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Prólogo
Alejandro Rueda Moreno
Presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.
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conquistando la democracia
Hablar de democracia resulta polémico, controversial o debatible ya que hay quienes sostienen, con rmes argumentos, que la ansiada democracia se conquista día con día en esta inagotable búsqueda de la igualdad y la justicia para todos los que nos preciamos de vivir, convivir o sobrevivir en una sociedad que nos brinda oportunidades para salir adelante, pero también ciertas limitaciones para no hacerlo, así es esto.
En nuestra actualidad el término “democracia” lleva una connotación de características positivas, es por ello, que los actores de la llamada “clase política” asumen que su actitud y su actuación son contundentemente democráticas, aunque la realidad asome cierto sesgo; la sensación que adopta uno cuando escucha la palabra “democracia” es de satisfacción, de alegría pues, ya que con ella imaginamos una comunidad que origina, sin imposición alguna, las decisiones de manera colectiva en el terreno del consenso.
El poder elegir a los gobernantes de nuestro municipio, estado o país representa una acción que simboliza la citada democracia; votar es decidir entre varias alternativas y ello conlleva una rigurosa responsabilidad tejida con un elemento necesario para darle genuinidad al sufragio: la libertad, si se carece de ella, todo pierde sentido. En un mundo en donde todo está ligado, en donde lo que pase en un continente repercute en otro, se requieren organismos que apoyen al ciudadano a que conozca a los candidatos que pre-
tenden gobernarlo, sus propuestas, sus anhelos y sus metas y una vez que la decisión esté tomada, proporcionarle los mecanismos para que su voto se lleve de manera adecuada, conforme a lo legal y que sea vigilado hasta el momento de su conteo, es aquí en donde entra el Instituto Electoral.
En el pasado proceso electoral, llevado a cabo en medio de una preocupante crisis sanitaria, derivada del virus de origen asiático bautizado como “Covid”, los chihuahuenses que acudimos a las urnas elegimos una gubernatura, 67 presidencias municipales, 67 sindicaturas, 714 regidurías, 22 diputaciones de mayoría relativa, 11 diputaciones de representación proporcional y 9 diputaciones federales de mayoría relativa, instalándose para el caso 5,500 casillas con 565 observadores electorales y un listado nominal cercano a los 2’900,000 ciudadanos con derecho a sufragar, aunque sólo el 46% lo hizo. La abstención electoral continúa estando presente y esto algo quiere decir. El reto prevalece.
En este importante proceso, el Instituto Estatal Electoral del Estado instaló, bajo la convocatoria pública debida, además de las 67 asambleas municipales, 6 asambleas auxiliares distritales, 4 en Ciudad Juárez y 2 en la capital. El propósito de estas asambleas auxiliares fue apoyar en actividades de recepción y distribución de boletas, así como cooperar en lo relativo al cómputo de las elecciones.
Por primera ocasión en Chihuahua se establecieron los lineamientos con el n de garantizar la participación política de la comunidad indígena en las elecciones, respetando, desde luego, los criterios de representatividad y paridad; en de nitiva, un paso importante para los nes democráticos de nuestro Estado. Así mismo, también por primera ocasión se pudo votar desde el extranjero para elegir gobernador (a), 1,089 sufragios se contabilizaron en este rubro.
Por supuesto que el desafío continúa para un Instituto que ha trabajado de manera rme para lograr su objetivo fundamental de
contribuir al desarrollo democrático del Estado grande a través de la participación de los ciudadanos en la planeación y organización de los procesos electorales, mismos que cada vez presentan nuevos requerimientos en la actualización de la vida moderna, cuyo constante elemento es el cambio, es por ello de gran relevancia continuar defendiendo la autonomía del Instituto Nacional Electoral y demás órganos autónomos que son poseedores de una gran credibilidad social pero que se han visto cuestionados por otro tipo de intereses.
En una importante labor de seguir con acciones que abonen a la democracia, el Instituto Estatal Electoral y la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C. han unido sus esfuerzos para presentarle al distinguido lector el presente texto que compila las letras de líderes de opinión del Estado que, con diversos puntos de vista, enriquecen al conocimiento en todo sentido y nos permiten cavilar sobre lo que se ha hecho, lo que se ha dejado de hacer y en lo que se propone por hacer. Pásenle a su libro, es de ustedes y para ustedes; esperamos que la presente tinta coadyuve en un futuro en el desarrollo de la vida electoral de nuestro querido Chihuahua.
El agradecimiento a nuestros amigos consejeros y directivos del Instituto Estatal Electoral, presididos por la Doctora Claudia Arlett Espino y a todos mis compañeros editorialistas que día con día ponen de su parte para tratar de tener un mejor Chihuahua, en esas andamos, seguro que sí.
Alejandro Rueda Moreno Presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.