Venezuela en Houston #74 - 12 Años

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Septiembre-Octubre 2019 / Año 12 / Edición No. 74

AÑOS

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A VENEZUELA

GRistri AT buc UI ión TA

CONTÁNDOTE


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CONTENIDO

EDICIÓN #74 08

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14/17

10/12 14/17

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De la cultura popular venezolana

Antonio José Torrealba

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Hace 517 años

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Las cosas en su sitio

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Se fundó el primer asentamiento en Venezuela

La verdad histórica sobre el famoso buque “Sierra Nevada” “Nos la han contado” … pero mal

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…EL GRAN VIAJE POR VENEZUELA

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De nuestra historia

José Cipriano Castro Ruiz 12 años…el gran viaje por Venezuela Escuela de música Johann Von Uslar-Gleichen (Juan Uslar)

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Con la música en el alma

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Fogones venezolanos

¿Por qué razón llamamos “ALBUM” a los discos de música? Arepas de harina de trigo


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DE LA CULTURA POPULAR VENEZOLANA

ANTONIO JOSÉ

TORREALBA

EL BAQUIANO Y FABULADOR QUE INSPIRÓ EL ALMA DE DOÑA BÁRBARA

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oda mi generación, bien porque era materia obligada en Castellano y Literatura en bachillerato, o porque en nuestras casas estaban esos libros, o sino porque llegamos a ver la película mexicana que inmortalizó a María Félix como “La Doña”, las novelas de Don Rómulo Gallegos Doña Bárbara y Cantaclaro forman parte de nuestra formación cultural de la etapa juvenil, y especialmente Doña Bárbara, esa obra maestra de las letras latinoamericanas, que dibuja el choque entre la barbarie y la civilización, que le mostró a las ciudades grandes y especialmente a Caracas, la Venezuela profunda de aquellos tiempos. Para hablar del llano de Doña Bárbara es necesario saber que en este tema se deben enfocar varios aspectos: el geo histórico, el sociológico, el psicológico y el literario entre otros, siempre con criterio de globalidad. Doña Bárbara es una novela escrita por el venezolano Rómulo Gallegos y publicada por editorial Araluce, el 11 de agosto de 1929. Ha sido reeditada más de cuarenta veces y traducida a otros idiomas. Como bien lo dijo el propio autor en una oportunidad: “Yo escribí mis libros con el oído puesto sobre las palpitaciones de la angustia venezolana”, y ese sentir quedó reflejado en Doña

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POR AGNI MOGOLLÓN Bárbara, una pieza que simboliza esa lucha entre la civilización y la barbarie, a través de sus protagonistas: Santos Luzardo y Doña Bárbara. Según testimonios de la época, Rómulo Gallegos visitó el estado Apure por vez primera en la semana santa de abril de 1927, acompañado de su hermano Pedro y de sus alumnos José Félix Barbarito Echenique y Juan Salerno Melo. En San Fernando conoce a Juan (“Juancho”) Rodríguez, dueño del hato “Ojo de Agua”, cercano a El Yagual, quien le habla de diferentes casos de personajes extraordinarios que ha conocido y le sugiere que los utilice en la trama de su nueva novela. Más tarde, el poeta Andrés Eloy Blanco le habla de Doña “Pancha” Vásquez de Carrillo, que utiliza el novelista para encarnar su “Doña Bárbara”. Así mismo, al trasladarse al hato “La Candelaria”, conoció en pleno Cajón del Arauca, a Antonio José Torrealba, “el renco Torrealba”, fabulador nato que en el viaje que hizo Gallegos a las sabanas de la Candelaria, le suministró “preciosa documentación”, que sin duda le sirvió de inspiración para escribir sus novelas Doña Bárbara y Cantaclaro. Esto lo reconoce el propio Gallegos, quien en el prólogo que escribió para la edición conmemorativa de los 25 años de Doña Bárbara (1954), señaló: “En el hato La Candelaria de Arauca, conocí también a Antonio Torrealba, caporal de sabana de dicho fundo -que es el Antonio Sandoval de mi novela- y de su boca recogí preciosa documentación que utilicé tanto en Doña Bárbara como en Cantaclaro. A su memoria le rindo homenaje por la valiosa colaboración que me prestó su conocimiento de la vida ruda y fuerte del llanero venezolano”. A partir de este reconocimiento para con Torrealba, se conocen interesantes referencias acerca de la relación

personal entre ambos: Antonio José Torrealba Osto nació en San Miguel de Cunaviche, el 17 de enero de 1883. Fue él quien le sirvió de guía y de constante compañero a Gallegos en su primera visita al llano en 1927, quien lo presentó a sus amigos en el hato y le proporcionó amplia y documentada información del llano, sus costumbres y sus leyendas. De allí, que en la imaginación de Gallegos, Torrealba es fácilmente identificable en el peón Antonio Sandoval que da la bienvenida a Santos Luzardo en Altamira.

De manera que, lo mismo que el Antonio real, el Antonio de la novela está siempre a mano, cuando Santos necesita del ponderado consejo de un viejo conocedor de las rutas del llano y de su gente. Durante los cinco días que duró la permanencia de Gallegos en La Candelaria, cultivó una asidua amistad con Torrealba, quien aparece como Antonio Sandoval, Caporal de Altamira en la novela. La razón de tal acercamiento se dio gracias a la riqueza narrativa de Torrealba, describiendo maravillosamente, detalle a detalle, episodios, costumbres, oficios, leyendas y cuentos del llano, de los cuales, muy atento, Gallegos tomaba nota, incluso, de sus dichos presumiblemente más insignificantes, tales como, historias, coplas, versos, corridos, canciones, poemas, cuentos, todo tenía cabida en las notas de Gallegos; de modo que sin tener condiciones literarias, con su narrativa, Torrealba fue llenando páginas con imaginarias escenas, coplas, recuerdos de paz y de guerra y relatos y aventuras diversas y hasta escenas que describían la vida animal


Septiembre / Octubre, 2019 / Edición No.74

en el llano de aquellos tiempos; lo que, sin duda, le permitió a Gallegos armar una serie de relatos alusivos al llano y sus costumbres, adecuando el lenguaje, corrigiendo las construcciones gramaticales y transformando las estructuras narrativas, que luego formaron parte importante de sus dos célebres novelas “Doña Bárbara” y “Cantaclaro”.

Verdades detrás de la leyenda.

Rómulo Gallegos se encontró en San Fernando de Apure con el poeta cumanés Andrés Eloy Blanco, quien se desempeñaba como abogado a las órdenes de Pancha Vásquez, una terrateniente de guáramos forjados por miles de amarguras; amazona armada hasta los dientes, agresiva como una leona y beneficiaria de un pacto con el diablo, “era la verdadera doña Bárbara antes de que esta se convirtiera en el famoso personaje literario —escribió Andrés Eloy Blanco en sus memorias—. Fui el abogado de esa mujer oscura, como el puñado de tierra mojada antes de que la mano creadora realizara la milagrosa transformación de barro en carne”.

que solo la inteligencia humana domina y dirige hacia el bien social, y como todas esas cosas del cine, el personaje de Doña Bárbara, magistralmente interpretado por la belleza y el talento de la inmortal María Félix, en nada se parecía a la que físicamente describió Andrés Eloy Blanco a Gallegos… Andrés Eloy Blanco había sido su apoderado y también dejó escrita la siguiente descripcion sobre ella:

“A pesar de sus carnes, doña Pancha era un jinete extraordinario; y la pistola en sus manos era prolongación de un ojo. Sin detener el gran caballo piñalero al galope, tendió el brazo, disparó y arrancó en vilo, del tope de una palmera seca, un gavilán ‘cari-cari’. Pero, con todo eso, no era más que eso que vivía allí: una mujer que tenía que defenderse, sola en aquel medio y que para defenderse tenía que agregar a su valor personal una serie de leyendas acerca de sus poderes ocultos y sus cordiales relaciones con lo sobrenatural. Por lo demás, una infeliz mujer, oscura y fea, a quien los rábulas robaban y los Presidentes de estado explotaban a gusto”.

“El poeta narró al novelista la extraordinaria vida de esa mujer y éste supo ver en dicha anécdota un desiderátum del alma venezolana —describe el sociólogo Enrique Viloria Vera—: ese despotismo del más bravo, capaz de dominar a través del miedo, quitar obstáculos con el remedio infalible de la muerte y cuyo poder corrompía a todos, hurtaba libertades, avanzaba por un camino de injusticias e invocaba fuerzas oscuras del más allá, todo en oposición al nuevo idealismo de las leyes, que proponía el bien común en igualdad de derechos y obligaciones”.

Pero la mente creativa de Gallegos se bebió hasta la última gota las historias que le contaba Torrealba, las fábulas, su vida y sus formas de recorrerla en el diario trajinar por aquellas soledades…en Doña Bárbara las letras son de Gallegos…pero sin duda alguna…el alma…el espíritu, los rebullones de Juan Primito…toda la espiritualidad allí descrita…esa vino desde el corazón y las palabras de Antonio José Torrealba el baquiano y fabulador, que en el año 1927 acompañó a Rómulo Gallegos en su recorrido por el hato la Candelaria.. Los restos de Pancha Vásquez, la mujer que inspiró a Gallegos reposan en una humilde tumba levantada en el hato la Trinidad de Arauca,

Doña Bárbara, traducida y versionada por el cine mexicano con éxito de taquilla, se convirtió en un personaje universal; representaba esa fuerza brutal y avasallante de la naturaleza

Fuente: COLMENARES DEL VALLE, Edgar (1993) Antonio José Torrealba. San Fernando. En: Revista Onda Apureña, órgano divulgativo de la Asociación de Escritores del Estado Apure. Diciembre de 1993. Nº 10, p. 4. Humberto Zarraga: La Venezuela de ayer en fotos. http://www.senderosdeapure.com

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HACE 517 AÑOS

SE FUNDÓ EL PRIMER ASENTAMIENTO EN VENEZUELA El 3 de mayo de 1502, Alonso de Ojeda, al tomar posesión de la gobernación de Coquibacoa, fundó en territorio venezolano el primer asentamiento de tierra firme sudamericana, a la cual denominó Santa Cruz. Santa Cruz fue fundada en la bahía de los Castilletes, a orillas de la laguna de Cosinetas, en la guajira venezolana, muy cerca de donde se encuentra el hito Nº 1, límites con Colombia. Poco duró esta primera ciudad, ya que Ojeda se peleó con sus socios García de Ocampo y Juan de Vergara, lo que trajo como resultado que desapareciera el poblado, quedando abandonadas tanto la fortaleza como las casas que ya habían sido levantadas.

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Alonso de Ojeda fue navegante, gobernador y conquistador español; recorrió las costas de Guyana, Venezuela, Trinidad, Tobago, Curaçao, Aruba y Colombia. Hizo de sus viajes algo relevante en la historia de nuestro país, por haber dado el nombre Venezuela a la región que exploró en sus dos primeros viajes y por haber descubierto el lago de Maracaibo y fundar Santa Cruz


LAS COSAS EN SU SITIO

LA VERDAD HISTÓRICA SOBRE EL FAMOSO BUQUE “SIERRA NEVADA”

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urante años, algunos periodistas y comentaristas políticos de los medios de comunicación social, cuando se refieren al caso “Sierra Nevada” afirman que este barco fue regalado por Carlos Andrés Pérez a la república de Bolivia, que generó una leyenda urbana que muchos venezolanos de ayer y de hoy siguen dando como cierta, pero tal afirmación es por demás incierta y en honor a la verdad histórica, es necesario aclarar este error. El buque frigorífico “Sierra Nevada” y el buque de transporte “ciudad de Barquisimeto” donado a Bolivia son totalmente distintos.

El barco frigorífico de nombre “Ragni Berg” rebautizado “Sierra Nevada”, fue comprado por La Corporación Venezolana de Fomento. Por esta negociación fue inculpado el presidente Carlos Andrés Pérez por el Congreso Nacional. Posteriormente, este buque pasó a formar parte de la armada venezolana, identificado con las siglas T-43. En 1981, el buque se encontraba en Puerto Cabello en los astilleros de Dianca en reparaciones, por encontrarse en mal estado. El 14 de mayo del 2003 se produce un accidente cuando se realizaban trabajos de corte en el casco del buque, el cual según fuentes castrenses sería utilizado como blanco de guerra en prácticas militares, creemos que ese fue el verdadero destino final del buque “Sierra Nevada”. El buque de transporte donado a Bolivia, se llamó “ciudad de Barquisimeto”, el cual fue rebautizado “Libertador Simón Bolívar”, identificado por Bolivia con siglas TM-01, este buque se encuentra o se encontraba en el puerto de Rosario de Argentina, aparentemente nunca navegó, se desconocen las razones por las que no fue utilizado. A la luz de estos datos y como pudiéramos aceptar, el barco “Sierra Nevada” jamás salió de Venezuela, y el buque donado a la república de Bolivia fue el “ciudad de Barquisimeto” rebautizado como “Libertador Simón Bolívar”. VENEZUELA EN HOUSTON

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POR AGNI MOGOLLÓN

“NOS LA HAN CONTADO” …PERO MAL

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xiste un viejo dicho que refiere que: “La historia la escriben los vencedores”, y en la mayoría de los casos así es, pero hay veces en que lo que cuenta la historia, aún y a pesar de tener mayoritariamente veracidad, no ha sido contada exactamente como y que fue lo que ocurrió en fecha o hechos determinados, y ese es el caso que nos trajo hasta este artículo. En la escuela siempre nos enseñaron que el 19 de abril de 1810, los venezolanos declaramos la independencia, que el 5 de julio de 1811 firmamos el acta de la independencia, que Venezuela fue totalmente libre con la batalla de Carabobo…pero esa no es toda la verdad histórica, así no fue como ocurrieron las cosas, es decir, nos lo contaron mal o al menos de forma incompleta…y en beneficio de nuestro acervo cultural y de la verdad histórica, desempolvemos a la luz de esa verdad histórica, lo que realmente ocurrió en la Venezuela de aquellos días.

¿Qué pasó realmente aquel 19 de abril de 1810?

“Los criollos decidieron desde tempranas horas de la mañana poner en marcha un movimiento, para que el capitán general Vicente Emparan, encabezara una junta de gobierno de la que iban a formar parte ellos, con el fin de defender los derechos del rey de España Fernando VII, quien había sido apresado por las fuerzas de Napoleón Bonaparte”…esa es la parte de la historia, donde desde las puertas de la catedral de Caracas, Francisco Salías interpretando la voluntad popular, conminó al capitán general Vicente Emparan a volver al cabildo, y este desde el balcón ante su pregunta al pueblo si querían que el siguiera gobernándolos, el cura Madariaga hace su famosa indicación con las manos en alto y el pueblo dice “NO” y así Emparan replica “pues yo tampoco quiero mando”…pero ¿cuál fue el siguiente paso? “El siguiente paso fue pedirles a las gobernaciones de las provincias que conformaban la capitanía general de Venezuela, que se sumaran a la iniciativa caraqueña para formar una junta de gobierno general. Se exacerbó el regionalismo de las provincias, que jamás se sintieron unidas en eso

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que llamamos la Venezuela colonial, eso que conocemos como la Venezuela actual unificada y no era realmente así, cada provincia dependía de audiencias y de entidades foráneas, una cosa era ser marabino, otro andino, otra oriental, etc.

Así, no todas las provincias estuvieron de acuerdo con la nueva junta: ni la ciudad de Coro, ni la provincia de Guayana ni la de Maracaibo aceptaron la iniciativa y juraron fidelidad a la monarquía”. De acuerdo a lo que señalan varios libros de consulta, entre ellos el diccionario de historia de Venezuela de la fundación empresas Polar, tras la renuncia de Emparan, se constituyó lo que se llamó la junta suprema de Caracas o junta suprema conservadora de los derechos de Fernando VII, instancia conformada por miembros del cabildo de Caracas, que iría progresivamente promoviendo la idea de un gobierno independiente y obtendría apoyo de otras provincias de la capitanía general de Venezuela como Mérida, Margarita, Trujillo, Cumaná, Barcelona y Barinas. De todas esas provincias, solo la de Margarita declaró la Independencia el 4 de mayo de 1810, cuando su representante Don Manuel Placido Maneiro a su regreso de Caracas notificó a los ciudadanos insulares lo que había ocurrido, al crearse la junta suprema conservadora de los derechos de Fernando VII, y estos decidieron declararse libres de la corona de España, sin embargo, su representación continuó como miembros de aquella junta. La junta gobernaría hasta marzo de 1811, cuando se instaló el congreso constituyente de Venezuela, en el marco del cual se declararía formalmente el nacimiento de Venezuela como república y se firmaría el acta de independencia. Han pasado ya 209 años de aquel 19 de abril, y constituye una de las fiestas patrias del calendario nacional, y aunque desde pequeños a los venezolanos nos lo enseñaron como el día de la declaración de la independencia, como han podido leer no

fue exactamente eso lo que ocurrió aquel 19 de abril de 1810.

¿Qué pasó realmente aquel 5 de Julio de 1811

Otra fecha de magna importancia para nosotros es el 5 de Julio de 1811, nos enseñaron que ese día se “firmó el acta de la independencia” …lo que tampoco es una verdad histórica, pero leamos qué fue lo que sucedió realmente el 5 de Julio de 1811 en Venezuela. El 5 de julio de 1811 Venezuela se consagra como pueblo libre, cuando los representantes de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Barcelona, Margarita, Mérida y Trujillo proclamaron libre a la nación del dominio español.

Este histórico acontecimiento, sellado en el acta de la independencia, marcó el destino político y social del país. Con la posición favorable de los diputados, a las 2:30 de la tarde del 5 de julio, decidieron ir a la votación definitiva, cuando Juan Antonio Rodríguez, presidente del congreso anunció la independencia absoluta del país: “declaro solemnemente la independencia de Venezuela”. “Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y la autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus provincias unidas son, y de hecho deben ser desde hoy de derecho, estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes”. Esto nos sacó de la dependencia en la que habíamos permanecido hasta entonces, el júbilo reinó en las calles que se colmaron de criollos alegres, el general Francisco de Miranda, casi todos los diputados y miembros de la Sociedad Patriótica, junto al pueblo de Caracas, colmaron las calles llenos de alegría.


Con este acontecimiento, la nación se transformó en el primer país de Hispanoamérica y el tercero de América que declaró su independencia, después de Estados Unidos (1776) y Haití (1804). La relevancia del 5 de julio radica en que, el congreso de 1811 no solo superaba el ámbito de la entonces provincia de Caracas, y sumaba a representantes del resto de la confederación americana de Venezuela en el continente meridional, sino que rompía definitivamente con el nexo colonial español. A ese primer congreso venezolano se le atribuye la declaración de la independencia, la aprobación de la bandera nacional (fue diseñada por Francisco de Miranda, Lino de Clemente, y José de Sata y Bussy, y fue enarbolada por primera vez el 14 de julio de 1811) y la primera constitución de la nueva república, sancionada el 21 de diciembre de ese año. Hasta allí, la historia es tal cual la aprendimos; lo que no es cierto históricamente es la firma del acta como tal, quizás imbuidos en los cuadros de Juan Lovera y Martín Tovar y Tovar enmarcados en los acontecimientos de aquella fecha, generalizamos como un todo aquel día…pero la verdad histórica es que el 5 de Julio de 1811, debe ser “reconocido y declarado como el día de la “declaración de la independencia”, no de la firma del acta, porque no es totalmente una verdad histórica”. Lo verdaderamente cierto históricamente hablando, es que los relatos sobre aquellos días, según cuentan diversos autores, es que el acta de la independencia que redactaron Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, fue presentada al congreso aquel día 5 de julio, pero,” fue aprobada el día 7 por todos los diputados, con la sola excepción del padre Manuel Vicente Maya, diputado por La Grita”, y fue a partir de ese día 7 de Julio, cuando los diputados de las siete provincias fueron firmando poco a poco el acta, hasta que el 18 de agosto de 1811, terminaron por estamparse las últimas firmas”.

Aquel libro de actas y la propia declaración de la independencia se perderían por más de un siglo, el documento se extravió tras la caída de la primera república en 1812, cuando las tropas realistas de Monteverde tomaron Valencia, en el hoy estado Carabobo, donde desde febrero de aquel año se había instalado el congreso nacional, tras la huida de los diputados, quienes abandonaron el archivo del congreso y los 2 libros de actas que recogían todas las disposiciones que habían promulgado, el paradero de aquellos manuscritos originales del libro de actas del congreso de 1811, que recogía todas las decisiones tomadas por esa instancia se disiparía en el tiempo. Sería poco más de un siglo después, el 23 de octubre de 1907 cuando fue hallado en Valencia una copia en original del libro de actas del Congreso Constituyente de Venezuela, este incluía el documento original del acta de la independencia de nuestro país, los hechos de aquel hallazgo se recogieron así: “El señor Ricardo Smith se hallaba de visita en la casa de la familia Navas Spínola en Valencia, cuando observó sobre un mueble un grueso libro, que según había estado escondido en la banqueta de un piano con doble fondo, lo tomó y revisó, sorprendido, pidió el libro prestado a la familia y se lo llevó al historiador Francisco González Guinán, que casualmente escribía una historia de Venezuela. González Guinán, al calibrar el texto, confirmó que era una copia original del libro de actas con la firma de los diputados constituyentes”. En nombre de la patria y de la Academia Nacional de la Historia, organismo al cual pertenecía, procedió a apoderarse del volumen a lo que debió acceder la señora Navas Spínola, quien informó, no obstante, que ese libro no pertenecía a su marido muerto, sino a la familia La Hoz Zavaleta de Valencia, a la que debía entregarlo, pero no se aceptó y el libro pasó a Caracas, llegó a las manos del general Cipriano Castro y de la Academia de la Historia que lo aceptó como auténtico. Debemos hacer notar que a la familia La Hoz Zavaleta pertenecía doña Aracelis La Hoz, esposa del coronel Agustín Codazzi. El general Cipriano Castro decretó entonces la construcción de un museo nacional donde debía reposar el libro en un arca especial y que debía inaugurarse en julio de 1911, pero el destino quiso otra cosa.

Ascendió el general Gómez al poder en 1908 y el centenario de la independencia se conmemoró bajo su gobierno, que hizo colocar un cofre o arca de bronce en el antiguo Congreso Nacional, hoy Asamblea Nacional y cuya llave es uno de los símbolos del poder del presidente de la república, que recibe cuando toma posesión del cargo y que pende del collar de la orden del Libertador y que es uno de los símbolos del poder en Venezuela, junto a la banda presidencial. El decreto del general Gómez establecía que el arca se abriría a la pública contemplación todos los 5 de julio y se cerraría a las 6 de la tarde. El otro libro en original se perdió en las peripecias de la guerra, posiblemente entre 1812 o 1813 o tal vez repose en algún archivo español o fue pasto de las llamas durante las acciones bélicas que condujeron a la Independencia.

¿Fue Carabobo la batalla que selló definitivamente la Independencia?

Siempre nos enseñaron que con la batalla de Carabobo se selló definitivamente la independencia de Venezuela, pero la verdad histórica es otra, pues no lo fue…La batalla de Carabobo fue una de las principales acciones militares de la guerra de independencia de Venezuela, que ocurrió en el campo de Carabobo el 24 de junio de 1821, por parte del ejército patriota contra el ejército real español.

Esta batalla fue decisiva para la liberación de Caracas el día 29 de junio. La batalla de Carabobo fue sin duda alguna la acción bélica más importante para la independencia de Venezuela, pero no fue la última, ni representó el sello definitivo de la gesta independentista. Hoy día, en el campo de Carabobo se erigen tanto el arco del triunfo como el altar de la patria y la avenida de los libertadores, en homenaje y orgullo patrio de aquella gesta maravillosa, pero la verdad histórica debe ser contada como en efecto sucedieron los hechos. VENEZUELA EN HOUSTON

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Aquella guerra proseguiría hasta 1823, debido a que algunos restos de las fuerzas realistas lograron escapar del campo de batalla en Carabobo y lanzarían varias campañas contra el occidente del país, conocidas como la “campaña de occidente”; y aunque el poder general de los españoles en Venezuela estaba liquidado, esto le permitió a Bolívar iniciar las campañas del sur, mientras que sus subordinados acababan la lucha en Venezuela, los últimos focos de resistencia realista cayeron en las campañas posteriores. Cumaná en el oriente fue tomada poco después, el 16 de octubre del mismo año 1821 y cayó rápidamente en manos del ejército patriota de oriente, comandadas por el general José Francisco Bermúdez. Mientras que el realista Francisco Tomás Morales logró refugiarse en Puerto Cabello, con 2.000 sobrevivientes de Carabobo (más 1.000 hombres de la guarnición local), reuniría a más de 5.200 hombres reconquistando Maracaibo y Coro el 7 de septiembre y 13 de noviembre de 1822, respectivamente.

capitulación, fueron el coronel José Ignacio de Casas y el teniente coronel Lino López Quintana, con plenos poderes de Morales, por los patriotas el teniente coronel José María Delgado comandante del batallón Zulia y el capitán de la comandancia general del departamento Zulia, José María Urdaneta. Formalmente aquello significaba el final de la guerra, pero aún quedaba un reducto, un lugar especialmente significativo para unos y otros, el castillo de Puerto Cabello…por su caída en 1812 se perdió la primera república, ahora era el último reducto de las tropas imperialistas y su rendición significaba en la práctica la pérdida final del territorio venezolano para la corona de España.

La última batalla en 1823

8 meses más tarde, el 3 de agosto de 1823, y tras la derrota realista en la batalla naval del lago de Maracaibo, el 24 de julio de aquel año, seria en Maracaibo donde finalmente el general español Francisco Tomás Morales decide rendirse y firmar la capitulación, admitiendo la derrota de España y la culminación de la guerra ganada por la república de Colombia. Aquellos hechos ocurrieron en la hoy llamada “La casa de la capitulación”, que es una casona de estilo colonial, enclavada en el centro histórico de Maracaibo, frente a la plaza Bolívar, diagonal a la catedral de Maracaibo a un lado de la gobernación del estado. Los comisionados por parte del imperio español, que negociaron y firmaron la

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Tras el asedio planteado por el general José Antonio Páez en Puerto Cabello, la situación realista se hizo insostenible, la noche del 8 de noviembre de 1823 las fuerzas del “Centauro”, capturan los trincheras aledañas al castillo, derrotando al general Sebastián de la Calzada; y tuvieron que evacuar la plaza el 8 de noviembre de 1823, dos días después, el día 10 se rinde el último reducto que ocupaba el castillo San Felipe de Puerto Cabello, el castillo fue tomado, acabando ahora sí y definitivamente la guerra de independencia en Venezuela.

El día 16 de noviembre de 1823, con la bandera desplegada y a tambor batiente, vencidos más no humillados, y con el máximo respeto al decoro y honor militar, el general Páez, el héroe de Carabobo, permitía marcharse en retirada hacia España las últimas tropas españolas del territorio de Venezuela, que a partir de aquel momento quedaba entonces verdaderamente libre del dominio de la corona de España.

Reconocimiento de la Independencia de Venezuela por España

Separada Venezuela de la utopía bolivariana de la Gran Colombia en 1830, fue durante el gobierno de José Antonio Páez en 1833, cuando se iniciaron una serie de negociaciones con el reino de España, para explorar la situación y observar la actitud de España en cuanto al reconocimiento de Venezuela como nación independiente. Como fueron Infructuosas las diligencias, hubo que esperar la década de los años 40, por cuanto España estaba envuelta en guerras internas llamadas guerras Carlistas. El 11 de mayo de 1845, llega al puerto de La Guaira un funcionario español con el ejemplar del tratado de reconocimiento, para que el mismo fuera ratificado por el congreso de la república de Venezuela.

El día 26 de mayo, el congreso venezolano inicia las discusiones, aprueba el tratado, el 27 de mayo, el presidente Carlos Soublette promulga la ley aprobatoria del tratado. Fermín Toro se encargaría de realizar el mismo trámite al año siguiente ante las cortes de Madrid. El reconocimiento de la independencia de Venezuela tuvo lugar el 30 de marzo de 1845, por parte de su majestad católica (S.M.C.) Isabel II de España y el gobierno de la república de Venezuela, representado por Fermín Toro, con el cual se firmó la paz entre ambas naciones, en que se reconocía a Venezuela como una nación independiente de la corona de España. Pero esa es otra historia.


DE NUESTRA HISTORIA

JOSÉ CIPRIANO

CASTRO RUIZ

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ació en Capacho Viejo, estado Táchira, en Venezuela, el 11 de 0ctubre de 1858 en una población cercana a la actual ciudad de Capacho, hijo de José del Carmen Castro, agricultor de mediana posición y de Pelagia Ruiz. Murió en Puerto Rico, el 4 de diciembre de 1924, y fue un militar y político venezolano que se convirtió en jefe de estado entre 1899 y 1908, primer presidente de facto tras el triunfo de una guerra civil y desde 1901 como presidente constitucional de Venezuela. Después de realizar sus primeros estudios en su pueblo natal y en la ciudad de San Cristóbal, prosigue su formación en el colegio seminario de Pamplona, Colombia (1872-1873), En 1898, a medida que aumentaba la desestabilización del nuevo gobierno de Ignacio Andrade, presidente de la república de Venezuela entre 1898 y 1899, crece el dinamismo de los partidarios de Castro, que a la postre formarán un comité revolucionario. A principios de 1899, luego de conversaciones infructuosas con Carlos Rangel Garbiras, con el fin de realizar una acción conjunta, Castro decide organizar junto con Juan Vicente Gómez, y otros co-partidarios, la denominada revolución liberal restauradora, que comenzó con la invasión del territorio nacional desde Cúcuta, Colombia, el 23 de mayo de 1899.

La revolución fue posible debido a la debilidad de Andrade y su torpeza en relación a la anarquía de los jefes militares. Dicho movimiento revolucionario triunfa luego de librarse algunos combates en una guerra relámpago. El presidente Andrade abandona el país ante el incontenible avance de las huestes andinas de Castro, quien finalmente entra en Caracas el 22 de octubre de 1899 encargándose de la presidencia de la república hasta diciembre de 1908. Desde entonces el nuevo gobierno se dedicó a iniciar un proyecto centralista, modernizar las fuerzas armadas bajo el modelo prusiano, dinamizar la economía dependiente del café (Venezuela era el segundo productor mundial detrás del Brasil), restaurar la Gran Colombia, cancelar la deuda externa y se alió con los caudillos más influyentes del país, pero debilitando con ello a muchos otros.​Para ello utilizó el sistema de alianzas creado por Antonio Guzmán Blanco, para imponer funcionarios del gobierno central en cada una de las regiones del país, ante esto muchos caudillos se vieron en la disyuntiva de por un lado apoyar el gobierno central o arriesgarse a quedar aislados y sin poder por estas reformas.

Revolución Libertadora

Manuel Antonio Matos con un grupo de caudillos de la revolución libertadora (1901-1903), promocionaron una guerra civil, en la que una coalición de caudillos encabezados por el banquero Manuel Antonio Matos del Monte, aliados con empresas trasnacionales (New York & Bermúdez Company y la Orinoco Steamship Company, entre otras),​intentaron derrocar al gobierno de Cipriano Castro. Matos planeó y dirigió las operaciones iniciales desde la isla de Trinidad, logrando convencer a varios caudillos locales descontentos con el gobierno para sumarse a la lucha. Finalmente en enero de 1902 desembarcó cerca de Coro, momento en que la guerra civil se extendió por todo el país.

Se libraron unas 150 batallas incluyendo la fallida invasión de Carlos Rangel Garbiras desde Colombia. En algunas de las batallas Castro participa personalmente al frente de las tropas oficialistas, incluyendo la más importante como fue el asedio de la Victoria en noviembre de 1902, donde con 6.500 hombres logra derrotar a los 14.000 revolucionarios anticastristas que intentaban tomar Caracas por la fuerza. Después de la Victoria, los alzados se dividieron debido a las discrepancias internas, las que a la larga fueron la causa de su derrota, porque el gobierno castrista aprovecha su división para derrotar a cada caudillo por separado, reconquistando el territorio que habían ganado. Aun así quedaron algunos grupos rebeldes activos en algunas zonas orientales, principalmente los partidarios del general Nicolás Rolando atrincherados en Ciudad Bolívar. Después de un bloqueo naval, Juan Vicente Gómez ordena el desembarque de tropas y libra la sangrienta batalla de Ciudad Bolívar. El general Rolando se rinde junto a su estado mayor el 21 de julio de 19037,​ marcando el fin oficial de la guerra civil. La derrota de la revolución libertadora marcó el final del siglo XIX venezolano, caracterizado por la inestabilidad política, el bipartidismo y las disputas entre caudillos, donde el método de llegar al poder era mediante la rebelión armada, y fue el final de la época de las grandes guerras civiles venezolanas,​dando paso a una etapa de consolidación del gobierno central bajo el gobierno de los andinos. En la historiografía venezolana, Cipriano Castro es conocido también bajo el apodo de “el Cabito”, traducción del apodo de le petit caporal, con el cual se designaba a Napoleón Bonaparte, personaje que Castro muchas veces pretendió emular. El Cabito fue también el título de una célebre novela de Pedro María Morantes, Pío Gil (1909) que satirizó duramente al régimen de la restauración liberal. VENEZUELA EN HOUSTON

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AÑOS

…EL GRAN VIAJE POR VENEZUELA

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años ha sido un largo tiempo, pero a la vez un hermoso viaje, en el que nos fuimos enamorando cada vez más de la Venezuela que tanto amamos…mientras investigábamos sobre ella, sobre sus bellezas naturales, sobre sus costumbres, regiones y pueblos, íbamos descubriendo también la riqueza de su historia y lo hermoso de su gente…ha sido un viaje inmensamente educativo y emocional.

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En cada página de Venezuela en Houston, a lo largo de estos 12 años, hemos contado la historia de Venezuela, la de sus pueblos, la de su gastronomía, cultura, idiosincrasia, tradiciones, lugares, la magia de su geografía y la riqueza de sus habitantes…hemos contado a Venezuela desde los petroglifos hasta los petrodólares, y Venezuela es tan grande y hermosa en todas sus manifestaciones, que aun después de esos 12 años queda mucho todavía por escudriñar y por contar sobre ella.


Nos propusimos entonces, mantener vivos todos los recuerdos como un aporte al acervo cultural de todos los venezolanos que aquí vivimos, dar cuenta de un pasado lleno de coloridas vivencias y caminos andados, que entretejidos edición por edición, hicieran comprender mejor en un lenguaje sencillo y atractivo las grandes líneas y momentos de nuestra evolución histórica y de los personajes, lugares, costumbres, tradiciones y hasta hechos curiosos en todos los ámbitos de la vida nacional, que han sido los protagonistas de esa evolución en lo social, en lo político, en lo colectivo. Hemos tratado de contar a todos el cuento de Venezuela, sin propósitos de propaganda doctrinaria, tratando de rescatar de los archivos y de los gruesos volúmenes todos los ingredientes, y así poner toda esa historia al alcance de la curiosidad de todos los que deseaban saber un poco más de sí mismos y de su nación. Contribuir humildemente en darle a los venezolanos que vivimos en la ciudad espacial, un poco más de profundidad al conocimiento de lo que somos como pueblo y como historia, sin pretender sustituir ni a los libros que nos la cuentan ni mucho menos a los historiadores que la han escrito, pero con la clara intención de llevar ese conocimiento a quienes no tienen el tiempo o la ocasión de sentarse a leer esos libros que a lo largo de todos estos años han pasado por nuestras manos. Quisimos construir con nuestra revista una especie de puente emocional, para que nuestras páginas sirvieran como una herramienta para los padres y madres y hasta los abuelos, para que pudieran enseñarle a sus hijos y nietos aquel país bello y mágico llamado Venezuela, porque tenemos hijos y nietos que viviendo y estudiando en este país, han ido creciendo con un gran vacío en el conocimiento de casi todo lo referido al país de sus padres, esos muchachos que más que todo

reciben la información de un país que ha estado sometido a un enorme y variado proceso de acelerada transformación y movilidad social, que justamente los puede desarraigar, confundir y extrañar, y ante tal situación nos toca hablarles, explicarles, contarles integralmente, desde donde venimos, porque para tener más claro y saber quiénes somos y que podemos hacer, es imprescindible tener un concepto suficiente de lo que hemos sido en el pasado y de las peculiaridades propias de nuestra existencia colectiva, “si…de nuestra existencia colectiva”. No se puede querer lo que no se conoce, no se puede conocer ni a persona ni a pueblo sin tener una noción aproximada de sus orígenes y su pasado, desde Venezuela en Houston entendimos lo necesario que era poder ayudar a remediar esta situación tan negativa y peligrosa que puede afectar hasta nuestra idea misma de identidad de nación. En Venezuela en Houston quisimos contar como en los viejos cuentos, la vida difícil, cambiante, y no pocas veces extraordinaria de los personajes y los hechos relevantes de un pueblo que, no solamente es el nuestro, sino que somos nosotros mismos, los que tratamos de mostrar cómo hemos entendido y como hemos servido a nuestra propia causa, y así poder tratar de entender mejor nuestro presente y las posibilidades que el futuro nos ofrece. Ha sido así, como quien cuenta

Continuación VENEZUELA EN HOUSTON

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12 AÑOS...EL GRAN VIAJE POR VENEZUELA

el cuento de su propia vida, en una especie de conversación directa y casi personal, como quisimos con humildad aportar en lo más posible, un retrato de casi todo el desenvolvimiento histórico y cultural de nuestro país, Hoy, en donde las tecnologías han hecho de la inmediatez de la información y el fácil acceso al conocimiento, una herramienta al alcance de todos donde un teléfono inteligente es una empresa, una biblioteca, herramientas tecnológicas casi tan necesarias como un carro, donde vivimos con un lenguaje muy distinto al que las gene-

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raciones anteriores manejábamos en lo cotidiano, hay que reinventarse casi a diario para sobrevivir dentro de los tiempos en los que hoy vivimos…los hijos crecen en un mundo al que hemos tenido que adaptarnos…un mundo de “softwares…” En Venezuela en Houston entendimos que tenemos que transitarlo más temprano que tarde y en eso andamos…pero mientras tanto, seguiremos mostrando que el “Hardware de Venezuela” sigue allí tal cual lo conocimos…su “software”, aunque hoy con muy visibles problemas, sabemos que los venezolanos, sobre todo los que estamos regados por el mundo, tenemos un antivirus sembrado en el corazón que devolverá a aquellas tierras tan amadas al cauce


de su destino manifiesto, pero tendremos que cultivarlo, especialmente en la generación que nos sigue y de la que somos sus referentes. A todo el equipo que a lo largo de este tiempo ha sido parte integral de Venezuela en Houston, a todos los

anunciantes que nos han brindado su apoyo, a quienes han contribuido con sus escritos o asesorías, a todos aquellos que nos han leído y nos han hecho el honor de coleccionar nuestra revista…a todos sin excepción…

UN TRICOLOR DE GRACIAS.

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LA ESCUELA JOSÉ ÁNGEL LAMAS O EL CONSERVATORIO DE SANTA CAPILLA ALMA MATER DE MUCHOS DE LOS MÚSICOS VENEZOLANOS QUE CONOCEMOS

A partir de 1849 comienza a funcionar una escuela de música en este edificio, luego en 1870 se transforma en el conservatorio de Bellas Artes, para más tarde en 1877 cambiar de nombre a Instituto de Bellas Artes. En 1882, el presidente de la república Antonio Guzmán Blanco compra el palacio a la familia de Juan Bautista Arismendi y ordena al arquitecto Alejandro Chataing su remodelación, para ser sede en 1887 de la Academia Nacional de Bellas Artes, creada durante el llamado “guzmanato. Allí se formó toda una generación de notables músicos, pintores, escultores, declamadores, escritores, de la Caracas y de Venezuela de las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX.

E

l edificio de la escuela superior de música José Ángel Lamas, data del siglo XV. Es un palacio colonial de Caracas, que se encuentra entre las esquinas de Veroes a Santa Capilla, en la avenida Urdaneta.

Este palacio colonial, levantado dentro del polígono fundacional caraqueño, está emplazado en el casco central de la ciudad en la hoy parroquia Catedral del municipio Libertador en una de las veinticinco manzanas originales de Caracas.

El palacio está dividido en tres áreas: el edificio principal, el claustro y el patio. El primero es una construcción de dos niveles con una fachada estilo neoclásico; el claustro es una estructura colonial de dos niveles y por último el patio, que se encuentra ubicado en la parte trasera de la edificación, es un área de un solo nivel con un patio central donde se ubican varios salones.

La fecha de construcción de la edificación no se conoce, sin embargo, para 1641 cuando un terremoto afectó a Caracas, ya se conocía de la estructura que se encontraba al lado de la capilla de San Mauricio hoy basílica menor de Santa Capilla. El 1 de abril de 1976 el edificio fue designado como monumento histórico nacional.

Cuenta su historia que, en 1806 aquel edificio se convirtió en la residencia del conde Juan Xavier de Solórzano. Luego del terremoto de 1812 se le harían algunas modificaciones y entre 1819 y 1841 fue hogar de Juan Bautista Arismendi y su esposa Luisa Cáceres de Arismendi, ambos próceres de la Independencia venezolana.

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Como se expresa en el subtítulo de este artículo, muchos de quienes formamos toda esa generación de músicos, que se encierra desde los 60’s y hasta los 80’s en Venezuela, pasamos por aquellas aulas, pasillos y patio, tropezándonos a diario y con un enorme privilegio con grandes maestros como Vicente Emilio Sojo (en la fotografia), Evencio Castellanos, Raimundo Pereira, Alba Quintanilla de Albrecht entre otros. DATO CURIOSO DE SEÑALAR TAMBIÉN, ES EL QUE ENTRE SUS PROFESORES, ESTUVO EL PRÓCER CUBANO JOSÉ MARTÍ, QUIEN IMPARTIÓ CLASES DE ORATORIA MIENTRAS RESIDIÓ EN CARACAS. Desde 1916 recibe el nombre de escuela superior de música José Ángel Lamas.


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MANUEL ANTONIO CARREÑO Fueron sus padres, el músico José Cayetano del Carmen Carreño Rodríguez, maestro de capilla de la Catedral de Caracas y María de Jesús del Carmen Muñoz Pulido. Manuel Antonio era sobrino de Simón Rodríguez, cuyo nombre completo era Simón Narciso Carreño Rodríguez, maestro de Simón Bolívar.

Aunque ligado al mundo de la música, es más conocido por los venezolanos por haber sido el padre de Teresa Carreño y el autor del Manual de Urbanidad y buenas maneras, mejor conocido como el Manual de Carreño Manuel Antonio Carreño Muñoz nació en Caracas en 1812 el mismo año del terrible terremoto que destruyó media ciudad y provocó que sobre las ruinas del templo de San Jacinto, el entonces monzalbete Bolívar pronunciara aquello de “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.

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la lengua latina”, de Jean-Louis Burnouf y el “Catecismo razonado, histórico y dogmático”, del abate Thériou. En 1845 escribió y publicó el “Manual de urbanidad y buenas maneras” para el uso de los estudiantes de primaria, tanto de España, como de Venezuela, país donde se editó en 1855.

En el año 1825 y en años subsiguientes, Manuel Antonio se desempeñó como organista en la Catedral de Caracas y en 1836 fue nombrado maestro de capilla de la catedral caraqueña.

Carreño creó y escribió 500 ejercicios para piano, para su hija Teresa. También ejerció importantes cargos públicos como ministro de Relaciones Exteriores, ministro de Hacienda, director de Crédito Público y director del Banco de Venezuela, pero tuvo que renunciar a tal condición debido a la guerra federal, la que lo obligó a abandonar Venezuela con dos de sus hijos y otros parientes, residenciándose en Nueva York, tiempo después viajaron a Cuba y posteriormente se mudaron a París en 1866, donde Manuel Antonio comenzó a dar clases de piano.

En su rol de educador, en 1841 fundó el colegio Roscio y tradujo obras como “Introducción al método para estudiar

Manuel Antonio Carreño falleció en París, el 4 de septiembre de 1874, a la edad de 62 años.

En su matrimonio con Clorinda García de Sena y Rodríguez del Toro procreó tres hijos: María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García (la talentosa pianista y compositora Teresa Carreño), María Emilia y Manuel Antonio.


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JOHANN VON USLAR-GLEICHEN (JUAN USLAR)

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ntre los antepasados del Dr. Arturo Uslar Pietri, hay un nombre de suma importancia histórica en Venezuela y poco conocida por la mayoría. Nos referimos a Johann von Uslar-Gleichen, un personaje que fue un oficial comandante de la guardia de granaderos de Simón Bolívar, gobernador militar y general comandante de la república de Venezuela, que moriría en la ciudad de Valencia, en Venezuela, el 1 de abril de 1866. Pero primero veamos quien era y que fue lo que lo hizo importante en Venezuela.

En el King’s College en Windsor terminó sus estudios como subteniente de los Dragones en 1802. En 1809 fue teniente de la legión alemana del rey y participó en Portugal y España en las guerras napoleónicas. Se quedó en España hasta 1814. Tras su regreso a Inglaterra, fue asignado a trabajar como suboficial en el cuartel general de los ingleses en Bruselas y llegó a participar con las tropas dirigidas por el duque de Wellington en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815. Tras la desmovilización se le dio de baja con honores. En septiembre de 1818, von Uslar contactó a Luis López Méndez, que había sido enviado por Simón Bolívar al Reino Unido para reclutar mercenarios. A partir de entonces, el alemán reclutó voluntarios en Londres y a partir de noviembre en Hamburgo, desde esa ciudad envió unos 300 hombres a luchar por la independencia de Venezuela. El 4 de abril de 1819 llegó a Juan Griego, en Margarita, y pasó a comandar una división de 150 tiradores de Hannover bajo el liderazgo del general Rafael Urdaneta.

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A mitad de julio participó en la toma de Barcelona, una de las acciones más vergonzosas de las tropas patriotas en la guerra de independencia (memorias de O’Leary), ya que las tropas británicas que como mercenarios habían llegado también a Margarita, presionaron a Urdaneta bajo la condición de que para participar en aquella acción tenía que permitirles actuar libremente en la ciudad después de tomarla, y así ocurrió, y se dedicaron a saquear y a cometer todo tipo de desmanes en la ciudad con sus bienes y habitantes. Fue así como actuaron aquellos mercenarios británicos a quienes por participar en esa refriega les habían dado como premio el poder acometer esas barbaridades, fue solo gracias a que von Uslar se puso, junto con sus

tiradores alemanes, al lado de Urdaneta durante el saqueo realizado por los británicos, que se consiguió restablecer la disciplina con la tropa. La campaña comenzada por Urdaneta en agosto para tomar Cumaná tuvo que ser abortada porque los españoles eran demasiado fuertes. Tras regresar a Maturín, von Uslar recibió la orden de volver a Margarita para ocuparse de los mercenarios británicos. Cuando cruzaba el golfo de Cariaco, un navío de guerra español detuvo la barca que lo trasladaba e hizo prisionero a von Uslar. El gobierno español le hizo un proceso en La Victoria. Como Von Uslar no quería traicionar a los independentistas se le condenó a muerte.


Por sus logros contra Napoleón Bonaparte en España el general Pablo Morillo decidió rebajar la condena a trabajos forzados en Valencia. Von Uslar trabajó más de un año como prisionero encadenado en la construcción de calles, hasta que fue liberado en 1820 por el Armisticio de Santa Ana y debido a la intervención personal de Simón Bolívar. A comienzos de 1821, von Uslar tomó el comando del batallón vencedores de Boyacá, con el que participó en la división de Ambrosio Plaza en la batalla de Carabobo. En el proceso de reestructuración del ejército de la Gran Colombia, Bolívar le entregó los granaderos. Von Uslar se ocupó, junto a Páez, de neutralizar a Francisco Tomás Morales en Naguanagua en agosto de 1822 y participó de nuevo con Páez en el sitio de Puerto Cabello en 1823.

Decidió retirarse de la actividad militar para casarse con María de los Dolores Hernández en Valencia. Von Uslar contribuyó en gran medida a establecer disciplina en la soldadesca del naciente ejército e introdujo el reglamento prusiano en la formación del ejército venezolano. Por su participación en la guerra recibió una hacienda en el estado de Carabobo, así como una pensión de oficial. En 1832 obtuvo la ciudadanía honorífica y tres años después la nacionalidad. Supo mantenerse al margen de las diversas guerras civiles y levantamientos que sufrió Venezuela tras la independencia. En 1842 apoyó las preparativos para sepultar a Bolívar en Caracas. Hay una crónica de la época, en la que se lee lo que ocurrió en el puerto de La Guaira a la llegada de los restos del Libertador en 1842 que dice: “ Pero lo que más golpeó el corazón de todos

los presentes fue en el momento en que el coronel Johannes Uslar o Juan Uslar se presentó en el muelle del puerto de La Guaira, adonde arribó con el mismo uniforme que usó en la memorable batalla de Carabobo en 1821, el coronel Juan Uslar al ver la urna cineraria del amado jefe, lo saludo marcialmente al estilo inglés, y de pronto entró en un gran llanto muy ardiente e insostenible, el cual irradió y embargó a todos los allí presentes. Ya en 1845 fue nombrado juez en el juzgado militar principal. En 1848 y hasta 1856 ocupó en varias ocasiones el puesto de gobernador militar de Valencia por pedido del gobierno. Por esta labor se le promovió en 1852 a general de brigada y en 1854 a general de división. Por su labor se le declaró a la edad de 84 años comandante general del ejército venezolano. Murió a los 87 años. Desde 1942 sus restos descansan en el Panteón Nacional de Venezuela.

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POR AGNI MOGOLLÓN

CON LA MÚSICA EN EL ALMA

¿POR QUÉ RAZÓN LLAMAMOS ÄLBUM” A LOS DISCOS DE MÚSICA? Las primeras soluciones pasaron por presentar versiones muy reducidas de algunas piezas, solución que en realidad no satisfacía a nadie.

E

s común en el vocabulario de todos nosotros, decir al referirnos a un nuevo disco de un cantante o grupo ¿“escuchaste el álbum nuevo de fulano de tal? pues la razón de hacerlo es por costumbre, pero no solo la nuestra…desde siempre ha sido así, veamos la historia del porque así se llaman. En los albores de la música grabada, es decir, en los inicios del siglo pasado, una de las grandes trabas a las que se enfrentaba la incipiente industria discográfica, era conseguir que sus registros, que sus cilindros o discos aún muy primitivos, tuvieran una duración de más de cuatro minutos que era lo que podían ofrecer. Los discos eran caros, y sólo estaban al alcance de las clases acomodadas que podían acceder a pagar sus altos precios, y a este segmento de población, más allá de escuchar el tema de éxito del momento, como lo hacemos nosotros hoy día, lo que les gustaba o requerían era poder escuchar música clásica. Pero la traba estaba en cómo lograr introducir esas larguísimas piezas, sinfonías y conciertos en apenas cuatro minutos.

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En Londres, la compañía HMV (La voz de su amo) lanzó en 1903 una grabación del Ernani de Verdi que tan “sólo” tenía la friolera de 40 discos grabados a una cara. Era un producto poco manejable, engorroso y muy caro. La compañía Odeón comercializó la colección de discos en un álbum forrado de cuero, parecido al que toda la vida hemos utilizado para las fotografías, donde se guardaban las cuatro decenas de discos que comprendían la obra. Era un álbum, pero de discos. Por supuesto la cosa mejoró, se perfeccionó el método de grabación y ya cuando apareció el Cascanueces de Tchaykovski en 1909, este se presentó en cuatro discos de doble cara, y así con este paso se abrió poco a poco el camino a la comercialización de sinfonías completas y conciertos, que era lo que reclamaban los que tenían el dinero suficiente para pagar aquel lujo. Pero la presentación de aquellas obras se seguía realizando en el formato de álbum. Todo avanzaría a lo largo del siglo XX una barbaridad, y aunque tendría que pasar un tiempo más o menos largo, para que la tecnología de la

larga duración llegara, con los años el disco de microsurcos de los LP, los Cds, los mp3.....y muchas y novedosas presentaciones fueron haciendo cada vez más accesible la música grabada y por ende más barato y popular su consumo, Sin embargo, el término de “álbum” continuaría en nuestro vocabulario, y por mucho que ya no tengamos que recurrir a un “carpetón”, como el que usábamos para las fotos, o para sacar nuestros discos y disfrutarlos. Hoy día, nuestro teléfono personal inteligente es realmente, en el App de música, un gigantesco ALBUM pero lleno de ceros y unos que suenan “la música” de ese álbum que llamamos “nuestro soundtrack personal”.


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FOGONES VENEZOLANOS

AREPAS

DE HARINA

DE TRIGO

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uando hablamos de arepas de harina de trigo, nuestra mente viaja indefectiblemente a nuestros Andes venezolanos, ellas nos vinculan de inmediato con símbolos y sentimientos (a mi con mi niñez) muy propios de los andinos. Las arepas andinas forman parte de la memoria local de los Andes, que nos relacionan con el paisaje y clima. Gracias a estas características, el cultivo del trigo se mantuvo desde la colonia en los tres estados andinos, Táchira, Trujillo y Mérida. Los molinos de trigo se instalaron en estos estados, que de acuerdo con Miro Popić en su libro “Comer en Venezuela” fueron operados por los indígenas quienes recibían el pago con harina de trigo, y así comenzaron a elaborar las arepas con este alimento. Hoy, quiero compartir con ustedes esta receta de arepas de harina de trigo, muy fácil de hacer. ¡Disfrútenlas acompañadas de crema de leche!

DEL CHEF DUILIA MARQUINA AGOSTINI ASSOCIATE SCIENCE LE CORDON BLUE CULINARY ARTS

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duliana@gmail.com Aji Dulce @ajidulceven

INGREDIENTES:

(para hacer 10 arepas medianas) La receta original de mi abuelita Alcira indica la utilización de manteca de cerdo, sin embargo, en la familia utilizamos aceite de canola y mayonesa, porque hemos obtenido muy

PREPARACIÓN: 1. Disolver la sal en la taza de agua tibia. 2. Hacer un volcán con la harina y agregar los ingredientes en el centro de dicho volcán. 3. Ir mezclando todos los ingredientes excepto el agua que se agregará poco a poco a medida que la masa la vaya pidiendo. 4. Amasar hasta desarrollar el gluten. Para comprobar si el gluten se ha sido desarrollado, se toma una pequeña cantidad de masa, se aplasta con el dedo indice y el pulgar

buenos resultados. Esa es la receta que les compartiré hoy y que es muy fácil de hacer. - 6 Tazas de harina de trigo todo uso. - 2 Cdas de aceite de canola. - 4 Cdas de mayonesa. - 1 taza de agua (tibia) - 11/2 cdita. de sal.

hasta lograr una “tela fina”, sujetarla con ambas manos y luego estirar suavemente. Si se rompe con facilidad, se debe seguir amasando hasta lograr la elasticidad requerida. Esto garantiza que la masa no se encoja cuando se está estirando.


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