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1.2. La Polis Ideal
“Si un constructor, ha construido una casa para un hombre y no ha hecho bien su trabajo, y la casa que ha construido se cae causando la muerte del dueño de casa, ese constructor perderá la vida. Si al caerse la casa mata a un esclavo, entonces, el constructor ofrecerá al dueño un esclavo. Si muere un hijo al caerse la casa, entonces, el hijo del constructor morirá”.1
La normatividad moral, el progreso intelectual y las diversas invenciones multidisciplinarias de los babilónicos, serán expresados en sus tablillas alfabéticas y particularmente en las ruinas de Birds Nimrud.
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1.2. La Polis Ideal. -
Será en la civilización griega donde el pensamiento social urbano, sin romper definitivamente con las creencias mito-religiosas, adopte su propia identidad, con criterios mucho más materialistas sociales y políticos.
A fines del Siglo VIII a. n. e., en el primer periodo del esclavismo, el desarrollo de la producción artesanal textil, minera, metalúrgica y agrícola, favoreció la expansión del comercio de las Ciudades-Estados (Polis) hacia las colonias griegas. Así entonces, mientras algunas ciudades continentales no superaban las consecuencias de la invasión doria, los jónicos, por su parte, comenzaban a aprovechar los progresos de los pueblos orientales y desde una perspectiva ideológica materialista, cultivaron las ciencias e interpretaron el desarrollo socio-urbano en sus ciudades Mileto, Samos, Efeso y Colofón.
En esos momentos, Dioxiadis de Jonia inicia el debate acerca del contenido del Oikos (morada, habitación, lugar o vivienda), señalando que su desarrollo obedece a las ciencias de las agrupaciones humanas relacionados con las ciencias sociales, políticas, administrativas, la tecnología y la estética en un todo conducente al mejoramiento de la vida de los hombres.
Así mismo, la calidad artística y arquitectónica de Jonia, se habrá de derivar hacia el famoso estilo jónico. En Mileto, Anaximandro en base a sus estudios de filosofía se interesó sobre el origen de la vida y del hombre, fue el primero en dibujar un mapa con la ubicación de las ciudades griegas, y finalmente, construyó un globo celeste.
Jenófantes, natural de Colofón, criticó la existencia multitudinaria de dioses del Olimpo y su capacidad de gobierno sobre los hombres y las ciudades.
1 Código de Hamurabi, Sección 229
De la naturaleza de los dioses y de su magnanimidad en el gobierno urbano no se puede tener un conocimiento veraz, sólo se puede tener una opinión: el gobierno de las polis es obra sólo de los hombres. La gente concibe a los dioses a su semejanza y cada pueblo les atribuye sus propios rasgos físicos y poderes según sean sus necesidades.
En consonancia con los criterios mercantiles imperantes en Atenas, el costo de vida era muy alto, la venta de los deudores cuales esclavos era cosa común. Se preciaban de la armonía y equidad de sus leyes para con todas las clases sociales con el fin de concluir con aquellas prácticas, se promulgó una frondosa legislación y se clasificó a los pueblos según sus ingresos y no por sus riquezas.
En el Siglo V a. n. e., la Guerra de Peloponeso, fue una de las causas del decaimiento de la agricultura, de la industria artesanal, y por lo tanto, se produjo la crisis de las antiguas polis, siendo reemplazada la antigua aristocracia por la democracia esclavista.
El poder político aristocrático al entrar en conflicto con los demos, impuso la necesidad de la enseñanza del arte de la oratoria, de la persuasión para participar en el juego democrático que cundía en las polis.
La mayoría de la población estaba constituida por comerciantes, artesanos y agricultores que vivían del producto generado por los esclavos.
La ciudadanía estaba reservada para los hijos nacidos en las polis pudiendo ser elegidos para la Asamblea Popular de la ciudad u otros cargos públicos a partir de los 18 años de edad. En cambio, los metecos –los extranjeros- pese a vivir varios años en el lugar no tenían forma de obtener la naturalización legal de su residencia, razón por la cual, siendo aún hombres libres, no podían, al igual que los esclavos, tomar parte de la vida política de la ciudad.
El ejercicio democrático y el gobierno local se iniciaba en las demos. Es decir, en las ciudades gubernativas, barriales o distritales con un número no mayor de cien, y tenían un margen de autonomía para el cumplimiento de ciertas obligaciones urbanas, saneamiento, seguridad pública, etc.
Es preciso anotar, que por encima de esta estructura urbana se superponía también todo el aparato estatal (Consejo de los 500 tribunales, generales, jurados, etc.), encargado de regular en general la vida esclavista de la sociedad griega.
Ante esta gran variedad institucional obediente al desarrollo peculiar de las condiciones socioeconómicas de cada una de las Ciudades-Estados, es comprensible que los griegos estuvieran inmersos en la discusión política referida a la conservación de las costumbres, a la conformación y comparación del tipo de Estado (democrático, aristocrático) que sostenían, etc. Entonces, el ejercicio del gobierno urbano o social y las formas de alcanzarlo o mantenerlo constituían el más alto valor del orgullo ciudadano, puesto que la conservación y poderío de la ciudad estaba por encima de todas las facciones.
“Antes pues, en la concepción ateniense, la ciudad era una comunidad en la que sus miembros habían de llevar una vida común armónica, en la que había que permitir tomar parte activa a tantos ciudadanos como fuera posible, sin discriminaciones basadas en el rango o la riqueza y en la que encontrasen canalización espontánea y feliz las capacidades de todos y cada uno de los miembros” 2
Puesto que la vida democrática de la ciudad presupone un modo de vida armoniosa, comunitaria, su religión, más allá de su ámbito familiar, es la religión de la ciudad, las divinidades adquieren formas y poderes humanos, y sus festividades religiosas son grandes celebraciones cívicas, puesto que también la morada humana es el lugar devotamente compartido por los hombres y los dioses.
Por eso, recargados de todo este contenido cívico, la infraestructura griega alcanza cierta racionalidad espacial, el perfeccionamiento de las líneas adquieren belleza para guardar y agradar a los dioses del Olimpo y destacar su rol en el gobierno urbano. Y es que, la experiencia acumulada por el pueblo en el trabajo y en la administración urbana, en sus afanes y esperanzas no se han desprendido definitivamente de lo que es su suelo místico: La Mitología.
Pero la función reinante entre la filosofía y las materias tecno-científicas naturales, de otro lado, la significación que aquella tiene en el siglo V a. n. e. entre las personas cultas, dio lugar a que los pensadores intentaran desligar y enseñar los límites, características y correspondencia entre el sentido de la proporcionalidad y la armonía como base entre la naturaleza y la armonía. Tal preocupación que fue vista inicialmente como propiedad razonable, común, de la naturaleza, más tarde, sirvió de base para la diferenciación de sociedad y naturaleza, y consiguientemente de las ciencias.
2 Sabino, G. Historia de la teoría política, Pág. 23
El interés por la naturaleza física duró casi toda la mitad del siglo V, pero debido al desarrollo de la acumulación de medios de producción en pocas manos, la urbanización de la vida, el creciente conflicto ideológico y la necesidad de un nivel mayor de educación, provocaron un giro hacia el pensamiento social expresado en el estudio de la conducta humana, la gramática, la jurisprudencia, etc.
Instrumentos de esta transformación fueron los sofistas, aquellos sabios, maestros trashumantes que, de ciudad en ciudad, de Ágora en Ágora (calles, mercados o balnearios públicos) enseñaban lo que la gente quería saber, comprometiéndose así con sus pláticas en la vida moral y social de las polis.
Como resultado de su esfuerzo se forjó una filosofía social acerca de cuál era la esencia inmutable de la naturaleza humana común a todos los hombres (1ra naturaleza) su relación y papel con las apariencias, los hábitos y las costumbres, (2da naturaleza). Cuál era la correspondencia entre lo finito y lo infinito de la naturaleza humana, la posibilidad de ubicar a estas “esencias” y reducir sus apariencias a una “regularidad”. Cuáles serían las consecuencias de encontrarlas, Cómo resultarían las costumbres y las leyes del propio país en comparación con el arquetipo. Si los hombres descubren el procedimiento de ser “naturales”, seguirían siendo fieles a sus familias y a los Estados.
Las respuestas de los sofistas fueron heterogéneas y de un profundo contenido relativista.
El pensamiento acerca de la emancipación feminista (Eurípides), la descripción de los hábitos y las costumbres de los pueblos (Herodoto), la influencia del clima, las estaciones y el estado atmosférico sobre los hombres y los pueblos (Hipócrates), la interpretación del concepto de patriotismo (Epominondas); el papel del gobierno como instrumento de explotación de las clases sociales (Calicles). El argumento de Trasinaco de que la justicia no es sino “el interés de los más fuertes” ya que en todo Estado la clase gobernante hace las leyes que considera más apropiadas a su interés o el haber dicho Alcidamos que, “Dios hizo a los hombres libres, la naturaleza no ha hecho esclavos a ningún hombre” fueron causas suficientes para que a estos pensadores sociales los minimizara y presentara como acientíficos, corruptores de la juventud.
No siendo posible precisar a cabalidad las enseñanzas de Sócrates, puesto que no dejó escrito alguno, en términos generales y por referencias de Platón, sabemos que sus discursos producían una gran impresión entre sus interlocutores, por su ironía por la lógica de sus argumentaciones, el arte para desmembrar las
partes y contradicciones conceptuales en el asunto debatido, y su capacidad para conducir el conocimiento hacia conclusiones un tanto escépticas.
Enemigo contemporáneo de los sofistas, Sócrates, se valió de sus procedimientos para exponer su doctrina. La filosofía no es una explicación especulativa de la naturaleza, sino una doctrina de cómo se debe vivir.
El hombre puede ser únicamente lo que está en su poder, el alma, más no la naturaleza, el mundo exterior. Es así como introduce en a la filosofía el tratamiento del alma y del pensamiento idealista.
En materia social identificada virtud (ética) con conocimiento (saber).
El gran interés de Sócrates lo constituye la ética, o sea el problema complicado de la multitud de convenciones locales mudables y la justicia verdadera.
El saber es formar el concepto del objeto logrado mediante su definición y en cuya estructura entra la calidad ética del pensador.
Cada acto debe tener una finalidad sujeta a un objetivo general: La felicidad suprema absoluta.
El hombre urbano se conduce según y cómo entienda el valor y el bien. Si sabe que puede hacer algo mejor no podrá hacer algo peor. Toda mala acción es producto de la ignorancia o del extravío, la rectitud al saber perfecto. En esto consiste la esencia de su racionalismo ético y como se desprende es otra de las manifestaciones de su idealismo.
Sócrates por su presunción de que cualquier hombre no podía gobernar, sino aquel que tuviera esa calidad cognoscitiva-moral, debe haber sido un crítico severo de la democracia-esclavista griega.
Las ambiciones imperiales de Atenas, concluyeron con su derrota en la guerra de Peloponeso, pero no perdió su calidad de centro educativo del mundo mediterráneo. En efecto, los escritos de Platón y Aristóteles serán las grandes exploraciones emprendidas en el campo político, social y urbano.
Platón nace hacia el año 427 a. n. e. Debido a su origen aristocrático fue un acervado crítico de la democracia ateniense, discípulo de la teoría socrática del conocimiento, tanto que creía en la existencia objetiva de una vida buena para los hombres como para los Estados (como se sabe, para los griegos, Estado, era sinónimo de ciudad); decía que el Estado podía ser estudiada mediante procesos
intelectuales metódicos, y por consiguiente, es posible conocer, practicar y vivir de un modo inteligentemente ético.
La naturaleza general del Estado como tipo, modelo de la expresión ciudadana, social y gubernativa urbana será el tema central de su libro “La República”.
Debido a que vivió en una época de pequeños poblados y grupos políticos en un país de escasa extensión, en el refiere que su sociedad ideal está representada por 5,040 jefes de familia, en donde a pesar que sus actividades ciudadanas están conexas al destino de las polis, estas, se hallaban mal gobernadas, sus legislaciones eran inoperantes y desligadas de un espíritu ético.
Por eso, el criterio ciudadano de Platón radica en que, el hombre bueno tiene que ser un buen ciudadano respaldado por una legislación alturada. Y esto, porque lo que es bueno para el hombre tiene igual calidad para las polis. De allí también la necesidad de un buen gobierno.
Existe el bien, tanto para los hombres como para los Estados, captar ese bien, ver su esencia, conseguirlo y gozarlo, es tarea del conocimiento. De lograrlo, se tendría una garantía racional, una uniformidad, que obvie tantas opiniones diletantes y variables según las costumbres y las convenciones humanas.
Las polis, dependen del control y la interacción entre aptitud natural y la educación impartida, por lo que su gobierno debe ser basado en el conocimiento exacto de las necesidades sociales para ser solucionadas por personas cuyas capacidades se complementan entre sí.
Es preocupación del gobernante conocer el bien y los requisitos necesarios para construir un buen Estado y debiera percatarse, de lo intrínseco del Estado y no de sus variaciones accidentales.
El Estado platónico tiene que ser un “Estado como tal” un Estado tipo, un modelo de todos los demás Estados, ya que aún, en las polis más pequeñas hay –decía – dos ciudades, “la ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres en eterna guerra entre sí”.
El Estado será de contenido aristocrático y de carácter antidemocrático, erigido sobre la división del trabajo entre las categorías de ciudadanos libres, que proporcionan el cumplimiento por cada una de estas según su especial actividad en la mejor forma y más provechosa.
Del mismo modo “La República” no aspira a describir Estados, sino a encontrar los rasgos sociológicos y políticos típicos en los que se basa toda sociedad que aspira a una vida superior. Por eso, en el texto encontramos tal conjunto de necesidades sociológicas y recíprocas de las gentes.
La proposición de que le estadista debe ser un hombre de ciencia y conocedor del bien, es el punto de partida para proponer la especialización de los hombres, puesto que las sociedades surgen como consecuencia de las necesidades humanas y solo pueden ser satisfechas en cuanto aquellas se complementen. Los hombres tienen muchas necesidades y ninguna de ellas se basta así misma, de ahí la especialización productiva y luego la necesidad de sus relaciones mutuas.
Este análisis lo conduce a concebir la sociedad como un sistema de servicios en el que los hombres algo intercambian, compitiéndole al Estado la regulación de tal permuta para satisfacer adecuadamente las necesidades y los servicios de la población. En dicho sistema, los hombres son los realizadores y su importancia depende del valor del trabajo que realicen, pero esta permuta implica a su vez otros principios, la división del trabajo y la especialización en las tareas, ya que cada hombre tiene aptitudes distintas y puede hacer trabajos diferentes y superiores.
En consecuencia, lo que lo hombre debe hallar en primer término y de modo principal es un estilo en el orden social, cumplir allí sus funciones específicas y finalmente, relacionarse con los demás productores especializados.
Pero no solo hay hombres especializados, hay también clases sociales especializadas.
El principio de especialización exige que se distingan los servicios esenciales de los hombres y de los pueblos y de ello se desprende que hay tres clases sociales: Los trabajadores y los “guardianes” que a su vez se subdividen, aunque no de modo tan tajante, en soldados y gobernantes o si se trata de un solo gobernante – el filósofo rey. Pero con la división de funciones se basa en la diferencia de aptitudes, las tres clases se basan en el hecho de que existen tres especies de hombres: los que sirven para gobernar, sólo bajo el control y la dirección de otros, los que son aptos para los más altos deberes del hombre Estado – tales como la elección- ultima de los medios y los fines, por último, los incapacitados para el ejercicio gubernamental.
Se supone que las capacidades individuales son de tal tipo que, desarrolladas mediante una educación adecuadamente planeada y controlada, darán como resultado un grupo social armónico.
Los trabajadores recibirían una educación elemental, en cambio, los soldados por sus funciones guerreras deben tener un adiestramiento permanente y una educación superior. Además, habrá también entre la población unas cuantas personas especialmente capaces, destinadas por nacimiento, selección a temprana edad, y por aprendizaje, a ser gobernantes y verdaderos guardianes del bienestar social.
Ellos, por sus altas cualidades, intelectuales y morales recibirán una educación superior especializada en cultura general, administración teórica y práctica en las funciones gubernamentales, etc.
Este plan educativo que es una crítica al viejo sistema educativo privado de los atenienses, proponía entre otras cosas, el servicio militar, la enseñanza de la gimnasia para la preparación del cuerpo y de las artes – música y poesía – para el espíritu, gratuita y obligatoriamente para los jóvenes de ambos sexos, pero todo marcado por un gran contenido clasista.
Consultado Platón sobre si el pueblo aceptaría con agrado esta jerarquizada división social y su punto gubernamental, él respondió, que a los habitantes del Estado se les enseñaría a entender que ella tiene un origen natural y todos son hermanos puesto que son hijos de la madre tierra común y quien solo ha empleado diferentes metales naturales para hacer diferentes individuos. “Aquellas personas en cuya fabricación se mezcló el oro, tienen el poder del mando y pueden convertirse en gobernantes. Otros que son hechos de plata pueden llegar hacer auxiliares, o soldados; mientras que las masas, hechas de latón y hierro, están destinados a ser artesanos”.3
Esta tipología social radica también en que el hombre tiene una aptitud o “alma”, vital, independiente del cuerpo, inmortal y diferenciada de la de los demás hombres.
El alma se compone de tres partes: la parte inteligible o racional, sede de la razón, correspondiente a los gobernantes filósofos, situada en la cabeza y creada por el demiurgo; la parte sensitiva, basada en la facultad intuitiva o apetitiva, sede de las pasiones propias de los artesanos y ubicado bajo el diafragma; la parte irascible, sede del valor de los guerreros y que se encuentra en el pecho, estas
3 Platón. “La República”. 414