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Michel Iván Texier Verdugo

Cuando llegamos a Miami –el año pasado–, lo hicimos con nuestros sentidos dispuestos a nuevas experiencias, tabacos y amigos con quienes sentarnos a disfrutar y conversar. Fue así como gracias a nuestro anfitrión eterno en la ciudad del verano infinito –que no estaría allí, a no ser por los caprichos de la viuda Tuttle–, el primer día nos tropezamos con Juan Goncalves, representante de Quesada Cigars en la zona, y de la conversación y buenos humos surgió el evento que dio origen a esta crónica.

La convocatoria fue en las cómodas instalaciones de Casa Humo, en Doral –Lounge del que hablé en extenso en el numero pasado de Humo Latino–, y la selección de tabaco estuvo a cargo del propio Juan Goncalves, quien nos dio la posibilidad de experimentar lo más selecto de las marcas Quesada, Casa Magna y Vega Magna, que conforman un nutrido y variado portafolio en el que destacan las ediciones especiales Oktoberfest, el lancero Quesada y el Casa Magna Colorado Torito. Como joya de la corona, el Casa Magna Domus Optimus, que me dejó sin palabras y será objeto de un review futuro.

La familia Quesada, para quienes no la conocen, es bastante antigua en el Mundo del Tabaco. Si bien los primeros inmigrantes españoles llegaron a Cuba de la mano de su tradición panadera, rápidamente se involucraron con la industria tabacalera cuando a fines del siglo XIX cobraron una deuda en especie, más específicamente tabaco, y percibieron que era todo un nicho a trabajar y desarrollar en los planos productivo y comercial.

A diferencia de otras familias tabaqueras, que buscaron nuevos horizontes tras el triunfo de la Revolución Cubana, la familia Quesada arribó a la República Dominicana a fines de los años 20 del siglo pasado, manteniendo su centro de operaciones en La Habana por más de seis décadas.

A mediados de los setenta, en la zona franca de Santiago, la familia Quesada formó una nueva compañía: la Manufactura de Tabacos, S.A. (Matasa), que inició con una operación muy pequeña –sólo tres torcedores–. Sin embargo, su crecimiento fue acelerado y rápidamente llegaron a casi 40 operarios en el torcido de sus productos.

Una tragedia enlutó a la familia, pues en 2002 el hermano de Manolo, su actual Director, Álvaro Quesada y su hijo Alvarito, fallecieron en un accidente aéreo junto con el gerente general de la compañía, Julio Fajardo. Esto obligó a reestructurar la orgánica funcional de la empresa y convertirla en lo que es hoy. Se integraron a la operación las hijas de Manolo, Patricia y Raquel, y la hija de Álvaro, Esther, quienes con la quinta generación de la familia como parte del equipo dirigen una planta de fabricación con más de 300 operarios; responsables directos de mantener esta tradición, hoy centenaria.

De vuelta a lo vivido en Casa Humo, debo advertir que mi primera aproximación a los tabacos de la marca había sido una Private Label: Estrada Gran Reserva, producido en exclusiva para Gabriel Estrada –origen del título– y Bellagio Habanos Lounge. En más de una ocasión hemos mencionado su consistencia y construcción extraordinarias, que brindan una experiencia de alta satisfacción a quienes hemos tenido la fortuna de probarlo.

Ahora nuestro conocimiento se extendió gracias a la generosidad de Juan, quien nos preparó un amplio surtido para escoger y desarrollar opinión sobre las características que predominan en los tabacos de Quesada, y me tocó en suerte la responsabilidad de elegir el maridaje más apropiado para la ocasión.

El agua mineral sin gas y la Coca-Cola tuvieron su lugar asegurado en la mesa, pero fue una botella de esas que la mayoría de los consumidores no conoce o no se anima a comprar por carecer de marketing y difusión, la que aportó la mayor sorpresa de la tarde junto al tabaco: Fighting Cook Kentucky Straight Bourbon, producto de la destilería Heaven Hill, embotellado a 103 proof (51,5 ABV) y desarrollado específicamente para competir en el mercado con el renombrado (y #detodomigusto) Wild Turkey 101

Lanzado al mercado originalmente como un producto con seis años de añejamiento, hoy se ubica en la categoría NAS. Aunque su descripción de etiqueta lo obliga a envejecer al menos por cuatro años y la compañía desliza la idea de que el blended contiene whiskys de mayor añada.

Su mash bill está compuesto por 75 por ciento de maíz; 13 por ciento de centeno y 12 por ciento de cebada malteada, lo que entrega en nariz notas ligeras de vainilla, nuez, madera de roble y nulo impacto del etanol, pese a su alta graduación alcohólica. En boca predominan nociones de banana, pimienta blanca y negra, y un marcado dulzor que –en conjunto– sorprendieron gratamente a quienes se animaron a probarlo y combinarlo, en distintas etapas, con los tabacos Quesada.

Fue una jornada larga. Acostumbrado a disfrutar los cigarros hasta el último milímetro, la tarea de probar casi diez ejemplares distintos de la marca me obligó a permanecer en Casa Humo hasta la hora de cierre. Me atrevería a decir que prolongaron su horario como una deferencia, lo que nos permitió compartir con un gran numero de clientes, entre ellos amigos habituales, sus dueños, y darnos el tiempo –junto a @ cigarvoss– para transmitir más de un breve despacho en vivo a través de las redes sociales y presumir la jornada memorable que estábamos viviendo.

En resumen, Quesada es una de esas marcas que parecen estar en la segunda línea de las preferencias de quienes gustan del tabaco dominicano; rara vez algún conocedor la pondrá en un Top 3 o Top 5, pero esto habla más del campo de interacción restringido de esos fumadores, que de las características comparativas de la propia marca.

Quesada Es

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Top 3 O Top 5

Les desafió a probar todos sus tabacos, pues no hay alguno que decepcione, y a dejarse sorprender por la calidad extraordinaria de un producto fiel a la tradición –de la que sus fabricantes pueden hacer gala–, puesto al alcance del consumidor con el mejor de los argumentos: un precio justo.

Por esa grappa de gracia que tenemos que beber. Por ese humo de gracia que tenemos que toser. Por los andamios de gente para subir y caer. Dios le pague”.

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