DEVOCIONAL “Y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Lucas 22:41-42 Rev. Manuel Zúñiga
VAYAMOS AL GETSEMANÍ En Lucas 22:39, leemos: “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron”. El Señor Jesucristo llegó al Getsemaní, se fue a un huerto a la orilla del arroyo de Cedrón, en una plantación de olivas, ahí se dedicó a orar. “Getsemaní” significa prensa o molienda de aceite. En la aldea de Getsemaní se dedicaban a la producción de aceite, este aceite de oliva se usaba para uso doméstico y combustible. En la Biblia se lee que las vírgenes prudentes les dicen a las otras: “Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas” (Mt. 25:9), lo usaban como combustible. Y el Padre llevó a su Hijo, a Jesús, al huerto de Getsemaní. “Y estando en agonía, oraba más intensamente…” (Lc. 22:44) y “…comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera” (Mt. 26:37). Entonces Dios va reuniendo a los que necesita en el Getsemaní, en Lucas 22:43 dice: “Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”, para confortarlo. A Jesús le afectó su humanidad, y dijo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa…” (Mt. 26:39), en su oración pedía al Padre si había otra manera de hacer las cosas. Pero el plan de Dios no fue improvisado, ese plan ya estaba desde antes de que el primer hombre cayera. Dios nunca hace las cosas por hacer, todo lo tiene bien trazado. Cuando estaba llegando el momento difícil, el Hijo empezó a sentir sobre su vida que la carga era muy grande, no le era fácil porque era el Hijo del Hombre. Jesús nunca actuó como Dios, en esta situación peleó como hombre contra el diablo, así el Hijo le enseñó al diablo que un hombre puesto bajo la voluntad de Dios puede aplastarlo y derrotarlo. Cuando Jesús dijo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mt. 26:39). Dice que Él estaba arrodillado, estaba angustiado en una forma terrible, incluso “era su sudor como grandes gotas de sangre” (Lc. 22:44); los médicos dicen que cuando una persona es sometida a un sufrimiento
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