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Nómadas digitales
Nómadas digitales: trabajo, turismo y nuevos paradigmas
Por DENISSE PEDUZZI
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Lic. en Relaciones Públicas e Institucionales | Redactora | Blogger de viajes.
Las vacaciones de 15 días al año quedan cortas hoy ante el avance de la tecnología, los cambios de hábitos y la posibilidad de trabajar de manera remota. Muchos de nosotros ya veníamos hace años bajo esta modalidad de empleo que durante la pandemia se acrecentó.
Sucede que ya no queremos pasar la vida en una oficina, perder tiempo en el transporte y pasar el día sin ver el sol. Claro que no todos los trabajos pueden hacerse de manera remota pero, para aquellos que sí, está comprobado que se puede desempeñar una actividad tranquilamente en el hogar o el entorno que cada uno elija, incluso obteniendo mejores resultados en cuanto a productividad. Nadie debería pedir permiso para viajar a visitar a sus afectos o conocer lugares y el trabajo remoto comprobó lo que muchos ya sostenemos hace tiempo: queremos ser libres para movernos y decidir a dónde queremos estar. Sin contar las infinitas oportunidades que la no presencialidad representa, ya que hoy no es necesario residir en grandes ciudades para acceder a mejores propuestas laborales, trabajar con grandes firmas, crecer profesionalmente o capacitarnos.
Esta gran ola de cambios tecnológicos introdujo diferentes escenarios y actores. Entre ellos, existe un nuevo tipo de viajero que el turismo aún no está contemplando al 100% en su oferta.
¿QUIÉNES SON LOS NÓMADES DIGITALES?
Personas generalmente entre los 20 y 40 años de edad que con una computadora y buena conexión de internet, pueden continuar con sus labores desde cualquier punto del globo. Las profesiones son muy variadas: comunicación, marketing, desarrollo de software y diseño gráfico quizás son algunas de las más conocidas. Sin embargo, también se encuentran posiciones para profesionales de recursos humanos, psicología, abogacía y arquitectura dependiendo el rubro en el que operen. Además de atención al público al estilo de un call center y para administrativos que sepan adaptarse a la virtualidad.
Esta nueva modalidad también trae oportunidades en lo que refiere al turismo. Abre un nuevo nicho que tiene gran potencial y que, si bien está explotado, aún está en expansión.
UN VIAJERO LENTO Y TRANQUILO
Los nómadas digitales no son el típico turista que va 15 días de vacaciones e intenta hacer todo y verlo todo en poco tiempo. Generalmente buscan alojamiento a mediano o largo plazo porque viajan de manera más tranquila, buscando conectar con los locales y aprender sus costumbres, mezclarse con ellos y vivir su cotidianidad. Buscan experiencias más enriquecedoras humana y culturalmente.
Muchos tienen flexibilidad de horario pero también están quienes cumplen ocho horas diarias frente a la computadora. Viajar llevando la carga laboral consigo hace que el viaje se prolongue, ya que el tiempo libre diario es más acotado que el de un vacacionista. Por este motivo, los planes de estadías temporales a mediano y largo plazo son un punto a considerar para aquellos prestadores interesados en brindar esta oferta turística.
LO QUE DEMANDAN
Los viajeros que teletrabajan tienen necesidades específicas. Por empezar, es fundamental que el alojamiento cuente con buena conexión a internet. En segundo lugar, un espacio tranquilo, cómodo para descansar y trabajar ya que necesitan continuar con la dinámica que conlleva sus actividades. Actualmente hay muchos alojamientos que cuentan con un espacio de coworking. Si no es ese el caso, siempre es bueno conocer los espacios de coworking de la zona para proveer información al viajero.
Suelen ser personas que viajan solas, por lo que contar con un espacio común para socializar puede ser importante, o al menos contar con información sobre lugares cercanos donde hacerlo.
Por último, como sus estadías son prolongadas, tener una cocina disponible sumaría puntos ya que no todos los días se dispondrán a ir a restaurantes.
NÓMADES DIGITALES EN ARGENTINA
Nuestro país es un gran destino para ser nómada digital ya que tiene paisajes increíbles, buena conexión a internet y buen sistema de transporte comparado a otros países. La Patagonia, a pesar de sus grandes extensiones de tierras deshabitadas, es uno de los lugares favoritos al poder hacer base en localidades como Bariloche, San Martín de los Andes o Villa La Angostura.
Sin embargo, hay una “doble cara”. Por un lado, Argentina implementó una visa para incentivar a los extranjeros que teletrabajan a residir por un período de seis meses (prolongable hasta un año), contribuyendo a la economía local ya que ingresan divisas extranjeras al país.
Por otro lado, es la misma situación económica la que desincentiva a que los argentinos puedan llevar dicho estilo de vida, incluso dentro de nuestro propio territorio. Generalmente pueden costearlo las personas que trabajan para empresas extranjeras y por lo tanto acceden a mejores salarios que el promedio. Quienes tienen la posibilidad de viajar al exterior o emigrar, recorren el mundo buscando trabajos remotos y haciendo base en países donde cobrar en moneda extranjera no implique tasas tan altas que terminan por “comerse” gran parte de su salario. La realidad es que las trabas económicas, no solo desincentivan la posibilidad de trabajar para el exterior, sino que también acrecienta la fuga de cerebros, haciendo que los jóvenes busquen nuevas maneras de poder radicarse en el exterior para proyectar un futuro.
Más allá de esa doble cara y de la posibilidad o no de convertirse en nómada digital en una economía compleja, lo cierto es que el teletrabajo no es hoy un capricho ni una tendencia “que llegó para quedarse”, sino una realidad que ya está instalada. Cada vez más personas renuncian a sus trabajos presenciales para pasarse a esta modalidad y es un fenómeno que trasciende al 2020 y la pandemia. Todo es nuevo para todos, cada decisión que se toma probablemente sea a prueba y error porque estamos escribiendo el primer capítulo de esta era tecnológica. El cambio asusta pero con él vienen aparejadas infinidad de oportunidades nuevas, tal como lo es el nicho turístico de los nómadas digitales. Hay perspectivas, espacio y oportunidades para quienes se atreven pero hoy quien no se adapta, pierde.