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OBRAS CENTENARIAS / EL ACUEDUCTO DE QUERÉTARO
u La banca de desarrollo ha desempeñado un rol “anticíclico” cubriendo el vacío dejado por la banca comercial; sin embargo, una de las funciones más importantes de aquella es inducir el financiamiento tanto de la banca comercial como del mercado de valores a los proyectos. En esta tesitura, Banobras ha venido operando como banco mixto, ya sea financiando de manera directa los proyectos u otorgando fondeo y garantías a los intermediarios financieros, además de las garantías bursátiles que puede otorgar para facilitar la salida al mercado de los proyectos maduros.
causas y azares, en el tiempo, el tráfico y los ingresos de las autopistas rescatadas se incrementaron de manera muy importante, al grado de que el valor presente neto (VPN) de las carreteras del FARAC alcanzó a una cifra que superaba con creces el valor de los PIC.
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Lo dicho, en abril de 2008 se creó el Fonadin con un patrimonio muy importante integrado por recursos líquidos y activos muy valiosos, lo cual le permitió al gobierno instrumentar un agresivo programa de subvenciones, créditos subordinados y deuda mezzanine para financiar su Programa de Desarrollo Carretero. A partir de entonces, Banobras y el Fonadin conformaron una mancuerna muy poderosa, que por varios años y bajo los esquemas de APP financiaron (con participación de la BC) un número muy importante proyectos (véase figura 3).
Sin duda, el apoyo más relevante del Fonadin son las subvenciones, las cuales, como capital subordinado, posibilitan la realización de proyectos con alta rentabilidad social y baja rentabilidad financiera. La participación de la inversión privada en cualquier proyecto está sujeta a la obtención una tasa de rendimiento mínima que permita absorber los riesgos inherentes al proyecto y obtener una rentabilidad razonable. Sin embargo, la generación de ingresos propios de los proyectos, en muchos casos, no es suficiente para brindar al inversionista la TIR mínima esperada; en ese caso, los proyectos sólo podrían desarrollarse con presupuesto del gobierno o diferirse.
Por ejemplo, la construcción de una carretera de 195 km de extensión, con una inversión de 7,500 mdp, un tráfico de 3,500 vehículos/día y una tarifa de 2.5 pesos/km tendría ingresos anuales por 620 mdp y un flujo libre (después de gastos de operación y mantenimiento) de 540 mdp; el VPN de ese flujo por el plazo de concesión a 30 años, descontado con una TIR real del 10%, permitiría sustentar una inversión de 5,000 mdp, insuficientes para cubrir la inversión total del proyecto; sin embargo, si el faltante (2,500 mdp) fuera cubierto por el Fonadin como subvención, el proyecto sí podría llevarse a cabo. Si adicionalmente se considera la posibilidad de apalancar el proyecto, y dado que, por definición, la tasa de interés es menor a la TIR, ello permitiría reducir el costo ponderado del capital para el proyecto (CPCP o weighted average cost of capital WACC), esto es, con un costo del financiamiento del 6.5% real y un apalancamiento de 70:30 (deuda:capital) podría bajar el CPCP a 7.5% incrementando el VPN del flujo del proyecto a 6,400 mdp y reduciendo la necesidad de subvención a 1,100 mdp.
El siguiente eslabón del ciclo de los proyectos (una vez superada su etapa de maduración) es su salida al mercado (take out), ya sea para refinanciar deuda o para recuperar capital, con lo cual se permite la revolvencia de los recursos para nuevos proyectos. Banobras dispone de garantías bursátiles para facilitar esa salida y mejorar sus condiciones (en su Ley Orgánica cuenta con la garantía expresa del gobierno federal), pero han sido poco utilizadas.
Conclusiones
A manera de conclusiones puede señalarse lo siguiente: • Hoy México cuenta con una serie de proyectos de infraestructura en desarrollo por un monto de inversión muy importante que habrán de impulsar el desarrollo económico del país. Mucha de esta inversión está siendo financiada con recursos del PEF, lo cual podría afectar los recursos disponibles para los programas sociales y otros rubros de alta prioridad, o bien retrasar los proyectos de infraestructura, pero ambos objetivos son conciliables. • A fin de no frenar la inversión en proyectos de infraestructura y el impacto que pueden tener para el desarrollo, sería conveniente identificar aquellos sectores y proyectos que cuentan con una fuente de pago propia (cobro de tarifas), o bien asignar presupuestos plurianuales que harían factible su financiamiento con inversión privada con esquemas bien regulados y supervisados. • En principio, serían susceptibles de estos esquemas los sectores de carreteras, transporte masivo, aeropuertos y telecomunicaciones, que cuentan con fuente de pago propia. • Por otra parte, en los proyectos del sector salud y educación (construcción, modernización y equipamiento de hospitales y escuelas) podría atraerse la inversión y el financiamiento de las bancas de desarrollo y comercial a través de la autorización de presupuestos plurianuales como fuente de pago. • México cuenta con una banca de desarrollo sólida, bien capitalizada, que genera importantes utilidades que pueden emplearse para fortalecer sus propios programas a través de la creación de fondos de contingencia con las utilidades generadas por los propios bancos. • Finalmente, se considera muy conveniente analizar opciones para que el Fonadin pueda retomar de manera más amplia el otorgamiento de subvenciones. El valor y la calidad de sus activos constituyen un área de oportunidad
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El acueducto de Querétaro
La ciudad de Querétaro, fundada desde la primera mitad del siglo XVI, era una población de buenas casas y magníficas iglesias. Las casas de españoles gozaban del agua de los pozos o de la que se les abastecía por canales, pero llegó el momento en que se hizo necesario conducir agua a la ciudad desde La Cañada.
Juan Antonio de Urrutia y Arana, segundo marqués del Villar del Águila, fue un vasco que llegó a tierras novohispanas alrededor de 1687. Heredó el marquesado de su tío, ya avecindado en la Ciudad de México. Luego de desempeñar cargos diversos en la metrópoli, llegó a la ciudad de Santiago de Querétaro en 1721.
En seguida se percató del problema de abastecimiento de agua, que desde hacía años se hacía con la Acequia Madre, la cual captaba las aguas del manantial cercano a La Cañada, pero el crecimiento poblacional, los numerosos obrajes de lana, moliendas de caña y las fábricas textiles contaminaron esas aguas a tal grado que perdieron su pureza y se tornaron inadecuadas para el consumo humano.
En 1724, el virrey Juan de Acuña le confirió al marqués del Villar del Águila “comisión y facultad amplia
Figura 1. Interior del Convento de la Cruz. y bastante, toda la que se requiera y sea necesaria” para llevar a cabo las labores de conducción del agua. Concretadas las condiciones económicas, y realizado el proyecto, Juan Antonio de Urrutia inició la obra en 1726.
A través de una inspección ocular se eligieron aproximadamente cinco surcos del llamado Ojo de Agua del Capulín, en el poblado de La Cañada, cantidad equivalente más o menos a 30 litros por segundo.
Luego de estudiar el terreno se detectaron no menos de 18 veneros, entre grandes y pequeños, por lo que el marqués decidió construir una gran alberca o poza para captar el agua que producían, y de allí conducirla por canal hasta la ciudad. Tenía forma de un octágono irregular, cuyas medidas totales fueron: 4.40 m. de profundidad y 1,116 m2 de planta, de lo que resultaba un volumen de 3,946.40 m3 ; se comunicaba con ésta otra más pequeña, de 5.50 m de profundidad. El muro de calicanto que la circundaba tenía 167.20 m de perímetro y 2.50 m. de altura. Una boca en el rincón del poniente daba paso al agua hacia la atarjea, y había otra puerta para desaguar y limpiar. Del punto de la toma arranca el canal de calicanto, de dos leguas de extensión, hasta llegar adonde empieza el acueducto propiamente dicho, que domina la ciudad, puesto que salva la extensa hondonada entre la loma occidental de La Cañada y la del Convento de La Cruz. Fue precisamente para este convento que se hizo la arquería, para que el agua pudiera llegar por gravedad (véase figura 1).


Figura 2. El conducto tiene dirección oriente-poniente.
Descripción del acueducto
El conducto tiene dirección oriente-poniente, y en su trayectoria se identifican tres partes originales y una agregada. La primera de ellas es una acequia de 5 km de longitud; posteriormente está la arquería, que se extiende por 1,259 m y cuenta con 74 arcos; en su parte final ésta se transforma en un canal sobre un muro a lo largo de casi 430 m y llega al Convento de la Cruz (el punto más alto de Querétaro en la loma de Sangremal). El acueducto es de calicanto, tiene siete alcantarillas y mide 4,932.40 m de longitud hasta la caja donde comienzan los arcos, de los cuales 4,180 m están bajo tierra. Los arcos tienen un claro de 13 m en promedio, y la altura media entre el canal y la clave de los arcos es de
