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Nuevo Espacio: “Nosotros, los griegos” por Pedro Hernández Verdú

Nos decimos a menudo que la única manera de comprender nuestro presente es teniendo en cuenta de dónde venimos, esto es, sabiendo cuál fue nuestro pasado. La Cultura Mediterránea, y, por expansión de ésta, el mundo en general, albergan en el devenir de las sociedades griegas, con sus conceptos políticos, económicos, sociales, lingüísticos y de diversa índole, un cimiento fundamental para percibir lo que actualmente desarrollamos u omitimos, lo que meditamos y lo que captamos con más o menos impulso o empeño. Porque esto es así, porque creemos en la contextualización del devenir cotidiano, y porque contamos con un gran experto en estos asuntos, como lo es el profesor Pedro Hernández, abrimos una sección que, aunque suene a tópico, no les dejará indiferentes. En realidad, con más o menos eco, podemos decir aquello de “Nosotros, los griegos”.

Uno de los cuadros más famosos e impactantes de la pintura negra de Goya es sin duda “Saturno devorando a su hijo”, muy similar al de Rubens. Es muy frecuente encontrar obras maestras de arte en la literatura, la escultura y la pintura que representan una determinada escena de la mitología grecorromana, hasta el punto de constituir un topos, un lugar comúnmente conocido por todos, desde el que resultaría más fácil elaborar alegorías, sobre todo acerca de cualquiera de las pasiones humanas. Hasta tal punto es así que incluso la psicología y la psiquiatría modernas, como ya hizo Freud, también recurren a estas imágenes para denominar algunas patologías individuales o sociales.

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Como ya sabemos era frecuente entre los romanos asumir las divinidades de otros lugares, asignándoles el nombre de sus propios dioses. En el caso de Saturno, el primitivo dios de la agricultura y las cosechas, se le llegó a identificar con Crono, el titán de la mitología griega, y con Baal, el principal dios fenicio. En su honor se celebraban las saturnales, fiestas populares romanas que transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno. En ellas se recordaba que Saturno gobernó el mundo durante la Edad de Oro, en la que los hombres no necesitaban de la obligación de las leyes para vivir en paz y armonía. Por eso durante esas fiestas hasta los esclavos dejaban de trabajar y podían compartir mesa con sus amos. y el paso del tiempo con las estaciones del año convivió también con la del terrible Crono, que devoraba a sus hijos, o la de Baal, también dios de la agricultura, al que era frecuente sacrificar niños recién nacidos.

La mitología y la religión griegas no tienen unos textos canónicos, por así decir, sino que se basaban principalmente en lo relatado en las obras de Homero, de Hesíodo y los autores trágicos. La Teogonía de Hesíodo aborda el origen de los dioses, del mundo y de los hombres. En ella aparece el mito de Crono y cómo intentó devorar a su hijo Zeus.

Urano engendró con Gea, la Madre Tierra, en primer lugar, a los Cíclopes, a los que desterró por rebeldes al Tártaro, un lugar tenebroso en el mundo subterráneo y después a los Titanes. El más joven se llamó Crono. Gea, indignada, convenció a éste y a sus otros hijos para que atacaran a su padre. Crono, con una hoz de pedernal que le entregó su madre, sorprendió a Urano mientras dormía, lo castró y arrojó los genitales al mar. De la espuma del semen nació Afrodita. Los Titanes liberaron entonces a sus hermanos los Cíclopes y pusieron la soberanía del mundo en manos de Crono. Sin embargo, en cuanto Crono se sintió amo ab-

Zeus y Crono: el mito de la sucesión.

De Francisco de Goya, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index. php?curid=4221233

Zeus y Crono: el mito de la sucesión.

De Francisco de Goya, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index. php?curid=4221233 soluto de todo, desterró nuevamente a los Cíclopes al Tártaro y tomó como esposa a su hermana Rea.

La Madre Tierra y Urano, ya ancianos, profetizaron a Crono que también sería destronado por uno de sus hijos. Por ese motivo cada año engullía a los hijos que Rea iba dando a luz: primero a Hestia, luego a Deméter y después a Hades y a Posidón.

Rea estaba furiosa. Cuando fue a dar a luz a su tercer hijo varón, Zeus, habló con Gea, quien lo escondió en

Creta. Allí fue cuidado ocultamente por ninfas y la cabra Amaltea. Rea engañó a Crono dándole una piedra envuelta en pañales y éste la engulló creyendo que era Zeus.

Cuando Zeus alcanzó la edad viril, ayudado por su madre, fue copero de Crono. Le dio a beber una poción proporcionada por Metis que le hizo vomitar a todos sus hermanos y hermanas mayores. Salieron todos ilesos. Zeus y sus hermanos combatieron entonces contra Crono y los demás Titanes, que tenían a Atlante como caudillo. Tras diez largos años Zeus sólo consiguió la victoria tras liberar a los Cíclopes encerrados en el Tártaro. Estos proporcionaron armas a Zeus y a sus hermanos: a Zeus el rayo, a Hades un yelmo que lo hacía invisible y a Posidón el tridente. Crono y los Titanes fueron desterrados, salvo Atlante, que recibió un castigo ejemplar, siendo obligado a cargar el cielo sobre sus hombros.

Este mito, por tanto, trata principalmente del problema del miedo a la sucesión, más que de la relación dramática entre padre e hijo (tratada en la trilogía de Edipo), que lleva a hacer desaparecer a cualquier precio al nuevo pretendiente al trono. De ahí que sea frecuente encontrar a quienes afirman que el cuadro de Goya se refiere al rey Fernando VII convertido en un tirano que devora a su pueblo.

En el ámbito de la salud laboral se denomina Síndrome de Cronos al miedo patológico de la persona que ocupa un puesto superior y que por miedo a ser desplazado o sustituido arrincona a sus subalternos y prefiere no delegar responsabilidades. Cuando alcanza el rango de patología puede tener comorbilidad con otros trastornos laborales, que conllevan acoso y necesidad de supervisar absolutamente todos los procesos.

También se recurre al mito de Cronos y Zeus para reflexionar sobre las diferentes concepciones del tiempo y de la historia, sobre todo desde la filosofía y no siempre coincidentes. Para Platón, dentro de su teoría de las ideas, el tiempo sucesivo, cronológico, identificado con Cronos, es copia del tiempo eterno, del dios Aión, que siempre triunfa. La concepción hegeliana de la historia también parece surgir de la dialéctica entre Aión y Cronos. Según Hegel, la razón ve en lo que nace y perece la obra que ha brotado del trabajo universal humano. También se asocia a Zeus con la razón, frente a la brutalidad de Cronos, capaz incluso de hacer frente al ciego destino del sucederse de las épocas y culturas.

Podemos, por tanto, afirmar que los mitos griegos siguen plenamente vigentes en nuestro imaginario colectivo cultural.

Pedro HERNÁNDEZ VERDÚ

Profesor, escritor

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