cosas ordinarias de la vida cotidiana en algo dramático y poderoso, por lo que le intriga capturar esos momentos fugaces de la calle.

En 2021, los trabajos de alta estética de Jason le valieron el segundo lugar en los premios LensCulture Street Photography Awards (imagen única), el primer lugar en la categoría de fotografía callejera de los International Photography Awards (IPA), el primer lugar en IPA - One Shot (categoría de aislamiento), el primer lugar en Categoría de fotografía callejera de los premios ND y segundo lugar en la categoría de fotografía callejera de los premios de fotografía artística.

Su serie de fotografía callejera “Geometric Hong Kong” tiene el enfoque compositivo de aislar sujetos urbanos, elementos geométricos y formas del caótico entorno urbano de su ciudad natal. La serie retrató la forma de vida de diferentes sujetos urbanos en el contexto de su entorno geométrico circundante, todos seleccionados de escenas cotidianas mundanas. Sin embargo, esos sujetos parecen atrapados y perdidos dentro de un laberinto geométrico artificial sin darse cuenta; tal vez esta serie sea también una visión metafórica de la urbanidad y el agitado estilo de vida contemporáneo dentro de una metrópolis como Hong Kong.

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Gabriella Aragón

Estados Unidos, 1987

Soy una artista con concentración en fotografía y experimentando en postproducción, color y luz. Me gusta trabajar con muchos medios y he creado accesorios, decorados y accesorios para incorporarlos a mi trabajo. Disfruto aprendiendo y explorando lo que me ha llevado a crear muchos personajes en autorretratos y retratos de otros. Con formación tradicional en publicidad, también sigo fotografiando naturalezas muertas que exploran la luz natural. Cuando no estoy fotografiando, puedes encontrarme tejiendo, pintando, dibujando, cosiendo o haciendo jardinería.

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Lynne Breitfeller

Lynne Breitfeller ( Estados Unidos, 1964) es una fotógrafa que vive en Nueva Jersey. Explora los detalles mundanos y a veces inesperados de la vida cotidiana. Las relaciones humanas, la memoria y la pérdida, las relaciones objetales y el humor son temas recurrentes en su obra. Recibió su licenciatura en inglés de la Universidad William Paterson y estudió en el Centro Internacional de Fotografía. Después de una carrera de dos décadas en publicaciones académicas, regresó a las artes visuales.

Su trabajo ha sido expuesto en exposiciones con jurado en los EE. UU. y en el extranjero, como el Griffin Museum of Photography (Massachusetts), el Center for Fine Art Photography (Colorado), el Los Angeles Center for Photography (California), el Montclair Art Museum (Nueva Jersey). y PH 21 Gallery (Hungría) y LoosenArt (Italia). Uno de sus retratos fue finalista en la convocatoria abierta Carte Blanche 2022 de la Fundación Lucie y fue ganadora por mérito en la convocatoria Rfotofolio 2022.

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Manuel Besse

Manuel Besse nació en Francia en 1964 y descubrió su pasión por la fotografía a los ocho años, capturando sus primeras imágenes con una cámara estenopeica hecha con una caja de zapatos. Animado por su mentor, Maurice Bitter, estudió fotografía, videografía, bellas artes y etnología en prestigiosas instituciones como la École Nationale Supérieure Louis-Lumière, la Académie Charpentier y la École du Louvre.

Desde entonces, ha viajado por todo el mundo, explorando los bosques europeos, el Ártico, Canadá, Alaska, Estados Unidos y Labrador. En 1987, se convirtió en el primer fotógrafo francés en documentar las minas de oro de Serra Pelada, en el corazón de la Amazonia, y también atravesó Argentina, Guayana, Venezuela y Surinam, donde descendió el río Maroni junto a la Legión Extranjera.

Manuel Besse tiene una pasión insaciable por las religiones primitivas, la etnología y las artes primitivas. Comprometido con la preservación del medio ambiente y las causas sociales, utiliza un hábil lenguaje visual para transmitir mensajes poderosos. Su obra se distingue por una estética rara, sensible e intensa, que hace retroceder las convenciones narrativas tradicionales. Como cofundador de las ediciones Hupsoo Magazine y Hupsoo Book, Manuel Besse participa en diversos proyectos de interés humano, fotográficos y de vídeo, incluidos varios reportajes etnológicos.

Biografía de Manuel Besse por Pénélope Fiorindi.

MANUEL BESSE Nacido en 1964 en Fontenay-aux-Roses, en Hauts-de-Seine, Manuel Besse creció en un entorno rico en erudición y aventuras. Desde pequeño, el artista en ciernes quedó fascinado por el esplendor de la naturaleza, explorando con entusiasmo la costa del Var, las montañas del Cantal y las playas desiertas de Córcega, donde construyó cabañas de caña y ya soñaba con viajes lejanos. En 1972, cuando tenía ocho años, el joven esteta quedó cautivado por un documental sobre la guerra de Vietnam, documentado por el famoso fotógrafo británico Don McCullin. Este descubrimiento despertó en él la pasión por la fotografía. Su padre, aprovechando este interés, le regaló una caja de zapatos con un agujero, presentando así a su hijo la cámara estenopeica, la antepasada de la cámara oscura. Asombrado por este rudimentario instrumento y esta sencilla pero reveladora iniciación, Manuel Besse dio sus primeros pasos en el arte de la fotografía, sentando las bases de su futuro artístico. En 1975, el joven conoció al periodista y escritor Maurice Bitter en la Librairie du Pacifique de París; una reunión que resultará decisiva. Este último se convierte en su mentor, inculcándole una mente abierta y conocimientos valiosos. Aprovechando esta influencia, Manuel Besse ingresó en la École nationale supérieure Louis-Lumière, donde obtuvo el Primer Premio Polaroid, luego continuó sus estudios en la Académie Charpentier y la École du Louvre. Allí perfeccionó sus habilidades en fotografía, videografía, bellas artes y etnología, participando en numerosas exposiciones con sus compañeros. Tres días después de cumplir 18 años, el fotógrafo voló a Brasil, su “Eldorado”. Durante la década de 1980 exploró América Central y, en 1987, se convirtió en el primer francés en documentar fotográficamente las minas de oro de Serra Pelada en el Amazonas. Sus exploraciones lo llevaron a Argentina, Guyana, Venezuela y Surinam, donde navegó por el río Maroni con la Legión Extranjera. En los años 1990 viajó por los bosques y montañas de Europa, los Dolomitas, Canadá y el Círculo Polar Ártico, donde su compromiso físico fue pleno. Convertido en fotógrafo independiente para Cosmo International y Sipa Press, acompañó al ejército colombiano en operaciones contra los narcotraficantes en el Amazonas. Siempre en busca de un Edén para el diablo, el artista visionario alimenta una eterna pasión por las religiones primitivas, la etnología y las artes primitivas. Visceralmente conectado con los vivos, contemplativo por esencia, pasa la mayor parte de su tiempo libre en la Naturaleza, su elemento. Muy apegado a la preservación del medio ambiente y sensible a las cuestiones sociales, desea contribuir a integrar, preservar y restaurar las informaciones de la memoria visual, testimoniando su propia lectura del mundo. Manuel Besse, autor de numerosos documentales y cortometrajes, entre ellos “¿Con qué rima?” », premiado en 1994, continuó sus viajes por Labrador, Alaska y Estados Unidos. En 2022, se dedicó a organizar su amplia biblioteca fotográfica, que culminó con el lanzamiento de Éditions Hupsoo Book en 2023. Cofundador y director artístico de Hupsoo Arts desde 2021, el artista visual trabaja actualmente en un documental filmado en el círculo canadiense. polar y en nuevos proyectos fotográficos. En 2023 fue premiado por la prestigiosa Revista AAP, distinguiéndose así entre los mejores fotógrafos del mundo en la categoría “blanco y negro”. Recientemente, sus obras fueron expuestas en Buenos Aires y fue finalista del Concurso Internacional de Fotografía de Saint-Tropez en mayo de 2023. Una de sus fotografías capturadas en la Amazonía también fue seleccionada por la ONU, dando fe de su talento e impacto estético.

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Repertorio de fotógrafos españoles

Francisco Boix

Francisco Boix, el español que fotografió el horror nazi

Tras la liberación de Mauthausen (Austria), en mayo de 1945, el mundo tuvo noticia de las atrocidades cometidas por los nazis en el campo de concentración gracias a la iniciativa y la valentía de algunos deportados españoles, que arriesgaron sus vidas para sustraer del laboratorio fotográfico del complejo las imágenes que mostrarían la barbarie sufrida por los presos, esclavizados, torturados y asesinados por las SS.

Para ello, fue imprescindible la participación de unos jóvenes, todos españoles y menores de veinte años, bautizados como Poschacher, apellido del propietario de una cantera privada de las inmediaciones del pueblo, que lograron sacar de Mauthausen y poner a buen recaudo las fotografías conseguidas hábilmente por Francisco Boix, en colaboración con Antonio García.

Ambos trabajaban en el Erkennungsdienst, el laboratorio fotográfico destinado oficialmente a los retratos de identificación de los presos. Allí revelaban, guardaban y clasificaban negativos y clichés de fotos que los nazis tomaban del campo: retratos, escenas cotidianas del trabajo de los presos, experimentos médicos, ejecuciones y, muy especialmente, las visitas de altos cargos. Este preciado material sería aportado, tras la liberación, por el propio Boix en los juicios de Nuremberg y Dachau como prueba de la crueldad nazi.

En Mauthausen, Francisco Boix había sido un prominente, al igual que otros españoles que desempeñaban trabajos especiales. Consiguió un trato directo y habitual con algunos SS y, durante un tiempo, fue secretario del laboratorio. Pronto se dieron cuenta del valor histórico de las fotografías que pasaban por sus manos, la prueba que permitiría documentar en el futuro los crímenes cometidos en el campo de concentración desde el año 1940. Idearon la forma de sacarlas de él y, aunque en un principio fueron escondidas en diversos lugares por algunos presos, enseguida advirtieron el grave peligro de ser descubiertos. Por ello, Boix entró en contacto con un grupo de jóvenes que, desde 1942 y hasta finales de 1944, trabajaron fuera del campo: los Poschacher. Fueron algunos integrantes de este comando, compuesto por unos cuarenta chicos de entre 13 y 19 años, los que llevaron a cabo la tarea. Jacinto Cortés y Jesús Grau sacaron las fotos fuera de los muros de Mauthausen y José Alcubierre convenció a la austriaca Anna Pointner –vecina del campo– para que las escondiera en su casa hasta la liberación. Otros Poschacher colaboraron manteniendo absoluto silencio en un mundo en el que la traición era recompensada por los nazis. Aquel mutismo y el apoyo de todos los compañeros fueron armas decisivas para la misión.

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Barcelona, 1920 — París, 1951

Francisco Boix, sobre cuya figura el viernes 26 de octubre se estrenó la película El fotógrafo de Mauthausen (dirigida por Mar Targarona e interpretada por Mario Casas), había nacido en Barcelona, en 1920, en una familia modesta cuyo padre era un sastre de ideas izquierdistas, amante de la fotografía. Tenía 15 años cuando empezó la Guerra Civil. Ya era aprendiz de fotógrafo y había llegado a trabajar al lado de Gregorio López Raimundo y Teresa Pàmies en la revista Juliol, de las Juventudes Socialistas Unificadas de Catalunya, en las que militó. Desde entonces, su figura iría unida a una cámara.

Con talento innato para los idiomas –aprendió francés durante su exilio y, más tarde, alemán en un Stalag al caer prisionero de las tropas del Reich– fue conducido a Mauthausen con otros 1.500 republicanos españoles y llegó al campo el 27 de enero de 1941.

Consiguió trabajar en la tercera oficina del centro, el Erkennungsdienst, o servicio de identificación de los presos, donde se conservaban fotografías de altos mandos y actividades comprometedoras que tomaban los SS para su archivo. Junto con otro catalán destinado al laboratorio, Antonio García Alonso –llegaría después un tercer español, José Cereceda–, lograron esconder un verdadero tesoro: copias que ellos mismos hacían de las fotografías. En un primer momento, fueron sustraídas unas 200 fotos

en papel y 800 negativos. Gracias a los Poschacher pudo esconderse el material.

Ante la inminente derrota alemana, recibió la orden de destruir los archivos y los negativos, algo que hizo sólo parcialmente, pues efectuó una exhaustiva selección, salvando material histórico. Durante la liberación, logró hacerse con una Leica y tomó numerosas fotos de aquel momento pletórico: sus compañeros liberados; la muerte de Franz Ziereis (comandante del campo); el derribo del águila nazi en la entrada al campo, o la recogida del material de casa de Anna Pointner, entre otras. Se convirtió así en el reportero de la liberación de Mauthausen.

Durante el Juicio de Nuremberg, Francisco Boix afirmó que su tarea en el laboratorio fotográfico, dirigido por el suboficial SS Paul Ricken, consistió en revelar las películas Leica de los fusilados. Mostró y documentó algunas de las fotos más significativas, que probaban que Kaltenbrunner había ido a Mauthausen y conocía la existencia de los campos, visitas de altos mandos como Himmler, detalles de la cantera de Wienergraben, cadáveres lanzados desde lo alto de la cantera, el trabajo en las vagonetas, el ahorcamiento público del fugado Bonarewitz, judíos y otros presos colgados, etcétera

Tras la liberación de Mauthausen, se estableció en París. Su salud estaba quebrantada a consecuencia del

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campo y, tras largas estancias hospitalarias, murió en 1951. Fue enterrado en el cementerio de Thiais, al sur de París.

Fuente: www.laaventuradelahistoria.

Francesc Boix (Barcelona, 14 de agosto de 1920 - París, 4 de julio de 1951). Fotógrafo español.

Nace en el barrio barcelonés del Poble Sec. Hijo de Bartolomé, barcelonés, y de Ana, natural de Fraga (Huesca). Crece con sus dos hermanas en el mismo barrio, en la sastrería “Boix”, que regentaba su padre y en contacto con círculos libertarios. Es con su padre, fotógrafo aficionado, que aprende la técnica fotográfica, y en 1934 entra a trabajar de aprendiz en la casa de fotografía Romagosa.

Cuando comienza la Guerra Civil española, se afilia a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), organización del PSUC, compartiendo experiencias con Teresa Pàmies y Gregorio López Raimundo. Trabaja en la revista Julio como reportero, hasta que se alista en la 30ª División, como voluntario, fotografiando durante esta época el frente de Aragón desde el Segre.

Cuando acaba la Guerra se exilia en Francia, donde pasa por los campos de refugiados de Vernet y Septfonds, siendo posteriormente capturado por los alemanes, en el norte de Francia y deportado al campo de concentración de Mauthausen, donde llega el 27 de enero de 1941.

En Mauthausen se une al trabajo de Antonio García Alonso, destinado en el Servicio de Identificación del Campo, debido a su oficio de fotógrafo. Y va asumiendo responsabilidades en la tarea de documentación gráfica junto con José Cereceda, a finales de 1943. A partir de 1944, participa en el robo de negativos, desde los círculos de resistencia de los republicanos de Mauthausen, siendo recogidos y custodiados por la austríaca Anna Pointner en su casa particular.

Una vez liberado el campo, el PCE encarga a Boix, la tarea de reagrupar toda la documentación sobre el campo y sus ilustraciones fueron publicadas en varios libros.

Cuando se constituye el Tribunal Internacional de Nuremberg, Boix aporta evidencias con sus fotografías y meses después presenta su documentación gráfica en el Tribunal americano de Dachau. Las fotografías que lograron salvar Boix y sus compañeros fueron determinantes para condenar a altos cargos nazis en los juicios de Nuremberg en 1946. Boix fue el único español que asistió como testigo.

El Partido Comunista le sigue manteniendo en activo, documentando actos políticos hasta su muerte en 1951, causada por las secuelas del internamiento, en el hospital parisino de Rothschild.

La figura de Francesc Boix ha sido objeto de atención en las crónicas Los catalanes en los campos nazis, de Montserrat Roig (1977), Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen (2002) y el documental Francisco Boix. Un fotógrafo en el infierno (2000), de Llorenç Soler.

En septiembre de 2001, el Ayuntamiento de Barcelona le homenajea con la colocación de una placa en la fachada de su casa natal y la adjudicación de su nombre a la biblioteca del mismo barrio del Poble Sec.

En febrero de 2013 la Comissió de la Dignitat adquirió en subasta, con el apoyo financiero de cerca de medio centenar de particulares, unas 1.400 fotografías y negativos de los años de la Segunda República y la Guerra Civil, de las que se había apropiado un soldado francés en el campo de Argelès.

Después de que la asociación Fotoconnexió de Barcelona hiciera una estudio profundo de las imágenes y de los pies de foto manuscritos, se atribuye su autoría a Francisco Boix y a su padre, Bartolomé. Consideradas de un gran valor

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documental, fueron cedidas al Arxiu Nacional de Catalunya. Los negativos de Mauthausen, propiedad de la asociación Amical de Mauthausen, están depositados en el Museu d’Història de Catalunya.

El año 2017, resultado de una campaña de la Amical Mauthausen de París, el gobierno francés accedió a trasladar sus restos al cementerio Pere Lachaise, donde son enterradas numerosas personalidades, en reconocimiento a su lucha contra el nazismo, y en junio, en este mismo lugar, se le rinde un homenaje institucional al que asistieron representantes del Ayuntamiento de París, del Amicale Mauthausen, de la Generalitat de Catalunya y del Ayuntamiento de Barcelona. En su lápida puede leerse la siguiente inscripción: «Deportado en 1941 a la edad de veinte años al campo de Mauthausen. Animado por un gran coraje, birló a las SS documentos fotográficos abrumadores para los nazis».

El 5 de marzo de 2019 la Biblioteca del Instituto Cervantes de Orán recibe el nombre de Francesc Boix.

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Desde Luz y Tinta y desde la sección del Glosario de Fotógrafos Españoles queremos homenajear a aquellos artistas que, pese a su corta vida, como es el caso de Francesc Boix, hicieron grandes cosas.

Francesc Boix fue uno de los supervivientes del campo de exterminio de Maufhausen y el único español que declaró contra importantes miembros del gobierno nazi en el Proceso de Nuremberg.

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