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Fernando Torre Silva
Para mejorar nuestra infraestructura, y que esta infraestructura incluya el desarrollo sostenible, la planeación debe considerarse una inversión y no un gasto. La falta de continuidad no nos ha permitido tener la infraestructura para satisfacer las necesidades de la ciudadanía, y es por ello que necesitamos una planeación estratégica, donde la participación ciudadana sea un elemento importante. Con ello estaremos cumpliendo el término de gobernanza, que no debe ser unilateral, no puede ser dictada sólo desde los tres niveles de gobierno, porque definitivamente quien legitima la infraestructura y quien va a ser beneficiada por esta infraestructura es la propia ciudadanía.
Nos enfrentamos a grandes retos. Debemos tener una gran participación ciudadana, constituir institutos autónomos de planeación e invertir lo necesario en ellos y no verlos como un gasto. No sólo servirán para mejorar sustancialmente la eficacia, calidad, tiempo de realización y oportunidad atendiendo con la debida anticipación las necesidades de la sociedad; también para, de forma implícita y explícita, frenar la corrupción, la opacidad y la discrecionalidad en el ejercicio de la función pública y privada, porque estos factores nocivos involucran a corruptores y corrompidos, tanto del ámbito público como en el empresarial.
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Debemos ver con mucha atención los elefantes blancos que tenemos hoy en día, con gastos innecesarios e ineficientes; tenemos registradas muchas obras de infraestructura de distintos tamaños y sectores que están inoperables o no cumplen con el objetivo para el que fueron construidas. La institucionalización de la planeación estratégica es un recurso indispensable para que el desarrollo del país, en beneficio de todos los mexicanos, sea efectivo.
Experiencia municipal en México
FERNANDO TORRE SILVA Maestro en Arquitectura del paisaje. Director general del Instituto Municipal de Planeación de San Luis Potosí. Miembro de la Academia Nacional de Arquitectura, capítulo San Luis Potosí. Ha elaborado proyectos habitacionales, residenciales, comerciales y corporativos. Ha participado y encabezado proyectos de restauración, adaptación y reactivación de inmuebles históricos.
En agosto de 2018 ingresé al Instituto Municipal de Planeación (Implan) de San Luis Potosí, que venía de un proceso de extinción. El alcalde anterior al que me dio el reto de encabezar este instituto había decidido que el Implan era un estorbo, que había que extinguirlo para poder ellos hacer sus cosas. Nos encontramos un instituto que estaba prácticamente sin recursos, sin personal; el municipio enfrentaba el reto de gestionar el territorio sin instrumentos apropiados, porque el último Plan de Desarrollo Urbano de San Luis Potosí se hizo en el año 2003, es decir, estuvieron 16 años ejecutando un instrumento muy rebasado, una situación muy común en los municipios de nuestro país: o no lo han tenido nunca o el que tienen ya ha sido rebasado o está subutilizado.
Esto ha sido un obstáculo, incluso para el municipio de San Luis Potosí hasta este momento, dos años después de que nos designaron para revivirlo, porque además de rescatarlo debemos reconstruirlo y desarrollar los proyectos de programas, mismos que en este momento ya se encuentran en revisión en el cabildo local.
Estamos trabajando mucho en contacto con los regidores; espero muy pronto estén autorizados y después pasen al dictamen de congruencia con el gobierno del estado, para que así la ciudad de San Luis Potosí vuelva a tener instrumentos de planeación apropiados.
El recorrido por este proceso es arduo; nos hemos encontrado con múltiples intereses, desde los empresarios, los ejidatarios que tienen sus propiedades alrededor de la ciudad, muchísimos intereses con los que tenemos que lidiar, negociar… y también intereses político-partidistas. Es un reto realmente fuerte buscar tener un programa que respete el medio ambiente, que socialmente sea bien acogido. También hemos sido promotores de una participación ciudadana intensa, efectiva; hemos trabajado en reuniones con más de 1,300 personas, y hemos desarrollado seis talleres de planeación estratégica que encontraron una respuesta positivamente sorprendente entre interlocutores diversos, funcionarios, empresarios, ciudadanos… Pasamos a la consulta pública que marca la ley, recogimos 2,600 planteamientos ciudadanos sobre el programa que habíamos puesto a consulta pública, es decir, hemos logrado muchísima participación ciudadana, hemos concretado los proyectos, esperamos que pronto se autorice su materialización en obras.
También nos encontramos con la necesidad de que los políticos respalden la razón de ser y la labor de los institutos de planeación. Reconozco que en el caso de la ciudad de San Luis Potosí lo hemos tenido. Si lo comparo con lo que me comunican colegas directores de otros institutos, aquí hemos tenido un gran apoyo de los políticos y funcionarios de gobierno; sin embargo, no hemos logrado –al momento de esta presentación– recibir el recurso económico que el decreto publicado nos atribuye. Es muy común escuchar que a la planeación se le pueden quitar recursos para aplicarlos en otro lado; estamos trabajando para generar las condiciones que impidan que en el futuro se pretenda liquidar o vaciar al Instituto de Planeación. Mi propósito es que en un futuro cercano nuestro proyecto prioritario de reestructuración del Implan se materialice para poderlo blindar al instituto frente al posible propósito de un nuevo alcalde de extinguirlo o vaciarlo. La estrategia es instaurar formalmente un consejo ciudadano plural que lo proteja.