Todo lo anterior fue una constante en prácticamente todos los barrios de los municipios que se visitaron, donde se concentraron gran parte de los delitos desaparición. La saturación visual, combinado con la sobrexposición al ruido y olores putrefactos, dificultan la comprensión o identificación de situación irregulares y antisociales, donde todo pareciera ser parte del paisaje. Esto sucede, básicamente, porque hay una ausencia explícita del Estado, develado desde la falta de alumbrado público, calles pavimentadas, espacios abandonados, acumulación de basura. La vulnerabilidad de las mujeres, adolescentes y niñas es evidente a simple vista. En condiciones precarias se desarrollan en espacios hostiles y altamente inseguro, por eso, realizar un análisis de contexto centrado en el análisis territorial toma una relevancia preponderante, donde, considerar aspectos como el ordenamiento urbano (infraestructura, conectividad), factores de riesgos (fijos y variables), factores de protección (institucionales y sociales), factores socioeconómicos (estructurales, individuales), sensoriales (ambientales y artificiales) y flujos demográficos (estáticos y flotantes) parecen centrales. 7.2. FACTORES DE RIESGO. Los factores de riesgos en términos de incidencia delictiva son definidos y tipificados de diferentes maneras. Estos han sido trabajados de manera extensa por la sociología y criminología por años, distinguiendo elementos como los sociales, económicos, conductuales,
familiares,
laborales,
escolares,
entre
muchos
otros
aspectos
determinantes en la comisión u omisión de crímenes. Los factores de riesgo son aquellas situaciones de tipo individuales, familiares, grupales, educativas, comunitarias o sociales y culturales, que expresan la existencia de conflictos o desequilibrios que aumentan las probabilidades de que las personas desarrollen conductas violentas o delictivas (PNPSVD, 2014; INCIDE, 2011); mientras que los factores de protección se refieren al conjunto de capacidades individuales, grupales o institucionales y formas de relaciones sociales que propician la restauración de la convivencia a través del desarrollo de valores, el reconocimiento de los otros, los medios informales de control, modelos de crianza democráticos, entre otros; y que reducen la probabilidad de que se desarrollen delitos y conductas violentas (Mampaso et al., 2014; INCIDE, 2011 s.p.).
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