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La noche que nos marcó la vida (G. Somovilla)……………………..Pág

La noche que nos marcó la vida

Un viaje se vive tres veces: cuando lo soñamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos.

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Anónimo

En la madrugada del 31 de enero, un día como cualquier otro, durante las vacaciones familiares en Mar del Plata, todo era común, ordinario. Esta fecha no tenía nada de interesante para ellos, hasta que hubo un suceso que les marcó la vida. La mañana del 30 de enero parecía ser todo normal. Esta familia se dirigía hacia un parque acuático, el transito era pesado, era un día caluroso, había mucha gente circulando. Se iban a encontrar con amigos para celebrar el verano, pasar todo el día en este acuaparque, para luego, al anochecer, dirigirse a cenar a la casa de uno de estos que se encontraba en Balcarce, una gran ciudad que no estaba a mucha distancia, tan solo a una hora de viaje. Hasta ahí no pasaba nada relevante, fue una juntada entre familiares, como era costumbre. Charlaron de la vida, contaron anécdotas divertidas y cuando se hizo la hora de regresar a donde se hospedaban, se despidieron, sin mucha nostalgia, ya que al otro día se volverían a encontrar.

El camino hacia su casa estuvo callado, estaban los cuatro cansados porque había sido un día largo. Pero igual, cada tanto, intentaban entablar una conversación para que el sueño no les gane y llegar a su hogar, sanos y salvos. Todo pasó muy rápido, de repente el conductor y el acompañante ven una vaca que levanta la cabeza en el medio de la ruta. Esta se encontraba a pocos metros del auto, por lo que no dio tiempo a nada, ni una maniobra para esquivar a este animal y evitar el accidente.

En esa noche oscura, nublada, en las que los árboles que se encontraban en el camino se inclinaban hacia ellos con interés, de repente sienten un golpe seco, ensordecedor. El auto empezó a desviarse de la ruta, muy rápido, se movía todo. Siguió su curso unos metros, hasta que pudieron tomar el volante y direccionarse hacia la banquina, se apagaron las luces y el motor en simultáneo. El impactó fue tan fuerte y repentino que la vaca quedo a 500 m del lugar donde fue el choque. Cuando por fin el conductor y su esposa lograron que el auto quedara quieto, les preguntaron a sus hijas si estaban bien. La mayor contestó que sí, mientras observaba a

su hermana acostada en su falda. Esta no contestó por unos minutos, ya que se sentía perdida, extraviada, lo único que podía sentir era dolor, estaba helada como si el más frío invierno habitara en ella. Le ardía la cara, se la tocó y se dio cuenta que tenía un montón de vidrios. Por eso, la sensación tan rara en su cuerpo. “No nos dio tiempo a nada, fue un golpe seco, la vaca nos desvió del camino. Nos dejó sin luces. No éramos conscientes de por dónde nos dirigíamos, la dirección del auto se congeló. Entre los adultos agarraron el volante para poder quedarse en la banquina y no provocar un accidente mayor”, expresó el chofer del auto. Al chocar, dos camiones pasaron por donde se encontraba la familia con el auto y uno de estos decidió parar para luego dirigirse al peaje, que se encontraba a pocos kilómetros de ahí. Llamaron a la policía y a la ambulancia, ya que algunos de los involucrados manifestaban golpes. La patrulla de policía ya había llegado y empezaron a tomar datos. Se dieron cuenta que los paramédicos no se encontraban en el lugar para atender a los individuos y se alarmaron, ya que, al haber menores de edad, era esencial la presencia de estos para llevarlos al centro de salud más cercano.

“Esta noche está siendo caótica, esta noche me cambió la vida”, dijo la hermana de la pequeña con voz temblorosa y con miedo por la salud de su familia. Les pidieron todos los datos, el seguro, los documentos de todos los involucrados en el accidente, tomaron fotografías del vehículo y de la vaca, luego llegó gendarmería nacional y nuevamente pidieron datos. Antes de que trasladen a la hija menor y al padre, se hizo presente el hermano de la madre, el cual hizo compañía toda la noche y les brindó hospedaje. La ambulancia llevó a estos dos individuos al centro de salud más cercano, que se encontraba en la ciudad de Balcarce.

Los dirigieron al sector de pediatría, donde los atendió el pediatra de turno con dos enfermeras, estos revisaron a la menor y le quisieron poner suero, lo que resultó fallido, por la inexperiencia de estas dos. El padre se enojó por la situación, al ver que su hija sufría. Los doctores decidieron decirle que se retire de la sala y que en su lugar entre la tía de la niña, quien la acompañó hasta que llegó la madre.

Ella siguió con la menor hasta el día siguiente, que le dieron el alta. Esa noche pasó tan rápido, como el agua que cae de una cascada. Los médicos le dijeron que tenía que ir a sacar turnos a diferentes especialistas, como el oculista, porque tenía vidrios en los ojos, los que después le pudieron retirar. También a un traumatólogo, ya que en el accidente sufrió una lesión en el cuello, al golpearse contra uno de los asientos del acompañante. Tuvieron que esperar dos días para que le den los resultados médicos y afortunadamente salió todo bien.

Después de atender las cuestiones de salud, que les parecía lo más urgente en ese momento, se encargaron de ir a la oficina policial a verificar si el animal causante de este accidente tenía propietario, para que este se hiciera responsable por los daños causados, tanto del automóvil como de los golpes presentados en los involucrados. La policía abrió una investigación porque la vaca tenía una caravana y una marca con un número, lo que significaba que era de un campo. Al saber eso, lo que se necesitaba era localizar al dueño, o en caso de que este no respondiera, iniciar un juicio. El día del accidente a las 9 de la mañana, cuando estaban todos en el hospital, alguien fue y le cortó todas las marcas por las que se podía identificar al responsable del animal. Por toda esta situación, se fue a juicio con el objetivo de ubicar al hombre de campo y que este pague, para que la familia reciba una remuneración económica por los daños causados.

Finalmente, la idea del juicio se anuló, ya que el seguro calificó el siniestro como destrucción total y le pagaron todos los daños del automóvil.

Guadalupe Somovilla

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