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El costo del populismo energético

Hay una brecha enorme entre el potencial de la cuenca neuquina en términos de producir y exportar gas, y una realidad caracterizada por la necesidad de importar dicho hidrocarburo. La causa: la intervención del Estado en el sector energético. En 2019 estaba lista la licitación para construir el gasoducto convocando a empresas privadas que financiarían las obras. El actual gobierno la anuló. Si se hubiera llevado adelante, hoy el gasoducto estaría construído. El costo: según datos oficiales, en los primeros ocho meses del año el déficit de la balanza energética fue de U$S 5.200.-

En su columna “Carrera contrarreloj para importar menos gas en 2023” publicado días atrás en el diario LA NACIÓN, Néstor Scibona informa sobre las causas del problema y las idas y vueltas propias de la ineficiencia estatal. Compartimos un resumen: “Esta realidad no puede atribuirse a causas externas. La necesidad de una política de Estado racional y previsible para el sector fue sustituida por sucesivas políticas pendulares que, en el caso de los gobiernos kirchneristas, abundaron en populismo tarifario, intervencionismo estatal, precios subsidiados y divorciados de los internacionales. El resultado se tradujo en déficits gemelos insostenibles (fiscal, por la explosión del gasto en subsidios y comercial energético, por el fuerte impacto negativo en las reservas del BCRA), que desembocaron en las crisis económicas de 2015 y 2022”. “En la primera mitad de este año la licitación de los tubos sin costura se demoró por las continuas disputas entre funcionarios de La Cámpora del área energética y el exministro Martín Guzmán; los cuestionamientos de Cristina Kirchner a la adjudicación a Techint por el desembolso de US$200 millones para la importación desde Brasil de la chapa de gran espesor (que no se produce en el país) para fabricarlos, y el relevo del ministro Matías Kulfas, luego de criticar a CFK y proponer la compra a una empresa laminadora santafesina que admitió no estar en condiciones técnicas de producirlos”.

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“También se atrasó la licitación de la obra civil, ya que el ala kirchnerista pretendía sumar a la empresa constructora de Cristóbal López, que finalmente fue excluida por carecer de antecedentes técnicos. Y en septiembre surgió el problema de las válvulas –sin las cuales no se puede tender la cañería–, porque se licitaron 140, sólo 30 fueron adjudicadas y se declararon inadmisibles las presentaciones de 6 de los 8 oferentes. Por eso Enarsa está negociando ahora la compra de las válvulas más grandes (de bloqueo) a un fabricante estadounidense y para el resto habría cerrado un acuerdo con otro proveedor global”.

“Para tratar de recuperar ese tiempo perdido, Massa apeló al pragmatismo. Ya había creado en agosto una mesa de trabajo para que equipos técnicos oficiales y de las empresas productoras de hidrocarburos se reúnan semanalmente. También acaba de reglamentar un “canal verde” para facilitar, con menos requisitos aduaneros, la importación de materiales críticos destinados al GPNK y a incrementar la producción de gas para llenar su capacidad de 11 millones de metros cúbicos. Por eso puso en marcha además la extensión del Plan Gas 4 para llegar con los contratos al invierno de 2023 y prever en las subastas un precio más alto para 2024. En paralelo, se estudia el Plan 5 con subastas a más largo plazo –diciembre de 2024 hasta 2028– y la opción de modificar el precio cotizado (actualmente a un promedio de US$3,70 por MBTU, la unidad de medida) que, en caso de descuento, otorgará cupos para exportar a valor más alto”.

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