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SUMARIO Editorial
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 3
No observes la vida desde el balcón . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 4 El amor misericordioso de Dios en el escrito a los Hebreos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 8 Padre Nuestro
. . . . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 14
Aprender de las personas con discapacidad . . . . . . . . . . . . . . Pág. 15 Cuando un amigo se va
. . . . . . . . Pág. 18
El número de voluntarios desciende en España . . . . . . . . . . Pág. 20 Cosas de Puentes Asamblea de socios 2019 Personas regalo
. . . . . Pág.22
Reconfigurar la vida: irse contigo siguiendo tus huellas, no dar importancia a nuestros proyectos y cosas, cargar con la cruz que nos venga sin perder la dignidad y la sonrisa. Reconfigurar la vida: ponernos en tus manos humanas y divinas, o al alcance de tu brisa que va y viene por esos lugares de la historia tan poco frecuentados y llenos de sorpresas. Reconfigurar la vida: aceptar como centro, eje y motor tu Espíritu en nuestra vida; poner todas las cruces bajo su presencia y exponernos con esperanza a su brisa. Reconfigurar la vida: descubrirnos como flor florecida -hermosa, perfumada y distinta-; acercarnos a los otros dignamente y hacer un jardín para los caminantes. Reconfigurar la vida: no malograrla en tonterías, no conservarla escondida sino compartirla, sin medida, gratis y con alegría.
. . . . . . . . . . . . . . . . . Pág.24
Florentino Ulibarri Suplemento de la Pía Unión del Tránsito de San José en página centrales Año XXXVI ABRIL - JUNIO 2019
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EDITA: Congregación Siervos de la Caridad DIRECCIÓN: P. Francisco J. Altuna CONSEJO DE REDACCIÓN: P. Fernando de la Torre DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Jorge Antolín DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: C/ San Luis Guanella, 3 - 34005 Palencia DEPÓSITO LEGAL: P-43/1985 IMPRIME: Gráficas Dehon - Torrejón de Ardoz (Madrid)
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EDITORIAL CULTURA DEL ENCUENTRO Un pensador contemporáneo, el sociólogo Zygmunt Bauman, (1925-2017) premio Príncipe de Asturias 2010, nos ayuda a comprender un poco el devenir de nuestro tiempo; él definió la forma habitual de vivir en nuestras sociedades modernas contemporáneas como “la vida líquida”. Una vida caracterizada por no mantener un rumbo determinado, pues al ser líquida no mantiene mucho tiempo la misma forma. Y ello hace que nuestras vidas se definan por la precariedad y la incertidumbre. Y señala otro rasgo de nuestra sociedad, en otro libro titulado “Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos” , se da una llamada de atención acerca del preocupante desmoronamiento de la solidaridad en una sociedad cada vez más individualizada, donde el amor al prójimo se ve sustituido por el miedo al extraño. Paradójicamente vivimos al mismo tiempo conectados y desconectados. En tiempos de precariedad e incertidumbre, de cierre de fronteras y levantamiento de muros, en tiempos de rechazo a los emigrantes y a los diferentes, hay un eje, una clave en la propuesta del Papa Francisco, sin fecha de caducidad, que fundamenta en la solidez de lo más genuinamente humano, como criaturas e imágenes de Dios, que estamos llamados a vivir. Hay que construir una verdadera cultura del encuentro que venza la cultura de la indiferencia y del descarte de las personas.
“Empezando por las propias familias, tantas cosas nos distraen de la escucha del otro. A menudo, las personas se cruzan entre ellas, pero no se encuentran. Cada uno piensa en sí mismo, ve pero no mira, oye pero no escucha”. Los creyentes sabemos por experiencia, aun con nuestros límites, que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (Evangelii Gaudium nº1). Y sabemos que construimos sobre roca nuestras vidas, el Reino de Dios y otro mundo que es posible, mucho más humano, cuando a la base ponemos los cimientos del amor, de la paz , de la solidaria fraternidad , como la vivió Jesús, desde la cercanía y la compasión, sin pasar de largo, desde la implicación personal con los demás . En cada encuentro con él, Jesús restituía a las personas su valor y dignidad aportándoles vida y esperanza. Que podamos contribuir, allí donde estemos y con quien compartamos, a la cultura del encuentro.
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No observes la vida desde el balcón
Terminó el Sínodo sobre la juventud ¿y qué?, ¿todo sigue igual? El sínodo nos ha dado un documento firmado por Papa Francisco titulado: “Cristo vive”. Es un excelente material lleno de vitalidad y con un estilo narrativo muy directo. En algunos momentos se convierte en una carta del Papa a los jóvenes. Es un grito a hacer algo por los jóvenes y con los jóvenes. Es necesario encaminarlos para que hagan experiencia de encuentro vital con Jesús, de encuentro entre los mismos jóvenes, de encuentros con una sociedad que necesita jóvenes valientes, dispuestos a proponer algo distinto, algo mejor, algo más evangélico. En el proceso de maduración hay un momento de “búsqueda”, hay un momento “de crecimiento” y hay un momento “de discernimiento y de toma de decisiones” desde el evangelio. Les propongo, queridos lectores de Servir, una selección de textos donde Papa Francisco habla a los jóvenes de una manera directa, clara, estimulante. Espero sea de su agrado y les sirva para hacer una buena reflexión sobre el mundo de los jóvenes y de cómo implicarnos con ellos.
Jóvenes, no renuncien a lo mejor
de su juventud, no observen la vida desde un balcón. No confundan la felicidad con un diván, ni vivan toda su vida detrás de una pantalla. Tampoco se conviertan en el triste espectáculo de un vehículo abandonado. No sean autos estacionados, mejor dejen brotar los sueños y tomen decisiones. Arriesguen, aun-
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que se equivoquen. No sobrevivan con el alma anestesiada, ni miren el mundo como si fueran turistas. ¡Hagan lío! Echen fuera los miedos que los paralizan, para que no se conviertan en jóvenes momificados. ¡Vivan! ¡Entréguense a lo mejor de la vida! ¡Abran la puerta de la jaula y salgan a volar! Por favor, no se jubilen antes de tiempo.
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No prives a tu juventud de la
amistad con Jesús. Podrás sentirlo a tu lado no sólo cuando ores. Reconocerás que camina contigo en todo momento. Intenta descubrirlo y vivirás la bella experiencia de saberte siempre acompañado. Es lo que vivieron los discípulos de Emaús cuando, mientras caminaban y conversaban desorientados, Jesús se hizo presente y “caminaba con ellos”. El santo Mons. Oscar Romero decía que “el cristianismo no es un conjunto de verdades que hay que creer, de leyes que hay que cumplir, de prohibiciones. Así resulta muy repugnante. El cristianismo es una Persona que me amó tanto que reclama mi amor. El cristianismo es Cristo”. Así como te preocupa no perder la conexión a Internet, cuida que esté activa tu conexión con el Señor, y eso significa no cortar el diálogo, escucharlo, contarle tus cosas, y cuando no sepas con claridad qué tendrías que hacer, preguntarle: “Jesús, ¿qué harías tú en mi lugar?“.
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A veces toda la energía, los sue-
ños y el entusiasmo de la juventud se debilitan por la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros problemas, sentimientos heridos, lamentos y comodidades. No dejes que eso te ocurra, porque te volverás viejo por dentro, y antes de tiempo. Cada edad tiene su hermosura, y a la juventud no pueden faltarle la utopía comunitaria, la capacidad de soñar unidos, los grandes horizontes que miramos juntos. Que la espontaneidad y el impulso de tu juventud se conviertan cada día más en la espontaneidad del amor fraterno, en la frescura para reaccionar siempre con perdón, con generosidad, con ganas de construir comunidad. Un proverbio africano dice: “Si quieres andar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina con los otros“. No nos dejemos robar la fraternidad.
Propongo a los jóvenes ir más
allá de los grupos de amigos y cons-
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truir la “amistad social”, buscar el bien común. La enemistad social destruye. Y una familia se destruye por la enemistad. Un país se destruye por la enemistad. El mundo se destruye por la enemistad. Y la enemistad más grande es la guerra. Y hoy día vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra. Porque son incapaces de sentarse y hablar. Sean capaces de crear la amistad social. No es fácil, siempre hay que renunciar a algo, hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en el bien de todos, podremos alcanzar la magnífica experiencia de dejar de lado las diferencias para luchar juntos por algo común. Si logramos buscar puntos de coincidencia en medio de muchas disidencias, en ese empeño artesanal y a veces costoso de tender puentes, de construir una paz que sea buena para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro que los jóvenes pueden atreverse a vivir con pasión.
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oy, gracias a Dios, los grupos de jóvenes en parroquias, colegios, movimientos o grupos universitarios suelen salir a acompañar ancianos y enfermos, o visitan barrios pobres, o
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salen juntos a auxiliar a los indigentes en las llamadas “noches de la caridad”. Con frecuencia ellos reconocen que en estas tareas es más lo que reciben que lo que dan, porque se aprende y se madura mucho cuando uno se atreve a tomar contacto con el sufrimiento de los otros. Además, en los pobres hay una sabiduría oculta, y ellos, con palabras simples, pueden ayudarnos a descubrir valores que no vemos.
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uiero alentarte a este compromiso, porque sé que tu corazón, corazón joven, quiere construir un mundo mejor. Sigo las noticias del mundo y veo que tantos jóvenes, en muchas partes del mundo, han salido por las calles para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna. Los jóvenes en la calle. Son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio. Por favor, no dejen que otros sean los protagonistas del cambio. Ustedes son los que tienen el futuro. Por ustedes entra el futuro en el mundo. A ustedes les pido que también sean protagonistas de este cambio. Sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes
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sociales y políticas que se van planteando en diversas partes del mundo. Les pido que sean constructores del futuro, que se metan en el trabajo por un mundo mejor. Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús. Pero sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común, sean servidores de los pobres, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial.
Jóvenes, no dejen que el mundo
los arrastre a compartir sólo las cosas malas o superficiales. Sean capaces de ir contracorriente y sepan compartir a Jesús, comuniquen la fe que Él les regaló. Ojalá puedan sentir en el corazón el mismo impulso irresistible que movía a san Pablo cuando decía: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”. ¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay
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límites: nos envía a todos. El Evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor. Y nos invita a ir sin miedo con el anuncio misionero, allí donde nos encontremos y con quien estemos, en el barrio, en el estudio, en el deporte, en las salidas con los amigos, en el voluntariado o en el trabajo, siempre es bueno y oportuno compartir la alegría del Evangelio. Así es como el Señor se va acercando a todos. Y a ustedes, jóvenes, los quiere como sus instrumentos para derramar luz y esperanza, porque quiere contar con vuestra valentía, frescura y entusiasmo.
Alfonso Martínez Herguedas, SdC
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El amor misericordioso de Dios en el escrito a los hebreos
Una de las obras bíblicas más impactantes, redactada en el mejor griego del Segundo Testamento, es el Escrito a los Hebreos. No podemos considerarlo como una carta, sino como un sermón, o mejor una preciosa homilía. No sabemos quién lo escribió, tampoco dónde lo hizo y en qué tiempo concreto lo redactó. Lo más que podemos aventurar es que su composición tuvo lugar entre los años 70 hasta el principio de la década de los 90 del siglo primero. En el pensamiento de su autor el substantivo misericordia aparece una única vez (4,16) y otra el adjetivo misericordioso (2,17). Pero el amor divino brilla de distinta manera a lo largo de sus reflexiones, centradas en la persona de Jesucristo, constituido en Sumo Sacerdote. Se urge a los lectores a mantener un combate creyente en medio de un ambiente hostil, sabiendo que son «huéspedes y peregrinos en la tierra» (11,13). La espiritualidad en camino de amor, desarrollada aquí, está en función de la cristología con las siguientes características:
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1.-Cristología argumentativa, no narrativa La tesis central, que constituye toda una fe cristológica, está expresada con sólidos argumentos sacados de la historia terrena de Jesús, el Hijo humanado del Padre. Con Cristo ha irrumpido entre nosotros el Sumo Sacerdote con mayúscula, el sacrificio decisivo realizado de una vez para siempre, la auténtica víctima propiciatoria, la ofrenda de la verdadera presencia de Dios. Su humanidad, sobre todo expresada en los acontecimientos cruciales de su Muerte y Resurrección, resume las realidades constitutivas del culto genuino. En realidad es Sumo Sacerdote en la medida que, a la vez y al mismo tiempo, es templo, sacrificio, víctima y altar. Su persona abarca el culto completo de modo perfecto. La ofrenda de sí mismo en obediencia al Padre, que culmina en la entrega total realizada por amor en una admirable acción oblativa, convierte su propia humanidad en una vida sacerdotal, REVISTA DE INFORMACIÓN GUANELIANA -
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mediadora, salvífica, inaugurando así los tiempos últimos (1,1-4). Esa ofrenda agradable a Dios en beneficio de los humanos decide: la novedad y perfección de su sacerdocio (7,22-25; 7,28),
la exclusividad de su mediación (2,10-11.17-18; 7,25),
la irrepetibilidad de su sacrifico (9,12-14; 10,11-12.18),
la definitividad de su salvación (9,1-10; 10,18) y
la insuperabilidad de su alianza perfecta (8,6; 7,22; 9,15; 13,20).
Ningún hagiógrafo ha profundizado en la humanidad de Jesús con tanta finura como nuestro autor, articulando con sorprendente sensibilidad las implicaciones salvíficas que derivan de esa santa humanidad. Con razón ha sido considerado como el documento humano más exquisito de toda la literatura existente en el Segundo Testamento. Algo que se descubre en su modo de presentar
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los hechos históricos relacionados con el Jesús terreno y la manera exquisita cómo describe, la solidaridad del compasivo Jesús con el dolor humano.
2.- Jesús el Sumo Sacerdote misericordioso Hebreos relaciona íntimamente el sacerdocio de Cristo con su Muerte y Resurrección, presentando el sacerdocio escatológico de Cristo, es decir su sacerdocio último y definitivo. Lo hace en dos planos complementarios de acuerdo con el desarrollo de su persona: en la tierra y en el cielo. El primer plano tiene que ver con el sacerdocio terreno de Jesús, concretado en su obediencia y fidelidad a Dios y a la vez en su solidaridad y entrega a los hermanos. El segundo plano está en su sacerdocio celeste, a través de él nos sirve de mediador eficaz ante el Padre (7,25-26; 8,1-2; 10,12; 13,8). Detengámonos primero en el sacerdocio terreno. Para ello interesa detenernos en el decisivo versículo 2,17, que representa el punto crucial de su presentación de Cristo como redentor sufriente, que ha salvado y santificado a todos: «Tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo». Conviene destacar que el autor coloca el atributo «misericordioso» el primero de todos, porque la misericordia, que resume y plenifica los atributos
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del Padre, conviene también en primer lugar al Hijo humanado, constituido en Sumo Sacerdote. Si ese atributo es el más preciado en el Padre, también lo es en el Hijo, que media entre el Padre y nosotros, por compartir nuestra propia humanidad. Ha llegado el tiempo que tomemos conciencia de que cuando hablamos de la misericordia no tratamos de enunciar uno de los muchos atributos divinos, sino que estamos intentando acercarnos con reverencia y verdad a su mismo misterio, a su naturaleza más propia, a su realidad más profunda. Mostramos así lo que en realidad la Trinidad es. El Padre nos ama, el Hijo se nos entrega, el Espíritu es Amor consumado para todos. Dios Uno y Trino no es solo misericordioso, es la Misericordia sin más para ti y para mí en una trinidad de relaciones. Santo Tomás tiene un pensamiento que nos deja sobrecogidos de admiración y alegría: «La justificación de un pecador constituye un acto mayor que la creación del universo». ¿Se puede decir algo más sublime sobre la misericordia del Padre y del Hijo en nosotros, que nos reconcilia mediante su acción bienhechora? El Sumo Sacerdote Jesús no es solo misericordioso, es la quintaesencia de la misericordia, la Misericordia por antonomasia, porque se identifica por completo con el Padre y manifiesta su
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esencia misma, que es la misma Misericordia. La Misericordia así «no es solo una palabra del evangelio: es la persona misma de Jesucristo; es el amor del Padre, tiernísimo y compasivo, que se ha acercado al hombre hasta asumir un cuerpo, un rostro, un corazón de hombre» (A. M. Canopi). Esta constatación hace del Jesús humanado el Sumo Sacerdote, que transparente la humanidad divina y participa para siempre de nuestra condición humana hasta el punto de haberse convertido en nuestro hermano y actuar como tal. Tiene a gala el compartir con nosotros la fraternidad, lo que más une a los humanos entre sí, por formar una misma familia, presidida por el Padre común. ¡Ese es su culto!
3.- El Sumo Sacerdote celeste, instancia de la misericordia La gran novedad del sacerdocio de Cristo estriba, sobre todo en su permanencia «para siempre», ya que se trata de un sacerdocio perfecto e irrevocable, que no pasará nunca, mientras que pasaron los anteriores. Permanece como el primer día ante la presencia del Altísimo. Con su poder infinito de salvación, que está activado perpetuamente, se muestra eficaz para salvar universalmente a los hombres en todos los tiempos. Su inmenREVISTA DE INFORMACIÓN GUANELIANA -
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sa capacidad para acercarnos a Dios y conseguir la intercesión perfecta ante su presencia nos conducen a su unidad santificadora, «porque santificador y santificados, todos proceden de uno mismo. Por eso Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos» (2,11). Por esta razón, y como ya hemos adelantado, el sacerdocio de Jesús, que se realizó durante su andadura terrena, tiene también desde su Resurrección una dimensión celeste a perpetuidad. De hecho ahora se encuentra junto al Padre, intercediendo por nosotros. Por eso Hebreos nos invita encarecidamente a comparecer «confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno» (4,16). El trono, en el que el Padre reina no puede considerarse como un trono de venganza sino de gracia, mucho menos de castigo sino de misericordia. Podemos confiar en su misericordia infinita, pues por mediación del Sumo Sacerdote nos proporcionará el apoyo suficiente, para acercarnos ante la presencia divina. La esencia de la existencia cristiana como existencia sacerdotal, de la que hablaremos en el siguiente punto, está en abandonarse en el Señor del cielo, que en Jesucristo no deja de acompañarnos con su bondad y mostrarnos su misericordia entrañable. Dios continuamente está tratando de darnos su misericordia. Nuestra respuesta consiste en aceptarla con gozo, no cerrarnos nunca a ella con nuestras infidelidades y pecados. Acoger la vida eterna, como conse-
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cuencia de acoger la misericordia, significa dejarse salvar por la bondad del Padre, que siempre está actuando en nosotros. Al mismo tiempo conlleva conformar una vida a imagen y semejanza de la de Cristo, Eterno Sacerdote. En nuestra condición pecadora está desgraciadamente poder portarnos mal, desviarnos del camino del bien, pero Dios nunca dejará de ser misericordioso, jamás desistirá de su bondad, porque es única y plenamente amor. Desde el trono de la misericordia reina para siempre. Una y otra vez podemos acercarnos a él, llevados por la gracia del Espíritu, conseguida por el Sumo Sacerdote Cristo.
4.- Cristo, Sumo Sacerdote misericordioso, modelo de vida para nosotros La absoluta novedad del comportamiento de Cristo consiste en la
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oblación de su vida entregada incondicionalmente a Dios y en el hecho de «haber ofrecido por los pecados un único sacrificio» de modo que ahora «está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios» (10,12). «Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados» (10,14). Esa oblación no fue externa a su persona con «sangre ajena» (9,25), sino interna «como sacrificio sin mancha» (9,14), acreditándose así como el Sumo Sacerdote «santo, inocente, inmaculado» (7,26). Fue entonces una oblación personal con la capacidad de «purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo» (9,14). Además Cristo no puede considerarse sólo como víctima agradable a Dios, sino también como Sacerdote capaz de elevar la víctima, porque acogía en su corazón toda la fuerza de la caridad divina, mostrándose así como Salvador definitivo, porque es
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«Mediador de la Nueva Alianza» (12,24), expresión singular que aparece en otras dos ocasiones con una pequeña variante en 8,6 y 9,15, relacionando íntimamente su mediación sacerdotal con la Alianza por él establecida, realizada «en virtud del Espíritu eterno… para que demos culto al Dios vivo» (9,14). Todo el Pueblo de Dios, como una comunidad peregrina, está llamado a ir detrás de las huellas de Cristo, el Hijo de Dios, consumador de lo divino y de lo humano y comportarse como él lo hizo. El creyente, «fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús» (12,2) está llamado a prestar fidelidad a sus enseñanzas, perseverando en el amor fraterno sin olvidar la hospitalidad (13,1ss), haciendo el bien y ayudándose mutuamente, ya que «esos son los sacrificios, que agradan a Dios» (13,16.21). El creyente asimila personalmente la salvación de Jesús a través de la recepción del bautismo. En él REVISTA DE INFORMACIÓN GUANELIANA -
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comienza su existencia sacerdotal consistente en cumplir la voluntad divina y entregarse por completo a sus hermanos los hombres, imitando el amor oblativo de Cristo, que entregó su propia sangre a sus discípulos, poniéndose a disposición, al mismo tiempo, de la humanidad, encadenada al pecado. El auténtico culto está precisamente en esa entrega real y sincera al Padre y a los hermanos, que los creyentes estamos llamados a realizar siguiendo los pasos de Cristo. Una entrega así ensancha su radio de acción mediante la práctica de la misericordia.
5.- Verdadero culto y práctica de la misericordia Profundizando en la actuación de Cristo, el Escrito a los Hebreos ha transformado el signo de lo que consiste el verdadero culto a Dios. Este tiene que ver con las personas, no con el uso de cosas; con las actitudes interiores no con los meros actos exteriores. Importa seguir a Jesús, cuyo culto consistió en prestar permanente fidelidad al Padre y darse a fondo perdido a los hermanos. Actuar en solidaridad con los hombres lleva indudablemente a practicar las obras de misericordia con nuestros semejantes, sobre todo los más necesitados que precisan salir de su estado de postración con la ayuda ajena. Siguiendo al Sumo Sacerdote, nunca damos mayor y mejor culto al Padre de los cielos que sirviendo a los demás: teniendo compasión con los enfermos, indulgencia con los pecadores, benevolencia con los pobres y clemencia con todos en el ejercicio del perdón. La práctica de la misericordia consti-
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tuye así la sustancia misma del culto cristiano, de modo que la misericordia es el culto que más desea Dios, porque es el que más nos asemeja a su modo de obrar, que es Misericordia. El culto de la misericordia, que es el que nos testimonió Jesús, consiste en amar como Dios ama y lo hace siempre de manera misericordiosa. Dios nos ama hasta no poder más y quiere que nuestro amor vaya en esa misma dirección: amar a los demás hasta no poder más, aunque nunca llegaremos a la perfección de su amor. El culto, en cuanto práctica de la misericordia, constituye el gran don que Dios nos otorga a cada uno, para que luego lo revirtamos en los demás. Hacer memoria de la misericordia significa tanto como celebrar de forma adecuada y gozosa el culto. El auténtico culto consiste en ser misericordioso como lo es el Padre. Así lo vivió en su vida terrena el Sumo Sacerdote Jesús, para que también nosotros lo vivamos. ¡«Esto nos lo atestigua el Espíritu Santo»! (10,15).
Luis Ángel Montes Peral
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Padre Nuestro Padre de las mujeres exterminadas, de los niños que crecen en el terror, de los asesinados, de los ancianos maltratados, de las personas en soledad y depresión, de los pueblos en guerra, de las mujeres (sin importar edad) violadas, amordazadas, maltratadas. De los niños que crecen en el caos familiar, de los jóvenes “sin dueño”, de los sin techo, sin suelo. Padre de tantas heridas, enfermedades, soledades que estás en el cielo y lo ves todo y lo sientes todo, con el alma encogida de escuchar los llantos invocando tu nombre y llamándote para salir de tantas miserias y dolores. Venga a nosotros tu reino porque este que hemos creados es tan injusto como doloroso. Por eso tu voluntad no puede ser esta, tu voluntad sólo es el Amor, pero ¿somos capaces? Danos el pan , y el agua, la leche materna, ropa de abrigo, medicamentos, y techo y cama y paz en cada día. Y perdónanos por no ser capaces de hacerlo mejor, por no ser capaces de tener dirigentes que amen al hombre y no al dinero, por no hacerlo ni siquiera nosotros mismos. Perdónanos los intereses de una deuda que pagamos a plazos, porque nos hemos vuelto morosos de nuestra propia vida; hemos dejado de devolver la gracia y la alegría de estar vivos porque nos hemos endeudado en el mundo capitalista, consumista, egoísta; y así reclamamos nuestros impuestos a los demás sin condonarles deuda alguna. Estamos en los callejones de la tentación , el gps del mundo nos lleva por donde quiere sin que opongamos resistencia, sin que nos interroguemos si esa es la calle correcta para llegar al camino ansiado. Pero claro, ahí está la incognita: ¿cuál es el destino de mi viaje? ¿A dónde quiero llegar? A ti, Padre Nuestro. Tere Díaz Retiro de Cuaresma 2019
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DE
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Orar y atisbar a Dios en la vida cotidiana
Un
amigo y teólogo de Barcelona, Rovira Belloso, cita una reflexión de un amigo suyo diciéndole: "Católico soy, mas la fe no me da calor, pues la apaga el frío de los sentidos". Para mucha gente de nuestro entorno la fe se queda como una simple información. La fe no tiene la fuerza y el calor de las cosas que están vivas, llenas de vida.
Es el drama de la fe vivida como una simple costumbre que no tiene sus raíces en la vida cotidiana. Para el creyente en el Evangelio todo puede ser parábola, mensaje signo de la presencia de la eternidad en medio de esta vida transitoria.
Recuerdo
un argelino de mi barrio que me decía: “Pepe, tu eres el hombre que sabe el por qué de la vida".
R
ecuerdo también algunas conversaciones con Alberto Iniesta, en las que me contó con infinita discre-
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ción su oración después de un paseo en su barrio de Pacifico, en el mercado de la calle Valderribas... o bien después de un encuentro con el Consejo Pastoral de Sandi al lado del río, cerca de Morata de Tajuña... Sabía apreciar la tarde primaveral en un campo de olivos. Su palabra tenía el calor de un convertido y apasionado por el Dios de los pobres.
I
¿Qué me sugiere todo esto? Los versos de Juan de la Cruz. "Mi amado las montañas, los valles solitarios, los ríos sonoros, la noche sosegada, la música callada la soledad sonora, la cena que recrea y enamora…”
Me vienen a la mente las palabras del Evangelio: "Yo soy el Camino, la verdad y la vida.... y el Verbo se hizo carne. Puso su morada entre nosotros… Ya no habrá lagrimas, ni llanto” El Evangelio de Juan, nos revela que Io trascendente, lo eterno, lo divino se hace presente para dar sentido, sabiduría, inteligencia, amor, acción.... Si estamos inmersos en la fe, encontraremos a los pobres. La Palabra de Dios hay que escucharla, acogerla, interpretarla, asimilarla.
Vuelvo a leer "el viejo zapatero remendón" del barrio: «Detrás de los cristales de la tienda, estaba siempre trabajando, absorto, concentrado, encurvado sobre aquellos zapatos destrozados, gastados, sucios, anticuados. Como si fuera un cirujano
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que rebaja, corta y cose, curando las huellas del cansancio y las heridas de nuestro caminar a rastras por la vida. Yo llevaba alguna vez mis zapatos, mis botas para arreglar. Le compraba plantillas. Y siempre me admiraba su labor de esperanza, de humildad, de realismo, de paciencia».
Siempre me pregunto cómo Dios se puede revelar en medio de la vida cotidiana de tanta gente de nuestros barrios y lugares de trabajo. Estoy convencido de que el lugar del encuentro con Dios no son solamente los sitios de silencio y de paz. Lo celestial, lo divino, se puede vislumbrar en una vida sencilla en medio de las alegrías y decepciones. Lo social, la solidaridad, nos pueden conducir a Dios. La fe que calienta el corazón es una fe sencilla, a veces dolorosa pero cálida, luminosa, humana, la que se vive en pequeños detalles. En nuestros barrios de la periferia, encontramos a gente disponible para echar una mano a los demás. En un mercado, en un rastrillo, en un bar donde se reúne la gente para encontrar a los
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amigos o vecinos, puede surgir algo de Dios. No creo que sea una visión idealista de la vida.
Quiero recordar el testimonio de una gran creyente que se llama Madeleine Delbrêl. Esa mujer trabajadora social y muy activa en la pastoral obrera de su tiempo, nos ha dejado unos escritos donde se vislumbra su talante contemplativo. En un escrito titulado "Liturgia de los sin oficio" nos cuenta como le gustaba de vez en cuando ir a la cafetería de su barrio un sábado por la tarde noche y, participar del ambiente festivo: “Nos has traído esta noche a este café "Claro de luna" donde has querido ser Tú en nosotros, durante algunas horas esta noche, has querido encontrar a todas estas personas que han venido a matar el tiempo. "Entonces el café ya no es un lugar profano, un rincón de la tierra que parecía darte la espalda. Sabemos que por Ti nos hemos convertido en un centro de gracia que nos orienta hacia el Padre de toda vida. En nosotros se realiza el sacramento de tu amor. Te amamos, los amamos, para que de todos nosotros se haga una sola cosa”.
¿Cuál es el secreto de esta mujer?
Ella
prójimo sino el hecho de haber dado a Cristo el acceso al nuestro.» Esa mujer muy entregada y auténtica mística era de la misma escuela que nuestro obispo Alberto Iniesta. Vuelvo a leer su poesía dedicada al "pipero ciego". “Está quedándose ciego el pipero de la esquina. Lleva allí casi veinte años. No me ha pedido un milagro... He vuelto triste y pensando, del ciego de la esquina: Qué hermosa es la vista, qué preciosa es la fe y qué gratuita para los creyentes ¡Jesús de Nazaret pasaba dando vista a los ciegos y fe a los no creyentes. Nosotros no sabemos hacer milagros a los ciegos ni contagiarles nuestra fe a los increyentes. Es que nos falta fe en nosotros mismos. Señor que vea que veamos...” El Papa Benedicto XVI hablaba de los «corazones que ven».
Conclusiones
A Io largo de mi vida, tanto en Francia como en Madrid, en los barrios de Vallecas, Getafe, Leganés y San Blas he conocido a sacerdotes, religiosas, seglares que tienen una mirada contemplativa y saben atisbar la presencia de Dios en el corazón de la gente humilde.
Pepe Rodier Congregación Hijos de la Caridad
nos responde: «Nada nos dará el acceso al corazón de nuestro
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Sed santos como vuestro Padre celestial es Santo III Cinco antídotos para otros tantos riesgos
Sigo presentando la exhortación que el Papa nos regaló el año pasado, con el título “Alegraos y regocijaos”, para animarnos a buscar de parecernos a nuestro Padre Dios. Porque ser santos significa, simplificando mucho para resumirlo en una imagen, vivir las bienaventuranzas, parecernos a Jesús en nuestra forma de vivir.
S
on compañeros indispensables para este camino, la oración confiada, los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, la entrega generosa y sacrificada a los demás, el acompañamiento espiritual…
A
l mismo tiempo, el Papa se detiene a proponer también algunos otros medios que nos pueden ayudar a superar los riesgos y límites que encontramos actualmente en nuestro camino a la santidad. Algunos límites provienen de nuestra naturaleza humana y de nuestra forma de ser personal. Otros del ambiente y la cultura en la que vivimos. El Papa señala cinco riesgos o límites de la cultura actual que pueden dificultar el camino a la santidad y los acompaña de cinco antídotos, que “son cinco grandes manifestaciones del amor a Dios y al prójimo” (GE 111). Los enumero: 1. Aguante, paciencia y mansedumbre.
La santidad supone estar centra-
do firmemente entorno a Dios que ama y que sostiene. Tener a Dios con nosotros nos ayuda a aguantar las contrariedades y dificultades de la vida (GE 112).
IV
Los cristianos también podemos sucumbir a la violencia que invade la vida social y seguir nuestras inclinaciones agresivas y egocéntricas. Las redes sociales fomentan la participación y la inmediatez. Las redes sociales son hoy un altavoz para que nuestra voz y nuestra indignación lleguen REVISTA DE INFORMACIÓN GUANELIANA -
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otras personas. Pero el anonimato, el no tener ante si un interlocutor, favorece no tener límites y se naturaliza la difamación, la calumnia y se pierde el respeto por la fama ajena. También los cristianos podemos formar parte de redes de violencia verbal (GE 115).
E
l antídoto para aguantar y soportar las contrariedades, los vaivenes de la vida, las agresiones e infidelidades de los demás, es mantenerse centrado en Dios que nos ama y nos sostiene. Porque “el santo no gasta sus energías lamentando los errores ajenos, es capaz de hacer silencio ante los errores ajenos, es capaz de hacer silencio ante los defectos de sus hermanos y evitar la violencia verbal que arrasa y maltrata, no devuelve a nadie mal por mal, porque no se cree digno de ser duro con los demás, sino que los considera como superiores a uno mismo. Se goza del bien de los otros como de uno mismo (GE 116).
2. Alegría y sentido del humor.
Nuestra sociedad consumista e
porque nace del gozo, la serenidad interior y la seguridad esperanzada que brinda satisfacción espiritual, y al mismo tiempo se vive en comunión porque surge la generosidad de de compartir, de darse (GE 122).
El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con espíritu positivo y esperanzado (GE 129).
H
ay momentos duros, tiempos de cruz, pero nada puede destruir la alegría sobrenatural, que se acepta y se transforma y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo. Pues a veces la tristeza tiene que ver con la ingratitud, con estar tan encerrado en sí mismo que uno se vuelve incapaz de reconocer los regalos de Dios (GE 125).
3. Audacia y fervor.
La costumbre nos seduce y nos dice que no tiene sentido tratar de cambiar algo, que no podemos hacer nada frente a esta situación, que
individualista nos propone una gran variedad de experiencias para lograr la alegría. Pero son experiencias que empachan el corazón y producen alegrías ocasionales y pasajeras, que necesitan ser alimentadas constantemente con nuevas experiencias, que al pasar nos sumergen en el tedio y la soledad. La alegría que propone el Papa es una alegría duradera, que se alimenta de uno mismo
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siempre ha sido así y que, sin embargo, sobrevivimos. A causa de ese acostumbrarnos ya no nos enfrentamos al mal y permitimos que las cosas “sean como son”, o lo que algunos han decidido que sean. (GE 137)
Como el profeta Jonás, siempre llevamos latente la tentación de huir a un lugar seguro que puede tener muchos nombres: individualismo, espiritualismo, encerramiento en pequeños mundos, dependencia, instalación, repetición de esquemas ya prefijados, dogmatismo, nostalgia, pesimismo, refugio en las normas. (GE 134). Pero la santidad es parresía: es audacia, entusiasmo, hablar con libertad, empuje evangelizador que deja una marca en este mundo (GE 129)
Miremos a Jesús: su compasión entrañable no era algo que lo ensimismara, no era una compasión paralizante, tímida o avergonzada como muchas veces nos sucede a nosotros, sino todo lo contrario. Era una compasión que lo movía a salir de sí con fuerza para anunciar, para enviar en misión, para enviar a sanar y a liberar. Reconozcamos nuestra fragilidad pero dejemos que Jesús la tome con sus manos y nos lance a la misión. Somos frágiles, pero portadores de
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un tesoro que nos hace grandes y que puede hacer más buenos y felices a quienes lo reciban. (GE 131).
4. En comunidad
En contra de la tentación al individualismo consumista que termina aislándonos en la búsqueda del bienestar al margen de los demás, el Papa nos recuerda el deseo de Jesús “que todos sean uno, como tú Padre en mí y yo en ti” (Jn 17, 21).
V
ivir o trabajar con otros es enriquecedor y necesario para un desarrollo espiritual. Compartir la Palabra de Dios y celebrar juntos la Eucaristía nos hace más hermanos. Y al mismo tiempo, la vida en comunidad que refleja la presencia del resucitado, ya sea en la familia, en la parroquia, en la comunidad religiosa… se va haciendo a través de muchos detalles pequeños y cotidianos, llenos de amor, atención y cuidado del otro (GE 142-145).
Y tras afirmar que la santidad “es un camino comunitario”, el Papa señala algunos grupos de personas que se han santificado juntos.
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5. En oración constante.
Por último, el documento nos propone un medio imprescindible para una vida de santidad, la “apertura habitual a la trascendencia, que se expresa en la oración y la adoración.” Apoyándose en el testimonio de los santos, el Papa nos invita a mantenernos siempre en la presencia de Dios, independientemente de lo que estemos haciendo en ese momento, como manifestación del deseo que tenemos de Dios.
Al mismo tiempo señala la nece-
“Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida” “No se trata solo de un combate contra el mundo y la mentalidad mundana, que nos engaña, nos atonta y nos vuelve mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se reduce a una lucha contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones. Es también una lucha constante contra el diablo.” (GE 158-159).
El
sidad de tener algunos momentos sólo para El, para recomponer nuestra vida, manifestarle la necesidad que sentimos de que su luz ilumine nuestro camino y discernir los caminos que el Señor nos propone.
Papa también nos previene contra la corrupción espiritual: “No nos entreguemos al sueño. Porque quienes sienten que no cometen faltas graves contra la Ley de Dios, pueden descuidarse en una especie de atontamiento o adormecimiento.” (GE 164)
Una oración que debe estar teji-
Y nos señala que el demonio exis-
da de recuerdos de la propia vida y de la vida de los demás.
te y es algo más que un mito: “No pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la
LA VIDA CRISTIANA ES UN COMBATE
A
l inicio del quinto y último capítulo, nos recuerda el Papa, que la vida cristiana es un combate permanente:
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guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades.” (GE 161).
¿Cuáles son las armas poderosas que el Señor nos da para combatir al enemigo? “Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero”.
Otra arma, que “hoy se ha vuelto necesaria porque la vida actual ofrece enormes posibilidades de actuación”, es el discernimiento, que nos ayuda a saber si “algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el espíritu del diablo”. (GE 166-167). Considerando que “el discernimiento no es un autoanálisis ensimismado, una introspección egoísta, sino una verdadera salida de nosotros mismos hacia el misterio de Dios, que nos ayuda a vivir la
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misión a la cual nos ha llamado para el bien de los hermanos”. (GE 175)
Concluye el Papa Francisco la Exhortación Apostólica dedicando unas palabras a la Virgen: “Quiero que María corone estas reflexiones, porque ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón y se dejó atravesar por la espada. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña. Ella no acepta que nos quedemos caídos y a veces nos lleva en sus brazos sin juzgarnos. Conversar con ella nos consuela, nos libera y nos santifica. La Madre no necesita de muchas palabras, no le hace falta que nos esforcemos demasiado para explicarle lo que nos pasa. Basta musitar una y otra vez: «Dios te salve, María…».
Fernando de la Torre, SdC.
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Aprender de las personas con discapacidad
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n la madrugada del martes 7 de mayo moría en París Jean Vanier, fundador en 1964 de L’Arche (El Arca), una comunidad de acogida para personas con discapacidades mentales y presente en todo el mundo con más de 150 centros. Más tarde funda la asociación “Fe y Luz” que hoy cuenta con más de 1.420 comunidades en 86 países. Vanier tenía 90 años y estaba enfermo de cáncer. Aquí, con sus propias palabras, publicamos cómo inició esta aventura llamada “El Arca”. Este quiere ser nuestro homenaje a un hombre que hizo mucho por las personas con discapacidad.
“Trosly-Breuil Llegué al pueblito francés de Viviendo con Raphaël, Philippe y en 1964. Allí me encon- otras muchas personas que se convirtré con dos hombres a quienes habían herido mental y psicológicamente en su juventud. Fue allí donde me sentí llamado a abrir una pequeña casa para otros varones como ellos… y así fue como empezó la aventura de El Arca.
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tieron en mis hermanos y hermanas, empecé a entender un poco mejor el mensaje de Jesús y su particular amor a los pobres de espíritu y a los empobrecidos y débiles de nuestra sociedad. Aprendí mucho de ellos y siento que es mucho lo que les debo,
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porque me mostraron lo que significa vivir con sencillez, amar con ternura, decir la verdad, perdonar, acoger con los brazos abiertos, ser humildes en la debilidad, mantener la confianza en medio de las dificultades, y aceptar las discapacidades y las dificultades con amor. Y de una manera misteriosa, en su amor me revelaron a Jesús.
Y
o me había encontrado antes con Jesús. Él me había llamado de una carrera en la Marina a una vida de oración y estudio de la metafísica, una vida en la que disfrutaba viviendo sencilla y pobremente, abierto al Espíritu. Pero sólo cuando llegué a El Arca, me encontré y viví realmente con personas que eran despreciadas y rechazadas. Fue allí donde descubrí, también de una manera nueva, todas esas barreras que hay en mí mismo y me hacen despreciar y rechazar a otras personas que tienen
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formas de vivir y opiniones diferentes.
F ue allí donde descubrí los dos mundos que existen uno junto a otro: el mundo de las personas “normales”, que busca estatus social y están motivadas por ambiciones de eficiencia y riqueza, y el mundo “anormal” de los despreciados, los discapacitados, los “no adaptados”, ya sean presos, prostitutas o enfermos mentales.
E mpecé a ver las profundas heridas causadas por la falta de compasión de las personas “normales” y “buenas”; empecé a sentir el miedo que parecía motivarlas.
Y entonces viajé a la India, donde pude abrir con algunos amigos una pequeña casa para personas discapacitadas. Allí descubrí la belleza, la grandeza, la nobleza y la sencillez de
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la cultura india. También vi, claro está, mucha pobreza. Pero quizá me impresionó más la pobreza interior en Occidente. Cuando regresé a Europa, me dolió profundamente el derroche de las riquezas, la dureza de los corazones y el materialismo egoísta de tantos países “desarrollados”.
M ientras estuve en la India, aprendí a amar a Gandhi, que es uno de los grandes profetas de nuestro tiempo. Su profundo amor a los desfavorecidos, especialmente a los intocables; su deseo de identificarse con ellos; su apertura al espíritu de Dios con el fin de convertirse en un instrumento de su paz; su deseo de unir a las personas, particularmente a las que profesan religiones distintas; su corazón universal; su profundo deseo de traer la paz al mundo; su visión de la pobreza y de la riqueza; todas estas cosas me atrajeron profundamente. Parecía que Gandhi seguía con plena autenti-
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cidad el Sermón de la Montaña y las bienaventuranzas, que fueron para él, de muchas maneras, la luz que lo guió. Lejos de separarme de Jesús, me parecía que Gandhi me acercaba más a él, me enseñaba mucho sobre su bondad y su ternura. Al parecer, la bienaventuranza de los mansos no era sino la profunda fuerza, la paz, la paciencia y la incesante bondad y amor a la no violencia, la “ahimsa”, sobre la que Gandhi habló con tanta frecuencia. Gandhi me ayudó a amar más a Jesús e infundió en mí el deseo de hacer que mi vida se pareciera más a la suya, especialmente en este ámbito de la lucha por la paz y la fraternidad universal. Y esta lucha sólo se puede vencer usando los medios del Espíritu: el amor, el don de sí y la bondad, sin agresión ni violencia.
Jean Vanier, Escritos esenciales, pp. 63-65
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Cuando un amigo se va
Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río.
E l cantautor Alberto Cortez, recientemente fallecido, nos da la clave de esta reflexión fraterna que tiene a Sor Marisa Roda (Guaneliana) como protagonista.
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1 años han pasado deprisa. Corría el año 1998 cuando sor Marisa llegó a Madrid, a la Casa Santa Teresa, llena de vida, y de ilusiones para continuar y fortalecer el proyecto iniciado por sor Lidia Pini que habia fallecido meses antes.
A
hora el reloj parece pararse en este 2019 en el que nos ha dejado para volver a su Como natal y empezar una nueva etapa de su vida donde podrá disfrutar de un merecido descanso.
Sor Marisa hermana... amiga... refe-
rente de un estilo profesionalmente guaneliano de gestionar los servicios... de administrar recursos pedagógicos... personales etc. Referente del “bien bien hecho” como quería nuestro Fundador, San Luis Guanella
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Maestra de vida ...realistamente
proyectada al futuro en el que siempre creyó con esperanza, creando las condiciones para concretar los sueños.
S or Marisa tuvo un papel muy especial en la renovación de la Congregación a varios niveles y aquí en España le debemos mucho. Sor Marisa supo recoger el testigo de lo conseguido por las hermanas que le precedieron aportando su buen hacer, su experiencia acreditada y una capacidad inusual para arriesgar y apostar por la innovación y la modernización sin perder el enganche con la persona. REVISTA DE INFORMACIÓN GUANELIANA -
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E n esta despedida emocionada y Y para correr el telón de esta pequeagradecida, se agolpan sentimientos ña pero sentida memoria, recurrimos y vivencias difíciles de condensar en unas pocas líneas.
S or Marisa, muchas gracias por lo mucho que nos has dado, por tu fe a toda prueba en las posibilidades de cada persona, por trabajar sobre las capacidades. Por transmitirnos los valores esenciales del ideario guaneliano, por la tenacidad y la firme determinación ante lo que es justo y bueno sobre todo en la defensa de los derechos de los más débiles.
P or tu generosidad y apertura de mente.
de nuevo a Alberto Cortez
Cuando un amigo se va galopando su destino, empieza el alma a vibrar porque se llena de frío. Cuando un amigo se va, queda un terreno baldío que quiere el tiempo llenar con las piedras del hastío.
Q
uerida sor Marisa, amiga, hermana y maestra, estarás siempre en nuestro corazón
GRACIAS
Tus hermanas guanelianas de España
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El número de voluntarios desciende en España
M
uchas veces leemos en los periódicos titulares indicando que la juventud no se implica, que no se involucran en las situaciones que generan desigualdad, o que el número de personas voluntarias desciende, y sabemos que reflejan parte de la realidad, porque parece que cada vez estamos más pendientes de nosotros mismos y menos de la vida de los demás, pero estos titulares chocan con lo que se vive cada tarde en el barrio de San Blas.
Todas las semanas, más de 50
personas voluntarias hacen posible que El Centro de día Don Guanella siga luchando por una igualdad de oportunidades real para los menores
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del barrio de San Blas de Madrid, consiguiendo lo imposible luchando cada día por lo posible.
¿Por qué cada año en el Centro
Don Guanella participan más de 50 personas voluntarias? ¿Por qué año tras año las personas voluntarias del Centro Don Guanella acuden todas las semanas a apoyo escolar, talleres, dinámicas…?
E
sto es así porque creemos y apostamos por el voluntariado, damos importancia a que las personas voluntarias acompañen a los menores en sus actividades y participen en todos los procesos del centro de día. El cuidado y mantenimiento de las personas voluntarias es un aspec-
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to fundamental de la planificación. Se facilitan encuentros de convivencia, formaciones y jornadas lúdicas, y esto hace que las personas voluntarias se sientan bien y a gusto viniendo al Centro de día.
P
como en el desarrollo de las actividades cada tarde, o en las salidas que hacemos los fines de semana a la Hiruela, de cada campamento de verano…, Participar en todos estos ámbitos las hace sentirse cercanas a los niños y niñas, sentir que son parte de su evolución y a vivir su voluntariado como algo importante de su vida.
ero también diariamente se ve ese cuidado y acompañamiento. Es importante ser cercanos, amables, preguntar a las personas por su vida, sus estudios, trabajos y demás aspectos… esta cercanía y atención ayuda a aumentar el vínculo entre las personas que forman parte del día a día del Centro.
os hace bien compartir con las demás lo mejor de nosotros mismos, y el ejemplo es una forma sencilla, humilde, callada y generosa de hacerlo. Nos anima a ello Luis Guanella que decía:
Además, las personas volunta-
“ El buen ejemplo es una flor fragante, que -como la violeta- se escon-
rias en el Centro Don Guanella participan de forma activa en todos los ámbitos del proceso de acompañamiento y en la vida de los grupos de niños y niñas. Participan tanto en las programaciones, planificaciones, encuentros con las familias, seguimientos escolares, evaluaciones…
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de entre las hierbas y, sin embargo, se hace notar. Es como la hermosísima azucena que -aún vista de lejos y de cualquier lado- alegra el corazón”
Alberto Perea
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cosas de Puentes · cosas de Puentes · cosas de Puentes · cosas de Puente
¿El Congo, un país fallido? Desde hace años el Centro de Estudios Fund for Peace califica a la República Democrática del Congo como un estado fallido, es decir, incapaz de garantizar los servicios básicos de sus ciudadanos y de aplicar las leyes. Y además: con altísimas tasas de criminalidad, corrupción, economía informal, ineficiencia burocrática o judicial, interferencia militar o poderes no estatales con presupuesto superior al del propio Gobierno. Estados solo con apariencia de estados.
E
l Congo, por su extenso territorio y por sus inmensos recursos naturales, debería ser una ‘gran nación’ en el contexto africano. Y sin embargo, es un país condenado a la violencia tribal, la esquilmación de sus recursos, el yugo de los intereses mezquinos de otras naciones y el círculo eterno de la pobreza...
Desde
hace dos décadas, Puentes trabaja en el Congo, en el eslabón más pobre de la pobreza: los niños y niñas de la calle. Últimamente, dos acontecimientos nos han obligado a volver nuestra mirada a este país: las polémicas elecciones y el ébola.
E
lecciones: Después de 18 años en el poder, Joseph Kabila convocó
elecciones, forzado por muchos sectores de dentro y fuera del país. Las elecciones se celebraron el pasado 30 de diciembre. De ellas, oficialmente, salió vencedor Félix Tshisekedi. Pero al día siguiente ya empezaron las acusaciones de un pucherazo a gran escala. Y no sólo por parte de los perdedores y contendientes, también por parte de los observadores internacionales, de la Unión Africana y de la Iglesia Católica, con alta credibilidad en el país, y que para la ocasión había desplegado a 40.000 observadores por todo el territorio. La Iglesia mostró su disconformidad con el resultado y dijo que no se ajustaba a los datos que manejaba. Al final, la Justicia congoleña, ante la incredulidad de propios y extraños, dio por buenos los resultados electorales. Y el flamante nuevo presidente tomó posesión del cargo ante la mirada satisfecha de Kabila, que ha perdido el poder, pero no la influencia.
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élix Tshikedi tiene ante sí un duro reto: hacer frente a la sospecha de fraude electoral y a las demandas de sus propios compatriotas, cansados de la corrupción institucionalizada, de
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es · Cosas de Puentes ·cosas de Puentes
·
cosas de Puentes·cosas de Puentes
las altas tasas de violencia, de inseguridad y de una pobreza endémica.
Ébola: ¿Alguien se acuerda del
revuelo que se armó cuando una ciudadana española se contagió de ébola? Se desató una gran polémica. Y no faltaron las acusaciones de supuestas negligencias e ineficacias. Pocas semanas después, la paciente abandonó el hospital y reanudó su vida normal.
¿Y alguien se acuerda del rifirrafe
que siguió a la decisión de las autoridades sanitarias de sacrificar al perro Excalibur cuya dueña había contraído el ébola? Para mayor despropósito, los propios dueños se querellaron contra Sanidad y solicitaron una indemnización de 150.000 euros por "los daños morales provocados por el sacrificio".
De nuevo, el ébola, una epidemia
recurrente en África, ha vuelto al Congo. Se declaró a primeros de agosto de 2018 en el noroeste. Desde entonces han muerto ya unas 900 personas, y han sido diagnosticados y
derrotados otros tantos casos. Los hospitales tercermundistas, los voluntarios, los médicos y los misioneros, están haciendo lo que pueden, que no es mucho, con más voluntad y fe que recursos.
¿Pero alguien habla en España de
esta epidemia? ¿No son acaso hombres y mujeres los congoleños que mueren o que luchan en silencio contra el mal? ¿Era el perro Excalibur más valioso que cualquiera de los africanos que ha muerto y que morirá en las próximas semanas?
Para colmo de males, el terroris-
mo islamista ha hecho presencia en el Congo en estas últimas semanas, lo que ha obligado a algunas asociaciones médicas a abandonar la región o a atender a los enfermos en condiciones verdaderamente heroicas. El jinete apocalíptico del ébola sigue cabalgado por tierras del Congo ante la más absoluta indiferencia de todos.
Juan Bautista Aguado Tordable
Nueva Junta Directiva Puentes ONGD
El nuevo presidente de Puentes, Juan Manuel García Dujo, tercero por la izquierda.
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Personas regalo
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l pasado mes de marzo, la Diócesis de Palencia, desde el Centro Diocesano de Formación, organizó unas Charlas en Cuaresma, bajo el título "Ser Iglesia REGALO para una sociedad en cambio”, con gente de renombre en el ámbito eclesial, como el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, que participó en el “Sínodo de los Jóvenes” y nos habló de “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
O
aportaciones fundamentadas desde el ámbito docente, por parte de José Manuel Caamaño López, profesor de Teología Moral y Praxis de la vida cristiana, en la Universidad de Comillas, sobre el tema “Ser cristian@ en el siglo XXI”
Y entre las dos charlas mencionadas, bajo el título “Iglesia regalo”, pudimos conocer las experiencias de: Marisa Frutos, médica en cuidados Paliativos del Hospital de San Telmo; de Manuela Rubio, del Centro de Acogida a Personas Sin Hogar, de Cáritas, “Nuestra Señor del Otero”; la experiencia como voluntaria de Petri Merino en el Centro Villa San José de los Religiosos Guanelianos, para personas con discapacidad intelectual y destacar la intervención de Rosi Fernandez Gutiérrez-Dosal, que con vivacidad nos habló desde su propia experiencia vital, como parte del Centro Villa San José, de su percepción sobre la importancia de las personas voluntarias, y el convencimiento de ser también, las personas con discapacidad, un regalo que descubrir y de tener las necesidades que tiene todo el mundo, fundamentalmente, de cariño, aceptación e inclusión.
Pero… mejor Rosi, con sus palabras que aquí trascribimos: Llevo 11 años en el Centro Villa
San José. Os cuento las actividades que realizo:
Estoy en un grupo de cocina y
participo también en la Biblioteca
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Pública, en la actividad de lectura fácil, porque nos gusta mucho leer. Con otros compañeros los lunes en la actividad también de escritura fácil, estamos escribiendo un libro, a la espera de que nos lo publiquen, titulado: “Paseando por el jardín de mis REVISTA DE INFORMACIÓN GUANELIANA -
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emociones”. La protagonista es una chica que habla con una estatua…al final la estatua le aconseja y es la propia chica la que le aconseja en todos los momentos de la vida.
Luego participo también en el
Taller de Teatro, este año en un grupo hacemos Dirty dancing, como dice una de las cuidadoras…los musicales son nuestra especialidad, aparte de que nos encanta bailar. Luego también, los jueves voy a la piscina y si no, con el equipo de fútbol, aunque soy la única chica del equipo no me da miedo.
En la residencia P. Mario, los mar-
tes hacemos con el grupo de danzas ‘Jotas’; los viernes, baile moderno y luego voy a la Universidad Popular de Palencia a hacer Informática los martes y los viernes a Zumba, y es que nos encanta bailar. Además yo no
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paro, porque si paro me aburro, y si me aburro me deprimo, entonces…¡a bailar! Luego también estoy yendo al Centro de Adultos San Jorge a sacar el Graduado Escolar, ya que en su momento no pude, porque me he criado en un ambiente de violencia y claro, en ése ambiente es muy difícil sacar buenas notas.
L
os domingos, celebramos la Eucaristía. Un domingo al mes se hace por distintas parroquias la Eucaristía de la discapacidad, en la que participamos distintos centros, cantamos nuestra canción que se llama “Sin barreras”, con una pequeña coreografía, en la que salimos unos cuantos ahí a bailar, para enseñárselo a la gente y bailamos, les animamos y nos lo pasamos pipa.
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Y bueno, los voluntarios son un
regalo porque, como ya he dicho, yo me crié en un ambiente de violencia, y entonces en ese ambiente no ves muchas cosas buenas. Y entre otras cosas, estás como ciega y no ves a lo mejor cosas que verías si no estuvieras en ese ambiente.
E
ntonces, por ejemplo, yo he vivido creyendo que Dios no me quería, pero ahora resulta que por medio del cariño que tengo de mis compañeros, trabajadores, voluntarios, familias…veo que sí que me quiere, lo que pasa que… muchas veces no se le entiende, o eso me parece a mí, y luego nos ayuda más sintiéndonos valorados, útiles, nos dan cariño, confianza…porque a mí me llegan a decir hace unos cuantos años, que iba a poder sacarme el Graduado Escolar y
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hubiera creído que se trataba de una broma de mal gusto, pero ahora bueno, además están bastante contentos porque voy sacándolo con buenas notas.
Entonces veo que son un regalo
por eso, como digo yo, el cariño es una medicina que no se encuentra en las farmacias.
Y
nosotros un regalo porque intentamos dar lo que recibimos, cariño, comprensión, escucha y además tenemos necesidades como cualquier otra persona, de que nos escuchen, nos comprendan, sueños, ilusiones, decepciones, penas, preocupaciones, alegrías, o sea como cualquier ser humano. Yo creo que eso es todo.
Rosi Fernández
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Cristo, esperanza nuestra, Vive y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven. Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza. (Papa Francisco)