BOLETIN DE MODA CANAIVE DICIEMBRE 2018

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BOLETÍN DE MODA CANAIVE DICIEMBRE 2018


BRANDSWELOVE: LO QUE LAS MARCAS DE MAYORES PUEDEN APRENDER DE LAS DE NIÑOS

Más allá de diseños atractivos y prendas funcionales, numerosos sellos nacionales de moda infantil apuestan por la fabricación que aboga por un futuro mejor. La moda para niños es, de hecho, un sector en potencia en términos económicos: según un informe publicado por ASEPRI (Asociación Española de Productos para la Infancia), facturó en 2016 algo más de 1.224 millones de euros en nuestro país; y los números suben año tras año. Bárbara Martínez, diseñadora, directora de arte, madre y cofundadora de Latibule Studio y Balumba Magazine, apunta a propósito de ello: “Hace aproximadamente unos diez años hubo una pequeña revolución, sobretodo en Barcelona, sobre la manera en la que hasta ese momento se había criado a los niños. Muy influenciados por los nórdicos europeos y su crianza respetuosa, surgieron diferentes propuestas que optaban por escuchar más a los niños y a sus necesidades”. Las nuevas propuestas para los más pequeños de la casa han avanzado a pasos de gigante para convertirse ahora en fuertes dosis de inspiración para las marcas nicho de moda adulta y, por qué no, también las grandes marcas de moda convencionales. Fabricación justa dentro de nuestras fronteras, uso de materiales naturales de gran calidad y campañas fotográficas repletas de ternura y amor por el universo infantil, entre muchos otros factores, conforman las bases de las firmas de moda infantil que deberías incluir en tu agenda desde ya. Sigue leyendo y descubre por qué todavía nos queda mucho por aprender de ellas.



“Bobo es una marca que siempre ha apostado por la creatividad y el mundo imaginativo que rodea a los niños. El hecho de que apostara por el diseño y la creatividad más allá de las colecciones de ropa y la implantara en todo lo que las rodeaba ha sido determinante en su éxito, pues ha conseguido una imagen de marca muy potente y reconocible.” Bobo Choses nació hace diez años en una vieja fábrica de juguetes bañada por el olor del mar Mediterráneo; y cumple ahora una década aprendiendo de los conocimientos de los fabricantes locales, valores que el fast fashion no pone en práctica. Los diseñadores de la firma escriben libros repletos de inspiración que dan sentido a las colecciones y se describen como “niños atrapados dentro de cuerpos adultos, actuando de forma divertida y cuidando el mundo y todo lo que forma parte de él”. Bárbara Martínez tiene clara la fórmula del éxito de la firma: “Bobo es una marca que siempre ha apostado por la creatividad y el mundo imaginativo que rodea a los niños. El hecho de que apostara por el diseño y la creatividad más allá de las colecciones de ropa y la implantara en todo lo que las rodeaba –campañas, catálogos, libros…– ha sido determinante en su éxito, pues ha conseguido una imagen de marca muy potente y reconocible”.



TINYCOTTONS TINYCOTTONS inicia su camino en 2012 como una compañía familiar que busca hacer algo diferente: desea crear una marca que los padres escojan para sus niños gracias a la alta calidad de las piezas que confecciona. Plantea el diseño de las colecciones como si de ropa para adultos se tratase y ha desarrollado una imagen de marca fuerte que esconde una bonita historia detrás de cada colección; un valor que numerosas firmas de gran consumo ignoran por completo y del que, muy probablemente, podrían aprender más de una lección. “Muy interesantes son las colaboraciones con otras marcas, generalmente de calzado, que hacen que sus colecciones se completen a la perfección. Además, sus tiendas ofrecen otra serie de complementos, desde libretas a juegos o libros, que son una maravilla”, destaca Martínez. Todas las prendas de la marca están fabricadas en Europa y siguen un proceso eco-friendly honesto en fábricas de comercio justo. ¿Lo oyes, Inditex?

Little Creative Factory “Little Creative Factory ha creado un universo propio muy característico, siempre jugando con los volúmenes y las superposiciones. Cada colección tiene una temática determinada que se va apreciando en las distintas piezas, y que forma un conjunto que cuenta una historia apasionante.”



Little Creative Factory se define como “una fábrica creativa que fabrica grandes sueños y prendas lúdicas y elaboradas de forma consciente”, toda una declaración de intenciones. La firma desarrolla piezas atemporales que se inspiran en la inocencia y la ilusión propias de la infancia. La poesía, el cine, la historia y la familia son los puntos clave del mundo imaginativo que rodea a Little Creative Factory mientras que la innovación es su principal objetivo. La marca crece sobre valores sostenibles y apuesta por jugar con materiales naturales, volúmenes y capas para diseñar prendas llenas de sentimiento que se alejan de la producción en cadena del fast fashion. Asimismo, defiende las ideas del slow fashion y de la producción de quilómetro cero. Martínez apunta: “Little Creative Factory ha creado un universo propio muy característico, siempre jugando con los volúmenes y las superposiciones. Cada colección tiene una temática determinada que se va apreciando en las distintas piezas, y que forma un conjunto que cuenta una historia apasionante. También hace mucho hincapié en cuidar todos los detalles que hacen marca, la tienda es preciosa y los catálogos y eventos están al mismo nivel que su ropa”.

The Animals Observatory The Animals Observatory parte de una tierna historia de amor a primera vista entre Laia Aguilar y Jan Andreu. Andreu admiraba el trabajo de Aguilar al frente de la anteriormente mencionada Bobo Choses y, tras tiempo siguiendo sus pasos, decidió proponerle una idea algo arriesgada: fundar juntos una nueva marca de moda para niños cuyo éxito es, a día de hoy, arrollador. Él posee un talento innato para los negocios mientras que Aguilar brilla gracias a su desbordante creatividad. La unión de dos mentes privilegiadas genera una propuesta de carácter familiar que se aleja de la super producción sin freno de los gigantes de la moda. El epicentro de las creaciones de la marca es la visión de los animales a través de la mirada de los más pequeños y se basa en el lema: “Sé un buen animal, fiel a tus instintos”. La firma, además, otorga una especial atención al diseño gráfico en sus colecciones, y todas y cada una de sus prendas hablan de delicadeza, ternura y amor por la infancia y el medio ambiente. ¿Y no debería ser toda firma así?



5 MARCAS CARGADAS DE VALORES QUE NECESITAS PONER EN TU RADAR Salimos de compras y comienzan los dilemas: ¿estará esta prenda hecha bajo un contexto laboral con condiciones apropiadas? ¿Cumplirá con los criterios de sostenibilidad? ¿Será el diseño auténtico? ¿Artesanal? La industria de la moda tiene muchos problemas: la falta de ética en el proceso creativo y el de producción son dos de los mayores, como señala el Fórum de la Moda Ética. A veces sólo reaccionamos ante el impacto. Más de 1.000 fallecidos en el colapso de la Plaza Rana en Bangladesh, 86.400 camiones cargados de ropa destruidos al día, decenas de casos de apropiación cultural en lo que va de año… En los últimos meses este tema de debate es recurrente. Afortunadamente, ya no lo dejamos pasar y eso quiere decir que hemos identificado el problema. Reconocemos cuando una marca utiliza en su propio beneficio referencias que provienen de culturas ajenas sin nombrarlas ni hacerlas partícipes del proceso. Una forma de plagiar que ataca al patrimonio cultural inmaterial de comunidades con industrias textiles menos desarrolladas por el que vela la UNESCO. África, América del Sur y Asia son los continentes más atacados y afectados por su rico patrimonio artístico y artesanal. Y, por eso, decimos basta. ¿Por qué deberías conocer a las siguientes marcas? Sigue leyendo…


ABURY

ABURY es una plataforma, un proyecto, un código ético, una tienda… Andrea Bury, su fundadora, tras un viaje a Marruecos tomó consciencia y temió por la pérdida de técnicas artesanales como el bordado de los bolsos bereberes. Con el objetivo de enorgullecer las comunidades de su herencia artesanal y dotarlas de medios para el empoderamiento de la mujer, la educación infantil y el desarrollo global de la comunidad surge la expansión de la fundación.


La marca trabaja con artesanos de Ecuador, Etiopía, India, Costa de Marfil, Kenia, Marruecos, Perú, Rumanía y Tanzania. Desarrolla colecciones con un auténtico legado cultural, producidas íntegramente en los pueblos de origen y con los que llega a un acuerdo económico. Nada de limosnas. Su labor va más allá, acercar y educar a jóvenes diseñadores en el oficio artesano. Desde 2015 organiza un concurso anual para diseñadores emergentes. El premio les permite viajar para conocer la artesanía tradicional de un país y desarrollar conjuntamente una colección cápsula de accesorios. La tienda insignia está en Berlín pero de forma online podemos agenciarnos accesorios desde 30 euros. Nada mal…

Bihor Couture


Cansadas de ser el nutriente creativo de grandes marcas, ver el éxito que tienen sus creaciones y no recibir nada a cambio, un equipo de cuatro diseñadoras rumanas apoyadas por la revista rumana Beau Monde fundan Bihor Couture. Si en lugar de la copia de Dior por 30.000 euros prefieres adquirir el chaleco auténtico por un precio más que justo –60 veces inferior– pasa por su web. Hay camisas, tejidos para el hogar… cautivadores.

ndego Africa Indego Africa produce en Ghana y Ruanda los diseños concebidos en Nueva York. Las trabajadoras utilizan fibras naturales y materias obtenidas de plantaciones locales. Hierba dulce, paja de bolga u hoja de plátano son teñidas a mano con pigmentos procedentes de plantas y flores. Las artesanas reciben el 100% de los beneficios. La transparencia es clave para la firma, que publica informes anuales con los datos de ventas, del impacto del empleo, la inclusión y la educación en materia de negocios llevada a cabo en África. En su selección de artículos podemos encontrar piezas tradicionales africanas como máscaras, pequeño mobiliario tallado en cedro, tweneboa, caoba, teca y papaya, piezas de cerámica, complementos tejidos, ropa de bebé, algunas prendas de lana de merino… que puedes adquirir desde el módico precio de 10 euros.



Umòja Shoes

Umòja Shoes es una marca de zapatillas artesanales que no has visto antes. Ya te habías sentido atraído por los estampados africanos pero no sabías como integrarlos, hasta hoy. Lancine y Dieuveil, las almas detrás de este proyecto, mezclan tejidos tradicionales africanos con el diseño de las zapatillas deportivas. Un paseo por Senegal, Mali, Uganda, Burkina Faso y Costa de Marfil. Tejidos originales con fibras y tintes naturales elaborados por artesanos locales se adaptan a un calzado contemporáneo en auge. Si quieres unas, de momento tendrás que conformarte con un pre-compra, aunque en breve lanzarán su tienda online.


Mola Sasa

Mola Sasa nos ofrece un viaje por los colores y la geometría de las tribus indígenas colombianas con sus complementos. Surgen de la alianza con más de 80 familias artesanas y su creadora, Yasmin Sabet. Las telas de Kuna dibujan desde diseños abstractos a historias, animales o escenas cotidianas. La técnica Chimichagua o la Caña Flecha y las fibras de fique o maguey se ensamblan para producir lujosos pendientes, bolsos, cinturones y calzado. Comprar menos, elegir bien y hacerlo durar son retos que debemos proponernos. Ya que dentro de poco muchos estaremos pensando en los regalos navideños, os invito a que salgáis de los circuitos habituales y os sorprendáis con estas marcas cargadas de valores.


LAS 6 NUEVAS PROPUESTAS DE LA PARIS FASHIONTECH WEEK QUE NECESITAS CONOCER

La semana pasada se celebró en París la FashionTech Week. Una iniciativa llevada a cabo por el equipo de la FashionTech que reúne anualmente desde 2014 los ecosistemas de la moda y la tecnología. La asociación organiza a lo largo de la semana charlas, talleres y un salón en el que brinda la posibilidad de mostrarse a proyectos emergentes que redefinen la industria de la moda. Este año se han seleccionado 27 para la FashionTech Expo que ha sido acogida por primera vez en la ESCP Europe Business School, intentando así generar un vínculo con el mundo del negocio. Las propuestas se han englobado en tres bloques: Moda y Mutación, Moda e Innovación Tecnológica y Moda Ecociudadana. A continuación, una selección de las mejores.


Que las zapatillas están de moda no es nada nuevo. A nivel mundial sus ventas se han incrementado en un 400%, pero el fundador de Hodeï, Benjamin Camy, ha encontrado lugar para la innovación. Este ex-farmacéutico nos explica que las zapatillas son 100% reciclables al estar hechas íntegramente de EVA, material que ya se utiliza en la industria del calzado deportivo por su alta capacidad de amortiguación de impactos. Auténtica economía circular: nos propone devolver nuestras propias zapatillas Hodeï, una vez deterioradas, y recibir unas nuevas remade. El diseño es impecable y son ligeras como una nube. ¡Crocs tiembla!


Lazaare aúna el diseño digital, la innovadora técnica de la impresión 3D y el método más ancestral para marcar la hora. Estos relojes solares verán la luz gracias a la microfinanciación colectiva. La apuesta ecológica viene de la mano de correas con tinte vegetal, la ausencia de desecho gracias al método 3D de producción de las carcasas y la manufactura local. En pocos meses estarán a la venta.


Sizomatic es un probador con escáner que te toma todas las medidas en segundos y te las envía a la SizoFit App®. Con el escáner del móvil lees el código de barras de la prenda que quieres, recibes una recomendación de talla adaptada a tus medidas y si no hay disponibilidad del producto en tienda te redirige a la e-shop. Compra sin desvestirte y sin error. Aunque su objetivo no es sólo para el ready-to-wear, ofrece también información a los comercios para la apertura del abanico de tallas en el mercado y para la ropa confeccionada a medida en el sector lujo.


SKMMP es realidad virtual aplicada a la compra al por mayor. Es una plataforma digital que permite a los compradores y a las marcas realizar la compra-venta online asociando un showroom virtual en el que modelos hologramas desfilan con la colecciĂłn, deshaciĂŠndose de las limitaciones espacio y tiempo. En las semanas de la moda de ParĂ­s y Londres ya lo conocen.


Caroline y Colomba nos confiesan su debilidad por las joyas. Juntas idearon una nueva forma de consumo responsable: J’aime J’aime. ¿Cómo acceder a la joyería con un bajo presupuesto? Con un servicio de alquiler con opción a intercambio ilimitado. Por únicamente 27 euros al mes puedes elegir piezas de 33 diseñadores por un valor de 200 euros. Si decides comprar alguna de ellas tienes descuento.


WWOW es una firma de comercio justo de marroquinería vegana. Entre otros materiales utiliza Piñatex®, un tejido elaborado con hojas de piña. Concebido por Carmen Hijosa, tras años de investigación en la búsqueda de un tejido de bajo impacto medioambiental, el material se compone en un 80% de fibras de hojas de piña y un 20% de fibras de maíz. Su obtención no genera residuos, no precisa de materiales sintéticos y tampoco de productos tóxicos. Hace poco más de un año que se comercializa pero su aspecto similar al cuero lo ha convertido ya en una alternativa muy atractiva. Y si os interesa descubrir novedosas iniciativas en la moda de la mano de la tecnología, estad pendientes a las próximas ediciones en París, Berlín y Nueva York.


¿Quienes somos? Somos especialistas en investigación, análisis e interpretación de tendencias de moda y diseño globales. Creemos en la moda como consecuencia del diseño, en el diseño como resultado de un proceso, en el proceso del diseño fundamentado en la investigación, y la investigación basada en las necesidades del mercado. VEMOG lo guía y apoya para la implementación de estrategias que hagan del diseño un proceso formal, permanente y rentable al interior de su empresa


LA MET GALA 2019 CELEBRARÁ EL AMOR POR LO ANTINATURAL CON “CAMP: NOTES ON FASHION” La noticia estalló ayer: la MET Gala 2019 da sus primeros pasos gracias a la presentación de la temática que abrazará la próxima edición de uno de los eventos más destacados y mundialmente seguidos del calendario internacional de la moda. Bajo el título Camp: Notes on Fashion el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York plantea un ensayo de Susan Sontag de 1964 como punto de partida para una exposición de lo más irreverente; que tendrá lugar del 9 de mayo al 8 de septiembre de 2019 en la Gran Manzana. Sontag describe el movimiento camp como “el amor por lo antinatural: el artificio y la exageración. El estilo a expensas del contenido (…) el triunfo del estilo epiceno”. Para la reconocida escritora, las películas de Busby Berkeley, Mae West, El Lago de los Cisnes y la obra de Caravaggio son algunas de sus principales referencias. Toda una declaración de intenciones a la que la maestra de ceremonias Anna Wintour dará vida de forma oficial el primer lunes de mayo en forma de fiesta de inauguración repleta de celebridades (a cada cual mejor –y más ostentosamente– vestida, claro está).

“Andrew Bolton: El concepto camp incluye ideas relacionadas con la ironía, el humor, la parodia, el pastiche, el artificio, la teatralidad, el exceso, la extravagancia, la nostalgia y la exageración.”



En esta ocasión Gucci será la colaboradora estrella de la exposición. Para el director creativo de la casa italiana, Alessandro Michele, el ensayo de Sontag “expresa perfectamente lo que realmente significa el camp para mí: la capacidad única de combinar el arte y la cultura pop”. Apostar por el más es más es una señal de identidad de la obra de Michele y la nueva temática de la exposición del MET encaja a la perfección con el estilo de este genio de la moda. Un total de 175 objetos –incluidas piezas de carácter femenino y masculino del siglo XVII a la actualidad– se exhibirán en el Costume Institute en esta ocasión. Andrew Bolton, experto en arte al mando de la entidad, señala que el concepto camp incluye ideas relacionadas con “la ironía, el humor, la parodia, el pastiche, el artificio, la teatralidad, el exceso, la extravagancia, la nostalgia y la exageración”; todos sinónimos de la última era creativa de Gucci. Bolton ha estudiado la palabra en si misma hasta encontrar el verbo francés se camper (que significa adoptar una postura exagerada), y lo ha relacionado con sus orígenes en la pomposa estética de la corte francesa bajo el mandato de Luis XIV. En aquella época Versalles era todo posar y actuar, y la Gala MET 2019 promete ser una actualización del artificio francés del siglo XVII. La icono del pop y siempre transgresora Lady Gaga, el cantante británico Harry Styles y la estrella del tenis Serena Williams (sin olvidar a Alessandro Michele ni a Anna Wintour, por descontado), ejercerán a su vez como co-presidentes de la noche de la moda por excelencia en esta edición. La última gran exposición del MET dedicada a la moda, titulada Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination, ha roto ya, de hecho, todos los esquemas. La muestra, que abrió al público el 10 de mayo y cerró sus puertas definitivamente este pasado lunes 8 de octubre, es ya la exposición más grande que jamás haya organizado el MET; ya que ha ocupado 25 galerías y ha contado con más de un millón de visitantes.


La moda en el museo más famoso de la ciudad de Nueva York no tiene límites y el trabajo de los profesionales de la casa recibe aplausos a nivel mundial. El nivel sube con cada nueva edición y Camp: Notes on Fashion presenta todas las características para arrebatarle el trono a su predecesora y, desde luego, no defraudar. Exageración, libertinaje, exceso y libertad sin fronteras serán, sin duda, los ingredientes principales de la MET Gala 2019. ¿Pero superará la exposición del próximo año los escalofriantes números de la muestra relacionada con la iglesia del vigente curso? Esperaremos ansiosos, de nuevo, a conocer la respuesta de esta fascinante pregunta.


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LA PRECARIEDAD EN LA MODA VA MÁS ALLÁ DE BANGLADESH: ESTA ES LA REALIDAD QUE NADIE TE CUENTA

Uno de los pilares básicos sobre los que se sustenta el capitalismo contemporáneo es el factor del sueño. Ese imaginario colectivo del deseo que idealiza sectores y profesiones como la moda, el cine o el periodismo para hacernos creer que, si trabajamos lo suficientemente duro –aun bajo condiciones cuestionables y sueldos que brillan por su ausencia–, un día lo conseguiremos y allí nos encontraremos, brindando con Karl Lagerfeld o publicando novelas cual Truman Capote.


Pero la realidad que envuelve estas industrias es muy distinta y, en más de una ocasión, cuando llegas a estar dentro de ellas caes en la cuenta de que no eran más que eso: cortinas de humo. Por eso Giulia Mensitieri, doctora en antropología social y etnología, decidió explorar las distintas formas de precariedad dentro del capitalismo contemporáneo a partir de la industria de la moda francesa, en una tesis doctoral convertida en el libro Le plus beau métier du monde (El trabajo más hermoso del mundo). Tras la publicación de la obra, a mediados del pasado mes de enero, numerosos medios se hacían eco del escándalo que, en el fondo, no era más que un secreto a voces. Lo curioso, sin embargo, es que el libro no se focalizaba en las que han sido –a ojos del público– las principales víctimas durante décadas de la precariedad laboral en la moda: las modelos. Tampoco hablaba de la superexplotación laboral y los trabajos forzados en países como China, India, Vietnam, Tailandia, Argentina, Brasil o Corea del Norte. Ni de los (también existentes) talleres de explotación europeos.

“La moda se rige por una regla contradictoria: cuanto más prestigio permita acumular un trabajo y más reclame una consagración simbólica y material, menos será remunerado.” El informe Global Slavery Index 2018, realizado por la Walk Free Foundation, apuntaba que el primer mundo importa mil millones de prendas anuales manchadas de esclavitud y que, en total, cuarenta millones de personas en el mundo sufren esta situación. No obstante, se dejaba a una de las partes más implicadas (y afectadas) en el mecanismo actual de la industria: los creativos. Y es que la esclavitud moderna se asienta en los países más desfavorecidos pero nace y se perpetúa en los sitios más inesperados, como en la cuna de la alta costura por excelencia: París.


Mensitieri analizaba en su libro los sistemas de dominación dentro del universo de la moda y sus consecuencias –a menudo dramáticas– sobre los individuos que las sufren. El trabajo gratuito, la tiranía jerárquica y las presiones personales son tan solo algunos de los fundamentos de una industria que parece escapar, como escribía Marion Raynaud Lacroix en una entrevista con su autora para la edición francesa de i-D, a toda forma de regulación. La raíz de la cuestión reside en una paradoja: la mayoría de estos profesionales están divididos por un estatus económico precario y un estatus simbólico de gran valor. Entre acudir a fiestas diariamente, viajar en primera clase, hospedarse en hoteles de lujo y recibir todo tipo de regalos… y no ser capaces de llenar la nevera o pagar un alquiler. Es, según afirmaba la doctora en susodicha entrevista, “una constante en el mundo de la moda: la coexistencia del lujo extremo y de la precariedad”.


Y añadía durante otra entrevista con Stefanie Marsh para The Guardian: “Lo que quiero dejar claro realmente es que esta explotación existe en el corazón mismo del poderoso centro simbólico y económico de las casas de alta costura; las grandes marcas de lujo. Pero es una forma diferente de explotación”. El mensaje, según Mensitieri, es el siguiente: “No tienes que cobrar porque tienes suerte de estar allí para empezar”. La moda, en palabras de Mensitieri, “se rige por una regla contradictoria: cuanto más prestigio permita acumular un trabajo y más reclame una consagración simbólica y material, menos será remunerado”. Y por esta contradicción son afectados miles de creativos dentro –y en los márgenes– de la industria: desde fotógrafos a estilistas, diseñadores, maquilladores, asistentes, becarios de todo tipo, estudiantes… y, por supuesto, periodistas. Pocos sabemos ya dónde acaba el trabajo y dónde empieza la vida privada. El ritmo frenético de la moda invade también los espacios de vida y, como efecto secundario, Mensitieri afirma que “el trabajo en la moda obliga a fabricarse una imagen de uno mismo y un personaje”. Si a este hecho se le añade, además, el factor de que la moda es una de las industrias más potentes del capitalismo de nuestros días, que genera ingentes beneficios y ocupa un papel primordial en la economía mundial y se encuentra en el podio de las industrias más contaminantes del mundo… la cosa empeora. El grupo LVMH, sin ir más lejos, acumula ya setenta grandes firmas de moda (Louis Vuitton, Christian Dior y Celine entre muchas otras) y ha visto aumentar sus beneficios hasta en un 41% en el primer semestre de este año. Pero el capitalismo necesita este sueño y la moda, que esencialmente fabrica productos materiales, necesita a los medios para transmitir y propagar este imaginario deseable que la ha colonizado y que, al final, se acaba traduciendo en ventas.


“Entrar en este mundo es aceptar el precio a pagar: el ritmo, la injusticia, la desigualdad…” Estas cuestiones van, según evidencia la autora, más allá de la moda: “Conciernen todo el trabajo considerado inmaterial y creativo”. No es de extrañar, en consecuencia, que la explotación laboral se haya arraigado también con fuerza entre los profesionales que trabajamos en los medios. Trabajar gratuitamente es algo visto como normal hoy en día en la gran mayoría de periódicos y revistas; y, al final, la tendencia dicta la norma. En palabras de Mensitieri: “Entrar en este mundo es aceptar el precio a pagar: el ritmo, la injusticia, la desigualdad…”. Pero las cosas por su nombre: el prestigio no paga el alquiler. El periodista veterano y escritor madrileño Carlos Fonseca publicaba recientemente una columna en El País Semanal que amenazaba con hacerse viral. Titulada Un muerto social, era toda una declaración de intenciones y una especie de in memoriam que constataba la crisis en esta profesión, para muchos moribunda. Decía así sobre su año y medio en el paro: “Tengo 59 años y las empresas desprecian la experiencia y exaltan la juventud por una mera cuestión crematística: los jóvenes son más baratos. Tampoco estoy dispuesto a sobrevivir a la pieza por unos euros que me parecen una burla. Gratis no trabajo”. Y es que una vez sales por la puerta de estas industrias, el retorno se hace prácticamente imposible. Pero ni las grandes marcas, ni revistas ni periódicos salen adelante sin tener detrás un buen equipo de creativos. Lo explicaba la académica durante su entrevista en i-D: “El creador, es Dios, un solo individuo que crea un universo que debe ser deseado por otros”. Pero añadía: “Esta es una representación completamente ficticia: los creadores nunca trabajan solos”. Y aquellos con los que trabajan, por cierto, también necesitan comer.


ASIA, FUENTE DE INSPIRACIÓN Asia “ha salvado” los números de firmas como Hermès, Burberry, Prada o Louis Vuitton. En España el 85% de las ventas las realizan turistas y los procedentes de China suponen el 35% del total según el informe del Círculo Fortuny. A pesar de la reciente deceleración de la economía China, en la última década Asia ha sido el mercado de lujo más saneado, donde las grandes marcas han realizado su expansión con un sin parar de inauguraciones de tiendas. Además Singapur, Hong Kong y Dubai compiten con las grandes capitales de la moda por el podio. La relevancia del continente asiático es creciente en términos de creación y business, pero hoy no vamos a hablar de números sino de creatividad. En el ideario del diseñador occidental siempre ha existido una gran fascinación por Asia y su cultura tradicional. Aurelie Samuel, historiadora del Arte especializada en Arte Oriental y comisaria de la exposición Asia Soñada de Yves Saint Laurent enumera una larga lista de diseñadores que en algún momento de su carrera se han inspirado en Asia: Paul Poiret, Vionnet, Dior, Balenciaga, Lagerfeld, Gaultier, McQueen, Galliano… y detalla que “a finales del siglo XIX Japón y su iconografía influencian Occidente pero que no es hasta los años 70 cuando India y China empiezan a estar de moda”. El primer diseñador que vistió a la mujer occidental con una mezcla de aires asiáticos es Paul Poiret. Su interés le llevó en 1909 a Londres a visitar una exposición de turbantes orientales. Conocido como Sultán de París, engalanaba a sus clientas para entrar en su imaginario harem: caftanes, bombachos, turbantes, exóticos bordados metalizados y colores intensos para delicadas mujeres vestidas hasta el momento en tonos pastel. Diseños que probablemente lucieron en su ostentosa fiesta “Las 1002 Noches”. El orientalismo de Poiret pretendía romper con el “encorsetado” Occidente y su ingenio le sirvió una exposición en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET) en 2007.



Con Yves Saint Laurent los viajes a India son repetidos. Aurelie aclara que “ha sido el país más presente en sus colecciones. Desde la primera para la primavera-verano 1962 en la que interpreta el traje clásico del príncipe del norte de India embellecido con turbantes, un elemento masculino que feminiza”. “Saint Laurent nunca viajó a India pero distinguió muy acertadamente los dos tipos de trajes que existen: el drapeado y el cosido” aclara la historiadora, que además señala que “se corresponden a su vez a los dos talleres existentes en la alta costura: el tailleur y el flou”. Saris occidentalizados de seda, túnicas y pijamas en lamé, trajes adamascados con botones joya, referencias a la India mongol en bordados de paisley (boteh), turbantes rematados en lujosas piezas y orfebrería con formas de corazón inspiradas en las joyas del Maharajá para las colecciones de 1962,1969 y 1982 surgieron de la India imaginaria de Yves, que fue alimentada por los recuerdos que le traía de su país natal la primera modelo hindú que subió a la pasarela.


Invitados al exceso palaciego del Maharajá por Karl Lagerfeld en la colección Paris- Bombay de Chanel 2011 la interpretación de India es totalmente diferente: masculinas chaquetas Nehru, túnicas, leggings en negro, marfil y dorado con lujosos bordados y completos de joyería con cadenas adornando las caras, muñecas y tobillos de zapatos. Más peculiar, occidentalizada y menos ornamentada fue la visión de Prada para la colección SS 2007 con referencias a la India de YSL y Loulou de la Falaise. Todas las modelos lucían turbantes, muchas llevaban mochilas de nylon y a algunas les faltaban las partes de abajo porque según dijo Muiccia Prada “simplemente no me gustó nada de lo que hice debajo de la cintura”. Menos parca fue su colección SS2013 en la que el japonismo articuló un discurso más íntimo. Geishas del siglo XXII, vio Tim Blanks, con vestidos de origami, sandalias tabi futuristas y referencias florales al país del sakura.


La pureza del kimono, los obis –cinturón del kimono-, los tocados de las oiran –cortesanas- japonesas y el glamour de los años 40 se unen en la colección de un John Galliano sin blanca. André Leon Taylle lo definió como “fashion moment” y la audiencia quedó sorprendida con esta presentación en el Palacete São Schlumberger (1994). Una aproximación completamente diferente al quimono es la de YSL en 1962. El traje del teatro Kabuki, que Aurelie define como “extremadamente importante porque el traje constituye una especie de decorado, define al personaje: su papel, la clase social y la intriga” y el quimono de María Calas en Madame Butterfly fueron la fuente de inspiración. Sus kimonos pierden el obi para adaptarse a la mujer occidental. Aurelie reconoce que en las colecciones de Saint Laurent una “búsqueda histórica en la base de la creación estética y exótica, ese procedimiento de recreación de su imaginario que se basa sobre conocimientos históricos reales. Y es un proceder científico que no es habitual en los diseñadores” Probablemente China sea el país que más ha influido en las creaciones de los diseñadores occidentales. En 2005 el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York dirigido por Andrew Bolton nos mostró la visión de China a través del ojo occidental que se nutre de la historia y el cine del país. Trajes imperiales, cerámica blanca-azul típica China, qipaos, vestidos dragones, sedas, pinturas, trajes mao…contextualizan los piezas creadas por diseñadores como Dries Van Noten, Balenciaga, McQueen, Christian Dior, Galliano, YSL, Valentino, Tom Ford. Una mirada idealizada que sigue alimentando a día de hoy las pasarelas al mismo tiempo que continua nutriendo el cada vez más candente debate sobre la apropiación cultural. Sin ir más lejos, Julien Dossena regresaba de nuevo al infalible encanto del orientalismo en su aplaudida propuesta para primavera verano 2019.


Nuestro Manifesto. Creemos en la moda como consecuencia del diseño, en el diseño como resultado de un proceso, en el proceso del diseño fundamentado en la investigación, y la investigación basada en las necesidades del mercado. VEMOG lo guía y apoya para la implementación de estrategias que hagan del diseño un proceso formal, permanente y rentable al interior de su empresa.


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