Antropología aplicada y política pública: innovando en la construcción de puentes nunca antes vistos en México y sus antropologías Maestro en Políticas Públicas, UAM-Xochimilco México Antropólogo Social UAM Iztapalapa México
antropo_alpino@yahoo.com
Antecedentes para construir un nuevo puente epistémico en la CDMX; siglo XXI: 2014 Tradicionalmente economistas, politólogos y administradores, públicos y privados, así como los estudiosos de las ciencias jurídicas, se vinculan directa e indirectamente al diseño y hechura de las políticas públicas en gabinete, colaborando junto a las élites partidistas en su turno al gobierno, articulando estrategias con la burocracia. También es recurrente que participen en la puesta en marcha de las políticas en el campo. Sociólogos, pedagogos, trabajadores sociales, psicólogos y antropólogos quedan en segundo plano modelando, construyendo y/o tomando decisiones como vehículos para la implementación. El antropólogo social por el status y el rol que tradicionalmente ejerció en asuntos indígenas, colaboró en el desarrollo de diagnósticos de problemas públicos (principalmente cualitativos), así como en la evaluación de resultados de la intervención de políticas gubernamentales, ya sea desde la universidad o en centros de investigación. Entre fines del siglo XX y principios del siglo XXI, en la escuela norteamericana el trabajo tradicional del antropólogo social ha empezado a cambiar hacia lo que denominará en adelante el movimiento del engagement, caracterizado por hacer ciencia aplicada en la propia comunidad. En México se tienen antecedentes de algo similar en la antropología aplicada que tradicionalmente se enfocó a las políticas indigenistas. A principios del siglo XXI, el antropólogo sin importar la política sectorial en cuestión, está colaborando en la generación de información para la toma de decisiones no solo
gubernamentales, sino también en el marco de la sociedad civil organizada; ONG’s. Esto está revigorizando los estudios de la antropología social aplicada en México. La Antropología urbana aplicada en México, entendida como un quehacer que ayude al cambio del modelo cultural en las ciudades es incipiente, pero cada vez es más relevante para la vida de los citadinos. Mas el trabajo antropológico caracterizado por su horizonte plural en cuanto a temas de investigación, tiende a colaborar con expertos que confluyen en las políticas públicas que no fueron notables en el otrora régimen autoritario priísta. Se ha incrementado el contacto del antropólogo con la gestación de agendas públicas no solo desde la academia, también con círculos de especialistas, su actividad por naturaleza se inclina a la colaboración interdisciplinaria y multidisciplinaria con grupos de interés que se articulan a políticas públicas. El antropólogo no solo está haciendo de su estudio descriptivo y analítico un tipo de evaluación cualitativa, sino también colabora levantando información de primera mano para generar estudios cuantitativos, datos “duros”, gesta información estratégica que mejora el conocimiento de los problemas públicos y está sentando un precedente como agente con visión para reencauzar algunos problemas públicos con posibles soluciones prácticas en el mediano plazo. El reto es que el antropólogo como parte de su comunidad se torne en un agente de cambio directo que colabore en la puesta en marcha de acciones de política e intervenga e incida cada vez más en la solución de problemas latentes en la comunidad a la que pertenece. De la teoría clásica a la innovación en México MARCO TEÓRICO
Primera parte. Antropología social y política pública: Cuando se habla de antropología urbana moderna en el mundo occidental se refiere a los estudios etnográficos urbanos de la escuela sociológica de Chicago (principios s. XX) y
a la escuela de Antropología urbana de Manchester en África (mediando el s. XX), que es donde surge y se consolida, respectivamente, la antropología urbana. Esto está plena y ampliamente documentado en el estudio de Ulf Hannerz, Exploración de la ciudad. Hacia una antropología urbana, publicado en 19801. Esta obra será la piedra angular en la que descanse la articulación de dichas tradiciones para explicar y sistematizar la investigación, teniendo la oportunidad de utilizar fuentes poco estudiadas en México por no estar traducidas, al tiempo que es el punto de partida para seguir las huellas de los estudios clásicos sobre la ciudad. Mas a raíz de la estigmatización de la segunda escuela, emblemática de la antropología aplicada gestada durante el proyecto colonial inglés en África que dura alrededor de 25 años entre las décadas de 1940 y 1960, no solamente la antropología aplicada inglesa sufre un fuerte desprestigio al ser criticada como coadyuvante en el proyecto colonialista tardío2, sino que se pone en jaque el paradigma en general de la antropología aplicada en el mundo, sus intervenciones en y para la acción gubernamental es la característica que se cuestiona, acusando a la disciplina de contribuir a remodelar autoritariamente el modelo cultural autóctono al servicio de occidente, aspecto que se quiere remediar porque hay datos que demuestran lo contrario3. A raíz de esta perplejidad del papel epistémico de la antropología colonial, la antropología aplicada quedó en vilo y al utilizar esta perspectiva se puede renovar. El precedente antes descrito tiene su referente en relación con el trabajo aplicado de la antropología en México, creando un fuerte movimiento de antropólogos en contra de la utilización de la ciencia al servicio de una intervención gubernamental pro-capitalista. 1
FCE, 1986, editado en inglés en 1980. No se ha reeditado. Cfr. baste conocer y entender el papel de los ingleses en el Rhodes Livingstone Institute que también dirigió Max Gluckman quien como sudafricano que estudió en Oxford se volvió un clásico de los estudios políticos urbanos y la antropología aplicada. 3 Cabe mencionar que algunos antropólogos ingleses en África a fines de ese periodo, tomaron conciencia de su compromiso ético profesional, formulando un himno que publicó la antropóloga Powdermarker en el que con sarcasmo se deslindan de ser unos operadores inconscientes, ingenuos y sin ética al servicio del colonialismo. 2
Esta visión crítica se publica por Carlos García Mora y Andrés Medina en La quiebra política de la antropología en México en la UNAM en 1986. Sin embargo, la antropología aplicada en México realizó actividades durante todo el siglo XX, buscando integrar al indígena (10% de la población a principios de siglo XX y poco menos al iniciar el siglo XXI) al desarrollo nacional sin considerar su pluralidad vía una política unilineal que también fue criticada. La antropología aplicada sigue siendo señalada como una herramienta de dominación a principios del siglo XXI4. Los orígenes de la antropología social aplicada en México se siguen rastreando desde el descubrimiento y conquista de Tenochtitlán como lo menciona Juan Comas en los antecedentes de su periodo inicial de La Antropología urbana Aplicada en México: trayectoria y antología 5, refiriendo que el primer ejemplo serían Las leyes de Indias de la Reyna Isabel I, los trabajos de Sahagún, Las Casas y Quiroga, entre otros. Mismos precursores que la Antropología Americanista sigue rastreando6. Otro ejemplo emblemático de las tareas de la antropología como ciencia per se aplicada y la búsqueda de una heurística alterna como episteme para deconstruir el humanismo o no de la misma época, es el libro de Esteban Krotz, La otredad cultural entre utopía y ciencia 7. 4
Un clásico sobre el tema es el libro de Gérard Leclercq, “Anthropologie et colonialisme” (Paris: Librairie Arthéme Fayard, 1972). Pero las discusiones tomaron importancia a raíz de que el 5 de octubre de 2007, el New York Times publicó el artículo de David Rohde “El Ejército enlista a la antropología en zonas de Guerra”, donde se denuncia que los militares estadounidenses ven a la antropología como “nueva arma crucial en las operaciones contrainsurgentes” integrando un equipo de antropólogos y otros científicos sociales a unidades de combate de las tropas de ocupación de Estados Unidos en Afganistán e Irak. Es muy amplia la discusión encabezada por Gilberto López y Rivas quien publica en (2012) Estudiando la contrainsurgencia de Estados Unidos: manuales, mentalidades y uso de la antropología, como producto de una serie de artículos publicados en La Jornada: 16-11-07; 28-2-14. Sin embargo, en julio de 2007, el antropólogo Roberto J, González escribió “¿Hacia una antropología mercenaria? El nuevo manual de contrainsurgencia del Ejército de Estados Unidos FM- 3-24 y el complejo militar-antropológico” en Anthropology Today, Vol. 23, No. 3, June 2007. El dilema está en el uso de autores clásicos como Victor Turner, Anthony Giddens, David Newman, Susan Silbey, Kenneth Brown, Fred Plog, Daniel Bates, Max Weber, entre otros, en manuales como el Manual de campo de las fuerza especiales número 31-20-3 (en particular en el capítulo tercero). 5 Instituto Indigenista Interamericano (III), Serie: Antropología Social, 16, México, primera edición 1964, reimpresión 1976. 6 Miguel León-Portilla (Coordinador), Manuel Gutiérrez Estévez y Gary H. Gossen (Colaboradores), Motivos de la Antropología Americanista. Indagaciones en la Diferencia, FCE, México, 2001. 7 Krotz, Esteban., FCE-UAM, México, 2002.
El estudio que hace Comas de la antropología aplicada, publicado originalmente en 1964 por el Instituto Indigenista Interamericano (III) 8, etapa en la que se dan fuertes discusiones sobre el status de la antropología indigenista como antropología aplicada y el rol que habían jugado los antropólogos y que jugarían durante el periodo marxista de la academia junto con los estudios del desarrollismo: “La antropología aplicada se vinculó en la década de los 60´s a los problemas del desarrollo y la modernización” 9. En cuanto al trabajo de los antropólogos clásicos del indigenismo moderno de principios del siglo XX, como dijo Miguel León-Portilla en la primera edición del texto de Comas como Secretario del III, fue él quien asertivamente calificó como Antropología aplicada a todo el trabajo que se había estado haciendo para integrar a los indígenas al desarrollo nacional desde fines del siglo XIX. De manera que en México los antropólogos indigenistas fueron los precursores de lo que en la segunda mitad del siglo XX se consolidó como el estudio aplicado de la Antropología social y como dijo el gran nahuatlata “el indigenismo y la Antropología social en este país han estado al servicio de la integración de la propia fisonomía nacional” 10. Desde fines de la década de 1990 la antropología se aleja de la perspectiva marxista como una vertiente que vislumbrara reivindicar el papel de la antropología aplicada y su compromiso con la integración de las diversas comunidades mexicanas al desarrollo11. Se cambió el currículo de los programas de estudio alejando a la antropología del marxismo y con ello a la praxis como posibilidad de acción para arraigar el trabajo antropológico al cambio sociocultural in situ. Se pluralizó el currículo de los estudios antropológicos, se volvió a enfocar a los estudios clásicos y se integraron nuevos 8
La primera edición se realizó cuando Juan Comes fue el primer Secretario General del III y Manuel Gamio fue el primer Director. La segunda edición fue publicada en 1976. 9 Foster, op. cit., p. 8. 10 Juan Comas, op. cit., p. VII, ver la presentación a la primera edición hecha por el líder de lo que se ha dado en llamar la Antropología Americanista. 11 Andrés Medina, op. cit.
movimientos y enfoques teóricos que habían quedado subsumidos, pero la antropología aplicada como vocación en donde el antropólogo en su comunidad y no en una ajena contribuya al cambio del modelo cultural y con ello a la mejora de la calidad de vida, no ha sido la constante, de ahí las pretensiones de la presente investigación acorde con las tendencias12. La relación entre antropología aplicada y la política pública pocas veces se ha reconocido pese al método heurístico que tienen en común al recabar información de primera mano. Como ciencias sociales su primer acercamiento a la realidad se basa en la generación de datos e información que describan fenómenos socioculturales. La Ciencia de las políticas como la llamó H. Lasswell, requiere de investigación documental y un diagnóstico empírico para dar el primer paso del ciclo en el estudio de las políticas (policy). Analizar la agenda pública, detectar los problemas más acuciantes y tomar solo algunos que tengan factibilidad de ser re-encausados, partiendo de una definición que desempaque el problema, para luego crear modelos de oportunidad para intervenir con base en una agenda mínima. Quizá esta última parte es la que le queda lejos a los antropólogos tradicionales, que no a todos aquellos que se han venido involucrado con el trabajo en instituciones públicas, en gobiernos o desde el horizonte de la sociedad civil diagnosticando problemas públicos e identificando posibles intervenciones, así como en la hechura e implementación de alternativas de políticas como las urbanas. Un caso cercano desde el horizonte de los estudios demográficos del COLMEX que integra el enfoque y que se tomará en cuenta lo representa el capítulo de María Eugenia Negrete Salas, Las metrópolis mexicanas: conceptualización, gestión y agenda de políticas13. 12
Gustavo Garza y Martha Schteingart (Coords.) Desarrollo urbano y regional en Manuel Ordorica y JeanFrançois Prud’homme (Coords. Grales.), Los grandes problemas de México, Vol. II, COLMEX, 1a. ed., México, 2010; 657 p. 13
En Ordorica y Prud’homme, op. cit., pp. 174-210.
Como parte del planteamiento teórico se quiere escudriñar, que ya sea como consultores internos o externos, los antropólogos están colaborar en la atención de problemas públicos tomando decisiones, es decir, creando alternativas, así como determinando las “mejores” opciones de su instauración según consecuencias o fines deseados e implementando políticas en general que siempre son imperfectas y requieren en el corto plazo reformularse con base en un re-diagnóstico de su gestión, mismo con el que se evalúen los resultados. Con este enfoque se quiere innovar para que el estudio aporte la evidencia de cómo el trabajo antropológico y sus métodos de investigación de campo son fundamentales, estratégicos, para que la sociedad se empodere y geste su propio destino con ayuda de los expertos. La incursión investigativa con este puente teóricometodológico sustentado en el estudio antropológico por excelencia que es el método de trabajo de campo, hecho en el pasado en el centro y el prospectado ampliado a toda la ciudad, se propone como un baluarte, como conditio sine qua non para alcanzar el ideal de la objetividad que en el proceso requiere el estudio del ciclo de toda política pública. Esta primera parte de la investigación a manera de marco teórico general, quiere ofrecer el hábeas corpus de que la ciencia auxiliar idónea del estudio de la política pública, para hacer un diagnostico realista y no nominalista desde el sesgo de otra lente de la ciencia social, es el estudio de caso antropológico que sustente la viabilidad de la puesta en marcha de la política pública que indubitablemente está articulada a un ámbito de la cultura de una sociedad. En la evaluación concomitante de toda política sectorial, la antropología se torna una de las herramientas idóneas para complementar o articular cualquier tipo de estudio técnico. Es la etapa en donde el antropólogo nuevamente puede intervenir utilizando métodos refinados propios de su formación. Finalmente para evaluar la efectividad de
toda política pública vuelve a ser necesario el estudio antropológico como diagnóstico. Se propone demostrar que la relación entre antropología y política pública, ambas con una vocación de ciencia aplicada por la naturaleza con la que estudian la sociedad, se complementa ad hoc, situación que se vive hoy en el movimiento del engagement en Norteamérica en donde hay casos de universidades que están cambiando su currículo incorporando asignaturas para la solución de problemas –problem-solving- escalando el modelo de la educación antropológica de la observación y el análisis a la acción 14. En USA están en boga intervenciones universitarias sui géneris en donde la antropología utiliza como ciencia auxiliar a la ciencia de las políticas públicas. Quizá en México estemos empezando a la inversa, pero ese ir y venir epistémico es lo que se quiere analizar como parte del marco teórico metodológico general, realizando un estado del arte de ese maridaje que está dando los resultados que soñaron los clásicos, de hecho está representando un boom en la ciencia antropológica aplicada de principios del siglo XXI15. Para el estudio en cuestión es vital el involucramiento en la gestión de una agenda mínima, legítima por su extracción académica y quizá neutral, que involucre la forma asertiva de decodificar el realpolitik que hipotéticamente impide la consolidación de la política regulatoria y con ella ayudar a: 1) reencauzar los esfuerzos del desarrollo organizacional de la política regulatoria16; 2) propugnar hacia una gestión cultural alternativa del problema de la informalidad y su relación con el patrimonio histórico. También como parte del marco teórico a utilizar se revisará cómo articular el diagnóstico antropológico a la teoría de la agenda de la ciencia de la políticas públicas, discutiendo autores clave como Elder y Cobb 17, entre otros estudios en donde se analiza 14
Sherylin Briller and Andrea Sankar (Wayne State University), “Engaging oportunities in urban revitalization: Practicing Detroit Anthropology” en Annals of Anthropological Practice, Vol. 37, Issue 1, May 2013, 17 Dec. 2013 published online; pp. 156-178. 15 Ver Lisa Henry, Mariela Nuñez-Janes, Ann Jordan, Alice Re Cruz, “Synonyms for engagement: forging an engaged anthropology in North Texas” en Annals of Anthropological Practice, Vol. 37, op. cit., pp. 90-112. 16 Ver James Wilson (ed.), The polítics of regulation, New York, Basic Books, 1980. 17 Ver Formación de la agenda. El caso de la política de los ancianos en Luis F. Aguilar (Estudio introductorio y editor), Problemas públicos y agenda de gobierno, Colección Antología de Política
cómo hacer agenda de un problema público, lo que conlleva nuevamente como primer paso conocer el asunto empírico a profundidad y analizar la opinión pública.
Por qué articular la antropología aplicada y la política pública en México
El antropólogo en México debe colaborar en la construcción de modelos para la acción y hechura de políticas públicas, eso lo articula indirectamente en el giro hacia el engagement que se puede prospectar, sentando las bases con estudios como el planteado. Debe colaborar directamente en intervenciones de la sociedad civil, el sector empresarial, grupos de interés-presión. Experto en teoría para la práctica con estudios empíricos, el antropólogo comienza a ser un agente clave para el cambio de visión en la hechura estratégica de acciones de política y gestión, sobre todo de asuntos culturales como es la cultura urbana. Está debidamente adiestrado, cuenta con las herramientas para describir y diagnosticar el problema público latente, así como para analizar cambios que hayan conseguido la política pública y/o la intervención de la sociedad organizada. Tradicionalmente estos asuntos no están en la agenda de investigación del trabajo antropológico. No solo se justifica que el antropólogo se enganche a la hechura de las políticas públicas, sino también en su implementación y quizá no desde el horizonte del gobierno y/o la administración pública, sino directamente como parte de su comunidad. Por ejemplo, a través de los estudios empíricos comparados puede dar cuenta del estado que guarda la asimetría de la información a nivel pie tierra, ya sea entre la agenda pública nacional y local, la agenda gubernamental federal y local, las agendas entre agencias varias así como entre la agenda de las élites políticas y los actores de la planeación e implementación de
Pública, Tercera antología, Miguel Ángel Porrúa, primera edición, México, 1993, pp. 77-104.
acciones de política pública. Se piensa que el antropólogo y demás científicos sociales, deben alejarse del trabajo tradicional como burócratas permanentes u operadores temporales en diferentes niveles y áreas de gobiernos, ya que desde ese horizonte solo cumplen los designios de las élites decisoras lejos de las necesidades reales de las comunidades a las que a veces pertenecen, o no, pero se les van de las manos las auténticas oportunidades que visualizan e imaginan de cambiar el destino trágico de la comunidad en contraste con un discurso que vende ilusiones. Por ello, más allá de pensar en el engagement de la antropología como parte de este proyecto en el corto plazo, porque quizá ni la sociedad esté preparada para ello y mucho menos la comunidad de comerciantes, este estudio quiere empujar para que el trabajo antropológico cambie su estatus tradicional, que no se encapsule en él, que el antropólogo diversifique su rol como un estudioso de los procesos a través de los que se gesta la agenda pública en diferentes niveles de integración. -Se justifica que el antropólogo con experiencia académica y de gestión in situ de la política pública desde el horizonte del gobierno y la administración pública, pueda lanzarse a hacer agenda que es lo que sí propongo hacer. Ello creo podrá también legitimar al gremio en la hechura de políticas públicas en general, más allá de la labor gubernamental es deseable y se justifica por la trascendencia que tendrá la antropología aplicada cuando el antropólogo desde el horizonte de la universidad como consultor, se relacione directamente con la sociedad civil organizada en busca del cambio cultural “dirigido”. Y si no es el antropólogo y las instituciones antropológicas las que directamente lleven el proceso de cambio en sus manos junto a otros actores como está sucediendo en el movimiento del engagement en las universidades públicas norteamericanas, sí esté directamente más corresponsabilizado de colaborar en los ámbitos públicos (no solo gubernamentales) en los que se toman –construyen- decisiones
como es en el poder legislativo y los órganos autónomos de la administración pública, así como en ONG’s y organismo internacionales. Se debe pensar en beneficiar a grandes sectores de la sociedad con pequeñas acciones de ciencia aplicada como la que se quiere llegar a hacer como parte de los trabajos de este proyecto, además de hacer una tesis, se tiene la utopía de iniciar las gestiones para lanzar un proyecto piloto que dignifique el comercio al aire libre como patrimonio tangible nacional y de la humanidad y que se pueda abrir un observatorio del problema urbano. -Es por lo antes plasmado y por la dimensión y la complejidad del problema en cuestión, que en este estudio si bien no se tiene una propuesta clara y concreta de un proyecto enganchado a la resolución del conflicto de la comunidad a estudiar, sí se propone y creo justificadamente con base en la trayectoria profesional, sentar las bases teóricometodológicas del núcleo heurístico de los estudios empíricos, no ingenuos, tradicionales y contemporáneos utilizados en la antropología social, como uno de los insumos fundamentales para que aumente la efectividad de las políticas públicas; desde su gestación hasta su consolidación, pasando por las diversas etapas de evaluación y la propensión hacia el movimiento del engagement en México. Hacer de los métodos y técnicas antropológicas las herramientas fundamentales con las que la ciencia de las políticas públicas pueda conocer y dar a conocer empíricamente un problema como el que se estudia, es altamente factible, es la mejor manera de comenzar a visualizar la solución de un problema público complejo y aportar con ideas para que en un futuro se integre utópicamente a la planeación urbana y la regentrificación en un contexto de alta concentración de patrimonio histórico. -Las habilidades para el trabajo de campo en comunidades cerradas, en ciudades o en la ruralidad con estudios de culturas multilocalizadas, la observación en sus diferentes modalidades incluyendo la cámara de Gesell y la virtualidad, las genealogías no solo de familias
sino de instituciones y/o empresas y del desarrollo organizacional haciendo una discriminación positiva del efecto Hawthorne, justifican el acercamiento de la antropología a la ciencia de las políticas públicas. Las historias de vida no solo de individuos sino de conglomerados o barras de futbol, así como las monografías no tradicionales, entre otros recursos metodológicos estratégicos que se han gestado en la posmodernidad, pueden o quizá deben impactar en el ciclo de las políticas públicas. -Cada vez más la antropología tiene presencia interdisciplinaria y multidisciplinaria no solo en el mundo de la academia y la investigación, sino en los estudios e intervenciones en la comunidad, como en el caso ya clásico en México cuando se abre una zona arqueológica. El antropólogo se envuelve estratégico en un estudio de factibilidad en torno a las resistencias ante lo nuevo y la transformación del hábitat en un lugar altamente visitado, en donde rápidamente cambiarán no solo el equipamiento y la infraestructura, sino lentamente el estilo de vida y él se vuelve cada vez más un agente de cambio directamente responsable del éxito o no del nuevo proyecto de vida de la comunidad. Esto no es nuevo en los estudios de antropología social, por ejemplo en el libro de George Foster, Las culturas tradicionales y los cambios técnicos, se registran docenas de casos de éxito en la literatura antropológica en donde el antropólogo haciendo antropología aplicada en la comunidad logra mejorar las intervenciones que en diferentes lugares del mundo intentan realizar diferentes científicos, encontrando restricciones objetivas y/o subjetivas. Podemos decir que lo que justifica en mucho que el estudio tenga una gran visión hacia el engagement, al menos en su argumento, es que a diferente de los estudio tradicionales, se realizará trabajo de campo en la propia ciudad a la que se pertenece y ello amplía las oportunidades de cómo hacer propuestas en el tiempo para resolver problemas prácticos que los científicos que tradicionalmente interviene en políticas como las de salud e higiene, contaminación, trabajo comunitario,
urbanización, etcétera, no logran visualizar por falta de tiempo y compenetración tratando de imponer modelos generales, foráneos, a situaciones particulares sin éxito por falta de un estudio empírico más puntual de la forma en la que se reproduce una comunidad, así como de las psicodinámicas y la idiosincrasia de la comunidad. -En esta etapa del desarrollo profesional y consolidación de la formación académica se considera que antecede la experiencia y la madurez mínimas para asumir los retos morales para aspirar a la gesta estratégica de un estudio de antropología aplicada al estudio de la política pública en cuestión y con ello cumplir el deseo de lograr abrir la puerta académica del inicio del principio de una carrera sólida en el ámbito de la investigación aplicada. Con corresponsabilidad ciudadana como científico social se puede manejar el delicado tema del comercio informal en el ámbito de la comunidad a la que se pertenece .Existe una identificación con el tema del comercio informal al haberlo practicado en varias etapas de la juventud y al haber colaborado como profesional en la atención del problema participando en la hechura de la implementación de la política. Además es un asunto público del que nadie de los ciudadanos de a pie en la ciudad nos podemos desentender, porque también somos consumidores, lo demandamos y por ello también lo reproducimos y quizá por ello lo toleramos. El futuro entre antropología aplicada y política pública
A diferencia de los estudios que se realizaron en el Departamento de Antropología de la UAMI hace 25 años, ahora con base en las tendencias de las investigaciones y estudios de la antropología norteamericana en las universidades públicas, que bien puede denominarse el nuevo movimiento de la antropología social a principios del siglo XXI
en USA18 y que se centra en el engagement con la comunidad19, se ve la oportunidad de comenzar a pavimentar la brecha que se ha venido abriendo sobre los estudios de la informalidad y quizá algún día sí insertarse de lleno en esa perspectiva de la ciencia aplicada. Para el estudio de tesis de doctorado se quiere innovar en el campo de los estudios de la cultura urbana y la gestión pública de políticas con un estudio amplio del fenómeno del comercio en vía pública en el D.F. Articulando la experiencia y los saberes que se tienen de un estudio de antropología urbana sobre la reproducción del comercio informal y el estudio de políticas públicas del análisis de la política pública para regular el comercio informal, se quiere problematizar cómo ha de convivir un estudio de antropología de la cultura urbana articulando el problema de la gestión y el funcionamiento de una política pública para regular el desbordamiento de una cultura urbana milenaria que ahora es informal pero que tiene su raíz en un derecho consuetudinario y al mismo tiempo hacer un estudio prospectivo de la agenda pública para favorecer su manejo como patrimonio cultural. A manera de un estudio introductorio teórico-metodológico se quieren articular los saberes y la experiencia de las dos investigaciones, para desembocar en un nuevo estudio antropológico que articule la política cultural y la gestión cultural. Se plantea cómo la antropología social a de arrostrar el estudio de las políticas públicas ya que ambas son ciencias aplicadas que se pueden complementar ad hoc. Un estudio que da luz sobre esta pretensión es el de Lamphere, Luise (2004) The Convergence of Applied, Practicing, and Públic Anthropology in the 21st Century20. La prioridad no es incrustarse 18
Cfr. como se le llamó por ejemplo al movimiento de la sociología empírica en Inglaterra a fines del siglo XIX vinculada al pensamiento utópico de Fourier y Owen. 19 Este enfoque de la antropología aplicada plantea que el compromiso de la disciplina puede tener diferentes formas como compartir y soportar información clave y/o confidencial y su relación con el mundo de la educación pública y los métodos apropiados para manejarla, hacer crítica social, colaborar con el cambio público, promocionar y/o defender causas y su relación con el activismo para ello; Low, Setha M., and Sally E. Merry. (2010) Engagement Anthropology: Diversity and Dilemmas. American Antropologist 51 (Suppl. 2): S 203-S 226. 20 Human Organization 63(4): 431-443.
directamente al enfoque de la antropología aplicada en la vertiente del engagement, pero sí incentiva qué direccionalidad puede tomar la argumentación a lo largo del producto de tesis, persuadiendo a la comunidad antropológica de las diversas oportunidades que hay al tomar como objeto de estudio las políticas públicas sobre todo dirigidas a temas de gestión cultural. Sin embargo, al obtener una beca y estudiar en la comunidad urbana de la ciudad a la que se pertenece se estará practicando parte de ese enfoque, principalmente en relación con la vinculación que se le quiere dar al estudio con la línea de investigación de políticas culturales y gestión cultural21. Relacionar el comercio en vía pública y su estudio avanzado con la conservación del patrimonio histórico monumental que no se termina de recuperar en el Centro Histórico es fundamental, pero es prioritario incorporar la investigación a la discusión sobre si el comercio callejero en México puede ser candidato a integrarse como patrimonio de la humanidad. La relación de colaboración epistémica y de articulación de tema de investigación que se vislumbra entre antropología urbana y política pública, solamente es posible con base en los estudios antropológicos tradicionales a través de la descripción y el método comparativo, la especulación científica sobre la evolución y el funcionamiento de las instituciones y el estudio del cambio sociocultural. La correlación se quiere sustentar realizando pequeños estudios de caso en los que se describa y analice cómo avanza la política regulatoria, mismos con los que se puede conformar un estudio de caso ampliado. A su vez, ese estudio se logrará aplicando modelos teórico-metodológicos predominantemente antropológicos que se articulen al estudio de las políticas públicas, gestando un enfoque teórico híbrido, ubicando el estudio en la línea de investigación de políticas culturales y gestión cultural operada en la UAMI por el investigador Eduardo Nivón. Cabe mencionar que él es uno de los precursores de los estudios antropológicos 21
Ver Handbook of Engagement Scholoarship: Contemporary Landscape, Future Directions, Vol. I y II; Institutional change 2010ª y Future Directions 2010b.
urbanos en el centro del D.F., mismos a los que se articula el estudio de tesis de licenciatura y el tema del comercio informal, razón por lo que también fue director de la tesis de maestría citada antes. Se aspira a que si no nos insertamos directamente al movimiento del engagement sí se logre generar un enfoque y un producto que pueda ser considerado en los nuevos estudios de la antropología aplicada en México, en el sentido de que la investigación sea un producto que penetra en las entrañas de la gestión de un fenómeno cultural y la forma en que ha sido atendido por un política pública sea criticado, logrando crear una agenda pragmático-utilitarista que se articule a recomendaciones de política con base en el conocimiento puntual del problema en el terreno de los hechos. Además de realizar un estudio diagnóstico del estado que guarda el problema en puntos críticos de la ciudad, analizar la cultura urbana y la informalidad y re-valorar el avance de la política regulatoria, se explorarán oportunidades para obtener financiamiento y escalar las capacidades de un solo investigador, así como sentar las bases para crear un observatorio del problema público, al tiempo que se examine la posibilidad de crear una pequeña intervención en donde se impartan talleres a los comerciantes sobre sus derechos y obligaciones según la normatividad aplicable vigente con base en el PRCVP-98 y el Código Financiero respectivo. La investigación debe partir del re-estudio descriptivo plenamente antropológico del fenómeno, para hacer comparaciones de la reproducción de la cultura urbana estudiada y los avances de la política pública involucrada desde principios de la década de 1990, problematizando y poniendo énfasis en la falta de prioridad que ha tenido la recuperación del patrimonio tangible del Centro Histórico en el perímetro “B”, en donde a principios de 2014 se ha anunciado el inicio del proyecto de modernización de la Merced y sus alrededores, fenómeno coyuntural que definitivamente vincula al proyecto de investigación doctoral con el estudio de la antropología urbana en la vertiente de las
políticas de planeación urbana, las políticas culturales y la gestión del patrimonio cultural incluidas las tradiciones de la vendimia al aire, así como la proliferación de las industrias culturales en el mercado informal. Al articular la antropología urbana a la política pública se trata de que el estudio y el estudioso de su propia cultura en una sociedad determinada, pueda hacer de su profesión y sus productos un proceso cada vez más significativo para el Otro, pero sobre todo que la oportunidad de que colaboren dos disciplinas por excelencia aplicadas resulte estratégica en el tiempo, no solo por el maridaje que se busca realizar, sino por la importancia para la toma de decisiones en el tiempo innovando en la implementación de políticas públicas, vinculadas a los estudios de la gestión de fenómenos culturales que se han tornado problemáticos en la planeación urbana del D.F. El proyecto Merced abre la oportunidad de describir y analizar una de tantas políticas de gestión cultural que se han dado en el marco de una política de planeación urbana mayor en el Centro Histórico y hacer visibles discusiones de cómo regular el comercio informal como parte del patrimonio tangible de la humanidad. Reyes y Rosas hace 20 años detectaron que la discusión sobre “el patrimonio histórico no es entendido simplemente como herencia de bienes materiales, sino también como un legado de usos populares del espacio, que constantemente se dinamiza para responder a condiciones políticas y económicas cambiantes. La defensa del patrimonio así entendido pone en la mesa de discusión el papel de la cultura popular en la definición del contenido de la cultura e identidad nacionales; hace evidente que lo que está a debate no son sólo las opciones de preservar o no el patrimonio, sino de qué “recuperar” y cómo hacerlo” 22. Esta perspectiva tiene una visión crítica de compromiso con la percepción que los
22
Guadalupe Reyes y Ana Rosas, Los usos del pasado: tres momentos en la lucha por el espacio en el centro histórico de la ciudad de México en Estrada, Nieto, et. al., Antropología y ciudad, CIESAS-UAMI, México, 1993, p. 309.
sectores populares tienen del espacio con el que se identifican. Además ésta se correlaciona con un debate entre posturas de partidos políticos opositores al PRI, que no descartaban hace dos décadas integrar al comercio callejero como patrimonio. Sin embargo, la discusión se ha difuminado y pareciera que continua predominando una visión en donde la cultura popular relacionada con el comercio callejero solo se ubica como un proceso contraurbanizador que no cabe en el proceso de gentrificación central de la ciudad, pero que sí se deja anárquicamente expandirse con mercados de segunda en toda la periferia de la urbe23. Con este tipo de perspectiva se contribuye a impulsar que la antropología se aleje del horizonte tradicional con el que inició la antropología aplicada al colaborar con agentes de la administración pública, siendo culpada de un ejercicio profesional en el que convenía con intervenciones gubernamentales que creaban más desilusión que cambio quedando estigmatizada. Se estaría teniendo como reto lograr un producto que al divulgarse correctamente re-legitime el estudio de la antropología aplicada y se vislumbre la antropología del futuro; esto ya se ha venido haciendo. Desde fines del siglo XX el antropólogo y otros científicos sociales han colaborado con estudios del problema del comercio en la ciudad y sus alrededores, han colaborado como funcionarios en la administración pública capitalina gestionando la política, haciendo un tipo de antropología aplicada al servir sus estudios y su acción a acotar el asunto público del comercio informal con una visión humanista. Ya se les ha visto como coadyuvante de la consolidación o no de la política de intervención, pero la política regulatoria continua presentando fuertes fallas que se quieren identificar en el estudio doctoral. Presentar sus pormenores incrementará las capacidades argumentativas y analíticas para aducir una crítica objetiva, que estará reforzada con base en la sistematización que de ello se haga con base en el enfoque teórico de la antropología 23
Ver Carlos Ferrás, “El enigma de la contraurbanización. Fenómeno empírico y concepto caótico”,
Revista eure (Vol. XXXIII, Nº 98), pp. 5-25, Santiago de Chile, mayo de 2007.
política urbana. Esta capacidad permitirá deslizar el estudio hacia la antropología aplicada sustentada en un ambicioso trabajo de campo, en el que también se incluye penetrar en el estado que guarda el desarrollo organizacional vinculado a la política regulatoria implicando hacer antropología de la administración pública. Así el estudio contempla explorar una beta en lo que se denomina la antropología del gobierno que se ha explorado poco en México, representando esto una oportunidad adicional en la propuesta de investigación, misma que refuerza la relación entre antropología social y política pública24. Así desde el horizonte de la academia con el tiempo necesario en campo y ávidos de nuevos referentes teórico conceptuales que integrar, se podrán divulgar nuevos hallazgos de forma innovadora, recomendar nuevas acciones de política con sustento que impulsen la consolidación de la política y escalar el estudio de este tipo de cultura urbana al tema de la gestión del patrimonio cultural que está latente haciendo ciencia aplicada. Una rama de la antropología aplicada en México tuvo su auge en la segunda mitad del siglo XX y terminó con una perspectiva crítica de corte marxista, principalmente en cuestiones de indigenismo, descansando en un andamiaje ideológico que escindía a los posibles actores actuantes en lugar de hacerlos colaborar sin llegar a la praxis, siendo que George Foster ya había publicando su Antropología aplicada en 1969 dejando claro que los “intereses tradicionales han sido teóricos más que prácticos” 25 en los estudios de antropología social. Ahora en esta investigación antropológica se propone que desde el horizonte de la universidad pública, el científico social sea proactivamente colaborativo, que se realice un re-estudio teórico, metodológico y empírico del estado que guarda la cultura de la informalidad poniendo en el centro el tema del patrimonio y la gestión 24
Ver Artículo de Mary Margaret, “Anthropology and Government” en Encyclopedia of Cultural Anthropology, Eds. David Levinson y Melvin Ember, A Henry Holt Reference Book, New York, 1996. 25 Cfr. emblemáticos son los planteamientos de Sol Tax en The uses of Anthropology en S. Tax, “Horizons of Anthropology”, Aldine, Chicago, 1964, pp. 248-258.
cultural que la dignifique a través de un enfoque incluyente, muy en concordancia con eso que se enuncia como Reclaiming Applied Anthropology: Its Past, Present and Future26. El estudio doctoral debe iniciar con base en las herramientas tradicionales del trabajo antropológico tomando la “foto” del asunto público con base en un trabajo de campo intensivo, sistemático y cíclico en diferentes lugares de la ciudad en donde en su contexto interno y externo presenta contrastes con base en la aplicación de una política que diferencialmente acota el problema generando contradicciones. En los últimos años se han gestando nuevas configuraciones en el rostro que toma el fenómeno como es el resurgimiento y apogeo de los mercados de segunda en diferentes zonas periféricas de la ciudad. Además en general la informalidad siempre ha estado siendo regulada bajo un sesgo de tolerancia y discrecionalidad que nuevamente tiene lógica con el corporativismo político, pero ahora en un régimen de gobierno que quiere ser democrático logrando solo una baja calidad en la gestión pero con nuevas formas corporativas que se quieren escudriñar para problematizar el asunto público y compararlo con respecto a la anterior operación del régimen priísta y su hegemonía sobre el sector informal. Se quiere arribar a la método del estudio de caso ampliado con base en la perspectiva del método antropológico comparativo y un herramental teórico conceptual y metodológico que ya se viene cargando desde los estudios del pasado, pero que se aspira a profundizar para perfeccionarlo mejorando la explicación política coyuntural en el contexto de gobiernos divididos y la yuxtaposición que presenta el tema entre cultura urbana informal y política pública regulatoria y democracia y ciudadanía. Dado el tiempo que ha pasado desde el primer estudio de carácter eminentemente antropológico (17 años) y su relación interdisciplinaria con el estudio de 26
Ver Rylko-Bauer, Barbara, Merrill Singer, and John van Willigen (2006) en American Anthropologist 108(I): 178-190.
la política pública que se hizo subsecuentemente (10 años), es fundamental tomar el estudio doctoral como la oportunidad de tener el tiempo suficiente para incrementar, complementar, actualizar y contrastar la información acumulada profundizando en la capacidad de desentrañar y/o desempacar el problema público y su vinculación al paradigma que se quiere consolidar como la cultura de la informalidad. Es fundamental como punto de partida el re-estudio empírico, pero dada la madurez que está teniendo la sociedad civil y su sentido de ciudadanía ya no es suficiente el enfoque clásico, se requiere complementarlo arribando a la dimensión de la ciencia antropológica aplicada articulando innovadoramente el estudio de la agenda de la política pública, que es un campo de especialización en las primeras etapas del estudio del ciclo de la ciencia de las políticas públicas en donde la información de primera mano es fundamental para tener una visión de la planeación estratégica de lo que se quiera hacer con ello después. Como parte del estudio previo de política pública, ya se tiene documentado un periodo del comportamiento de la opinión pública y la informalidad en el centro que es en donde se magnifica su tratamiento por la importancia histórica, simbólica y patrimonial del lugar, por ello habrá que ampliarlo a las otras zonas de interés por estudiar. Sin embargo, la prioridad es actualizar y complementar la información con base en el diagnóstico que de la política permita hacer el estudio antropológico sustentado en el trabajo de campo intensivo, amplificando su potencia con base en el método del objeto de estudio multisituado en diferentes partes de la ciudad, ampliando la capacidad de visualizar el problema con mayor amplitud al también incluir en el trabajo de campo el estudio de la gestión pública desde la administración pública, haciendo antropología de las organizaciones del gobierno, que es otra de las vertientes con las que el estudio académico puede innovar, aportar con respecto a los estudios que se han hecho del tema y que cae en lo que también se ha
llamado antropología del gobierno, por el estudio que se hace del hombre administrativo, ámbito de estudio del que en general está alejada la antropología social en México, porque no se ha vinculado al estudio de la cultura organizacional y el clima laboral ámbitos característicos en los estudios de la administración de empresas e industria en donde se vincula la antropología con la psicología27. El reto es que se pase del estudio de la agenda pública que ha flotado en el ambiente citadino, como si el problema tuviera un solo rostro en el complejo contexto de la cultura urbana, a una agenda mínima en donde se identifiquen los pormenores del fenómeno en los diferentes puntos críticos de la ciudad con base en el sustento del trabajo de campo antropológico y lo que ello implica. Así se estaría nuevamente en condiciones de alcanzar conclusiones importantes sobre la naturaleza de la cultura de la informalidad y hacer reflexiones analíticas, recomendaciones de política y vislumbrar posibles intervenciones ciudadanizadas, articulando escenarios prospectivos28 para dignificar la práctica milenaria y consolidación la política regulatoria, logrando generar con ello un producto de antropología hacia el engagement. Así se toma el riesgo informado de establecer hipótesis audaces a manera de acciones puntuales que desaten el nudo gordiano no solo para la consolidación de la política, sino para construir un nuevo discurso público sustentado en la argumentación pública que representa un estudio doctoral, sumando ideas a la opinión pública pero desde el noble horizonte de la academia, quedando las mejores alternativas a la vista de los expertos para mejorar el re-encausamiento del problema público, cambiando el trillado discurso para prospectar la oportunidad de sentar las bases de una intervención de una política de gestión cultural que tenga por objeto gestionar el rescate del comercio callejero como patrimonio de la 27
Jean-Françoise Chanlat, “Hacia una antropología de las organizaciones” en Gestión y Política Pública, Vol. 3, No. 2, segundo semestre, 1994. Ver Barnett, Anthopology in Administration de 1956. 28 Ver la entreda de Prospectiva Antropológica en Ángel Aguirre Baztán, (ed.), Diccionario temático de antropología, Boixareu Universitaria, Barcelona, 1993, pp. 509-512.
humanidad, claro que no de todos en todos lados ni todos los 365 días del año, habría que identificar zonas de tolerancia por temporadas y días como ya existe pero dignificando la actividad al cumplir la normatividad aplicable gestando prestigio con el manejo adecuado del asunto como parte del patrimonio histórico y traducir el problema en un atractivo de esparcimiento recreativo y turístico, ejemplo de la capacidad de governance multinivel que pueda tener una ciudad y que sirva de impronta el caso del D.F. para realizar otras intervenciones en otras ciudades históricas. Hablar de ciencia aplicada implica tener conocimientos de las agencias públicas que corresponda y tengan competencia en el tipo de asunto público del que se trate, conocer la normatividad aplicable al fenómeno en el tiempo y cómo está siendo implementada la misma política con acciones diferenciadas en diferentes lugares de una demarcación política como la del D.F y sus 16 delegaciones. Como opina George Foster en su Antropología Aplicada, “lo que hace “aplicada” a la antropología no es la investigación misma, ni el adiestramiento especial del antropólogo, sino más bien el tipo de relación que éste mantiene con una organización innovadora”29. Solo así se puede aspirar a tomar uno de los nuevos asientos que está comenzando a ocupar el ciudadano en la sociedad civil organizada, proactivamente corresponsable construyendo decisiones compartidas con sus coetáneos, los funcionarios públicos y los expertos con sus pares, vinculando al comerciante éticamente dentro y fuera del gobierno y con la burocracia que deben acompañarlo y apoyarlo en el proceso regulatorio, aportando pero no determinar y menos imponer o manipular con fines de lucro. Querer hacer ciencia aplicada es tratar de crear ideas todos juntos cada quien desde el horizonte de su trinchera, tener los mismos objetivos pero con estrategias propias y lograr metas colaborando lejos de las componendas de la mente creativa de la clase política dentro del aparato de la 29
FCE, México, 1985, primera edición en español 1974, original en inglés 1969, p. 9.
administración pública, que se torna reactiva de las ideas de una élite política en el gobierno en turno que tiene sus propios intereses para no perder el poder. El antropólogo tiene el deber ético de ayudar a gestar ideas, ser proactivo para re-encauzar los problemas que subsisten en la comunidad, según los deseos y los designios de quienes la conforman y la conocen –como él dentro de la suya- ya que son quienes mejor que nadie podrán identificar las resistencias al cambio de diversos actores e instituciones, decodificará las restricciones naturales ante las que no puede hacerse casi nada más allá de identificarlas que es ganancia para no entramparse, pero sobre todo en relación con las restricciones construidas sociopolíticamente que son las salvables; manejables con ciencia aplicada. Para hacer ciencia aplicada y ver los resultados en el horizonte, primero se beberá descifrar y codificar empíricamente la forma en que los diferentes actores gestan los patrones culturales predominantes a los que se asocia la cultura de la informalidad, conformada de mecanismo de sobrevivencia que los comerciantes, líderes y servidores públicos y consumidores utilizan para su beneficio personal y de grupo en detrimento de la sociedad. Si el científico social –antropólogo- estudia junto a su comunidad el problema público latente que la afecta y que desea manejar en beneficio propio y por el bien común de la sociedad toda, la comunidad y sus miembros tienen la oportunidad de volverse los actores directos del cambio sin intermediarios políticos (formales e informales), ya sea directa o indirectamente30. La expectativa del re-estudio antropológico poniendo en marcha la colaboración de ciencias aplicadas, al menos al nivel del estudio y la mejora de la política con el efecto Hawthorne, parte del hecho observado y entendido de que habrá una parte de la comunidad, que regularmente son los informantes clave de la misma, que estén comprometidos en la colaboración directa no solamente dando 30
Ver Field, Les, and Richard Fox (2007), Antropology Putt to Work (Wemer-Grem International Symposiom). New York: Bloomsbury Academic.
información sino como siempre cuestionando al estudioso de campo con curiosidad sobre la posible solución. A ellos son a los que hay que articular, enganchar en la construcción de alternativas de intervención incremental como puede ser simplemente la difusión de ideas innovadoras, audaces, atrevidas y posteriormente en la organización para el cambio dirigido. La mayoría solo cooperarán indirectamente en el estudio al menos siendo más corresponsables visualizando la normatividad aplicable, estando alerta de su cumplimiento estando informados e interesados en los resultados, que sobre todo en el tipo de estudio que se propone serán documentales más que prácticos. Así es como se va gestando una opinión pública informada e interesada en el cambio y por ende un tipo de ciencia aplicada que afecta e influye en los diferentes públicos y actores involucrados, que hace de la función pública un actor corresponsable, haciendo de la información de la investigación una mediación para entender el caos público empezando por los propios comerciantes receptivos y ávidos de esperanza. Esa quizá sea la parte práctica de la ciencia aplicada de la que tanto se discursa y quizá así el manejo del problema cada vez más estudiado tome un cauce codirigido por los profesionales expertos en el tema, los funcionarios públicos aptos por su visión ética y así los líderes naturales de la comunidad quizá cambien el sentido de su moralidad arrojando la ambición de riqueza por el prestigio de la trascendencia. Una aspiración noble, práctica del estudio es que quizá pueda aumentar la certeza de que tiendan a mirarse con mayor seriedad y autenticidad, con objetividad y como realizables, las opciones que quizá muchos ciudadanos han visualizado por sentido común, mismas que comentan con los científicos que son quienes las deben identificar proponiendo con el sentido común adiestrado cómo estructurarlas y encausarlas. Lo difícil es cómo generar los incentivos para que la propia comunidad las haga suyas una vez que se vuelven la política en acción y ello depende en un primer momento del
proceso de la política pública en el etapa de la identificación y delimitación de la agenda pública y su paso a la mínima, así como del consenso que tenga la alternativa de política pública en donde se vean reflejados los anhelos de los involucrados en concordancia con la profesionalización de la función pública. Tradicionalmente el estudio del fenómeno queda aislado en los centros de estudio e investigación y el ciudadano queda atrapado en las decisiones de gobierno impuestas que generan resistencias con base en el prejuicio y el estigma al saber la ciudadanía de quién provienen las alternativas, identificando la intervención como una nueva venta de ilusiones que no resolverá el problema, satisfaciendo solo las necesidades de algunos
involucrados directa e
indirectamente.
Conclusión Finalmente hay que decir que el ciclo de la política pública conlleva varias etapas, iniciando con la evaluación ex ante, la agenda pública y su paso a una agenda mínima, el diseño de modelos para crear soluciones factibles, viables, la formulación de la política pública y su relación con la normatividad aplicable, así como en relación con el manejo del recurso público disponible, la estrategia de comunicación social, el diseño de la implementación de las acciones mínimas y su evaluación concomitante, la puesta en marcha en sí misma de la política y finalmente la evaluación ex post. En todas ellas puede y debe colaborar interdisciplinariamente el antropólogo con su expertise, contribuyendo sobre todo con el how know en la hechura de los estudios empíricos no ingenuos que es uno de los baluartes de la ciencia antropológica como experta en la decodificación de la mediación en que se haya el hombre en sociedad. El que la antropología urbana se inserte en la formulación de una agenda de una política con base
en los estudios etnográficos propios de la hechura de los estudios de la ciencia de la política pública, con base en elementos heurísticos propios para construir estudios diagnósticos objetivos, hace de la colaboración de las ciencias una articulación sui géneris y sine quanon en beneficio de ambas y por ende de la sociedad, quedando en el centro la imagen de una comunidad científica creativa y corresponsable socialmente. La propuesta de articular formalmente bajo un estudio científico la colaboración de ambas ciencias logrará, se cree y espera, persuadir asertivamente a la comunidad científica, a los diferentes actores, grupos de interés-presión, públicos de diferentes tipos y a la opinión pública en general, de la importancia que los estudios antropológicos empíricos pueden tener al aumentar la efectividad en las intervenciones del ciclo de las políticas públicas, reforzando la insistencia de los primeros antropólogos de “que su ciencia era práctica” “quedando el desarrollo teórico en segundo orden”31. Prospectando escenarios…. Hipótesis Generales:
Primera parte. Antropología social y política pública: -Las herramientas teórico-metodológicas con las que se realizan tradicionalmente los estudios empíricos de la Antropología urbana, sí se han utilizado para formular la política regulatoria que está vigente para regular, reordenar y formalizar el comercio informal y también han influido en el diseño de la implementación general de la política en algunas delegaciones de la ciudad. Por ello, su permanente contribución a la evaluación del estado que guarda el problema, así como en relación con el impacto y avance de la política pública ha sido, es y será fundamental para consolidar del PRCVP98 como el instrumento rector. El compromiso de la antropología urbana en la 31
Foster, ídem, p. 30.
generación de información de primera mano es intermitente desde hace más de 20 años y en la medida que continúe interviniendo, favorecerá la reducción de la asimetría de la información que enfrenta la reproducción de la política pública identificando las resistencias al cambio, tanto en la dimensión de los estudios teórico metodológicos y técnicos como en la puesta en marcha de la política y las capacidades operativos de los actores intervinientes como puede ser el propio antropólogo. -Los científicos que normalmente hacen estudios y ponen en marcha políticas públicas, como son los economistas, politólogos y administradores, no son expertos en la generación de información cualitativa de primera mano y no manejan los métodos y técnicas necesarias para lograr una descripción densa, que genere una visión objetiva y analítica de los problemas públicos al nivel del espacio público, por lo tanto, el antropólogo social tiene la oportunidad de hacer de la base heurística de su profesión una herramienta que lo vincule a los mercados de trabajo para la práctica del cambio cultural, haciendo de la profesión una ciencia aplicada; antropología aplicada: a) Si la Antropología urbana como una ciencia aplicada puede tornarse estratégica para el estudio y la puesta en marcha de las políticas públicas, la profesionalización del estudioso de la antropología se puede expandir más allá de la docencia y la investigación a los mercados de trabajo, tanto gubernamental como de la sociedad civil y de agencias internacionales, en donde cada vez más se le pueda utilizar como experto en generación de información de primera mano y que se gesten nuevos nichos laborales para su desarrollo. Podría ir más allá de la descripción, la comparación y el análisis teórico y poner en marcha acciones en el terreno que ha estudiado previamente; intervenir in situ. b) La colaboración entre dos ciencias sociales aplicadas para poder incidir asertivamente en el cambio cultural “dirigido”, es incipiente en México, es un reto que se práctica en otras latitudes como el movimiento del engagement en USA. En México como un país emergente
no solo es una alternativa, sino una necesidad que las ciencias sociales y la antropología urbana contribuyan al paso de un país desarrollado. c) Utilizar el estudio de caso ampliado y realizar un re-estudio comparado del comercio informal en vía pública en la ciudad de México en tres contextos estratégicos para la movilidad de la ciudad, que son zonas con situaciones críticas, no solo coadyuvará a demostrar que el antropólogo social en general y la antropología urbana en particular, deben vincularse a los estudios y a la puesta en marcha de las políticas públicas como una prioridad de la gran visión de los académicos, sino que legitimará las capacidades de consultoría de la profesión.