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Tras el grito”, de Johann Hari

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«Tras el grito», de Johann Hari

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Un libro que expone el lado insospechado de una guerra que ya lleva 100 años, desde sus inicios en Estados Unidos durante la Gran Depresión

elvira cuadra lira

Esta pieza de investigación periodística realizada por Johann Hari (Glasgow, Escocia, 1979), expone el lado insospechado de una guerra que ya lleva 100 años, desde que comenzó en Estados Unidos durante la época de la Gran Depresión. En América Latina, la guerra contra las drogas es una guerra —en todo el sentido de la palabra— que nadie sabe cómo ni cuándo comenzó. Peor aún, nadie sabe cómo ni cuándo terminará; por eso, la investigación de Hari, aunque no se limita a este hemisferio, remueve hasta los cimientos las premisas que dominan las políticas públicas latino

americanas en materia de drogas y crimen organizado. Pero, ¿cuáles son esas ideas con las que Hari desafía lo que se ha dado por sentado desde siempre?

Jason Flickr Una de las controversiales reflexiones que Hari nos propone, es que la guerra contra las drogas —en el fondo— es promovida por los mismos carteles criminales. Aunque aparentemente es liderada por los gobiernos y sus unidades especializadas, el autor argumenta que lo que comenzó como una ley de cero tolerancia —muy temprano y hasta el día de hoy— se ha convertido en un mecanismo que promueve

De izq. a der.: Chasing the scream Hari, Johann. Bloomsbury Circus (2015), edición us Tras el grito: un relato revolucionario y sorprendente sobre la verdadera historia de la guerra contra las drogas Hari, Johann. Paidós, Bogotá (2015) Chasing the scream Hari, Johann. Bloomsbury usa (2015), edición uk

mayor consumo de las drogas, y, en consecuencia, el incremento de gigantescas ganancias para los grupos que se dedican a esa actividad ilícita, en la medida en que la mercancía se vuelve escasa y difícil de obtener para sus consumidores. Así, se alimenta la industria más lucrativa del mundo, se potencian sus ganancias con las ventas y las operaciones financieras subterráneas, y se construyen poderosas élites criminales que extienden sus tentáculos sobre el Estado, la sociedad, e incluso, a escala global.

Otra idea de Hari, profundamente controversial, se refiere a sus hallazgos sobre los consumidores y los adictos a las drogas. En principio, hace una separación de ambos, afirmando que no todos los consumidores son adictos. El primer grupo —los consumidores— constituye una población mucho más amplia de lo que nos imaginamos y, en la mayoría de los casos, se trata de personas que realizan sus actividades con normalidad. Por otra parte, los adictos constituyen un porcentaje minoritario de los consumidores, son estigmatizados por las autoridades y las políticas públicas los excluyen, discriminan y acentúan su precariedad y dependencia. Generalmente, su adicción a las drogas tiene como origen algún tipo de trauma; sin embargo, dichas políticas públicas se enfocan en impedir su consumo más que en tratar sus causas originales.

El autor también encuentra que se han construido mitos acerca de las drogas y sus efectos, considerándolas a todas por igual, cuando en realidad hay diferencias significativas entre unas sustancias y otra s, especialmente en lo que respecta a sus efectos, pero las políticas públicas no toman esto en cuenta y aplican la premisa de tolerancia cero a todas. Frente a la cada vez más abundante evidencia de las características y efectos de las drogas, se ha incrementado la presión para su despenalización y legalización, pero las

28 posiciones son encontradas, aún entre sus mismos partidarios. No es lo mismo despenalizar que legalizar.

La despenalización significa flexibilizar cierto tipo de restricciones que generalmente se refieren al consumo individual o al uso medicinal de drogas como la marihuana, la cocaína y la heroína. Sobre el particular hay posiciones diversas que van desde la intolerancia radical hasta las totalmente permisivas; estas últimas promueven la creación de centros para alojamiento y entrega de dosis a las personas adictas. Sin embargo, la legalización implica un paso más allá, levantando la prohibición en la comercialización y consumo de drogas con disposiciones similares a las que se establecen para el caso del alcohol o los cigarros. Ambas propuestas cuentan tanto con adeptos como con detractores y, entre ellos, una amplia gama de matices. Hari no toma una posición clara al respecto, pero parece inclinarse por un proceso que conduzca hasta la legalización, considerando las experiencias de Portugal y Uruguay.

Cada una de estas ideas sugiere numerosas preguntas porque son controversiales y Hari no las responde precisamente. De hecho, el libro se enfoca en tres aspectos: los carteles, la policía y los consumidores, pero deja a un lado temas sensibles como el nivel de infiltración que tienen los carteles y las élites de poder; la forma en que se organizan las cadenas de producción y comercialización de las drogas; y el efecto que las políticas antidrogas de los grandes consumidores tienen sobre los países pequeños y pobres, especialmente el escalamiento en los niveles de violencia criminal.

Lo que Hari sí nos plantea es una gigantesca interrogación sobre los motivos, racionalidad y efectividad de las estrategias que sustentan la guerra contra las drogas en todo el mundo y desde sus inicios, y nos invita a pensar en ella desde nuevas perspectivas.

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