CON SABOR A HISTORIA
El santo que surgió de una pandemia
E
n el año 1576, la peste, una enfermedad infecciosa mortal parecida a la tifoidea, asoló el puerto de Milán y la mortandad espantosa obligaba a que los cadáveres fueran arrojados a unas grandes fosas, sin plegarias ni ritos funerarios e inmediatamente cubiertos de tierra. Familias enteras enfermaban y morían sin recibir otro auxilio que el que se prestaban mutuamente, sin ayuda exterior, porque todos temían el contagio. Muchas veces los que tenían una probabilidad de vivir perecían por la total carencia de alimentos adecuados y de las necesarias medicinas. En tan terribles casos era cuando verdaderamente se veía si los pastores y directores espirituales eran genuinos o farsantes. Así lo entendió el cardenal Carlos Borromeo, arzobispo de Milán. Sus consejeros le recomendaron que se retirase a algún lugar de la región hasta que la peste hubiera desaparecido de Milán, pero él respondió: 18
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