6 minute read

Del aula presencial al aula virtual, una travesía llena de aprendizajes

Nathalia Franco Pérez | nafranco@eafit.edu.co | Jefe del Centro de Integridad, Universidad EAFIT, Colombia

La gran mayoría de los colegios y universidades en América Latina y en el mundo tuvieron que prepararse vertiginosamente para la educación no presencial y virtual, de acuerdo con la capacidad tecnológica de las instituciones y con la experiencia previa de los docentes. Surgieron decenas de preguntas y retos, uno de ellos, por supuesto, el de la integridad académica.

Por favor, silencien los micrófonos; no chateen de otros temas mientras se desarrolla la clase; profe, ¡el Internet está súper malo!; ¡cómo te perdiste la clase sincrónica!; el trabajo no te lo puedo recibir tarde; no griten que estoy en clase; ¡no están en vacaciones!; los profesores han aumentado la exigencia; pásame la respuesta por WhatsApp; además de padres, ahora nos toca ser docentes…

Estas son algunas de las expresiones que se escuchan a diario en las casas de miles de estudiantes en América Latina, donde sin distinción de edad, niños y jóvenes tuvieron que pasar a estudiar en casa desde finales de marzo, atendiendo las medidas de confinamiento dadas por los gobiernos, a raíz de la rápida propagación del virus COVID-19.

PREPARAR LA EMBARCACIÓN Y COMENZAR A NAVEGAR

Indiscutiblemente, el primer reto fue migrar a la modalidad remota (la mayor parte del curso se imparte a través de clases sincrónicas); digital (combina lo sincrónico con lo asincrónico y va incluyendo mayor número de recursos digitales); o virtual (gran variedad de herramientas virtuales y una autonomía importante por parte del estudiante).

En esa migración, resultó fundamental adaptar los contenidos de los cursos, así como las metodologías a plataformas que ayudan a gestionar los procesos de aprendizaje a distancia, que incluyen desde Teams y Zoom, hasta Brightspace, Google Classroom y Schoology. Además de intentar garantizar que los estudiantes tuvieran acceso a Internet y se conectaran a tiempo, para los profesores se hizo evidente, por supuesto, que algunos cursos se adaptaban más que otros a la educación en línea. Así lo vivió el profesor Luis Fernando Patiño, de Ingeniería de Diseño de Producto de la Universidad EAFIT en Colombia, quien tuvo experiencias muy disímiles con los tres cursos que imparte: Materiales en el diseño, Procesos y productos y Proyecto 2.

El reto más grande de Materiales en el diseño es que la presencialidad permite que uno explique con modelos atómicos y con experimentos dentro de la clase, un fenómeno que ellos pueden entender mucho más fácil que por un computador. Yo cambié hace cinco años al modelo centrado en el estudiante, lo que implica interactuar con el alumno, trabajar en equipo, hacer actividades dentro del aula que virtualmente no se pueden hacer. En el caso de Proyecto 2, un curso para aprender a diseñar, concluimos con los profesores del área que es muy complejo enseñarla virtualmente y el sacrificio en el aprendizaje es enorme. El diseño es una materia que necesita piel, tener a la persona al lado, lo mismo seguro sucede con Música, con Geología: no es lo mismo ver por el microscopio un mineral a que te lo muestren en una foto.

Sin embargo, tanto el profesor Patiño como algunos docentes de otros colegios y universidades han tenido experiencias muy positivas. Es el caso de Alejandro Cartagena, docente de Ciencias del Colegio Theodoro Hertzl en Colombia, institución en la que, con base en la metodología Horaa Mutemet, aceleraron la decisión de enseñar por proyectos, donde se transversalizan las áreas del conocimiento y se abordan los temas por competencias (Colegio Theodoro Hertzl).

Al pasar a la virtualidad, la labor del docente se complejiza, especialmente con niños. Por eso, se empieza con poner a los niños en situaciones hipotéticas o reales con lo que está sucediendo en este momento. Esas metáforas fomentan motivación en el estudiante y lo ubican como el actor principal del proceso educativo.

LAS TORMENTAS EN ALTA MAR

Uno de los mayores retos en la virtualidad ha girado en torno al fraude académico. Para algunos estudiantes, puede ser más fácil decidir incurrir en fraude con los medios electrónicos disponibles. Se generan, entonces, diferentes posiciones cuando se habla de integridad en la virtualidad. Por un lado, se encuentran quienes claman por la necesidad de construir confianza entre profesores y estudiantes; mientras que, por otro lado, están aquellos que consideran que la manera de evitar el fraude es por medio de la vigilancia y el control virtual. Lo que es claro es que se ha hecho una invitación en diferentes partes del mundo a repensar la evaluación.

En ese sentido, el profesor Patiño afirma que en la virtualidad el docente tiene que volverse creativo, en términos de evaluación; porque una cosa es aprender, otra enseñar y otra evaluar: “Hay que diseñar una evaluación diferente para una enseñanza diferente”. El profesor Cartagena asegura que cuando hay un estudiante que se siente motivado y parte del proceso educativo, no tendrá necesidad de hacer fraude.

Por su parte, Pablo Estrada, estudiante de Economía y Ciencias Políticas de la Universidad EA- FIT, considera que la mejor herramienta contra el fraude es enseñar pasión por la ciencia y por la labor: “Mientras tengamos en nuestras universidades estudiantes que disfruten lo que están haciendo, y que aprendan a realizarse y a cumplir sus sueños, las conductas por fuera de la integridad van a perder todo sentido”.

En las motivaciones para incurrir en fraude académico, los estudios han demostrado a lo largo de los años (García-Villegas, Henao, Mejía y Ordóñez, 2009) que el afán por conservar un buen promedio académico y la presión de los padres, aparecen como factores importantes. La obsesión por las calificaciones y no por el aprendizaje, parecen generar excesiva preocupación en estudiantes y en padres de familia, y desvirtúan el propósito de la educación. Por ello, como lo señala el matemático y filósofo Carlos Arturo Ramírez, tal vez valga la pena repensar la manera como abordamos el concepto del resultado:

El ejercicio de la libertad y la responsabilidad no está supeditado al logro de los resultados: intentar lo que se desea y quiere, poner en ello todo el empeño y hacer lo mejor que las circunstancias permitan es suficiente para todo aquél que privilegia el proceso, el camino y no solamente las metas. (2012, p. 50, ens. 16)

También, convendría cuestionarse si la noción de excelencia difundida en la academia se ha interpretado de maneras erróneas, y ha llevado a unas valoraciones implacables de la persona y su saber. Sobre ello, la filósofa Adela Cortina llama la atención:

La excelencia, claro está, tiene un significado comparativo, siempre se es excelente en relación con algo. Pero, así como en las comunidades homéricas importaba situarse por encima de la media, el secreto del éxito en sociedades democráticas consiste en competir consigo mismo, en no conformarse, en tratar de sacar día a día lo mejor de las propias capacidades, lo cual requiere esfuerzo, que es un componente ineludible de cualquier proyecto vital. Y en hacerlo, no sólo en provecho propio, sino también de aquellos con los que se hace la vida, aquellos con los que y de los que se vive. (2013, p. 111)

A modo de conclusión, la travesía sobre las aguas de la virtualidad ha tenido vientos favorables que han mostrado nuevos rumbos y posibilidades en el aprendizaje. Ha implicado, también, la capacidad de reinventarse y de apelar a la flexibilidad como una virtud necesaria en tiempos de crisis. Por supuesto, ha puesto la pregunta por la evaluación en la brújula de la nave, no solo con la idea de prevenir el fraude académico, sino especialmente de encontrar maneras creativas para comprobar los logros de aprendizaje, que generen, más que temor y desidia, motivación e ilusión de continuar navegando en los fascinantes mares del conocimiento.

REFERENCIAS

Colegio Theodoro Hertzl (s. f.). Aprender es… Recuperado de http://theodoro.edu.co/cth/index.php/en/comoeducamos/ aprenderes.

Cortina, A. (2013). Para qué sirve realmente la ética. Editorial

Paidós: Madrid- España.

García Villegas, M., Henao, A., Mejía, J. F. y Ordóñez, C. (2009).

Fraude académico: comparación entre dos universidades colombianas. En M. García Villegas (Ed.), Normas de papel.

La cultura del incumplimiento de reglas (pp. 79–104). Bogotá: Siglo del Hombre-Dejusticia.

Ramírez, C. (2012). La vida como un juego existencial: Ensayitos. Fondo Editorial Universidad EAFIT. Medellín-Colombia.

This article is from: