HOAC-Comisión Permanente
Nuestra vocación a la santidad, vocación a la comunión El cristiano con espíritu de humildad mira y recibe como don de Dios todo lo bueno, noble y santo que percibe en los demás, ya que todo ello Dios se lo pone en su camino para su propia perfección•. 4 6 Asistimos, pues, a un espectáculo nuevo en la historia. Por una parte vemos una corriente sobrenatural que nos viene de arriba abajo (desde hace veinte siglos) que impulsa a los hombres a santificarse comunitariamente, pero que no podía dar plenamente sus frutos porque la humanidad estaba sumergida en pleno individualismo; pero ahora empieza una nueva corriente de solidaridad humana que ofrecerá una nueva situación para que «encarne» en colectividades cada vez más amplias el espíritu de Cristo •. 4 7 Cada persona, al aparecer en este mundo, trae una triple vocación: 1. Vocación a la santidad, a la que todos, sin excepción, somos llamados. Esta es la vocación fundamental, aunque la inmensísima mayoría no lo entiende así; y de responder (o no) a esta llamada de Cristo depende la felici-
Obras Completas. Tomo I, p. 148. Ibidem, p. 156.
46 47
17