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Los Sueños Que Trae El Río

llegan cartas SOLI). Debo registrar el documento (con sus anexos) y clasificar el asunto de que se trata a fin de distribuirlo a las personas pertinentes que deben iniciar el estudio de los asuntos y dar sus pareceres. A mi oficina regresa la mayoría de los dossiers para prepararlos y entregarlos al P. General para que tome las decisiones sobre dichos asuntos. Dichos dossiers me los regresa el P. General para preparar los decretos y rescriptos para su firma, o para entregarlo a los secretarios regionales a fin de que preparen las cartas remisorias a los respectivos provinciales.

Otro aspecto importante, además de llevar un orden en todos los asuntos tratados, es archivar adecuadamente los dossiers una vez se finaliza el proceso en la Curia. Igualmente, debo mantener actualizada la base de datos de la Compañía; esto implica estar en contacto con los Socios del mundo para que estén enviando la información de los jesuitas: ingresos, votos del bienio, ordenaciones, tercera probación, últimos votos, salidos de la Compañía, difuntos, etc.

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Una tercera tarea es preparar las reuniones de formación para nuevos Socios y colaborar en lo que se me solicite respecto a los cursos para nuevos Provinciales.

Finalmente, diría que debo estar en permanente relación laboral con los secretarios regionales, con los Asistentes y, obviamente, con el P. Secretario de la Compañía para toda colaboración que me solicite.

Todo este apostolado me da la oportunidad de agradecer diariamente a Dios por el conocimiento que me da de la Compañía universal, por sus debilidades, sus grandes acciones, por conocer personas estupendas, por sentir el dolor de muchos jesuitas en dificultades, por ver el empuje de muchas provincias y los sufrimientos de otras. En fin, me da la oportunidad de agradecer por compartir el trabajo diario con personas estupendas como los 50 jesuitas y otros tantos laicos que conforman la comunidad de la Curia.

Mientras continúo en este servicio apostólico, sepan queridos jesuitas colombianos, que estoy a su disposición para cuanto pueda hacer por el bien de nuestra provincia y de cada uno de ustedes, como lo pretendo hacer, con generosidad y fidelidad, por toda la Compañía universal.

Los Sueños Que Trae El Río: Una reflexión, como compañera apostólica, a propósito de la Amazonia y la invitación generosa de la comunidad jesuita en Leticia.

María Alejandra Navarrete. Oficina Provincial de Comunicaciones.

Amedida que salíamos del brazo de agua que da lugar al malecón de Leticia, se abría ante mis ojos la majestuosidad del río: ese río inmenso y vivo que parece tener poder de decisión, que crea islas y luego las desaparece, que esconde en la espesura de su ribera selvática, así como en sus aguas, centenares de asombros.

“Querida Amazonia”, me dije. “Sí, querida, cómo más dirigirse a ti”. En ese momento, con la infinidad del río por delante, sentí en el corazón aquella invitación de afecto del papa Francisco y pensé: “cuán querible eres, Amazonia, qué expresión inmensa de amor”. Fue mi primera vez en Leticia y en la comunidad tikuna de Nazareth. La generosidad de la selva se refleja en los corazones de sus habitantes: los abuelos y líderes de la comunidad que dieron lugar, en su espiritualidad, al amor de Jesús; los niños y las niñas que comparten sus juegos con quienes venimos de otros lugares; las mujeres tikuna y su liderazgo; los hermanos y sacerdotes jesuitas que acompañan con respeto; los jóvenes y sus sueños. Sus sueños… ¿Qué sueñan los jóvenes de la Amazonia? ¿Cuáles son sus preocupaciones? Estas preguntas se manifestaron en mí durante todo el viaje, porque en Leticia hay poca oferta universitaria, porque predomina el comercio como actividad económica, porque el servicio de internet es precario, porque la prostitución y la vinculación con negocios ilícitos prevalecen.

En nuestro último día en Nazareth, algunos funcionarios de la Alcaldía de Leticia fueron a “capacitar” a los jóvenes de esta comunidad en participación política. Ángel, una chica trans-tikuna-católica, les demandaba mayor presencia e interés, y lo hacía en la manera en la que solo los jóvenes colombianos saben hacerlo: desde el corazón e inundados de razones, con esperanza, una esperanza que inspira porque permanece, a pesar de tantas dificultades. Como compañera en la misión, me atrevo a compartir estas sensaciones. Muy pronto publicaremos el trabajo periodístico que realizamos en esta comunidad, al acompañar el rito tikuna-católico que se realizó durante los días 20 y 21 de noviembre.

Pero hoy, en esta columna, quisiera expresarme como parte de este Cuerpo Apostólico, como colombiana, como joven… ¿Qué sueñan los jóvenes tikuna? ¿Qué sueñan los jóvenes de la Amazonia? ¿Cómo ayudarlos a soñar? Al ver el río, comprendí la invitación del papa a mirar a nuestra Amazonia. Al escuchar a Ángel, me sentí invitada a soñar con ella. Estos sueños no “se los lleva el río”… vienen con él.

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Querida Amazonía

Fotos por: María Alejandra Navarrete.

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