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El complemento ideal. Quinta parte
Christopher Sáez Ahumada
Escribo estas líneas disfrutando de las últimas horas de la noche, tras una semana ardua entre clases, entrenamiento de Karate, trabajo y otros asuntos. Armar un Review requiere de un tiempo prudente, y más cuando los sabores que nos deja una mezcla en particular requieren la atención necesaria. Nos aproximamos al término de esta serie dedicada a los grandes orientales de la extinta casa de McClelland, y ahora toca el turno al más particular de todos: Smyrna N°1.
Este tabaco se caracteriza por un dulzor sin igual y lo más interesante es que se trata de hojas muy pequeñas, en comparación con las que el Mundo del Tabaco nos trae consigo; hojas humedecidas con las esencias del Mar Mediterráneo que nos llevan a tierras turcas, gracias a las fragancias de esta gran mezcla.
Para esta ocasión cambiamos un poco la estructura habitual y partiremos con la descripción de la fumada –antes de los aspectos propios de la mezcla–, pues la ansiedad de disfrutar las últimas hebras me tiene con la pipa cargada desde hace un rato: mi clásica Peterson Saint Patrick, una guerrera que ha librado buenas batallas, y llevaremos de fondo el Vol. 4 de Black Sabbath.
Basta acercar levemente la flama del encendedor sobre la primera capa de este tabaco, para que inmediatamente exploten los sabores dulces, cremosos, que inundan suavemente el paladar y entregan ciertas notas a miel y melocotón, acompañadas de un rico humo danzante que de vez en cuando vuelvo a aspirar e introduce notas de especias orientales y pimienta negra que el paladar no percibe.
A medida que progresa siento unos puntos a manzana roja entremezclada con manzana verde, que recuerdan mucho al Virginia Rojo –hoja que me encanta, pues tiende a reestructurar lo que toca con sus hebras–. Es importante notar que a medida que la fumada avanza tiende a especiarse lentamente –sin ser un tabaco invasivo–, con una suave mordida, como cuando siento a mi gata que quiere jugar conmigo.
El segundo tercio comienza con notas claras a clavo de olor, nuez moscada y mucho cacao, cosa extraña que no recordaba. El golpe nicotínico respecto del tercio anterior es levemente más acentuado, con humo denso y una estructura más recia, tendiendo a desplazar lo dulce del inicio hacia algo más agridulce. Revolotean a veces las pimientas negras, con algunos puntos suaves de pimienta blanca que equilibran la nuez moscada, que trata de aferrarse en este empujón de sabores.
Hay un camino lento. Una brasa se niega a desaparecer y en el último tercio, humos sueltos. Las notas del Virginia se apagan y los orientales se cuelgan, desesperados. Para ayudar a que se mantengan un momento más, un único reencendido los despierta del silencio y llegan algo asustados, soltando sus sabores finales que explotan y llenan la boca con cacaos dulces y suaves.
Quise hacer una pequeña trampa y volví a cargar unas pocas hebras aprovechando las ultimas brasas y el calor residual. ¡Sorpresa! El dulzor cambió a una nota pimentosa, mordelona a ratos... pero en unos minutos cesa y se apaga con la última bocanada. Trajo consigo una mochila de cenizas blancas compactas, casi de combustión perfecta.
Lo difícil es decir “hasta siempre” a estas hebras, en las que abundaban los tonos marrones claros y medios, entremezcladas con algunas oscuras que parecieran esconderse. Una de las características más llamativas es que en el fondo de la lata encontramos una pequeña hoja de Smyrna en tonos dorados; un recuerdo que encontré y conservaré como un pequeño tesoro.
Nos quedan los últimos orientales: Drama Reserve y Yenice Agonya, mezclas de las que compartiré mis impresiones en números próximos de la revista. ¡Buenos humos!
Ficha T Cnica
Nombre de la mezcla: Smyrna N°1
Casa: McClelland Tobacco Company.
Contenido: Oriental/Turco, Virginia.
Corte: Hebras.
Presentación: Lata 2 oz (no está en producción).
Fortaleza inicial: Leve a media.
Saborizante: No detectado.
Gusto inicial: Leve a medio.
Tipo de mezcla: Oriental.