Sherezada Canta
No. 5 Octubre/2021
Experiencias/Sentires/Conocimientos de mujeres en la Salsa y el Bolero
Fanzine producto del taller: Mujeres, música y escritura “Sherezada canta” de Colectivo Hékate
Colectivo Hékate. Taller de mujeres, música y escritura, “ Sherezada canta”. Este fanzine es producto del taller Mujeres, música y escritura que el Colectivo Hékate impartió de Mayo-Octubre del 2021. Cuenta con un tiraje de 35 ejemplares. Este material fue elaborado, diseñado y editado bajo el nombre de Jessica Solano Morantes y Ana Rosa Lozano González. Este material se realizó con el apoyo del Programa Social Colectivos Culturales Comunitarios 2021, de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Corrección y cuidado editorial Ana Rosa Lozano González
Diseño e ilustraciones Jessica Solano Morantes
Organización Ilce Gómez Andrade
Colectivo Hékate @colectivohekate
Índice Bailemos toda la noche por favor Clio Garcia Nadie nos ve
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Altazor La vida es un carnaval
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M.E. Gonz Los Sabores y la Rumba
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Kimberly Patricia Juárez Vázquez De reina a reina de la salsa Alelu Olmos
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Jessicartica, 29 años, Ciudad de México. “Tu corazón en una cajita” @jessicartica
Introducción
Rosa Lozano
El cuarto fanzine del taller, Mujeres, música y escritura de Colectivo Hékate, rinde homenaje a dos géneros muy latinoamericanos que nos impregnan de sabor, ritmo, y dulzor. Pero, por otro lado, nos transmiten melancolía y amor hacía nuestras raíces. El primer género es la salsa y el segundo el bolero, ¿qué pasa con ellos y cómo se relacionan las mujeres?. A continuación lo veremos. La salsa, es una música en donde las mujeres suelen presentarse de una manera más sexualizada y por ende, vistas como un objeto. Pero, a lo largo de las décadas, muchas cantantes, autoras e intérpretes del mismo, han luchado por obtener un lugar y hacerse destacar por sus talentos, voces e ideas, pues tiene mucho qué decir. En el taller, nuestras asistentes, hicieron un análisis de la salsa y también, nos compartieron a sus cantantes favoritas, canciones e historias de este rico sabor latino. Cada una expuso en su texto, su sentir y voz para cambiar el concepto erróneo de las mujeres que se ha normalizado a través del tiempo. Por otro lado, las mujeres en el bolero, también han tenido que luchar porque se tome en cuenta su aportación y dedicación a este arte. El bolero, al pasar de los años, se ha transformado y llenado de cosas nuevas. Algo que está muy presente en las mujeres y el bolero, en la actualidad, es que cada una respeta la esencia de éste, pero le añade especias de su propio país, haciéndolo llegar al público más joven, lo que ayuda a que no muera, pues el bolero en su espíritu más puro, siempre unirá a las personas a través del amor. Y las consolará del desamor.
En nombre de la madre, la doncella y la anciana Colectiva Hékate
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Bailemos toda la noche por favor
Clio Garcia Garcia cliogciagcia@gmail.com
Hay música que puede tocar fibras muy adentro, música que se siente como un abrazo cálido. Hay música que te hace bailar, te hace encontrar el calor que estaba escondido entre tu piel, hace que tus pies se muevan como dos seres apartados de ti, como si tuvieran un corazón propio y latiera al ritmo de la música. Cuando era niña y hacía mucho frío, mi papá nos llevaba a mi hermano y a mí a la escuela en su carro, recuerdo muy bien lo que sonaba en la radio por esos días cuando ni siquiera el sol había salido, recuerdo muy bien el nombre del programa de radio “Salsa con Sabor”, y es que tiene un espacio muy visible en mi mente por la impresión que me provocaba el preguntarme cómo era posible que esas canciones pudieran darme una sensación de calor a pesar del frío que hacía, y que me sintiera despierta a pesar de ser tan temprano. Ya más grande, nació un amor por el baile y la noche; antes de la pandemia iba a fiestas con mis amigas y éramos las primeras en la pista, siempre sonriendo, si nos cansábamos, nos quitábamos los tacones y seguíamos hasta que la música terminara, y aunque los tiempos no lo permiten hoy; a veces, cuando no me siento bien, me encierro en mi cuarto, me quito los zapatos y la ropa y bailo con la esperanza de sacar en lo profundo de mí, la alegría de nuevo, y aunque, a veces no lo logro, siempre son más las veces que mi desesperado ritual funciona. La salsa es un género que produce vida y movimiento, es producto de la mezcla afrolatina y hermana de ritmos cubanos como el son y la guaracha, tiene la cualidad de darle fuerza a las piernas y aire a los pulmones. Cuenta historias entre sus versos, relatos de esclavitud, de amor, de fiesta, te invita a vivir tras cada golpe de percusión, no importa que tan amargo sea el alrededor.
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Para hablar de este género es necesario remarcar sus voces. Las personas que pusieron en alto el género no solo en Cuba, su lugar natal, sino en el mundo, dándole el título de ritmo latino por excelencia, agrupaciones como Buena Vista Social Club, cantantes como India, con su impresionante voz, Nathy Peluso, quien supo mezclar estos ritmos y darles un giro moderno, con letras que inspiran y empoderan. La irremplazable Celia Cruz quien tiene un lugar muy especial en mi corazón, una mujer a la cual admiro mucho, con una voz que te hace bailar al ritmo de la Quimbara y te enseña cómo la vida si es un carnaval, con una personalidad que te empuja a enfrentar todo con fuerza, valentía, buena cara, y sobre todo con ¡Azúcar!
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Nadie nos ve Altazor Caminaba sola y triste por la calle con una lágrima perdida nuevamente, Alfonso me había dejado sola en aquella fiesta Todos me advirtieron sobre él, pero yo ciega y casi hechizada decidí creer que conmigo sería diferente. Enojada y con el último cigarrillo de mi cajetilla decidí caminar sin parar, hasta que encontré un lugar que decía: “Aquí nadie te ve”. Una luz tenue se desprendía de aquel local pequeño, así que entré, pagué mi cover y me senté para esperar a que amaneciera; mientras tanto, una música estridente sonaba, algunas parejas se levantaron para bailar, yo nunca había movido un pie, mi cuerpo era de palo y mi novio jamás me invitaba a ningún lugar como en el que me encontraba. De entre la multitud la vi, cabello negro y piel morena, una sonrisa 10ligera que asomaba unos dientes blancos, su vestido rojo se movía con
cada percusión, mientras al fondo se escuchaba una voz poderosa que me hacía querer levantar de mi asiento. De repente, esa joven de cabello negro y hermosa piel sedosa, me miró y se acercó hacia mí. Me saludó e invitó a bailar, mi sorpresa no podía ser mayor, ¿cómo dos mujeres iban a bailar a la vista de todos en medio de la pista? Me preguntó si me gustaba La India -la voz fuerte que sonaba al fondo-, le contesté que no sabía quién era pero que su voz tenía algo que me atrapaba. Así pasó la noche, entre pasos de baile y una sensación que jamás había sentido. Ella se despidió de mí y yo quedé prendada del olor de su cabello y su suave piel que rozaba con la mía. Volví todos los viernes a la misma hora para encontrarme con ella, con su mirada y su cuerpo que se contoneaba al son de la salsa. Era un sueño y no quería despertar. Un día, mientras que India y Marc Anthony nos acompañaban al bailar, ella tomó mi mano y la puso en su mejilla, se acercó, me besó y sentí el calor de su cuerpo junto al mío. No quería separarme, pero no olvidaba la multitud de la pista que podía vernos y juzgarnos, ella tranquilamente me decía: “Nadie nos ve”. Y fue verdad, a nadie le importaban nuestros besos y caricias nocturnas. Solo éramos
nosotras dos y la salsa. Pasaron las semanas y luego los meses, habría un gran concurso de baile, ella me dijo que estábamos listas para entrar, y por primera vez, no tuve miedo, a su lado nada parecía imposible, así que accedí. Llegué ese viernes, el local estaba lleno de globos y decoraciones, la música de salsa nos acompañaba: Gilberto, Oscar, Margarita y Willie. Todos estaban listos. Ese día me puse un vestido negro, vaporoso, que llegaba hasta mis rodillas, unos tacones pequeños y el cabello recogido con una coleta y un clavel sobre oreja izquierda, yo que nunca usaba demasiado maquillaje decidí colorear mis labios de un rojo carmín y mis ojos con un delineador negro. La gente me miraba y eso me sonrojaba. Pasaron los minutos y después las horas, yo sabía que no llegaría, mientras al fondo se escuchaba a La India cantar: “Y vivir, vivir, lo nuestro/ Y amarnos hasta quedar sin aliento/ Soñar, soñar despiertos”. Ella jamás regresó, pero yo la espero todos los viernes con el vestido negro y mis labios carmín.
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La vida es un carnaval M.E. Gonz Tenía 5 años la primera vez que escuché La vida es un carnaval de Celia Cruz. Para esa pequeña niña que no sabía absolutamente nada sobre ritmos o notas musicales, que no sabía sobre desigualdades sociales o problemas de adultos, era una canción para bailar, “una canción para no llorar”. Después de 20 años, con un poco de conocimiento en teoría musical y suficiente experiencia en problemas, veo más hermosa esa canción. La vida es un carnaval de Celia Cruz es un himno para quienes hemos luchado tanto tiempo nuestras batallas internas. La letra es un rayo de esperanza a quienes han sufrido de la soledad y amargura. Si bien, la salsa es un género muy rico en movimientos rítmicos, sus letras no son tan lejanas de la oscura realidad, en el caso de La vida es un carnaval, nos transmite que la vida tiene una serie de problemas pero que la música es nuestra vía de salvación de la tristeza. “Ay, no hay que llorar (No hay que llorar)// Que la vida es un carnaval// Y es más bello vivir cantando”. En palabras sencillas, tanto el autor como la intérprete nos dicen que la música es uno de los mejores desahogos ante los problemas que enfrentamos en nuestro día a día. La salsa, a diferencia de otros géneros musicales como el rock o el pop, se siente como la vida misma. Podríamos comparar la música con géneros en el cine, mientras que el rock y el pop, son como películas de ficción, la salsa se siente como un drama realista. Es el género que sientes que te comprende el día a día, que comprende tu sufrimiento, tu preocupación por el trabajo, tu alegría por ver a tus seres queridos. Por este motivo, La vida es un carnaval se siente como si la vida te cantará que todo va a pasar, que ningún dolor es para siempre, el rayo de esperanza de quienes han sido desvalidos triunfarán y quienes han hecho tanto daño caerán. Es un manifiesto de lo necesario que es vivir, llorar, reír, bailar, gritar, por eso no hay que llorar, que la vida es un carnaval.
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Los Sabores y la Rumba Kimberly Patricia Juárez Vázquez
“La canela y el café son mi combinación favorita cuando se trata de viajar entre sabores no sé cómo de un momento a otro estaba recostada en los brazos de mi Conchita meciéndonos con el bello paisaje de la costa y el aroma a pan recién hecho”. Las canciones de dulce voz, revivieron las memorias más cálidas como si tuviera la habilidad de volver en el tiempo me di cuenta que ese momento tan íntimo estaba proyectado para todas, las sonrisas y lágrimas aparecieron en la sala pues nuestras ancestras llegaron para dar calor a nuestro corazón, nos recordaron el silencio, el dolor, el deseo de lucha entre canciones, pero sobre todo el amor de un mejor mañana. Ahora puedo verlas entre pantallas que se desvanecen para saber que son reales pues se materializaron en el abrazo más cálido que más de una vez imagine, la idea de querer bailar al ritmo del “tumbao” fue al unísono, los colores se pintaron en los vestidos de baile, las caderas marcaron el ritmo y las copas de gloria se levantaron en medio de nuestra sala de estar en aquel pequeño rincón en donde la vida pasa entre canciones fuertes a las que les añadimos un poco de azúcar y piloncillo. La confianza de cantar con el corazón y el sazón de la lucha se apoderó de todas fue inspiración y amor que a todas nos invadió cuando bebimos el café con canela el hechizo perfecto para que historias de amor y desamor escaparan entre sorbos que inició la rumba de días interminables.
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De reina a reina de la salsa Alelu Olmos “Crecí escuchando ese tumba o que va caminando, Ella pinto con su música colores y sabores, ella me enseñó a vivir Con azúcar, azúcar.” Alelu Olmos
Era media tarde, no había luz en casa por una supuesta falla, la única compañía era un radio de pilas que mi madre siempre tenía por las dudas, escuche un ritmo pegadizo “Esa negrita que va caminando, Esa negrita tiene su tumbao . Y cuando la gente la va mirando, Ella baila de la’o, anda bien apreta’o Apreta’o, apreta’o” con 8 años mis pies empezaron a moverse, a bailar, nunca vi a nadie de mi familia bailar salsa, nunca asistí a fiestas donde lo aprendiera, era la propia música en voz de Celia Cruz la que me impulsaba a no quedarme quieta. Recuerdo bien que mi madre se asombró que bailara, que cantara y que sintiera la música de esa manera, siempre he sido una chica tímida, pero cuando algo me causa impresión o me apasiona lo hago sin más, ese mismo fin de semana al ir al mercadito escuche otra canción de ella, mi cabecita seguía el ritmo, sonreía y trataba de aprenderme la letra. Mi madre siempre ha sido un gran impulso, me regaló un cassette de la cubana, donde venía la canción del Yerberito, se volvió una de mis favoritas, porque es alegre, llena de sabiduría sobre las plantas que desde pequeña me rodeaban. Poco a poco conforme crecí conocí más de sus canciones, leí más sobre su vida, la vi como una mujer entregada a dos cosas: su música y su cabecita de algodón; no entendía como una mujer con tal trayectoria, éxitos, llena de alegría y sabor en sus canciones podría haber dejado de lado su salud. “La vida es un carnaval” me llena de alegría, de nostalgia pues ella siempre tuvo esa idea de la vida, hacer de cada momento una gran
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fiesta, muchas de sus canciones son sobre esto, el disfrute, admiro a la cubanita por su gran optimismo, la fuerza de su voz, de hacer y vestir como ella quería. “Ríe, llora que a cada cual le llega su hora” es una canción que me hace pensar que ella siempre estuvo lista para seguir la fiesta en otro plano, en otro mundo, sin duda, aunque la ausencia de su cuerpo se nota en la tierra, pues no podemos verla ni escucharla en vivo, sus canciones son aquellas que nos sacan de estar tumbados en la cama tristes, son canciones que te impulsan a dar más y resistir. La salsa no es un género que suela escuchar mucho, pero siempre que escucho su voz llena de fortaleza y alegría me siento obligada a conocer más de este género, y fue así como conocí a Aymée Nuviola con otra gran artista que me transmite con su voz, ritmo y sabor las ganas de bailar.
18En mis procesos de reportera de espectáculos, conocí a este mujeron que además de estar llena de talento, es amable, agradecida con su público y su equipo de trabajo, recientemente en este año presentó su disco “Sin salsa no hay paraíso” un disco que vale la pena escuchar y tener en nuestra lista de reproducción porque nos sacará de estar en la silla preocupados por los pendientes.
“La gota fría” es una canción que adoro, habla de mucho empoderamiento, de dejar a otros hacer lo suyo, pero después decir “déjeme le muestro como lo hago yo”. El camino de la música para las mujeres nunca ha sido fácil, pero en la salsa siempre las han minimizado a ser coristas, vocales o solo bailarinas y es entonces donde las conoces a ellas y te quedas impresionada del potencial, del ritmo y la gran seguridad para un escenario hacerlo suyo. ““Todo aquel que piense que la vida es desigual Tiene que saber que no es así Que la vida es una hermosura, hay que vivirla”