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CONVERSANDO CON HAROLD SEGURA

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METROPLEX

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ENTREVISTA

CONVERSANDO CON HAROLD SEGURA

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Una reflexión acerca de justicia social requiere un acercamiento bíblico-teológico, así como una aplicación ministerial. Debe partir de una mente enfocada en el texto y llegar hasta las manos que lo aplican. Por ello, pensamos en un teólogo como Harold Segura, quien con experiencia pastoral impulsa a la iglesia hacia proyectos de transformación social. Esta conversación nos lleva a un examen, y desafía a las nuevas generaciones de líderes a vivir el evangelio.

- En general, ¿cómo ves la participación de la iglesia en la sociedad actual?

He estado cerca de las iglesias evangélicas desde 1980 cuando inicié mi ministerio pastoral. El cambio es notable en cuanto a las formas como se ha asumido la responsabilidad social: de aquellos años en los que la participación política era considerada inapropiada para los evangélicos, hasta la actualidad en la que se participa en los estrados electorales con compromisos desmedidos. Entre esos dos extremos se encuentran experiencias que evidencian que en América Latina las iglesias han crecido en su consciencia social y han asumido compromisos con su contexto social y político. Obviamente que no todo este entusiasmo es elogiable: se participa con una visión asistencialista, muchas veces con una enorme dosis de ingenuidad política. Esto también hay que decirlo. - ¿Por qué crees que se aborda muy poco (o nada) el tema de justicia en las congregaciones?

Porque tenemos una larga historia de educación cristiana que desvinculó la fe de la justicia social. Esas enseñanzas se concentraron en enseñarnos el valor de la justificación; solo hasta allí llegamos. Pero poco se dijo acerca del Dios justo que busca la justicia y nos llama a ser promotores de ella en nuestra sociedad. Pero hay cambios, como lo dije antes. - Este tema es tanto teológico como sociológico, sin embargo muchos creyentes desconocen su rol. ¿A qué crees que se debe esta falta de conocimiento?

A los modelos y contenidos de formación educativa o discipular. Estos temas no se incluyeron en las lecciones de un buen discípulo del Señor. Por otra parte, como bien dices, este es un tema tanto teológico como sociológico... y de esta última en nuestras iglesias se dijo poco. El diálogo con la sociedad y con las llamadas ciencias sociales no nos era común a los evangélicos (la Fraternidad Teológica Latinoamericana es una notable excepción). Y lo grave de este asunto es que al haber desconocido ese diálogo, pues nos perdimos la posibilidad de comprender mejor la Biblia y practicar mejor nuestra Misión.

- ¿Existen formas prácticas, quizás sencillas, en las que los creyentes puedan comenzar a dar pasos en favor de los menos favorecidos en la sociedad?

Las hay, y muchas. La iglesia local puede desarrollar programas de práctica social a partir de las realidades y necesidades de su contexto. También se puede hacer entre un grupo de iglesias para que el impacto tenga mayor alcance. Pero además de programas de acción social, también los cristianos como personas individuales deben asumir prácticas sencillas que den testimonio del interés de Dios por la sociedad. Me refiero a compromisos con su barrio, a la participación en procesos comunitarios de organizaciones de la sociedad civil, a la vinculación con programas de voluntariado social que ahora proliferan en nuestros países, en fin, son muchas las ideas que se podrían mencionar. Ideas no faltan; lo que falta es consciencia.

- Has escrito reflexiones para la iglesia que apuntan hacia la misión y hacia esta responsabilidad. ¿Algún pensamiento en particular que te gustaría destacar?

Que la Misión de Dios incluye todos los aspectos de la creación; nada se queda por fuera de esa Misión porque nada se queda por fuera del interés de Dios. Entonces, si queremos corregir los errores históricos en la práctica de nuestra Misión, debemos practicar una Misión que incluya las dimensiones sociales. Lucas 4 es un buen referente bíblico para describir nuestra Misión. Hay que ir más allá de buscar que las almas de salven para que vayan al cielo. Aquí y ahora necesitan disfrutar de vida plena, que es otra forma de decir salvación.

- ¿Algún consejo o desafío específico para los líderes de las nuevas generaciones?

Tengo mucha esperanza en esta nueva generación. Observo que hay un clima diferente al que se vivió en generaciones anteriores. Hoy hay más diálogo interdisciplinario, hay más interés en el cuidado del medio ambiente, hay preocupación por respetar los derechos de todas las personas, hay cansancio con la desigualdad y la injusticia... en fin, hay una generación que tiene la oportunidad de dar testimonio de Jesús de una manera más integral y digna de ese Evangelio.

Harold es teólogo y pastor colombiano. Fue rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Cali, Colombia. Director de relaciones eclesiásticas e identidad cristiana de Visión Mundial para América Latina y el Caribe. Autor de varios libros. Esposo de Marilú y padre de Laura y Juan Miguel. Vive con su familia en San José, Costa Rica.

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