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Carlos Alberto Esparza Deister

Carlos Alberto Esparza Deister

Licenciado en Ciencias de la Comunicación y empresario.

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Democracia Chihuahuense

Es domingo 6 de junio del 2021, día de elegir gobernador, alcalde, síndicos y diputados en Chihuahua. El despertador comienza a sonar a las seis de la mañana en punto, adormilada lo apagó, quisiera quedarme un ratito más en cama, pero el deber llama, estoy comprometida con el Verde, para ser su representante de casilla. Ahora llega algo de arrepentimiento, levantarse en domingo tan temprano, no es de Dios, pero ni modo, me doy un baño rápido y luego voy a despertar a mi mamá para pedirle un aventón a la casilla. Abre los ojos en silencio y codea a mi padre para que también se despierte y así aprovechar la salida para ir todos a votar temprano. Le recrimina algo molesto, pero antes que continúe, mi mamá lo desarma, recordándole que son las elecciones, ambos comienzan a vestirse con desánimo. Mientras, voy a la cocina para comer algo, es la primera vez que realizo esta actividad y aunque dijeron los del partido que nos llevarían comida, son algo volubles, pues primero dijeron que asignarían una casilla cercana a mi casa y terminaron poniéndome en una del centro, por las elecciones y claro… por el dinerito que darán como apoyo. Subimos los tres al auto e inicia el trayecto en silencio, las calles lucen solitarias, claro son las 7 de la mañana. Nos pidieron estar Mientras maneja, mi papá rompe el silencio con la vieja anécdota del abuelo, cuando ganó la presidencia de Santa Bárbara, aunque ya la conozco, escucho con atención para entrar en “modo elec-

quizá porque ya ha escuchado la historia varias veces. Al ver esto, mi papá se dirige a mí. “Ya te digo Katia, durante esas elecciones realizadas el 4 de julio de 1965, el PRI cometió fraude, en ese tiempo amo y señor del país. Aquella ocasión, no permitieron entrar a representantes del PAN a varias casillas; las urnas no estaban a la vista, por lo cual, militantes del PRI depositaban a diestra y siniestra votos a favor de su candidato. Hasta cerraron algunas casillas más temprano; desaparecieron urnas, además, repartieron credenciales de elector que en ese entonces eran sin fotografía, por lo cual podían ir a votar varias veces. Así que tu abuelito perdió las elecciones, declarándose ganador al candidato priista que se llamaba Apolonio, pero nunca tomó posesión. El pueblo sabía que tu abuelo había triunfado, entonces la mayoría de los habitantes se unieron, no aceptaron los resultados y realizaron mítines de protesta principalmente afuera del Comité Municipal del PRI. La insurrección santabarbarina se prolongó varias semanas, pues nadie les hacía caso. Pero insistieron tanto que el hecho trascendió fuera del estado. Funcionarios del Gobierno Federal, se enteraron gracias a una profesora parralense, de nombre Florentina Villalobos, quien por cierto en 1964 se convirtió en la primera diputada federal en la historia del PAN. Total, se dice que el mismísimo presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, luego de revisar el caso en la Secretaría de Gobernación, le llamó al gobernador de ese entonces, General Práxedes Giner Durán, para que checara el problema con el Instituto Estatal Electoral, que en esos tiempos, según me platicó mi papá, se llamaba Comisión Estatal Electoral. Luego de checar, boletas, padrón y todo lo demás, terminaron reconociendo el triunfo de tu abuelo Santos, y después fue nombrado alcalde de la ciudad más antigua del estado. Como te decía, este acontecimiento tuvo repercusión a nivel nacional, pero actualmente muchos lo desconocen, es más hasta gente del PAN, y es una lástima, porque fue algo muy importante, pues sucedió en una época donde el voto ciudadano no era muy respetado que digamos”.

de se encuentra mi casilla, en la que ya esperan tres personas para votar, bajo del carro y voy a preguntar si puedo pasar, pero aún no llegan los representantes de casilla, por lo cual tengo que regresar desechable con algo de comida, “que padre”, pensé mientras caminaba, “desayuno y ahorita más tarde trae la comida”, inocente de larga, rápidamente los integrantes de la casilla se acomodaron en sus lugares, hice lo mismo y en cuestión de minutos, dieron el paso al primer votante. Con el paso del tiempo, el calorcito se hizo insoportable, pero eso no le importa a la gente que espera buen rato, con tal de votar, jóvenes como yo, viejitos y algunos tarahumaras, lo hacen con gusto y determinación. Al mediodía votamos los de la casilla, cuando regresé a mi silla, el estómago comienza a pedir comida, obvio, el de mi partido ni sus luces, pero para buena suerte una compañera se apiada de mí y me comparte de su comida. Los chihuahuenses continuaron votando en gran número casi hasta las seis de la tarde que cerró la casilla. Después de un ligero respiro, se abre la primera urna e inicia el conteo, avisé a mis papás que llegaran en una hora, así lo hicieron, pero yo tenía razón, cualquier cosa puede pasar y los del partido me la hicieron otra vez, habían quedado en llevar el pago al terminar la jornada, pero no fue así, durante el conteo, recibí un mensaje donde informaban que todos éstos ya ni la amuelan con sus cambios, pero no pasa nada, en un ratito voy para allá” pienso, dando un trago a mi botella de agua. Pero al terminar el conteo, las cifras no coinciden, aunque no era el caso, recordé por un instante lo que le pasó al abuelo en 1965. Se vuelve a contar, pero sigue mal, luego otra vez y lo mismo, la gente empezó a desesperarse. Cuando algunos ya estaban molestos pasaditas.

Salgo agotada y fastidiada, veo el auto de mi papá, parece que no hay nadie adentro, pero es porque ambos reclinaron sus asien-

tos para dormir un rato. Subo y rápidamente se enderezan somnolientos y sonrientes, pero papá casi se infarta cuando le digo que todavía tenemos que ir al partido. Resignado acepta, luego al llegar me doy cuenta que mi casilla no fue la única que se retrasó en el otra, bajo del auto para formarme.

Llegamos casi a las tres de la madrugada a casa, al entrar, pregunto molesta a mi mamá si valió la pena tanto ajetreo, respondiendo con una sonrisa, “Claro mija, con tu granito de arena ayudaste a fortalecer la democracia de Chihuahua”. No sé por qué, pero sus palabras me hacen sentir muy bien, le doy un beso y todos nos vamos a dormir.

esparzadeister@gmail.com

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