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DICIEMBRE 2022 • Pág 8 # 50 •
Juan Andrés “Gordo” Verde
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Con más de 85 mil seguidores en Instagram, el sacerdote uruguayo promueve la fe desde una mirada fresca que identifica a las nuevas generaciones. En vísperas de las fiestas, comparte sus deseos para el año próximo e invita a todos a “valorar más la vida”.
Es el segundo de cuatro hermanos de una familia nómade, como él mismo describe. Y es que, desde su niñez, Juan Andrés Verde —más conocido como “El Gordo” Verde— ha vivido en Salinas, Prado, Villa Colón, Centro, y hasta en el campo. Recuerda su infancia como una etapa muy bonita, “con mucho amor y cariño”. Ya desde ese entonces sus padres le inculcaron la fe, al igual que a sus hermanos. Fue al Colegio Monte VI y a Juan XXIII, para luego meterse en la carrera de Veterinaria. Pero una misión en el Instituto Paiva lo cambió todo. Por su personalidad, muchos lo catalogan como un cura “distinto”. Es alegre, gracioso y compinche, popular entre los jóvenes y de espíritu aventurero. También es un apasionado del rugby, deporte que le ha servido para muchas buenas obras como entrenar reclusos en cárceles y hasta fundar un club llamado Ceibos Rugby. Fiel a su alma solidaria, creó la Asociación Civil Cirineos y junto con los vecinos del barrio Santa Eugenia (y un grupo de jóvenes de la parroquia Stella Maris) levantó una capilla en pleno asentamiento y promovió la instalación de casas-contenedores para familias en situación vulnerable. En su primer libro, Entre amigos, su amigo Martín Etcheverry lo describe con particular sentir: “Nun-
ca tiene tiempo para nada, porque siempre tiene tiempo para todos. Misiones, campamentos, retiros, charlas, convivencias, casamientos, bautismos, entierros, misas, visitas a enfermos... En las más complicadas, con las cosas más insólitas, siempre hay alguien que lo llama con un problema. Y el Gordo, como un abrojo, se prende a todo. Yo digo que tiene un don y es el de ser feliz como vive. Pero es una felicidad difícil de entender, una ‘felicidad espejo’. Él es feliz haciendo o intentando hacer feliz a los demás”.
¿Cuándo encontró la religión y cómo recuerda ese camino?
Como siempre, en casa de herrero cuchillo de palo. Si bien de chico tanto en el colegio como en mi familia me han inculcado la fe, siempre fui medio retobado. Traté de buscar verdaderamente en qué creía y por qué, y a su vez si me convencía o no. Eso fue un proceso, me llevó un tiempo asumir la propia fe. Estuve viviendo un tiempo en Sarandí del Yi, en el Instituto Paiva de los Salesianos de Don Bosco. Es una obra muy buena donde viven 70 gurises, hijos de peones rurales. Se aprende de carpintería, mecánica, granja, campo, de todo un poco. Fue una experiencia lindísima que me cambio la vida.
¿Su familia lo apoyó?
Recuerdo el apoyo de mi familia en ese entonces sí. Obviamente que, al principio, por mi forma de ser, mis padres tenían sus dudas porque no era el prototipo de seminarista o sacerdote más común, por decirlo de algún modo. Pero el apoyo de mis viejos y mis hermanos siempre estuvo.
¿Se considera un cura diferente? Muchos observan que tiene una mirada más “fresca” de la religión.
No diría diferente. Como sacerdote soy hijo de esta iglesia. De alguna manera otros curas han sido mis referentes. Cada uno con su identidad, con su particularidad. Yo creo que es lo lindo, que cada uno pueda potenciar sus cualidades y sus dones para ponerlos al servicio de. Todos tenemos nuestros sus talentos y agradezco a Dios por los que me regaló. También tengo mis defectos que trato de ir puliendo. El Señor me ha regalado, por lo pronto, el amor por los deportes y especialmente por el rugby, el amor por las cuestiones de campo. Quizás, directa o indirectamente, eso me una con determinado público más juvenil. Así que siento que el Señor fue muy bueno conmigo.
¿Cómo es la vida de un cura? ¿Qué rutina tiene?
Depende de la orientación de cada sacerdote. El Papa Juan Pablo II repetía aquella frase de que la iglesia es como una heladería donde hay distintos sabores. Dentro de la iglesia hay muchos sabores, muchos carismas, entonces la vida de cada sacerdote depende mucho de cada carisma. Yo soy del clero secular, estoy siempre vinculado a una parroquia y la vida va variando de acuerdo a la actividad misionera pastoral. En lo que tiene que ver conmigo, me toca acompañar a muchos jóvenes en la parroquia Stella Maris. Si Dios quiere, voy a estar acá hasta fin de año. Luego estoy viviendo hace tiempo en el barrio Santa Eugenia, donde tengo una actividad bastante movida. Generalmente todos los fines de semana tengo casamientos o bautismos, retiros o misiones. También a lo largo de la semana voy acompañando a los distintos grupos. En cuanto a la rutina todos los días celebro la misa, especialmente los domingos, pero entre semana también. Me levanto a la mañana y tengo mi rato de oración, al igual que al mediodía y a la noche. De alguna manera el día se va ordenando con la oración, que es ese momento de encuentro con el Señor.
Tiene mucha llegada a los jóvenes, ¿uno de sus propósitos es difundir la religión en nuevas generaciones?
Sí, para mi es un regalo de Dios poder llegar a diferentes camadas. Me toca acompañar, tanto en la parroquia como en los diferentes apostolados, a grupos de jóvenes de más de 800 gurises, chicos y chicas de entre 15 y 30 años. Es un espectáculo.

Trabaja en muchos proyectos solidarios, ¿cuáles destacaría en este año?
Me toca acompañar diferentes movidas solidarias. Hay una que me está llevando el corazón en este ultimo tiempo, que es la Asociación Civil Cirineos. Estamos tratando de brindar soluciones habitacionales transitorias a familias que viven en máxima precariedad. Lo hacemos a través de hogares containers, cada uno con dos dormitorios, un baño y una cocinita comedor. Es un cambio impresionante para gente que vive en ranchos de lata con pisos de barro y techos de nylon. Queremos tratar de levantar el nivel de la extrema precariedad en nuestro país, que no vivan más niños ni adultos de esa manera. Así que estamos en este desafío. Obviamente que es una locura, pero cuando el Señor empuja e impulsa, uno siempre apunta alto, al Cielo.
¿El uruguayo es solidario?
Creo que sí, que el uruguayo es muy solidario. Lo demuestra más cuando
DICIEMBRE 2022 • Pág 10 # 50 • las papas queman. Si hay algo de lo que he sido testigo en este tiempo que me ha tocado pasar por Carrasco es de la solidaridad de muchas personas muy pudientes que de verdad se preocupan por buscar una sociedad más justa. Soy testigo de la generosidad de muchos y es algo que me enriquece el alma. A lo largo de la pandemia, mucha gente se ha dispuesto a ayudar. Pero también antes y después. Algunos de pronto se exponen más a la hora de compartir y otros lo hacen de forma más discreta. Pero cada uno con su manera y su estilo. Es impresionante ser testigo de tanta generosidad.
¿Qué debes tenemos como sociedad? Siempre hay debes, pero uno en particular es con la vida. Creo que es importante valorar más la vida, hay veces que no lo hacemos, que buscamos la fácil por diferentes razones. Tenemos que descubrir, primero, cuánto valemos nosotros; y, segundo, cuánto vale una vida. En ocasiones no somos conscientes que con nuestros comentarios, críticas o reacciones podemos llegar a hacer mucho daño a personas que están muy dolidas. Y por ahí habría otro punto, el cuidar cómo nos dirigimos entre conocidos y desconocidos. A veces descuidamos a aquellos que tienen una vida “menos útil”, por decirlo de alguna manera, porque ya pasó su etapa de productividad o porque están en una etapa más de sabiduría o conocimiento y no tanto de acción. Es necesario valorar la vida de cada persona en sus diferentes etapas.
Más allá de la religión, ¿por qué es importante tener fe?
Más allá de la religión, como bien decís, creo que es importante tener fe porque es una herramienta que nos ayuda a vivir la vida de una manera comprometida, entregada, enfocándonos en los demás y no solamente en uno mismo. Creo que cuando uno vive la vida así termina siendo más feliz. En definitiva, el que tiene fe descubre una de las claves más profundas de felicidad en su vida. Y por eso intento compartir la fe, que en lo que tiene que ver conmigo se trata de una amistad con Jesús que me cambió la vida. Ojalá todos pudieran descubrir esta amistad que es capaz de llenar hasta el vacío más grande de nuestros corazones. Creo que la fe es un gran regalo.
¿Cuáles son sus deseos para el 2023?
Mi deseo es que todas esas personas que se acerquen por diversos motivos a las obras que estamos realizando con Cirineos, que todos los que nos vayamos encontrando, también puedan descubrir el valor de sus vidas. Que puedan abrirle el corazón a Jesús para poder descubrir por dónde pasa esa felicidad de la que venía hablando.

En épocas festivas, ¿qué mensaje le gustaría compartir con nuestros lectores?
Para esta Navidad y Fin de Año les deseo a todos que, desde dónde les toque estar, puedan mirar hacia atrás con un corazón agradecido, valorando lo que hemos podido construir en este tiempo y lo que hemos podido
Ping Pong
Una serie: Game of Thrones. Un libro: Límites sanadores, de Anselm Grün y María Robben. Un artista: El Mago Daniel K. Un plato: Asado.
crecer. También reconociendo aquellas cosas en las que no nos ha ido muy bien. Y, sobre todo, mirando hacia adelante con mucha esperanza, con la certeza de que para el que tiene fe es mucho más lo que nos espera por vivir que lo que ya hemos vivido. Aunque estemos viviendo el último día de nuestra vida, tener la certeza del Cielo es algo muy lindo que nos amplía los horizontes. Así que a todos les deseo una muy Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, dejando que el niño Jesús nazca y renueve todo lo que tenga que renovar en cada uno de sus corazones.

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