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Comunicación y marketing personal
Comunicación y Marketing para marca personal
Por SOFÍA STAMATEAS: Magister en Comunicación Corporativa e Institucional – Lic. en Relaciones Públicas e Institucionales.
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Por SANTIAGO STAMATEAS: Magister en Dirección Comercial. Lic. en Marketing – Docente de negociación y Consultor de Marketing y Estrategia.
Bienvenido al siglo XXI: tu nombre y tu apellido son tu marca personal, y como tal, tendrás que gestionarla como un profesional. Entendemos al Branding como “gestión de marca”, por lo que nuestro Branding Personal apuntará a gestionar todos esos elementos que rodean nuestra marca profesional (outfit, vocabulario, redes sociales, etc.).
El motivo es secillo: el nivel voraz de competencia profesional en el que vivimos, nos exige diferenciación. Si uno no se distingue, pasa a ser “uno más del montón”, y como tal, pasarás a la famosa y denigrante lucha de precios, donde el más barato siempre gana (si es que podemos decir que eso es “ganar”). Recordá: hagas lo que hagas, alguien va a ofrecerlo más rápido, más barato o de mejor calidad. ¿En qué te vas a diferenciar?
Ahora bien, la marca personal no se crea, sino que se desarrolla la existente, ya que todos tienen una imagen nuestra. ¿Te imaginás un producto de Apple envuelto en un packaging de mala calidad? Imposible. De tal manera, gestionar nuestra marca personal nos permite crear una imagen en la mente de nuestros clientes o potenciales consumidores que nos ayude a conseguir nuestros objetivos profesionales, comerciales o empresariales. De forma gráfica, podemos decir que nuestra marca personal es la intersección entre quién crees que sos, qué creen los demás de vos y qué querés que crean sobre vos. ¿Cómo lo logramos? Comunicándolo asertivamente a nuestra audiencia. Comunicar no es emitir mensajes, sino provocar acciones. Una buena comunicación es la antesala para una buena acción. Si yo comunico bien, el cliente compra.
Para eso es necesario implementar algunas estrategias: - No mirar a la competencia más que de reojo: Si nos comparamos, no estamos creando nada nuevo. Hay que hacer foco en nuestro diferencial. Productos y servicios hay miles, pero solo hay uno como vos. - Enamorar al cliente: Hoy “captar”, “capturar” o “atraer” al cliente ya quedó obsoleto. Necesitamos enamorarlos, que nos elijan, que nos vuelvan a elegir y que se transformen en verdaderos embajadores de nuestra persona. - Hablar claro: Producto del auge de la virtualidad post pandemia, los conflictos geopolíticos y la crisis sanitaria, económica y de valores que atraviesa el mundo entero, cada vez son más las marcas que deciden tomar posturas definidas con respecto a los temas que nos interpelan como sociedad. Hablar claro es evitar recortes y ambigüedades. - Escuchar: Escuchar no es oír. Oír es un proceso biológico y escuchar, un proceso cognitivo. Si nos focalizamos en escuchar al cliente, más que en hablarle (venderle), nos daríamos cuenta de que allí tenemos la materia prima para hablar mejor. Todos se preocupan por hablar bien y la realidad es que para que eso suceda primero debo escuchar bien. La clave de la comunicación es la escucha activa. Antes de responder, retrucar y argumentar, es conveniente permanecer en silencio, observando atentamente al cliente. Este recurso es muy valioso, y nos brinda las herramientas para encauzar la conversación enfocándonos en acciones puntuales.
Es importante que sepas que siempre hay una herramienta de comunicación disponible y a tu alcance, sin importar en el estadío en el que te encuentres como emprendedor; y que la mayoría de los problemas y conflictos con los clientes no se dan por un conflicto con el producto o servicio propiamente dicho, sino con la comunicación del mismo. Si trabajamos sobre la comunicación, afinaremos la puntería y sin duda daremos en el blanco.