Marruecos en tres escenas Marrakech, Fez y Saïdia muestran la diversidad de este país Morocco in three scenes Marrakech, Fez and Saïdia show the diversity of this country
Si hay una ciudad que refleja la mejor esencia de un país, incluso de toda un área geográfica con similares usos y costumbres, esa es Marrakech. Aquí, por supuesto, hay mucho que ver, como la altiva y sencilla silueta de la torre Koutobia, prima hermana de la Giralda sevillana, el inmenso Palmeral, los bellos y populares jardines de la Menara… pero a Marrakech no se viene a ver sino a vivir. Paseos románticos por sus plazas y jardines, sabores especiados en restaurantes con encanto, mimos y masajes en sus hamman, estancias de sultán en algunos de sus palacios-riads… ¿Puede pedirse algo más a Marrakech? Sí, las mejores compras a precios del siglo pasado (o el anterior). por Enrique Sancho
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If there is a city that reflects the very essence of a country, even throughout a geographic area with similar habits and customs, that is Marrakech. Here, of course, lots to see, as the haughty and simple silhouette of the Koutoubia tower, cousin of the Giralda in Seville, the immense palm grove, the beautiful and popular gardens of Menara ... but no one comes to Marrakech to see but to live. Romantic walks through its squares and gardens, spicy flavours in charming restaurants, pampering massages in its hammams, stays in some of their Sultan type palaces, riads ... Can anymore be asked to Marrakech? Yes, the best buys at prices of the last century (or earlier).
Marrakech es sin duda el destino más exótico y más auténtico a menor distancia de España. Aquí, pese al turismo, todos los tópicos son reales. Y así se explica que desde Chaplin a Yves Saint Laurent, Omar Sharif, Brad Pitt, Tom Cruise, Nicole Kidman o Jennifer Aniston hayan caído seducidos por esta ciudad. Sólo por visitar la camaleónica plaza Jemaa El-Fna declarada «Patrimonio Oral de la Humanidad» por la UNESCO, vale la pena el viaje. Por la mañana, la plaza es un gigantesco mercado en el que se juntan vendedores de frutas, cestos de mimbre, dulces, bisutería, curanderos. Por la tarde se convierte en un maravilloso escenario en el que se mueven los Gnaoua, tocadores de crótalos, esos diminutos platillos de bronce que se anudan mediante tiras de cuero a los dedos pulgar y medio, acróbatas, encantadores de serpientes o de escorpiones, bailarines, contadores de cuentos… Y al caer la noche este universo se vuelve particularmente fascinante, cuando la plaza se ilumina con mil y una luces y se convierte en un gigantesco restaurante al aire libre con decenas de puestos cada uno con su especialidad. Y a un paso de la Jemaa El-Fna, un paraíso de tentaciones en su inabarcable zoco Semmarin donde cualquier capricho puede ser satisfecho. En los laberínticos zocos puede encontrarse de todo: cerámicas, alfombras, especias, artículos de piel, marquetería, joyas… Marruecos es un país que hay que apreciar con los cinco sentidos y uno de los más importantes es el olfato. Y en el zoco se pueden apreciar los distintos aromas de alfombras, babuchas, pieles... o de las especias y perfumes caseros. Si se quiere cambiar, nada mejor que acercarse al Jardín el de la Menara, uno de los lugares más característicos de Marrakech donde no falta el aroma a azahar, las higueras, los limoneros, los naranjos... Tampoco hay que perderse un paseo por los Jardines Majorelle, propiedad de Yves Saint Laurent. Un prodigio de diseño y combinación de colores y olores. Y para recuperar fuerzas por la noche, nada como alojarse en alguno de los riads, antiguas casas con jardín interior y patio, situadas en el corazón de la medina y hoy reacondicionadas como alojamientos de lujo con exquisito gusto en la mayoría de los casos. Los precios no son muy elevados y uno se siente realmente como en las Mil y una noches.
Marrakech is undoubtedly the most exotic and authentic destination close to Spain. Here, despite tourism, all clichés are real. And this explains why Chaplin, Yves Saint Laurent, Omar Sharif, Brad Pitt, Tom Cruise, Nicole Kidman and Jennifer Aniston, all have fallen in love with this city. Just for visiting the chameleonlike Jemaa El-Fna square declared “Oral Heritage of Humanity” by the UNESCO, it is worth the trip. In the morning, the plaza is a huge market where vendors gather fruit baskets, candy, jewelry, healers. In the evening it becomes a wonderful setting in which the Gnaoua, who are cymbal players, wander around with those tiny brass cymbals tied with leather straps to the thumb and middle finger. There are also acrobats, snake and scorpion charmers, dancers, storytellers... And by nightfall the universe becomes particularly intriguing when the square is lit with a thousand and one lights and turns into a giant open-air restaurant with dozens of stands each with their specialty. And just a few steps away from the Jemaa El Fna, a paradise of temptations in the Semmarin souk where every whim can be satisfied. In those labyrinths, the souks, one can find everything: ceramics, carpets, spices, leather goods, woodwork, jewelry ... Morocco is a country to be cherished with all five senses and one of the most important one is the smell. In the souk one can sense the different flavours of rugs, Moroccan slippers, leather ... or homemade spices and perfumes. If one wishes to change, nothing better than getting to the Menara Gardens, one of the most typical places in Marrakech where the scent of orange blossom, fig, lemon, orange can’t be missed. Nor should we miss a walk in the Majorelle Gardens, owned by Yves Saint Laurent. A marvel of design with a combination of colours and smells. And to regain energy at night, nothing like staying in one of the riads, old Moroccan houses with an indoor garden and courtyard, located in the heart of the medina and now refurbished as luxury accommodations with an exquisite taste in most cases. Prices are not very high and one feels truly as in the Arabian Nights.
by Enrique Sancho
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Saidia, trendy destination
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Fez, laberinto de pasiones
Fez, a labyrinth of passions
La historia habla de Fez como la ciudad más antigua de Marruecos, tres veces capital, imperial, centro espiritual e intelectual del reino, culta, artesana, mística… En Fez impresiona, ante todo, su inmensa medina, la llamada Fez el Bali, la ciudad antigua. Ocupa 350 hectáreas, toda ella es Patrimonio de la Humanidad y se dice que es la zona peatonal más grande del mundo. De camino hacia una de las puertas de la medina, se bordea el Barrio de los Andaluces, donde hace más de mil años se asentaron los andaluces procedentes de la España musulmana del siglo IX, que trasladaron a esta orilla del Mediterráneo su arte y su avanzada civilización que se muestra con especial esmero en la Mezquita de los Andaluces, caracterizada por su minarete verde y blanco. No es ésta, desde luego, la única mezquita ni la más importante: la más famosa es la de Karaouiyine, el centro de enseñanza más antiguo del mundo occidental y con una de las bibliotecas más ricas del mundo, y la mayor de Marruecos hasta la construcción de la moderna mezquita de Hassan II en Casablanca, con capacidad para más de 20.000 fieles. Pero aunque haya muchos y muy bellos monumentos en la medina, su auténtica alma se encuentra en los callejones, a veces de solo 60 centímetros de ancho, y los sucesivos barrios de los artesanos: el barrio de los afiladores, el de los zapateros, el de los alfareros, el de los tintoreros, entre otros muchos. Aquí hay que perderse en ese mundo de sensualidad que es Fez, una ciudad para vivir, para oler, para imaginar... Es un mundo casi medieval en el que sobreviven las viejas profesiones medievales: orfebres, caldereros, hojalateros, tejedores, tintoreros y curtidores organizados en gremios, como hace siglos. Y por suerte y para compensar, un poco por todas partes, los mil pulmones de una ciudad que esconde detrás de puertas anónimas riyads y jardines fabulosos, albercas y fuentes: los jardines públicos de Boujeloud los disfrutan a la hora del paseo los fasíes de toda la vida. Y desde el mirador del patio de naranjos del palacio Dar Belghazi se vuelve a ver, por fin, el cielo protector sobre los cientos de minaretes y tejadillos verdes de la medina.
The story tells Fez was the oldest city of Morocco, three times a capital, the imperial, spiritual and intellectual centre of the kingdom, cultured, crafted, mystical ... In Fez one is impressed, above all, by its immense medina, known as Fez el Bali, the ancient city. It occupies 865 acres, all of it is a World Heritage Site and is said to be the largest pedestrian area in the world. On the way to the gate of the medina, it borders the neighborhood of the Andalusians, where over a thousand years ago the Andalusian Muslims of Spain settled in the ninth century and transported to this side of the Mediterranean their art and advanced civilization that is displayed with special care in the Mosque of the Andalusians, featured by its green and white minaret. This isn’t, of course, the only nor the most important mosque : the most famous being the Karaouiyine, the oldest educational institution in the Western world and one of the richest libraries in the world, and the largest of Morocco until the modern mosque of Hassan II in Casablanca was built, with a capacity of more than 20,000 faithful. Though there are many and very beautiful monuments in the medina, its true soul can be found in the alleys, sometimes only 24 inches wide, and the subsequent neighbourhoods of the craftsmen: the neighbourhood of the knife grinders, the shoemakers, the potters, the dry cleaners, among many others. Here one gets lost in this world of sensuality that is Fez, a city to live, to smell, to imagine ... It is an almost medieval world in which survive medieval old professions: goldsmiths, coppersmiths, tinsmiths, weavers, dyers and tanners organized into guilds, like centuries ago. And luckily, to compensate, a little everywhere, a thousand lungs of a city that hides behind anonymous doors, riyads and fabulous gardens, pools and fountains: the public gardens of the Boujeloud will be enjoyed by locals who have always lived there. And from the viewpoint of the orange tree courtyard of Dar Belghazi palace, one can see again and at last, the sheltering sky on hundreds of minarets and green roofs of the medina.
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Saïdia, destino de moda Hasta hace poco la zona oriental de la costa de Marruecos estaba fuera de los circuitos turísticos. Ello, pese a ser uno de los lugares más atractivos de la costa mediterránea africana. Hoy, sin embargo, es un destino con encanto, sin masificar y donde es posible encontrar playas kilométricas de dorada y fina arena, dunas que evocan el comienzo del desierto, montañas atravesadas por ríos, un animado y elegante puerto deportivo y hoteles de lujo. Todo eso, además, sin aglomeraciones, con estilo y con un clima templado durante todo el año. Durante siglos solo algunas tribus nómadas habitaron estas tierras, viviendo en gourbis o en tiendas bereberes. Sólo a partir de 1883, cuando el sultán Hassan I mandó construir la ciudadela y dos mezquitas, comienza el desarrollo de SaÏdia (Assaïdia) que significa la ciudadela feliz. A partir del protectorado francés (1912), comienza a ser utilizada como lugar de veraneo por algunos de los colonos franceses. Hay que esperar hasta el siglo XXI cuando se crea el complejo turístico llamado MediterráneaSaïda, inaugurado en junio de 2009. Este complejo turístico se encuentra cerca de uno de los lugares con mayor biodiversidad de Marruecos, la reserva natural del estuario del Río Muluya, una especie de oasis entre el Mediterráneo y los montes de Beni Snassen. Saïdia, llamada la “Perla azul del Mediterráneo marroquí”, se encuentra justo al lado, en ese espacio de costa de unos catorce kilómetros que antecede el territorio argelino. Se pueden hacer excursiones por la costa, acercándose hacia las islas Chafarinas, o en el interior, acercándose hasta Oujda, uno de los lugares más atractivos de Marruecos. Pero sobre todo adentrándose en los montes Beni Snassen donde se esconden maravillas como la garganta de Zegzel, un vergel cuajado de fuentes, cascadas y cuevas donde se han encontrado los restos humanos más antiguos de esta parte de África. También vale la pena perderse por el casco viejo de Saïdia, con sus calles estrechas, las plazas y terrazas, las tiendas y los cafés que conforman el ambiente de una medina tradicional. Ideal para pasear y hacer compras.
Until recently the eastern coast of Morocco was excluded of tourist circuits. This, despite being one of the most attractive places in the North African coastline. Today, however, it is a charming destination, not yet overcrowded and where one can find endless beaches of fine golden sand, dunes evoking the beginning of the desert, mountains crossed by rivers, a lively and elegant marina and luxury hotels. All that, with no crowds and a stylish and a mild climate throughout the year. For centuries, only a few nomadic tribes inhabited these lands, living in gourbis or in Berber tents. Only since 1883, when Sultan Hassan I built the citadel and two mosques, the development of Saidia (Assaïdia) began (meaning “the happy citadel”). From the French protectorate (1912), it begins to be used as a summer resort for some of the French colonists. It was not until the twentyfirst century when the resort called MediterraneanSaida, opened in June 2009. This resort is located near one of the most biodiverse places in Morocco, the nature reserve Muluya River estuary, an oasis between the Mediterranean and the mountains of Beni Snassen. Saidia, called the “Mediterranean Moroccan Blue Pearl”, is right next to it, in this area of coast about nine miles before reaching Algerian territory. One can hike along the coast, get close to the islands of Chafarinas, or inland, going to Oujda, one of the most attractive places in Morocco. But above all deep into the mountains where are hidden wonders such as the gorge of Zegzel, a garden studded with fountains, waterfalls and caves where were the oldest human remains in this part of Africa can be found. Also it is worth wandering through the old town of Saidia, with its narrow streets, squares and terraces, shops and cafes that make up the atmosphere of a traditional medina. Ideal for sightseeing and shopping. orbest catalogue
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