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Un poco de historia

El siguiente texto es un extracto de una nota de mayor extensión escrita por Bethy Squires

Hubo cuatro personas pioneras en la aparición de los anticonceptivos hormonales:

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1.la activista Margaret Sanger, que apeló al movimiento eugenésico para defender el control de la natalidad e impulsar así la contraconcepción.

2.la sufragista y heredera multimillonaria Katherine McCormicke

3.biólogo Gregory Pincus

4.y el médico y ginecólogo católico John Rock.

Pincus descubrió que los animales inyectados con progestina no ovulaban, pero las inyecciones frecuentes no se contemplaban como una solución viable, de modo que sus esfuerzos se centraron en desarrollar un anticonceptivo oral.

McCormick financió el desarrollo de la píldora de su propio bolsillo.

Hacia la década de 1950, Rock realizó una prueba suministrando la píldora a sus pacientes en Massachusetts bajo el pretexto de estar haciendo un estudio sobre fertilidad.

El médico no informó a las participantes de que la píldora estaba diseñada para evitar que se quedaran embarazadas. Muchas mujeres abandonaron el estudio inicial de Massachusetts porque no podían tolerar los efectos secundarios: inflamación, trombosis potencialmente letal y cambios de humor.

El equipo empezó a tener dificultades para realizar ensayos clínicos en Norteamérica, en parte porque la contracepción seguía siendo ilegal en la mayoría de estados y en parte debido al elevado índice de abandonos en sus estudios más pequeños, de modo que Pincus y Rock giraron la vista hacia Puerto Rico, donde la preocupación por la sobrepoblación, fomentada en parte por el movimiento eugenésico, significaba que no había restricción para los anticonceptivos y que el aborto era legal en la isla.

De hecho, muchas mujeres puertorriqueñas fueron esterilizadas sin su consentimiento o conocimiento sometiéndolas a un procedimiento que coloquialmente se conocía como "La Operación" durante las décadas de 1950 y 1960. Pincus y Rock supusieron que encontrarían una gran cantidad de sujetos de prueba que cumplirían con los ensayos, creían que si las mujeres puertorriqueñas pobres y analfabetas podían usar la píldora, cualquiera podría. Los experimentos se iniciaron en 1956 en Puerto Rico, y el año siguiente en Haití y en Ciudad de México.*

Al principio, Rock y Pincus tuvieron una vez más problemas para encontrar mujeres que toleraran los efectos secundarios de la píldora. "Las mujeres de Puerto Rico también abandonaban el estudio, así que empezaron a buscar mujeres a las que pudieran obligar a participar, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico" escribe Ann Friedman en The New Republic. "Emplearon a las mujeres encerradas en el manicomio de Massachusetts y dijeron a las mujeres que estudiaban medicina en San Juan que debían participar en la prueba médica o serían expulsadas". Una vez más, tampoco dijeron a aquellas mujeres para qué era la píldora; en lugar de eso, se suponía que debían callar la boca, tomar su medicina y someterse a frecuentes e invasivos exámenes médicos.

Finalmente, el Dr. Edris Rice-Wray, director médico de la Asociación de Planificación Familiar de Puerto Rico, ideó una nueva estrategia: decir a las mujeres cuáles eran los efectos de la píldora. Asistentes sociales empezaron a ir puerta por puerta en San Juan explicando a las mujeres que podían tomar una pastilla al día para evitar el embarazo. Cuando explicaron a las mujeres lo que hacía la píldora, cientos de ellas se apuntaron. Sin embargo, no explicaron a aquellas mujeres que formaban parte de un ensayo clínico o que el tratamiento era experimental.

Una vez concluido el estudio, el Dr. Rice-Wray indicó a Rock y a Pincus que la pastilla era 100 % efectiva para prevenir el embarazo. Sin embargo, el 17 por ciento de las participantes sufrieron efectos secundarios como "náuseas, mareos, cefaleas, dolor estomacal y vómitos".

Tres mujeres fallecieron durante el estudio y jamás se les hizo la autopsia para ver si su muerte estaba relacionada con la participación en el ensayo. El Dr. Rice-Wray concluyó que la píldora, al menos en la forma y la dosis en que fue suministrada a las mujeres puertorriqueñas, presentaba "demasiados efectos secundarios como para ser generalmente aceptable".

Pero aquello no impidió que G.D. Searle & Co.* lanzara al mercado la primera versión de la píldora, bajo el nombre de Enovid, con la misma formulación que había provocado efectos negativos en casi un quinto de las participantes del ensayo clínico. Enovid contenía 10 veces más hormonas de las necesarias para prevenir el embarazo.

Por otra parte, Pincus y otros investigadores habían contemplado en un principio la posibilidad de crear anticonceptivos hormonales para hombres. "La idea se rechazó debido al número de efectos secundarios", afirma Grigg-Spall, "que incluían el encogimiento de los testículos". Se creía que las mujeres tolerarían los efectos secundarios mejor que los hombres, que exigían una mejor calidad de vida.

En 1970, la periodista Barbara Seaman escribió The Doctors' Case Against the Pill ("El caso del médico contra la píldora"). El libro detallaba los numerosos efectos secundarios del Enovid, una información que los médicos conocían pero que ocultaban a sus pacientes. El libro llamó la atención del senador de Wisconsin Gaylord Nelson quien intervino legalmente y logró que se redujera la cantidad de hormonas en los anticonceptivos, además de obligar a que los envases de las píldoras contuvieran un prospecto de 100 palabras informando de los posibles efectos secundarios.

Si te interesa leer la nota completa, puedes buscarla en: https://broadly.vice.com/es/article/historiaracista-sexista-pildora-efectos?utm_source=broadlyfbes

Los “avances” logrados son: que la fórmula química tiene hoy la mitad de estrógenos que aquella primera fórmula lanzada al mercado y que las cajas de las pastillas vienen con indicaciones de cómo usarlas y con advertencias de posibles efectos secundarios como dolor de cabeza nausea etc…nada grave, hasta que tu cuerpo se acostumbre…

Pero lo más grave es que las mujeres siguieron entregando su ciclicidad y su autocuidado a la medicina intervencionista , esta vez con más confianza porque la fórmula ya se había “mejorado”.

Y más grave aún es que seguimos considerando que tomar pastillas es “cuidarse”. ¡¡¿¿ Cómo el cuidado va a tener que ver con meternos pastillas que bloquean el desarrollo natural de nuestro sistema endocrino y lo suplantan por un funcionamiento hormonal sintético controlado externamente??!!

Quésuperficialessonloscambioscuandonoprovienendeloprofundode laconciencia!

En los años 60, el movimiento feminista está en auge. Sus principales demandas y reivindicaciones tenían que ver con una mayor participación en la vida social y política: derecho al voto, igualdad laboral, igualdad en el acceso a la educación etc...

También en un plano más personal la mujer comienza a querer tener mayor decisión sobre su vida, su destino, su sexualidad y por lo tanto en cuanto la posibilidad de elegir cuando y cuántos los hijxs. Hasta aquí suena bien.

La trampa del sistema de dominación, es que siempre está delante, detrás y mediante los reales impulsos de liberación de las masas.

La industria farmacéutica acompaña estas reivindicaciones:

Es en ésta época cuando sale a la luz el uso de la pastilla anticonceptiva, presentándose como un símbolo de libertad y autonomía femenina y así, poco a poco se va masificando en paralelo que van perdiendo fuerzas las acusaciones de sectores conservadores que veían en las intenciones anticonceptivas -y ni hablar de las abortivas- un desacato al designio de Dios.

Las necesidades de sistema productivo también están acorde a estas reivindicaciones: crece la gran máquina, crece la industria, es necesaria más fuerza de trabajo. Y en paralelo el movimiento feminista luchando por la autonomía de las mujeres -que en gran parte es económica- y se “resolvería” entrando al mercado laboral.

Los roles de la familia se ven modificados, cada vez son más las mujeres que habiendo obtenido un trabajo asalariado, sale al mundo, tiene sus propias relaciones sociales y gana su dinero. Hay una sensación de empoderamiento, pero no por ello dejan de hacer todas las tareas de la casa y de cumplir el rol de madre y esposa.

Va tomando fuerza el concepto de “Planificación familiar”

Otra vez nos preguntamos, qué es la libertad?

Hoy en día, habiendo transcurrido unos 50 años, y teniendo una distancia de perspectiva podemos cuestionar aquellos viejos paradigmas donde la libertad está asociada a la conquista de valores masculinos y a la incorporación al mismo sistema de dominación que por un lado nos da empleo asalariado (inserción en el mercado laboral) y por el otro nos medicalizar de acuerdo a sus patrones de productividad.

Nos damos cuenta la trampa?

Estamos todxs inmersos en una gran red tramposa que realmente no empieza ni termina con las pastillas anticonceptivas.

Este tema en particular, sin dejar de ser importante, es una pequeña cuestión mas en la gran trama de dominación en la que nos metimos como civilización, quizás hace milenios. El origen del patriarcado se rastrea 5000 años atrás, y el capitalismo de los últimos 200 años no está haciendo más que perfeccionar sus mecanismos todo lo que pueda con toda la psicología de masas y los descubrimientos científicos que tiene en su poder.

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