Hemos trabajado con la intención de cruzar las barreras de las lenguas. Partimos del español y el francés, ambas lenguas mayoritarias en el Caribe y su diáspora. Los ejercicios de traducción y las múltiples revisiones nos han hecho particularmente conscientes de la imposibilidad de hacer justicia, con vocablos únicos o definiciones unívocas, al complejo legado y producción culturales de cada isla. El proceso me recordó, por ejemplo, a cómo durante la primera mitad del siglo XX, la literatura que podemos considerar “de la negritud” del Caribe hispano (llamada comúnmente negrista) fue muy diferente en producción y marco teórico al corpus de escritos transcontinentales, debates, revistas, ensayos, poesía, novela, etc., que emergieron del movimiento francófono de négritude en París. A pesar de las afinidades y comunicación existentes entre estas tradiciones, las diferencias entre sus legados y su influencia en la literatura de sendas lenguas han sido palpables, como reflexiona en este número la autora puertorriqueña Mayra Santos-Febres. Los textos contemporáneos en español y en francés incluidos aquí ponen de manifiesto un corpus similarmente diverso en sus puntos de referencia, y en su acercamiento a, y representación de la afrodescendencia. Pero si las referencias y marcos culturales y literarios son de muy diversa índole, la yuxtaposición e intercalación de los textos nos revelan importantes conexiones. Cuestionamientos y preocupaciones relacionados aparecen al poner a conversar, por ejemplo, al escritor y académico de origen haitiano Dany Laferrière con las investigaciones de la escritora e investigadora dominicana Aída Cartagena Portalatín; o las reflexiones históricas de René Maran con la búsqueda creativa e histórica de Josefina Báez; o al leer la ficción del escritor cubano Ahmel Echevarría junto a la narración de la autora guadalupeña Dominique Deblaine, cuyos protagonistas, en ambos casos, caminan y reconstruyen la ciudad caribeña. Entonces, temas como el desarraigo, el legado de valores éticos y culturales, la influencia de las estéticas y las expresiones culturales africanas, la estela y la dura sombra los sistemas esclavistas, las prácticas descolonizantes, o las diversas formas de la colonización lingüística emergen en el número como hilos conductores no planificados. La cuestión más abstracta de la categoría de raza y la persistencia de los sistemas racistas, inseparables de la historia de la negritud en el Caribe, también están siempre latentes. Numerosos escritos nos recuerdan cómo las ideologías racistas han permeado y permean el presente antillano y hemisférico, como paradigmas en constante proceso de desarticulación y desmantelación de, lamentablemente, aún largo recorrido. El número nos ofrece valiosas reflexiones, meditaciones e incluso exhortaciones en este sentido. Y lo hace desde múltiples puntos de vista: geográficos, lingüísticos, ideológicos, nacionales, de género, y de clase o casta, entre otros. Así, cada texto, en su lengua y género particular, establece una relación única con lxs lectorxs. Y, al incluir literatura francófona como parte fundamental del corpus literario caribeño, este número de Hostos 12