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PLANEACIÓN / ENERGÍA ELÉCTRICA Y DESARROLLO NACIONAL: UN TEMA DE PLANEACIÓN INTEGRAL / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ ZAYAS

físicas para frenar el crecimiento desordenado. El gobierno ha tenido responsabilidad, al no tomar las medidas necesarias oportunamente para evitar los asentamientos irregulares y al no proporcionar terrenos aptos para el asentamiento de comunidades de bajos ingresos.

Por otro lado, al no respetarse las normas de diseño, se corren riesgos de daños y colapso en caso de sismo; así se demostró durante los terremotos ocurridos el 7 19 de septiembre de 1985 y de 2017. Si México quiere mitigar los riesgos ante los desastres naturales, tendrá que evaluar el estado del 64.1% de las viviendas del país, que se construyeron con base en la improvisación y la autoconstrucción, sin supervisión. Los riesgos no se pueden evitar, pero sí disminuir los costos y los efectos. México es uno de los 10 países con mayores pérdidas por desastres naturales, con costos que han ascendido a 40,000 millones de dólares entre 2000 y 2018.

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Se requieren ciudades resilientes para resistir y recuperar su estado anterior al desastre. Se trata de anticipar el orden urbano, no solamente de resolver el desorden.

Agua para la ciudad

Nuestro país enfrenta una gran disparidad en la disponibilidad de agua para el consumo humano. Importantes acuíferos están sobreexplotados y se ha provocado un grave hundimiento en diversas zonas de la Ciudad de México que han generado fallas en la infraestructura, daños en inmuebles y rupturas en las redes de agua potable y alcantarillado, con lo que se producen fugas en un porcentaje cercano al 40%. También se registra nulo incremento en el volumen de agua que ingresa al Valle de México desde hace varios años, situación que se agrava en los municipios al norte de la metrópoli, en los estados de México e Hidalgo. El crecimiento de la ciudad demanda cada vez mayores volúmenes de agua potable, y ello ha ocasionado un incremento en la extracción de agua de pozos, que es superior a la recarga.

Para enfrentar la problemática citada, se hace necesario emprender las siguientes acciones: • Disminuir las fugas de la red de agua potable. • Sectorizar la red de agua potable para un mejor equilibrio entre distintas zonas y un mayor control. • Desarrollar campañas de sensibilización para propiciar un uso más racional del agua. • Concretar proyectos para la importación de agua de otras fuentes externas y cancelar paulatinamente los pozos en el Valle de México.

Hudimientos en metros Figura 3. La demanda creciente de agua y su relación con el hundimiento de la ciudad. • Proteger e incrementar las zonas boscosas para ayudar a la recarga natural de los acuíferos. Reinyectar agua a los acuíferos. • Aprovechar la energía solar en las plantas de tratamiento; existe mucho potencial.

La sustentabilidad de las ciudades

Estamos creando más basura cada día. En la Ciudad de México se produce un kilogramo de basura por habitante por día, lo que da por resultado 13,000 toneladas diarias y enormes problemas para su disposición final. En nuestro país sólo se recicla cerca del 15% de los residuos sólidos, a diferencia de algunos países europeos, como Dinamarca, que recicla hasta 95 por ciento. El grave problema que enfrentan las autoridades de la Ciudad de México es que los desechos se depositan en lugares cada vez más alejados de la metrópoli, a un costo cada vez mayor. Se requiere mejorar los sistemas de recolección de basura, su clasificación para el reciclaje y disposición final. Es necesario crear en la población el hábito de separar los residuos desde su origen, fomentar la generación de menores cantidades de desechos no degradables, alentar el consumo de alimentos naturales para disminuir la generación de productos plásticos y crear organismos operadores de los sistemas de recolección, separación y disposición de los desechos sólidos con independencia económica

Ciudades inteligentes

La inteligencia urbana involucra experiencia y, sobre todo, observación. Es preciso invocar nuevos modelos de ciudades donde el bienestar de las personas sea el punto de partida, modelos que no representan necesariamente más computación sino más sentido común. La ciudad debería verse como un ecosistema, con la participación de todos.

Año 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 0 C Inicial Aceleración Frenado Reactivación 1 80 2 70 3 Hundimiento dela referencia TICA 60 4 50 5 40 6 30 20 8 10 0

Nabor Carrillo Veda Cutzamala B

Periféfico Los Reyes (9.5 m3/s) Xochimilco +50 pozos (2.5 m3/s) Chiconautla + Peñón (4 m3/s) Acueducto Lerma Agua importadaSobreexplotación del acuífero Demanda de agua

A Recarga del acuífero D

Nuevos proyectos

Ahorro

Reciclado

Riego agrícola

Temas como movilidad, infraestructura tecnológica, transporte, planificación urbana, energía, uso eficiente de recursos y edificios inteligentes son asuntos de las autoridades de la ciudad y de quienes la habitan.

Centros urbanos como la Ciudad de México, Veracruz, Querétaro, Puebla, Ciudad Juárez, Juárez en Quintana Roo, Torreón, Guanajuato, San Luis Potosí y Aguascalientes están dando pasos sólidos para ser en un futuro ciudades inteligentes.

En cuanto a la adopción y generación de nuevas tecnologías, no podemos rezagarnos, porque eso nos hace dependientes. Otros países nos superan porque tienen datos sólidos y los sistemas para obtenerlos oportuna y eficientemente. En Europa se enfocan en nuevas iniciativas piloto de comunidades rurales inteligentes, un nuevo concepto que llaman smart village. Utilizan soluciones innovadoras para mejorar su resiliencia, aprovechando las fortalezas y oportunidades locales.

Perspectivas

Con miras al desarrollo urbano sustentable, deben imponerse algunos objetivos mínimos para los próximos años: • Romper las inercias y conseguir una mayor movilidad social. • Apostar más por la innovación y el emprendedurismo. • Reactivar la economía, impulsar sectores estratégicos y fomentar la inclusión laboral con la participación activa de toda la sociedad. • Construir finanzas públicas sanas y sostenibles. • Que la inversión pública, especialmente en la construcción de infraestructura, otorgue más beneficios a la sociedad que costos. • Que los programas sociales cumplan los objetivos de desarrollo social y disminución de las desigualdades, y que no sean aplicados con fines electorales. • Construir un Estado de derecho que respete la propiedad pública y privada y las libertades individuales. • Instaurar un Estado abierto, con transparencia plena y rendición de cuentas accesible a la sociedad. • Construir una democracia que funcione, que respete la autonomía de los órganos autosuficientes, que premie y castigue el desempeño de los funcionarios y legisladores que se pretendan reelegir

Elaborado por el Comité de Desarrollo Urbano Sustentable del CICM.

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Energía eléctrica y desarrollo nacional: un tema de planeación integral

Varias consideraciones de carácter ético, técnico y económico obligan a reflexionar sobre el futuro de la energía, particularmente la eléctrica, y su relevancia en el proceso de desarrollo nacional. Las explicaciones de nuestra incapacidad para diseñar ese futuro son inútiles. Hay que someter las predilecciones técnicas y económicas a las decisiones integrales que determinan nuestro futuro como sociedad, en el contexto integral de la globalidad.

JOSÉ LUIS

FERNÁNDEZ ZAYAS

Ingeniero civil con doctorado. Ha sido empresario privado, funcionario público y miembro de organizaciones de la sociedad civil. Profesor de la Facultad de Ingeniería e investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM. Para empezar, debe aceptarse que el futuro de la energía está en la electricidad. Más allá de la certeza de que las presiones ambientales y económicas hacen cada día más atractiva la generación eléctrica con fuentes limpias, el mercado internacional impone gradualmente un respeto mayor a la sostenibilidad, como lo hacen algunos jóvenes, de manera cada día más enfática. Así, no es difícil imaginar el entorno urbano futuro: la movilidad debe hacerse eléctrica de manera progresiva; el desplazamiento de las personas será cada día menor si se aprovechan los nuevos recursos tecnológicos de la comunicación; las unidades habitacionales estarán dotadas de jardines productores de frutas y yerbas comestibles, y los sitios de estar, como centros de trabajo, diversión y ocio, estarán muy bien ventilados, gracias primordialmente a la ventilación natural.

Un temor que bloquea el diseño de este futuro se debe a la inequidad. La gran desigualdad entre grupos sociales, en escala global, hace rechazar la visión sustentable del futuro, a pesar de los objetivos de desarrollo de la ONU, por temor a que el cambio de paradigma en el desarrollo conduzca a mayores inequidades. Es difícil que el desarrollo ocurra por accidente, y se puede generalizar la idea de que la construcción de futuros sostenibles sólo ocurrirá tras sesudas reflexiones de planeación estratégica. Es casi obligado concluir, por ello, que la planeación es una tarea reservada a unos pocos, y no es distribuible de manera generalizada. Así, en tanto no sea posible poner en orden al grillete de la equidad, seguirá siendo cuesta arriba la tarea de planear.

El atractivo de la planeación

Por otro lado, la visión del futuro deseable está poblada de artilugios tecnológicos de gran belleza, como la economía circular, el respeto al ambiente, las fuentes limpias de energía y la seguridad social. Vistas de manera aislada, estas joyas son hermosas. Lamentablemente, no suelen materializarse de manera aislada, sino como resultado de un largo, complejo y costoso periodo de construcción de futuro, producto de una planeación continua que permite remover obstáculos en el momento en que se presentan, y no cuando ya se adueñaron del sentimiento general. Se puede afirmar entonces que la nueva planeación es más compleja que la convencional, más interdisciplinaria, más difícil de compartir, y que por tanto requiere más esfuerzo, mayor deseo generalizado de colaborar, mayor solidaridad de la que se ha visto en la historia.

En este escrito se abordan algunos argumentos en favor de una planeación moderna de largo plazo, en la que surgen de manera automática las joyas del párrafo anterior, pero de manera integral. Por ejemplo, se puede argumentar en favor de una mayor y mejor infraestructura urbana, pero antes habrá que acordar qué tipo de espacios urbanos se desean. Un fragmento de este tema es la movilidad, que ya se sabe que será eléctrica. Lo malo es que los autos eléctricos que se empiezan a asomar requieren una potencia varias veces superior a la que se tiene en las viviendas, y reclamar una reconfiguración del abasto eléctrico urbano necesita más que duplicar los esfuerzos mexicanos de los últimos cien años, o reducir las emisiones de gases contaminantes en la producción

de alimentos, lo que se puede obtener si todos los habitantes se hacen veganos.

La evidente lentitud con que este país progresa hacia la modernidad está explicada por las falacias anteriores. Una propuesta sencilla, como, por ejemplo, “emigremos hacia las fuentes limpias de energía”, podría ser atractiva para una gran cantidad de individuos desconocedores de los aspectos técnicos de la energía. Se sabe que la totalidad del requerimiento energético nacional se puede suministrar por paneles solares en una pequeña porción del desierto de Chihuahua. El problema es llevarlo desde ahí hasta donde se requiere. Un cálculo sencillo revela que México no tiene realmente una red de transmisión eléctrica, sino algunos “tubos”, como dijo hace pocos años un alto funcionario de la CFE, que conectan sitios productores en el sureste mexicano con los sitios industrializados del centro y del norte. Las escasas instalaciones de transmisión disponibles en el norte y en el noroeste son totalmente inadecuadas para llevar energía eléctrica limpia a ningún lado. Además, se sabe muy poco del estado que guardan esas instalaciones, de su confiabilidad y disponibilidad. En otras palabras, y otra vez a manera de ejemplo, el tema de la generación eléctrica es bien conocido, pero no es el verdadero problema; el reto en este punto es la transmisión.

Se puede hacer una argumentación paralela en otros temas, como el agua, los alimentos, la educación y la salud. Pero la verdadera responsabilidad de analizar estos retos es, en un país democrático y presidencial, de una sola persona. Así que es más natural fraccionar la problemática, no en pequeños paquetes que ameriten solución con los medios al alcance de la sociedad, sino en mensajes breves que preserven la integridad política. En México y en varias otras naciones, la plausibilidad del mensaje garantiza la estabilidad política, independientemente de la verdad que el mensaje encierra, y con total indiferencia de la necesaria construcción de futuros sostenibles.

Si realmente se desea avanzar en pos de un futuro sostenible, será necesario atender todas las aristas del problema. Éstas incluyen algunos temas que están bien entendidos, como los técnicos, los sociales y los financieros, aunque no todos ellos, y no siempre de manera apropiadamente interdisciplinaria. Un ejemplo útil se obtiene de aceptar que la movilidad personal será eléctrica, pero la recarga de baterías podrá llevarse a cabo en casa. Esta premisa es posible sin recurrir al auto eléctrico, pero sí con vehículos cuya recarga requiera una potencia de 700 W o menos. Los vehículos que cumplen esta expectativa incluyen una amplia gama de bicicletas, patines y patine-

El desplazamiento de las personas será cada día menor si se aprovechan los nuevos recursos tecnológicos. tas. La solución a su conexión con el metro, el metrobús y otros medios de transporte masivo eléctrico es sencilla. La viabilidad económica, normativa y social es elevada. Sin embargo, pocos individuos estarían preparados para abonar al desarrollo urbano con la muerte del automóvil, un obstáculo emocional fenomenal.

Experiencias cercanas

Antes de empezar a diseñar un futuro sostenible, puede ser útil evaluar nuestra capacidad, como sociedad, para colaborar, para compartir oportunidades, experiencias y expectativas. Podría ser que la sociedad en su conjunto, o sus liderazgos, aborrezcan la idea de construir futuros, y en vez de ello se empecinen en conservar el estado de las cosas. Se sabe que una sociedad, como los individuos que la componen, puede ser extremadamente conservadora, y por ello deja de observar las “necesidades del desarrollo”. De hecho, el concepto mismo de “necesidades del desarrollo” pertenece a la idea de cambiar para mejorar, de competir, de procurar un mejor futuro, y esta idea no es tan generalizada como algunos suponen. Esa preocupación se delega en otros. Una vivencia muy mexicana es la institución y operación de los comités de colonia o manzana, a los que diversos gobiernos locales han ofrecido delegar el ejercicio de al menos una fracción del gasto corriente en obras de beneficio comunitario, con tal de que los ciudadanos alcancen un acuerdo entre ellos. Así, hay algunas colonias y barrios, en varias ciudades de la diversa geografía nacional, donde se han construido parques, zoológicos y centros de esparcimiento con financiamiento parcial, al menos, de este tipo de programas. Algunos municipios y algunas alcaldías han podido aumentar su presupuesto para la seguridad ciudadana por esta vía. Pero seguramente se puede concluir que la voluntad expresada por la población, en términos generales, para gobernarse de manera participativa, es muy reducida. La inclinación a delegar esta tarea en otras personas es predominante. Así, la capacidad social de planear el futuro integral en el contexto global es muy breve.

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