Necesidad de simultaneidad - René Pérez-Vázquez

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Necesidad de simultaneidad de “la apropiación y subversión ética de la Conciencia/Cultura-Política” y de la “transformación objetiva de la realidad”, para la transformación social de Nicaragua. Un análisis dialéctico. René Pérez-Vázquez1

Introducción En Nicaragua se ha hablado cansadamente -en el discurso hegemónico- de los problemas que sufre el país y sus causas -falta de educación, corrupción, problemas de institucionalidad, etc.-, sin discutir o problematizar las causas de las causas que se señalan. Suena como juego de palabras, pero no, lo que se quiere resaltar aquí es que no se examinan de raíz las razones de por qué la Nicaragua actual tiene los problemas que tiene: pobreza, falta de desarrollo, educación deficiente, desigualdad, democracia “hibrida”1, falta de institucionalidad, problemas con el Estado de Derecho, etc. Estas causas no son independientes sino interdependientes, por lo que las soluciones para los problemas no pueden reducirse a suprimir “causas” y esperar obtener soluciones mecánicas a los problemas que generan, los cuales no son monocausales, lo

1 Estudiante de último año de Economía de la UNAN-León y estudiante de Sociología de la UCA Nicaragua. 1 El calificativo de hibrido, ha sido uno de los calificativos que diversas instituciones internacionales han utilizado para calificar a algunos gobiernos alrededor del mundo. Para Nicaragua, el calificativo ha sido aplicado recientemente por The Economist Intelligence Unit (EIU). Véase: http://www.laprensa.com.ni/2015/01/22/ politica/1769264-nicaragua-tiene-regimen-hibrido

que vale la pena recordar2. Causas y problemas (consecuencias) están interrelacionados estrechamente unos con otros, por lo que debería de inferirse -dialécticamente- que existe, tras de todo esto, un problema del orden estructural en la sociedad nicaragüense de naturaleza material e ideal (Conciencia/Cultura-Política). Este ensayo no asume el determinismo de Marx, concretamente, en concebir al nivel cultural como “epifenómeno determinado por las estructuras sociales y económicas” (Ritzer, 1993, p. 196). Al contrario, se considera al nivel cultural, a la conciencia, como un fenómeno relacionado recíprocamente con el mundo material3. Reafirmando de esta manera el uso de la dialéctica de Marx para examinar la realidad, aunque se discrepe con el alemán sobre la determinación material de la sociedad.

2 Inclusive, se pueden encontrar, según se aborde la realidad, a fenómenos sociales como la corrupción como origen y consecuencia a la vez, tal como es el caso de la corrupción. 3 Una de las características del análisis dialéctico es que “cuando los pensadores dialécticos hablan sobre la causalidad, siempre se refieren a las relaciones reciprocas entre los factores sociales” (Ritzer, 1993, p. 189).

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¿Qué es la Conciencia4 y la Cultura-Política? Antes de continuar, es pertinente tener claro dos conceptos profundamente interrelacionados a través de los cuales se desarrollará este trabajo: Conciencia y Cultura. La conciencia es la “actividad mental del propio sujeto que permite sentirse presente en el mundo y en la realidad” (RAE, s.f.), la cual se encuentra fuertemente condicionada por diversos elementos culturales (política, religión, economía, etc.). Es importante hacer un paréntesis: la operatividad de la Conciencia en la trasformación social solo será posible si esta no es una producción mental falseada. En otras palabras, la Conciencia será favorable a la transformación social si el individuo reconoce su papel en medio de la estructura social (en el campo económico, religioso, cultural, etc.), pues de esta manera, parafraseando a Andrés Pérez-Baltodano (2013) cuando se refería a un frase de un profesor suyo, Alberto Guerreiro Ramos, comprendería “(…) los marcos de limitaciones y posibilidades históricas”, proceso mental necesario para que “los individuos puedan ampliar los límites de la realidad y la frontera de lo posible” (p. 58). La cultura se puede comprender como “un conjunto interrelacionado de códigos de la significación, históricamente constituidos, compartidos por un grupo social, que hacen posible, 4 Para conceptualizar Conciencia, se tomarán algunas nociones de Marx sobre esta, pero se rechazará el determinismo que el mundo material ejerce sobre el mundo de las ideas, a como lo consideraba Marx.

entre otros aspectos, la comunicación, la interacción y la identificación”5 (Pérez-Baltodano, 2013, p. 31). Pero esta acepción del concepto de cultura es muy amplia, por lo que para fines del presente trabajo nos centraremos en el aspecto político de la cultura, es decir en la Cultura Política, la cual se define como el conjunto de creencias y valores compartidos, referentes a la vida en sociedad y al rol de las actividades políticas en la conservación y la orientación de la cohesión social; conjunto de actitudes fundamentales que permiten el ajuste mutuo de los comportamientos o la aceptación de actos de autoridad que tienden a imponer ese ajuste 6(Arnoletto, 2007, p. 19). Para recalcar el papel que juega la cultura en el entendimiento de los significados de los códigos culturales, y que estos son resultados de construcciones sociales históricas, se ha presentado la definición de Cultura y Cultura Política. Y sobre esta última, cabe señalar el papel que esta juega en la “aceptación de los actos de autoridad”, y podríamos decir que también juega el papel de condicionante de la actuación política, o mejor dicho, de lo que es entendido como actuación política tradicional en la cultura nicaragüense. La apropiación y transformación ética de la Conciencia y de la CulturaPolítica

Aquí, la apropiación de la conciencia se hace en referencia a la conciencia 5 Cursivas propias 6 Cursivas propias


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de clase de Marx, en el sentido de una verdadera conciencia. Es necesario que el individuo, y la sociedad a la que pertenece7, desarrollen una propia conciencia que reconozcan los límites y posibilidades históricas que les ofrece su realidad (subjetiva y material), para de esta manera intentar superarlos y dirigirse en dirección a la sociedad deseada. Es a través de la conciencia que se pueden razonar las contradicciones materiales y de la cultura-política (en donde las contradicciones tienen un importantísimo trasfondo ético), y reconocer estas contradicciones como construcciones sociales/históricas, por lo tanto modificables y no externas a la sociedad; sería reconocerse, por parte de los propios individuos, como miembros de una sociedad, y en conjunto con esta, como sujetos de cambio con poder de agencia para transformar la sociedad en una que supere las contradicciones materiales y culturales del presente. El desarrollo de la conciencia permite, además, ubicarnos críticamente dentro de la realidad (…) [para] definir nuestras posiciones, nuestro discurso 8 y nuestras estrategia de lucha a partir de una evaluación ética de la moralidad política, 7 Y no es que se considere a la sociedad como mera agregación de individuos. El hincapié que se hace sobre los primeros es sobre todo por una cuestión de señalar la necesidad del desarrollo de la conciencia en estos. Que se contemple desde lo micro, como lo es un individuo, con todas sus singularidades, hasta lo macro, en las sociedades, con sus propias características. Lo que se quiere es que la responsabilización y necesidad de cambio no quede solo sobre una concepción de sociedad, que tradicionalmente se ha tenido, como una muy externa cuyos defectos no los carga nunca el individuo, sino otros. 8 Es importante señalar la unidad discursiva, como estrategia de lucha

económica y social que justifica la organización y la distribución del poder en la Nicaragua del presente (Pérez-Baltodano, p. 114). También, el desarrollo de la conciencia, nos permite reconocer y combatir la alienación política en la que el mismo sistema político/cultura política nacional, históricamente, ha sumergido a gran parte de la población, que ve el campo político como ajeno a sí mismo, como el campo propio de una clase particular9, aquella que ostenta el poder económico. Al considerar la cultura política nacional bajo una verdadera conciencia, se hace visible, no solo las exclusiones de esta, sino también sus contradicciones éticas y doctrinarias, que se pueden visibilizar en la confrontación entre el discurso y las prácticas de los políticos tradicionales. Es por ello que es necesario, también, una transformación ética de la cultura política nicaragüense, porque en su estado actual, donde los intereses propios del político prevalecen sobre los del ciudadano o del imperio de la ley,

9 Podría señalarse como ejemplo una de las primeras definiciones de ciudadano en Nicaragua o características debía tener este para poseer tal condición: “Art. 8.- Son ciudadanos: Los nicaragüenses mayores de veintiún años o de dieciocho que tengan algún grado científico o sean padres de familia, siendo de buena conducta y teniendo una propiedad que no baje de cien pesos o una industria o profesión que al año produzca lo equivalente” (Constitución Política de Nicaragua, 1958). Se puede ver que desde sus inicios de la vida independiente del país, ha habido de por medio un condicionamiento material para acceder al derecho del ejercicio pleno de la política; si bien, el condicionante material para ejercer los derechos ciudadanos que se establecían en el artículo arriba citado desapareció legalmente, en la práctica, desde antes y después de la constitución de 1958, sigue prevaleciendo los intereses y el poder político de quienes poseen el poder económico.

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donde los partidos no tienen un clara filosofía política por la cual se le pueda evaluar críticamente, este estado, nos termina orillando a aceptar la realidad y ver el futuro de una forma pragmática y resignada (categoría propuesta para la realidad nicaragüense por Andrés Pérez-Baltodano). El desarrollo de la conciencia de forma racional debe ser uno de los principales objetivos de los actores políticos para así tener un efecto que se refleje en un cambio de la cultura política, ya que existe entre los campos objetivos, como el de la cultura imperante que se ha objetivado, y subjetivo (como el de la conciencia) una relación dialéctica. Expuesto de esta manera, se hace necesario que el desarrollo de la conciencia tenga un sentido contra hegemónico, es decir, que luche contra la conciencia y cultura imperante. Necesidad de la simultaneidad La necesidad de que las transformaciones subjetivas y objetivas10 para alcanzar el cambio social sean simultáneas es uno de una de las principales premisas que se exponen en este trabajo. Cuando en Nicaragua la población en general o los políticos tradicionales buscan culpables o soluciones por y para los problemas que enfrenta el país, muchas veces estos han radicado exclusivamente en un el mundo material o en el mundo subjetivo, siendo muchas veces 10 Necesidad de simultaneidad de “la apropiación y subversión ética de la Conciencia/Cultura-Política” (subjetiva) y de la “transformación objetiva de la realidad” (material u objetiva).

nociones deterministas. Por ejemplo: se ha señalado que solo con mejorar la educación los demás problemas del país se resolverán rápidamente, cuando a parte de una mejora de la educación, se necesita transformar la cultura política nacional y mejorar las realidades materiales de los nicaragüenses que propicien la participación en el sistema educativo11. Se ha mencionado también, por sectores acomodados o de “oposición”, que el problema de la falta de institucionalidad democrática es por la ignorancia, omitiéndose que más allá de la buena influencia que puede tener la educación para el desarrollo democrático del país, y de la influencia que el orden material ejerce, es también un problema de cómo se ha desarrollado la cultura política: las relaciones de poder entre el gobierno y gobernados (véase pie de página 7). Se ha olvidado que los problemas sociales que afectan Nicaragua tienen bases objetivas y subjetivas, y se han olvidado aún más, que las soluciones deben partir de estos dos escenarios. Por tanto, no se puede culpar al pueblo de aceptar un gobierno asistencialista y poco democrático, menos aun cuando en la supuesta democracia del neoliberalismo (conocido 11 En el gobierno del brasileño Luis Ignacio Lula da Silva (2003-2011), se implementaron varios programas de asistencia social que influyeron fuertemente en sacar a millones de personas de la pobreza en el gigante del sur, entre ellos el Programa Bolsa Familia, que apoya a familias de escasos recursos estableciendo una serie de condiciones para acceder a la ayuda. Una de las condiciones que tiene este programa es que las familias que tuvieran niños de 6 a 15 años los enviaran a la escuela (Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional, s.f.). Esto es un ejemplo de cómo el objetivo de impulsar la educación se apoya de transferencias económicas por parte del gobierno, siendo esto un programa de asistencia que no cae en el asistencialismo que solo reduce los efectos de un problema pero que no los soluciona.


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discursivamente como tal: los 16 años de gobiernos de Violeta de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños), el Estado había dejado a su suerte, sin siquiera asistencialismo, a miles de familias nicaragüenses, mientras que unos pocos disfrutaban de las mieles en El Chile. No es que hoy no haya corrupción, o que esta sea menor, pero discursiva, emocional y hasta gubernamentalmente se conecta más con el pueblo que en el pasado, aunque esto no quiera decir que el actual sistema político y gobernantes puedan ser aceptables o deseables. La necesidad de transformación social que se ha mencionado por muchos lados, pero que no se alcanza ni cuando sus opciones partidarias han estado en el gobierno, tiene que ser una transformación de la conciencia y de las condiciones materiales, pues como ya se ha visto, en los 16 años de neoliberalismo no se logró que el discurso sobre la democracia e institucionalidad penetrara y se interiorizara en las clases populares, y menos que se institucionalizara. No es que el nicaragüense niegue las bondades que pueda tener esa democracia discursiva, sino que fue poco los que vieron que ese discurso cambiara sus realidades materiales, sus realidades sociales, políticas, unas realidades que en muchos casos son desesperantes y que se podrían expresar en esta frase: “El derecho a comer no debe competir con el derecho a pensar”12 (Pérez-Baltodano, p. 206).

12 Frase de uno de los jóvenes entrevistados en el programa Esta Semana que condujo Camilo de Castro en septiembre de 2010

Entonces, ante la desprotección que representó para muchos la “democracia” de los gobiernos liberales, la actual oferta del gobierno de Ortega (desde 2007) resulta ser más atractiva y con beneficios palpables, a pesar de la falta de Estado de Derecho e Institucionalidad. Las propuestas de cambio social, de parte de los propios políticos, debe tomar en cuenta la necesidad de una transformación de cultura política, para no recaer en los males que hoy se le señalan al gobierno de OrtegaMurillo; y también debe incluir una propuesta material, de redistribución de la riqueza, de presencia social del Estado no asistencialistamente, sino como medio para la transformación social-material: acceso a créditos, educación, capacitaciones, etc. De parte de los gobernados, estos deben de demandar también ambas transformaciones (objetivas y subjetivas). Desarrollar una verdadera conciencia - que denuncie las contradicciones económicas, políticas, sociales, etc., que sirva también para demandar acciones razonadas que conduzcan a superar estas contradicciones y a una transformación social en beneficios de todos - se vuelve imperativo para hacer de los gobernados verdaderos protagonistas y no protagonistas de papel que tanto se señalan en los documentos y discursos oficiales. Con el desarrollo de la Conciencia, gobernantes y gobernados, en especial estos últimos, se reconocerán a sí mismos como sujetos políticos (ubicados en determinadas posiciones

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dentro del sistema económico, político y cultural) con capacidad para cambiar la realidad social. No se puede esperar, ni se puede confiar en opciones políticas mesiánicas. El individuo en términos agregados, es decir, como sociedad, debe participar en el análisis político de la realidad y la discusión sobre el futuro que se desea.

nacionales, se seguirá el camino más largo hacia algún progreso.

Conclusiones La realidad material no determina en exclusiva la conciencia. Existe una relación dialéctica entre estas dos realidades que conforman una sola: el mundo social. Para el cambio social, es necesario, por consideraciones estratégicas y para que como programa político obtenga el éxito, que las transformaciones subjetivas tenga arraigos objetivos y viceversa. En otras palabras: es necesario que las propuestas de transformación ética de la conciencia y la cultura política se puedan materializar en transformaciones objetivas. El detonante de estos cambios se da en la conciencia, pero este detonante es fuertemente influido por la realidad material y sus contradicciones. Las soluciones tradicionales a los problemas de Nicaragua no es que estén del todo erróneas, sino que el principal error es pensar en soluciones mecánicas inconexas con el contexto y con otras características de la realidad social/nacional. Las propuestas para lograr el desarrollo integral del país deben de ser estructurales pues de esa magnitud son los problemas, de no tener esta envergadura los planes

Referencias Bibliográficas Arnoletto, E. J. (2007). Glosario de conceptos políticos usuales. EMEDNET. Recuperado el 23 de febrero de 2017, de http://www.eumed.net/dices/listado. php?dic=3 Constitución Política de Nicaragua. (1958). Pérez-Baltodano, A. (2013). Postsandinismo. Crónica de un dialogo intergeneracional e interpretación del pensamiento político de la Generación XXI. Managua: IHNCA-UCA|. Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional. (s.f.). Programa Bolsa Familiar. Recuperado el 7 de septiembre de 2017, de Plataforma de Seguridad Alimentaria y Nutricional: http:// plataformacelac.org/programa/99 RAE. (s.f.). Conciencia. Recuperado el 23 de febrero de 2017, de RAE: http://dle. rae.es/?id=A8k1FxD Ritzer, G. (1993). Teoría Sociológica Clásica. España: McGRAW-HILL.


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