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Autores de los textos, del Taller de escritura creativa del GES. ¡Que disfrutéis de la lectura y enhorabuena a los seleccionados! Meri Malene Acurio López
CFA La Llagosta
Hanae Akrim
CFA Berguedà
Ronny Bastián Suazo Pasten
CFA Lloret de Mar
Dmytro Bondar
Institut Martí i Franquès - Tarragona
Yolanda Díaz Gómez
CFA Palafrugell
Marcos García Grandes
BCN- Olga Torija
Imma García Pareja
CFA Teresa Mañé – Vilanova i la Geltrú
Carlos Giraldi Requena
BCN- Abel Caldera
Anna María González Fauré
CFA Ramon Llull – Terrassa
Rafael Herrera López
CFA Edelia Hernández – Viladecans
Verónica Marín Delgado
CFA Edelia Hernández – Viladecans
Milo Katarina Martínez Polack
BCN- Abel Caldera
Francisco Molero Urios
CFA Vilafranca del Penedès
Sara Montilla Infante
CFA Jacint Carrió - Manresa
Javier Pérez Portero
AFA Lloreda – La Pau – Badalona
José María Pérez Urbano
CFA Ramon Llull – Terrassa
Sharon Porro López
CFA Lloret de Mar
Judit Poyatos Morales
BCN – Olga Torija
Jeremiah – David Ramia Rabanal
BCN – Carme Duran
María Ángeles Sánchez Escalera
Escola d'adults Castellar del Vallès
Isabel Santiago Antolín
CFA El Vendrell
María del Mar Torrecillas García Axel Guillem Torta Casanova Valeria Pilar Zeballos Fernández
CFA Teresa Mañé – Vilanova i la Geltrú CFA Sebastià Juan Arbó – Amposta CFA Bellavista – Les Franqueses
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¿QUÉ REFLEJA EL ESPEJO? Mi mente me autodestruye Con nombre Hebreo, de significado Princesa. Hija de un catalán y una andaluza, crecida en la pequeña Vila de Cardona. Quizás, el criarme entre campos verdes color esperanza es lo que me ha hecho ser ecologista y animalista. Tengo pasión por viajar, estudiar otras culturas y otros modos de vivir la vida sin ser esclavos de esta sociedad que nos perturba y nos atormenta el alma. Podría decirse que he viajado casi por todo el mundo. De estatura alta y atlética, he competido toda mi vida en gimnasia rítmica, hasta que decidí terminar con ello a causa de las obligaciones de llegar a niveles altos. A una cierta edad, cuando tu cuerpo de niña inocente empieza a cambiar y a tomar forma de cuerpo de mujer, te obligan a hormonarte para no llegar a cambiar ''del todo''. Mi pelo es largo por la cintura de un color marrón como el chocolate puro y mis ojos son de color verde esmeralda. Al dejar el mundo de la competición, me dediqué en cuerpo y alma al modelaje y al baile. Bailar me hace sentir libre cual pájaro volando por encima del mar. No toda mi vida es tan bonita como parece, pues entrar en estos mundos de la imagen conlleva ciertos riesgos y sacrificios de los cuales un mañana puedes arrepentirte. A causa de los errores cometidos en el pasado, mi mente sufre cada día autodestruyéndose por lo cometido. Soy muy negativa y eso me hace sentir como dentro de un pozo más oscuro que lo oscuro y espero algún día dejar el pasado atrás y ver la luz de la esperanza y del futuro. Por mí, por mi hijo y por mi pareja. Sara Montilla Infante (CFA Jacint Carrió -Manresa-)
Escrutando mi yo Hoy, un domingo cualquiera, sentada en el escritorio y con música de fondo, he hecho algo que creo que nunca había hecho. He mirado una foto mía con detenimiento, sin prisa, empapándome de la imagen como si fuera una desconocida, y como muchas veces me ocurre, me han empezado a picar los dedos, señal de que querían volar por el teclado y echar fuera todo lo que pasaba por mi mente.
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Me he fijado en que tengo el rostro ovalado, enmarcado por unos largos mechones entre castaños y dorados que siempre llevo sueltos. Mis ojos, cual camaleón, pues depende del momento son grises, azules o incluso verde, creo que quien me conoce puede percibir mi estado de ánimo dependiendo del color. Mi mirada suele ser risueña y mi nariz ni pequeña ni grande y redondeada. Mis labios, con una forma de corazón bastante marcada y siempre pintados de color rojo, considero que son mi sello. Soy de baja estatura y algo ancha según los cánones de belleza. Me considero una persona feliz y calmada pero también tengo carácter, como un océano tranquilo y sosegado hasta que llega la tormenta y empieza la marejada. Soy algo tímida y reservada sobre mis sentimientos y mi gran defecto es querer contentar a todo el mundo, aunque a veces en el camino me olvido de mí misma. Si fuese una flor sin duda seria una cala, bastante corriente y fácil de cuidar, pero muy especial para algunas personas. A mi parecer es bastante fácil conocer cierta parte de mí, mi yo tranquilo y sosegado, el que siempre muestro. Pero mi yo sentimental, el que ama y el que sufre, ese lo guardo para mi gente, para los que me quieren y me apoyan siempre. Sharon Porro López (CFA Lloret de Mar)
Mi (Yo) en veinte minutos
Hola, mi nombre es José, procedente del hebreo, utilizado en gran parte del mundo y como ya sabéis mi santo es el diecinueve de marzo. Soy de estatura media, complexión no atlética (lo fue), con inicio de pequeñas dunas (arruguitas) alrededor mis ojos azules que oscurecen o clarean según el día, pelo castaño visitado por mínimas canas no invitadas a mi cuero cabelludo donde mis suaves y delicados cabellos empiezan a emigrar poco a poco, agradeciéndoles su parsimonia en el proceso. Soy lo que se diría, una persona normal, si es que es un adjetivo razonable para el ser humano. ¿Qué es normal? Me considero alguien extrovertido aunque no del todo. "Divertido", sensible, algo cobarde, miedoso o cauto frente a las adversidades, supongo que por mi experiencia en la vida. Me gusta pisar sobre
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seguro y arriesgar lo justo, algo que debería cambiar. Sedentario últimamente, pero no en general, supongo que será por la situación del confinamiento. Me gusta la lectura, viajar, el fútbol, una buena puesta de sol, la naturaleza, pasear, la playa, comer, reír, un buen vino y un sinfín de actividades que no nombro, a las que agregar otras que me gustaría desarrollar. Añadir que mi deseo es la paz mundial, aunque eso esté fuera del alcance de todos. Agradezco la vida que vivo e intento ser razonable, flexible y coherente con mucha gente que se cruza en mi vida, demostrando afecto si es necesario y buenas maneras para sobrellevar lo mejor posible esta vida. En conclusión, la definición de mi persona sería: J: jocoso, O: organizado, S: sensato, E: educado. Gracias. José María Pérez Urbano (CFA Ramon Llull -Terrassa- )
Un espíritu de otra época
Nacida el día de Navidad, un 25 de diciembre soleado en el bosque de Vallgorguina, donde mi madre pasó ese día tan especial rodeada de sus seres más queridos. Mi nombre fue inspirado por las musas griegas y está conectado a varias palabras antiguas. “Melos”, por ejemplo, significa armonía. “Melitas” significa miel y “Milos” es una isla griega. Podría decirse que mi nombre es el conjunto de todas ellas. Asimismo, mi nombre fue elegido por un personaje de la película antigua “Un americano en París”. Este personaje tan culto para las artes, tan bello y magnífico hizo a mis padres sentirse identificados y ponerme su mismo nombre, Milo. Me siento un espíritu de otra época atrapado en la era actual. La época en la que vivimos me resulta tan pesada como un trozo de plomo en mi espalda. Mi vida sin novelas románticas de Jane Austen o de las hermanas Brontë sería un tormento para mi alma. Mi piel es nívea, mis ojos, como un arroyo del Montseny en otoño enmarcados por mis pestañas, cejas y pelo ígneas, que le da todo un aspecto claro y brillante. Mi horizonte bajo los ojos se tiñe por velados días de ansiosa lectura bajo el sol primaveral. Soy alta y delgada y por eso muchas veces parece que camine
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con pesar. Mis manos, frecuentemente se comparan con las de un pianista. Mi voz, cuando estoy con mi familia, se vuelve cual un infante. Mis pies, se definen como “pies de bailarina”. Mi madre siempre me llama “Berta la de los pies grandes”, la esposa de Carlo Magno. Soy una persona introvertida y reservada, pero frecuentemente la introversión se confunde con la timidez. Son cosas totalmente distintas. La introversión es poseer un alma cerrada a los demás siempre que uno quiera. No es necesario “malgastar” palabras si no vale la pena decirlas. Cuando se me conoce mejor soy resuelta, testaruda y orgullosa, no me gusta que me digan las cosas que no quiero oír. Mi madre me dice que soy como un roble y tendría que ser fuerte como un bambú, que, aunque lo dobles, seguirá siendo flexible. También soy una persona polifacética. Amo bailar y sentirme ligera como el agua. Amo la música, el dibujo, el canto y la escritura. Amo cualquier tipo de expresión artística. Siento que la cultura también se puede encontrar con el paladar. He visto mucho mundo con mi familia y he visto que a través de la comida se puede aprender. Todavía no me conozco a mí misma. Antes pensaba que sí, pero la verdad es que me faltan muchos años de larga experiencia. He estado mucho tiempo estudiando en el mismo lugar y cuando me fui noté que había estado ciega. Hay muchísimas posibilidades en nuestra larga vida y si tu alma es positiva y de vez en cuando romántica, no hay ninguna duda de que puedes encontrar la plena felicidad. Me siento de otra época. Soy un espíritu de otra época. Milo Katarina Martínez Polack (BCN- Abel Caldera)
Sencillamente yo Nacida en Vilanova un día de caluroso verano, de padre granadino y madre cordobesa, decir que estoy orgullosa de ser como soy y de donde vengo. Sigo viviendo en esta gran ciudad a la cual estoy muy contenta de pertenecer. De estatura mediana, de complexión más bien delgada, larga cabellera marrón chocolate, mis ojos son pequeños como almendras pero a la vez llenos de vida y de luz de mirada risueña, intensa. Las manos pequeñas con largos dedos para poder realizar esas tareas minuciosas de trabajos manuales que tanto me gusta hacer con
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mis pequeños. Mi rostro es delgado y la tez blanca como la nácar pero cuando el invierno asoma su nariz se me queda enrojecido por el frío intenso. Me gusta cuidarme y por lo tanto procuro llevar una vida equilibrada e intento hacer deporte, el cual practico a diario, para mí es una vía de escape a los días que a veces me siento con estrés, bien por el trabajo o a veces por el día a día en el que voy un poco ajetreada. Suelo vestir con ropa cómoda, normalmente con tejanos, pero siempre cuidando mi imagen, mi cabello, mis manos, soy muy pulcra tanto en mi aspecto como en mi casa. Mi carácter tímido a veces me hace expresar mis sentimientos hacia otras personas, no me cuesta hacer amistades ya que me considero una persona muy legal, transparente y amiga de mis amigas, no tengo muchas pero las justas para saber que las personas que tengo a mi lado siempre estarán ahí para echarme una mano. En mi trabajo soy muy activa, doy el cien por cien, con mis compañeras hacemos una piña y solemos ayudarnos entre todas, mi faena consiste en trabajar como educadora en un comedor escolar, era un ilusión que tenia hace mucho tiempo y después de trabajar duro he conseguido mi propósito. Decir que a veces he tenido que pasar por momentos amargos de los cuales me quedan esos recuerdos que he de guardar en un cajón, es difícil no acordarme de todas esas cosas pero la vida continua y tengo que mirar en mi casa donde tengo una felicidad inmensa al lado de mi familia la cual me apoya y me anima a realizar que todos mis sueños se hagan realidad. Me encanta mi vida actual, creo que he trabajado mucho para lograr mi meta, a base de trabajar y estudiar estoy consiguiendo mis propósitos, admiro a mis hijos, a mi marido, que siempre está a mi lado, y procuro siempre tener una conversación con él cuando los niños se van a dormir. Me gusta mucho leer pero sobre todo aprender, y ahora con este curso espero poder expresarme mejor en la escritura, soy muy constante y meticulosa, me gusta hacer las cosas bien y antes de hacer algo mal me lo repaso mil veces hasta que lo veo perfecto. Me fijo mucho en las faltas de ortografía e intento que mis textos estén bien redactados o por lo menos eso intento. Imma García Pareja (CFA Teresa Mañé)
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UN MOMENTO DE OBSERVACIÓN La cita que nunca existió Les quiero contar algo que me sucedió en mi lugar de trabajo, soy propietario de una
cafetería modesta y no de gran tamaño pero con mucho encanto. Esta tarde sobre las 16:00 pude observar cómo una mujer de muy buen ojo, de ojos azules como el cielo, se acercó a la barra para pedirme un café, su mirada me dejó algo sorprendido, me dio la sensación de que estaba muy inquieta, algo nerviosa, como si estuviera esperando a alguien, enseguida pensé, y dado de que estoy acostumbrado a este tipo de situaciones, a que estaba esperando a alguien, y, dados su inquietud y nerviosismo, era alguien muy importante para ella. Al terminar su café con leche, la bella mujer miró el reloj durante diez minutos como cinco veces y, al ver que no llegaba su anhelada cita, me pidió otro café, pero esta vez un café solo y con dos azúcares. Comencé a inquietarme y a la vez me dio cierta curiosidad saber a quién esperaba y si realmente esa persona vendría al punto de encuentro. Luego de veinte minutos observé a la mesa de la mujer y observé que estaba llorando, con lo que pude deducir que fuera quien quera el individuo, no vendría a su cita. A los dos minutos la mujer me pidió la cuenta y se marchó con claros síntomas de tristeza, realmente me dio mucha pena y a la vez me dieron ganas de intentar darle ánimos o intentar consolarla de alguna manera, pero luego pensé este es mi trabajo y no puedo meterme ni involucrarme en los temas de los clientes. Ronny Bastián Suazo Pasten (CFA Lloret de Mar)
Conocer a tus vecinos, consecuencias de un confinamiento Me es verdaderamente complicado poder explicar alguna cosa que me haya pasado durante estos dos últimos meses, ya que no veo más que terrazas, campo y cuatro paredes cada día.
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Con la opción de teletrabajar, no me muevo de casa. Cuando da el sol, salgo a una de mis dos terrazas. Durante la jornada laboral, me instalo en la más amplia, que es donde da el Sol. Vivo en un edificio que el que los bloques hacen una especie de U y en medio hay una zona común, un jardín, vaya. El vecino del bloque que se encuentra delante del mío, siempre se sienta en el mismo lugar de su terraza, a veces no sé que hace. Allí no le da el Sol, y en su terraza tiene su mesa y sus sillas, pero él se sienta cada día en el mismo lugar, en una esquina en la cual se medio recuesta en una columna. Yo no veo donde, pero pudiendo aprovechar su bonita terraza, y sus preciosas sillas. Se sienta allí, en la esquina incomoda, desde mi perspectiva ¡claro!, que ya sabemos eso de que todo depende desde el punto de donde se mire. He llegado a pensar que allí, tienen que tener un cojín de la repera. Si no, no encuentro explicación. La vecina que tiene justo debajo, tiene dos hijos. La mayor, que tiene la edad de mi hijo, unos 9 años, se pone a disparar, virtualmente, con un vecino de mi bloque. Los disparos vocales, van y vuelven y se oye, “¡Te he dadooo Javieeeer!” Y Javier contesta “No me has dadooooo, eso solamente te ha parecidooo”. “Pim paaaam piuuu piuuuu”, sonidos que rebotan en todas las paredes de los bloques. Estoy segura de que no soy la única que lo piensa, sí, eso mismo. A la derecha se encuentra la otra vecina, deportista (diría yo de nacimiento, si no, no se entiende el tipazo que tiene) Tiene dos hijos, encima eso. Parece ser que el mayor provoca al más pequeño que no tiene ni dos años, ¡ni dos años! Sigo pensando en el tipazo. En definitiva, se escucha: “¡Que te he dichoooo que le dejeeees en paaaaaaaaaz! ¡Como vayaaaa te vas a enteraaaaaaar!” Nada, al final pienso que no se puede tener todo en la vida. O al menos ese es mi consuelo. Los vecinos de la derecha, pareja con una niña. La niña es compañera de clase de mi hijo. No puede ser más perfecta, correcta, educada y súper aplicada en el colegio. Su padre, mosso, y la madre no sé. Lo único que sé de ella es el pijama que lleva puesto. Los sábados se sientan en la terraza a desayunar, los tres. Como tres ángeles, qué familia más perfecta. Si es que ni se les escucha. Mis vecinos de abajo, ¡ay! mis vecinos de abajo. Pareja con dos hijos, uno de ellos se encuentra en el momento de definir su sexualidad y hay veces que va realmente guapa. Yo se lo digo, pero me ignora. Podría decir que seguro tienen el colesterol por las nubes, comen demasiados fritos. La construcción está tan bien
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hecha que el olor sube por mi extractor y por mi chimenea, y se extiende por mi casa. Les encanta disfrutar de la música a tope, sobre todo el reguetón, y mencionando nuevamente la construcción, cuando me toca hacer calls con mis jefes, parece que yo estuviera en una discoteca. Un día decidí bajar en pijama y picar su timbre. Lo cierto es que podría describir a todas las terrazas, pero me extendería demasiado. Estoy completamente segura que si mis vecinos hablaran de mí, tendría que replantearme mi vida. Valeria Pilar Zeballos Fernández ( CFA Bellavista – Les Franqueses del Vallès)
Volver a nacer... Después de... (ya he perdido la cuenta de cuántas semanas llevaba sin dar un simple paseo por placer), he salido al los campos de al lado de mi nueva casa, un lugar prácticamente inexplorado para mí. Ha sido como si por primera vez saliese del vientre de mi madre, y todo lo que podían observar mis ojos fuese un tesoro de valor incalculable con el que tenía la necesidad de recrearme y captar el más mínimo detalle. Qué bonito estaba todo... los campos inmensos de espigas de trigo, unos de verde intenso y otros empezando a dorarse bajo la luz del sol, y otros, especialmente preciosos, salpicados de diminutas amapolas que al unirse, forman una inmensa alfombra roja que le da al paisaje una imagen espectacular. Todo era un sueño idílico hasta que mi mente vuelve a la realidad, y al cruzarme con otras personas, todas o muchas de ellas llevan cubriendo sus bocas y manos, mascarillas y guantes por miedo a que, ese aire en apariencia puro e inofensivo, les pueda dañar a ellas o a sus familias. Qué bonito sería que nosotros cuidásemos y respetásemos a nuestra querida Tierra, nuestra Pachamama, como ella nos cuida a nosotros
María Ángeles Sánchez Escalera (Escola d'adults Castellar del Vallès)
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Mi tesoro Quiero compartir con vosotros algo tan maravilloso como la forma en la que he observado a mis hijos. Esta misma tarde, mientras estaba sentada en el sofá leyendo, ellos estaban tirados por el suelo. En lo primero que me he fijado era en como el sol bañaba el pelo rubio y liso de Hugo y como hacia que los pequeños rizos dorados de Azahara se detallaran aún más. Mirando embobada esa imagen, he podido disfrutar de la sintonía y conexión que tienen, pese su diferencia de edad, Hugo tiene 10 años y Azahara 2. La misma manera de reír y sonreír con la mirada. Justo en ese instante, cuando los dos rebozados de "arena mágica"...Azahara se ha hecho daño y ha comenzado a repetir una y otra vez la misma frase, algo incomprensible para mí, pero que asombrosamente Hugo ha entendido a la perfección... Me he sentido orgullosa, inundada de amor. Les he hecho el mejor regalo, un hermano, esa persona
capaz
de
conocerte
mejor
que
tu
mismo.
Con esto he llegado a la conclusión de que mis hijos jamás estarán solos.
María del Mar Torrecillas García (CFA Teresa Mañé – Vilanova i la Geltrú)
Mi primer día en la calle
¿No tenéis la sensación de estar viendo como el mundo se desmorona a cámara lenta? Es decir, hoy he salido por primera vez y he podido caminar más lejos de mi calle, y todo esta tan cambiado desde la ultima vez que pase por ahí. Aprovechando que hacia un buen día de sol y que teníamos permiso para salir a pasear, decidí dar una vuelta por mi barrio. Primero de todo, me ha sorprendido el mal estado de algunas calles, sobre todo por la hierba que crecía en lugares de las más insospechados. Aproveché para alejarme e ir a comprar en algunas tiendas de alimentación y observaba cómo la gente tenía miedo de unos a los otros, no obstante, creo que es lo correcto. Ya cargado con bolsas llenas de comida me toca regresar a casa, tarea fácil sino fuera por que tenía que ir esquivando a las personas que habían en la calle e
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intentado no tropezarme con la primera piedra del camino. Ha sido un día totalmente extraño pero al menos me quedo con el recibimiento que me dio mi pequeña gata, viendo como esta el panorama en el exterior, es hasta enriquecedor. Javier Pérez Portero (AFA Lloreda- La Pau, Badalona)
Nos creemos dueños de la tierra pero solo somos sus invitados Voy a explicar lo que está sucediendo estos días en Barcelona. He podido observar, ahora que estamos todos en nuestros hogares, que la naturaleza ante esta crisis está feliz. Sé que al principio cuando lees esta frase suena un poco extraña, porque hablar de felicidad en estos momentos no es del todo correcto, más bien estos días son débiles, apagados y grises. Aun así, no puedo negar que es cierto, ya que he podido observar con paciencia y calma que el paisaje de nuestra contaminada ciudad es más verdoso y de color esmeralda. Las brillantes hojas de los árboles y plantas, los pétalos de las flores, más coloridos que nunca, no se pueden comparar con la tristeza que invadía a estos cuando antes del confinamiento, eran amarillentos y llenos de pesadumbre. También los animales vagan con alegría por la humanidad. Como seres del océano se acercan a donde viven los humanos y como cervatillos deambulan por las calles. No solo sostengo estos argumentos, también puedo observar estos hechos en mi propio jardín. Ahora se acercan dichosos los pájaros todas las mañanas y abejas e insectos se arriman a las preciosas flores. No solo la fauna y la flora he podido observar, sino que también el aire es puro y fresco como el de la lejanía de la naturaleza. Creo que estos hechos que he observado te obligan a reflexionar cómo estamos viviendo y destrozando el planeta.
Milo Katarina Martínez Polack (Bcn, Abel Caldera)
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Mi observación
Quería comentaros una situación,que me está ocurriendo bastante a menudo últimamente. Por suerte vivo cerca de un zona de montaña,para poder pasear por la montaña tranquilamente,con diferentes senderos y caminos. Además en los tiempos que corren,es una zona de desconexión libre de grandes aglomeraciones de gente. Uno de los caminos que tomo habitualmente que tomo por la mañana cuando salgo a pasear por la montaña,da a un mirador a la mitad de la montaña,para observar la montaña,el paisaje y diferentes tipos de pájaros que hay por la zona. Todos los días tomo ese camino,y al llegar al mirador siempre me encuentro a un hombre mayor sentado en uno de los bancos del mirador mirando el paisaje impertérrito, como mirando a la nada,apoyado en su bastón y el perro que le acompaña siempre sentado a su lado. La primera vez que lo vi,nada más llegar al mirador el hombre se levantó de su asiento se santiguó,cogió a su perro y se marchó. Al día siguiente me pasó exactamente lo mismo, llego al mirador y repite lo que hizo el día de antes,santiguarse y marcharse. No voy todos los días a pasear por la montaña, y si lo hago, salgo por la mañana bastante temprano, pero da igual a la hora a la que vaya, siempre me encuentro a ese hombre pensativo con su perro, y siempre se marcha al llegar yo. A veces me espero unos metros atrás antes de llegar al mirador, el camino hace forma curva antes de llegar y a veces me espero un poco antes de acabar el camino y observo a ese hombre, antes de interrumpir su momento de soledad en el mirador. Supongo que para él debe de ser un lugar personal de paz y meditación, y pensar en sus cosas,hasta que yo,o otro caminante le interrumpe en su momento de paz. Rafael Herrera López (CFA Edelia Hernández, Viladecans)
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HISTORIAS DE VIDA El antes y el después de la vida de Marcos García Marcos es un chico de 18 años nacido y criado en Barcelona. Vive con su familia: su madre Carmen, su hermana Lucía y su perrita Lola. Es un chico alto y delgado, con el pelo castaño y ojos marrones. Es un chico curioso, reservado e introvertido. Le encanta la aventura, y adentrarse en nueva experiencias. Vivirlas intensamente. Es tímido, discreto, comedido, callado y cauto. Siempre le han comentado que es un chico prudente y sensato, pero "demasiado" reservado. Sensible y algo despistado. Bien, todas estas características y rasgos sobre el protagonista de la aventura van a servir al lector para comprender los hechos. Era un 7 de julio, Marcos estaba en la casa de la playa con sus abuelos. Esta es una antigua casa familiar que se encuentra al norte de la Costa Brava, casi tocando a Francia. Él tenía 13 años en ese momento. Sus padres no estaban, pues se encontraban trabajando en Barcelona. Así pues, Marcos, después de desayunar decidió bajar a la playa. Cogió un kayak hinchable de su tío que se encontraba en el garaje. Debía de hacer años que nadie lo usaba. Cuando reunió la fuerza para poder mover ese kayak, lo sacó del garaje y lo puso en la orilla, preparándose para subirse y adentrarse en la mar. Su abuelo estaba regando las plantas y su abuela preparando la comida. Marcos decidió subirse. Remó y remó durante unos 5 minutos, adentrándose en mar abierto. Él, cansado, soltó los remos. Cerró los ojos, ya que estaba cansado, y se quedó tranquilo reposando la cabeza. De repente, vino una ola muy grande provocada por un barco. Marcos se encontraba distraído y cansado, por lo que no la vio. Así pues, el kayak volcó, y Marcos se fue al agua. Finalmente, este sacó la cabeza del agua, respiró asustado. No veía la orilla, pero por suerte el kayak estaba cerca, y los remos también. Pudo subirse de nuevo, tras varios intentos, y decidió volver a la orilla rápidamente. Dejó el kayak en la arena, y subió corriendo a su casa. Cuando entró en el jardín se sintió a salvo. La abuela no se enteró del incidente, pero el abuelo, que ya se lo temía, le miró con una mirada cómplice. Marcos entendió que no debía meterse en el mar solo, y menos alejarse tanto de la orilla. Ese incidente fue un antes y un después para que Marcos comprendiera la importancia y el respeto que se le debe tener al mar. Marcos García Grandes (BCN, Olga Torija)
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La vuelta a casa Hace ya un tiempo en una estación de tren de Madrid, durante una mañana muy lluviosa, un muchacho esperaba pacientemente su tren de vuelta a casa. Javier, como se llama nuestro protagonista, seguía con preocupación las ultimas noticias. Los retrasos y las cancelaciones eran una constante y probablemente correría la misma mala suerte. «Vaya, mi viaje se retrasará un par de horas, creo que nunca volveré a casa», se dijo a sí mismo Y efectivamente su viaje se retrasó. Durante varias horas, deambuló por la estación, comprando varios recuerdos para regalar y continuó bebiendo algún que otro refresco por los bares de la zona. Las horas pasaban lentamente, y de golpe desde la megafonía anunciaron su tren de vuelta a casa. Se encontraba prácticamente solo en el vagón. Durante el trayecto pensó si realmente había merecido la pena este viaje. La vuelta estaba siendo un caos y la estancia en la ciudad tampoco fue un paseo. Tras las incertidumbres se quedó dormido. Repentinamente despertó y miro por la ventana , el paisaje que observaba era muy familia pues ya estaba cerca de casa. Llegó a Barcelona, la luz de la luna iluminaba sus calles. Con una ciudad durmiendo, empezó a caminar, solo le acompañaba el ruido del traqueteo de su maleta y el mal humor de un mal día pero, de golpe una sombra le llamo su atención. Él se agachó y vio una pequeña gata totalmente empapada y con problemas al respirar. Las dudas inundaban su mente y decidió llamar a una clínica veterinaria, cerca de donde él vivía. Tras varias semanas su nueva amiga ya se había recuperado. Decidió adoptarla y la llamo Hope “Esperanza en inglés” y sería la prueba de que a veces, tras un mal día pueden suceder cosas que nos pueden cambiar la vida para siempre. Javier Pérez Portero (AFA Lloreda- La Pau, Badalona)
El día que cambió todo Érase una vez una chica tímida y vergonzosa. Transparente como el agua, incapaz de mentir. Una chica pequeñita de estatura, pero con buenas curvas y unos ojos grandes que resaltan por encima de su cabello oscuro. Anna María, como la llaman
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en su lugar natal, Terrassa, tiene algunas aficiones, pero la mayor de todas sin duda alguna son las redes sociales. Anna Mª estudiaba en un instituto llamado “Cavall Bernat” y por aquel entonces tenía apenas 14 años. A lo largo de su escasa vida nunca había gozado de tener amistades. Desconocía el placer de compartir sus experiencias e inquietudes con personas afines a ella. Siempre le había costado relacionarse con el resto de chicos de su misma edad. Eso la hacía sentirse desplazada, diferente al resto, un “bicho raro”. Como una pieza de puzzle que no encaja con ninguna otra. Pero todo esto cambió radicalmente cuando sus padres, al darse cuenta de la infelicidad de su hija, decidieron trasladarla a otro centro de estudios. Una vez en el nuevo centro, Anna Mª conoció a muchas personas como ella, que la entendían y que se sentían identificados con ella. Comenzó a crear fuertes amistades y lazos afectivos, comenzó a salir y empezó a disfrutar de la compañía de otras personas. Fue aquí, en este justo momento, cuando Anna conoció a Juan K, un joven apuesto, alto, moreno, divertido y extrovertido. Podríamos decir que era completamente contrario a ella. Pero como dice el refrán, polos opuestos se atraen. Y no solo conoció la amistad sino que también descubrió el amor. Su vida metamorfoseó como lo hacen los gusanos al convertirse en mariposa y ese sentimiento de soledad y la fría sensación de no encajar desapareció y fue sustituida por la felicidad de ser aceptada y darse cuenta de que no hay nada de malo en ser diferente, que todos tenemos un lugar y que ella al fin lo había encontrado. Anna María González Fauré (CFA Ramon Llull, Terrassa)
La crisis que cambió mi vida Mar tenía 13 años, era una niña bastante introvertida, algo asustadiza y desconfiaba de todo lo desconocido; aunque amable y risueña cuando se sentía querida. Sus ojos almendrados color miel y su melena indomable a juego con su color de ojos, la convertían en una niña con la mirada muy dulce e intensa. Un día sus padres, obligados a consecuencia de la crisis de 2007 y la mala salud de su abuelo, le dieron la noticia de que marcharían a vivir a Almazán, el pueblo de su abuelo, en la provincia de Soria. Ella jamás había pisado ese lugar, únicamente sabía de él por lo que le contaba su familia. Mar, durante su periodo escolar, lo había pasado
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realmente mal a causa del acoso diario por parte de sus compañeros de colegio, que prosiguió en el instituto, aunque con menos frecuencia. El día que sus padres le dieron la noticia, ella lloró, lloró por miedo, terror a lo desconocido… le paralizaba la idea de llegar a un instituto nuevo y ser la extraña; la rara, la nueva. Pero a la vez, sintió un gran alivio al darse cuenta de que por fin dejaría atrás a todas esas personas que le hacían daño constantemente en su antiguo colegio. El 4 de marzo de 2007, después de estar más de una hora frente al armario, indecisa por su atuendo, Mar salió de casa dirección a su nuevo instituto; con el corazón acongojado, las manos le sudaban; a pesar de que esa noche había caído una gran nevada y hacía frío. Al entrar por la puerta del patio del nuevo instituto, lo primero que le llamó la atención fue lo diferente que era del anterior. Su antiguo instituto nada tenía que envidiarle a una cárcel, era cuadriculado, de color gris, con pequeñas ventanas llenas de rejas y con un patio de cemento, donde el único verde que podías encontrar era el de las papeleras. A diferencia de este, que era blanco y rojo, con grandes ventanales y un gran porche, rodeado por un patio inmenso; cubierto de hierba, caminos de piedras, grandes árboles y muchos bancos bajo los mismos. Subía por la escalera, le temblaban las piernas, temía la reacción que tuviesen aquellos extraños. Justo en la puerta de la clase, se paró en seco, respiró profundamente y recordó lo que su madre le había dicho antes: “Hija, ellos no te conocen y tú tampoco a ellos, dales la oportunidad de hacerlo”. Con esa idea entró en el aula y de pronto, todos aquellos extraños, que le miraban con curiosidad, poco a poco fueron convirtiéndose en caras sonrientes, personas con nombre... Muchos se quedaban sentados en sus mesas, mirando con curiosidad, no todos los días llegaba una compañera nueva, menos en un instituto de un pueblo pequeño, otros se acercaban para hablar, ofrecerle a Mar asiento junto a ellos. Esos chicos y chicas que un día recibieron con amabilidad a una Mar asustadiza y escurridiza, tiempo después hicieron que ella se sintiese en su lugar, en su pueblo, fueron creándose amistades, hasta llegar a la actualidad, donde unos cuantos... tampoco muchos, se han convertido en personas imprescindibles en la vida de Mar. María del Mar Torrecillas García (CFA Teresa Mañé, Vilanova i la Geltrú)
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TRANSFORMACIONES La venganza Un 1 de diciembre en 2019 a un humano se le ocurrió la fabulosa idea de comerse mi casa (un murciélago). Esto me pareció una injusticia, porque me obligaron a mudarme a un sitio que era mucho más grande pero no me gustaba nada. Siempre tenía que estar peleándome con linfocitos T y B. Estaba muy cansado y decidí mudarme a otros cuerpos. Pasé por infinidades de humanos y cada cual más asquerosos. Estaba cansado, empecé en Wuhan y he acabado en todos los continentes del planeta. Los humanos me han fastidiado la vida y como venganza quise fastidiar yo la suya. Empecé a cobrar venganza, ya no iba en busca de un cuerpo donde vivir cómodo, porque ya vi que era imposible. Decidí meter una infección pulmonar copiándome de mi hermano Neumonía a todos los cuerpos en los que me establecía. Poco, a poco fui cada vez más contagioso y me consideraron una pandemia. De repente un día me encerraron en un sitio donde no tenía contacto con otras personas y entonces no podía continuar mi misión. Cada vez me costaba más contagiar a más personas. A día de hoy ya he contagiado a 4.444.670 y he exterminado a 302.493. NO creo que pueda seguir con esta misión los humanos son muy inteligentes, cooperan y se ayudan para frenarme. Carlos Giraldi Requena (BCN Abel Caldera)
Mi viaje por el mundo Desde mi existencia siempre he querido viajar por el mundo, del mismo modo que hicieron mis hermanas mayores hace ya un tiempo. Discúlpame, mi querido lector, no me he presentado: me llamo Covid-19, aunque tengo otros nombres pero es muy probable que me conozcas como Coronavirus. Nací en China hace ya unos meses y desde que tengo memoria siempre quise viajar. Mis hermanas mayores ya lo hicieron hace ya un tiempo; Sars viajo por mi país y visitó islas remotas como Taiwan o Japón. En cambio a mi otra hermana Mers tuvo la suerte de conocer países de oriente medio hasta llegando incluso a la península de Corea. Que envidia. Obviamente no tengo piernas ni patas ¡soy un virus! por lo tanto voy
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transmitiéndome a través de las personas. Así es como me desplazo. Empecé desde un mercado de la ciudad de Wuhan y poco a poco fui desplazándome más lejos. Primero llegué a Corea de Sur donde disfruté de la buena cocina local como por ejemplo el Kimchi. Desde allí di el salto hasta Irán. Mi destino favorito siempre ha sido Europa y fue una suerte llegar a Italia. Allí me quede sorprendido por sus monumentos y la gastronomía local. Pero por algún motivo que desconozco, las personas me tienen miedo y desde hace un tiempo se esconden en sus casas, no entiendo el porqué. Yo solo quería seguir los pasos de mis hermanas mayores. Cada vez me siento más debilitado, ha sido una larga travesía, creo que va siendo hora de descansar. Javier Pérez Portero (AFA Lloreda – La Pau – Badalona)
Infección viral Hace no mucho, una catástrofe ha comenzado a desatar el caos en la vida humana. Un nuevo virus se ha esparcido en todo el planeta Tierra, causando miles de muertes.
Somos
conocidos
por
la
humanidad
como
COVID-19,
también
comúnmente llamado como coronavirus. Como microorganismos, nuestro objetivo principal es encontrar un huésped y expandirnos aún más. No ser expulsados ni eliminados del hospedero es esencial para nuestra supervivencia. A causa de esta epidemia, mis compañeros y yo nos instalamos en un cuerpo habitable. Juntos, intentamos no ser detectados de inmediato por su sistema inmunológico. La operación fue un éxito y pudimos establecernos en el interior del huésped. Al cabo de 3 días, las defensas comenzaron a notar nuestra presencia. Era el momento crucial para decidir si podríamos quedarnos. Las defensas se abalanzaron sobre nosotros y tuvimos que luchar. Muchos de mis compañeros murieron, pero yo pude sobrevivir. Pude arreglármelas solo para no ser abatido e infectar por completo el cuerpo. Al tomar el control de mi nuevo hogar, pude replicarme poco a poco. Después de un par de semanas, mi paz fue interrumpida por una nueva batalla. Las defensas, esta vez más fuertes, pudieron derrotarme completamente. Fui eliminado del huésped y mi existencia fue borrada para siempre. El ser humano pudo recuperarse de la infección y vivir con normalidad. Judit Poyatos Morales (BCN – Olga Torija)
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Decisión de vida
Me levanto de la cama con el sonido del despertador. Digo me levanto, porque una noche más, no consigo conciliar el sueño. Cuando aposté por ser el presidente de España, mi principal idea era poder levantar este país; jamás pensé que en tan poco tiempo en el cargo, chocaría con una pared tan grande como lo es una pandemia. Es complicado, mucho. Me paso el día tomando decisiones, que yo espero sean las correctas, pero que a veces dudo. Con cada una de ella solamente hay dos opciones, la muerte o la vida de muchísimas personas. Pero lo más complicado sin duda es acertar. Junto a mis compañeros y aliados intentamos decidir que es lo correcto para la población, aunque... sea cual sea la decisión, siempre habrá gente en contra. Parece ser que empezamos a ver una pequeña luz. Hemos decidido comenzar a dar un poco de libertad a las familias, pero para no variar, los hay y no son pocos, que son incapaces de seguir unas reglas básicas, ¡joder! Sé que en el gobierno hemos cometido muchos errores, pero si todos aquellos que incumplen lo que
les
rogamos
cumpliesen,
si
fuesen
más
conscientes
del
peligro...
¿Cómo pueden pedirnos libertad y normalidad, si cuando en la medida de lo posible se lo das, parece que no han comprendido nada? Admiro a todo aquel que lo ha dado todo, comportándose correctamente y siendo consecuente, a cada persona que ha luchado y salido o no de esta enfermedad. Dichoso virus, ¿puedes desaparecer, por favor? María del Mar Torrecillas García (CFA Teresa Mañé, Vilanova i la Geltrú)
La victoria Soy Pedro Sánchez. No hace falta hablar de mí mismo. Soy lo suficientemente conocido, pero lo que no conocéis son las dificultades y presiones por las que estoy pasando. Mucho de ustedes piensan que mi vida es maravillosa y perfecta, aunque la realidad es mucho más deferente. En el último período de tiempo, mi vida se llenó de presiones, estoy realmente agotado, a veces lo único que deseo es ser una persona normal. Cuando
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trataba de ser el presidente español, mi única preocupación era que avanzar el país más adelante, estaba muy feliz cuando lo conseguí. Pero finalmente no sé de dónde salió esta epidemia que destruyó mis esfuerzos y todos mis planes del futuro. La presidencia no fue tan difícil antes de esa epidemia, mi experiencia me permitió tomar las condiciones correctas para el bien del país, pero con la situación actual, realmente dudo en muchas de mis decisiones, porque se trata de proteger 46.74 millones de persones, no es absolutamente nada fácil, y por el otro lado, la presencia de muchos oponentes en todas las decisiones que tomo, pero eso no importa ahora, lo que más me interesa de momento es cómo venceremos esta guerra y qué decisiones tomaremos para que la gente vuelva a sus vidas lentamente. A pesar de mucha presión, soy muy optimista de que superaremos todas las dificultades, y muy pronto quitaremos las máscaras y saldremos completamente libres, el agua volverá a sus huellas, estaré muy orgulloso de vosotros y de mí mismo. Finalmente, gracias a todos los que lucharon con nosotros en esta enfermedad, ya sean las personas que han cumplido las formas, los médicos enfermeros que ponen sus vidas cada día en peligro y todos aquellos que están haciendo su trabajo desde casa, etc. Hanae Akrim (CFA Berguedà)
No abandones tu sueño Un día muy temprano de abril, había salido a pasear como cada mañana, siempre solía ir hasta la zona de la carretera, comía un poquito y mientras lo hacía, miraba al otro lado de la calzada, pensando si algún día conseguiría llegar al otro lado, me imaginaba que el paisaje visto desde esa banda podría ser precioso. Claro que para poder llegar a la otra banda necesitaría ser más rápido, ya que soy el caracol más lento de todos mis amigos y cruzar la carretera era muy peligroso, porque los coches pasaban muy veloces. Ese mismo día de vuelta a mi casa pensé que sólo se vivía una vez y me propuse que algún día cruzaría al otro lado de la carretera, el hecho de poder imaginarme en la otra banda de la calzada se había convertido en un sueño para mí, así que a partir de ese día me puse a trabajar duro para poder ser más rápido y conseguir mi objetivo. Cada mañana, cuando aparecía el primer rayo de sol, me
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escapaba al bosque a entrenar entre la hierba alta que rodeaba toda la zona, subía árboles, bajaba montañas, cruzaba prados,... se había convertido en toda una aventura. Un día me desperté y pensé que hoy era el gran día y fui en busca de mi sueño. Cuando llegué a la carretera, no voy a negar que tenía alguna duda, pero no podía echarme atrás, así que me lancé, los coches pasaban muy cerca de mí, pero eso no me haría cambiar de decisión, y por fin lo conseguí, ya estaba en el otro lado. Desde el otro lado de la carretera el paisaje era precioso, el verde prado y las montañas tan altas alegraban mi vista y desde ese día aprendí una cosa muy importante: nunca abandones tus sueños porque cuando consigues la meta te sientes el más grande del mundo. Caracol. Francisco Molero Urios (CFA Vilafranca del Penedès)
Mi momento especial Abro los ojos y está todo oscuro, se respira paz. Normalmente hubiese remoloneado un poco más, ya que, mi pequeña caracola marrón es mi lugar seguro. Pero desde hace unas semanas las calles están vacías y me gusta disfrutarlas al máximo. Primero saco mis largos ojos para comprobar que está todo despejado. Cuando me aseguro de que no hay peligro, saco mi alargado cuerpo y empiezo a reptar. Qué maravilla poder pasear tranquilamente, poder disfrutar de la brisa y del calor del sol en mi cuerpo gelatinoso. Los humanos no saben lo afortunados que son, siempre van corriendo de arriba a abajo, nerviosos y estresados. Siempre pidiéndole más a la vida, como si no fuera bastante poder gozar de un día en el campo, corriendo entre hierba y flores. Quizá con el miedo que están pasando ahora, puedan aprender a valorar las pequeñas cosas. Con suerte, también empezarán a apreciar la naturaleza y dejarán de pisotear a mi especie por diversión. Me paro unas cuantas veces a comer, pero no mucho rato, tengo que ir rápido si quiero llegar a lo alto de la colina a tiempo. Me encuentro a muchos conocidos de camino, paseando y disfrutando con su familia. Seguramente pensarán que soy un maleducado pero no puedo pararme a charlar, hoy tengo una meta y lo conseguiré.
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Por fin, después de muchas horas de camino, llego a mi destino. El sol ya anaranjado cae sobre el horizonte, las nubes tienen formas curiosas, a veces me paso horas buscándoles parecidos, pero hoy, hoy la puesta de sol me hipnotiza. Me quedo ahí, hasta que la bola brillante desaparece por completo y empiezan a salir las primeras estrellas. Habrá más de uno que me tratará de loco, tantas horas caminando solo para ver el crepúsculo, pero es que sin duda alguna, este es mi paisaje preferido. Sharon Porro López (CFA Lloret de Mar)
Yo soy tu padre
Era un día soleado, nos encontrábamos en el paraíso. Adán se columpiaba en la rama de un árbol del jardín del Edén y se sentía muy solo. Entonces yo, Dios todo poderoso, le pregunté: -¿Hay algo que no va bien? A lo que me respondió Adán: -No tengo a nadie con quien hablar. Le comenté que podría crearle una acompañante que sería una mujer. -Nunca dirá que tiene dolor de cabeza y te concederá amor y pasión cada vez que se lo pidas. Y adjunté: -Esta hermosa mujer buscará la comida y te la cocinará, cuando descubrirá los vestidos, ella aprenderá a lavarlos, estará de acuerdo en todas tus decisiones, nunca te hará enfadar, admitirá que siempre es ella cuando se equivoca, crecerá a tus hijos y no te pedirá que te levantes a dormirles. Y por último y no menos importante, no te espiará las conversaciones de Whatsapp. Adán me preguntó: -¿Cuánto me va a valer una mujer de estas características? Le contesté:
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-Un brazo y una pierna. Adán se quedó pensativo y luego preguntó: -¿Qué puedo obtener por una costilla? El resto... es historia. Sara Montilla Infante (CFA Jacint Carrió - Manresa)
Siempre el mismo final Hoy, trece de mayo, me despierto en una habitación diferente a la mía. Más moderna, las paredes son de color gris claro, sus paredes están decoradas con cuadros abstractos. Me dirijo a una ventana, deslizo sus cortinas de seda blancas. ¡Oh!, ahí está el amanecer, si lo conozco, es el mismo de siempre. De repente una dulce voz grita mi nombre: " Jesús" . Vamos, que tenemos un día lleno de peticiones de los que nos aman. La voz es muy familiar en ese momento me tranquilizo más es ella María. Bajo apresurado, con gran incógnita y miedo a la vez. Y ahí está ella tan hermosa, su cabello largo castaño. Sus ojos brillantes de color miel. Su mirada es tranquilizadora. “¿Dónde estamos, María? ¿ Dónde esta nuestro hogar, nuestro pueblo?” María me calma, me explica que estamos en nuestro hogar en el siglo XXI, que llevábamos muchos años olvidados por nuestros fieles. Que ahora necesitan de nuestra serenidad, de nuestro amor y compasión. Cada noche las mujeres y hombres rezan en silencio. Un virus llamado covid-19 les ha hecho abrir los ojos del corazón , ser más bondadosos con ellos mismos, menos materialistas y más familiares. “¡¡ Sí, María!!” exclamó. “Les bendeciré con toda mi ayuda, compresión . Aun sabiendo que siempre las historias se repiten y cuando pasen unos años volverán a errar. Ya conocemos nuestro final siempre sera el mismo, María..... Os amo .” Verónica Marín Delgado (CFA Edelia Hernández – Viladecans)
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FANTASÍAS- Escapando del covid-19 2020- La gira virtual Lady Bishop es una cantante de pop. Tiene 27 años, está soltera y sin hijos, y es originaria de Los Ángeles. Es una chica rubia, ojos verdes, Reside en Londres actualmente. En sus ratos libres le encanta salir a explorar la naturaleza, hacer largos recorridos por el campo, dormir al aire libre o en tienda de campaña, ya sea sola o acompañada con amigos y familia. Lady Bishop se ha visto afectada por el Covid-19, como el resto de la población mundial. Ella tenía previsto para este 2020 realizar una gira mundial, y por culpa de la nueva situación resulta imposible. Se ha visto obligada a cancelar todos los conciertos, pues es evidente que no pueden llevarse a cabo ya que no se permite aglomeraciones de gente (a buen entendedor, pocas palabras bastan). Tenia previsto visitar los siguientes lugares para realizar sus conciertos: Londres, Paris, Roma, Barcelona, Oporto, Malta, Grecia, Istanbul, Los Angeles, Boston, Nueva York, Colombia, Brasil, Puerto Rico y Costa Rica. Pues bien, Lady B ha decidido que esta nueva situación no le va a amargar todo el año, así que ha pasado todos sus conciertos a modo virtual para que todos sus fans puedan disfrutar de su música. En lugar de ofrecer conciertos físicamente, ya que no se puede, va a ofrecerlos mediante su canal de Youtube. Es una nueva forma, totalmente revolucionaria. Al principio le costó hacerse a la idea, ya que el calor del público es lo mejor que una cantante puede recibir, pero era la mejor alternativa. Y ante todo, no iba a dejar que el Coronavirus le fastidie el año. Así pues, Lady Bishop decidió adaptarse a la nueva situación, favoreciendo a sus fans y a sí misma, para que este 2020 sea un gran año y pueda seguir ofreciendo lo mejor de sí misma a todos sus fans y seguidores que se encuentran por el mundo. Marcos García Grandes (BCN- Olga Torija)
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Demasiado tarde
Sara es una chica de 22 años, era muy hermosa y loca el mismo tiempo desde su infancia. Le encantó bailar y cantar, descuido sus estudios por su identidad musical, era elegante y distinguida. Sus ojos eran muy grandes y su piel blanca y suave como los niños, estaba muy engreída de su belleza, se consideraba la más hermosa en Barcelona, donde vivía con sus padres, en una casa grande en el centro de la ciudad. Sara después de dejar sus estudios en los 17 años, eso enfureció mucho a sus padres, lo que la llevó a abandonar la casa, e irse con su novio a vivir en Madrid para lograr su sueño de obtener fama, al principio se sentía muy feliz y empezó a trabajar en una discoteca como cantante y bailarina. Era la mejor cantante de esta discoteca y se ha vuelto famosa como deseaba, durante este tiempo conoció a muchos hombres, lo que hizo que su relación con su novio terminara. Poco a poco empieza a tener muchos problemas incluida la epidemia del COVID-19 que hizo cerrar todas las discotecas y los clubes nocturnas donde pueda trabajar. Todas las puertas se cerraron frente a Sara, no tuvo más remedio que una solución final, o sea volver a vivir con sus padres a Barcelona. Dudaba mucho, pero según ella, esta era la única solución. Sara rápidamente comenzó a recoger sus cosas para ir de primer viaje, antes de detener los viajes, no durmió durante todo el viaje, pensando en cómo encontrarse con sus padres, qué decirles, cómo disculparse y muchos de los pensamientos que tenía, estaba muy nerviosa, tenía miedo, pero al mismo tiempo estaba feliz de volver a ver sus padres que les echaba mucho de menos, pero ella nunca imaginó lo que la esperaba cuando llegara a su casa. Llegó a Barcelona a las primeras horas de la mañana, fue caminando a su casa, que no estaba lejos de la estación, y cuando llegó a su casa encontró o la puerta cerrada y tocó mucho, pero nadie respondió, hasta que su vecina la vio y le dijo que el dueño de la casa y su esposa habían fallecido. Y aquí fue la sorpresa más triste de su vida, sintió mucho remordimiento... A buen entendedor, pocas palabras bastan. Hanae Akrim (CFA Berguedà)
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Ira contenida
María es una enfermera que trabaja en un hospital de Barcelona. Tiene 52 años, es bajita, su larga melena es rubia con algún que otro mechón blanco, siempre la lleva recogida en una perfecta cola de caballo, sus ojos azules, son muy intensos, transmiten bondad, alegría y serenidad tres de sus mejores cualidades. Está casada con Carlos que es profesor, su único hijo Abel seguirá los pasos de María, este año ha empezado la carrera de enfermería. Los tres viven juntos en una casa en Esparraguera, un pueblo a las afueras de Barcelona. A María hasta hace unas semanas le encantaba ir a trabajar, siempre lo hacía con una gran sonrisa, pero últimamente, debido a la pandemia de coronavirus que estamos padeciendo, cada día lo hace más triste, asustada y enfadada. La situación la está desbordando. Hoy los directivos han decidido que las salas de espera se utilicen para poner a los enfermos que no caben en las habitaciones. En cuestión de pocas horas están llenas de pacientes en camillas, sillas de ruedas o sentadas en el suelo. María sabe que "esto es pan para hoy, hambre para mañana". Hoy María, como muchos compañeros, una vez finalizada su jornada, se queda a seguir ayudando. A la tristeza, impotencia, inseguridad, miedo y enfado se le ha de sumar la incomodidad de trabajar con tres pares de guantes, dos mascarillas, una pantalla facial y un traje de plástico que evidentemente no transpira. Después de doce horas de trabajo, María, exhausta, se dirige a su casa, va pensando en lo que le gustaría poder salir con su familia hacer senderismo o ruta en bicicleta, aficiones que comparte con su hijo y marido, aunque no sabe cuando podrá ser la próxima que salgan. Al llegar al semáforo gira hacia la derecha para coger el camino que la lleva a su urbanización, se encuentra con dos ciclistas. La invade la ira e impotencia, sin pensárselo frena el coche y baja la ventanilla. A voces increpa a los insensatos ciclistas, sus ojos se llenan de lágrimas mientras les relata una de sus jornadas laborales. Sin siquiera despedirse, arranca el coche, solo quiere llegar a casa ducharse y estar con su familia. Mañana volverá a salir el sol ...
Isabel Santiago Antolín (CFA El Vendrell)
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Un amanecer esperanzador Mi situación actual no es muy buena. Mi nombre es Ángel. Soy un chico de 18 años. Para que os hagáis una idea de mí, soy de baja estatura, fino como si de un folio de papel se tratase, de cabellos de oro y ojos verdes esmeralda. Vivo con mis padres, aunque estoy buscando apartamento propio. Trabajo en un restaurante de mi ciudad, Valencia. El negocio lo llevan mis padres desde que yo era un niño pequeño. Siempre les ha ido muy bien y nunca han habido problemas. A principios de 2020, las cosas se comenzaron a complicar. Comenzó una pandemia mundial con una nueva enfermedad llamada COVID-19. En España se estableció una cuarentena para controlar la enfermedad. Al trabajar en un restaurante, mi familia tuvo contacto con demasiadas personas antes del estado de confinamiento. Mis padres y yo nos infectamos de la enfermedad, mi madre y yo pasamos el coronavirus como un pequeño resfriado. Pero, mi padre, con problemas en los pulmones desde su nacimiento, lo está pasando mal. En la actualidad, está gravemente ingresado en el hospital y no nos permiten hacerle visitas. Cada día llamamos al hospital para preguntar su estado. Siempre nos responden con un ''Poco a poco, se recuperará.'' A pesar de las palabras de los médicos, mi madre y yo lo estamos pasamos muy mal. A causa de la pandemia y el confinamiento, el restaurante cerró y no tenemos muchas ganancias. Podemos comer, pero tampoco nos podemos permitir caprichos. Mi día a día se resume en estar encerrado en mi habitación pensando en papá. Nunca fui creyente, pero en esta situación le rezo todos los días a Dios para que se cure y pueda volver sano y a salvo. Por las madrugadas, sin despertar a mi madre, salgo con mi bicicleta a la calle para dirigirme hacia la playa. Cuando llego, suelo sentarme en la arena para observar el amanecer. Esa vista, calma todas mis penas y me ayuda a seguir hacia adelante. Una mañana, mientras volvía de la playa, mi madre me esperaba en la entrada. Sorprendido y sin saber que decir suelto un ''Estaba tomando el aire. Lo necesitaba urgentemente...'' Mi madre, al escuchar estas palabras, soltó un suspiro y me dio un abrazo. ''Te quiero, mi niño. Todo saldrá bien.'' Y con estas palabras y un beso en mi frente, se fue a dormir de nuevo. Yo también suspiré, y recordé el refrán que mi abuelo me dijo una vez de pequeño: ''A buen entendedor, pocas palabras bastan.''
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Desde aquel día, no he vuelto a salir con mi bicicleta, ni a saltarme la cuarentena. Pero, gracias a ello, ahora mi madre se levanta temprano conmigo y miramos el amanecer juntos por la ventana. Judit Poyatos (BCN – Olga Torija)
No llores, mamá En estos momentos me encuentro en la barriga de mi madre. Somos una familia catalana de cuatro miembros: Mi madre, mi padre, mi hermano mayor y yo. Llevo unos días en los que me encuentro muy extraño, noto que algo no va bien del todo y creo que voy a decidir salir antes del día esperado. En la barriguita de mamá se está muy calentito, tengo una piscina particular y me siento muy bien, pero algo me dice que están intentando sacarme de aquí, noto que alguien está empujándome hacia el exterior. Veo mucha luz y noto un tremendo frío. Estoy muy contento porque voy a conocer a mi familia y me van a colocar en seguida a hacer piel con piel con mi mamá. Algo va mal, no veo a mi madre y hay muchas personas con batas blancas. No dejan de toquetearme y siento cierta tensión y nerviosismo en el ambiente. Mi nombre es David, soy un bebé nacido con una enfermedad rara. Esa es la causa por la que me han separado de mi madre en mis primeras horas de vida. Mi mamá está pagando a los mejores especialistas para que me enseñen a andar. Mi padre y mi hermano mayor también están haciendo mucho esfuerzo en casa ayudándome. Entre todos, con muchas ganas y motivación hemos logrado que consiga caminar como un niño normal, con nuestros medios y pagándolo todo de nuestros bolsillos. Como dice mi madre: ‘’ En casa del buen gobierno, nunca comerás pan tierno’’. Me acuerdo del primer día en el hospital, donde esas personas con batas blancas le dijeron a mi madre que nunca podría hacer vida normal y nunca podría llegar a andar. Me siento satisfecho y orgulloso de mi mismo, como se deben sentir los ciclistas cuando llegan a la cima de las subidas como Alpe duez, le turmallet, Galibier… Una satisfacción inexplicable. Veo los ojos llenos de luz de mi mamá, noto que está muy contenta, pero esa felicidad iba a durar muy poco. De golpe y porrazo vemos en las noticias que estamos en estado de alarma. Resulta que nos debemos quedar en casa
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encerrados durante más de dos meses. Todo esto es muy duro para mí. Vivimos en una casa de cincuenta metros cuadrados y todo el esfuerzo que hemos realizado todos estos años se está yendo al garete. Han pasado dos meses, por fin ha llegado el día en el que hemos podido salir de casa. He acompañado a mi madre a tirar la basura y he notado que mis piernas no respondían. Y es que, por el hecho de estar tanto tiempo sin movimiento libre, he perdido la poca movilidad que tenía. Intento no venirme a bajo. Si he podido una vez, podré esta y mil veces más. Nos toca empezar desde cero. Sara Montilla (CFA Jacint Carrió - Manresa)
CAPERUCITA ROJA
Mi nombre es Oscar. Tengo 26 años. Soy moreno, de una estatura media, bastante fuerte. No tengo pareja porque hasta hora todo mi tiempo dedicaba al deporte. Por el casco de color rojo chillón, que llevo siempre para ir de paseo en bicicleta, todos me llaman «Caperucita roja». Me molestaba mucho al principio, pero uno se acostumbra a todo. Vivo con mi abuela, en un pueblo cercano a Igualada, donde hay mucha montaña y también bastantes lugares desconocidos donde tu puedes perder y olvidar de las tristezas y las imperfecciones de este mundo. Mi abuelita es un encanto, me adora, me cuida y mima en todo. Tiene un pequeño perro, que le hace compañía. La única cuestión polémica que tenemos es mi afición al ciclismo de montaña. Yo entreno mucho, cosa que a ella le parece muy peligroso. Los campeonatos que gané no la convencen en absoluto. «Pan para hoy hambre para mañana»- siempre dice ella, preocupada por mi salud y también por mi futuro. Al principios del año apareció un lobo terrible alrededor del nuestro pueblo, de hecho «este lobo» no venía solo. El país, y por lo que pude oír, el mundo entero estaba aterrorizado por invasión de estos devoradores salvajes de las vidas humanas. Yo en cambio no temía tanto por mi propia salud, más miedo me daba que pueda llevar a mi abuela, una persona débil e indefensa. Entonces intenté protegerla con todo mi ser. Por eso me dediqué a hacer muchas tareas, que antes hacía mi abuela, como salir a comprar, sacar el perro, etc. Así pasaban los días, la rutina era
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triste y aburrida, pero daba una cierta tranquilidad, dentro de la cual parecía que no había ni peligro ni tampoco otro modo de existencia. Aquel día tuve que salir a comprar. Habitualmente lo hacía con mi bici, era la única manera de practicar un poco de deporte aunque sea 20 minutos hasta el supermercado cercano. De vuelta iba tranquilo a casa, la tarde era de lo más agradable hasta que oí un rugido muy extraño. Al girar la cabeza atrás en la sombra de la carretera vi algo. Me pareció que era una manada de lobos, que olfatearon el olor de los alimentos y salieron hambrientos en búsqueda de su víctima. No recuerdo cómo llegué a casa, solo sé que nunca en mi vida había pedaleado tan rápido como aquella tarde. Mi corazón acostumbrado a entrenos intensivos casi se me salía por la boca. Por suerte mi abuela no se enteró de nada. Estaba como siempre sonriente, esperándome con la chimenea encendida y un plato de sopa calentita. Estando en casa ya no sabía si era real lo que vi en este momento por la carretera o solo era un delirio de mi mente tan machacada por el miedo. Dmytro Bondar (Institut Martí i Franquès - Tarragona)
Nacer para morir
Da igual qué día es o en qué año nos encontramos. Mi nombre no es Rex, pero me voy a llamar así porque mi amigo se llamaba así, me gusta su nombre. Voy con la bici pensando en escapar de qué… no lo sé. Es mentira, sí que lo sé. Él se fue y no por culpa del coronavirus, él se fue porque le tocaba. Era un perro de raza peligrosa, pero él no sabía que raza era. Su bondad, su personalidad y su empatía con todo el mundo le hacía humano. Si su dueño se paraba a hablar con alguien, él se sentaba, sacaba su larga lengua y movía la cola. Nos entendíamos con la mirada. Tengo un pensamiento muy bonito que me repite que a todos nos tocará, pero pensar así no es la solución, pensar así es pan para hoy y hambre para mañana. Hoy no hay fase para mí, estoy en la fase zen. A él le gustaba pasear conmigo por la playa pero no podíamos porque los señores de la tele decían que, se tenía que pasear las mascotas a pocos metros de casa. Hay que quedarse en casa,
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porque hay que salvar vidas… pues quedémonos. No le han dejado despedirse del mar, de su mar Mediterráneo. Lo siento mucho, pero necesito escapar y lo hago con la bici, a la misma hora del ocaso igual que hacía con él, pero a partir de ahora solo. Somos felices viviendo en el Delta del Ebro, el mar le encantaba igual que a mí. Es un lugar donde la tranquilidad del invierno y la belleza del verano se confunden por su propia naturaleza. Me dice mi mujer que hay que seguir… Tiene razón. La vida sigue y algún día nos encontraremos allá y daremos un paseo por el mar, como antes. Tengo que parar de llorar y despedirme amigo. Descansa, descansa en paz que la vida sigue y el tiempo pasa volando. Axel Guillem Torta Casanova (CFA Bellavista – Les Franqueses del Vallès)
La guerrera
Ana, una estudiante de enfermería en Barcelona, tiene 24 años, estatura media, complexión delgada, su larga melena negra siempre suelta, unos preciosos ojos azules como el mar siempre resaltan con su vestimenta (algo gótica) la hace parecer una chica reservada y algo extraña, muy lejos de la realidad, ya que es una persona cercana y muy abierta. En Barcelona ya se empezaba a escuchar la llegada del coronavirus, sin que nadie prestase atención, hasta que llegó el día en que todo debía cerrar, y todos debían quedarse en casa. Ana vivía con su madre, fue entonces cuando recibió una llamada, explicándole que sus estudios se daban por finalizados y que requerían de sus servicios para la plantilla del hospital, ya colapsado de enfermos. Ana aceptó inmediatamente la incorporación. Al día siguiente, cuando llegó a su puesto de trabajo, pudo experimentar lo que ningún libro te explicaba, el caos. Enfermos en los pasillos, en las salas de espera, en camillas. Al finalizar su turno, Ana había presenciado la muerte de siete pacientes, se cambió de ropa, y marchó a casa sin articular palabra. Al llegar, y ver a su madre, empezó a llorar silenciosamente. Su madre, que a buen entendedor, pocas palabras bastan, entendió el infierno que había vivido su hija. "Ves a ducharte,
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te prepararé la cena". Ana obedeció las ordenes de su madre. Cuando terminó tenía delante de ella un plato de sopa y una tortilla de queso. Esto le subió el animo, entonces su madre se volvió a dirigir a ella: "Anita, hija, entiendo el duro día que has pasado, y tienes que entender, esto es una guerra, tú eres una guerrera en el campo de batalla, y esta batalla la tenemos que ganar. Ahora descansa, coge fuerzas, por que mañana tienes que volver". Así se mentalizó. Durante 40 días, Ana acudió al hospital a ayudar a miles de personas que pasaron por esos pasillos, algunos murieron, pero, fueron miles los que sanaron, y los que le enseñaron por que había escogido esa carrera, la carrera de guerrera. Yolanda Díaz Gómez (CFA Palafrugell)
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LA CAJA DE PANDORA
La caja de los sentimientos
Un buen día un amigo me regaló una caja dentro de la cual había guardado todos sus más sinceros sentimientos para mí, me dijo “No la abras, llévala contigo donde tú vayas con ella, te sentirás fuerte y libre, para conseguir todo lo que tú te propongas en la vida”. Me la dio un amigo especial para mí en señal de nuestra amistad, a pesar de que no pudimos ser marido y mujer nos juramos amor eterno. La escondo porque no quería que la pareja que yo tenía la viera, ya que en ella están guardados los sentimientos de un amor secreto. La guardo en un rincón de mi armario y cada vez que necesito de algo para seguir en adelante acudo a ella a esa cajita tan valiosa, que me da fuerzas para seguir por las sendas de la vida. Cada domingo la saco donde la tengo escondida, la toco con suavidad y siento que ella me transmite mucha energía, y mi cuerpo sollozante de felicidad se siente en paz. Meri Marlene Acurio Lopez (CFA La Llagosta)
Rencor
Por desgracia para mí soy muy rencorosa, es el aspecto que menos me gusta de mí. Lucho contra él cada día desde que me levanto hasta que me acuesto. Aunque no lo parezca es muy difícil y lo peor de todo es que lo paso muy mal, ya que cuando alguna persona o situación me violenta, se me queda grabado a fuego. No lo puedo remediar pero sí es cierto que con el paso de un tiempo soy capaz de recapacitar y ser más objetiva. Hace algunos años mi suegra decidió que era el momento de tener una charla conmigo, veía lo mal que lo pasaba y lo poco sano que era para mi salud. Estábamos tranquilamente tomando un café cuando empezó a explicarme lo preocupada que estaba por mí, que llevaba semanas dándole vueltas al tema y que
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tenía una posible solución que proponerme. Muy atenta la escuché, me entregó una cajita de madera muy antigua, desgastada por el paso de los años con unas flores dibujadas con trocitos de espejos. La propuesta consistía en que cada vez que alguien me violentara, esa situación la guardara en la caja. A lo que le contesté precipitadamente que podía haber escogido una caja más grande. Entre risas me respondió que solo los había de guardar una semana, que solo al pasar siete días podía abrir la caja, y que en ese momento tenía la labor más complicada, coger ese mal momento y examinarlo detenidamente, valorar a la persona con quien lo había vivido y si realmente merecía la pena. Continuó explicándome que si después de todo,ese momento me seguía molestando, entonces se tenía que quedar en la caja una semana más, si no ya lo podía tirar a la basura. La idea me gustó y sinceramente me ayuda mucho, cada vez he de guardar menos cosas en la caja, después de un trabajo constante ya puedo parar de hacer esa reflexión automáticamente. No consigo tirar unos cuantos momentos, pero sé que llegará el día en que tenga la caja vacía, eso querrá decir que he crecido como persona, evidentemente me siento mejor conmigo misma y el resto de mi entorno. Estaré eternamente agradecida a mi suegra por todos sus buenos consejos, que son muchos. Isabel Santiago Antolín (CFA El Vendrell)
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La caja “poética”
¿Yo qué guardo en la caja? Sentimientos reprimidos, Como cartas en baraja Las palizas recibidas.
¿Yo qué guardo en la caja? Los amores olvidados, Poesías no nacidas, Los recuerdos denegados.
Lo que guardo en la caja Son ni pegas ni ventajas Los perdones sordomudos Con el alma trabajados.
Ay, si abro la сajita Puede sale angelito, Si la cierro para siempre Engañó a mi mente...
Dmytro Bondar (Institut Martí i Franquès - Tarragona)
La felicidad
La vida me regaló una caja, una caja con cariño, la cual contiene el deseo más querido. Ese deseo tan querido es la felicidad. Cuando me la entregó me dijo: "disfrútala y compártela, pero no lo hagas con cualquiera, hazlo con los que
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están dispuestos a compartir la suya contigo. Aléjate de los que consumieron la suya y buscan arrebatarte la tuya." Después de recibir la caja, me quedé preocupado y confuso ¿Cómo podía saber yo con quién debía compartirla? Entonces caí rendido en la cama después de pasar todo el día pensando. En ese momento soñé con mi familia, esa familia dispuesta dar por mi la vida o realizar una donación de esfuerzo desmedida. Entonces entendí contento abrí la caja y para mi sorpresa ¡Estaba vacía! Inmediatamente escuché la voz de la vida que me decía: "la felicidad que te he entregado no la puedes ver, pero si la puedes sentir. No la puedes crear, pero si la puedes compartir. Si la compartes la estás creando y cuando la podrás ver."
Jeremiah – David Ramia Rabanal (BCN – Carme Duran)
Fuego salvaje
Se enciende una gran llama de emoción, La cual se encuentra en la profundidad. Esta simboliza enorme unidad, y el tiempo sufre una congelación.
Se ha despertado una motivación, junto a una gran positividad. Esta se ha llenado de claridad, ¡por dios, inaudita aceleración!
Te hace sentir sumamente capaz, tener el poder de hacer cualquier cosa. Ya está, ahora eres una mariposa. Esto es lo que te hace vivir en paz.
Carlos Giraldi Requena (BCN- Abel Caldera)
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“Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro. ” (Emily Dickinson)
Profesora del Módulo: Isabel Verdú Institut Obert de Catalunya
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