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Voces de la integridad académica

VOCES DE LA INTEGRIDAD ACADÉMICA

Son muchas las personas que dan voz a la integridad académica en las instituciones educativas de Latinoamérica. Profesores que ejercen su labor docente de manera ética y que promueven valores como la justicia, el respeto y la confianza, así como alumnos que se esfuerzan diariamente por vivir la vida académica con honestidad. También existen aquellas personas que han cometido faltas o actos deshonestos, no obstante, muchos de ellos se han reivindicado.

Hemos creado esta nueva sección: “Voces de la integridad académica”, para darles voz a ellos y de esta forma comprender un poco más el significado que le dan a sus experiencias sobre integridad académica. En este número se presenta una carta de Juan Carlos Botero Palacio, profesor de la Universidad EAFIT, en donde exhorta a los jóvenes a ser honestos. Compartimos la reflexión de un alumna anónima, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al vivir una situación relacionada con un acto de copia. Presentamos también la reflexión sobre la copia y el plagio, de un profesor de arquitectura de la Universidad Panamericana.

CARTA DEL PROFESOR JUAN CARLOS BOTERO PALACIO, UNIVERSIDAD EAFIT

Estimados jóvenes:

En el año 780 nació en Uzbekistán el matemático, astrónomo y geógrafo, Al-Juarismi; para muchos, el más grande matemático de su época. Estudió en Bagdad en la corte del Califa Al-Mamun, el del cuento de “Las mil y una noches”. En el año 815 el Califa Al-Mamun, fundó la Casa de la Sabiduría, en la que trabajó Al-Juarismi. En una ocasión le preguntaron sus alumnos sobre el valor del ser humano y él les respondió: “Si tiene ética, entonces su valor es igual a 1, si además es inteligente, le agregamos un cero y su valor será de 10, si también es rico, le añadiremos otro cero y su valor será de 100; si sobre todo eso es además una bella persona le agregaremos otro cero y su valor será de 1000, pero, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor pues solamente le quedaran los ceros” (Historia-Memoria, Opinión, 2020). Sin valores éticos ni principios sólidos no queda nada, solamente delincuentes corruptos y malas personas.

¿Pero, qué nos está pasando? ¿Por qué estamos perdiendo el 1?

Son muchos los días que, como miembros dignos de una sociedad, nos enfadamos porque no aceptamos ni toleramos la corrupción. El cartel de la Contratación, el cartel de la Toga, el cartel de la Hemoglobina, el sonado caso de Odebrecht, el congreso, los políticos, y en tiempos de pandemia, aquellos que se roban las ayudas de los más necesitados. El mundo informa que Colombia es el país más corrupto del mundo y solo nos da desconsuelo, nos sentimos robados, nos dan ganas de llorar y nos rasgamos las vestiduras.

Así me siento hoy. Me siento golpeado por algunos de mis estudiantes. Con lamentable tristeza he recibido algunas historias de corrupción en exámenes virtuales. Jóvenes, ustedes deben ser capaces de afrontar el reto histórico que impone la humanidad, el reto de ser honestos. Hay que afrontar este nuevo reto con altura, para no caer en lo más bajo del ser humano, que es mentirse a sí mismo.

Como profesores, tenemos plena confianza en nuestros estudiantes, pero algunos de ellos nos han decepcionado. Creen que solo es cuestión de ganar o perder un curso. Que hay que aprovechar las oportunidades. Que hay que ser vivo. Que el día de mañana aprenderé lo que me pida el jefe. Joven, la honestidad no se aprende el día de mañana, se aprende hoy, con coraje, con respeto y con esfuerzo.

A ti joven estudiante, van mis palabras. Tú no puedes engañar a tus padres porque ellos pagan tu matrícula pensando que te estás formando como un profesional íntegro y honorable. Tú no puedes traicionar a tus compañeros porque ellos estudian y se esfuerzan, y tú no los puedes pisotear y menospreciar con tu actitud deshonesta. Tú no debes hacerle creer a tus profesores que tus notas son reales, cuando sabes que son ficticias para que él crea que serás un buen profesional. Tú no debes defraudar a tu Universidad porque ella cree en ti, ella te entrega un título y cree que eres apto para ejercer una profesión. Tú no debes engañar a la sociedad porque ella te contratará y te pagará creyendo que eres un buen profesional y que eres honesto. Si tú cambias tus valores y tu honestidad, y permites que ellos no sean el eje principal de tu formación profesional, te podrás mirar al espejo y tú mismo te darás cuenta de que te estás defraudando a ti mismo y te sentirás vacío. No puedes llegar a ser un profesional, porque engañaste a todo el mundo, porque te crees muy listo, porque de esta manera, internamente en lo más íntimo de tu ser sabrás que no mereces ser llamado profesional, un honor que cuesta.

Siendo honesto en todas las actividades de la vida y de la universidad, te podrás levantar con la frente en alto y tendrás todo el derecho de decirle al mundo que estás cansado de la corrupción en tu país.

¡Jóvenes, hay que enfrentar el presente con honestidad! Hay que tener el suficiente valor para enfrentar las limitaciones. Hay que tener el temple suficiente para denunciar a los corruptos. No se puede ser cómplice, esto es cuestión de honor. No puedes menospreciar las profesiones que han engrandecido al mundo. Tu grandeza hará grande tu profesión. Pero esto se logra con un trabajo honesto y dedicado. No nos podemos equivocar.

Antes de ser un buen estudiante y un buen profesional, se requiere ser un buen ser humano. En tus manos está el cambio de la historia del país. Los invito a que no se dejen influenciar por el fraude o por el camino fácil, sino que se esfuercen y den lo mejor de ustedes. Ustedes son capaces y lo pueden lograr.

SALUDOS,

Juan Carlos Botero Palacio Profesor de Ingeniería Civil Universidad EAFIT Medellín - Colombia

Referencias

Historia – Memoria, Opinión (2020). ¿Cuál es el valor del ser humano? En piensaChile [Sitio web]. Recuperado de http://

REFLEXIÓN ALUMNO ANÓNIMO, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

En el año 2019, me vi involucrada en un acto de copia; en dicha oportunidad, cometí el error de explicarle a otro estudiante, de forma verbal, el desarrollo de una tarea, quien, por motivos de tiempo, me pidió una foto de mi trabajo, pues debía retirarse. En ese momento yo insistí en que dicho elemento le podía servir solo como guía o modelo pero que en ningún caso podía copiar de manera idéntica, pues siempre tuve claro que lo anterior constituía una falta grave a la integridad académica que exige la universidad. Actué de buena fe, sin esperar nunca la forma en que actuaría mi compañero.

Cuando esta falta salió a la luz, fui citada ante el tribunal respectivo, constituido por profesores y ayudantes del ramo, a quienes tuve que describir lo ya expuesto; en esa instancia recibí la sanción correspondiente a este mal proceder, la cual, según el reglamento del curso, al haber entregado indebidamente detalles de mi tarea, debía tener la nota mínima en dicha evaluación, es decir, un 1,0. Nunca debí entregar la información de mi tarea, pues dicho trabajo era personal.

Esta lamentable situación en la que me vi involucrada me ha significado una profunda reflexión, pues a pesar de actuar sin malas intenciones, me vi involucrada en un acto en el que jamás me habría imaginado estar. La experiencia me sirvió para entender que no bastan solo las buenas intenciones, sino que deben ir acompañadas de ciertos resguardos para evitar situaciones que infrinjan la normativa y valores de la Universidad Pontificia Católica de Chile, los que comparto profundamente. A pesar de haber sido una situación difícil, me sirvió muchísimo para adquirir coraje, pues comprendí que es necesario establecer ciertos límites con mis amistades y compañeros. Aprendí que ser un buen compañero no significa acceder siempre a sus peticiones, sino actuar bajo la norma y adquirir la valentía de decir “no”, cuando el actuar no es el indicado.

REFLEXIÓN DE ALEJANDRO BARRAZA CEDILLO, UNIVERSIDAD PANAMERICANA, CAMPUS GUADALAJARA

Reflexión sobre el proceso creativo y el plagio en arquitectura

“No sigas las huellas de los antiguos, busca lo que ellos buscaron.” –Matsuo Basho

En la arquitectura como en la vida nos llega un momento para crear, algunas veces de manera consciente pedimos que la inspiración llegue e ilumine el instante, nos muestre el camino adecuado, la solución más brillante y creativa para hacer un proyecto o resolver un problema. Si nos fijamos bien, la respuesta a cada pregunta, proyecto o problema es única a pesar de que sea la misma; eso sucede porque vivimos en una coordenada de tiempo y espacio singular, con una identidad propia.

En un contexto social, aprendemos por imitación la manera o el método de crear o solucionar algo, esto requiere de preparación en un rol de aprendiz para que, con el tiempo, compromiso y esfuerzo en un futuro, el novato se convierta en experto. Este es un proceso que se observa en los creativos y personas comunes; la diferencia, dicen los expertos, es que los genios inventan sus propios métodos. Es decir, “no siguen las huellas del alguien más”, van de manera directa al origen, por eso son originales.

Todos en alguna medida podemos cultivar la creatividad; conociendo y haciendo consciente los procesos cognitivos, emocionales y conductuales de quienes son considerados como talentosos. Se trata de reconocer las cualidades propias y comenzar un proceso para entrenar la atención, concentración, imaginación e ingenio; esto implica tiempo y dedicación; saber que todo logro tiene un precio, conocer ese precio y estar dispuesto a pagarlo.

En el arte, la creación original es una vía de expresión de la obra con el espectador, el artista va a la profundidad del ser para crear obras únicas y diferentes; se conecta con el origen de la obra que aún no es creada, algo así como una nebulosa que origina las estrellas. El creativo está constantemente trabajando en la solución de lo que busca, como dijo Picasso “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.

El camino “fácil” que se muestra en un contexto de ilegalidad, es que no es necesario comprometerse y esforzarse por algo, si puede copiarse o apropiarse de las ideas de quienes tienen talento y pagaron el precio por crear algo original y único.

El primer paso es darse cuenta de que la estrategia de la copia y el plagio no soluciona un proyecto o un problema. Se puede cumplir con los requisitos de una clase en la universidad, el fin es entregar el trabajo sin importar el medio para conseguirlo; esto mismo lo vemos muchas veces reflejado en la sociedad, cuando un cliente pide que se copie la fachada o el concepto de una obra que le gusta, o en su caso, prescinde de los servicios de un arquitecto porque no entiende que no paga un “dibujo”, sino una solución arquitectónica a un problema específico.

Cuando un estudiante copia parcial o totalmente un proyecto, acepta también su incapacidad para recorrer el camino largo que implica trabajo, dedicación, compromiso y entrega, para crear y representar de la mejor manera su idea. En este sentido, la conducción y orientación de los profesores es muy importante para fomentar una cultura de la legalidad, puede ser hablando del tema para concienciar sus implicaciones en el proceso de aprendizaje y sus consecuencias académicas previstas en los reglamentos.

El proceso de creación y ejecución de un proyecto de arquitectura va más allá de la forma y función, la obra expresa a través de un lenguaje simbólico, información del sitio, cultura, estructura y composición, que toca fibras sensibles y emocionales de los usuarios que pueden conducirlos a experiencias estéticas imposibles de copiar. Por eso, es mejor prepararse para cultivar las condiciones propicias para que los estudiantes busquen la sabiduría en las fuentes que inspiraron a los autores, las cuales logran conmovernos con sus obras.

Actualmente contamos con herramientas tecnológicas de reconocimiento de patrones, que evidencian si un trabajo es similar a otro y que muestran indicadores del porcentaje de similitud en información. En el arte, parece más complicado determinar la copia, sobre todo si el autor y su obra se ubican en una corriente de expresión artística, lo que nos muestra la importancia de tener vastos conocimientos y formación sobre la cultura, pensamiento y contexto de cada obra.

Es preciso que se conozcan las consecuencias legales respecto al plagio de una obra de arquitectura en el ámbito escolar y profesional. Para esto es necesario que las autoridades, docentes y estudiantes nos comprometamos de manera ética con acciones que promuevan más y mejores oportunidades para nuestros profesionales de la arquitectura, así como con la calidad del servicio que prestamos a la sociedad.

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