Horizontes Revista de reflexión social
N°1 | 2do trimestre mayo- septiembre| Año 1: 2017
¿Qué es <<Horizontes>>? ¿Cuál es el horizonte de la revista?
Horizontes Revista de reflexión social N°1 | mayo- septiembre 2017 Managua, Nicaragua Director| Harley Morales-Pon Jefa de redacción| Danna Gutierrez Equipo editorial| Elizabeth Espinoza René Pérez-Vázquez Carlos Jiménez Miguel Navarrete Consejo Editorial| MSc. Marissa Olivares MSc. Mario Sánchez MSc. Juan Carlos Gutiérrez Lic. Douglas Castro Quezada MSc. Néstor López Irías Diseño y diagramación| Danna Gutiérrez Fotografía de portada| Junieth López, 2014 © Vivienda en Nagarote, León, Nicaragua.
Horizontes es una revista a publicarse cuatrimestralmente en formato digital que tiene como objetivo el abordaje, reflexión, análisis y debate crítico de las problemáticas sociales, económicas, políticas, culturales y socio-ambientales que se manifiestan en nuestras sociedades ampliamente marcadas por la institucionalización del (neo) liberalismo, la crisis de la democracia, el despliegue y desarrollo del (neo) extractivismo, el predominio del patriarcado, la persistencia de las desigualdades en diferenciados ámbitos de la vida, entre otros. Esta se proyecta, por un lado, como una revista de carácter reflexiva en torno a cuestiones epistemológicas, teóricas y metodológicas que desde la sociología, antropología, trabajo social, entre otras, son fundamentales en su desarrollo. Por otro lado, aspira a detentar una cualidad académica- política, esto es, lograr entrelazar la reflexión desde las ciencias sociales con los saberes producidos por la diversidad de sujetos de lucha en contraposición al orden existente. Dicho lo anterior, Horizontes no pretende ser una revista especializada en alguna temática específica, en cambio, esta tiene como anhelo ser un espacio diverso y plural tanto en las discusiones que se desplieguen como en las perspectivas y posiciones desde las cuales se aborden y desarrollen. Ensayos académicos, artículos de opinión, reseñas bibliográficas, análisis fotográfico, entre otros, son algunos de las formas, maneras, estilos a través de las cuales se tratará de fomentar la reflexión y el análisis crítico de la realidad.
Índice Reseñas
1
La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez Danna Gutiérrez
3
1984: Eco y advertencia Sergio Cabrales
Artículos
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El mercado de la discordia Ana Siu
Ensayos
11
Necesidad de simultaneidad de “la apropiación y subversión ética de la Conciencia/Cultura-Política” y de la “transformación objetiva de la realidad”, para la transformación social de Nicaragua. Un análisis dialéctico. René Pérez-Vázquez
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Neoextractivismo y Ecología política Harley Morales-Pon
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Modernidad y Ambiente: El hombre y sólo el hombre Miguel Ángel Navarrete
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Mercado viejo de Masaya. Globalidad y conflicto. Carlos Jiménez Narváez
Horizontes | N° 1 | Reseñas |
La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez Danna Gutiérrez1
Rita Segato presenta un relato poderoso, que sí bien no entra de ninguna manera en las descripciones y los detalles de las atrocidades de los crímenes cometidos contras las mujeres en Ciudad Juárez, no resta a la importancia que merece la situación, a través de un discurso que intenta descodificar los simbolismos de los hechos, denunciante de una realidad obviada y callada que se ha internalizado.
Rita Laura Segato Editorial: Universidad del Claustro de Sor Juana | 2006
“¿Y si tal vez la justicia no fuera posible sino solamente la paz?”
1 Arquitecta. Estudiante de Sociología de la UCA Nicaragua.
Antes de relatar Ciudad Juárez, Segato nos comenta Brasilia y su estudio sobre hombres condenados por violación, de aquí una cosa: la interlocución horizontal (p.20), el agresor además de dirigirse a la víctima, se dirige a sus pares reclamando reconocimiento y mostrando su capacidad de competitividad en el grupo. Estos son crímenes de violencia expresiva “cuya finalidad es la expresión del control absoluto (…)” (p.18) y se hace instrumento de la mujer como cuerpoforma que contiene un mensaje. Se convierte en una “cosa” que debe servir al fin de vincular la estructura interna de un grupo dominante y demostrar poder sobre los otros, los de afuera. Es hecho ejemplo sobre el cuerpo, al que se le borra identidad y voluntad. Se escribe, de forma literal en, y a través de los cuerpos un mensaje simbólico de control y poder sobre la territorialidad. Las mujer es objeto; un tributo al hombre que toma de su voluntad para
| Reseñas
reafirmarse en ritos de masculinidad. “La víctima sacrificial (…) es forzada a entregar el tributo de su cuerpo a la cohesión y vitalidad del grupo.” (p.27) y es al final sólo “el desecho del proceso” (p.22). Segato (2006) reconstruye las condiciones de posibilidad y reproducción del sistema de violencia que se ha instaurado en Ciudad Juárez a través de una “imagen posible del lugar” que entrelaza características y acciones: lugar, propósitos y significados. Zapata Galindo (2001) aporta a esta idea en Más allá del machismo: La construcción de masculinidades, sobre la obtención de “la masculinidad” y cómo el simbolismo de su discurso y acciones marcan, y a la vez están marcados por, la desigualdad que es transversal a todos los aspectos de la vida social. Su tesis, podemos decir, es asegurar que estos crímenes son obras de un grupo hegemónico en la región. Mafia y patriarcado como un sujeto constituido, que desde las sombras y la impunidad demuestra que puede, exhibiendo su dominio sobre la cohesión y la vitalidad del control territorial (p.29). Se basa en una ideología regional, de encapsulamiento como mecanismo que crea las condiciones para trabajar sobre una identidad de grupo, sobre una cultura apropiada que debe ser defendida. El emisor son unos pocos, los receptores son todos, el canal son los cuerpos de las mujeres victimizadas, el código se ha hecho cotidiano, intrínseco y el mensaje debe quedar claro: poder y soberanía. Sobre ellas que representan el territorio, sobre ellas que los representan a todos. Sobre ellas que son “cuerpos desechables, cuerpos
prescindibles, cuerpos borrables” (p.5). Ellos además dejan claro: este terror es nuestro, pero es “necesario” para mantener el orden. Enviamos el mensaje: tenemos control y dominio total. A ustedes se les permite estar aquí, bajo estas condiciones. Crimen de segundo Estado lo llama, por ponerle un nombre, por iniciar el proceso de desmitificar y cegarse ante lo que ocurre, por crear una categoría jurídica que sea capaz de ponerse por encima de esta red de miedo. Sin embargo, consciente de que su trabajo no se extiende hacia un trabajo de ley y penalidad, y se limita a esta búsqueda de una respuesta y a hacer inteligible un código; probablemente el cierre del relato adquiera tanto peso como la historia misma. “¿Y si tal vez la justicia no fuera posible sino solamente la paz?” (p.53) reflexiona y se pregunta sobre un cese a los crímenes, que desvanezcan tal como existieron: sin razones ni justificación. ¿Sería posible la paz para las niñas y mujeres de Ciudad Juárez que todavía no son sobre el olvido de las que fueron? Referencias bibliográficas Segato, R. L. (2006). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez: territorio, soberanía y crímenes de segundo estado. Recuperado de http://es.scribd.com/doc/92539416/laescritura-en-el-cuerpo-de-las-mujeresasesinadas-en-ciudad-juarez#scribd Zapata Galindo, M (2001). Más allá del machismo: La construcción de masculinidades. Recuperado de https://www.academia.edu/3150055/ M%C3%A1s_all%C3%A1_del_ machismo._La_Construcci%C3%B3n_ de_masculinidades
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Horizontes | N° 1 | Ensayos sobre textos |
1984: Eco y advertencia Sergio Cabrales1
George Orwell Editorial: | 1949
“—¿Cuántos dedos hay aquí, Winston? — Cuatro. —¿Y si el Partido dice que no son cuatro sino cinco? Entonces, ¿cuántos hay? —Cuatro.”
1 Sociólogo. Investigador del Centro de Análisis Sociocultura CASC-UCA
Pocos libros son capaces de despertar la conciencia política de un estudiante universitario en Nicaragua. 1984, de George Orwell, es uno de ellos. Es, sin lugar a dudas, un libro donde hay mucha tela que cortar, muchas perspectivas por donde mirar y mucho de qué hablar. Desde la Psicología Social resulta un elemento sumamente valioso para entender y describir las causas, patrones y efectos de las interacciones sociales en un régimen político autoritario. Se perciben ahí explícitamente las actitudes, creencias, normas, valores y modos de proceder del típico escenario social represivo. Por estas características, el libro es muy pertinente para la realidad que países como el nuestro vivieron en el siglo pasado, y que se exponen considerablemente a revivir cuando se mina la institucionalidad de nuestros poderes del Estado. Dictaduras, regímenes oscuros, tiempos de guerra, abuso del poder y la autoridad, restricción a los derechos humanos, entre otros, son muchas de las realidades de las que el libro hace eco, al mismo tiempo que hace una señal de advertencia sobre sus peligros. Son varios elementos que podemos rescatar de sus páginas, pero en este escrito nos interesan seis en particular. En primer lugar, debemos abordar la obediencia ciega que los ciudadanos de Oceanía hacen al Gran Hermano,
| Ensayos sobre textos
del que ni siquiera se tiene certeza de su existencia. La frase con la que inicia este ensayo es un claro ejemplo de cómo el sistema político-ideológico y su autoridad impuesta logró impregnar las bases de la vida de todos. Se muestra como una autoridad hizo que los individuos interiorizaran ideas tan descabelladas como la carencia de argumentos de la aritmética, la inexistencia de la gravedad, la guerra como sinónimo de paz o la importancia de la ignorancia como fuerza. Cabe destacar aquí la constante presencia de las telepantallas, como elemento de autoridad que hace coerción en el quehacer diario de individuos como Winston. Se lleva al extremo la noción de obediencia que Moscovici (1981) definió como la condición en la que un individuo modifica su conducta a fin de someterse a las órdenes de las autoridades legítimas. Pero, ¿Será este el caso de 1984? ¿Hay legitimidad en esa autoridad? Y si la hay, ¿Cómo logra la autoridad conseguirla? Precisamente aquí entran en juego los otros elementos a destacar. Entre ellos, los dos minutos del odio, que son una estrategia que utiliza el sistema represor para legitimarse. Se trata del rostro de Emmanuel Goldstein, eterno enemigo del pueblo, apareciendo en las telepantallas y hace rugir al público entre miedo y asco. Se ve aquí cómo es de enorme utilidad que exista un enemigo del Sistema. Hace que los ciudadanos se creen de sus gobernantes una representación social que viene siendo la antítesis del odio, y por tanto desarrollan hacia ellos los sentimientos opuestos: amor, respeto, sumisión,
complacencia en la obediencia. Lo mismo sucede con los autobombardeos que generan temor entre la población y hacen de ellos sujetos dóciles para la clase política. “¡La Guerra es Paz!” Se les enseñaba a gritar. Conviene señalar en tercer lugar, el elemento del adoctrinamiento político. Valles (2000), en su artículo sobre Actitudes y Cultura política, definió al fascismo como la ideología en que el individuo se debe a la comunidad nacional y al líder indiscutible que la encarna, en la cual se genera hostilidad a los diferentes y se vive en un entorno constante de violencia. Oceanía, en 1984, vive una situación que encaja perfectamente en esta descripción. Existe una clase política que adoctrina de forma fascista y pretende influir e implantar en los proles una transformación social. Todos, absolutamente todos los ciudadanos piensan y se comportan uniformemente. Y si alguien se sale de la “norma”, está sujeto a la represión por parte del irónico “Ministerio del Amor”. Toda la doctrina política memorizada, interiorizada y practicada hasta por los niños, también da legitimidad a ese sistema. Por si fuera poco, debemos tomar en cuenta el idioma para entender cómo esa clase política logra sostenerse. Ellos crean una “neolengua” que pretende cambiar o extinguir aquellos términos incómodos e inconvenientes al status quo, y al mismo tiempo buscan manipular a los proles a través del léxico. Es una forma de hacer que muchas cosas que pueden deslegitimar al sistema actual queden por fuera. Lo
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Horizontes | N° 1 1984 - George Orwell
que no se puede escribir contra la clase política, no se puede pensar. Y llama poderosamente la atención cómo el sexo es reprimido por las extrañas patrullas antisex. Según Audre Lorde (s.f.), cualquier forma de opresión, para perpetuarse, corrompe o deforma de alguna manera las diferentes fuentes de poder que existen dentro de la cultura de los oprimidos y que tienen el potencial de dar la energía para el cambio; entre ellas el sexo. El sistema suprime y prohíbe cualquier manifestación del acto sexual para eliminar el último rezago de poder íntimo entre los ciudadanos. Al mismo tiempo que busca crear un ambiente constante de tensión que solamente tiene su catarsis en los minutos del odio. Finalmente, debemos detenernos en otro elemento clave para ver la estrategia de legitimación que utiliza el sistema: reescribir la historia. A través del Ministerio de la verdad, donde trabaja Winston, la historia es cambiada a conveniencia. De un momento a otro se inscriben nuevos enemigos, se ensalzan nuevas batallas y muchas otras pasan al olvido. El pasado se ajusta a la versión que desea el Gobierno y esto hace de los proles sujetos aún más dóciles que ponen su confianza en ellos. Todos estos elementos hacen de 1984, un fuerte llamado de atención para jóvenes en sociedades como las nuestras: con un pasado muy parecido al relatado, y con un futuro que hoy, difusamente, se prevé en condiciones más o menos similares. Es un llamado a rechazar CUALQUIER SISTEMA, ideología o
partido que pretenda imponer una o varias de estas “estrategias” aún en su minúscula expresión. Referencias bibliográficas Lorde, A. (s.f.). Usos del erotismo: el erostismo como poder. En Nelson, J. y Longfellow, S. (1996) La sexualidad y lo sagrado. (pp 130-136). España: Desclée De Brouwer. Valles, J.M. (2000). Las actitudes y las culturas políticas. Ciencia Política. Madrid: Ariel. Orwell, G. (1949). 1984. Recuperado el 08 de agosto de 2014, de http:// antroposmoderno.com/word/George_ Orwell-1984.pdf
| Artículos El mercado de la discordia
El mercado de la discordia Ana Siu1 El mercado municipal de Jinotepe se ha comido el centro de la cabecera departamental de Carazo. A pesar de existir un nuevo mercado construido, el traslado ha sido pospuesto debido al aumento de comerciantes y el descontento de los mismos. La población, la alcaldía y los vendedores luchan por un acuerdo. El departamento de Carazo se caracteriza por su clima agradable. Sin embargo, en la ciudad de Jinotepe, bajo un techo de zinc y rodeada de paredes del mismo material, se encuentra agotada Ana Cortés. Ella es una de las más de mil comerciantes que trabajan en el mercado municipal de Jinotepe, quien día a día suda la gota gorda por sobrevivir. Su puesto es del tamaño de una pequeña terraza; ahí están su cocina y un comedor para 3 personas donde atiende a sus comensales todos los días entre las 12 y las 2 de la tarde. Hoy, el menú incluye sopa de pescado y carne tapada. Es originaria de Granada, pero ya tiene 32 años de trabajar en Jinotepe y dos décadas de ya ser ciudadana jinotepina. “Ya tengo derecho de opinar, con respecto a lo que se haga en la municipalidad”, expresa Ana, mientras 1 Comunicadora Social. Segundo lugar en Certamen Nacional de Periodismo y Comunicación “María José Bravo”, V edición, 2012.
se sostiene su pelo rizado con una cola. Desde hace unos años el mercado ha querido ser trasladado al que le llaman “nuevo mercado”, que a pesar de ya tener 4 años de haber sido construido, sigue sin ser ocupado por los comerciantes. Tres guardias permanentes se encargan de vigilar el lugar. Los habitantes de Jinotepe desean que el mercado sea movido, ya que actualmente se ha tomado el centro de la ciudad. Por otro lado, los comerciantes se rehúsan a hacerlo. El mercado de Jinotepe tiene ya más de 80 años, y en sus principios solo ocupaba menos de un cuarto de manzana y era suficiente para abastecer a los solo 10mil habitantes. Pero diferentes eventos históricos cambiaron totalmente el contexto. Con el terremoto de Managua en 1972, miles de personas migraron hacia los pueblos, en especial a Carazo por su cercanía a la capital y muchos de ellos decidieron asentarse en Jinotepe, aumentando así la población. De igual manera, la guerra de los 70`s y 80`s ocasionaron el mismo fenómeno. Actualmente, en Jinotepe habitan 52mil personas, y con este crecimiento se le acompaña el aumento de comerciantes y la expansión del mercado. El mercado actual ocupa 6 manzanas del casco urbano, y afecta a unas 10 manzanas más. El principal problema, es que el mercado ha crecido de manera desordenada, lo que ha provocado que 6
Horizontes | N° 1 Ana Siu
sea casi imposible la circulación de los vehículos, y un aumento agigantado de basura en la ciudad que una vez fue la más limpia. Más comerciantes A pesar de que la alcaldía y la población desean un traslado inmediato del mercado, esto no es posible, ya que el nuevo mercado aún no está totalmente construido, esto por no tener la capacidad de albergar a todos los nuevos comerciantes que desde hace 4 años han recibido permisos para vender. “No se le puede negar a nadie el derecho a trabajar”, alega Ramiro López, director de servicios municipales de la alcaldía de Jinotepe, justificando por qué se les ha entregado permisos a tantos comerciantes, que a su vez ha ocasionado una expansión del mercado. Según cifras oficiales existen registrados 899 comerciantes, sin embargo, hay unos 500 comerciantes ambulantes que se han tomado bulevares y aceras. De todos estas personas solo un 53% son originarios de Jinotepe, los demás provienen de Rivas, La Concha, Masatepe y otras ciudades cercanas. “A los que no son de Jinotepe no les interesa la ciudad, solo les interesa irse con las bolsas llenas y dejarnos con las toneladas de basura”, expresa el alcalde Oscar Tardencilla, quien dice que estos mismos comerciantes no conocen el mercado nuevo, y que sus argumentos son inválidos.
Nuevo mercado Tres gobiernos municipales se han encargado de continuar la construcción del mercado nuevo. Quien inició el proyecto fue el doctor Tomás Guevara en el año 2000, y hasta la fecha están terminadas 3 fases, faltando 300 módulos para el sector comerciante de ropa y calzado. Infraestructura del nuevo mercado • • • • • • • • •
5 tipos de módulos: Carnes y bodega Verduras Comiderías Orfebrería, truchas, ferreterías y artesanías Ropa y calzado Plaza para eventos especiales Parqueo Área de descarga
Se necesitan 14 millones de córdobas para construir esta cuarta fase. Según el alcalde se trató de gestionar con la Caja Rural Nacional (Caruna), pero no consiguieron el financiamiento. Sin embargo, con ayuda del diputado Walmaro Gutiérrez el gobierno central apoyará el proyecto. “El presupuesto fue presentado, pero daré la noticia hasta que esté realmente aprobado”, expresa Tardencilla. Se desea terminar esta cuarta fase para abril del año 2013 y hacer posible el traslado de todos los comerciantes, sin importar si desean o no hacerlo. “Si los movemos, es a todos. No queremos dos mercados”, afirma Tardencilla. El nuevo mercado abarca 6 manzanas y está ubicado a un kilómetro del casco
| Artículos El mercado de la discordia
urbano, en la zona sur oriental de Jinotepe. Según la alcaldía, esta zona es la más poblada y son los habitantes de estos barrios los que acuden al mercado, por lo que las ventas no bajarían y los clientes ya no gastarían 10 córdobas para el taxi. Inconformes Ana Cortés es la presidenta de la Asociación de Comerciantes (AC) desde hace 12 años en el mercado municipal de Jinotepe y asegura que ha sido un proyecto que excluye a sus principales actores: Los comerciantes. “A los comerciantes no nos preguntaron. Miren aquí les vamos a construir esta casa, ¿Les gusta?”, reclama Ana, quien dice nunca haber sido consultada. “Nosotros pasamos en el mercado 12 horas, vivimos aquí. Quién se muda a una casa sin conocerla”, agrega. El gremio de comerciantes desea movilizarse, pero no aceptan las condiciones que les brindarán en el nuevo lugar. La mayoría afirma que los módulos son demasiado pequeños y que no existe una terminal de buses, al contrario, en el mercado actual se encuentran los buses intermunicipales, y a 3 cuadras los interlocales. “Nosotros no queremos mandar la construcción, pero sí coordinar esfuerzos para todos estar conformes”, dice Ana. Este proyecto se inició hace 12 años, sin embargo, ni una vez se llamó a la AC para informarles acerca de avances, o tomar en cuenta sus opiniones. Alvaro Pérez es un vende verduras y desde hace 20 años labora en el mercado
de Jinotepe. Él está de acuerdo con irse a las nuevas instalaciones, ya que asegura tiene muchas facilidades como el agua potable, la luz y el techado. Sin embargo, también opina que: “La ubicación es peligrosa, hay muchos delincuentes. Estamos rodeados de monte”. En el mercado los que poseen puestos más grandes, pagan más, ellos desean lo mismo en el mercado nuevo, ya que consideran que un solo módulo no les bastará para todos sus productos. Sin embargo, esto sería imposible ya que hay un módulo por cada comerciante registrado. Por otro lado, Iván Altamirano, director de obras públicas dice que es ilógico pedir tanto espacio, ya que muchos de los puestos actuales ocupan hasta “media cuadra”. También asegura que los nuevos módulos miden lo suficiente para albergar los productos que van a vender y que los restantes se pueden guardar en las bodegas. Pérez opina que el aumento de comerciantes y la falta de orden, es culpa de la alcaldía. “Por ganar más, le han dado permiso a cualquiera para tomarse las calles”, dice Pérez. Cifras de alcaldía • • •
50 mil córdobas en mantenimiento del mercado nuevo al mes. El mercado genera 11,500m3 al año que equivale a al tamaño de un edificio de 30 pisos Se recogen 100mil córdobas mensuales en impuestos.
Casi todos los mercados municipales 8
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del país poseen una terminal de buses. Si el mercado es movilizado, este ya no tendría una y serían los comerciantes los que gastarían en pasaje para trasladar sus productos, y los clientes de otras ciudades tendrían un doble gasto. Altamirano dice que se ha pensado en construir una parada buses intermunicipales, pero que no es algo seguro.
quien cuenta que es imposible celebrar un cumpleaños debido al mercado, e incluso velar un muerto. Por otro lado, su casa se encuentra expuesta a todo tipo de animales, roedores e insectos como las cucarachas, incluso, ha encontrado culebras. Debido a esta inconformidad varias familias afectadas organizaron un comité pro traslado del mercado.
Ana asegura que hace tres años la alcaldía quiso movilizarlos como “ganado”, pero que enviaron una carta a presidencia y les ordenaron trasladarlos hasta que el proyecto estuviera terminado.
Civiles afectados
“Nosotros hemos hecho de todo, marchas, protestas. Hasta a la Chayo Murillo le mandamos carta”, cuenta doña Elena. Hace un año y medio el presidente de este comité es el arquitecto Alejandro del Carmen, quien a pesar de no ser tan afectado por los puestos del mercado, defiende la causa de esas familias. La casa de don Alejandro está protegida por rejas, al entrar todo está impecable y tres asistentes del hogar limpian y arreglan lo que ya está limpio y arreglado. Es un hombre elegante que habla con mucha elocuencia. “Este es un problema de salubridad”, asegura don Alejandro, quien tiene como mayor preocupación el mal manejo de los productos alimenticios en el mercado y todas las enfermedades que pueden traer consigo.
En 1977 doña Elena Mayorga aún tenía el negocio “La casa del calzado”, pero eso se acabó hace 25 años cuando al abrir la puerta de su establecimiento se encontró con numerosos caramancheles ocupando su acera. Desde entonces, el único recuerdo que posee doña Elena es una fotografía de su antiguo negocio, la cual le enseña a toda persona que la visita. “Yo ya no tengo vida social, nadie quiere venir a mi casa”, expresa doña Elena,
“Los comerciantes hacen sus necesidades en las calles”, comenta. El nuevo mercado ofrece dos baños por cada pabellón y un lava traste por módulo, lo que facilitará mayor higiene. Sin embargo, los comerciantes si desean estrenar local, pero no aceptan otras de las condiciones. “No le podes consultar a mil personas si les gusta”, alega don Alejandro, explicando que nunca van a satisfacer a todos los comerciantes y que por eso no hay
Otra de las quejas es acerca de los impuestos. Ana Cortés paga siete córdobas diarios y afirma que ellos nunca han visto un peso de ese dinero. “Aquí nadie se acuerda que el comerciante es un ser humano, que necesita. Ni para una pastilla nos dan”, expresa indignada Ana. Según la alcaldía todo el dinero de los impuestos se gasta en el mantenimiento del nuevo mercado y la recolección de basura del mercado actual.
| Artículos El mercado de la discordia
razón para consultarles. “Ellos piensan que es una carta al niño Dios, solo piden y piden”, agrega.
estar a la merced de los comerciantes” ¿Acaso los comerciantes si deben estar a la merced de la municipalidad?
Las promesas Acercándose el 4 de noviembre, los partidos políticos en Jinotepe tienen como principal promesa “el movimiento del mercado”. En los recorridos por las calles y los eventos públicos, el discurso siempre es el mismo; promesas para los comerciantes y para la población que vive junto a ellos. Las candidatas favoritas para estas elecciones municipales son Karla Zuñiga por parte del FSLN y Anita Gutiérrez por el PLI. Ambas prometen lo mismo, pero sus planes de gobierno son distintos. “El traslado del mercado es urgente”, afirma Zuñiga. Este partido planea reunirse con los comerciantes y escucharlos, además de construir una terminal de buses y no aumentar los impuestos. Por otro lado el PLI tiene otra estrategia para poder convencer a los comerciantes a trasladarse al nuevo establecimiento. Mauricio Cortés es el jefe de campaña del PLI y asegura que muchos de los comerciantes tienen deudas con sus impuestos, por lo que el partido les ofrecerá un perdón de deuda por medio de una amnistía fiscal. “No sé por qué el gobierno actual no lo ha pensado”, dice Cortés, quien es actual concejal pero asegura guardar esa estrategia para cuando ganen las elecciones. Sin importar quién sea el alcalde o la alcaldesa, algo es seguro, mover el mercado es necesario. Pero, ¿Hasta qué punto los comerciantes tienen razón? El alcalde actual declara que: “La municipalidad no puede 10
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Necesidad de simultaneidad de “la apropiación y subversión ética de la Conciencia/Cultura-Política” y de la “transformación objetiva de la realidad”, para la transformación social de Nicaragua. Un análisis dialéctico. René Pérez-Vázquez1
Introducción En Nicaragua se ha hablado cansadamente -en el discurso hegemónico- de los problemas que sufre el país y sus causas -falta de educación, corrupción, problemas de institucionalidad, etc.-, sin discutir o problematizar las causas de las causas que se señalan. Suena como juego de palabras, pero no, lo que se quiere resaltar aquí es que no se examinan de raíz las razones de por qué la Nicaragua actual tiene los problemas que tiene: pobreza, falta de desarrollo, educación deficiente, desigualdad, democracia “hibrida”1, falta de institucionalidad, problemas con el Estado de Derecho, etc. Estas causas no son independientes sino interdependientes, por lo que las soluciones para los problemas no pueden reducirse a suprimir “causas” y esperar obtener soluciones mecánicas a los problemas que generan, los cuales no son monocausales, lo
1 Estudiante de último año de Economía de la UNAN-León y estudiante de Sociología de la UCA Nicaragua. 1 El calificativo de hibrido, ha sido uno de los calificativos que diversas instituciones internacionales han utilizado para calificar a algunos gobiernos alrededor del mundo. Para Nicaragua, el calificativo ha sido aplicado recientemente por The Economist Intelligence Unit (EIU). Véase: http://www.laprensa.com.ni/2015/01/22/ politica/1769264-nicaragua-tiene-regimen-hibrido
que vale la pena recordar2. Causas y problemas (consecuencias) están interrelacionados estrechamente unos con otros, por lo que debería de inferirse -dialécticamente- que existe, tras de todo esto, un problema del orden estructural en la sociedad nicaragüense de naturaleza material e ideal (Conciencia/Cultura-Política). Este ensayo no asume el determinismo de Marx, concretamente, en concebir al nivel cultural como “epifenómeno determinado por las estructuras sociales y económicas” (Ritzer, 1993, p. 196). Al contrario, se considera al nivel cultural, a la conciencia, como un fenómeno relacionado recíprocamente con el mundo material3. Reafirmando de esta manera el uso de la dialéctica de Marx para examinar la realidad, aunque se discrepe con el alemán sobre la determinación material de la sociedad.
2 Inclusive, se pueden encontrar, según se aborde la realidad, a fenómenos sociales como la corrupción como origen y consecuencia a la vez, tal como es el caso de la corrupción. 3 Una de las características del análisis dialéctico es que “cuando los pensadores dialécticos hablan sobre la causalidad, siempre se refieren a las relaciones reciprocas entre los factores sociales” (Ritzer, 1993, p. 189).
| Ensayos Necesidad de simultaneidad de “la apropiación y subversión ética de la Conciencia/Cultura-Política” y de la “transformación objetiva de la realidad”, para la transformación social de Nicaragua
¿Qué es la Conciencia4 y la Cultura-Política? Antes de continuar, es pertinente tener claro dos conceptos profundamente interrelacionados a través de los cuales se desarrollará este trabajo: Conciencia y Cultura. La conciencia es la “actividad mental del propio sujeto que permite sentirse presente en el mundo y en la realidad” (RAE, s.f.), la cual se encuentra fuertemente condicionada por diversos elementos culturales (política, religión, economía, etc.). Es importante hacer un paréntesis: la operatividad de la Conciencia en la trasformación social solo será posible si esta no es una producción mental falseada. En otras palabras, la Conciencia será favorable a la transformación social si el individuo reconoce su papel en medio de la estructura social (en el campo económico, religioso, cultural, etc.), pues de esta manera, parafraseando a Andrés Pérez-Baltodano (2013) cuando se refería a un frase de un profesor suyo, Alberto Guerreiro Ramos, comprendería “(…) los marcos de limitaciones y posibilidades históricas”, proceso mental necesario para que “los individuos puedan ampliar los límites de la realidad y la frontera de lo posible” (p. 58). La cultura se puede comprender como “un conjunto interrelacionado de códigos de la significación, históricamente constituidos, compartidos por un grupo social, que hacen posible, 4 Para conceptualizar Conciencia, se tomarán algunas nociones de Marx sobre esta, pero se rechazará el determinismo que el mundo material ejerce sobre el mundo de las ideas, a como lo consideraba Marx.
entre otros aspectos, la comunicación, la interacción y la identificación”5 (Pérez-Baltodano, 2013, p. 31). Pero esta acepción del concepto de cultura es muy amplia, por lo que para fines del presente trabajo nos centraremos en el aspecto político de la cultura, es decir en la Cultura Política, la cual se define como el conjunto de creencias y valores compartidos, referentes a la vida en sociedad y al rol de las actividades políticas en la conservación y la orientación de la cohesión social; conjunto de actitudes fundamentales que permiten el ajuste mutuo de los comportamientos o la aceptación de actos de autoridad que tienden a imponer ese ajuste 6(Arnoletto, 2007, p. 19). Para recalcar el papel que juega la cultura en el entendimiento de los significados de los códigos culturales, y que estos son resultados de construcciones sociales históricas, se ha presentado la definición de Cultura y Cultura Política. Y sobre esta última, cabe señalar el papel que esta juega en la “aceptación de los actos de autoridad”, y podríamos decir que también juega el papel de condicionante de la actuación política, o mejor dicho, de lo que es entendido como actuación política tradicional en la cultura nicaragüense. La apropiación y transformación ética de la Conciencia y de la CulturaPolítica
Aquí, la apropiación de la conciencia se hace en referencia a la conciencia 5 Cursivas propias 6 Cursivas propias
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Horizontes | N° 1 René Pérez-Vázquez
de clase de Marx, en el sentido de una verdadera conciencia. Es necesario que el individuo, y la sociedad a la que pertenece7, desarrollen una propia conciencia que reconozcan los límites y posibilidades históricas que les ofrece su realidad (subjetiva y material), para de esta manera intentar superarlos y dirigirse en dirección a la sociedad deseada. Es a través de la conciencia que se pueden razonar las contradicciones materiales y de la cultura-política (en donde las contradicciones tienen un importantísimo trasfondo ético), y reconocer estas contradicciones como construcciones sociales/históricas, por lo tanto modificables y no externas a la sociedad; sería reconocerse, por parte de los propios individuos, como miembros de una sociedad, y en conjunto con esta, como sujetos de cambio con poder de agencia para transformar la sociedad en una que supere las contradicciones materiales y culturales del presente. El desarrollo de la conciencia permite, además, ubicarnos críticamente dentro de la realidad (…) [para] definir nuestras posiciones, nuestro discurso 8 y nuestras estrategia de lucha a partir de una evaluación ética de la moralidad política, 7 Y no es que se considere a la sociedad como mera agregación de individuos. El hincapié que se hace sobre los primeros es sobre todo por una cuestión de señalar la necesidad del desarrollo de la conciencia en estos. Que se contemple desde lo micro, como lo es un individuo, con todas sus singularidades, hasta lo macro, en las sociedades, con sus propias características. Lo que se quiere es que la responsabilización y necesidad de cambio no quede solo sobre una concepción de sociedad, que tradicionalmente se ha tenido, como una muy externa cuyos defectos no los carga nunca el individuo, sino otros. 8 Es importante señalar la unidad discursiva, como estrategia de lucha
económica y social que justifica la organización y la distribución del poder en la Nicaragua del presente (Pérez-Baltodano, p. 114). También, el desarrollo de la conciencia, nos permite reconocer y combatir la alienación política en la que el mismo sistema político/cultura política nacional, históricamente, ha sumergido a gran parte de la población, que ve el campo político como ajeno a sí mismo, como el campo propio de una clase particular9, aquella que ostenta el poder económico. Al considerar la cultura política nacional bajo una verdadera conciencia, se hace visible, no solo las exclusiones de esta, sino también sus contradicciones éticas y doctrinarias, que se pueden visibilizar en la confrontación entre el discurso y las prácticas de los políticos tradicionales. Es por ello que es necesario, también, una transformación ética de la cultura política nicaragüense, porque en su estado actual, donde los intereses propios del político prevalecen sobre los del ciudadano o del imperio de la ley,
9 Podría señalarse como ejemplo una de las primeras definiciones de ciudadano en Nicaragua o características debía tener este para poseer tal condición: “Art. 8.- Son ciudadanos: Los nicaragüenses mayores de veintiún años o de dieciocho que tengan algún grado científico o sean padres de familia, siendo de buena conducta y teniendo una propiedad que no baje de cien pesos o una industria o profesión que al año produzca lo equivalente” (Constitución Política de Nicaragua, 1958). Se puede ver que desde sus inicios de la vida independiente del país, ha habido de por medio un condicionamiento material para acceder al derecho del ejercicio pleno de la política; si bien, el condicionante material para ejercer los derechos ciudadanos que se establecían en el artículo arriba citado desapareció legalmente, en la práctica, desde antes y después de la constitución de 1958, sigue prevaleciendo los intereses y el poder político de quienes poseen el poder económico.
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donde los partidos no tienen un clara filosofía política por la cual se le pueda evaluar críticamente, este estado, nos termina orillando a aceptar la realidad y ver el futuro de una forma pragmática y resignada (categoría propuesta para la realidad nicaragüense por Andrés Pérez-Baltodano). El desarrollo de la conciencia de forma racional debe ser uno de los principales objetivos de los actores políticos para así tener un efecto que se refleje en un cambio de la cultura política, ya que existe entre los campos objetivos, como el de la cultura imperante que se ha objetivado, y subjetivo (como el de la conciencia) una relación dialéctica. Expuesto de esta manera, se hace necesario que el desarrollo de la conciencia tenga un sentido contra hegemónico, es decir, que luche contra la conciencia y cultura imperante. Necesidad de la simultaneidad La necesidad de que las transformaciones subjetivas y objetivas10 para alcanzar el cambio social sean simultáneas es uno de una de las principales premisas que se exponen en este trabajo. Cuando en Nicaragua la población en general o los políticos tradicionales buscan culpables o soluciones por y para los problemas que enfrenta el país, muchas veces estos han radicado exclusivamente en un el mundo material o en el mundo subjetivo, siendo muchas veces 10 Necesidad de simultaneidad de “la apropiación y subversión ética de la Conciencia/Cultura-Política” (subjetiva) y de la “transformación objetiva de la realidad” (material u objetiva).
nociones deterministas. Por ejemplo: se ha señalado que solo con mejorar la educación los demás problemas del país se resolverán rápidamente, cuando a parte de una mejora de la educación, se necesita transformar la cultura política nacional y mejorar las realidades materiales de los nicaragüenses que propicien la participación en el sistema educativo11. Se ha mencionado también, por sectores acomodados o de “oposición”, que el problema de la falta de institucionalidad democrática es por la ignorancia, omitiéndose que más allá de la buena influencia que puede tener la educación para el desarrollo democrático del país, y de la influencia que el orden material ejerce, es también un problema de cómo se ha desarrollado la cultura política: las relaciones de poder entre el gobierno y gobernados (véase pie de página 7). Se ha olvidado que los problemas sociales que afectan Nicaragua tienen bases objetivas y subjetivas, y se han olvidado aún más, que las soluciones deben partir de estos dos escenarios. Por tanto, no se puede culpar al pueblo de aceptar un gobierno asistencialista y poco democrático, menos aun cuando en la supuesta democracia del neoliberalismo (conocido 11 En el gobierno del brasileño Luis Ignacio Lula da Silva (2003-2011), se implementaron varios programas de asistencia social que influyeron fuertemente en sacar a millones de personas de la pobreza en el gigante del sur, entre ellos el Programa Bolsa Familia, que apoya a familias de escasos recursos estableciendo una serie de condiciones para acceder a la ayuda. Una de las condiciones que tiene este programa es que las familias que tuvieran niños de 6 a 15 años los enviaran a la escuela (Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional, s.f.). Esto es un ejemplo de cómo el objetivo de impulsar la educación se apoya de transferencias económicas por parte del gobierno, siendo esto un programa de asistencia que no cae en el asistencialismo que solo reduce los efectos de un problema pero que no los soluciona.
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discursivamente como tal: los 16 años de gobiernos de Violeta de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños), el Estado había dejado a su suerte, sin siquiera asistencialismo, a miles de familias nicaragüenses, mientras que unos pocos disfrutaban de las mieles en El Chile. No es que hoy no haya corrupción, o que esta sea menor, pero discursiva, emocional y hasta gubernamentalmente se conecta más con el pueblo que en el pasado, aunque esto no quiera decir que el actual sistema político y gobernantes puedan ser aceptables o deseables. La necesidad de transformación social que se ha mencionado por muchos lados, pero que no se alcanza ni cuando sus opciones partidarias han estado en el gobierno, tiene que ser una transformación de la conciencia y de las condiciones materiales, pues como ya se ha visto, en los 16 años de neoliberalismo no se logró que el discurso sobre la democracia e institucionalidad penetrara y se interiorizara en las clases populares, y menos que se institucionalizara. No es que el nicaragüense niegue las bondades que pueda tener esa democracia discursiva, sino que fue poco los que vieron que ese discurso cambiara sus realidades materiales, sus realidades sociales, políticas, unas realidades que en muchos casos son desesperantes y que se podrían expresar en esta frase: “El derecho a comer no debe competir con el derecho a pensar”12 (Pérez-Baltodano, p. 206).
12 Frase de uno de los jóvenes entrevistados en el programa Esta Semana que condujo Camilo de Castro en septiembre de 2010
Entonces, ante la desprotección que representó para muchos la “democracia” de los gobiernos liberales, la actual oferta del gobierno de Ortega (desde 2007) resulta ser más atractiva y con beneficios palpables, a pesar de la falta de Estado de Derecho e Institucionalidad. Las propuestas de cambio social, de parte de los propios políticos, debe tomar en cuenta la necesidad de una transformación de cultura política, para no recaer en los males que hoy se le señalan al gobierno de OrtegaMurillo; y también debe incluir una propuesta material, de redistribución de la riqueza, de presencia social del Estado no asistencialistamente, sino como medio para la transformación social-material: acceso a créditos, educación, capacitaciones, etc. De parte de los gobernados, estos deben de demandar también ambas transformaciones (objetivas y subjetivas). Desarrollar una verdadera conciencia - que denuncie las contradicciones económicas, políticas, sociales, etc., que sirva también para demandar acciones razonadas que conduzcan a superar estas contradicciones y a una transformación social en beneficios de todos - se vuelve imperativo para hacer de los gobernados verdaderos protagonistas y no protagonistas de papel que tanto se señalan en los documentos y discursos oficiales. Con el desarrollo de la Conciencia, gobernantes y gobernados, en especial estos últimos, se reconocerán a sí mismos como sujetos políticos (ubicados en determinadas posiciones
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dentro del sistema económico, político y cultural) con capacidad para cambiar la realidad social. No se puede esperar, ni se puede confiar en opciones políticas mesiánicas. El individuo en términos agregados, es decir, como sociedad, debe participar en el análisis político de la realidad y la discusión sobre el futuro que se desea.
nacionales, se seguirá el camino más largo hacia algún progreso.
Conclusiones La realidad material no determina en exclusiva la conciencia. Existe una relación dialéctica entre estas dos realidades que conforman una sola: el mundo social. Para el cambio social, es necesario, por consideraciones estratégicas y para que como programa político obtenga el éxito, que las transformaciones subjetivas tenga arraigos objetivos y viceversa. En otras palabras: es necesario que las propuestas de transformación ética de la conciencia y la cultura política se puedan materializar en transformaciones objetivas. El detonante de estos cambios se da en la conciencia, pero este detonante es fuertemente influido por la realidad material y sus contradicciones. Las soluciones tradicionales a los problemas de Nicaragua no es que estén del todo erróneas, sino que el principal error es pensar en soluciones mecánicas inconexas con el contexto y con otras características de la realidad social/nacional. Las propuestas para lograr el desarrollo integral del país deben de ser estructurales pues de esa magnitud son los problemas, de no tener esta envergadura los planes
Referencias Bibliográficas Arnoletto, E. J. (2007). Glosario de conceptos políticos usuales. EMEDNET. Recuperado el 23 de febrero de 2017, de http://www.eumed.net/dices/listado. php?dic=3 Constitución Política de Nicaragua. (1958). Pérez-Baltodano, A. (2013). Postsandinismo. Crónica de un dialogo intergeneracional e interpretación del pensamiento político de la Generación XXI. Managua: IHNCA-UCA|. Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional. (s.f.). Programa Bolsa Familiar. Recuperado el 7 de septiembre de 2017, de Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional: http:// plataformacelac.org/programa/99 RAE. (s.f.). Conciencia. Recuperado el 23 de febrero de 2017, de RAE: http://dle. rae.es/?id=A8k1FxD Ritzer, G. (1993). Teoría Sociológica Clásica. España: McGRAW-HILL.
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Neoextractivismo y Ecología política Harley Morales-Pon1 Introducción En las últimas décadas América Latina se ha visto convulsionada de múltiples pugnas entre ellas las de carácter socioambiental (Svampa, 2013, 2016). Estas disputas se dan en el contexto de ascenso y maduración del (neo) liberalismo en la región y la consolidación del modelo neoextractivista. En este escrito se abordara la relación entre el avance de tal mencionado régimen de acumulación y su respuesta en la ecología política. Por tanto, se ha dividido en tres apartados: (I) Régimen neoextractivista, (II) Conflicto socioambiental y (III) ecología política.
(I) Régimen Neoextractivista En las últimas décadas los diferentes gobiernos de América Latina han optado por conducir la política económica de sus países hacia modelos de desarrollo de matriz neoextractivista (Svampa, 2013). Tal modelo se basa en la sobreexplotación de recursos naturales destinados hacia el mercado exterior, y toma auge en un contexto de boom de los precios internacionales de materias primas demandadas por parte de países dominantes – de manera paradigmática China-. Dicha matriz de acumulación, al tiempo que ha producido enormes ventajas comparativas en el 1 Ingeniero Industrial. Estudiante de Sociología de la UCA Nicaragua.
crecimiento económico de los países de la región, los ha conducido hacia una reprimarización de sus economías, una profunda dinámica de desposesión de tierras, recursos y territorios y hacia nuevas formas de dependencia y dominación (Svampa, 2013). La baja de los precios de las materias primas, producto de la crisis financiera en el 2008, agudizó las consecuencias mencionadas. Dada las perdida de ventajas comparativas las soluciones han desembocado en torno a una expansión horizontal donde “(…) la producción agropecuaria y forestal crece al incorporar nuevas tierras” (Gudynas, 2010, pág. 55) generándose cambios en la presión sobre los ecosistemas. La consolidación y reproducción de este modelo <<neoextractivista>> se funda en lo que Maristella Svampa (2013) ha denominado <<consenso de los commodities>>, ampliamente constituido sobre la base de la ideología del progreso (Gudynas, 2010). Tal consenso consiste en hacer aparecer tal dinámica extractiva como una inevitabilidad histórica a la cual la región debe sumergirse, visión misma que tiene como correlato una concepción antropocéntrica del mundo, esto es, de superioridad de la sociedad sobre la naturaleza. Tal concepción conlleva a una valoración mercantil del entorno y con ello a su dominación
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para asegurar el progreso. El intento de imponer como hegemónico el actual modelo de desarrollo y sus consecuencias ambientales sobre las poblaciones de los territorios locales, ha abierto un profundo <<conflicto socioambiental>> en América Latina (Svampa, 2013). (i) Dicho lo anterior, se puede entonces afirmar que la instauración y reproducción de este modelo (neo) desarrollista es fruto de su conjunción con la valoración occidental de la naturaleza, ampliamente compartida por la sociedad. Tal valoración, que intenta imponer a la naturaleza su total mercantilización, aunque ha luchado por situarse como dominante, ha encontrado la resistencia de otras formas de apropiación del entorno.
(II) Conflicto Socioambiental La consolidación del modelo neoextractivista en los países de América Latina ha conducido a la introducción y avance de empresas nacionales y multinacionales sobre territorios locales, generándose profundos conflictos entre diferentes actores en torno a la valoración y control de los bienes naturales. Tales conflictos socioambientales son aquellos ligados al “(…) acceso y control de los bienes naturales y el territorio, que suponen, por parte de los actores enfrentados, intereses y valores divergentes en torno de ellos, en un contexto de gran asimetría de poder” (Svampa, 2010, pág. 39-40). Expresado de otra manera, y visto de lo local a lo global, las diversas
comunidades étnicas han construido históricamente formas diferenciadas de establecer vínculos con la naturaleza, constituyendo marcos a través de los cuales significan su entorno y con ello prácticas de apropiación de los recursos (Leff, 2001). Tales diversas maneras de valorar la naturaleza y de apropiarse de la misma, entra en conflicto con la visión moderna y occidental del progreso que busca su subordinación al ser humano. (ii) Dicho lo anterior, se podría afirmar que la forma en que se valora la naturaleza por parte del Estado, las unidades económicas nacionales y transnacionales y por parte de las diversas comunidades étnicas y, con ello, la manera en que se intenta apropiar de la misma, ha sido entonces la base de la escalada en los conflictos socioambientales. Es precisamente de tales conflictos de los que se ocupa la Ecología política.
(III) Ecología política Tal como afirma Martínez Alier (2015) la ecología política estudia cómo “(…) el poder político incide en los conflictos socio-ambientales” pág. 64. De esta manera la ecología política une el estudio del metabolismo social y los conflictos ecológico-distributivos considerando los lenguajes de valoración que se despliegan en tales pugnas (Martínez Alier, 2015). Tal corriente nacida de la articulación entre los esfuerzos de los movimientos sociales y la academia, busca “(…) analizar los procesos de significación, valorización y apropiación de la naturaleza” (Leff, 2006, pág. 22) por parte 18
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de los diferentes actores enfrentados en conflicto, y, de manera particular, las estrategias de acción desplegadas por los agentes subalternos en la lucha por la defensa de sus territorios. Tomando en cuenta lo ya mencionado, se podría incluso afirmar siguiendo a Leff (2006) que la ecología política encuentra su terreno en una lucha por la desnaturalización de la naturaleza. Es decir, de ruptura con la adhesión inmediata y subordinada al orden existente. Esta permitiría transitar de la sumisión simbólica de los seres humanos en su relación con el mundo, hacia una toma de conciencia de las arbitrariedades culturales que constituyen la división entre sociedad y naturaleza. (iii) Por tanto, se podría afirmar que la ecología política deviene eminentemente en una disputa simbólica. Por un lado, una lucha en torno a la destitución de los marcos de entendimiento y los conceptos teóricos e ideológicos “(…) que han soportado y legitimado las acciones y procesos generadores de los conflictos ambientales” (Leff, 2006, pág. 32). Por otro lado, y de manera simultánea, una disputa en torno a la inculcación de nuevos marcos de sentido con respecto a la relación del ser humano con la naturaleza y, con ello, de su forma de apropiarse de la misma.
(IV) Reflexiones finales (i) La suerte de ajuste dialectico entre las condiciones objetivas bajo las cuales se despliega el modo de producción capitalista en su matriz neoextractivista y los principios de visión y división
que sobreponen la sociedad a la naturaleza , producen una especie de connivencia entre estos dos estados de lo histórico y lo social. Esto es, una relación de comprensión inmediata, un reconocimiento y legitimidad por parte de los agentes socializados hacia las prácticas y discursos desplegados por los voceros de esta variante neoliberal de producción y reproducción del capital. Esto conlleva a que incluso consecuencias producidas por grandes empresas nacionales o transnacionales en detrimento de poblaciones de territorios locales, sean ampliamente aceptadas tácitamente o justificadas explícitamente como males necesarios en beneficio del progreso. (ii) Siguiendo la misma línea, la escalada de los conflictos socioambientales se despliegan y desarrollan en un contexto de expansión de prácticas de dominio de territorios locales valorados como mercancías a explotarse indefinidamente. Tal valoración ampliamente compartida por la burocracia estatal, las elites empresariales y la sociedad en general, entra en conflicto con otras maneras de valorar el entorno y apropiarse del mismo. Sin embargo, dado el amplio avance cultural del neoliberalismo, estos actores en defensa de sus territorios se miran situados en desventaja con respecto a sus adversarios. (iii) Dada la adhesión subordinada al orden económico neoliberal existente por parte de la gran mayoría de agentes sociales que constituyen la colectividad, la ecología política tiene la tarea histórica de disputar los marcos de sentido establecidos con el objetivo de instituir otras
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maneras socialmente compartidas de apropiación de la naturaleza. Se podría afirmar que este proceso recorrería dos momentos entrelazados: destituyente e instituyente. Es decir, un proceso de destitución o vaciamiento de las visiones cristalizadas en conceptos, discursos, narrativas, entre otros, que justifican la dominación de la sociedad a la naturaleza, y, al mismo tiempo, un proceso de institución de otros sentidos y significados con respecto al entorno y las formas de apropiación del mismo. Tal ruptura con el antropocentrismo debe llevarse a cabo tanto desde los ámbitos no institucionalizados por el Estado como, y con gran importancia, dentro del Estado mismo, en la medida que este no solo detenta el monopolio de la violencia física legítima sino también de la violencia simbólica (Bourdieu, 1997, García Linera, 2010). Dado que históricamente las burocracias estatales poco a poco fueron configurando y reproduciendo en el Estado marcos valorativos, normativos y procedimentales que han enaltecido la actividad mercantil en detrimento de la naturaleza, subordinando la diversidad de lenguajes de valoración con respecto a la misma e imponiendo una valoración unitaria, la lucha en el seno mismo de sus instancias debe ser menester para la ecología política y una tarea impostergable de los actores que intentan inculcar otras formas legítimas de valoración y apropiación del entorno.
Referencias bibliográficas Alier, J. M. (2015). Ecología política del extractivismo y justicia socioambiental. Interdisciplina 3, 57-73. Bourdieu, P. (1997). Razones Prácticas: Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama. García Linera, Á. (2010). El Estado en transición. Bloque de poder y punto de bifurcación. En Á. G. Linera, R. Prada, L. Tapia, & O. V. Camacho, El Estado. Campo de lucha (págs. 9-40). La Paz: CLACSO. Gudynas, E. (2010). La ecología política de la crisis global y los límites del capitalismo benévolo. Revista de Ciencias Sociales, 53-67. Leff, E. (2001). Espacio, lugar y tiempo La reapropiación social de la naturaleza y la construcción local de la racionalidad ambiental. Nueva Sociedad, 28 -42. Leff, E. (2006). La ecología política en América Latina Un campo en construcción. En H. Alimonda, Los tormentos de la materia. Aportes para una ecología política latinoamericana (págs. 21-39). Buenos Aires: CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Svampa, M. (2013). «Consenso de los Commodities» y lenguajes de valoración en América Latina. Nueva Sociedad, 30 - 46. Svampa, M. (2016). Debates latinoamericanos: Indianismo, desarrollo, dependencia, populismo. Buenos Aires: Edhasa.
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Modernidad y Ambiente: El hombre y sólo el hombre Miguel Ángel Navarrete1 Introducción El hombre ha sido concebido como el sujeto central, constructor y deconstructor del universo, por encima de la diversidad viviente del planeta. Con esto me quiero referir a que históricamente el hombre se ha (auto) idealizado como un ser cultural y biológicamente superior a la mujer e, incluso, superior a la naturaleza misma. Esta idealización de sí mismo lo ha llevado a demostrar sus capacidades de adaptación, control, explotación y transformación de estructuras físicas, geográficas y naturales que hoy en día se expresan en vicisitudes tales como: fenómenos naturales, crisis ambientales y sociales de alto nivel de riesgo (Ortega, Luis, & Iztapalapa, 2006). La idea del hombre como motor del mundo – como núcleo social, político, cultural y biológico – ha constituido la base del antropocentrismo que ha marcado el desarrollo de la humanidad y el rumbo de la naturaleza misma. Tal imaginario del poder del hombre sobre la naturaleza -y me refiero específicamente al hombre blanco, occidental, liberal, católico, colonizador y civilizatorio- repercute desde la Modernidad, proyecto político que se constituye como un hito que da inicio una larga historia de dominación y control del hombre sobre el medio ambiente. Por lo tanto, la intención 1 Estudiante de Sociología de la UCA Nicaragua.
en este ensayo es preguntarnos: ¿Cómo la Modernidad re-configuró, desde distintas aristas, el orden del mundo social y su relación con el ambiente, apostando por el desarrollo de la creciente y desigual economía capitalista? Para responder esta pregunta parto del presupuesto de que “(…) la naturaleza es aprehendida de acuerdo a formas materiales e ideológicas, concepciones particulares que son generadas por el devenir de la sociedad”(Galafassi, 1998, p. 16), tal como sucede con la Modernidad. Simultáneamente, propongo vincular de manera introspectiva la relación que puede tener la Modernidad en nuestras instituciones actuales desde sus bases ideológicas, económicas, religiosas y políticas. El espejo de la Modernidad Es evidente que entre los grandes cambios de la Modernidad alrededor del siglo XV la prepotencia del hombre frente a la naturaleza es uno de los elementos que más ha sobresalido en la historia. Sin embargo, muchas veces no es fácil entender la relación de un proyecto ideológico e histórico y su impacto objetivo sobre el ambiente. Es por ello que Claudia Leal León (2005) nos recuerda que “la historia ambiental no ha sido el más político de los campos de la historia” (p. 6). Anthony Giddens (2000) afirma, claramente, que estamos viviendo el fin
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de la naturaleza, y no se refiere al fin de la naturaleza como proceso físico, motor de vida y de cambios, sino “al hecho de que hay pocos aspectos del ambiente material que nos rodea que no se hayan visto influidos de algún modo por la intervención humana” (pp. 39–40). Esto quiere decir que en la actualidad el hombre moderno ha mediado tanto en los procesos naturales que es casi imposible identificar una condición pura de la naturaleza o hablar de “algo natural”. Aníbal Quijano señala que la Modernidad es como un espejo turbio a través del cual las sociedades, específicamente las subalternas, se autoperciben, se transforman y construyen su identidad a partir del ideal euronorteamericano (Ansaldi, 2000). Es decir que la Modernidad es una ideología legitimadora de prácticas políticas occidentales que se disfraza engañosamente de modernización. Ésta se impone bajo el discurso prometedor del progreso y es interiorizada en nuestras sociedades con el apoyo de la razón instrumental; razón utilitarista, medida, “eficiente” y positivista que conlleva a que “la naturaleza [sea] observada como un objeto ajeno y distante de la misma humanidad, que puede ser manipulado a discreción de esta última”(Ortega et al., 2006, p. 218). A partir de esta racionalidad Moderna, “las contingencias que afectaban las actividades del hombre ya no serían atribuidas a ningún Dios o a la Naturaleza, sino que serían explicadas por la acción de los mismos hombres” (Ortega et al., 2006, p. 217). Desde el punto de vista económico, se forma un nuevo imaginario del desarrollo donde se pone en el centro las capacidades
propias del ser humano para acumular capital a partir de la explotación de la naturaleza. Es así como esta, desde la visión occidental, pierde su carácter como sujeto viviente y pasa a ser meramente un objeto manipulable y capitalizable. De esto último también se encarga la Industrialización, otra dimensión institucional de la Modernidad y una precondición básica del sistema capitalista que “presupone la organización social regularizada de la producción que coordina la actividad humana, las máquinas y las entradas y salidas de materias primas y productos” (Giddens, 2008, p. 61). Este comportamiento de producción se convierte en un eje básico sobre el cual se desarrolla la interacción entre el hombre y la naturaleza. El sistema económico deja de estar subordinado a un Determinismo Ambiental para convertirse en un Determinismo Técnico-Científico basado en grandes descubrimientos tecnológicos que pasan a ser el instrumento por excelencia para someter al medio ambiente (Ortega et al., 2006). Por otra parte, la Industrialización impulsó desmedidamente el movimiento migracional, dando vida a la ciudad urbana como resultado de la aglomeración social y la centralización espacial del trabajo. Este nuevo espacio social termina reconfigurado las relaciones sociales desde lo público hasta lo privado, desde la religión hasta la vida familiar (Bettin, 1982). En este proceso de la historia, la religión contribuyó estratégicamente a transmitir la noción del desarrollo a través del protestantismo y 22
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liberalismo que “correspondieron, como corriente religiosa y tendencia política respectivamente, al desarrollo de los factores de la economía capitalista” (Mariátegui, 2007, p. 147). La Modernidad, como promesa civilizatoria sustentada por el factor religioso y la Ilustración (s. XVIII), a medida que discursivamente legitimó la transformación y dominación de la naturaleza como una “misión divina” del hombre, catalogó a su alteridad (al OTRO) como bárbaro, primitivo y retrasado por el simple hecho ejercer relaciones distintivas con el ambiente. Desde entonces, aquellas sociedades que no ejercen la misma relación de dominación, producción y explotación de la naturaleza han sido vistas como economías primitivas o atrasadas, imaginario que interesantemente hoy persiste en la concepción de desarrollo y subdesarrollo, siendo así el “desarrollo” un nuevo objeto de deseo universal y un nuevo mito de occidente que busca escapar de la condición indígena (Svampa, s.f.). No es extraño que “casi toda la teoría social convencional ha hecho invisibles formas subalternas de pensar y modalidades locales y regionales de configurar el mundo” (Escobar, 1993, p. 116) tal como lo ha hecho hegemónicamente la Modernidad con el pensamiento, la cultura y la cosmovisión de nuestros pueblos indígenas. Finalmente, no podemos olvidar la consolidación del Estado Moderno fundamentado bajo la imagen de un hombre político y Moderno que “(…) no admite otra autoridad que no sea la propia conciencia” (Fraga, 1999, p. 49). Anthony Giddens (2008), por ejemplo, nos advierte que debemos
interpretar el Estado Moderno como expresión administrativa y política de la conciencia moderna, es decir, en términos de control y vigilancia. El control desde su concentración administrativa-burocrática y la vigilancia desde el rol de supervisar y regular las prácticas ciudadanas. Sin embargo, esta regulación ha estado condicionada por el industrialismo como fuente económica de la sociedad. Por lo tanto, el poder del Estado Moderno, desde sus inicios, no ha estado dirigido a regular la intervención del humano sobre la naturaleza y mucho menos a establecer una posición ecológica del desarrollo, sino, más bien a desarrollar una economía capitalista basada en la privatización de territorios y en la explotación de recursos naturales, tema que se vuelve un debate central en los años 80-90 con el auge del Neoliberalismo. La era contemporánea: El zombi de la modernidad Hablar de la era contemporánea es hablar de la actualidad. Sin embargo, he catalogado esta conclusión como El Zombi de la Modernidad haciendo alegoría a que la Modernidad puede ser pensada como un proyecto histórico o un hecho del pasado que, sin embargo, hoy en día explica determinadas prácticas políticas y sociales en nuestra relación con la naturaleza. Lo que propongo es reconocer que ciertas aristas y estructuras de la Modernidad permanecen vivas en nuestras instituciones sociales y siguen condicionando y determinando nuestras prácticas a medida que
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nosotros las ejercemos bajo esas mismas lógicas; prácticas religiosas, políticas, “democráticas” y económicas, que ocultan implícitamente la lógica del Progreso liberal y de la capitalización de la naturaleza, fundamentada por el antropocentrismo y la misión divina de dominar el mundo. Así mismo, la intención es invitar al lector a reinterpretar nuestra realidad actual e identificar la complejidad que han tomado algunas prácticas que, desde la Modernidad, se han institucionalizado en el imaginario social y que hoy en día las reproducimos casi inconscientemente. Así, el mercado, la colonización de América, la globalización, el extractivismo y el neodesarrollismo, como consecuencias altamente complejas e históricas influidas por la Modernidad, apuntan hacia la explotación de recursos naturales sin tratar consideradamente los efectos. Así que es importante plantearnos hacia dónde nos dirigimos como sociedad y a qué deben responder nuestras instituciones sociales. ¿A caso seguiremos arrastrando estructuras del pasado que nos impidan superar las utópicas y prometedoras ideas del desarrollo y el progreso? ¿Es posible pensar nuestra relación con la naturaleza desde una posición alternativa, subversiva, e incluso fuera de los marcos del orden establecido por el capitalismo y la Modernidad?
resistencia a incorporar la relación de los hombres con la naturaleza a los paradigmas, marcos teóricos y metodologías de la sociología” (p. 3), un campo que efectivamente se mantiene invisibilizado y que al desarrollismo capitalista le conviene perpetuar. Desde la cultura occidental y Moderna, la naturaleza es para el hombre, y sólo el hombre es quien debe gobernar a la naturaleza, cosmovisión que aún nos pesa en la construcción activa de nuestro mundo social, en pleno siglo XXI.
Es importante, por lo tanto, que la misma Ciencia y la Historia nos ofrezcan luces para deconstruir ese imaginario antropocéntrico en la relación sociedadnaturaleza. Acertadamente, Galafassi (1998) nos comparte su inquietud al decir que “(…) parecería que hay una 24
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Mercado viejo de Masaya. Globalidad y conflicto. Carlos Jiménez Narváez1 Introducción El centro histórico de la ciudad de Masaya es una espacio dinámico y heterogéneo donde confluyen los efectos paradójicos del proceso globalizador. Por un lado, tenemos una aproximación desde los sectores acomodados y por otro la popularización del centro, proceso a través del cual las personas de los sectores populares ven en el centro histórico la oportunidad de subsistencia en la informalidad; todo esto convierte a dicho centro en un lugar de confluencia de clases y un espacio propicio para los conflictos sociales. A continuación, presentaré un ensayo sobre esta problemática el cual consta de 4 partes. La primera una aproximación al proceso globalizador y cómo este condiciona nuevas formas de urbanidad en los centros históricos latinoamericanos, con énfasis en la ciudad de Masaya, una segunda parte en la cual planteo como una de estas nuevas formas de urbanidad está orientada hacia los turistas y las clases acomodadas del país, además cómo la idea del éxito individual es explotada por el sistema a través de la estimulación exagerada, llevando a los individuos a caer en relaciones de deber y haber, trabajada alrededor del concepto de relaciones Blasé de Simmel (Bettin, 1982), una tercera 1 Estudiante de Sociologia de la UCA Nicaragua
parte, la popularización del centro histórico, acá abordaré cómo las clases populares, que no viven ni pueden pagar un local en el centro, ven en la informalidad la oportunidad para subsistir; y por último, el caso del conflicto entre arrendatarios del mercado de artesanías y los vendedores ambulantes que actualmente está tomando dimensiones preocupantes, ya que los arrendatarios “dueños” de la legalidad y legitimidad en el mercado perciben como intrusos y competencia desleal a los ambulantes. Para esto haré uso de los planteamientos de tres autores como son Carrión (2001 y 2003), Hiernaux (s.f.) y Simmel en Bettin (1982).
Centro Histórico de Masaya. Una expresión globalizada. Masaya como una ciudad inmersa en la globalidad ha sufrido alteraciones en su dinámica interna, ya que ahora debe hacer frente a la gran cantidad de turistas extranjeros y locales que llegan a su territorio y al gran flujo de información y servicios que esto conlleva. Ante esto “la globalización modifica el concepto de ciudad (…) con lo cual prevalece el movimiento de las personas, la información, y los recursos.” (Carrión, 2001, p.186). Es así como ahora los centros históricos latinoamericanos, incluyendo el de Masaya, se descubren desarrollándose entre flujos de personas que vienen
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y van para conocer la localidad, cambiando las relaciones entre individuos, los servicios y productos en oferta, entre otros. Así el centro histórico de Masaya se está abriendo al turismo y los flujos de personas que vienen con demandas particulares que esperan ser complacidas. Pero este fenómeno no viene de la nada, este se basa en el deseo, como diría Hiernaux (s.f), que tienen los turistas de experimentar la urbanidad local de los países que visitan, “el negocio es inmenso, pero la clave es la transformación del centro histórico tradicional en un parque temático, un espacio reservado donde se preserva supuestamente algo a punto de morir: la vida urbana tradicional” (Hiernaux, s.f. p.12). Los visitantes quieren experimentar la urbanidad típica de Masaya, la sensación que causa comer platos típicos de la ciudad rodeados de artesanías y bailes folclóricos; así en el mercado de artesanías, por ejemplo, estos pueden degustar de un plato de vaho mientras unos niños de 4 a 12 años de edad ofrecen un show de marimbas y bailes típicos, para luego dar unos cortos pasos y encontrarse con una oferta de productos de interés general elaborados por las manos laboriosas de los locales, una imagen que para muchos representa la vida cotidiana de la ciudad de Masaya y que puede ser experimentada de forma completa en el centro histórico de la ciudad. Así como plantea Carrión (2001) los centros históricos por poseer materialidad del pasado son los sitios ideales para conservar la localidad urbana y convertirse en garantes del futuro de la ciudad, es decir que el
centro histórico de Masaya tiene la capacidad de conservar la historia de la ciudad a través de sus edificios, sus parques, sus iglesias, incluso las relaciones sociales, por lo cual es el lugar ideal para experimentar que es ser un Masaya típico. Todo este atractivo y potencial turístico del centro de Masaya hacen que la municipalidad y el sector privado vuelvan la mirada hacia este sitio, se da un regreso al centro. Si bien “no un regreso de población como se pudo observar en economías desarrolladas, sí un interés creciente por el centro desde los medios de la cultura, pero también desde el turismo internacional.” (Hiernaux, s.f. p.3) es decir que no es un regreso de personas para habitar el centro, es más bien un regreso hacia el mismo en forma de revitalización con la idea de convertirlo en una manera de experimentar esa urbanidad local ansiada por turistas locales y extranjeros. Para esto, como dice Carrión (2001) el centro histórico es hoy más que nunca planificado, repensado como una opción para el desarrollo de la ciudad. Por eso podemos ver que desde hace años la municipalidad de Masaya, cooperaciones extranjeras y sector privado están invirtiendo en el centro histórico, ejemplo de ello tenemos la remodelación del parque central que inició en el año 2004 con apoyo de la cooperación española (La Prensa, 2004) y el cual dio como resultado un parque con espacios abiertos para albergar mayor cantidad de personas. También se puede mencionar la parroquia central de Masaya, una estructura colonial que no solo es un espacio para salvar el alma, sino también un atractivo turístico.
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Dicho lo anterior, los centros históricos están adquiriendo una urbanidad caracterizada por ser cosmopolita, en la cual se pasa de la concepción de la ciudad cerrada fronteriza a una ciudad en red, conectada con otros territorios a través de flujos (Carrión, 2003. p.2). En esta última los turistas tienen mucha importancia a pesar de ser minoría dentro de la ciudad. Podemos ver entonces que el centro histórico de Masaya se ha convertido en un espacio para turistas y grupos acomodados alejándose de la idea de un centro para encuentros. Centro Histórico de Masaya como espacio de élite Como mencionaba antes los centros históricos atraen la atención de sectores privados y públicos como espacio para promover el turismo y generar ganancias (Hiernaux. s.f), son entonces espacios ideales para el florecimiento de la “cultura”, comprendida esta como expresiones artísticas, moda, artesanía, gastronomía, entre otras típicamente inaccesibles como productos de consumo de sectores populares, aunque no es una norma. Así hoy día podemos ver un aumento en el número de negocios con una oferta claramente alejada de estos sectores, enfocadas más bien a turistas y clases acomodadas. Desde hace unos 5 años han florecido una gran cantidad de cafeterías con productos orgánicos, que muy bien se sabe no son accesibles a todo público, por ejemplo, una libra de un café orgánico puede costar alrededor de 350 córdobas, muy en contraste con un café más comercial que puede costar 5 córdobas la bolsita.
Otro ejemplo podemos verlo en la restauración de la antigua estación del ferrocarril. Esta fue convertida en un centro cultural de la ciudad donde se imparten clases de pintura, dibujo, danza, entre otros. Además, se construyó una plaza con tarima para presentaciones artísticas y ferias de artesanías y gastronomía típicas, convirtiéndose en una oportunidad de ingreso para el sector informal. Este último ejemplo es claro en cuanto al público objetivo; las personas de clases populares. Los cursos de dibujo, danza y demás son gratuitos y la oferta gastronómica es accesible, sin embargo, los proyectos en el centro histórico de Masaya están diseñados para turistas y locales con cierta capacidad adquisitiva. “El sujeto para el cual se diseña es el turista, el transeúnte y el migrante.” (Carrión, 2001, p. 187). Esto último se expresa en la toma de las aceras por parte de bares y negocios de élite. Es decir, se está construyendo y modificando el centro sin pensar en los transeúntes los cuales deben arriesgarse a caminar por las calles a falta de espacios adecuados para transitar, se asume que las personas que lleguen a estos negocios lo harán en vehículo. La globalización hace cambiar constantemente los gustos de las personas y en este sentido “la base psicológica del tipo de personalidad característico de la sociedad metropolitana consiste en la intensificación de las estimulaciones nerviosas (Nervenleben) que derivan de las mutaciones, rápidas e ininterrumpidas, de los estímulos internos y externos” (Bettin, 1982, p. 52). Un ejemplo de esto lo tenemos 28
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en el Mercado de artesanías donde la oferta de productos en este centro es cambiante en cuanto a colores, formas, tamaños, todo con el objetivo de ajustarse al ritmo acelerado de los gustos y la moda. Así como la oferta es cambiante y efímera, también lo son las relaciones entre las personas, que han reducido el contacto social a relaciones de deber y haber, o como dice Simmel (Bettin, 1982) “relaciones Blasé”. Estas poseen una corta existencia y además se ven limitadas a las transacciones económicas del centro, evitando que las personas puedan desarrollar algún tipo de solidaridad y sean insensibles a las vidas de los demás. Ante este tipo de relaciones el sistema responde creando espacios cosmopolitas ideales para la maximización de las ganancias, floreciendo los espacios exclusivos que promocionan el éxito individual (Hiernaux, s.f) De esta forma somos exitosos en la medida en que las tiendas que frecuentemos sean más exclusivas y caras. Popularización del Centro Histórico de Masaya Ahora bien, este ambiente de gran oferta y demanda para turistas y clases acomodadas, sumada a la particularidad del centro histórico como lugar de encuentro, es atractivo y aprovechado por los sectores populares que ven en él la oportunidad de mejorar sus niveles de vida llevándolo a cabo través de la informalidad (Carrión, 2003. p. 3) Además, sigue planteando Carrión (2003), la informalidad en el centro es la elección predilecta de este sector poblacional por que esta se ejerce al margen del pago de impuestos,
de esta manera podemos ver en el centro de Masaya una gran cantidad de pequeños negocios ambulantes ofreciendo comida, bebidas, recuerdos, entretenimiento y demás. Las personas de estos sectores populares no son habitantes ni poseen negocios establecidos en el centro, vienen desde la periferia atraídos por el flujo de personas. Y esta diferencia de procedencia entre dueños de negocios del centro y vendedores ambulantes de la periferia causa la diferenciación y exclusión de los segundos. “(…) la localización diferenciada de la sociedad en el territorio crea una violencia simbólica y real que, finalmente, se expresa en las relaciones excluyentes entre los lugares de despliegue de la población de altos recursos económicos y de los de bajos” (Carrión, 2008. p. 9). Esta diferencia se traduce en una sensación de establecidos contra excluidos a partir de la cual se crean estigmas y estereotipos que determinan la forma en que los sectores populares son percibidos por los establecidos y por lo visitantes del centro como un peligro para la seguridad pública. Entonces el centro histórico de a poco se va convirtiendo en un lugar donde “(…) el flujo [prevalece] sobre el encuentro, y la exclusión sobre la inclusión (…)” (Carrión, 2008. p. 11) De esta manera el centro histórico de Masaya se viene convirtiendo en un espacio de flujos donde ya no será posible entablar relaciones duraderas, sino más bien fugaces (Simmel en Bettin, 1982) esto excluye cualquier tipo de solidaridad entre grupos creando bandos entre establecidos e invasores, estos últimos
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reflejados, desde la perspectiva de los primeros, en las personas de la periferia que vienen al centro a buscar oportunidades de vida. Mercado de artesanía. Una espresión de la urbanidad globalizada nacional. Esta parte de mi ensayo la trabajaré a partir de mi experiencia personal como un actor presente en el mercado de artesanías de Masaya, por lo que se basará en una observación participante a la luz de las propuestas de los autores descritos con anterioridad. En el año 1997 el mercado viejo de Masaya fue restaurado y convertido en un centro cultural y de compras, diseñado con el objetivo de atraer turistas extranjeros y locales. Desde el comienzo se planteó como un centro de élite con calidad y precio superior a otros espacios de comercio similares, por lo que resulta muy usual escuchar expresiones por parte de los arrendatarios tales como “nosotros vendemos arte”. Así, la imagen que perdura es la del centro como lugar de elite para el comercio del arte local. El objetivo logró cumplirse hoy en día el mercado de artesanías es un referente nacional e internacional del arte nicaragüense orientado para turistas y sectores acomodados del país, así el centro es visitado tanto por una gran cantidad de extranjeros, como por muchos nicaragüenses de clases acomodadas, dado que es en el mercado donde pueden experimentar la cultura y el arte de Masaya (Hiernaux. s.f). En el lugar es posible encontrar una
variada oferta de trabajos en cuero, textiles, madera, cerámica y demás, cuyos diseños y colores van variando constantemente en dependencia de las demandas de los turistas. Tal y como plantea Simmel (Bettin, 1982) la oferta ahora es más rápida, los productos cambian constantemente para adaptarse al mercado y los negocios deben ajustarse a este ritmo de oferta; al menos en los negocios de cuero pueden observarse productos que siguen las tendencias de moda, colores, formas y precios. Por otro lado, los arrendatarios al comercializar arte y moda se han hecho dueños de un capital simbólico que los define como élites conocedoras del arte de Nicaragua; además, sus negocios están legalmente inscritos, cuentan con infraestructura adecuada y pagan impuestos. Esto, como plantea Carrión (2008), los hace crear una imagen de grupo, reconociéndose a sí mismos como sujetos legales en contraposición a los vendedores ambulantes percibidos como ilegales. Ahora bien, este ambiente de confluencia de arte, cultura y poblaciones con capacidad adquisitiva no ha pasado desapercibido para algunas personas de la periferia de Masaya y otros departamentos, que han recurrido a la informalidad para sacar algún beneficio económico del sitio (Carrión, 2003). Así, desde hace unos 3 años ha habido un aumento en el número de vendedores ambulantes dentro del mercado, con una oferta similar a la de los dueños de negocios del centro cultural, pero a precios más económicos, sin embargo, como sigue afirmando Carrión (2003), estas 30
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personas ejercen su práctica económica en la informalidad, al margen del pago de impuestos, alquileres o algún otro tipo de obligación con el estado o la municipalidad. Cuando estas dos clases se encuentran en el mercado de artesanías con los turistas afloran los estigmas y estereotipos sociales, entonces los vendedores ambulantes son catalogados como intrusos, como desleales y como un peligro para la seguridad del centro y para quienes lo visitan. Así los arrendatarios se asumen como establecidos y sujetos de derechos y, con ello, excluyen a los vendedores ambulantes, los acusan de hacer competencia desleal, de vulgares, de estafadores y solicitan la expulsión de estos aduciendo que ellos no aportan nada a la economía del municipio (Carrión. 2008). Este rose entre arrendatarios e informales se ve exacerbado por la falta de solidaridad entre las clases, lo cual ha creado barreras físicas y simbólicas que separan a unos de los otros (Simmel en Bettin. 1982) me arriesgaría a decir que, en parte, esto se debe a la fugacidad de las relaciones entre los diferentes actores que se encuentran en el centro. Al final del día la dinámica del mercado de artesanías se ve modificada por esta globalidad cambiante, generando ganancias solo para el mercado económico y dejando inconformidades y conflicto en las personas que ahí confluyen.
Conclusión Bajo las nuevas formas de urbanidad propiciadas por la globalización, el centro histórico de Masaya y, específicamente, el mercado de artesanías se ha venido construyendo como un lugar de turistas; un espacio para experimentar la urbanidad local y tradicional, lo cual ha llenado este centro histórico de negocios dirigidos para sectores exclusivos, convirtiendo a Masaya en una ciudad de flujos. Bajo esta lógica el centro se ha pensado y planificado para el comercio y la espectacularización, con el objetivo de generar ganancias a partir de la estimulación constante de los sentidos con ofertas de moda y cultura, esto ha generado en la población lo que Simmel llama Relaciones Blasé, caracterizadas por ser de tipo “hacer y haber”, donde las personas se relacionan fugazmente a través de procesos económicos sin llegar a crear lazos de familiaridad entre ellos. El centro histórico de Masaya está siendo construido para turistas y clases acomodadas, lo que lo convierte en un destino para las personas de la periferia que buscan la manera de sobrevivir y mejorar económicamente, esto último genera roses y conflictos con los arrendatarios del mercado de artesanías que se ven a sí mismos como los instalados y legales, y perciben a los ambulantes como ilegales, peligrosos y desleales. Al final la nueva dinámica del centro histórico de Masaya cumple con su función de generar una oferta atractiva para el turismo y extraer el capital,
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sin embargo, esto se lleva a cabo en detrimento del tejido social de la ciudad que cada día se desconecta más del centro para comenzar a convertirse en un simple recuerdo de una época distinta donde este era un lugar para hacer sociedad.
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N°1 | 2do trimestre mayo- septiembre| Aùo 1: 2017