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El complemento ideal (segunda parte)
PIPE REVIEW
Chistopher Sáez Ahumada
Para continuar con la serie de grandes orientales de la casa McClelland, nos adentraremos en Yenidje Supreme tabaco hermano del Yenidje Highlander –reseñado en el número de julio pasado–, cuya base son las hojas de terrenos montañosos Djebel y las pendientes bajas Yaka.
Este tipo de tabaco se cultivó en los alrededores de las aldeas de Yenidje y Kirdzhali durante el siglo XVII, luego de que comerciantes venecianos y genoveses lo introdujeron. También hay antecedentes de que la semilla Basma es una variedad muy antigua de la Nicotiana Tabacum venezolana denominada Barinas.
El mejor tabaco Xanthi proviene del área original de Yenidje de Tracia occidental, emplazada entre los ríos Nesto y Evros, en Grecia. El Xanthi-Yaka-Basma y el Xanthi-Djebel-Basma son los componentes de la legendaria hoja del Yenidje, caracterizada por su oleosidad, aromas delicados y sabores dulces. Van desde los tonos amarillos hasta marrones, son flexibles y con venas muy finas.
Me aventuro a acompañar esta maravilla de tabaco con un whisky japonés Suntory Toki, y agradezco las gestiones de mi amigo Andrés González para adquirirlo. Esta elección se basa principalmente en el aporte de notas especiadas, con toques de vainillas, pimientas y jengibre.
Al igual que el Yenidje Highlander, en el Yenidje Supreme la base es el tabaco oriental acompañado con Virginias y Maryland, pero saltan inmediatamente las notas aromáticas muy similares al aceite de oliva, que persisten cuando cargamos la pipa y los dedos se impregnan con los aceites de las hojas.
Otra gran diferencia es que en esta mezcla abundan las hebras cortas marrón oscuro que esconden briznas de hebras doradas. La pipa seleccionada para esta Review es una de las primeras sofisticadas que adquirí cuando comencé a trabajar, caracterizada por una boquilla de acrílico transparente y forma semi-curva.
Al encender los fuegos, los matices cambian increíblemente de la oliva presente en frío a un sabor nogado sutilmente dulce, con un humo tranquilo y reposado. Las notas en el retrogusto se transforman en canela, cardamomo y clavo de olor mientras se mezclan con whisky, jugando y bailando en el paladar, con una leve fortaleza en nariz.
A medida que combustiona el primer tercio comienzan a alzar la mano notas a heno, dulces, levemente achocolatadas, y el Virginia aparece quemándose fríamente y entregando golpes suaves de nicotina en la parte central del paladar.
Transcurren y vuelan los minutos cuando el humo toma un protagonismo superior, dejando en la habitación una nota afrutada similar a las ciruelas, manzanas, y persiste el fondo de clavo de olor.
Pasamos a un segundo tercio lleno de calma, casi melodioso y una caída suave, como si estuviéramos acariciando una seda. En vez de llevarnos a un páramo estamos en un sector de montañas verdes, donde vemos prados con plantaciones de tabaco.
Caminamos por este plantío para llegar al último tercio. Es increíble cómo esta mezcla me ha traído a un estado de calma, lleno de sabores, muy similar a la sensación que experimento cuando voy por una avenida en la que sopla una tibia brisa primaveral, mientras fumo y veo cómo se silencia mi pipa –paso a paso–, y de las hojas quedan cenizas grises uniformes.
En la próxima entrega de la serie iremos al Mar Negro con Sokhoum y un maridaje nuevo que espero les guste a todos.
¡Muy buenos humos!