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La pascua de nuestros hermanos
La Pascua
de nuestros hermanos
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ÁLVARO ENRIQUE ÁLVAREZ ENTRENA, SJ
1939 - 2021
Preparado por: Jorge E. Salcedo Martínez, SJ
Fue llamado por el Señor el 4 de marzo de 2021.
DATOS PERSONALES
Nació el 10 de septiembre de 1939 en la ciudad de Cúcuta (Norte de Santander). Sus padres fueron Pablo Enrique y María Teresa. Sus hermanos Germán José y Elvira Rosa.
• Fallecido en Bogotá a los 81 años de edad • Había cumplido 58 años de Compañía • Tenía 43 años de últimos votos
EN LA COMPAÑÍA
Ingresó a la Compañía en Santa Rosa de Viterbo, el 21 de febrero de 1963. Allí hizo sus votos del bienio el 24 de febrero de 1965. La filosofía la estudió en el Colegio Máximo en Bogotá. Su magisterio lo realizó en CENCLAR (Apostólica), en San Bartolomé La Merced y en la Universidad Javeriana, en las Facultades Civiles entre 1968 y 1969. Sus estudios de teología los realizó en el Colegio Máximo en Bogotá, entre los años 1970 y 1973. Fue ordenado sacerdote en Bogotá, el 27 de noviembre de 1971, y en esta misma ciudad hizo sus últimos votos el 16 de agosto de 1977.
SU VIDA
Religioso creativo, con gran capacidad para la ironía, el humor y gran acierto para colocar preguntas allí, en donde a veces molestaban a sus hermanos, pero que daban con el núcleo problemático.
RECORRIDO APOSTÓLICO
Decano de la Facultad de Ciencias, director de Pastoral Universitaria en la Pontificia Universidad Javeriana, Decano de la Facultad de Ingeniería Industrial entre los años 1973 y 1979. En la seccional de la Universidad Javeriana de Cali prestó sus servicios durante 28 años. Fue representante del rector en la seccional de la Universidad de Cali y Decano académico de Ingeniería entre 1980 y 1986. Luego profesor en el pregrado y postgrado hasta el año de 2008. En el año de 2009, en el primer semestre participó en el curso de CURFOPAL y en el segundo fue destinado a la comunidad del Colegio San José de Barranquilla, en donde colaboró en la coordinación y mantenimiento del Instituto San José, en la
pastoral del Colegio, como consiliario de Asia y asesor del comité para la extensión de la Universidad Javeriana en la Región Caribe. Además, fue profesor de Ingeniería y Ética en la Universidad del Norte. En el año 2015 lo destinaron a la comunidad de María Inmaculada y fue profesor en la Facultad de Ingeniería y Filosofía y colaboró en la Asociación de Ingenieros Javerianos de Bogotá, hasta su pascua.
PUBLICACIONES
Ponencias en Congresos Internacionales sobre Ingeniería, educación y temas administrativos.
Semblanza
En memoria de un espíritu libre y currambero
Por: Stivel Toloza, SJ
Existen frases memorables y cargadas de sentido que en nuestra vida como jesuitas tenemos el privilegio de no solamente decir sino, ante todo, de vivir. Una de ellas es “Amigos en el Señor”. Si se me pregunta qué representa para mi Álvaro Enrique, yo puedo responder con honestidad que fue y es para mí un amigo en el Señor. Con Álvaro tuve el regalo de compartir la vida y la vocación desde mi llegada a magisterio en el Instituto San José en Barranquilla. Una primera impresión fue la de un jesuita serio, quizá no con el mejor de los temperamentos. Pero esta impresión empezó a cambiar rápidamente. Una primera experiencia la tuve al ver en una de las paredes de su habitación a un crucificado. Crucificado que estaba rodeado por figuras que me hicieron empezar a notar que Álvaro fue un jesuita luchador, sensible, brillante, devoto y profundo.
Jim Morrison, cantante de la banda norteamericana “The Doors”, una foto impresa de Friedrich Nietzsche otra de Albert Einstein, un cuadro de la escultura de la Pietà de Miguel Ángel y un recorte de revista con el rostro de Mozart rodeaban a ese crucificado que acompañaba la cabecera de su cama. Al lado, una biblioteca con varios libros de química, filosofía, los Ejercicios Espirituales y la biblia. Con este panorama y atraído por ese variopinto collage que representaba mucho de lo que Álvaro fue compartiendo conmigo, comenzamos a compartir la vida y la misión.
Una eucaristía vivida con entrega y comunión, una conversación frente al mar caribe, una cerveza en el calor barranquillero, una canción de nirvana, una conversación de las luchas que ambos habíamos tenido para seguir perseverando en la vocación...
En dos años de magisterio fueron numerosos y valiosos los momentos que pudimos compartir la sencillez de la vida y la amistad. Una eucaristía vivida con entrega y comunión, una conversación
frente al mar caribe, una cerveza en el calor barranquillero, una canción de nirvana, una conversación de las luchas que ambos habíamos tenido para seguir perseverando en la vocación, una comparsa en el carnaval, las tertulias en las que se esforzaba por explicarme su admiración por Teilhard de Chardin, todos esos momentos y otros, ya menos en cantidad y calidad en Bogotá, me invitan a expresar que en Alvarito encontré un espíritu libre y currambero.
Incluso, luego de conocer hace pocos días la noticia de su Pascua, quise revisar los correos electrónicos que nos cruzamos cuando yo cursé mis estudios de teología en Belo Horizonte – Brasil. En medio de las noticias que me daba sobre su salud que poco a poco se iba desmejorando, me contaba la fuerza que le daba poder seguir dando clases en la Universidad Javeriana a los ingenieros a quienes les hablaba de ética de la ingeniería y de Jesús.
Ese es un deseo frustrado, siempre quise asistir a una clase suya, puesto que solía mostrarme los informes que daban razón de las evaluaciones que los alumnos hacían de su misión docente tanto en la Universidad del Norte en Barranquilla como luego en la Universidad Javeriana. Yo simplemente sentía alegría y orgullo de los comentarios tan positivos de sus alumnos. Estoy seguro que, como Jesús, también fue con sus estudiantes un maestro amigo.
Dos frases solía decirme Álvaro cuando me veía a veces tan angustiado por la carga apostólica o cuando me veía desanimado. La primera, carpe diem, expresión latina que describe bien lo que distinguió la vida de este hermano. La segunda, «la vocación hay que vigilarla hasta una hora después de muertos». En ambas se encierra una sabiduría que sigue siendo para mí luz y horizonte en este camino de ser compañero de Jesús.
Ahora bien, debo confesar que en los últimos años mi cuidado y cercanía con Álvaro no fue la que él se mereció. No se trata aquí de juicios o justificaciones; simplemente me cuestiono por no haber estado más cerca, especialmente en su etapa final. Me cuestiono, además, por la relación que tenemos los jesuitas un poco más jóvenes con nuestros hermanos mayores. En muchas de nuestras comunidades vivimos con hermanos mayores que son un pozo de sabiduría, que tienen mucho por seguirnos ofreciendo y que son testigos de un seguimiento a ese Jesús que nos toca en lo profundo la vida.
Finalmente, creo que la vida de Álvaro y su alma jovial refleja bien lo que el Papa Francisco llama juventud:
¡"Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. [...] Esto significa que la verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar"
¡Gracias hermano por tu presencia en mi vida y en la de tantos otros jesuitas que tuvimos la dicha de compartir y disfrutar tu corazón capaz de amar!
Imposición de manos. Ordenación sacerdotal de Stivel Toloza. Noviembre de 2016
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Homilía en las exequias del P. Álvaro Enrique Álvarez Entrena
(06-03-2021) CAPILLA NUESTRA SRA. DE LA SOLEDAD
Por: Silvio Cajiao, SJ
Queridos compañeros estamos despidiendo a Álvaro Enrique, pero al mismo tiempo, y con la canción, somos conscientes que “no es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós…” puesto que en este peregrinar hacia el Señor de la vida, unos parten antes y otros partiremos luego, para el Señor siempre es el tiempo oportuno. Además como lo hacía Álvaro, de vez en cuando acudía al aforismo latino para expresar un principio, en este caso el de la fragilidad y labilidad de la vida humana, y así recordaba que esta es: sicut nubis, cuasi navis, velut umbra.
A la luz del Evangelio que nos ha sido proclamado hoy, en donde Jesús nos muestra, una vez más, su capacidad de mirar la naturaleza y aprender de ella nos ha dicho: solo quien entrega, solo quien arriesga, obtiene frutos, así cueste la propia vida, como al grano de trigo. Álvaro marcó su existencia como bautizado, como religioso y como ministro con esa dinámica pascual: morir para comunicar vida que, unida a Cristo se da en abundancia, pues para eso lo envió su Padre del cielo. No se trata simplemente de una ley biológica, o natural, sino como quien desde la fe ha querido darle a toda su existencia un sentido desde la Pascua del mismo Cristo Jesús y unido a Él sabía que su entrega se hacía fecunda si por amor la entregaba toda.
Estos frutos se multiplicaron, como los talentos del Evangelio en Álvaro Enrique, especialmente en su labor académica en la Javeriana de la ciudad de Cali en el área de la ingeniería durante más de 20 años y no sólo como maestro, sino como pionero en la creación de la Facultad que le concernía y en la administración de la misma, así como en la Asociación de exalumnos de las Ingenierías de la Universidad, en la que trabajó con tanta dedicación. Pero con el sello jesuítico, no solo para administrar un ente productor de profesionales sino ante todo para ofrecerle a la sociedad jóvenes de entereza ética, de solidaridad con la justicia, con capacidad de compromiso con las realidades sociales y para generar cambios estructurales.
Era una persona cercana a sus amigos y de gran fidelidad a ellos, con el sentido humanista y al mismo tiempo proyectaba sobre los estudiantes el sentido y la capacidad crítica y argumentativa en particular en las clases que impartió desde la ética para ingenieros y para otras carreras, tanto en la Javeriana de Cali como en la de Bogotá.
Como lo dijimos antes, Álvaro era amante de acompañar sus conversaciones con una frase latina. Muy seguramente lo aprendió en su paso por el Noviciado con nuestro Maestro Padre Fernando Londoño, o en su rápido paso por el Juniorado en Santa Rosa de Viterbo. Allí acendró su sensibilidad por el arte y por la música. Especialmente por la de los compositores caribeños que acompañaban las veladas con sus amigos ingenieros y el ambiente de fiesta cuando se presentaba la oportunidad.
“Para ser libres Cristo nos ha liberado” este principio paulino lo asumió como una realidad que quería vivir de manera sui géneris puesto que no se acomodaba sin más a lo que se propusiera por ser lo
tradicional, o porque estaba mandado y establecido. Quería ofrecer otro punto de vista. No solo para contradecir sino para probar que era necesario mirar otras alternativas y por supuesto validarlas. Quiso ofrecer esto en su propuesta pedagógica para que los estudiantes se esforzaran también en no solo presentar resultados matemáticos productos de fórmulas, sino demostraciones argumentadas, si era el caso dialogadas.
El término de sus días y las condiciones especiales en que las vivió, un poco ante el temor del contagio del Covid y el no importunar a los que le rodeábamos lo hizo tomar distancia y poco a poco constatamos que realmente lo que parecía tener otros síntomas lo fue conduciendo a un gran debilitamiento y a que la enfermedad que se lo llevó tomó ventaja y ya era muy tarde para combatirla. En esta procuró no buscar nada extraordinario que le ahorrara su proceso en el dolor purificador y unido siempre al de Cristo. Como su proceso de vida vivió y murió confiando en el amor misericordioso del Señor y buscó la reconciliación y vivió comunitariamente la Eucaristía los últimos meses y recibió la Unción de los enfermos que lo fortaleció y le dio una gran paz en su proceso terminal.
Querido Álvaro te presentamos a ese Padre que te llamó a la existencia por amor, y que te hizo partícipe de la vocación a los consejos evangélicos para vivirlos en compañía de su Hijo Jesucristo y que te selló con su Santo Espíritu para llevar su Palabra eficaz al confín de la tierra. Sabemos que Él te acoge hoy y suplicamos la intercesión de nuestra Señora del Camino para que se cumpla, como hijo de Ignacio lo que debiste pedir muchas veces en los Ejercicios y en tu vida cotidiana: el ser puesto con su Hijo. Desde allí intercede con todos esos compañeros que han partido recientemente y que no podemos dejar de recordar puesto que es a ellos a quienes te estás uniendo.
ÁLVARO SIERVO BUENO Y FIEL PASA AL GOZO DE TU SEÑOR.
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Retrovisión de la Provincia Colombia
Álvaro Enrique Álvarez Entrena, SJ
En el año 2017, el padre Provincial Carlos Eduardo Correa, les pidió a los jesuitas mayores de 60 años que escribieran sus memorias sobre su vida en la Compañía de Jesús, como un aporte para la escritura de la historia de la provincia colombiana de la Compañía de Jesús, 1924-2024. Este texto lo escribió Álvaro Enrique Álvarez Entrena, el 6 de octubre de 2017.
Introducción
A. PRETEXTO.
Se ha pedido a los jesuitas mayores de 60 reflexionar sobre 8 puntos vivenciales e históricos para elaborar dentro de la diversidad y la percepción individual la historia de nuestra Orden en Colombia ateniéndonos a la verdad y a mi punto de vista, teniendo en cuenta, opino, que incluso dentro de la física moderna el observador puede cambiar la objetividad del hecho. • Los argumentos serán vivenciales y lógicos; unos presenciales y otros leídos u oídos de hermanos y personas con quienes he tenido relación. • La temática es muy orientada a las comunidades jesuitas donde he vivido y a sus obras especialmente en la ciudad de Cali.
1. Contexto de la Iglesia Católica al ingresar a la Orden. Divisiones en la Provincia después del Vaticano II
A. Nacional
1. Al dejar la Universidad Industrial de Santander donde había hecho mi carrera de ingeniería química, mi práctica profesional en Barranca, mi especialización en procesos y comenzaba como docente se presentó una larga y violenta confrontación promovida por algunos estudiantes y egresados que militaban en la JUCO, o en el ELN cuyo ejemplar más notable era Jaime Arenas y otros como Jaime Morón e Iván Tarazona. El sacerdote Camilo Torres comenzaba a oírse y otros movimientos de huelga se extendían por otras universidades. El cura Pérez afincado en Santander y otros sacerdotes españoles propagaban sus ideas revolucionarias.
2. Era el rector, el Dr. Rodolfo Low Maus, alemán, cuyo hijo, el Dr. Enrique Low Murtra más tarde asesinado a la salida del Externado donde era catedrático. Quien había elevado la UIS a la categoría de las mejores universidades en ingeniería con la traída de profesores alemanes, checos y españoles y de colombianos que regresaban de EEUU con sus doctorados o maestrías. 3. El movimiento hippy se extendía junto con el rock, el haga el amor y no la guerra, y no pise el prado, fúmelo, igual que el uso de la píldora y los alucinógenos, los coletazos de la revolución de mayo en Francia y la caída en el nivel de estudios en la Provincia y un secularismo tal vez debido a la fama de “goda” que tenía la Provincia.
B. Internacional
1. El Concilio Vaticano II terminaba sus tareas, iniciado por el Papa San Juan XXIII, el Papa bueno, y terminado por el beato Pablo VI con gran esperanza para la Iglesia y quien desde Bogotá presidió el inicio de la reunión de obispos latinoamericanos en Medellín. La guerra fría entre la Unión soviética y los EEUU se calentaba al máximo y la Revolución Cubana se afianzaba con Fidel Castro nuestro alumno del Colegio de Belén quien nos despojó de nuestras obras y expulsó a casi todos los jesuitas; algunos sacerdotes, hermanos y novicios llegaron a Colombia: hermanos novicios y sacerdotes: Guicheney, Alonso, el hermano López, Altamira en Barranquilla, y Baldor, etc.
2. No sabíamos mucho del “mundo” pues los escolares no leían prensa y menos oíamos radio. Las noticias eran “sotto voce” o por recortes de periódicos de los superiores más avanzados.
C. Textos y documentos y algunos acontecimientos presenciales: Hay muchos y en especial me refiero a uno de los volúmenes de la Historia Extensa de Colombia y a los documentos y libros del padre Fernán González, SJ
1. Obispos como Monseñor Gerardo Valencia Cano alentaron lo que sería la Teología de la Liberación en Colombia y sacerdotes como el padre Camilo Torres crearon la división del clero por sus ideas y tuvieron que dejar el sacerdocio.
2. En Ecuador Monseñor Proaño hizo un trabajo con los indígenas notable, al igual que en Brasil Monseñor Casaldáliga. No sin contradicciones con la mayor parte de obispos y sacerdotes reaccionarios, incluyendo nuestra provincia donde la mayor parte de los que se estaban formando para sus doctorados y constituir la elite jesuita en Colombia firmaron la famosa carta de Florencia, muchos de los cuales salieron luego de la órden. En España se formó un grupo de jesuitas en fidelidad que casi lleva a la división de la Orden, como ha sucedido en muchas otras órdenes religiosas, si no es por el Superior General Pedro Arrupe. Se nombró en Colombia un provincial con tres vice provinciales y la división fue tenaz entre lo social, lo educativo y los llamados paraformadores, (jesuitas que querían mentalizar a los formandos para su ideología). Me parecía estar crucificado entre extremos sordos y sólo la oración y cierta sofrosine y el ser poco político y con convicción profunda de mi vocación, pude superar los trilemas. Sería interminable detenerme en cada uno de estos puntos. Los menores de 60 interesados deben consultar las fuentes apropiadas, sabiendo que la leyenda va también entretejiendo la crónica con el paso del tiempo.
2. Recuerdos de las etapas de formación apostólica, los textos que se leían en cada etapa y los jesuitas que más me influenciaron.
A. Noviciado
Me tocó un maestro Fernando Londoño S.I doctorado en espiritualidad que dentro de un grupo de adolescentes tuvo en cuenta como decía San Ignacio, tiempos, lugares y personas con los mayores para no ponernos a jugar a la búsqueda del tesoro, darnos a leer libros según nuestras inquietudes, dentro
de un ambiente de lo sacro, lo lúdico, lo espiritual y lo fabril, en contacto permanente con cada uno. Votos del bienio inolvidables.
1. Ejemplo: En segundo año de noviciado pude intensificar mis clases de latín pues los 40 apostólicos lo manejaban muy bien a costa de quitarme algún oficio humilde; igual que el griego y nada menos que con el paisano padre Manuel Briceño Jáuregui, SJ.
2. Ejemplo: las salidas al campo eran frecuentes y las meriendas lautas de los domingos, prolongadas a costa de la lectura del padre Rodríguez, cantando y comiendo “el comiso” que las madres de Bogotá llevaban a sus adolescentes novicios, para seguir luego con el coro de las completas con un canto maravilloso gregoriano, y las voces de los juniores colombianos y vascos, que terminaba con la solemne bendición con el Santísimo y hacían de ese oficio coral el ballet del gran Rey como decía Bossuet. Levantada a las 5 a.m. con el rezo del Te Deum, baño y colocación del cilicio algunos días , oración de una hora después de la visita al Señor en la Capilla, Eucaristía, desayuno, estudio y conferencia del Maestro, ejercicio de culpas una vez, los oficios domésticos, estudio menos el jueves que era como el descanso dominical, el examen de conciencia después del Angelus, almuerzo con lectura y martirologio, siesta, trabajo en los jardines, merienda, lectura espiritual, oración de la tarde, cena en silencio, paseo por ternas, media hora, examen de conciencia y a prepararse a dormir con el gran silencio y algunos días darse fuete o disciplina.
B. Juniorado
Entré a Retórica II y “De galo bellico” y las Odas de Horacio fueron los principales textos junto con la literatura que enseñaba el recién llegado de Francia el excelente profesor padre Jaime Pérez Upegui y el mono padre Luis Carlos Herrera enseñándonos a versificar y literatura colombiana enfatizando en el poeta Rivera. Las clases estupendas de arte del padre Eduardo Ospina quien a la vez era el superior completaban el curriculum con otras asignaturas. Año tranquilo, buenos paseos a San Rafael y comienzo de amistades con los juniores de la provincia colombiana occidental.
C. Filosofado
Lo hice en 2 años con algunas clases en la Universidad Javeriana y compañeros gringos como el padre Jeff Chonaky futuro provincial en la provincia de Nueva York y españoles de Centro América, algunos asesinados en el Salvador, el español brillante y las primeras laicas y el seminarista al que llamamos monseñor Huertas como auditores. Profesores maravillosos como Jaime Hoyos, en ontología, y como con la mayoría de los otros, traduciéndolos del latín: Lotz; para el padre Noriega, en Teodicea Arnou: clases breves pues en el cuarto teníamos mejores sillas; para el padre Llano, mejor el libro que el profesor, De Finance. El padre Gustavo González se enfermó y terminamos con el padre “pepino”, (Padre Augusto Ordoñez tirando a malito). Excelentes los españoles venidos del Ecuador el padre Gallego, en Filosofía de la Ciencia y González Poyatos en Historia de la Filosofía quienes seguían a diversos autores. El padre Jesús Sáenz, muy regular en Lógica con el librito del padre Barón, SJ. Era espiritual el padre Francisco Rengifo capellán del ejército, quien llegó al rango de General y quien dormía muchas veces plácidamente en la acción de gracias y al tocar la banca para ir al desayuno, decía ¡entre…!.
Anécdotas: Era ministro el padre Bejarano quien insistía en que debíamos ir a las letanías. El rector el padre Eduardo de Roux quien tocaba las puertas de los filósofos con lágrimas en los ojos, ya que en la misa dominical no íbamos ni la mitad. Eran tiempos de muchas salidas de la Orden, de voladas los fines de semana, a veces los parlantes se cansaban de llamar al hermano Kataraín y al paisa Álvarez, pues se tomaban los puentes como paseo binario.
D. Magisterio
La hoy casa de la juventud, se llamaba CENCLAR (Centro Claver) que ayudé a comprar a una amiga cucuteña después de que el hermano Montoya comprara una casa en el norte que resultó un motel. Fue el inicio de mi trabajo apostólico como maestrillo, enseñando en San Bartolomé en las mañanas y por las tardes colaborando con los jóvenes candidatos, algunos residían en la casa, pues no tenían familiares en Bogotá y los otros dormían en las suyas y continuaron estudiando en sus colegios de origen, ya que se dejó de admitir al noviciado a quienes no fueran bachilleres. El padre espiritual era el padre Eduardo Uribe, quien venía de la Curia Provincial, y el superior era el padre Jorge Caycedo, quien además era el socio. Yo ayudaba en la disciplina, liturgia, paseos, campañas vocacionales, tareas de los jóvenes, etc.
Permanecí un año y al siguiente fui a la Universidad Javeriana a enseñar matemáticas y me destinaron para ser el primer decano del Medio Universitario, de la recién creada Facultad de Ciencias. Ese apostolado universitario sería para mí muy importante, gracias al empeño del padre Alfonso Borrero SJ. Allí conocí a muchos jesuitas, en especial a quienes eran decanos del Medio. Fue un cambio de ciento ochenta grados, pero marcó toda mi vida. Los paseos de los miembros de la comunidad a la finca de Sasaima, que me recibió con hermandad fueron inolvidables.
E. Teología
Un formador sui generis, el padre Hernando Silva SJ, fue el superior de teólogos. Fuera de serie en lo mejor del término. Con su dialéctica, tranquilidad, ciencia y sabiduría condujo esta etapa con dedicación y observación científica y pastoral. Seguía por una semana a dos estudiantes de teología especialmente y se formaba un juicio para luego entablar una conversación espiritual. Para el padre Gerardo Arango SJ, era el mejor formador. Muchas son las anécdotas que se recuerdan de él. Un día le dijo al padre Alfredo Revéiz de origen libanés, que debería ser de rito bizantino y rápidamente se fue para el Líbano a seguir la teología.
Tuvimos los mejores profesores: el padre Carlos Bravo en Génesis y Pentateuco, lo más interesante era cuando se salía del tema; el padre Pedro Ortiz en Inspiración, San Pablo y San Juan, conciso, sus clases eran realmente “oro en polvo”; el padre Rodolfo de Roux en Eucaristía y el padre Roberto Caro en Mariología, ambos con apuntes personales, algo mamotréticos. El padre Gerardo Arango lo estre-
namos en Cristología, excelente. Los padres Alberto Múnera y Alberto Parra con sus “hojas de parra” buenos. Casi no seguíamos libros. Yo me dediqué a leer la Revista Concilium, y algunas tardes iba a terminar mi maestría en ingeniería de sistemas en la Universidad Nacional. Con profesores malos o cuyo tema no me llamaba la atención iba a algunas clases y pedía a mi amigo el padre Antonio Ángel, recién fallecido (2017) o Tulio Zuluaga, quien salió de la Orden, los apuntes y eran parte del grupo, con quienes hacía los trabajos, pues eran veloces amanuenses.
F. Tercera Probación.
Con el instructor el padre Elizondo, vasco venido de Argentina, realicé la tercera probación en Medellín en el barrio San Javier. Mezcla de Teología de la Liberación, algo de San Ignacio, los ejercicios de mes, dentro de una libertad total para asistir o no a las distintas actividades. Conocí extranjeros muy simpáticos como Michel Bingam con su negro humor irlandés. Siendo franco Elizondo no había aterrizado en Colombia y vivía encerrado oyendo radio y leyendo revistas argentinas de fútbol y tuve con él muy poca empatía. Me concedieron los últimos votos e hice la profesión solemne en Bogotá el 16 de agosto de 1977, en presencia del Superior General el padre Arrupe. Aproveché “la libertad” para dar ejercicios espirituales a diferentes personas. Conocer las obras de los jesuitas en Medellín, leer bastante y visitar muchas familias cuyos jóvenes ya comenzaban la carrera del vicio, del robo, y del sicariato. Me parecía una hipocresía que en un barrio tan pobre donde estaba la parroquia de María Auxiliadora llevada por un jesuita a quien ayudábamos en las misas, tuviéramos que entrar el mercado de noche para que los vecinos no se dieran cuenta de nuestros altísimos gastos.
3. Servicios y responsabilidades en mi vida sacerdotal.
A. Siguiente a la Ordenación
1. Estuve un año como director de Pastoral de la Universidad Javeriana; hice una gran encuesta sobre la práctica religiosa de los javerianos, los atendía, me reunía con los decanos del Medio, a la vez que daba clases de ingeniería. Luego se me nombró decano del Medio Universitario en la Facultad de Ingeniería Industrial, mientras el padre José Gabriel Maldonado se ocupaba sólo de los civiles, a la vez que era docente en la misma. Desde que era director de Pastoral fui encargado al mismo tiempo de una de las dos comunidades de juniores que vivían cercanas a la Javeriana (“las nor-comunidad”), la otra la orientaba el padre Eduardo Valencia, SJ. Mucho que contar del padre superior de todas, José Luis Romero y su manejo religioso, discutible para la formación de estos jóvenes religiosos.
2. Apostolado universitario en Cali (1980-2008)
Introducción: en la época de la colonia, los jesuitas se habían vinculado a la región del Cauca y del Valle cuando en 1640 se fundó el colegio de Popayán y en 1745 el de Buga con el proyecto de crear otra institución en Cartago. Muchas fueron las donaciones de amigos seglares que querían ver un accionar fecundo, sobresaliendo los desarrollos agropecuarios que respaldaban esta labor. Al sobrevenir la extinción de la Compañía en 1767 y sus bienes solo hasta 1884 se restauró en Colombia. Los lazos se volvieron a anudar cuando se cerró el colegio de Ocaña en 1933 y se fundó el colegio San Juan
Berchmans, convirtiéndose en una plataforma para la actividad apostólica: el templo Votivo del Sagrado Corazón (1944), el monumento a Cristo Rey (1953), el barrio Marco Fidel Suárez (1960), la Parroquia de San Ignacio en Terrón Colorado (1960), el Instituto Mayor Campesino en Buga (1962), la casa de ejercicios de Santa María de los Farallones (1965), la Universidad Javeriana (1970) y Fe y Alegría (1972). La Universidad Javeriana inició con el programa de Contaduría por el tesón del padre Antonio Gómez. Se había intentado unos años antes establecer Derecho, pero las directivas jesuitas no aceptaron. Había estado de rector del Colegio Berchmans el padre Roberto Caro, quien vislumbró la posibilidad de regularizar la carrera de Contaduría y cuando fue nombrado rector de la Javeriana Bogotá reunió el Consejo Directivo para aprobar la extensión con el nombre de Pontificia Universidad Javeriana Cali.
En 1980 nombrado por el Consejo Director, llegué a comienzos del año con el padre rector para hacer los Reglamentos de la seccional, y los trámites para la aprobación de la carrera de Ingeniería Industrial con opciones novedosas como énfasis y práctica profesional. Los padres Gómez, Merino, Velásquez y Álvarez vivíamos en el Colegio cuyo superior era el padre Horacio Botero e íbamos a la Javeriana (era la 3ª sede ocupando parte de la casa de las hermanas Vicentinas, en la avenida Roosvelt). En el año1981 se adquirió un lote de 50.000m2 y mientras se construía en el hermoso campus de Pance; luego nos pasamos al antiguo colegio Pío XII, ya como comunidad independiente, cuyo primer superior fue el padre Fernando Velásquez, adonde habían llegado el padre Miguel Rozo para las clases de ciencias económicas y el padre Javier González, quien realizaba su tercera probación en Buga y fue el alma que interpretó los valores paisajísticos de la sede actual junto con el arquitecto Raúl Ortiz. Al ocurrir el terremoto de Popayán y cuartearse el edificio se apresuraron a la construcción en Pance. El ingeniero Pinsky fue el encargado de la construcción que demoró nueve meses y en un fin de semana nos trasladamos y bendecimos la sede en octubre de 1983, sin perder un solo día de clase.
Los precursores de la actual javeriana Cali fueron los Padres Alfonso Borrero, Alfonso Carvajal, Antonio Gómez y el Dr. Gilberto Troncoso. El 6 de Octubre de 1970 en las aulas del Berchmans iniciaron la primera clase dada por el padre Marco Tulio González con 43 estudiantes de contaduría y ya formalizada la seccional, la carrera de ingeniería Industrial que había sido aprobada a finales de 1979, inició clases el 16 de Agosto de 1980, con Introducción a la Ingeniería dada por el padre Ingeniero Álvaro Enrique Álvarez Entrena, director de la seccional y decano con 159 estudiantes divididos en 3 grupos de los cuales se graduaron 34, el 4 de Octubre de 1985. Los docentes eran catorce, incluídos los padres Álvaro Duque, Ángel Merino, Javier González, Miguel Rozo, Fernando Velásquez y Álvaro Enrique Álvarez. Nunca he dejado la docencia independiente del cargo que tenga, hasta el día de hoy.
El programa de Ingeniería Industrial fue creciendo y como decano inicié los ciclos básicos en Ingeniería electrónica y civil que terminaban en la javeriana Bogotá. La publicación indexada de la revista Universitas Javeriana Cali, la comencé y fortalecí el Centro de Sistemas. Los jesuitas que realizaban la tercera probación en Buga, como los padres Jorge Humberto Peláez, Gabriel Jaime
Pérez, Javier Sanín, Gilberto Cely, colaboraban los fines de semana con clases. En los comienzos de los 80 hubo la mayor participación de jesuitas en toda la historia de la Javeriana Cali, hasta hoy 6 de octubre de 2017 que termino esta crónica personal.
A partir de la reforma organizacional del 11 de diciembre de 1984 se crean tres facultades entre ellas ingeniería, de la cual soy nombrado decano académico separándose de contaduría y con el Consejo de la Javeriana se aprobó la carrera de ingeniería de sistemas a la cual ingresan 92 estudiantes. Habiendo dejado la decanatura Académica en1990, pasó a ocupar la dirección de posgrados de ingeniería e inició la primera especialización de la Javeriana Cali en Sistemas Gerenciales de Ingeniería con 41 profesionales y 21 docentes en enero de 1992. En enero de 1995 se inició el programa de Gerencia de Construcciones con 40 profesionales entre arquitectos e ingenieros civiles. En Alianza con la Universidad de Comillas en España, se inició la primera maestría en Logística Integral, y el título de especialista se concedía a quienes no realizaban la tesis. Así siguió colateralmente enfatizándose la investigación. Como jesuita hasta el año 2008 que estuve en la Javeriana para ir en el 2009 a Curfopal en Sao Leopoldo. Trabajé con los vicerrectores jesuitas los padres: Álvaro Jiménez, Raúl Posada, Javier González y los rectores los padres Joaquín Sánchez y Jorge Humberto Peláez y los Decanos del Medio Universitario: padres Antonio Gómez, Javier González, Jaime León, Pedro Nel Meza, Luis Fernando Múnera, Carlos Vásquez y otros que los siguieron, junto con los laicos en cada una de las facultades, que actualmente son cuatro.
Siempre fui muy cercano a los estudiantes, egresados, profesores y directivos. Tenía varias misas de difuntos a la semana, matrimonios, bautizos; lo que no hacía era confesar alumnos o profesores para no perder mi independencia académica. A partir de 2005, me encargaron como director y consiliario de la oficina de egresados para todos los de Javeriana Cali; se me multiplicó el trabajo pastoral, la búsqueda de empleo y el fortalecimiento de las asociaciones de egresado, algunas por facultad y dentro de otras, por carreras. Ahora que estoy en Bogotá no me faltan las invitaciones para acontecimientos que han marcado sus vidas. Y sigo en contacto por diversos medios además de los presenciales. La Universidad Javeriana (Bogotá y Cali) me ha concedido la Gran Cruz de la Orden Javeriana y su entrada a la misma, en acto solemne del 11 de diciembre de 2014. Igualmente recuerdo con cariño, fuera de los que he citado en la retrospectiva los jóvenes jesuitas de la época : Alejandro Rojas, Luis Fernando Múnera (Decano de Ciencia Política en Bogotá y consultor de Provincia), Alfonso Castellanos y Libardo Valderrama (actuales vicerrectores), hoy nuestros jefes y a los padres Guillermo Zapata, docente de ética y director de pastoral en el tiempo que estuvo allá; Jairo Gómez, fundador del Instituto de Ciencias Sociales (1963) gran líder social y fermento eficaz para abrir la Universidad al compromiso social con los trabajadores, negros, indígenas, etc, e influenciando entre nuestros estudiantes la sensibilización por el excluido y el más necesitado.
3. Sabático en Brasil. (2009)
Un aggiornamento muy común entre los jesuitas mayores iberoamericanos y algunos de EE. UU se realizaba en Sao Leopoldo antiguo noviciado de la provincia brasilera italo-alemana, llamado CURFOPAL (Curso de formación para américa latina). Fue el último grupo dirigido por el padre Javier Osuna y el penúltimo antes de cerrarse la experiencia al año siguiente. Éramos 23 jesuitas, de ellos cuatro colombianos (Miguel Rozo, José Fernando Posada, Alfredo Revéiz y Alvaro Enrique Álvarez) unidos en la diversidad de experiencias y con ganas de prepararnos a seguir sirviendo A.M.D.G. Con sabiduría el padre Osuna conseguía los jesuitas más eruditos para conferencias de primera semana, descansos paseos a los pueblos de los alrededores, experiencia pastoral en semana santa, (me tocó en Paraguay), el recorrido por las antiguas misiones guaraníes de Brasil, Paraguay y Argentina, hermenéutica de los Ejercicios Espirituales y una semana practicándolos y visita a nuestras obras de esa Provincia del Sur, con efusivas atenciones de todo tipo por parte de nuestros hermanos Brasileros. Al final se confirmó mi cambio a Barranquilla, adonde había llegado terminando el 2008 para ayudar en el templo antiguo de San José y dar asesoría a los alumnos. Recibido muy amablemente por el rector y superior el padre José Alberto Mesa, el Provincial me pidió que colaborara en la construcción del nuevo colegio.
4. Apostolado en Barranquilla (2009-2014)
De Brasil fui a Barranquilla, ciudad que me encantó y recordando los versos de De Greiff “mis ojos no han visto el mar…” me dediqué al trabajo apostólico, de docente en la Universidad del Norte donde era rector el Dr. Jesús Ferro, exjesuita de gran prestigio al dirigir por más de 25 años la Universidad más importante de la región costeña y recibir la colaboración de la Universidad Javeriana para el empuje de algunas carreras. Allá enseñaba y pastoralmente dirigía a los exalumnos del San José a quienes manifestaba mi cercanía, pues los había conocido en el colegio y mis clases de ingeniería fueron evaluados como excelentes en cada uno de los grupos que enseñaba y se prestaban para relacionarme lo mismo que con muchos alumnos de la Costa Caribe y extranjeros por la gran cantidad de convenios que mantiene esa Universidad. La otra parte del tiempo la dediqué como delegado del rector en ASIA SAN JOSÉ y posteriormente asumí en el 2010 el cargo de consiliario. El trabajo pastoral y los eventos programados por la Asociación unida e igualmente la relación con asociaciones de javerianos me llevó a sentirme en casa tan pronto llegué. Observé el incansable trabajo del padre rector para construir el mejor colegio de los jesuitas en Colombia, ecológico (green building), bilingüe, estilo e infraestructura para el momento actual, con grandes espacios y “facilities” en todo tipo de recursos en especial informáticos y deportivos. Con el cambio del Provincial padre Gabriel Ignacio Rodríguez (Rapidillo) su remplazo el padre Franciso de Roux, determinó éste que no se viviría allí y que la casa de ejercicios que remplazaría Betania, tampoco se tendría en esos terrenos. Lo anterior llevó a un cambio de proyectos que costaron plata y que aún estamos en deuda con los benefactores, como el remplazo de Betania que no se ha hecho.
La comunidad que trabajaba en diversas obras, muy jesuítica y la de menor promedio de edad fuera de las casas de formación la viví en el segundo colegio, llamado el coloso azul que de doce miembros cuando llegué, pasó a 4 en el día de hoy. Recuerdo con cariño al Hermano Alirio Aguiar, más de tiempo completo dedicado a su colegio como encargado de bienestar, los maestrillos Darío Zuleta en el San José, Álvaro Stivel Toloza excelente jesuita, ordenado el año pasado, trabajaba con absoluta dedicación en el Instituto San José, que hace poco se vendió y cuyos rectores en mi tiempo fueron los padres Gilberto Rodríguez (salido) y Carlos Franco Revelo; en Fe y Alegría los jesuitas Josefo Posada, el Hermano Javier René Mora (salido) y luego Juan Enrique Casas, también ministro quien llegó a reemplazar al padre Alex González, cuando éste regresó al Líbano, aunque posteriormente, también salió de la Orden. Lo reemplazó el padre José Rafael Garrido sacerdote completo en lo religioso y dotado intelectualmente, quien hace poco viajó a París para estudios en liturgia.
5. Apostolado en Bogotá (segundo semestre 2014-hasta el momento, octubre, 2017)
A causa de una operación de los cuádriceps y otros motivos fui trasladado a Bogotá para residir en la comunidad de profesores María Inmaculada y enseñar en la Universidad Javeriana. Muy bien acogido en ambas, me dediqué a enseñar ética para ingenieros y algunas veces ética en los negocios, aprovechando las clases para orientar a los jóvenes en sus bases éticas y responsabilidades profesionales. Llegaba antes de las clases y al finalizar, atendiendo sus dudas comentándoles personalmente sus trabajos. Sigo realizando esa labor que ha sido el eje de mi actividad como jesuita. La Asociación de Ingenieros javerianos me condecoró con su máxima distinción y me nombró asesor de la misma, dándome la oportunidad de restablecer relaciones a todo nivel con ASIA, que con la supresión de los decanos del Medio Universitario necesita el apoyo de los jesuitas. En Cali y en Barranquilla ejercí esta labor con gran satisfacción pues es una manera eficaz de mantener “los clientes viejitos” y enfocar las acciones que construyan relaciones duraderas, pues siempre estará vigente lo que llaman “crear el futuro de la organización” trabajando para ello con las generaciones futuras. La comunidad es de mayoría pre Alonso o pre Arrupe y a pesar de la sordera, el nivel de las conversaciones y experiencias facilitan un diálogo o un aprender de ellos como en mi caso. Sería bueno no dejarnos como comunidad y retomar en serio la posibilidad de unirnos con la comunidad Fabro.
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