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aReflexiones esenciales de la ....” por A. Urdanet
from Edición 68
Que la poesía haya de expresarse necesariamente a través de la imagen y la metáfora no se entendería si, en profundidad, la experiencia poética pudiera ser algo diferente del sentimiento de una relación privilegiada del hombre y el mundo.
El párrafo anterior está motivado por un estudio de Gaetan Picon, y con esta afirmación logramos alcanzar de lleno al misterio poético. La poesía es fundamentalmente imagen, porque la imagen surge del poema como el instrumento encantador por excelencia, y establece una relación privilegiada del hombre con la realidad mundanal, de la que la experiencia poética nos daría la revelación que fusiona y crea otra realidad. Es una relación que permite sentir como próximos y conexos, elementos que la ciencia considera aislados y heterogéneos. Ducasse (Conde de Lautreamont) creó y calificó de poema una frase como ésta: “el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser”. En arte solo es bello lo que tiene carácter, en virtud de lo cual la representación de la fealdad o del mal tiene en el arte, por obra de la creación, el carácter de la belleza.
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Tiene la poesía diversos modos de expresarse, con independencia de estilo y contenido. Octavio Paz nos ha aclarado cómo un texto que tiene la técnica de composición como forma literaria no es poesía en sentido estricto, a menos que contenga a la poesía.
Nos lo dice el poeta mexicano en “El arco y la lira”:
“No son lo mismo, sin embargo, el uno puede contener al otro y viceversa, y ambos, a su vez, pueden estar vaciados de correspondencia. Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico ha sido tocado por la poesía. Hay máquinas de rimar, pero no de poetizar. Por otra parte, hay poesía sin poemas; paisajes, personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser poemas. Hay la diferenciación necesaria que se realiza entre poesía y poema”.
lo efímero, eso mismo que se desvanece en el momento en que uno lo piensa, da un paso, con palabras que no se esperan y milagrosamente se ordenan, gracias a la cadencia que el mismo artista vacila en considerar como el fruto de su paciente trabajo.
Al contrario de lo que ocurre con la poesía, la ciencia establece relaciones privilegiadas y, en último término, ajenas al hombre que tiene que incorporárselas poco a poco y por aprendizaje científico. Se ha comprobado que la tendencia metafórica es común en el hombre, y no actitud privativa de la poesía, que asoma en un terreno común y hasta vulgar, como en el cisne del cuento de Andersen.
El lenguaje íntimo es metafísico, refrendando la tendencia humana a la concepción analógica del mundo y el ingreso (poético o no) de las analogías en las formas del lenguaje. Esa urgencia de aprensión por analogía, de vinculación participativa, nace en el hombre desde sus primeras operaciones sensibles e intelectuales, y es la que lleva a comprobar una fuerza, una dirección de su ser hacia la concepción de la empatía, que es la capacidad de comprender lo que el otro puede sentir dentro de la realidad en la que esa otra persona está inmersa.
La metáfora produce el desplazamiento de significado de un objeto - una cosa- entre dos términos, con una finalidad estética. Es la forma embrujada del principio de identidad, concepción poética esencial de la realidad, al modo de la noción mágica del mundo propia del ser primitivo, que entra en el orbe de las cosas mismas, no de los nombres que el grupo humano les asigna en tácita conformidad, para borrar toda dualidad y participar del sentido de comunión en la representación colectiva.
toria y el destino de las culturas, persiste en distintos estratos y con distintos grados de intensidad en todo individuo. Constituye el elemento emotivo y de descarga del lenguaje en las hablas diversas, desde la rural y lo arrabalero hasta el habla culta, las formas de la comunicación oral cotidiana. Se llega en último término a la elaboración literaria de gran estilo: La imagen lujosa y original, rozando o ya de lleno en el orden poético.
Su permanencia y frescura invariables, su renovación, acendra la convicción de que si el hombre se ordena y actúa racionalmente, está aceptando el juicio lógico como eje de su estructura social, al mismo tiempo y con la misma fuerza, y por esa razón se entrega a la comunicación analógica con su circunstancia.
El mismo hombre que estima racionalmente que la vida es dolorosa, siente el oscuro goce de enunciarlo con una imagen metafórica. La poesía participa y lleva a su ápice esta común urgencia analógica, haciendo de la imagen su eje arquitectónico, su lógica afectiva que le da contextura y la habita al mismo tiempo.
Al escribir poesía, San Juan de la Cruz intenta lo imposible: comunicar al lector su infinita experiencia mística. Su tarea parece condenada al fracaso por la esencia misma de lo que el poeta pretende, que es traducir una experiencia a-racional e infinita a través de un instrumento racional y limitante como lo es el lenguaje de la prosa.
La dirección analógica es una fuerza continua e inalienable en todos los seres humanos. Sin pretenderlo conscientemente, el hombre desciende de la consideración solamente poética de la imagen y la forma estructural del poema. Busca su raíz, esa subyacencia que surge a la vida y no ata su libre expresión. La dirección analógica es una fuerza continua e inalienable en todo hombre situado frente a un inmenso universo de formas sensibles que solo puede explicar analógicamente, mediante el único recurso que lo distingue: LA PALABRA.
Alejo URDANETA
(Venezuela)
INVIERTA EN CULTURA
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