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PREVENCIÓN / LA GESTIÓN DE RIESGOS EN LOS PROYECTOS / DARÍO ARRIAGA VÁZQUEZ

este tipo de estructuras no representen riesgo de producir ignición al paso de la corriente de rayo a lo largo del cuerpo de la estructura que comprometa la integridad física de la estructura, el proceso y su entorno.

Las dimensiones y materiales que pueden ser considerados como terminales aéreas se enumeran en las tablas 2 y 3.

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Protección de tanques

En la figura 3 se muestra la protección de un tanque metálico de 40 m de diámetro cuyas paredes funcionan como conductor de bajada debido a sus espesores y el diseño de pararrayos; las dimensiones del techo no permiten que funcione como elemento de captura del rayo. Obsérvese cómo el sistema de tierra consiste en un anillo perimetral con electrodos de puesta a tierra interconectados a las paredes del tanque.

Conclusiones

La protección integral contra descargas atmosféricas es un requisito normativo a la hora de proyectar cualquier instalación, pero más aún cuando existen sustancias con peligro de explosión. Es importante, desde la etapa de proyecto, conciliar especialidades de estructura e ingeniería eléctrica de manera que se evalúe cómo debe interactuar el sistema de puesta a tierra con la cimentación y el sistema de pararrayos con la propia estructura, por ejemplo vigas y columnas.

Tabla 1. Magnitudes de corriente de rayo y probabilidad de incidencia

1% de los rayos exceden

10% de los rayos exceden

50% de los rayos exceden

90% de los rayos exceden

98% de los rayos exceden 200 kA

80 kA

28 kA

8 kA

3 kA

Tabla 2. Materiales y dimensiones mínimas de las terminales aéreas

Material Sección transversal (mm2)

Cobre 35

Aluminio 70

Acero inoxidable

Nota: para el acero inoxidable tipo aleación 304. 50

Tabla 3. Dimensiones mínimas de los conductores de bajada Material Sección transversal (mm2)

Acero 50

Cobre 16

Aluminio 25 Figura 3. Tanque de 40 m diámetro de protección integral.

u Las áreas de procesos se caracterizan por tener estructuras metálicas muy altas. Este tipo de estructuras están construidas con elementos metálicos con un espesor mayor de 5 mm, lo que les permite aplicar el criterio de autoprotección. Sin embargo, pueden existir elementos metálicos sobre o alrededor de estas estructuras que no cumplan con el requisito de espesor, por lo que deben instalarse terminales aéreas de intercepción que utilicen el mismo cuerpo de la estructura como conductor de bajada, para evitar la incidencia directa de rayos sobre los elementos metálicos más sensibles.

El uso de materiales como el acero en los sistemas de tierra es un elemento novedoso en el mercado mexicano, está aprobado por normas nacionales e internacionales, que brinda la ventaja de no generar par galvánico y controla la corrosión; el cobre es un material con fluctuaciones de precio en el mercado.

Cuando se usan estructuras metálicas como elementos de autoprotección, deben cumplirse las secciones mínimas para la conducción de rayo, y comprobarse su continuidad eléctrica con el sistema de puesta a tierra. Recuérdese que un sistema de captación de rayo está formado por elemento de captura (pararrayos o elemento estructural que cumpla las dimensiones), conductor de bajada o elemento estructural y sistema de puesta a tierra (elemento a donde va a drenar toda la energía del fenómeno natural conocido por rayo)

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La gestión de riesgos en los proyectos

El análisis de riesgos es una herramienta necesaria y fundamental que permite mantener la certidumbre de los proyectos para que éstos sean exitosos en todos sus aspectos. Los riesgos son parte de la vida cotidiana en los proyectos, lo que obliga a contar con la estrategia necesaria para identificarlos, evaluarlos e implementar una respuesta óptima ante cada uno de ellos; esto permitirá mitigar impactos negativos o maximizar impactos positivos.

DARÍO

ARRIAGA VÁZQUEZ

Ingeniero civil con maestrías en Administración en la construcción y en Alta dirección. Por 15 años ha liderado la gerencia técnica de administración y control de diversos proyectos. Es subdirector de reconstrucción en una desarrolladora inmobiliaria. La magnitud de los riesgos en un proyecto depende en cierta medida de la complejidad de éste; de ahí la importancia de realizar una adecuada gestión de riesgos que garantice el uso eficiente de los recursos. Esto se logra analizando cada proyecto de manera específica, independientemente de su tipología y singularidad, para identificar los sucesos que podrían repercutir de manera positiva o negativa. Implantar de manera defectuosa la gestión de riesgos, o no hacerla con las herramientas adecuadas, es una de las principales causas de fracaso de los proyectos.

La gestión de riesgos implica llevar a cabo adecuadamente una planificación estratégica en el proyecto; básicamente, un conjunto de buenas intenciones y el desarrollo de mecanismos para plasmarlos en la práctica.

Cuando el gerente de proyecto no posee competencias y habilidades de gestión de riesgos, comúnmente se encuentra ante situaciones imprevistas y problemas que afectan el desarrollo del proyecto; esto se da al no identificar y gestionar a tiempo los riesgos, que se convierten en sucesos posibles y probables en el futuro.

¿Qué se entiende por riesgo?

Un riesgo es cualquier eventualidad que en algún momento puede generar inseguridad e incertidumbre dentro de un proyecto. Sin embargo, no siempre supone una amenaza, también puede representar una oportunidad. Para determinarlo, el gerente del proyecto debe tener la capacidad de identificar y aprovechar; habitualmente se hace referencia a riesgos económicos o financieros, pero también pueden afectar inversiones, financiamientos, operaciones de arbitraje, contratación y políticas empresariales, entre muchos otros ámbitos.

Todos los proyectos son riesgosos, ya que son emprendimientos únicos con diferentes grados de complejidad que tienen como objetivo ofrecer beneficios; están orientados a ello en un contexto de restricciones y suposiciones, al tiempo que responden a las expectativas de los interesados, que pueden ser contradictorias y cambiantes. Las organizaciones deben elegir enfrentar el riesgo del proyecto de una manera controlada e intencional para crear valor equilibrando al mismo tiempo el riesgo y la recompensa.

Administración del riesgo

El proceso sistemático de planificar, identificar, analizar, responder y controlar los riesgos del proyecto es administrar el riesgo; está orientado a maximizar la probabilidad de ocurrencia de los sucesos positivos y minimizar la probabilidad de ocurrencia de los sucesos adversos.

No todos los proyectos requieren un enfoque formal de administración de riesgo, pero su administración debe convertirse en un proceso sistemático aplicado de una manera disciplinada para obtener el máximo beneficio. Si bien muchos administradores de proyectos utilizan un razonamiento intuitivo como punto de partida para el proceso de toma de decisiones, el administrador del riesgo mira más allá, evaluando el nivel de riesgo y los efectos que puede tener sobre el progreso del proyecto.

Cuando no se manejan los riesgos adecuadamente, éstos tienen el potencial de hacer que el proyecto se desvíe del plan y no se logren los objetivos definidos; en consecuencia, la efectividad de la gestión de los riesgos del proyecto está directamente relacionada con el éxito de éste.

El riesgo en los proyectos existe en dos niveles dentro de cada proyecto: un riesgo individual es un evento o condición incierta que, si se produce, tiene un efecto positivo o negativo en uno o más de los objetivos del proyecto; el riesgo general del proyecto es el efecto de la incertidumbre sobre el proyecto en su conjunto,

proveniente de todas las fuentes de incertidumbre incluidos riesgos individuales, que representa la exposición de los interesados a las consecuencias de las variaciones en el resultado del proyecto, tanto positivas como negativas.

Es de suma importancia administrar los riesgos del proyecto decidiendo cuáles se aceptan y cuáles no.

Objetivos de la administración de riesgos

Los objetivos más importantes de la administración de riesgos son: • Evitar gastos o pérdidas significativos. • Implementar metodologías efectivas para el análisis y evaluación de posibles riesgos. • Definir los niveles de riesgo admisibles. • Establecer posibles cambios en las variables que incurren en la exposición al riesgo. • Evaluar el riesgo al analizar las estrategias y la definición de objetivos relacionados con ellas. • Mejorar las decisiones en torno a las respuestas al riesgo. • Identificar y aprovechar todas las oportunidades. • Optimizar y mejorar la asignación del capital.

Mitigación y minimización de riesgos

En la práctica, es imposible eliminar todos los riesgos asociados a un proyecto. A lo sumo, éstos pueden mitigarse aplicando técnicas eficientes de administración de riesgos o pueden transferirse en parte, como es el caso de los seguros o la tercerización de servicios. Sin embargo, por más que el riesgo se reduzca o se transfiera, siempre seguirán existiendo peligros residuales inevitables (que en el Project Management Institute, PMI, se conocen como riesgos secundarios y riesgos residuales). Por ejemplo, si hemos tercerizado una obra a un contratista, puede ocurrir que éste caiga en quiebra y no termine la obra para la cual había sido contratado.

La clave del éxito en los proyectos no consiste en ignorar los riesgos o estar plenamente pendientes de ellos, sino en analizarlos y gestionarlos de manera efectiva para mantener la exposición al riesgo del proyecto en un rango aceptable, mediante la reducción de los impulsores de variación negativa, la promoción de los impulsores de variación positiva y la maximización de la probabilidad de lograr los objetivos generales del proyecto.

Una de las mayores ventajas del análisis integral del riesgo es que permite descubrir oportunidades de proyectos que de otra forma no se identificarían por ser considerados, a priori, demasiado riesgosos.

Además, una eficiente administración del riesgo permitirá minimizar los peligros adversos dentro de los límites prácticos y económicos permitidos. Por ejemplo, si en el análisis de riesgo se detecta que un posible corte de luz puede disminuir significativamente las ventas de una empresa, puede justificarse la compra de un equipo electrógeno para utilizar en caso de emergencia.

La gestión de los riesgos

La administración del riesgo es necesaria para lograr los resultados explícitos del plan del proyecto. Existen hechos que suelen ocurrir a lo largo del ciclo de vida de un proyecto y que pueden afectar seriamente los resultados, como los cambios en el contexto externo (legal, económico, financiero y político) o los cambios en el contexto interno (pobres prácticas de administración de proyectos). Por ende, es muy importante administrar los riesgos para minimizar los efectos de estas contingencias desfavorables.

En la práctica, gran parte de los riesgos están relacionados con los cambios de planeación y presupuesto que ocurren una vez que se está ejecutando el proyecto. El gerente del proyecto debe tener la capacidad de reformular rápidamente el plan en función de estos desvíos por la exigencia que le instruyen. Sin embargo,

1. Planificar los riesgos

Riesgos secundarios “supervisión”

7. Monitorear los riesgos No

Figura 1. Diagrama de gestión de riesgos. 2. Identificar los riesgos

3. Análisis cualitativo 4. Análisis cuantitativo

¿Significativo?

Riesgos residuales

Plan de contingencia

Actualizar plan de respuesta Sí

5. Planificar la respuesta a los riesgos

Eliminar

Transferir

Mitigar

Aceptar

6. Implementar la respuesta a los riesgos

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