HOAC-Comisión Permanente
Vivir en santidad Vivir así es posible, puesto que bastantes han vivido así contra viento y marea. No es un imposible, al que hay que renunciar «a priori», pues si además de disminuir las dificultades, se aumentan las facilidades, no es ningún absurdo lanzarse por este camino. Particularmente en estos tiempos en que se ha asistido y se asiste a tantos fracasos de sistemas basados en la lucha por la existencia, a veces descaradamente sin Dios, y a veces haciendo servir la idea de Dios como tapadera •.6 3 Claro está que los fracasos aparentes (calvarios) del amor de Cristo no son más que esto: aparentes. O si se quiere: externos. Interiormente, cada fracaso soportado por puro amor de Cristo, lleva consigo una mayor plenitud de la unión con él, que es la Paz. Aquella paz que le pertenece en exclusiva, y que el mundo no puede dar. Por esto muchos temen el sacrificio, porque no lo han paladeado nunca. Los que lo han gustado, en cambio (los santos), ¡cómo hablan de él! •.6 4 Entre los cristianos de hoy que vivimos en las mismas poblaciones, no hay más comunidad (¡y cuán precaria!) que la de la piedad externa en lo que está mandado. Lo demás (que es casi todo), como todo el mundo. Son muchos, afortunadamente, los que lamentan esto y se preguntan: ¿Qué se puede hacer, si hay que vivir, y vivir entre todos? Cristo clama atronadoramente la respuesta desde hace veinte siglos y no la oye nadie, más que los santos: Amaos los unos a los otros como Yo os he amado •.6 5
Obras Completas. Tomo I, pp. 169-170. Ibidem, p. 266. 65 Ibidem, p. 271. 63 64
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