Aquí presentamos los nombres de los autores de esta revista, alumnos del módulo Taller de escritura creativa del GES, y procedentes de lugares diversos.
Alises Guillén, Jéssica
CFA Edelia Hernández- Viladecans
Borràs Rojas, Oscar
CFA Segrià - Lleida
Cice, Marika
CFA Tortosa
Costa López, Judit
CFA Mollerussa
Dacosta López, Daniel
IOC Barcelona (Laura Garcia)
Del Camino Suazo, Àlex
IOC Barcelona (Olga Torija)
Esparza Lavado, Joaquín
CFA Can Marfà - Mataró
Fernández Zapata, Ana
CFA Can Marfà - Mataró
Ferrufino Núñez, Karla Patricia
CFA La Creu de Barberà - Sabadell
García Jiménez, Iñaki
IOC Barcelona (Dani Cendra)
Gutiérrez Raurell, Ferran
CFAM Centelles
Elisabet López Romera
CFA Can Marfà - Mataró
Mainar Valencia, Teresa
CFA Lloret de Mar
Martínez Márquez, Óscar
IOC Barcelona (Olga Torija)
Martínez Pérez, Laura
CFA Freire - Barcelona
Pascual Molina, Faustino
Escola d’adults Castellar del Vallès
Peralta Rueda, Claudia
IOC Barcelona (Dani Cendra)
Pérez Escribano, Belén
CFAM Natura (Pineda de Mar)
Rodríguez Berrocal, David
CFA Parets del Vallès
Rodríguez Etcheverry, Martín Nicolás
CFA Lloret de Mar
Rodríguez Pérez, Laura
CFA La Llagosta
Roldán Moreno, Manuel
CFA La Creu de Barberà (Sabadell)
Santiago Duque, Victoria
CFA La Creu de Barberà– Sabadell
Valcarce Carrera, Anna Maria
EA Timó – Tiana - Montgat
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¿QUÉ REFLEJA EL ESPEJO? Más allá de mí Soy de una pequeña ciudad cerca de Barcelona, aquí he nacido y crecido, y desde aquí escribo este autorretrato, para que sepáis un poco más de mí, aquí, en mi pequeño santuario de la soledad, donde más rápido pasan las horas y de donde no querría salir. En este lugar todo el mundo va a lo suyo, se ocupa de sus asuntos y piensa en sus cosas, y así soy yo, una persona reservada para aquellos que no conozco, e incluso, en ocasiones, para los más cercanos. Eso si, no todo es tan oscuro. Tras un ensayado semblante serio, escondo a un autentico amante del humor, me gusta reír, hacer reír, pasarlo bien y divertirme. En una primera impresión podría parecer que tengo una complexión fuerte, como esa gente que de vez en cuando se deja caer por un lugar llamado gimnasio, pues no, nada más lejos de la realidad…Mi abdomen sufre, como el de muchos, los estigmas de la curva de la felicidad. Tampoco diría que soy muy alto, metro setenta aproximadamente. Como curiosidad, si consigues ver el bíceps de mi brazo derecho, podrás observar un pequeño tatuaje de una calavera con dos tibias, fruto de mi pasión por la piratería, por favor no os confundáis,no me refiero a atracar barcos espada en mano, sino a mi curiosidad por los mitos y leyendas sobre piratas del siglo XVII, Un pelo corto de color castaño, con un pequeño simulacro de tupé, que acompaña a una larga barba acabada en pico. Unas cejas pobladas con pose de pocos amigos y unos pequeños ojos marrones con trazos verdes dan paso a una mirada penetrante. Mi nariz es grande y firme para una profunda respiración, en mis orejas de un tamaño normal llevo dos pendientes de plata en forma de aro no muy grandes que lucen resplandecientes al sol. Suelo vestir de manera muy sencilla, tejanos, deportivas, etc. En ocasiones con camisetas que cuenten algo sobre mis gustos, pero no demasiado llamativas.
David Rodríguez Berrocal (CFA Parets del Vallès) En peligro de extinción Me llamo Laura, igual que miles de mujeres en el mundo, mi nombre no és tan original como yo. Nací un caluroso 31 de julio del año 1983, no me gusta levantarme tarde ni aunque sea fin de semana, así que era domingo a las 8:30 cuando decidí
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saludar y advertir de la guerra que iba a dar, y no estaba dispuesta a que fuera poca, llegaba un torbellino. Y llegué yo, natural como los desastres. Soy delgada y de estatura media, con las piernas largas lo que hace parecer que soy más alta. Mi pelo y mis ojos son como el café, pero solo no con leche, y mi piel a la inversa solo leche. Tengo infinidad de lunares y pecas, una justo encima del labio que ni pintándola estaría tan bien puesta. Hoy en día los tatuajes son algo muy común, y yo no iba a ser menos tengo dos muy especiales, no son simples dibujos por moda o gusto, son una parte de mi realmente significativa, son amor, tanto propio como a la persona mas importante de mi vida, que no puede ser otra que la que me la dio. Me encanta hablar con la gente, y también escuchar, de echo debería ser psicóloga porque cuando alguien tiene un problema recurre a mi. Tengo mucho carácter, quizá demasiado pero no hay que asustarse me gusta la paz, huyo de los problemas que no tienen solución, ¿Para que perder el valioso tiempo? Y afronto y lucho por todo lo que valga la pena o pueda solucionarse. En otra vida debí ser un animal pero no tengo claro cual, la mezcla es enorme. Soy muy independiente. Fiel y generosa como un perro, ordenada y con fe en mi misma como un gato, libre como un delfín, digna como un elefante, sensible y leal como un caballo, valiente y sin miedos como un lobo y como buen signo zodiacal que soy, fuerte como un león. Se que a primera vista parezco borde, antipática y cerrada pero soy todo lo contrario. Parece que voy a morder pero soy inofensiva, no ataco, puedes acercarte a mi sin miedo y solo así, te darás cuenta de que soy una persona mágica, especial y en peligro de extinción.
Laura Martínez Pérez(CFA Freire, Barcelona)) Soy gitana De padres gitanos nacidos en Letonia y llevando unos 15 años viviendo en Cataluña, la imagen que os podríais hacer inicialmente no corresponde con mi persona. Hablo y escribo 5 idiomas, pienso en 3 y más de una vez me hago un lío con ellos... Así, que ya me perdonaréis si no me expreso todo lo bien que se pueda esperar de una persona que lleva tanto tiempo viviendo aquí, pero son tan diferentes el ruso y el castellano como lo son el catalán y el letón. Es como comparar vinos y cavas... unos suaves y afrutados, otros explosivos y espumosos. Quizás de mi extensa família sea el miembro menos tradicional y más atípico. Posiblemente dirían que soy como una oveja negra entre un rebaño de ovejas blancas. Pero no por ello me siento menos gitana. Ese genio y esa pasión en las cosas ahí están...
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Morena de piel, sobretodo en verano, cuando tomo el sol en playa. El resto del año, blanca com vaso de leche. Suelo llevar cortes de pelo cortos y modernos, cuando lo tradicional sería llevarlo hasta la cintura, pero como dije, soy atípica y algo rebelde. De estatura media tirando a alta (cuando me pongo tacones). Me siento bien tanto con tejanos como con faldas o vestidos, y siempre que puedo visto de forma informal y cómoda. De ojos oscuros, pues rara vez me veréis sin las gafas de sol puestas, y pómulos marcados -rasgo este último, que encandila a mi pareja- y de carácter fuerte y flexible a la vez, como la caña de bambú. Voy a lo mío sin meterme con nadie y espero lo mismo de los demás. Me encanta leer, ir de compras y estar en família. Me gusta el campo pero le tengo pánico a los bichejos, por eso soy más urbanita que campera. Trabajadora incansable que cuando no puede más, dormiría todo el día. Así soy yo, gitana, madre y diferente.
Marika Cice (CFA Tortosa) Mi alma desnuda Nacido en Cataluña, de sangre gallega y criado en Extremadura, mis amigos me llaman irónicamente "Machus Aspañolus". He recorrido España de arriba abajo, quizá por eso no tengo una personalidad "solida o fija", ya que tengo lo mejor y lo peor de cada Comunidad autónoma o provincia... El corazón de Galicia, la dureza de Extremadura, la sabiduría de Cataluña... En pleno proceso de conocerme, pues cada día me sorprendo de lo que puedo llegar a hacer o decir.No suelo meterme en batallas que no me conciernen, pero soy como un perro herido. Si me arrinconas, te muerdo la yugular. Analítico como un estratega, pierdo más tiempo en pensar como hacer mi siguiente jugada, que directamente realizarla. Eso me ha llevado a perder cosas muy valiosas para mí. Pero mi vida es como un campo de batalla y yo, soy su rey. Tengo que sacrificar cosas, para ganar otras... Muy sociable, risueña y afable, aunque prefiero la soledad. Al igual que los lobos, que viven en manada pero exploran solos, yo prefiero bucear en mi propio océano, o sobrevolar mi más alta nube.Aunque, si un animal me describiera de verdad, yo creo que seria un Fénix. Siempre renazco de mis cenizas.
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Pasión por igual entre la escritura y el deporte. No hay día que no haga una de esas dos. Son mi Yin y mi Yang. Con una me sumerjo en lo más profundo de mi ser y saco a la luz todos mis sentimientos, como un jardín florecido. Mientras que con la otra, expulso todo lo malo de mi interior, al igual que una infestacíon de ratas. De estatura media-baja, pelo largo y lacio, negro como la oscuridad. Tez color café desteñido por el sol. Cuerpo atlético, con algunos músculos y manos heridas por el trabajo. Piernas tan duras por el deporte y el trabajo, que podría partir ladrillos con ellas. Y unos glúteos más bonitos que ver un atardecer con la persona que amas, mientras hueles el perfume que estornudan las flores en la primavera.
Daniel Dacosta (IOC BARCELONA, Laura Garcia)
Quim - era En mi DNI pone “Joaquín Simón”, aunque poca gente lo sabe. El primer nombre por mi padre y el segundo por mi abuelo paterno. Pero me gusta que me llamen Quim por dos razones: me recuerda al ser mitológico de Quimera y me hace recordar mi pasado (lo que “era”). Tengo veintiocho años y soy de Barcelona. Vivo con mi padre y con mi madre y tengo una hermana cuatro años mayor. Estoy soltero y no tengo hijos. Escribo desde la tranquilidad de mi escritorio. Siempre lo he hecho así. Escribir me ayuda, me empuja, me abre puertas, me alivia. Soy bastante alto, 1’90, y de constitución fuerte. Llevo el pelo largo, como un cantante de rock. Me gusta porque me hace sentir libre. Tengo la nariz pequeña y los ojos verdes como el mar en calma. Me siento afortunado, ¿sabías que solo el 2% de la población tiene los ojos de este color? Llevo gafas pero quien quiere descubrirlos se esfuerza por verlos detrás de la montura. Y yo lo valoro. Tengo pecas y soy de piel pálida como la nieve. Si te dijera que soy nórdico, probablemente me creerías. Soy de pocas palabras, introvertido, pero también sociable. Me gusta conocer gente nueva. Soy de gustos y aficiones sencillas y soy valiente. Generoso, hogareño y trabajador. Es importante luchar por tus sueños. Creo que si fuera un animal sería un lobo: los lobos son valientes, se preocupan por su manada y luchan por sobrevivir. Creo que soy difícil de conocer pero probablemente es porque yo aún sigo conociéndome a mí mismo. Pero no me parece un problema sino más bien un reto que me apetece afrontar. Como el de convertirme en escritor por un rato.
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Joaquín Esparza Lavado (CFA Can Marfà, Mataró) Es lo que hay Buenos días, Nacido en ese país o "paisito", así nos gusta llamarlo a los oriundos, ubicado al oriente del río Uruguay. De nombre compuesto, parece que, una estaba de moda por esos años y dos un mutuo acuerdo entre mis padres. Cumplo casi todas las características, que definen a un "yorugua". Humilde, trabajador y fiel a su entorno, aunque me cuesta ponerme manos a la obra, eso si, una vez que arranco no paro y si hay que mojarse me mojo. Por momentos demasiado calculador, tanto como el invierno, cuando me involucro o comprometo en algún proyecto me la juego y voy a muerte, con ilusión, esa que desprenden esos locos veranos vividos. A la hora de tirar de imaginación me cuesta un poco, hasta que cojo carrera y me lanzo, esa carrera que cogí una vez hace 16 años y me hizo inmigrar a la madre patria. De ojos grandes, verdes y expresivos, que están ubicados a los costados de una nariz pequeña y puntiaguda. Sobre estos ojos grandes como platos, viene mi frente amplia herencia de la familia paterna y por encima mi característico pelo de rulos a lo afro, que tanta gracia provoca y tanta envidia despierta a más de un calvo. Loco de los deportes, sobretodo fútbol y los de motor. Me lo paso pipa viendo fútbol y soy de apoyar al fútbol base del equipo de mi pueblo. Me entretiene estar con mi familia, compartir sus momentos y darles apoyo en todo lo que pueda. Si fuera posible viajaría, tanto como una golondrina, y de acompañantes me llevaría a ellas, mis hijas y esposa, las chicas de mi vida, esta vida que es como una balada roquera, llena de sentimientos hermosos y una energía que desborda. Soy una persona tímida, reservada y a veces un poco anti social. Me cuesta hacer amigos, conocidos tengo por todos lados. No es fácil conocerme y debido algunas reacciones, por momentos ni yo me reconozco. De adulto me gusta la lectura, antes la verdad no leí nada. Tengo desde hace un tiempo la idea de escribir un libro, pero la verdad, no se ni por donde empezar. Será cuestión de esperar el momento, soy un convencido que en esta vida todo tiene un momento y si las cosas no se dan por algo es. No por eso me siento debajo de un árbol a ver pasar la vida, no. Simplemente voy observando y aprendiendo, de aquí de allá, hasta que un día se enciende la maquina y hecha andar.
Martín Nicolás Rodrígeuz Etcheverry (CFA Lloret de Mar)
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Un momento de observación
Suena el despertador y me preparo para un nuevo día. Salgo de casa y todavía es de noche. Empieza hacer frío, pero la temperatura sigue siendo alta para ser mediados de Octubre. Las hojas del suelo están mojadas por la humedad de la noche. Cada dia que pasa los arboles están más desnudos. Cojo el tren y me dirijo al trabajo. Casi siempre acompañada de personas que observan sin apartar un solo segundo la mirada del móvil. Completamente ajenos de lo que ocurre a su alrededor. Pero mientras tanto, yo contemplo como la noche se va convirtiendo en día. El horizonte se ve por la venta y la luna se va escondiendo para darle lugar al sol. Los primero rayos de sol tiñen el cielo de un color purpura, haciéndome recordar que somo parte de este mundo y eso implica cuidar, respetar y apreciar lo que tenemos.
Jéssica Alises Guillén (CFA Edelia Hernández- Viladecans)
Hoy quería comentar algo que he visto al despertarme, esta mañana, de fiesta en la que no tenía que ir a trabajar, me he levantado a desayunar y la televisión estaba encendida, con sonidos un tanto estridentes todo y que estaba a volumen bajo... la imagen que he visto me ha dejado impactada pues parecía un escenario de una guerra cruel y destructora, había llamas, piedras y cristales, pelotas de goma y mucho caos, un día más. He sentido tristeza, vacío emocional y sobretodo mucho sentimiento por el daño que está sufriendo mi preciosa ciudad Barcelona. Esto carece de la habilidad de la escucha, del habla y del respeto. Si todas las partes implicadas en este proceso adoptaran las posturas correspondientes a cada "cuerpo" no se causaría tal desorden como el que estamos viendo y experimentando. Después de contemplar tan duras imágenes, he apagado la televisión y he comenzado el día como bien se ha podido, sin poder dejar de cavilar sobre el tema y contemplando todas las diferentes maneras de poder eludir a esas formas.
Claudia Peralta Rueda (IOC Barcelona (Dani Cendra) Romance de años
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Os quiero comentar una observación que hice esta tarde. Abajo de mi casa hay una plaza dónde normalmente suelen ir una pareja de mayor edad (no muy mayores, pero tampoco tan jóvenes) cada día sobre las 18h. Ella siempre lleva el pelo arreglado como si cada día saliera de la peluquería, tengo la intuición de que ella es muy coqueta. Cada vez que la veo va muy arreglada y maquillada. Él es un señor flaco, alto y con el cabello de color negro. Ellos dos siempre se sientan en el mismo banco, no tengo idea de que es lo que platican durante el tiempo que están juntos, pero lo que yo veo es que la mayoría de veces el señor trae trocitos de pan para darle de comer a las palomas, ella no se acerca mucho la verdad normalmente se queda sentada en el banco mirando a su marido. Yo noto que los señores se tienen mucho amor y mucho respeto, son personas mayores que viéndolos me hacen pensar que llevan muchísimos años juntos y me dan a entender que así será ya para siempre.
Karla Patricia Ferrufino Núñez (CFA La Creu de Barberà - Sabadell
Un amor verdadero Había una chica, en medio de la calle, una calle desconocida y estrecha. Tenía la tez muy blanca que contrastaba con su pelo corto y negro. Estaba escuchando música, o al menos es creo, puesto que llevaba unos auriculares blancos en las orejas y balanceaba su cuerpo de un lado a otro. En un principio no tenia muy claro que hacia allí parada, mirando a todas partes y a ningún sitio a la vez, moviendo sus manos al compás de una música imaginaria para mi. Entonces, observe sus manos de dedos largos, “dedos de pianista” pensé, e imagine toda una vida para ella, una vida de pianista, dando conciertos en los mejores auditorios del mundo para la audiencia más selecta y pudiente. Y mientras yo imaginaba una vida para esa desconocida, sentada en el banco del otro lado de la calle, vi acercarse a un chico, un chico corriente, sencillo por su forma de vestir con unos vaqueros y una camiseta negra. Sus miradas se encontraron, conectaron y sus labios se sonrieron, se acercaron el uno al otro, parecían felices y contentos de verse, se fundieron en un abrazo de hierro, fuerte y sentido, para finalmente besarse.
Judit Costa López (CFA Mollerussa) 9
Historias de vida Siempre juntos Hacía frio en Badalona aquel cinco de marzo de 2017. Llovía y el tanatorio estaba un poco lejos del hospital. Ana y Mavi caminaban deprisa, era más bien por no pensar en todo lo que habían pasado y todo lo que les esperaba al día siguiente. El cáncer, maldita enfermedad. La conversación entre las dos era extraña: - Hace frio! - Si. - ¿Estas bien? - No. - El día que nació Dani también llovía. -Si, lo recuerdo. Menudo resfriado cogimos. El día más duro en la vida de Ana. Aquel día tuvo que arrancar a su hermano de la cama del hospital donde estaba su sobrino, su querido Daniel de ocho añitos, que había fallecido hacia unas horas. El médico le pidió a ella, que por favor intentara convencer a su hermano para que dejara que se llevaran el cuerpo de su sobrino al depósito. Ana no sabía cómo hacer aquello que le pedía el doctor, pero a veces tienes que ser fuerte por los tuyos. Ella no sabía lo fuerte que era hasta aquel día. - Como voy a dejar a mi niño solo allí abajo, no ves que hace mucho frio. - Las palabras de su hermano se le clavaban en el alma. Dios mío cuanto dolor. Fueron tiempos muy duros. Ana jamás ha dejado de pensar en su niño pequeño. Lo lleva en el corazón todos los días. ¿Se puede vivir con algo así? Ana se hacia esa pregunta mientras pensaba en su hermano y su cuñada. Al final llegaba a la conclusión de que nunca se supera una tragedia semejante. Lo cierto, es que se aprende a vivir con ello. Hay días mejores y días peores. Pero eso sí, siempre juntos, unidos como una piña. A partir de entonces cambió, se lo decimos todos. Por eso Ana aprovecha cada momento de la vida al máximo. Siempre la ves rodeada de las personas que le importan todo el tiempo que puede y nos dice siempre lo mucho que nos quiere, nos abraza. Si tiene que decir algo lo dice, con educación, pero no se guarda nada. Intenta hacernos felices a los que estamos cerca de ella. Y las cosas sencillas del día a día que antes no tenían mucha importancia para ella ahora la tienen y mucho. Nunca dejará de echar de menos a Daniel, pero sabe que algún día. Se volverán a encontrar.
Ana Fernández Zapata (CFA Can Marfà, Mataró)
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Naturaleza caprichosa El pasado 1 de agosto, Iñaki emprendió un viaje a una isla llamada Svalbard a tan solo 1.000 kilómetros del polo norte. Su pasión por la fotografía y la naturaleza ártica siempre le llevan hacia lugares remotos del norte. Hacia 3 años que preparaba esa aventura, una aventura de carácter fotográfico y sensaciones de todo tipo con un objetivo, fotografiar a osos polares en su habitat y plena libertad. Una vez ahí, llego el momento de embarcar en un barco grande, muy grande, pero con poca gente, en su mayoría científicos donde les acompañada un grupo reducido de 7 fotógrafos, entre ellos Iñaki. A medida que avanzaban hacia el norte a Iñaki le invadían todo tipo de sensaciones; nervios, emoción, ya que no sabia si podría ver a los osos, tristeza por ver como el cambio climático cada vez avanza más y más rápido. Salia a cubierta cuando el tiempo lo permitía tapado hasta las cejas, ya que la temperatura oscilaba entre 2 y -7 grados y se sentaba durante horas solo a observar y fotografiar ese magnifico paisaje. Ahí estaba el, la naturaleza y nada más. A los 5 días de navegación, en el noreste de la isla, uno de los científicos avisó al grupo de que habían observado a una familia de osos y que en breve saldrían todos con zodiacs, invitando a todos al acercamiento, hubo algún fotógrafo que no aceptó debido al frio y viento intenso, pero Iñaki aceptó la invitación junto con otros 4 fotógrafos. En ese momento se dirigió a toda prisa a su camarote para prepararse, cogió su bolsa estanca e introdujo todo el material fotográfico, empezó a ponerse capas y más capas de ropa y una vez terminó, se dirigió al punto de encuentro. Ya en la zodiac, Iñaki tomo conciencia de lo que estaba ocurriendo, tres años de preparativos con la incertidumbre de no saber si conseguiría su objetivo, la naturaleza es muy caprichosa y nunca se sabe si aceptará tus objetivos. Cada vez estaba más cerca de tierra y el no podía ver nada, uno de los científicos le comentó que tenían localizados a los osos detrás de una pequeña colina. Una vez en tierra, caminaron unos 300 metros hasta que alguien en voz muy baja exclamó, - OSOS!!. Todos ellos se detuvieron al instante. Allí estaban, una madre con sus dos crías a tan solo cien metros. Iñaki quedó paralizado, no sabia que hacer, le envolvió un escalofrío por todo el cuerpo, era incapaz de sacar su cámara y empezar a fotografiar ese momento, así estuvo durante más de 20 minutos, solo admirando y absorbiendo ese momento que jamás olvidará. Una vez se recuperó de ese momento, logró sacar la cámara y fotografiar a ese magnifico animal en su estado más salvaje.
Iñaki García Jiménez (IOC Barcelona (Dani Cendra)
Un sueño, un final
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Era un 20 de setiembre de 1989, Martín hacia esas fechas tenía 13 años. Siendo un apasionado del fútbol, Martín se apunto a la prueba de acceso de un importante club, en Uruguay. Él, que desde los seis años de edad ya corría detrás de una pelota, tenía la oportunidad de probar en un equipo de la capital. Tal vez podría ser el inicio de poder realizar su sueño, que era nada más y nada menos que ser futbolista profesional. Por suerte, el club respondió que era uno de los seleccionados para las pruebas de acceso. Llegó el día de la prueba y después de el instituto al que iba por las mañanas, le tocaba coger el autobús para llegar al campo de fútbol. Con todas las ilusiones y deseos cargados también en la mochila, llegó al campo, se cambio y sin conocer a nadie de sus compañeros, realizó el mejor entreno de su vida. Todo le salió redondo, tan redondo como la pelota a la cual amaba con locura. Su buen desempeño en el entrenamiento y su buena condición física, lo ayudaron a poder pasar la prueba. Por fin, se convirtió en uno de los veinticuatro jugadores elegidos para formar el plantel. Después de haber sido seleccionado Martín comenzaba otra etapa, en su carrera futbolística. Está ya era, en un equipo que le podría brindar la oportunidad de ser profesional. Digamos que su sueño de poder vivir de lo que tanto amaba, estaba un poco más cerca. Quedaban por finiquitar los detalles administrativos, firma de contrato y horarios de entrenamiento. Todo iba bien hasta que, le comunican a Martín los horarios de entrenamiento. Dichos horarios le coincidían con los de el instituto. Martín se lo comunica a su entrenador y la respuesta de este fue, que era imposible cambiar los horarios de entrenamiento. Él sabía que en su casa era primero los estudios y lo luego el deporte, por lo cual y muy a su pesar le tuvo que comunicar a su entrenador que, era imposible para el continuar en el club.
Martín Nicolás Rodríguez Etcheverry) (CFA Lloret de Mar Un pequeñísimo tornillo que lo cambió todo Aquel día Faustino y tres compañeros se encontraban en la sala dónde se custodiaba celosamente el único ordenador de su escuela. Intentaban acabar el trabajo final de octavo curso y para esa ocasión especial se les había permitido usar el ordenador, que en esa época, mediados de los años ochenta, era algo excepcional en una escuela. Faustino era un muchacho muy
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reservado que prefería estar callado disfrutando del silencio y escuchando las conversaciones de los demás, por eso le consideraban un chico tímido y sin interés. Sus compañeros en cambio eran muchachos habladores, resueltos y atrevidos. La sala del ordenador era un pequeño cuartito al final del pasillo, sin ventilación ninguna, y como era un mes de junio especialmente caluroso, los cuatro chicos sudaban como pollos. De repente la máquina empezó a hacer un ruido raro, expulsando un humillo blanco por las rejillas del panel trasero y súbitamente el ordenador se apagó. Los muchachos entraron en pánico, romper el ordenador de la escuela no era algo baladí. Oprimieron teclas, miraron el aparato por todos los lados, y opinaron, gritaron y se desesperaron. Entonces se dieron cuenta que Faustino permanecía tranquilo, mirando fijamente el aparato des de cierta distancia. Faustino se acercó al ordenador, se sentó enfrente, sacó un pequeño destornillador de su bolsillo, abrió el panel trasero, miró fijamente el interior del aparato, asintió con la cabeza, murmuró algo y dio una vuelta a un pequeñísimo tornillo. Ante el estupor de sus compañeros cesó el ruido, se extinguió el humo y el ordenador se puso en marcha. Aquel día Faustino se dio cuenta que lo que le gustaba más del mundo era arreglar cosas, que tenía una habilidad especial para ello y que eso le hacía alguien muy especial. Y eso lo cambió todo.
Faustino Pascual Molina (Escola d’adults Castellar del Vallès
Transformaciones
En las nubes Estoy en las nubes, tranquilo, calentito y feliz de estar en la cuna medio dormido. De repente, mi madre me despierta y me saca de la cuna para vestirme y prepararme para llevarme a la guardería. ¡Ya no estoy en las nubes! Salgo a la calle, el día es gris, lluvioso y fresco, hace frio, y siento aire en mi cara, no me gusta esta sensación. El trayecto es largo, no llegamos nunca, necesito llegar para estar calentito y tranquilo, no me gusta nada salir tan temprano de casa. Menos mal, por fin llegamos a la guardería. Mi guardería es grande, con unos cuantos pasillos y clases, con mucha luz y decorada con dibujos en las paredes y muy coloreada. Entro por la puerta, veo a unos cuantos niños en la
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clase, algunos llorando y otros jugando y la profesora saludando sonriente. Ya deseo volver a casa de nuevo, aquí no hay tranquilidad ni paz, hay mucho alboroto y eso me agobia un poco. Mi madre me deja en la guardería con la profesora y no me gusta, me gustaría estar con mi madre durante el día. Decido ponerme a jugar con algunos juguetes que encuentro por algún rincón de la clase. Me distraigo jugando con ellos hasta la hora del patio. De repente, estoy jugando tan tranquilo y se acerca un niño y me quita el juguete, eso no me gusta y me pongo a llorar. Seguidamente aparece la profesora poniendo orden. Llega la hora del patio, pero yo no quiero salir porqué está medio lloviendo y quiero volver a casa. Pasado un rato, por fin llega mi madre para recogerme y llevarme a casa. Yo muy contento y feliz me dirijo hacia ella y le cojo de la mano. Salimos de la guardería y, camino a casa, antes de llegar, mi madre se para en la panadería a comprar el pan y la señora muy simpática me regala un bastoncillo. ¡Ahora si que estoy feliz! Llegamos a casa y todos me saludan con una gran sonrisa, me dan besos y abrazos. Es la hora de comer y hoy toca mi papilla preferida, después volveré a dormir y a estar en las nubes. Oscar Martínez Márquez
Solera
Sola, muy sola me encuentro ahora, en estado de sumisión y necesito desahogarme. Me acuerdo cuando estaba contenta y feliz por todo lo que yo ofrecía, tenia un aspecto impecable y sonaba como el mejor ruiseñor. Esas manos que me tocaban, me hacían sentir viva, era lo más bonito que he sentido y la respuesta del público al oirme eran emocionantes. Ahora todo ha cambiado, soy clásica, demasiado quizá y las manos que antes estaban conmigo se han ido a probar un sonido más moderno. Está de moda el ruido metálico y tiene bastante aceptación con los oyentes y eso sumado al amplificador es impactante. Pienso y espero que será pasajera esta onda y que esas manos volverán a tocarme como antes, sintiéndome diosa del sonido y disfrutando de las caricias musicales que me brindan esos dedos que
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són mis dueños. Además creo que no tiene tanta complicidad el tocar unas cuerdas con una llamada "púa", que el sentir mis cuerdas y poder dominarlas con algo natural y bendito como los dedos. Pienso que no tardaré en sonar otra vez, confío que me estarán echando de menos esas virtuosas manos y pronto estaremos de nuevo unidas, sintiendo otra vez las melodías de siempre. Mientras mi cuerpo seguirá creando solera y sonaré mejor.
Teresa Mainar Valencia ()
Estaba así cuando llegué "Estaba así cuando llegué" A esas horas y con ese calor, me encontraba de la mejor manera posible; tumbado cómodamente en el sofá, delante de la televisión, a media luz y con una apacible siesta acercándose … ¡Ouh!, ¡Woo-hoo!, ¡Mmmmm! Estaba comprobando de reojo que a la distancia justa tenia lo imprescindible; una caja de donuts, dos paquetes de cacahuetes tostados con miel y las sobras de la pizza que cenamos ayer, cuando me di cuenta de lo más importante: la cerveza continuaba en la nevera, a unos dos metros del sofá. Margie y los niños no estaban en casa. El Pequeño ayudante de Santa Claus enterraba un hueso en el jardín, demasiado lejos para oír mi llamada. ¿Quién podría acercarme la bebida? Entonces tuve la idea. Sin cambiar mi posición en el sofá cogí la lámpara de pie. Alargué el brazo lo suficiente como para llegar con el objeto hasta la nevera, introducir la punta de la pantalla en la manilla y estirar hacia mí para abrir la puerta. El electrodoméstico en toda su envergadura cayó hacia delante y todo su contenido se desparramó por el suelo. Justo a los pies del sofá llegó rodando una fresquita y apetecible lata de cerveza Duff. Mientras saboreaba mi bebida, y el éxito de mi idea, recordé una de las frases que me han hecho triunfar en la vida: “Estaba así cuando llegué”. Faustino Pascual Molina
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Fantasías
La fiesta mágica Erika era una joven estudiante de largos cabellos castaños, ojos de color miel y una bonita sonrisa. Vivía con sus padres y abuela, en una bonita casa con jardín, de una pequeña aldea sueca. Cada 30 de abril se sentía emocionada con los preparativos de la fiesta de"La primavera". Por fin, se dejaba atrás el largo invierno, ya era primavera en Suecia. Hacia un esplendido día de sol. Ya habían empezado a salir las primeras flores de tussilago. Erika empezó a recoger unas cuantas para hacer un ramillete. Pensó que podría ponerlo en el centro de la mesa para la hora del pícnic, como cada año. Había mucho trabajo, primero se tenían que preparar todas las viandas de la tarde. Después, llegarían la familia y amigos; y más tarde, prepararían la hoguera, porque a las nueve de la noche tenia que arder. Pero antes de todo, tendría que ayudar a su madre con la masa de los pastelillos de hojaldre. Los había dejado reposando en la mesa de la cocina, tapados con un paño. Había dejado la ventana abierta para que entrara el sol. Se acercó para coger los pasteles y cuando cogió el paño notó que en la palma de su mano se clavó una especie de aguja. Soltó el paño inmediatamente dando un fuerte alarido, enseguida acudieron su madre y su abuela, para ver que pasaba. Erika dejo de cogerse la mano para enseñarla y vieron con preocupación que estaba roja y muy inflamada. La abuela se percató, de que en la mesa junto al paño había una abeja y enseguida quiso actuar aplicando vinagre en la mano, pero no había y en su lugar buscó hielo, porque según dijo “a buen hambre no hay pan duro”. Menos mal que estaba el vecino, que es doctor, y le pudo inyectar epinefrina, porque si no, podía a ver sido mucho peor. Y por fin acabó todo bien. Con tanto alboroto se dieron cuenta de que ya había llegado la hora. Rápidamente, se pusieron a preparar la hoguera, porque este año también había que ahuyentar los malos espíritus, como lo habían estado haciendo sus antepasados desde siglos atrás.
Victoria Santiago Duque
DOLOR Y DECEPCIÓN Era un día laborable en diciembre del año 2001, en un pequeño pueblo de Suiza donde Blanca desempeñaba sus tareas laborales. A las diez y media de la mañana cuando tocaba la hora del descanso, le llegó un mensaje al teléfono que decía -Blanca por favor llámame tengo algo importante que contarte- ella quedó sorprendida y asustada, era José el sobrino de su padre, algo en su interior se encogió, por que sabía que nada bueno traía. El padre de Blanca había llevado siempre mala vida y nunca había luchado por sus
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hijas, cuando se separó de la madre de Blanca, el decidió también separarse de sus hijas. A ella le costo muchos años aceptar que su padre no quería saber de ella. Después de reflexionar largo y tendido sobre el mensaje, se temía lo peor así que decidió contestar al mensaje con una llamada. -Hola José, soy Blanca que pasa? José respondió - Blanca es por tu padre, está enfermo, tiene cáncer. En ese preciso instante el mundo de Blanca se derrumbó, aun que hacia tiempo que esperaba ese momento no podía creer que ya hubiera llegado ya que aun sentía mucho dolor y rencor hacia su padre.Con el alma rota en pedazos y dejándose llevar por los sentimientos y las emociones decidió dar el primer paso para reencontrarse con el después de once años sin saber nada el uno del otro. El encuentro fue muy emotivo se abrazaron por mucho rato, se sentaron a la mesa y pasaron la tarde charlando. Blanca decidió acompañar a su padre en el proceso tan duro que suponía esta enfermedad; lo acompañaba a las visitas del médico; a las sesiones de quimioterapia; creyendo que después del golpe tan duro que la vida le había dado a su padre, el cambiaría en todos los aspectos. Tras cada visita con el al médico, ella salia más hundida y decepcionada, seguía viendo al mismo hombre de siempre; derrotado, egoísta, pasota y sin ganas de luchar ni por el, ni por su hija... En definitiva "dios da pan a quien no quiere comer" así que ella no fue capaz de continuar a su lado y el nunca insistió en formar parte de su vida.
Elisabet López
Nos conocimos en el restaurante donde trabajaba como camarera, ahora parece que fue hace una eternidad y en realidad solo han pasado dos años. En esos entonces yo vivía con mis padres y no tenía carga familiar alguna. Puedo recordar claramente aquel día, 01 de septiembre de 1939. Tras aquel día fuimos inseparables, nos dimos cuenta que compartíamos muchas aficiones, dar largos paseos, montar en barca, descubrir la naturaleza .... Pero no duró demasiado, seis meses después de conocernos lo llamaron a filas y no nos quedó de otra que separarnos. A partir de ahí nos escribimos largas cartas donde nos contábamos los detalles de la guerra, me gustaba pensar que aquellas palabras lo protegían y que volvería a mi en cualquier momento. Me sentaba cada día a esperar en el prado donde más nos gustaba estar, lo llamaban el prado verde y estaba situado en una pequeña ciudad de Galicia, con la esperanza de que volvería. Día tras día veía como volvían los novios y maridos de mis amigas, sabiendo que mientras ellos habían estado ausentes ellas no habían sido precisamente ... como lo diría ... recatadas. Y yo pensaba .... Dios le da pan a quien no tiene dientes, con lo que adoro y echo de menos yo a Allan y no regresa. Un día se presentó un oficial en mi puerta, portaba una carta para mi, en cuanto la vi supe lo que decía. Nunca más volvería a ver al amor de mi vida. Si bien, ha pasado el tiempo en dolor no mitiga y todavía me siento en aquel
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prado a esperar pensando que ha sido un error y que lo veré llegar en la lejanía.
Manuel Roldán Gavardina y sombrero En este mismo instante estoy en comisaria, en la sala de espera de esta, es tarde, lo suficiente como para que la luz del sol no este haciendo presencia en este momento. Actualmente estoy aqui por que trabajo como detective, pero a decir verdad hoy es mi primer caso, y no se muy bien como llevar esto. Empezando con la apariencia, visto una gabardina, y porto un sombrero en la cabeza, indispensable en un detective, o eso quiero pensar, la realidad es que lo vi en una pelicula el otro dia y se veia muy guay. A parte de eso me he sentado en la parte mas oscura de la sala, para que se me vea poco y parezca misterioso, definitivamente eso me hara ver como un buen detective, lo lei en el kit esencial para detectives. A todo eso, me ayo aquí por que debo hablar con un implicado en el caso que tengo entre manos. Tras un rato esperando, escuchando el sonido del reloj de pared, sale un policia de una sala y me hace un gesto para que vaya. Al levantarme muestro uno de mis ases en la manga, tengo el sombrero inclinado haciendo que los ojos se me oculten por la sombra de este y parezca mucho mas detective. Definitivamente soy como el de la pelicula. Cruzando la puerta de la sala que veia, descubro que en verdad era un pasillo, con miuchas mas salas, mientras nos dirigimos a una, el policia me dice que quiere ver la conversacion, pues le gustaria ver a un verdadero detective en accion, menciona tambien que el retenido no quiere hablar con nadie. Levantando un poco la mirada le digo que esto no es como en las peliculas, soy un profesional y conseguire la verdad. El policia se quedo mirando sorprendido, incluso en su mirada se veia determinacion y emocion. Cabe decir que esa frase la saque de una pelicula. Entro a la sala de interrogaciones y apago todas las luces menos una, pues si hay poca iluminacion se me vera mas oscuro y mas imponente. Me acerco a la mesa que hay en el centro de la sala y antes de sentarme miro de reojo al retenido y suelto la siguiente frase: -Dios da pan a quien no tiene dientes. Tras eso me siento en la silla y le miro fijamente. Con la frase anterior y esta mirada es suficiente para hacer que hable, pero aun puedo añadir un detalle mas. Espero a que este a puntode decir algo, y cuando esa por decir una palabra le interrumpo de forma un poco agresiva: -¡Quien te dijo que pudieses hablar! Eso es un duro golpe, no solo le he intimidado con mis apariencias y mi actitud misteriosa, si no que ahora se ve como un cachorro indefenso, de tal forma que incluso el cree que lo es. Dejo pasar un poco mas de tiempo sin decir nada, lo cual incomoda aun mas al retenido. Tras esto, le pregunto directamente si lo hizo, y tras eso, el retenido mira hacia otra direccion con
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mirada apenada, pero sin decir nada. Me levanto y me dirijo hacia la puerta, pero antes de salir le digo: -Debes asumir la responsabilidad personal... No puedes cambiar las circunstancias, las estaciones o el viento pero puedes cambiarte a ti mismo. Después de eso me salgo de la habitacion, miro al policia y le digo que el trabajo esta hecho. Mi siguiente paso es desvanecerme en la oscuridad de la noche mientras apunto algo en mi libreta. Bueno en verdad no apunte nada, pero desde lejos parecía que si. Al día siguiente, enciendo la tele y veo que en las noticias aparece el retenido al que interrogue ayer. Confesó sus crímenes, el muy desgraciado trabajaba como repartidor de pizzas y se comía una porción antes de entregarlas. Así concluye mi primer caso, el Repartidor Degenerado.
Alex del Camino
UNA DECLARACIÓN DIFERENTE Era una soleada tarde de domingo de primavera. Estábamos a punto de entrar en el mes de mayo y las flores resplandecían como nunca. Aquel fin de semana había sido completamente para poder descansar después de una larga semana en el trabajo con los pequeños. Cuando uno se ponía enfermo, solo faltaban dos días para que toda la guardería contrajera cualquier epidemia de mocos y tos infantil. Aquella mañana, Mario, mi pareja y actual prometido me propuso de quedar después de comer en un pequeño bosque que hay en las afueras de mi pueblo, y que es donde nos conocimos tres veranos atrás cuando se celebraban las fiestas de verano del pueblo. Llegaba tarde, el autobús no había salido puntual de mi zona y un poco de tráfico lento me había retrasado más de lo que pensaba. Por dentro me moría de ganas de ver a Mario, ya que por el trabajo hacia mas de una semana que no podíamos vernos, y estaba impaciente para llegar a nuestro punto de encuentro, pensando que el estaría allí también impaciente y nervioso esperándome. Mi sorpresa fue cuando llegué al campo donde nos sentábamos siempre y allí no estaba él. No era propio de Mario llegar tarde, al contrario, era un chico muy meticuloso y puntual, siempre se procuraba de llegar diez minutos antes si hacía falta a cualquier cita que tuviese. Pensé que quizá también se había retrasado por el tráfico y me senté en la fresca hierba a esperarle. Llevaba mi mejor vestido que también era su preferido; un vestido veraniego de manga larga de color blanco, y un sombrerito con una flor amarilla. Pasé los primeros minutos pensando en cómo lo recibirá cuando lo viera venir, pero a medida que iba pasando el tiempo y Mario no se presentaba me iba poniendo más y más nerviosa. Al cabo de media hora de estar allí esperando lo llamé al móvil al cual él no contestó. Pasaron casi dos horas en las que yo me estaba
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poniendo histérica; cuando estaba a punto de marcharme muy enfadada y lo vi venir corriendo y sudando mientras gritaba mi nombre. Me fijé en que iba muy sucio y sus zapatos eran dos bolsas de basura. Vio mi cara a enfado y me pidió que por favor lo escuchara antes de enfadarme con él. “Adelante”, le dije “A ver qué mentira me cuentas”. “No te miento. Lo que me ha pasado es muy absurdo pero es la verdad. Cuando venía aquí para verte, he pinchado la rueda de mi coche con un cristal que estaba en medio de la carretera. Cuando he salido del coche para poder arreglar el pinchazo, me he tropezado con una piedra que ha provocado que me cayera por un pequeño barranco hasta aterrizar en un charco de barro. Lo divertido es que no era un charco de barro, sino una cuadra de cerdos, y me han empezado a morder los pies hasta que me han destrozado los zapatos. Los dueños de la casa y de los cerdos no estaban, y suerte que ha pasado un anciano que me ha ayudado a salir de allí como ha podido. Estoy muy agradecido con él. He tenido que dejar los zapatos con los cerdos porque no me dejaban salir, y el pobre anciano me ha dado dos bolsitas de plástico para recoger lo que pudiera dejar su perrito por el camino. Entre todo esto, he perdido una cosa que te traía, y también, el pobre buen anciano me ha ayudado a buscarlo, aunque sin éxito, Al final también me ha ayudado a sustituir tu regalo, aunque no es la mejor solución…” Esto último lo dijo mientras se ponía de rodillas delante de mí y sacaba de su bolsillo lleno de barro una pequeña caja improvisada hecha con barro, hojas y pequeños troncos. “¿Quieres hacer el favor de casarte con un desastre que no puede ni traerte un anillo en condiciones?” dijo avergonzado. Dentro de la cajita había un pequeño anillo hecho con pequeñas ramas y una flor muy bonita imitando a un diamante. Me eché a reir tan alto que creo que me escucharon en el pueblo de al lado. Pobre Mario. Yo creyendo que me estaba engañando y enfadándome con él, y el pobre haciendo lo posible para traerme un anillo de compromiso. “Así que, ¿Qué contestas?” me insistió. “¡Claro que sí!” Contesté. Al cabo de seis meses llegaba el gran día. Por fin nos casábamos. Aún recuerdo sus votos, su pequeño escrito para definir el día en que hizo el mejor gesto del mundo arrodillándose ante mí. Recordó todos los acontecimientos que le sucedieron antes de llegar a nuestra cita como si hubieran pasado el día antes, y como aquél día se había acordado tan claramente lo que siempre le decía su abuelo cuando el era pequeño “A buen hambre no hay pan duro hijo, coge lo que te den.” Esas palabras le habían ido a la perfección ese día, cuando un agradable anciano lo había ayudado y con remedios un poco caseros había conseguido que le joven llegara a su cita calzado y con su anillo de compromiso.
Ferrań Gutiérrez
Otra perspectiva Cada mañana se despierta con el mismo sueño. Un sueño donde siempre aparece el mismo sujeto. Una preciosa y hermosa doncella, con unos ojos grandes y brillantes, de melena larga ondulada, morena y con matices dorados en su cabellera junto con una sonrisa dulce acaramelada. Se viste, se pone un largo vestido rojo y se va dirección a una colina llena de flores donde corre una rica brisa y olor a primavera. Esperando y esperando por si aparece esa famosa doncella de sus largas noches de sueños. Esa chica con la que sueña
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cada día. En ese lugar y en ese momento. Parece un castigo por el mal comportamiento que tuvo con su pareja pasada. Dios da pan a quien no tiene dientes. Esa persona la quería con locura y ella lo agradeció enamorándose de la chica que cada noche se le aparecía. Se siente culpable. Se odia por ese cometido, pero el amor hacia esa doncella que de momento es ficticia, le superaba. No puede quitarse de la cabeza a esa chica que le tiene el corazón robado. En el pueblo la llaman la loca de la colina. Apenas come, duerme y vive. Su economía tampoco es un problema, su familia le dejó una gran herencia. Solo piensa en ella. No habla con nadie. No quiere saber nada de la gente del pueblo. Ella y solo ella y sus ensueños. Una chica donde un tiempo atrás era muy distinta a la de ahora, abierta y dedicada a lo que más le apasionaba, la fotografía. Los días pasan y ella sigue igual, esperando. Sentada sobre la hierva y deseosa de poder ver aparecer a la bella dama. De repente, un buen hombre se le acerca y le hace algunas preguntas. Ella no responde, simplemente con los ojos llorosos, levanta la cabeza muy despacio y le mira. El caballero solo con la mirada, entiende que no quiere dialogar, asiente, se da media vuelta y se va. Pasan los meses y la situación continua, cada vez se le ve peor. Está pálida, con grandes ojeras y una delgadez extrema. Pero su trabajo es la persistencia de seguir donde cada día. En su bello sueño se ve ella con la chica, están en la colina, ella se le acerca, le acaricia la mejilla suavemente y con la otra mano le coge su mano muy lentamente. Se le acerca a sus labios carnosos y la besa. Un beso donde aparece pasión y saltan fuegos artificiales, cuando de golpe, abre los ojos, como si de algo malo apareciera. Se despierta. La están cogiendo unos hombres vestidos con un chaleco naranja reflectante. Le atan las manos. No puede moverse, está muy débil su estado de salud es primordial. Con las pocas fuerzas que le quedan se zarandea como puede, intenta quitarse esas personas que no conoce de encima y a base de golpes intenta escapar. En consecuencia siente un gran punzón al lado del cuello con el que cae desmayada al suelo y ahí su sueño continua. Se despierta en un lugar frío y de paredes blancas. Apenas recuerda nada, está en estado de somnolencia. Se le acerca un individuo vestido con una gran bata blanca, él dice llamarse doctor. Le habla, pero su mente está ausente. El individuo le intenta explicar que su situación no es nada buena. Ella, le mira fijamente a los ojos, pero no le cree. Ella solo quiere ir a su colina a esperar a su bella dama con la que
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sueña todas las noches. Los días pasan y aunque su estado de salud mejora, mentalmente esta despedazada y muy sedada. Su predilección no aparece ya en sus sueños, ha desaparecido. Se da cuenta que estaba encerrada en un manicomio donde recibía 15 patillas al día. Donde le habían quitado su único sueño y donde ya no tenía ganas de seguir viviendo. Estaba cansada de tanto luchar y esperar. Su esperanza se había perdido. En un intento de huida, se escapa a lo más alto del edificio. Vestida con una gran bata blanca donde se le pueden ver marcados los huesos. Su melena le baila al viento y de pie y descalza, sube al borde de la fachada. Las lagrimas le caen por la mejilla, está triste, no esta loca, solo enamorada. De repente, nota un roce en la mano, con lo cual se gira de un sobresalto y la ve. Ahí estaba ella, con su melena larga, sus labios carnosos y donde se le podía leer en los labios diciendo no lo hagas. Por un momento, se miran las dos a los ojos. Sus ojos están cristalinos de sus lagrimas saladas, no podía creerse que por fin ella estuviera ahí. La chica con la que tanto había soñado y amado. Pero de repente, ella cree que es un delirio así que se gira velozmente y al intento de caer al vacío, la bella dama le aferra fuertemente del brazo donde con un golpe seco la arroja hacia ella. En consecuencia, caen las dos al suelo, su bella dama la abraza fuertemente donde le susurra al oído: Tranquila ya estoy aquí.
Esto va dedicado a una persona muy especial de mi familia donde por desgracia tiene una enfermedad mental. Son personas estupendas y no porque tengan alguna enfermedad mental las tenemos que hacer de menos. Podemos aprender mucho de ellos, Van Gogh era uno de ellos.
Sabina Pedrajas Marcos (CFA Jacint Carrió, Manresa) La verdad está en el interior
Mi familia y yo nos mudamos hace poco a un pueblo de Girona realmente precioso, era lo que nos hacía falta para cambiar de aires y alejarnos de esa ruidosa ciudad, en donde el trabajo abundaba pero perdía calidad de vida, apenas podía ver a mis
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pequeñajos y a mi preciosa mujer mucho menos. Mi trabajo es de alto secreto, creo que ni puedo contároslo a vosotros, pero sé que me guardareis el secreto... Soy un detective privado, pero no uno de pacotilla, sino, el mejor detective privado, mejor dicho "era el mejor detective privado". Y me preguntareis, ¿porque digo que lo fui? muy fácil, el tiempo pasa para todos, hasta para los mejores, en uno de mis casos me debatí entre hacer lo que yo creía correcto u obedecer ordenes del demandante. Como os contaba, mi trabajo me ocupaba gran parte de mi tiempo, pero sinceramente me encantaba, sentía que tenia el mejor trabajo del mundo, cuando me infiltraba en lugares para espiar y pasar desapercibido, la adrenalina me subía por las venas y el corazón me latía a mil por hora. Así en muchos casos pero al paso del tiempo yo me hacía más mayor y pocos casos me tocaban a mí, y claro..., los gastos no se pagaban solos, la hipoteca, el coche, el colegio de los niños, el día a día... Esa época fue muy dura para mi y mi familia, solo nos pasaban desgracias una tras otra, parecía que el mundo se estaba revelando contra nosotros, yo para lidiar con todo esto trabajaba de lo que se me pusiera por delante, cualquier caso cutre que nadie cogía yo estaba dispuesto a llevarlo a cabo por cuatro duros, en esos momentos recordaba lo que mi madre nos decía de pequeños a buen hambre no hay pan duro, que razón tenia. Cada noche rezaba para que el viento cambiara nuestro destino, y así fue. La recuerdo a ella una dama despampanante, radiante, parecía que se quería comer el mundo con aires de superioridad, notaba en su hablar que era una persona fea por dentro, pero que sabia manejar la situación para que pocos notaran de que pie cojeaba. Ella quería hundir a su ex marido y a su vez poder quitarle la custodia de sus hijos, acudió a mis servicios para llevar a cabo este plan, ella necesitaba pruebas, pruebas contundentes para poder llevar a los juzgados y así quitarle la patria y potestad al padre... ¡que tonto fui en aceptar este caso! ¡en que jaleo me estaba metiendo!. Por necesidad tuve que aceptar, ella no tenia ni un problema en pagarme la cantidad que yo le propuse, para mi genial porque me estaba sacando de un pozo sin salida. El plan estaba en marcha, yo seguía a ese hombre día y noche tal como ella me pidió, no descansaba, utilizaba mis herramientas de ultima generación para fotografiarlo, escucharlo y seguirlo allá donde fuera, en cuestión de días sabia todo de él: donde vivía, que coche tenia, con quien frecuentaba, donde salia, que hacia con sus hijos el fin de semana que le tocaba... En fin, ¡TODO!. Después de hacer el informe llegue a la conclusión de que no era tan mal padre como ella me contaba, él vivía por y para sus hijos, salían de excursión, iban a la playa, se iban de
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vacaciones, paseaban, iban al cine... No lograba entender el porque tan mala intención tenia ella contra el si en realidad el no tenia maldad. Le entregue el informe a la dama y ella muerta de rabia me lo devolvió, me decía que necesitaba más, no era suficiente, me ninguneo poniendo en duda mi trabajo, - ¿para esto te pago? ¿no llegas a nada más? suspire profundamente y agache la cabeza, - tranquila, continuare con mi trabajo dije mientras la rabia me comía por dentro ante tal mal educada. Volví a seguir a este hombre sin descanso, pero era un hombre bueno y trabajador, apenas tenia vida, solo se dedicaba a reparar su coche y sacar a sus perros, ¿que más quiere de él?. Tras dos semanas decidí entregar el nuevo informe a la dama, con varias fotografías de el reparado un par de coches, sin maldad alguna, ella las observó detenidamente y decidió que llevaría todas esas pruebas ante un abogado para denunciarlo por trabajar en negro y así conseguir que lo llevaran ante un juez, yo indignado le pregunte porque quería eso, ¿porque quería separar a sus hijos de el?, - ella sin remordimiento alguno me contesto: mis hijos son solo míos y de nadie más. Ante tal frialdad, me encerré en mis adentros y cuestione si estaba haciendo el bien o el mal, claramente estaba haciendo el mal por ayudar a una persona mala a arruinar a otra persona sin tener culpa de nada, decidí no entregarle ningún informe aquella señora, se enfado tanto que me destrozo la oficina y me amenazó con denunciarme a mí también, pero yo con todo lo que se a lo largo de mi vida no le tengo miedo a ella ni a nadie, así se lo hice saber, ella se marchó y no volví a saber de ella. A los dias volví a donde aquel hombre vivía, lo vi bien y feliz con sus pequeños, quería acercarme y contarle lo que querían hacerle, pero por mi trabajo me era imposible contactar con un sujeto, asi que le escribí una carta anónima explicándole todo lo sucedido. Ahora me siento mejor sabiendo que en aquel momento elegí hacer lo correcto.
Tamara Sujeiv Molina San Martín (Institut Illa de Rodes, Roses) Bendita soledad
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Soy Paula, una estudiante de 16 años que vive con sus padres en una pequeña aldea en el norte de España. Mi familia y yo somos, junto con una pareja de ancianos, los únicos habitantes de esta pequeña aldea. Como no tengo hermanos, me gusta pasar el tiempo en los prados leyendo y escuchando a los pájaros cantar. Os puede parecer una situación muy idílica, pero mi realidad es muy distinta. La soledad suele apoderarse de mi muchas veces, me cuesta no tener a nadie de mi edad a quien contarle mis problemas, o simplemente tener a alguien con quien compartir mis inquietudes. Aunque tengo amigos en el colegio, los fines de semana los paso sola y a menudo me gustaría tener una vida distinta, en definitiva, querría ser una chica de ciudad y poder y al cine o a comprar ropa cuando me apeteciera. A pesar de que siempre me estoy quejando de mi situación, mi padre me dice que “Dios da pan a quien no tiene dientes”, y con el tiempo me he dado cuenta que tiene toda la razón. En mi caso, estar tan sola me ha ayudado a conocerme a mi misma y a disfrutar de las pequeñas cosas que me rodean. Estoy segura que la gente de la ciudad desearía estar en mi situación, y vivir con la paz y la tranquilidad de la que yo disfruto a diario. Lo que antes me parecía un problema, con el tiempo me he dado cuenta que no lo es, sino todo lo contrario. Tengo la certeza que cuando tenga que abandonar mi aldea para ir a la universidad echaré de menos el aire puro que respiraba, la soledad que me acompañaba y me arrepentiré de no haber saboreado cada minuto de mi vida pasada.
Sergio Ramos Barco (CFA Badia del Vallès) Mentiras en la sombra
Era un día aparentemente tranquilo. No tenía ningún caso sin resolver y eso era una cosa que normalmente no ocurría, ya que normalmente siempre investigaba varios casos a la vez. Pero no, ese día era un día tranquilo. A pesar de todo fui a mi despacho a ordenar papeleo. Sobre las 4 de la tarde sonó el teléfono. Era una joven que quería resolver un caso sencillo. Al parecer ella sospechaba que su pareja tenía una amante. Normalmente
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si tengo mucho trabajo no cojo ese tipo de casos, pero como he dicho era un día tranquilo. Le pedí que se pasara por mi despacho y ella se negó rotundamente alegando que su pareja sospechaba que ella sabía algo y podía seguirla y arruinar toda la investigación. Normalmente me gusta ver cara a cara a mis clientes, pero la gran suma de dinero que me ofrecía por el trabajo me hizo hacer una excepción. Me envió una fotografía de su pareja y también me dijo dónde y a qué hora encontrarlo. ¡¡ sobre todo máxima discreción!!, me repitió una y otra vez. Me dirigí a Pub de una calle poco transitada en la zona menos conocida de Londres y esperé en el coche con la fotografía de ese tipo en la mano. Aparqué bastante cerca de la entrada ya que era de noche y la calle era poco iluminada. Aun así, vi a ese tipo entrar sin problema, ya que el tipo era bastante corpulento. Entre al pub. Era un antro poco iluminado con un fuerte olor a meados en el que sin duda alguna nadie se había molestado en limpiar desde hace meses. Mire a mi alrededor y me percate de que solamente estábamos ese tipo, un camarero que parecía más bien un macarra y yo. Le pedí un Whisky y apoyado en la barra giré mi cabeza hacia el tipo que era mi sospechoso, me di cuenta que me miraba fijamente con cara de pocos amigos, así que le salude, levanté ligeramente mi copa en forma de brindis y pegué un trago. En ese momento detrás de mí se oyó el ruido de una puerta cerrándose. Me di la vuelta lentamente y para mi sorpresa, era Laura, mi expareja, con la que tuve una relación de 6 años y había roto tan solo hacía 4 meses a causa de una infidelidad. - Ya sabes lo que viene ahora verdad? - Me dijo. Sin mediar una palabra intente salir lo antes posible de ese lugar. Pero el camarero con cara de asesino me esperaba en la puerta. Le golpeé dándole un puñetazo en la cara, pero ese tío parecía estar esculpido en piedra y me destrocé la mano. En ese momento el otro tipo me sujeto por detrás y el camarero hizo su trabajo. Me dio tal paliza que tarde meses en recuperarme. No he vuelto a ver a Laura nunca más, ni quiero volver a verla. A partir de entonces voy con más cuidado, soy más cauteloso en elegir mis casos no sea que vuelva ser yo el investigado en vez del investigador.
Juan Carlos Maya Santiago (CFA Ramon Llull, Terrassa)
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Confesiones encubiertas
Iba caminando por las solitarias calles de la ciudad, escaneando con mis ojos de color acero cada lugar por el que pasaba, cada detalle.
Había una ligera brisa otoñal y agradecí llevar un sombrero pues evitaba que el aire despeinase mi cabello castaño. No iba solo, iba con otros agentes de policía, o más bien dicho, con agentes de policía ya que yo soy detective privado y solo estoy colaborando con esta investigación criminal. Hay una cosa que deberían saber sobre mí y es que soy el culpable de este crimen. ¿Por qué se lo digo? Pues la respuesta es simple: no saben mi nombre, mi edad, la ciudad en la que estoy ni ningún dato relevante sobre mí, así que no estoy en peligro. Ya conocen el dicho, “a buen hambre no hay pan duro” y es que trabajar para la policía tiene sus ventajas cuando eres un asesino en serie. Nadie sospecha de ti, puedes seguir los avances de la investigación de cerca y aún mejor, siendo detective, siempre puedes aportar datos falsos que alejen las pruebas de ti. Llevo varios meses ya trabajando en este caso y no puedo evitar sonreír para mí mismo cuando veo cuan perdidos que están. Ilusos. Siguen pistas falsas y ya tienen sospechosos así que creo que voy a tener que parar con los asesinatos una temporada, así me aseguro de que las cosas se relajan. Estoy lejos de ser un novato en esto así que he aprendido a mantener un perfil bajo. Dicho esto, debo irme pues me reclaman. Ha sido un placer confesarles esto. Andrea Muñoz Arranz (CFAM Natura, Pineda de Mar) La caja de Pandora La caja tímida Mi caja me acompaña desde que nací, no recuerdo que nadie me la diera, pero sí que recuerdo tenerla desde que tengo uso de razón, siempre la llevo a mi lado, no me abandona nunca. La emoción que se esconde dentro de ella es la timidez, por eso le llamo la caja tímida. La gente que me conoce ha intentado que me deshaga de ella en muchas ocasiones, pero aunque lo intento al final siempre termina acompañándome a todos
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los lados, como suelo decir, forma parte de mí, de mi personalidad, de mi manera de ser, en definitiva es parte de mi esencia. Escondo mi caja porque en algunas ocasiones desearía que desapareciera, pero es imposible, por mucho que lo intente al final acaba apareciendo a mi lado otra vez, recordándome que está allí, como ya he dicho forma parte de mi y no sé si algún día conseguiré mantenerla al margen
Sergio Ramos Barco (CFA Badia del Vallès) ¿Qué guardas en la caja? El milagro de la vida se estaba produciendo en mi cuerpo. El milagro de mi cuerpo gestando no dejaba de sorprenderme . Cada instante de aquellos nueve meses fueron un milagro. El momento en el que té conocí, fue un milagro, fue sin duda , el mejor momento de mi vida. Mi cuerpo fue el hogar de mi bebé ese cuerpo se preparó desde tu propia gestación para ese momento . Cada un de tus células sabía lo que tenía que hacer solo tenías que cuidarlas y escucharlas No tuviste miedo No temiste decir no podías hacerlo Por que desde mis entrañas te escuchaba hija diciéndome:
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LAS DOS VAMOS PODER!
Marta Bautista Romero MI CAJITA DEL AMOR
Mi cajita del Amor, repleta esta de felicidad, un amor sin condición, que demuestra mi gran verdad. Cuando yo era pequeño mis padres me la regalaron , poniendo todo el empeño hasta que por fin me adoptaron. La vida me cambió, con la llegada de mi familia el tiempo me fortaleció, y mi camino yo seguiría. Cuanto Amor puede caber en este objeto tan pequeño, solo nosotros lo podremos saber y lo guardaré con mucho empeño. En mi caja yo tendré, todo lo que me han amado, con el tiempo en ella encontraré, a su corazón encerrado. Los amaré para siempre, como ellos me enseñaron mientras mi vida perdure, gran ejemplo me mostraron. Sergi Febrer Mesquies (CFA Miquel Martí i Pol, Manlleu)
Mi caja de palabras
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No son tan solo palabras lo que en mi caja guardo, es algo más que eso. Son sensaciones, sentimientos callados… Tantos como a personas la han llenado.
Hay palabras buenas y malas, peores y mejores. Palabras de amor y de odio. Palabras con y sin rencores.
Hay palabras que dejan helada y otras que arden en pasión. Las que calman y las que alteran; las que arreglan o rompen mi corazón.
Algunas con doble sentido, otras mal interpretadas. Las que intento no recordar y las que no quiero olvidar.
Llanas, agudas, esdrújulas o sobreesdrújulas; adjetivos, sinónimos, verbos… Gratis son todas ellas, algunas dichas sin pensar.
Es mi secreto, es mi peso
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nadie la debe encontrar. Tan solo la abro cuando estoy sola para que nadie pueda verme reaccionar.
Abro mi caja, parece vacía… Muchos secretos que interpretar. Incluso todos los silencios escondidos están llenos de palabras por revelar.
Maria Montserrat Muñoz Rodríguez (CFA Sant Boi)
Cosas que guardar
Hola chicos! aquí estoy... Entre pensamiento y pensamiento, He llegado a una conclusión. Conclusión? Que guardar en una caja... Realmente, si tuviera que guardar... Esa caja iba a encerrar, para tirarla al mar No se la daría a nadie, no la compartiría con nadie Pues esos sentimientos serían, miedos Sueños que no se hicieron realidad... Alas rotas que un día me hicieron volar... Serían cosas que no se pueden contar. Los sueños no hechos realidad... Las alas que un día te hicieron volar... Pocas cosas olvidadas ya...
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Y que mejor que depositarlas bajo el mar. Guardaría pocas cosas, en una caja bajo el mar. Raquel Cordero Riba (Barcelona)
Dentro de la caja
¡No murmures¡!No llores! ¡Haz caso de todo lo que te diga!¡Eres inteligente, pero no haces nada bien! ¿A caso mi padrastro no me quería?¿Acaso solo era para el un estorbo?¿Por que me dio la caja de los miedos? Hoy soy un adulto prospero, no por suerte, más bien por pelear duro contra mi mismo. Auto denominarme incapaz es lo que me dicta el subconsciente, que soy capaz es lo que me digo a mi mismo, pero, al final a quien creo es a él. No sé en que momento adquirí la caja de los miedos, cuando hablo con alguien la caja se pone en mi boca para que lo que digo no sea elocuente y si me doy cuenta de ello, el miedo a parecer poco elocuente me hace ser indeciso, en ese momento la caja me golpea y me siento inseguro, al final lo que transmito es absurdo. Cuando conozco a alguien la caja se esconde, mi seguridad y simpatía agrada a primera vista, eso me hace sentir bien, pero cuando la otra persona muestra un mínimo hilo de amabilidad, la caja me pega un golpe en la frente y me tumba, desde ese momento digo absurdos, me siento un soldado derrotado por un niño y por ello digo cosas que mientras las digo sé que parezco un idiota, un estúpido o un insensato. En ese momento me siento inseguro, la caja me pisa los pies y lo que podía ser una amable conversación, se convierte en mi tristeza, la caja de nuevo me gano la partida. Cuando inicio un proyecto la caja es constantemente me habla, me susurra que no soy capaz de hacerlo, que soy torpe, que soy un memo, se pone en mis pies y me deja inmóvil, con cara de tonto sin poder hacer nada, en algunas ocasiones me logre escapar, pero aunque todo salga bien, la escucho al acecho. No sé donde esta, aveces esta detrás haciéndome sombra e intimidandome, en ocasiones delante acosándome, en ocasiones debajo haciéndome caer, y en ocasiones no la siento cerca. Creo que vivo dentro de ella, y que todo lo que veo es través de ella.
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Manel Junio Mora Blanco (CFA Jacint Carrió, Manresa)
La libre caja
E aquí mi secreta caja, oculta sentimientos y emociones, la libertad brota por encima de todo, nada te ata y nada te preocupa, simplemente eres libre.
Hacer lo que te plazca, sin que el dinero te prive de nada, sin que la salud te impida volar, sin que el amor sea doloroso. Simplemente eres libre.
Sin mirar atrás, los errores no son nada, el pasado, pasado esta. Dar importancia al presente, porque simplemente, eres libre.
Esta es mi caja, también es mi realidad, regalada por mi mismo, satisface mi necesidad.
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LIBERTAD. Manel Segura Pretel (CFA Palafrugell)
La emoción en el interior del texto
Una cajita de madera, custodiando mi emoción más sincera, emoción que desde tu nacimiento, se acentúa con el paso del tiempo.
La emoción la escondo, pues me hace vulnerable, porque hasta que llegaste, no había sentido algo tan grande.
La cajita, tallada en madera noble, me la entregaste tú al nacer, la cajita; de ébano, caoba y roble, me acompañará mientras te veo crecer.
A veces pienso que eres un milagro, Me gustaría detener el tiempo, O tal vez si pudiera, Recordar cada sentimiento.
Eres lo mejor, lo mejor que me ha pasado,
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eres una flor,
Valeri Josep Ventura Pastor (EA Timó, Tiana-Montgat)
La caja de un amor de adolescencia
La guardo cerca de mí, la abrazo contra mi pecho, donde puedan mis latidos alimentar lo que esta caja contiene. Y no la abro los días grises, pues lo que en ella encerré un día, requiere de luz y días claros. Y me tiemblan las manos al saber que puedo forzarla y desvelar sus secretos, casi no recuerdo que dejé en su alma de madera maltratada por los sueños rotos. Quizá el primer poema que torpemente deslicé bajo tu pupitre,o la cinta que recogía tu pelo aquella tarde,o la entrada a aquel cine de verano, quizá una carta de despedida, con la tinta emborronada por mis lágrimas, o aquel anillo que jamás te pusiste… No la abriré, prefiero imaginar que está vacía, que no hay recuerdos de lo que nunca perdimos, que todo es pasado y no mueve mi alma el recuerdo, ¡que aun llevas esa cinta en el pelo! que todavía estamos en aquel cine... con la brisa tibia acariciando nuestra tarde, prefiero pensar que aquel poema de amor llegó a tus manos...y que lo leíste. Juan Giménez Yniesta (CFA Baix Montseny)
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“La literatura no permite andar, pero permite respirar.” (Roland Barthes)
Profesora del Módulo: Isabel Verdú Institut Obert de Catalunya
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