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ESPECIAL DISPARIDADES ALIMENTICIAS

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BIENESTAR

BIENESTAR

Por Leticia Roa Nixon

Filadelfa, PA – La iglesia “West Kensington Ministry” en Norris Square, ha estado repartiendo comida a las familias necesitadas desde mediados de marzo. “Somos llamados un super sitio en la ciudad” dice el reverendo Adán Mairena, asignado a esa iglesia. Realmente es un super sitio pues se donan 50 mil libras de comida a la semana que son repartidas debidamente.

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La ciudad de Filadelfa dona alimentos dos días a la semana, los lunes y jueves se reparte en tarimas y los miércoles se distribuye comida que ha sido donada a la iglesia por organizaciones, granjas o de donaciones individuales. “Easter Outreach nos ha donado de siete mil a 20 mil libras de comida, tengo un amigo en Glenside que dona, Fort Kensington Community Farms nos trae comida, así como Juanita Medina”, informa el reverendo. Los viernes por la noche llegan voluntarios a la iglesia para empacar 250 bolsas de comida y luego voluntarios de “Easter Outreach” van los sábados por las bolsas para llevarlas a las casas de los ancianos. Aunque el energético reverendo había escuchado recientemente que el gobierno de la ciudad ya no iba a seguir donando alimentos, hubo un cambio de planes y lo que sucederá es que la ciudad los seguirá entregando, pero “nosotros los vamos a tener que empacar a diferencia de cómo era antes y eso va a requerir mucho más voluntarios y personas con experiencia”, comenta. El Covid-19 resaltó la inseguridad alimentaria

Un reto más en Kensington Adán Mairena hace un llamado para responder a la inseguridad alimentaria

Entre los voluntarios hay policías.

Para los residentes de Kensington, la falta de alimentos no es una situación nueva. Esto se conoce como la inseguridad alimentaria que es la medida de disponibilidad de comida, y la habilidad de las personas de tener acceso a ella. De acuerdo con datos de “Feeding America” de Chicago -la organización sin fnes de lucro más grande en el país para el alivio al hambre- en toda la nación hay aproximadamente un 12% de personas con inseguridad alimentaria, es decir, carecen de sufciente

comida en un año para tener una vida saludable. De acuerdo con la organización “Philabundance” en el Norte de Filadelfa, incluyendo Fairhill y partes de Kensington, califcan entre las zonas con los residentes más hambrientos en Estados Unidos con un 26.9 por ciento de los habitantes que dependen de cupones de alimentos conocidos como los benefcios del Programa de Asistencia de Nutrición Complementaria (SNAP). Mientras que el índice de hambre entre los niños ha permanecido estable en Estados Unidos, se ha triplicado en el Norte de Filadelfa entre las familias cuyos padres trabajan 20 o más horas a la semana, de acuerdo con una investigación de la profesora Mariana Chilton, directora del Centro para Comunidades Libres de Hambre, de la Universidad Drexel.

Al respecto, el reverendo Mairena comenta: “Siempre hemos sido un desierto en cuanto al acceso a la comida. El Día de Acción de Gracias de 2010, el periódico “The Philadelphia

Desde marzo “West Kensington Ministry” reparte alimentos.

Inquirer” publicó en su portada a nuestra iglesia en un reportaje acerca de cómo el acceso a la comida ha sido difícil en Kensington”. Desde su punto de vista son varios factores lo que causan la inseguridad alimentaria, entre ellos la pobreza, el crimen y la falta de acceso a comida saludable; y aunque hay tiendas en Norris Square, no hay verduras y fruta fresca accesibles. Un ejemplo de la disparidad de acceso a alimentos entre las comunidades blancas y la de los residentes que forman parte de las minorías, sucedió durante la repartición de comida de “West Kensington Ministry”. En julio “Food Trust” llamó

Un reto más en Kensington Adán Mairena hace un llamado para responder a la inseguridad alimentaria

Residentes de Kensington reciben ayuda alimentaria

al reverendo para informarle que tenían ocho mil dólares para gastar en verduras, dinero que había sido destinado originalmente a las escuelas de Port

Richmond, con una mayoría de estudiantes blancos. Debido al cierre de las escuelas, pero Food Trust decidió entregar al reverendo dicha cantidad, con la única condición que debía gastarse en un mes.

“Fui a comprar las frutas y verduras a un supermercado local para que ese dinero se quedara en la comunidad. Entre lo que compré había aguacates, mangos, plátanos y piñas”, especifca el reverendo. Esta fue una buena oportunidad, pero el acceso a los vegetales, a las frutas, y a las viandas, sigue siendo un problema, aún mayor en estos tiempos. Por fortuna, la ciudad de Filadelfa dona cada jueves frutas y vegetales que provienen del norte del estado de Nueva York y los residentes que recogen su bolsa de comida cuentan con papas y jitomates, entre sus alimentos. Sin embargo, la inseguridad alimentaria sigue predominando en el norte de Filadelfa y es una situación que va a requerir más recursos fnancieros de la ciudad, para combatir la gran brecha, que pone aún más en evidencia las disparidades, que enfrentan los residentes más afectados, que de por sí, no han venido teniendo acceso a sufciente comida saludable.

Fotos cortesía del reverendo Adán Mairena

Los voluntarios son la columna vertebral.

Los voluntarios hacen la diferencia

Ahora más que en otros tiempos, la labor de los voluntarios en medio de la pandemia del COVID-19 ha sido esencial para llevar a cabo la repartición de alimentos en varias partes de la ciudad. Tal es el caso de la iglesia “West Kensington Ministry” en el Norte de Filadelfa. El reverendo Adán Mairena desde marzo cuenta con 50 a 75 voluntarios por semana para embolsar, distribuir y entregar a domicilio la comida donada por el gobierno de la ciudad y otros donadores. A decir del reverendo, los voluntarios son la columna vertebral de “West Kensington Ministry”.

Entre ellos están don Jaime, un veterano de guerra que vive en “Casa Carmen Aponte”, un conjunto habitacional para personas de edad mayor. Don Jaime cruza el parque Norris Square para ir a ayudar. También está Nora López y su hijo Mauricio Muñoz, ambos originarios de Chile. Mauricio se acaba de graduar de la escuela Kensington para la Salud y la Medicina; y para festejar la ocasión simuló la procesión de graduación frente a la iglesia, mientras que el reverendo lo flmaba para la alegría de los voluntarios. El sueño del joven latino es ser neurocirujano y ya se matriculó en la universidad. Otros que son parte del voluntariado constante y de todo corazón son Mechi Caballero, Meliza Reynoso, Doris Velilla y Emma Restrepo. Durante los meses de esta pandemia, en la región de la “Gran Filadelfa”, donde una de cinco personas es afectada por la inseguridad alimentaria, la labor de estos voluntarios es digna de admiración. Su gran satisfacción es escuchar las palabras “gracias, gracias” de parte de las personas que reciben los alimentos indispensables. Aunque la pandemia haya sido dura, este ministerio ha logrado entregar comida varios días a la semana durante meses.

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