Fazine de Rock Colectivo Hékate

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Sherezada Canta

No. 2 Septiembre/2021

Experiencias/Sentires/Conocimientos de mujeres en el Rock.

Fanzine producto del taller: Mujeres, música y escritura “Sherezada canta” de Colectivo Hékate

Aquí va el nombre mi canción favorita de rock


Colectivo Hékate. Taller de mujeres, música y escritura, “ Sherezada canta”. Este fanzine es producto del taller Mujeres, música y escritura que el Colectivo Hékate impartió de Mayo-Octubre del 2021. Cuenta con un tiraje de 35 ejemplares. Este material fue elaborado, diseñado y editado bajo el nombre de Jessica Solano Morantes y Ana Rosa Lozano González. Este material se realizó con el apoyo del Programa Social Colectivos Culturales Comunitarios 2021, de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

Corrección y cuidado editorial Ana Rosa Lozano González

Portada y diseño Jessica Solano Morantes “Jessicartica”

Organización Ilce Gómez Andrade

Colectivo Hékate @colectivohekate


Índice 6 8 11 13 14 16 19 22 25 28 31 33


Fernanda Badoíno, 30 años, Lima, Perú. “2005” @fernanda.badoino


Introducción Rosa Lozano A lo largo de los siglos siempre se ha tenido la idea de que la música tiene género y que sólo unos pocos, “los elegidos” o “ seres superiores” pueden sentirla, escribirla y componerla, ya que les pertenece, efectivamente, todos sabemos a quiénes se refieren.... Y ellas siguen sin caber aquí. Si toda la música ya tiene dioses Omnipresentes y Omnipotentes. Cuando se habla de rock and roll, entonces ellas, ¿Dónde entran? Hay que descubrirlo. El rock and roll, siempre se ha caracterizado por ser rudo, sucio, pesado, rebelde sin causa y diferente. Todas son, efectivamente, características que “las buenas mujeres” no tienen y no deben tener, ya que ellas pertenecen a otro lugar y se ocupan de otras actividades...¿De qué van a hablar? de ¿”cositas insignificantes”, “lloriqueos” y “amorcito”? Efectivamente, las mujeres en el rock and roll, hablan de cositas insignificantes, tales como las injusticias sociales que viven en carne propia; la violencia de género, entre muchas más. Sí, también de lloriqueos que se han guardado por siglos generaciones de ellas. Y para terminar de rematar, del amor en todas sus posibilidades y formas que, ellas ya habían descubierto antes, pioneras en el tema, claro está. Hablan de todo, sí, profundo y doloroso. Hablan de nada y sí, de cosas que viven cada día . Ellas cantan, tocan, sienten y viven el rock and roll. Y sí, ellas son diferentes, rebeldes por siempre con miles de causas.

En nombre de la madre, la doncella y la anciana Colectiva Hékate


Rock, el sonido de la libertad

Clio Garcia Garcia cliogciagcia@gmail.com

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A pesar de no tener unos tempranos recuerdos escuchando bandas de rock, soy consciente de la sensación que provocó en mí las primeras veces que estuve en presencia de una canción rock, y sin saber por qué, algo en mi se encendía, me llenaba de una energía salida de un lugar en mí que se me hace difícil reconocer y en mis venas corría mi sangre más rápido, caliente y ligera. Fue más tarde, entrada mi adolescencia, cuando tuve la inquietud por escuchar este tipo de música, se me hace fascinante como los músicos y cantantes pueden dar toda su energía en una sola canción, con una fuerza y expresión muy específica. Todo ese enojo, esa tristeza, por fin podían ser tangibles, no solo yo sentía esa bruma en mi cabeza, y es que el rock tiene la capacidad única de poder decir lo que uno no puede, todos esos sentimientos negativos pueden canalizarse en unos acordes, la batería al ritmo, un bajo de fondo y una voz capaz de desgarrarse a voluntad del corazón. Sea lo que se quiera comunicar, positivo o negativo, el rock lo hace, y lo hace bien, con fuerza, con valentía, sin miedo a ninguna emoción y tal vez es por eso que es uno de los géneros más queridos y escuchados generación tras generación. Para mi en lo personal el rock es algo que te libera, que te empodera, te permite gritar lo que sientes y lo que piensas, y no es extraño ya que el rock no solo es un género, es un fenómeno social, muchas bandas e interpretes han utilizado su voz para decir lo que esta mal a su alrededor y lo que se debería cambiar; el rock es transgresor, es rebelde y ruidoso, se hace notar y eso me parece algo hermoso. El rock a mí me ha ayudado a darme valor, a no pedir disculpas por lo que soy o por lo que hago, a disfrutar de mi sexualidad, de mis emociones, a apasionarme y exclamar con la cara en alto lo que soy, a no mirar atrás y a defender mis ideales, por eso es tan importante, por que no todos los días puedes sentir que eres capaz de todo.


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Mirari Chan, 29 años, Tehuacán, Puebla. “this is my rock” @mirari_chan


03/08/2021, CDMX Cynthia Rendón

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Antes de que yo naciera, por ahí de 1985 en los Ángeles, se fundó la banda de rock que, desde mi nacimiento, ha marcado mi vida. Mi primer recuerdo musical es Cynthia agitando fuertemente el cabello frente al televisor, con mis tíos detrás de mí diciendo ¡eso sobrina ¡en aquel tiempo me creía el centro del universo por dos cosas, la primera era que mis tíos me adoraban y la segunda es que esas rolas generaban en mí un poder que venía desde mi centro. Por ahí de febrero y marzo de 1993 por fin vienen a México por primera vez, mis tíos enloquecen y obviamente compraron boletos, uno de ellos (mi favorito) Rubén Rendón artista del dibujo, comenzó a pintar con óleos un chaleco, en la parte trasera dibujó la portada de un disco y a una chamarra le puso parches y le dibujó calaveras , quedaron de no mames, las hizo para usarlas ese sagrado día en el que por fin conocerían a esa banda que nos hacía cantar cada fin de semana, porque entre semana se la pasaban trabajando. Recuerdo haberlos visto llegar, hasta el culo de pedos, pero súper felices, ya quería crecer para poder ir con ellos. El tiempo pasó y jamás pude verlos en vivo pues me mudé a Puebla y toda mi vida cambió, mi abuelita murió y ya no éramos tan felices. Regresaron a México en 1999, foro sol y 2009 palacio de los deportes, pero para ese año estaba embarazada y ya era cristiana así que era pecado escucharlos pff los años más tristes pues sentía culpa de querer escucharlos pues realmente me gustaban. Tras mi divorcio dejé atrás la religión y regresé con todo a la música, pues me hace sentir tantas cosas que seguramente ustedes me entienden a la perfección. Mi tío Mario se casó y solo se dedica a trabajar, muy de vez en cuando escucha a nuestra banda, hasta pintó el cofre de su coche favorito con la portada del disco, esa misma del chaleco. Mi tío Rubén… mi mentor, mi papá y quien me enseñó de música, quien me compró mis primeros converse, con quien ya mayor compartí chelas, gustos musicales y una que otra bacha, mi tío ese de melena larga, el


que hacía sus dibujos escuchando a nuestra banda, quien cuando se equivocaba decía “ no hay peeedo” , lo recuerdo en la iglesia llorando cuando mi abue se fue y lo abracé tan fuerte y le dije que estaríamos bien, él me enseñó a trabajar y a escuchar buena música; me dijo que cuando muriera mi herencia sería una casa y su chamarra, hoy me cubro del frío y del dolor bajo su techo y con esa maravillosa chamarra que aún huele a él. Metallica, la banda que mi familia y yo tenemos en las venas y el alma, a la cual espero algún día escuchar en vivo con la chamarra puesta y con mi tío en el corazón. Y espero algún día poder volver a verlo y decirle que aún no puedo escuchar una sola canción de ellos sin que llore de amor por él.

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Jessicartica, 29 años, CDMX. “Just a girl” @jessicartica


Drive Tesitapuma Drive es una canción del grupo musical estadounidense Incubus. En esta canción se aborda el tema de la libertad, ya que en ella la voz lírica expresa el deseo de ser dueño de su propia vida; expresa su preocupación por no dejar que alguien más (el miedo) tome las riendas de su vida, es por ello que decide ser él quien tome el volante y dirija su camino. Así pues, esta canción nos lleva a pensar en lo fácil que ha resultado para el género masculino el hecho de poder dirigir el rumbo de sus vidas, pese a vivir dentro de una sociedad impositiva. A diferencia de lo que ocurre con el género femenino, puesto que, las mujeres nos hemos encontrado frente a una situación muy distinta, tal como se puede observar en la canción Just a girl de No doubt “Cause I’m just a girl, I’d rather not be”; muchas mujeres hemos deseado no ser mujeres, debido a que a lo largo de la historia se nos han negado muchos derechos, solo por el hecho de ser mujeres. Y, aunque hoy en día hemos logrado muchos avances, sigue haciendo falta cambiar muchas cosas, puesto que no podremos decir que hemos tomado el volante para conducir nuestras vidas, mientras que no tengamos una libertad real. Es necesario, entonces, que podamos salir a la calle sin miedo a que nos pase algo y; poder, en la práctica, hacer pleno uso de nuestros derechos, sin ser mal vistas ni juzgadas por ser quienes somos, por lo que hacemos o por la manera en que nos vestimos. Es necesario un cambio en la sociedad para que nosotras las mujeres también podamos tomar el volante y dirigir nuestro camino...

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Jessicartica, 29 años, CDMX. “Heart of Glass” @jessicartica


Entre la comodidad y lo saludable

M.E. Gonz

Era el año de 1979, cuando el grupo estadounidense Blondie lanzaba como sencillo Heart of Glass de su álbum Parallel Lines, siendo escrita por Debbie Harry y Chris Stein, la letra de esta canción nos habla de la encrucijada en la que todos alguna vez estuvimos o estaremos: decidir entre lo cómodo y lo saludable. Heart of Glass relata la historia de una persona que cree haber encontrado el amor de su vida, el dichoso “indicado” que nos cuenta la media en películas y libros. Conforme pasa el tiempo, nuestra protagonista puede darse cuenta de que su relación no es tan perfecta por la constante desconfianza de su pareja. Aquí es donde entra la pregunta, ¿vale la pena continuar una relación? Muchas veces sin darnos cuenta nos quedamos en relaciones que ya no funcionan por comodidad, porque ya es un territorio conocido. Nos damos cuenta con estas experiencias, que comodidad no es sinónimo de saludable. “In between // What I find is pleasing and I’m feeling fine” (Entre lo que encuentro placentero y lo que me hace sentir bien). La letra de Heart of Glass habla de estos sentimientos encontrados a la hora de evaluar lo que necesitamos para estar bien. Hacer un balance para tomar la decisión entre dejar cosas que anteriormente podrían causarnos placer y lo que necesitamos para estar bien. Este es el tipo de cosas que nos van forjando en el autocuidado, específicamente de la salud mental. Heart of Glass es una canción adelantada a su época respecto al tema de la salud mental y las relaciones de pareja disfuncionales, que hoy en 2021 a más de uno nos podría ayudar a tomar la decisión “entre la comodidad y lo saludable”.

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El rock es la chispa de mi revolución Kimberly Patricia Juárez Como todos los comienzos nada fue fácil, así como este escrito que me llena de amor pero sobre del poder de un escenario, de ese poder que tomaba el control de Janes Joplin cuando nada más existía alrededor, solo su voz, sentimientos y sus movimientos, cuando rompió estereotipos me quedé embelesada entre su talento.

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No puedo imaginarme un mundo sin el talento de Wanda Jackson con sus letras llenas de realidad y mi sueño de tener ese cabello perfecto. Entre las semanas logre realizar un viaje entre las décadas donde me dejó claro que ahora que si es tan bonito soñar pero que ellas lucharon porque algún día yo y muchas más puedan rockear sin temor y estereotipos. A mi mente viene los movimientos de Tina y su firma característica. Me quedó claro que si alguien nació para tomar el control del escenario con talento, es ella, su voz mi vicio y su cuerpo mi inspiración, la puedo ver entre las niñas que sueñan despiertas con algún día bailarse con ese ritmo y pureza. En mi cabeza tengo sus letras, su ritmo y sobre todo su revolución sé que no necesito una chaqueta de cuero y labial rojo para recordarlas, solo puedo sentarme en la sala de estar y admirarlas llenarme de su amor y su talento vivo entre canciones. El rock es la chispa de mi revolución interna que tiene las mejores voces femeninas que algunas cantan, interpretan y bailan. Tengo la vida de rockstar sin pretenderla porque ahora mismo estoy rockeando mientras escribo porque tengo el corazón abierto, porque quiero ser escuchada como lo hicieron las grandes.


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Jessicartica, 29 años, CDMX. “Princesa del rock” @jessicartica


En el futuro las princesas salvaran el rock Leticia Belquia

letto.belquia

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Escribo estas líneas mientras veo los juegos olímpicos Tokio 2021, que han sido muy atípicos, no sólo porque se celebran un año después por esta pandemia que estamos viviendo, sino por la cantidad de niñas y mujeres dándonos grandes lecciones de vida. Pienso en mi infancia, cuando yo era una niña, hubiera muerto de alegría por tener más mujeres referentes en la ciencia, tecnología, literatura, en deportes que habían sido exclusivos de hombres y en la música que siempre ha sido mi salvavidas, esa música que invariablemente me ha acompañado pero que en mi infancia volteaba a todos lados en busca de más mujeres cantando, tocando y componiendo rock pero en los noventa era una labor titánica encontrarlas. A los 13 años sabía -no sé cómo- pero sabía y estaba cierta que todo aquello tenía que cambiar. Y es que, sólo fue cuestión de tiempo y paciencia para darme cuenta que mujeres músicas de rock, aguerridas y transgresoras siempre ha habido, invisibilizadas y olvidadas por la siempre cuestionada “historia oficial”, pero que el tiempo les está dando su justo lugar, que su coraje, valentía y ejemplo ha dado frutos en otras mujeres músicas. Ahora miro con maravilla y extasiada que las hadas y princesas tocan la batería, se avientan por rampas a gran velocidad y gritan con furia; niñas de 12 años patinando y armando sus bandas de rock; a mujeres afrodescendientes ganando medallas; mujeres al micrófono, orgullosas del color de su piel, con sus hermosas cabelleras de colores; de mujeres que distribuyen su tiempo y dedicación a la música mientras también están maternando; chicas que vienen de la pobreza de las favelas para compartirnos su ímpetu , dedicación y arte lo mismo en el deporte que con sus letras y rimas; veo a niñas temerarias, seguras de sí, valientes y fuertes haciendo cosas impresionantes, mujeres que anteponen su cuidado antes que cualquier cosa, compitiendo entre ellas pero dándose ánimos, con toda la distancia e idioma que las separa pero toda la sororidad que las une. Veo a la poderosa Nandi Bushell, niña de tan sólo diez años de edad


despedazando su batería mientras no deja de sonreír y retar a más músicos para jamear, recibiendo elogios por su explosiva forma de pegarle a la batería. Yo, la observo anonadada y no puedo dejar de pensar en qué hubiera pasado si todas las mujeres y niñas hubiéramos tenido la libertad de elegir ser y hacer lo que nuestro corazón nos dictara ¿De cuántas grandes obras se ha perdido la humanidad por estas terribles estructuras machistas? Y aun a pesar de eso, las mujeres han luchado para defender su presencia en el rock, han podido abrir paso en el transcurso del tiempo para las nuevas generaciones, como lo ha hecho The Warning, una banda mexicana de rock conformada por tres hermanas de 16, 18 y 21 años respectivamente, que desde el 2013, es decir, desde que eran pequeñitas comenzaron a forjar y hacer realidad el sueño de “rockstar” con un sonido y potencia que muchos músicos de larga trayectoria y hasta consagrados anhelan. Tres chicas siendo alabadas por la crítica internacional, pues muchos ven en ellas a tres músicas “salvadoras del rock” y que son la prueba de que “el rock no está muerto”. Con estas chicas es claro que el camino que se ha construido ha valido la pena para que más niñas y mujeres se atrevan y sepan que las posibilidades en la música o en cualquier disciplina son infinitas. Desde luego que aún hay mucho que recorrer, espacios que conquistar y paradigmas que tirar pero…Si, el futuro es ahora, las princesas y hadas con sus alitas de gasa, sus baquetas y plumillas mágicas están salvando el rock.

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Alma Vargas García, 39 años, CDMX. “Conmigo” @Alma_nube_flan


YO FUI UNA ADOLESCENTE TERROSATÁNICA

Eudaimon @edudaimonia_

Perfume de Violetas es una película mexicana del 20011 dirigida por la también Antropóloga Social Maryse Sistach2. En ella aparece “Monstruo Verde” la canción quizá más conocida de Las Ultrasónicas, perteneciente a su primer álbum denominado Yo fui una adolescente Terrosatánica (1998). No obstante puede que este suceso no sea el único vínculo que Las Ultrasónicas tienen con la película Perfume de Violetas donde las protagonistas mujeres viven la violencia de género en contextos de marginalización y precarización laboral, donde la inestabilidad económica se vuelve una de las principales preocupaciones. TODXS ESTÁN MURIENDO [ o las condiciones precarias de existencia en la CDMX] La banda estaba conformada en ese entonces por Jenny Bombo (baterista) la voz detrás de “Vente en mi boca”, quien trabajaba en una oficina y por ese entonces viajaba a Estados Unidos buscando otras oportunidades laborales/Jessy Bulbo (bajista) trabajaba en un Banamex repartiendo propaganda/Suzy A. Vox fue la vocalista del primer álbum. Era comerciante en la Lagunilla y en el Chopo. En ese entonces ya era madre//Ali Gua-Gua (guitarrista). Nacida en Veracruz llegó a la CDMX a estudiar en el Centro de Capacitación Cinematográfica3 en donde realizó el documental “Todos están muriendo” (2000) –disponible en youtube-. Filmado con su propia cámara retrata algunas de las primeras tocadas de la banda, su amistad y problemas así como la escena local -subterránea- de finales de los 90 en la CDMX.4 Tengo mucho cariño y admiración por Las Ultrasónicas. Las considero cercanas ya que nos ha tocado vivir las mismas condiciones de mierda como mujeres en la CDMX: trabajar en lugares erizos donde hay acoso (o toparte con las limitadas oportunidades laborales) migrar a otra ciudad para estudiar o a trabajar y sobre todo el adentrarte y hacerte de un espacio en la escena musical en la que los hombres son mayoría:

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el rock. en el que tu participación se ve limitada a ser intérprete o cantante, a que la sexualidad de la cuerpa sea la unica caracteristica que se enfatice ante un público de puro hombre, que mira atentamente esperando el mínimo error. Oportunidades limitadas para la población en general pero específicamente en este caso, para mujeres que querían hacer rock en un país machista La Ultrasónicas son importantes para el rock de la CDMX ya que el ser contemporáneas de estas condiciones de existencia no las limitó, al contrario, hicieron de sus carencias un elemento que reivindicaban en su sonido y les permitió construir una identidad desde lo local a partir de su experiencia como mujeres en la escena -subterránea- del rock a finales del Siglo XX y principios del XXI en la Ciudad de México, Ellas sabían lo que hacían, dónde estaban y que se necesitaba para lograr lo que querían. Morritas que andaban también en la fiesta, repartiendo sus folletos en el Chopo, fumando todo el tiempo, inhalando cocaína, hablando de los punks que se topaban en tocadas, de los dealers, de espacios como C.U, el Tianguis del Chopo, Coyoacán, Satélite y Aragón en sus rolas. Ellas definen su música como garage rock y reconocen que en ese entonces además de que el público mexicano no estaba acostumbrado a ese tipo de música, mucho menos estaban acostumbrados a aplaudirle a mujeres, no obstante como dice Ali GuaGua en el documental: “lo único que te llevas a la tumba es un buen viaje”. Junto con Manos libres (2005) y La Niña en la pierdra (2006) forma parte de la trilogía de la crueldad. 2 En un encuentro de cineastas que hubo en el 2015 en la Cineteca Nacional menciona que parte de las historias de sus películas habían sido retomadas de la nota roja de los periódicos. 3 Menciona que algo que aprendió trabajando como asistente de sonido para comerciales “es que si me iba a partir la madre que fuera por mis porquerías propias y no por las porquerías de alguien más” 4 En este documental también aparece Tere Farfisa (organista), otra de las morras fundadoras de la banda pero se salió antes de grabar el primer álbum. 1


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Jessicartica, 29 años, CDMX. “Karen O y la caja” @jessicartica


La caja doble de Pandora Luza Kova @luza_kova

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El rock es mi género de música favorito desde que puedo recordar, sí, gracias a la educación e influencias de mi familia, pero sobre todo por el acceso a la libertad que ha representado para mí. Nunca me sentí cómoda con la feminidad estereotípica ni con el deber-ser de la chica más lista de mi clase; tampoco me sentí cómoda con el rol de la perfecta hija menor de familia suburbana. A mí desde pequeña en realidad me gustaron mucho dos cosas: la calle y el desmadre. Con el rock como hado padrino, llegué a la adolescencia con mucho amor por el tema: le entraba a casi todos los subgéneros y artistas, de los clásicos de señor a las bandas que surgían en la escena nacional. Estaba cómoda en mis jeans y camisetas de bandas, juntándome a beber clandestinamente con otros adolescentes hasta que, en algún punto, noté que me volvía invisible. Yo me sentía libre en mi furia junto a mi puñado de amigas rebeldes, porque el mundo y el sistema nos debían muchísimas cosas. Sin embargo, ser una adolescente gorda y enojada no era atractivo para nadie. ¿Por qué Jagger y Bowie eran fuego y yo era un fantasma con sudadera? No pretendía ser imán sexual alguno, pero notaba que la seguridad sobre mis gustos y conocimientos, siendo una chica alejada de los estándares de belleza, era intimidante, incluso repelente. Pese a que lo dejé pasar, tiempo después concluí que quizás había cometido un ligero error de navegación: me había guiado todo el tiempo por figuras masculinas… ¿Necesitaba ser sexy para ser tomada en serio? Según la norma invisible, la actitud de rock debía ser dura y conquistadora, pero representada por mujeres, ¿cómo debía ser? Conscientes de su sexualidad las mujeres son censuradas, demasiado independientes, son “ñoñas” o “pretenciosas”. ¿Entonces dónde quedaban mi Janis Joplin y mi Karen O? ¿Ellas eran algo diferente por gritar y gemir en lugar de desbordarse en caricias al aire? Luego me hice una pregunta más: ¿por qué asumía que se trataba de un error MÍO? ¿Acaso no había consumido la música a la que los medios me habían dado acceso?


Si deseaba encontrar claridad, decidí debía ir más a fondo. Fue así como, en una tarea autoimpuesta volví a mis favoritos de la radio donde estaban Debbie Harry y Joan Jett. Volví a las rolas de pubertad y ahí estaba Dolores O’Riordan. Volví también a las bandas hispanas que la moda de la música en inglés había sentenciado a no ser tan chidas ni de clase, y ahí estaba Rita Guerrero. Me reencontré con grupos como Las Ultrasónicas que había aprendido a despreciar: porque les gustaban a las chicas que detestaba o porque estaba convencida, casi sin cuestionarlo, de que las mujeres no eran tan buenas tocando. Porque el rock me había enseñado a ser misógina. Y todas ellas no le debían sexualidad a nadie. A la fecha, esa tarea no ha terminado, solo que ya no busco perfilar mi identidad, busco a otras como yo, de todos los tiempos y lugares, creadoras y amantes. Y llevando esa curiosidad a otros géneros y espacios, me encuentro con mujeres que saben cosas diferentes. Para la rancia cultura del rock, amenazamos con abrir la mítica caja de Pandora entre todas, pero quién no dice que más bien, la caja de Pandora era en realidad musical.

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AsineVenisa, 29 años, CDMX. “We Rock!” @asinevenisa


Disculpa a las mujeres del Rock

Papirómana @papiromana

Eusebio Ruvalcaba describió con precisión al melómano: “Compra discos, lee biografías, lee programas de mano. Por sus venas circula música. Y muchas veces ama aún más la música que los propios músicos. Pero llora en vez de tocar”. Leo este final y se me clava como una aguja muy finita en el pecho. Es verdad, concuerdo. Pero es una verdad que me duele. Después de años y de “tanto sacrificio” en las escuelas de música, como diría mi abuela, para haber terminado de hispanista, usted ha de entender que es una gran vergüenza no ser músico… O al menos, lo es para mí. ¿Pero, a usted le gusta la música, no es así?, preguntará. Y pues claro. No podría dejar de lado la música en mi vida, pero el gusto no es suficiente para ser músico y yo lo entendí muy bien desde hace años. Se necesita valor para hacer música, para expresar, tocar para otros. Ese es un valor que no poseo. Sentir tampoco es suficiente. Yo siento, sí, pero me lo guardo todo. Cuántas veces he querido gritar, acabarme la voz y dejar salir la tristeza y la rabia, la felicidad, pero no. Yo permanezco calladita y elijo escuchar. A mí, de vez en cuando, vienen las lecciones aprendidas de la infancia: “no grites, no seas loca, estate quieta, ponte feliz, no te enojes…”, y lo hago aún, inconscientemente, pero también grito, me enojo y destrozo en mi mente… con la música. El Rock es un género catártico para el enojo y mientras me sentí así (toda mi adolescencia, de hecho) fue mi género preferido para gritar internamente (recuerde las lecciones aprendidas); aunque, si le soy franca, el enojo siempre ha sido difícil de ocultar. Me doy cuenta a estas alturas de mi vida de que nunca busqué voces femeninas en el Rock a pesar de haber sido una niña enojada y en constante conflicto. Nunca lo había advertido y ahora entiendo porqué…y también duele. Durante mucho tiempo, lo aprendido me dijo que el rock era cosa de hombres y que aquellas gritonas y rebeldes que subían a los escenarios,

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con peinados y ropa estrafalaria, solamente querían lucirse; que eran exageradas, exhibicionistas, locas… Y bueno, ahora entiendo que hablaban por mí las palabras aprendidas en mi infancia, que el mismo rigor que me prohibió las cosas las veía a ellas a través de mis ojos… y las reprobaba. Aún con eso, ellas hacían lo que yo nunca pude: gritar la rabia, la felicidad, la tristeza, vaciarse en el escenario, decir “esto es lo que siento y aquí lo tienen”. Estas mujeres siempre fueron más valientes que yo. Las he juzgado injustamente desde mi propio miedo a ser juzgada por ser quien soy. De alguna forma, aunque me doy cuenta de que muy dentro mío hay ataduras que no van a romperse, siento que puedo gritar, destrozar y liberarme de ellas con la música de estas mujeres. Por ahora, me basta. Así pues, usted puede confirmarlo: soy una melómana con todas sus letras. Yo me vacío en la música aunque me vea en silencio, aunque no toque nada y aunque esos gritos no sean mi propia voz y este enojo esté mudo, por ahora.


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Jessicartica, 29 años, CDMX. “Patti Smith” @jessicartica


Ivocaciones del espìritu en el Chealse Hotel Astra Sin Sombra @aquariioculi Antes de que Patti Smith renegara de los convencionalismos religiosos y cambiara santos por poetas, y a Dios por el arte, había un hueco abisal en el mundo; el vacío silencioso que la ausencia de una maga, de una chamana (como la llamaron) debiera desbordar de música y letras.

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Los límites de la poesía y la música son difusos, y se confunden continuamente; antes no existían, así como no había diferencia entre poesía y magia. Los versos son imanes sonoros que crean deidades, traen lluvia y almacenan fantasmas; el chamán es quien tiene la voz y el poder de arrastrar lo intangible a la tierra. Patti llegó al mundo para recibir el furor afiebrado de su juventud y decantarlo; es la sacerdotisa de una generación impetuosa, que desconfía de fundamentos universales. La entrada en escena de Patti en lo bajo de Manhattan fue un portento; después de sobrevivir a las carencias acostumbradas, como la soledad y el hambre, la muchacha de 19 años enamorada de los versos de Rimbaud se convierte en una hechicera del sonido cuando uno de sus grandes amores la convence de cantar su poesía en un escenario. Eran los años setenta: ya no quedaban sueños de paz y el mundo no le ofrecía nada a los jóvenes. El significado perdido gestó la rebelión y las letras de Smith enarbolaron su causa. El punk nació de la rabia, de la búsqueda por respuestas imposibles, del vacío que debía llenarse con cantos, y esta hechicera podía invocar las fuerzas naturales con la indocil letra de Land, y no temía gritar y sacar todo desde lo profundo, con la resonancia de voz de quien siente demasiado la vida. Horses, de 1975, no puede ocultar su naturaleza: la mujer interprete de las canciones que conforman el álbum es salvaje, desafiante y transgresora como ellas. Todo inicia con Gloria, y el encantamiento


del álbum no se deshace nunca. La música invita: “Escúchala dictar la medida del mundo con las modulaciones de su voz, que parece relatar una historia, una historia eterna. Le grita al espacio mismo” Si quiere, se detiene para cargase de intensidad, y deja que las articulaciones de la guitarra sigan el ritmo de sus versos. En Birdland, Patti Smith puede tocar el sol con la lengua, e imita a la tierra retumbante cuando se golpea el pecho para disociar la melodía de Break it up. Hay libertad en su garganta, y en las cuerdas y golpes de batería que acompañan sus sueños hechos canciones. Es la ansiada libertad. La falta de serenidad y los caminos frenéticos de nuestro tiempo se significan sin vergüenza después de Free Money, y la potencialidad de las cosas es tangible de nuevo. “Todo puede sentirse y vivirse intensamente” recita la música. La libertad es la bandera de Patti Smith. La voz de Patti, con su afán de hermosa ruptura, me trajo orden. Pude transmutar a otras realidades, oníricas como la poesía de la hechicera, donde crezco en Chicago, y en la adolescencia me amparo en poetas franceses, y camino las calles de Nueva York y habito el Chealse Hotel sin miedo al malvivir del artista, y ansío desplegarme, extender mi libertad y rehacerme en un lugar tan vasto, tan despiadado como el nuestro. No podía decir qué era ser valiente antes de que el vacío se desbordara con rock, y con Patti Smith.

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Jessicartica, 29 años, CDMX. “Hay que gritar” @jessicartica


Sleater-Kinney - #1 Must have Feer Jscp @FeerJscp “Y para todas las mujeres allá afuera, deseo que pudiéramos escribir más que la próxima campaña publicitaria.” Este fragmento en la parte final de la canción es una invitación a escribir la historia y reinventarla, no hay porqué aceptar aquello que nos han impuesto y nunca quisimos, no significa que sea sencillo, pero nunca es tarde para levantar una bandera propia. ¿Adicción a escribir contra reloj o una carga de generaciones que nos han querido callar? Muchas veces al enfrentarme al papel en blanco me hace sentir pánico y que quizá no tengo nada qué decir, aunque mi mente no pare de hablar, les creí, caí en su juego y yo también he intentado silenciarme, pero aquí bajamos el telón a ese cuento ya que nunca seré lo que se espera de mí, pero puedo ser quien yo quiero o mejor dicho, soy, esta persona con virtudes y defectos y aunque la balanza no esté equilibrada, soy y no estoy aquí para ver pasar mi vida o escuchar y cumplir todas las condiciones y obligaciones que se han inventado que una mujer debería tener/hacer. Y es por eso que desde hace años al abrir un cuaderno lo primero que escribo en él es “Tabula rasa” que me hace recordar que puedo crear lo que quiera, el lienzo es mío y es verdad, aunque muchos se han encargado de hacernos creer que estábamos mal en todos los sentidos, el rock llega a decirnos que las puertas están abiertas para todo aquel que quiera crear, no necesariamente tiene que ser música, pero no dejes que apaguen la llama que arde en tu interior y quiere salir ¡La historia no está escrita, la estamos escribiendo!

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Liry Ontiveros, 23 años, CDMX. “Rebel Queens” @liryohdear


Mujeres, rock y vida Alelu Olmos “Un ritmo fuerte resuena, me cautiva y me quema los sentidos Me libera de mis problemas entre cada canción El rock se volvió parte de mi vida.” Alelu Olmos

Es el año 2000, estoy aburrida, no sé realmente qué hacer con todo lo que pienso lograr y termino dejándolo acomodado en una gaveta de mi cabeza, decido escuchar música en Youtube, las canciones comienzan a pasar en modo aleatorio, escucho algo que no es del todo mi estilo, pero decido darle una oportunidad, su ritmo me cautiva, la voz de la chica me emociona y me doy cuenta que, de manera inconsciente, comencé a mover la cabeza. Podría decir que conocí el mundo del rock desde una etapa más adolescente, mi hermano tenía sus bandas que solíamos a escuchar a diario, sin embargo, esta ocasión era diferente la voz de la chica me había causado curiosidad, quería escuchar más, dejé que terminara “I Love Rock and Roll” y empecé a escuchar más canciones, una tras otra. Joan Jett se lanza al mundo de la fama con grandes herramientas: atuendos de cuero, una actitud poderosa, una voz privilegiada y mucha constancia; aun cuando recibió muchos “No” por parte de la testosterona que dominaba la escena del rock. Pero no es casualidad que Joan Jett se convirtiera en un icono del rock, ella es una mujer que desde los 13 años no tuvo miedo de demostrar sus gustos, sus diferencias y es por eso que pide de regalo para navidad una guitarra, en su primera clase se enfrentaría al primer no, “Las chicas no pueden tocar rock and roll”. Ella sabía que, si realmente deseaba hacerlo, nadie tendría el poder de detenerla. La vida le pondría muchas pruebas, pero también le daría la oportunidad de conocer a Kim Fowley, un productor que la involucró con otras mujeres que tenían las mismas intenciones que ella. Y así formó su primera banda: “The Runaways”. The Runaways lograría viajar por todo el mundo, producir 5 discos

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en solo 4 años y encontrar muchas muestras de respeto a ellas y a su música en Australia y Japón, pero no todo sería color rosa, las cosas con su productor Kim Fowley se tornarían muy feas, pues este crearía competencia directa entre ellas, situación que terminaría en la separación de la banda. Jett después de la separación de The Runaways, bebía desde las 8 de la mañana, porque estaba dolida y no sabía cómo continuar sin su música, no entendía cómo el mundo podía juzgar a la mujer por querer hacer rock. Una infección cardíaca haría que Jett tomara cartas en el asunto y decidió poner en marcha de nuevo sus sueños, fue a Europa, grabó y lanzó un álbum debut homónimo, sin embargo, se enfrentaría a 23 “NO” por parte de los sellos discográficos del momento, por lo tanto, Kenny Laguna se volvería un nuevo respaldo formando “Blackheart Records”. Joan entonces decidió formar una nueva banda, pero ahora con hombres, llamada “Blackhearts”, con esta logró subirse en una rueda de la fortuna donde alcanzó mucho éxito con “Bad Reputation” pero sus siguientes discos no alcanzarían a brillar. Sin embargo, después de bajar en las listas solo podía subir. Entre sus canciones más reconocidas y aplaudidas por el público están: “Crimson and Clover”, “Do You Wanna Touch Me”, “I Hate Myself for Loving You” y aunque los reflectores se han enfocado en su apariencia y su orientación sexual, yo prefiero quedarme con la persistencia de Joan Jett por hacerse valer arriba de los escenarios, por siempre demostrar que las mujeres SÍ pueden hacer rock y por decir que el rock es parte de la vida de una mujer. El rock tiene la suficiente fuerza para hacerte olvidar por un momento tus problemas y al mismo tiempo, interesarte por quién está detrás de la guitarra, el bajo o la voz.

Now, I don’t hardly know her, But I think I could love her Crimson and clover. I wish she’d come walking over, I’m waiting to show her




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