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Areyi Toto, Joya de San Andrés

Raúl Melo

En San Andrés Tuxtla, desde hace 30 años, la familia Ixtla Paxtián se ha dedicado a elaborar puros para distintas marcas locales, y algunos de sus integrantes trabajaron para las grandes fábricas de la región. Cuando Areyi Toto se unió a ellos, aquella mujer joven recibió todo el apoyo de su entonces suegro, don Sergio Ixtla, quien la instruyó y alimentó su curiosidad sobre la labor artesanal de la manufactura de cigarros.

Ella pensó que la empresa llevaba demasiado tiempo tras bambalinas, rolando tabaco para otras personas, y sintió que era momento de entrar al mercado con una marca propia que diera identidad a toda la experiencia acumulada. “Si podíamos hacer puros para otras personas, ¿por qué no hacerlos para la familia?”, preguntó, dando pie a distintas opiniones y señalamientos sobre la supuesta incompatibilidad de la industria tabaquera con las mujeres.

Le dijeron que los negocios se hacían entre hombres, y la cuestionaban: “¿Cómo crees que te verías cerrando un trato en una cantina, o con un trago en mano?”. Pero frases como esa, en lugar de desmotivarla, le pegaron al orgullo de una mujer que sólo por callas bocas hizo hasta lo imposible por demostrarles que estaban equivocados.

Como resultado, a partir de una suerte de estudio de mercado entre un grupo de amigas, hace 15 años la determinación de Areyi dio origen a La Joya de San Andrés, una marca con trayectoria que bajo una una visión empresarial distinta busca satisfacer la preferencia especial de su clientela.

En esta historia, la palabra “NO” ha sido un obstáculo frecuente, pero siempre superado. Y de entre infinidad de anécdotas guardadas a lo largo de su viaje por el Mundo del Tabaco, Areyi recuerda especialmente una charla de Hendrik, Henki Kelner, quien –durante en un evento organizado por la Embajada de la República Dominicana en la Ciudad de México– habló de ligas y mezclas de tabaco “de una forma tan apasionante y fácil de comprender”, que la inspiró para hacer frente a la idea falsa de que el tabaco mexicano, especialmente el Negro San Andrés (NSA), no se puede ligar.

Como maquiladora de distintas marcas, es consciente de que la empresa no puede ofrecer la misma liga, y menos aún para los puros propios. Así que decidió experimentar con las distintas variedades del NSA hasta conseguir sabores, aromas y fumadas diversas.

“Hemos tenido que innovar. Yo no sé mucho de lo técnico, pero tengo mis ideas, porque sé que el Negro San Andrés se da de formas distintas y también tenemos variedades de Habana y Sumatra. Entonces le explico a mi exsuegro, que es el Master Blender, y él las traduce en un puro fumable y de buen sabor”, –explica, al hablar emocionada sobre su visión del camino hacia el éxito.

VALE MÁS VALE PASO QUE DURE...

Como parte del negocio, Areyi ha visto nacer y desaparecer infinidad de marcas; experiencia que le ha permitido mantenerse en el mercado. “Somos una marca muy enfocada en nuestros clientes”, destaca, pues una de sus fortalezas –y sello distintivo– es dar a los consumidores pruebas de las nuevas ligadas para obtener, de primera mano, una visión sobre el camino a seguir.

Para ella, los dichos populares han sido una enseñanza obtenida de su madre a lo largo de la vida, y entre todos ellos destaca el de Tú no necesitas tecomates para nadar, como referencia al jícaro hueco que ayuda a flotar en el agua a quienes temen hundirse. “Es la forma de mi mamá para decir que puedo lograr lo que me proponga, con o sin apoyo”.

Sobre su propia maternidad, Areyi dice que combinar esa labor con la de titular de una marca fue complicado: “No podía dejar solos a mis hijos –que ahora ya son grandes–, y era complicado asistir a las ferias o eventos de tabaco. Pero en la Internet encontré la solución para empezar a vender.

“Recuerdo que promocioné La Joya de San Andrés en sitios como Mercado Libre y algunas tabaquerías. El primer mes vendí un humidor con 20 piezas y estaba que no cabía dentro de mí por la felicidad. Nadie lo vio como un éxito, pero yo estaba muy contenta porque en ves de quedarme en ceros, en 30 días logré una ganancia importante... y así fue mes con mes”.

Ella es de las personas que siempre ven su vaso medio lleno. A pesar de todo y de todos, sostiene la dirección de su empresa en ascenso y es ejemplo para las emprendedoras de cualquier industria: “Es cuestión de ir siempre para adelante. Hacia atrás, ni para tomar impulso”.

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