El Nuevo Miliario Boletín sobre Vías romanas, historia de los caminos y otros temas de geografía histórica Número 15. Marzo de 2013 — 12 €
EN TORNO A VICARELLO PATROCINA
CAÑADAS Y VÍAS ROMANAS GEOGRAFÍA E HISTORIA DEL SÁHARA ESPAÑOL
El Nuevo Miliario Número 15, MARZO de 2013
SUMARIO — Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 — Nomenclatura viaria antigua. La Vía de los Vasos de Vicarello: una vía augusta de Hispania, por Jesús Sánchez Sánchez, Luis Benítez de Lugo Enrich, Jesús Rodríguez Morales y José Luis Fernández Montoro . . . . . . . . . . . . . 3 — Los casos gramaticales en los vasos de Vicarello y otras fuentes itinerarias, por Jesús Rodríguez Morales . . . . . 22 — Más sobre las cañadas vacceas y las vías romanas (Continuación), por Pedro Alegre Pastor . . . . . . . . . . . . . . . 40 — Reencuentro con el «Sáhara Occidental» (excolonia española). Geografía e historia de un pueblo (olvidado), por Diego M. Muñoz Hidalgo, Ángel García Calle y Miguel Manzanera Salavert. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 — Pintia y la vía A-27, por Pedro Alegre Pastor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 — Novedades bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 — Lo que se dice. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 — A los lectores de El Nuevo Miliario (y, en particular, a sus suscriptores). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 — Boletín de suscripción y normas para la publicación de originales
El Nuevo Miliario Consejo de redacción: Santiago Palomero, Guillermo Sven Reher, Giacomo Gillani, Carlos Caballero Colaboradores de este número: Pedro Alegre, Luis Benítez de Lugo, José Luis Fernández Montoro, Ángel García Calle, Miguel Manzanera, Diego Muñoz Hidalgo, Jesús Rodríguez Morales y Jesús Sánchez Sánchez. Fotos de portada: Cubierta: indicador de las Termas de Vicarello, Lacio, Italia (Foto: Albert Lestrade). Contraportada: kilómetro 0 de las carreteras de Hungría, en la plaza Adam Clark, Budapest (Foto: Carlos Caballero). Contacto: Guillermo-Sven Reher Díez; c/Jordán, 23 5º Dcha; 28010 MADRID; tel. 658159256; Carlos Caballero, c/María de Guzmán, 49 – 5C, 28003 Madrid Correo-e: elnuevomiliario@gmail.com Web: www.elnuevomiliario.eu; Blog: elnuevomiliario.blogspot.com Diseño: Dimas García Moreno, Di+Diseño, Piamonte 16-3º 2 B, Madrid. dimasdi@telefonica.net Imprime: Cyan, proyectos y producciones editoriales. c/. Fuencarral, 70. Madrid. tel. 915320504 Patrocina: Fundación Juanelo Turriano, www.juaneloturriano.com Depósito Legal: M-51.322-2005 ISSN: 1885-9534 El Nuevo Miliario no comparte necesariamente las opiniones vertidas por sus colaboradores, que son únicamente responsabilidad de los firmantes de los trabajos.
EDITORIAL
«Queridos amigos: No nos hagamos ilusiones. Mi existencia es precaria, por más que el simbolismo pétreo de mi nombre y de mi imagen hagan pensar en pervivencias seculares. Soy un Miliario de papel, y una racha de mal viento puede llevarme con la misma facilidad con que me trajo una ventolera. En el número anterior pedí alimento literario. Algo ha llegado, pero no es bastante para saciarme. A cuantos han anunciado un artículo o han sugerido la posibilidad de mandar una comunicación, les insto a que no se duerman. Ahora además, me veo en la precisión de pedir un alimento menos espiritual. En la última página pueden verse las condiciones de suscripción. Si las respuestas son suficientes, podré deciros en el próximo número que mi existencia está asegurada por un año. Pero de veras os digo que no las tengo todas conmigo. Otra forma en que podéis ayudarme, y no la menos importante, es darme a conocer entre cuantos puedan tener interés por mi contenido. No olvidéis que mi aspiración es servir de correo y de medio de relación entre todos los que se sienten atraídos por el estudio de los viejos caminos romanos en Hispania. Cuento con vosotros. Cordialmente.» EL MILIARIO EXTRAVAGANTE. Ese era el editorial del nº 17 del Miliario Extravagante, editado, dirigido, redactado, administrado y mecanografiado por el Maestro Arias y correspondiente a Julio de 1988, hace exactamente 25 años. El Nuevo Miliario y los Miliarios no somos ajenos a las crisis y, pese a nuestra naturaleza pétrea, pasamos mejores y peores momentos e incluso algunos en los que «una mala racha de viento» puede llevarnos,
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como a Mary Poppins, «con la misma facilidad con que nos trajo una ventolera». Ya hemos informado a nuestros amigos de las dificultades que atravesamos, pero de momento, con imaginación, nos adaptamos al ritmo de los tiempos de recortes que nos han tocado vivir y que afectan al «estado de bienestar» que habíamos conseguido con la Democracia y mucho más al «estado de la cultura», a la que, incluso en épocas de bonanza, se le regatearon medios. En estos tiempos de oprobio y, lo que es peor, de engaños, de corrupciones, de trilerías, de chantajes, cabe volver a recordar las lecciones de otro Maestro, también de pelo canoso, como Arias, Stéphane Hessel, ahora que ya comparten tertulia juntos: «Os deseo a todos y cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna, como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe seguir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia mayor justicia, mayor libertad, pero no hacia esa libertad incontrolada del zorro en el gallinero. Esos derechos, cuyo programa recoge la Declaración Universal de 1948, son universales. Si os encontráis con alguien que no se beneficia de ellos, compadecedlo y ayudadlo a conquistarlos». Nosotros, la comunidad miliaria, nos indignamos también, pero en sentido dinámico. Rebuscamos en los humildes cajones de la caminería antigua y pasamos a papel las lecciones de la historia y las de los muchos que transitaron por nuestras sendas, veredas o cordeles. Son buenos tiempos para replantear nuestro futuro y para crear nuevas formas de hacer cultura y política, en el sentido más griego del término, «politeia», es decir, como ciudadanos comprometidos que
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ejercen su derecho de ciudadanía. En este sentido, decía un cantautor italiano de los años ’60 y ‘70, Giorgio Gaber: «La libertad no estar encima de un árbol, no es tampoco el vuelo de una mosca, la libertad no es un espacio libre, la libertad es participación». También decía Roberto Bolaños en su famoso libro Los detectives salvajes : «Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Esta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado». Pues eso hacemos o procuramos los redactores de El Nuevo Miliario, aburrirlos poco, alegrarles la vida buscando como los protagonistas de la citada novela de Bolaños quimeras inauditas y extravagantes o incluso ayudarles a construir su propia cabaña «Melancolía» fin de siécle y de mundo, como Lars von Trier, si eso es lo que quieren. En el fondo, Arturo Belano y Ulises Lima son como dos quijotes contemporáneos, que emprenden, al modo de Gilgamesh en Babilonia, una aventura en busca de una cierta inmortalidad, en este caso de revistas perdidas, y de poetas también perdidos, en medio de un paisaje desolado, una Mancha entre California, Arizona y México, una región cuasi imaginaria desleída por el sol y un tiempo pasado, en los extramuros de la civilización. Y transitan absolutamente desolados y «desperados» por México D.F, lo mismo que por los desiertos de Sonora; pero aún en las peores circunstancias, nuestro Héroes, no en vano se llaman Ulises y Arturo, disfrutan de» esas noches frescas, brillantes, pero no frías, noches hechas para pasear o para «coger», noches hechas para platicar sin apuro...», bebiendo cerveza como Gilgamesh con la tabernera Siduri. En este número de «crisis», paradójicamente solo hay buenos artículos, la calidad se ha mantenido intacta, gracias a la pericia y valentía de nuestros guerreros del Apocalipsis de la «Cofradía de la Tabla Redonda Miliaria». Sin duda, es el caso de un amigo, Luís Benítez de Lugo, que bien acompañado por elfos ecologistas y sabios druidas ha conseguido hacernos ver nueva luz sobre los Vasos de Vicarello en un artículo preclaro, que pone en duda cronologías, significantes y significados. Se atreve con los Nombres, de los que decía el poeta Jorge Guillén, «que están sobre la pátina de las cosas» para reflexionar sobre cultismos, neologismos y otros «ismos» que afectan a la nomenclatura de la red viaria antigua. Jesús Rodríguez, desde su ÍtacaMóstoles, ataca con acierto los casos gramaticales de las mansiones que aparecen nominadas en los Vasos de Vicarello, como antes ya hizo con buen tino en las mansiones del Itinerario de Antonino. Pedro Alegre, haciendo honor a su apellido, nos alegra desde sus 86 años de historia, con un recorrido por las cañadas vacceas, en el campo Azálvaro, recorriendo cañadas sorianas y segovianas, sin temer montañas ni cuestas
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y nos ilustra la fiereza de los carneros merinos, más peligrosos que los mismos toros bravos, así como la dureza de la vida del pastor trashumante. Diego Muñoz nos lleva de paseo por la geografía histórica del Sahara, igual que Ulises Lima y Arturo Belano lo hacían en la novel de Bolaños por el desierto de Sonora, discutiendo mientras conducían por caminos imposibles de zéjeles, tetrásticos, síncopas, gliconios y hemíepes, entre otras zarandajas. Y como esta historia no puede terminar sin un «Happy End», también la crisis y las tormentas financieras o de las normales, de agua, nos traen a veces una sorpresa fuera de lo común. Una excelente noticia para la «Hermandad Miliaria» ha sido la aparición de un miliario «vivito y coleante», con toda una preciosa inscripción, un «nuevo hermano» perdido y hallado en el Templo de Lorca (Murcia). EFE nos proporcionó la buena nueva: «Una columna miliaria, empleada para la señalización de la Via Augustea, hace más de 2.000 años de antigüedad, de 1.500 kilos de peso y casi tres metros de altura,ha sido localizada por un senderista en el cauce del río Guadalentín de Lorca (Murcia). La columna de piedra caliza ha aparecido completa y en su fuste es prácticamente visible, una inscripción de seis líneas en latín, en la que figura el nombre del emperador Octavio Augusto así como la distancia en pasos romanos, desde Lorca a Cartagena». Como estamos en Cuaresma, entre la «Misa de Carnes Tollendas» y la «Misa de Lázaro Dicenda» y habiendo Papa emérito mediante, esta buena noticia y el final, no puede ser otro que el del final de la misa Pascual de Resurrección: Ite missa est.
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NOMENCLATURA VIARIA ANTIGUA. LA VÍA DE LOS VASOS DE VICARELLO: UNA VÍA AUGUSTA DE HISPANIA
Jesús Sánchez Sánchez, Luis Benítez de Lugo Enrich, Jesús Rodríguez Morales y José Luis Fernández Montoro
«En Espagne Via Augusta serait mentionné sur certaines bornes; cependant ce nom aurait été donné à tout un réseau de chemins principaux... Via Augusta pourrait donc se référer à n’ importe quel empereur et être synonyme de grande route» (Herrmann 2007 : 72) «Aussi faut sans doute se résigner à ignorer le nom antique de la vieille voie républicaine qui joignait la côte méditerranéenne au Guadalquivir par le Saltus castulonensis» (Sillières 1977, 39)
1. Introducción. 2. Objetivos. 3. Nomenclatura viaria antigua. 3. 1. Las vías en periodo romano: nombres propios y nombres comunes. 3.2. Cultismo, neologismo, constructivismo. 4. La Vía de los Vasos de Vicarello: una vía augusta de Hispania. 4.1. Las vías augustas de Hispania como vías militares, vías annonarias y cursus publicus. 4.2. Los miliarios de las vías augustas de Hispania. Vía Augusta del interior, Vía Augusta litoral, Vía Augusta bética. Vía Domitiana Augusta. La Vía Augusta del duoviro Lucio Lucrecio Denso. 4.3. El nombre del tramo mesetario de la Vía de los Vasos de Vicarello: El confuso texto de Estrabón. Camino de Aníbal. Vía Heráclea. 5. Conclusiones. 6 Bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN Este trabajo surge con motivo de la detección de ciertas anomalías y disonancias en el modo con el que nombramos a las vías romanas en Hispania1. Existe un problema —añadido a los de conceptualización, identificación y documentación— con el que nos encontramos al investigar las vías romanas. Nos referimos al nombre con que intentamos singularizarlas. El
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problema no existe —en principio— cuando esa vía dispone de un nombre propio en las Fuentes clásicas. Por ejemplo, «Vía Domitia». Otras veces, la vía dispone en esas mismas Fuentes de un nombre descriptivo de su origen y destino, por ejemplo: «A Gadibus Romam». Sin embargo, muchas veces, el nombre que se le asigna a la vía en la literatura actual tiene una escasa relación con las Fuentes. Así, nos encontramos con nombres propios sin fundamento en dichas Fuentes. También con nombres descriptivos —con aspecto y formulación clásica: escritos en latín— pero que han sido inventados en época contemporánea. Este trabajo pretende ser una reflexión sobre el referido problema. Nos parece que existe en la actualidad una cierta relajación taxonómica a la hora de nominar las vías romanas. (Baste para ello la interesante experiencia de utilizar cualquier buscador de internet). Alegría taxonómica que tal vez no sea ajena a ese fenómeno historiográfico que es el «presentismo»: pensamiento que se sustenta en la creencia de que los criterios sobre los que se articula el presente estaban también vigentes en el pasado. O dicho de otra manera: el error de construir pedagógicamente el pasado trasladando acientíficamente los parámetros del presente. Tratando ya del nombre de las vías romanas, tenemos una amplia gama de ejemplos de cómo han sido referenciadas anómalamente en las publicaciones científicas. Por ejemplo, en ocasiones bajo el aspecto de un nombre latino, se esconde un neologismo de invención contemporánea. Así, constatamos cómo ya se ha consolidado en la literatura científica la mención al «Iter ab Emerita Asturicam», denominación inventada en 1971 por Roldán Hervás. También, en vías hispanas, se han afianzado como nombres propios de una vía romana sonoros títulos como «Camino de Aníbal» o «Vía Heráclea» —aceptados casi unánimemente por la crítica. Veremos —en estos dos casos— su esca-
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so fundamento. En otras publicaciones encontramos menciones de vías como «la vía 31», aunque otras veces es latinizada la mención poniendo la numeración en números romanos. Por ejemplo, en el excelente artículo «La política edilicia viaria en Hispania durante el reinado de Augusto (27 a.C.-14 d.C.)» (Solana et al 2006: 36-86) se cita, entre muchos ejemplos, «la vía XXI del It. Antonino (Item a Esuri Pace Iulia)». O también, entre muchas otras menciones similares, citan «la Ravenate 311». Varias objeciones proponemos a sendas denominaciones. Respecto de «la vía XXI», nos parece que no tiene ningún sentido el emplear una numeración romana para vías que nunca la han tenido. Internacionalmente, el modo de identificar las vías romanas, se basa principalmente en Wesseling (Vetera romanorum Itineraria, 1735) cuya paginación y numeración de líneas se han consagrado internacionalmente. Sin embargo, las vías romanas de Hispania se ‘numeran’ generalmente a partir de la edición de Saavedra con preferencia sobre la de Wesseling (aunque Saavedra se basa en la edición de Parthey y Pinder) (Arias 1994b: 5). Pero lo cierto es que Saavedra numeró las vías hispanas del Itinerario con números arábigos y no latinos (Saavedra 1862: 61). Carece, por tanto, de sentido —salvo manifestación de cultismo— el modificar la numeración de Saavedra sustituyéndola por números latinos. Sobre la vía Item a Esuri Pace Iulia, señalaremos la moda —consolidada— de que las menciones a las vías del Itinerario comiencen con el adverbio «asimismo», «además» o «también». Expliquémoslo: El Itinerario de Antonino se publica como una enumeración de vías (en latín: «iter», pl. «itinera»). En dicho sistema de enumeración (una reiteración —por tanto— de vías), es coherente el uso de la partícula «Item» para anteponerla a muchas de las vías que se describen. Pero a veces da la impresión de que algunos contemporáneos se olvidan que a la flexión de ITER nunca podría pertenecer el ITEM: es solo un adverbio con el significado de «asimismo», «además», «también», etc. Parece, pues, más acorde referirse a la «Vía 19«(y no a la «Vía XIX») y parece más estético referirse a la vía «a Bracara Asturicam» que la vía «Item a Bracara Asturicam» («Asimismo de Braga a Astorga»). Por lo que respecta a «la Ravenate 311», incidiremos en algo ya conocido pero insuficientemente difundido, y sobre lo que más adelante nos extenderemos: el Anónimo de Rávena no describe vías, sino enumeraciones de «ciudades» que se agrupan por proximidad a unas que sirven para articular el discurso. En ocasiones encontramos formulaciones que compendian estas anomalías. Por ejemplo, podemos leer en la obra Castilla-La Mancha en época romana y Antigüedad Tardía (Fuentes et alii 2006: 323) la mención a un «Item ab Compluto ad Libisosa». Esta formulación es un neologismo (ya que es inexistente en las Fuentes clásicas), incluye innecesariamente la partícula «Item»
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y, por último, es un mero constructo historiográfico (ya que se origina por una deficiente interpretación del Ravenate). Pensamos que al lector crítico de estos trabajos, debería dársele alguna información sobre la cientificidad y el origen de este modo de denominar las vías romanas. Al menos, de cuándo se trata de una denominación viaria originada y documentada desde la época antigua y cuándo se trata de una denominación que —con más o menos rango de legitimidad científica— nos acabamos de inventar. Ensayaremos una esquemática clasificación para abordar el tema. Habría —en la nomenclatura viaria al uso— cuatro categorías. Obviaremos, ahora, los nombres comunes (sobre los que luego volveremos) con que los romanos designaban una vía. 1. Nombre propio 1.1. Nombre propio documentado de época Antigua («Vía Salaria») 2.2. Nombre propio sin fundamento documental de época Antigua (neologismo, cultismo o invención) («Camino de Aníbal»). 2. Nombre descriptivo (normalmente, del origen y destino de la vía) 1.1. Nombre descriptivo documentado de época Antigua («A Gadibus Romam»). 1.2. Nombre descriptivo sin fundamento en época Antigua (neologismo, cultismo o invención) («Iter ab Emerita Asturicam»)
2. OBJETIVOS Este trabajo tiene dos objetivos. El primero, tratar de evidenciar la existencia de anomalías en la forma de nominar o hacer referencia a una determinada vía romana en la literatura científica, así como proponer el cuidado en el uso de neologismos y cultismos y las tendencias «constructivistas» como las que se encuentran en ciertos modos de leer textos como el Anónimo de Rávena. El segundo se centra en el estudio de varios problemas —que nos parecen muy ilustrativos— y que, en el ámbito de la nomenclatura, presenta una vía hispana excepcional: la Vía de los Vasos de Vicarello, que une Cádiz con Roma. Esta es una vía muy especial ya que son muy pocas de las que contamos —para su trazado— con un documento epigráfico y no solo textual. La traza descrita en los cuatro Vasos de Vicarello conservados no ha estado sujeta a corrupciones de copistas medievales. Esta vía, como luego trataremos, carece de nombre propio en las Fuentes clásicas. A muy grandes rasgos, consideramos dividido el tramo hispano de esta vía en tres sectores: el bético, el mesetario y el litoral. Las discrepancias de nomenclatura se centran en su tramo mesetario (entre el límite de la Bética y el contacto con el litoral levantino; territorio
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de la submeseta sur que coincide a grandes rasgos con el de la Comunidad de Castilla-La Mancha). Comprende varios aspectos: Nos interesa determinar la existencia —o no— de una relación de identidad entre la denominación «Vía Augusta» y todo el tramo hispano de la vía descrita en los Vasos de Vicarello. Es decir, si el tramo mesetario también se puede calificar de Vía Augusta. También queremos valorar la pertinencia —o no— de la asignación de nombres como el de Camino de Aníbal o Vía Heráclea para el referido tramo mesetario. Ya que relevantes autores le niegan a este tramo entre Castulo (cerca de Linares) y Saetabis (Játiva) el calificativo de Vía Augusta, reservando este calificativo a la vía antoniniana que une estas localidades transcurriendo por Baza, Lorca y Cartagena. Propugnan, en cambio, para nuestro tramo mesetario, el nombre de Camino de Aníbal. Otros también le asignan (aunque también haciéndolo extensivo a todo el tramo hispano de la Vía de los Vasos de Vicarello) el nombre de Vía Heráclea. Como hipótesis de trabajo sostendremos: 1. Que no se puede sostener la existencia en Hispania de una sola Vía Augusta (o de una vía acreedora en exclusividad de este calificativo). 2. Que la acepción de «Vía Augusta» no debe entenderse como nombre propio, sino como calificativo genérico de un grupo de vías. (Para ello, recalcaremos que existe «una vía augusta» por lugares tan ajenos al trazado desde Tarraco a la Bética como lo es Huesca o Pamplona). 3. Que, dada la unidad de concepción reflejada en los Vasos de Vicarello, y dado que los tramos litoral y bético reciben epigráficamente el calificativo de «Vía Augusta», parece adecuado asignar también el calificativo de «Vía Augusta» al tramo mesetario. 4. Sostendremos, en cambio, que no son adecuadas para este tramo Cástulo-Saetabis las denominaciones de «Camino de Aníbal» y de «Vía Heráclea». 5. Que, por lo que respecta al tramo antoniniano entre Cástulo y Cartagena por Baza y Lorca, pese a que ninguno de sus miliarios recoge el nombre de «Vía Augusta», creemos que también le es pertinente este calificativo de «Vía Augusta».
Hemos de considerar que de las vías romanas —en su mayor parte— no nos ha llegado su nombre propio. No sabemos el que hubieran podido tener en ciertas épocas. Incluso es probable que pocas lo tuvieran. Esto no debería extrañarnos: Sabemos que en una ciudad tan gigantesca como Roma, las calles no solían tener un nombre propio. Si a esto añadimos el transcurso de los siglos, coincidiremos con Herrmann que «Lors de la création des itinéraires antiques il est finalment peu probable que les routes portaient encore leurs anciens noms, sauf dans les environs de la Ville où le souvenir en restait vivace» (Herrmann 2007: 73). Está claro que las Fuentes citan vías con nombre propio. Por ejemplo, Procopio —que escribe en el s. VI d.C.— menciona que «hoy en día un viajero tarda en recorrerla Vía Apia cinco días; ya que se extiende de Roma a Cápua» (Rodríguez 2003: 26). Tito Livio menciona la Vía Gabinia, la Vía Latina o la Vía Salaria (Ponte 2007:33). El hecho es que al final de la República, «fuera de Italia no se conoce más que un pequeño número de vías romanas anterior al Imperio». «Las dos principales son la Vía Domitia en las Galias, cuyo nombre no aparece hasta tiempos de Cicerón… y la Vía Egnatia en Europa oriental, mencionada por primera vez por Polibio» (Ponte 2007: 34). Así pues, no sólo parece que fuera de Italia debieron de existir muy pocas calzadas singularizadas por un nombre propio oficial, sino que menos aun son los casos en que tal nombre aparece en documentos epigráficos. Incluso los nombres de la Vía Domitia en la Narbonense o de la Vía Egnatia nos son conocidos solamente por las fuentes literarias» (Stylow et alii 2004: 426). En definitiva, sería un sano ejercicio el de valorar y revisar, para muchos otros nombres propios con que designa la literatura científica diversos tramos de vías romanas, cuánto de realidad hay en esa denominación y cuánto de invención en un momento posterior a la desaparición del mundo Antiguo.
3. 1. Las vías en periodo romano: nombres propios y nombres comunes
3. NOMENCLATURA VIARIA ANTIGUA
Los nombres comunes
Del concepto «Nomenclatura» (lista de nombres de personas o cosas), nos interesa su acepción biológica: «Conjunto de principios y reglas que se aplican para la denominación inequívoca, única y distintiva de los taxones animales y vegetales». Tratando del nombre históricamente asignado a las vías romanas, sabemos por Vanesa Ponte que «todo ese complejo viario es sometido a las más heterogéneas denominaciones ya que no hay unas reglas a aplicar a la hora de poner nombre a una vía» (Ponte 2007: 276).
De las numerosas palabras que en Roma se usaban para mencionar estas arterias de comunicación, Vanessa Ponte, realizando una lectura de fuentes heterogéneas, selecciona los siguientes términos: El más empleado era «vía», que se asocia etimológicamente con vehere (trasportar, llevar, ir) (Ponte 2007:44). Desde la Ley de las Doce Tablas se fijaron sus medidas mínimas: ocho pies en tramos rectos y dieciséis en las curvas.
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Otro es «actus» (de agere: llevar, conducir, ir, avanzar). Su ancho es únicamente de cuatro pies: solo pasan las bestias o los vehículos seguidos uno del otro (Ponte 2007: 46). El tercero más destacado es «Iter»: de ire (ir, trasladarse de un lugar a otro) «tenía dos pies y no era practicable más que a peatones, caballos y literas. «Esta palabra es usada asimismo para indicar cualquier camino en general» (Ponte 2007: 46). «La etimología de los tres términos que dieron lugar a tres tipos de servidumbre parece clara: vía (de veho, vehere), tirar, transportar por medio de vehículo, arrastrar; actus (de ago, agere), conducir —las bestias; iter (de eo, ire), andar, caminar a pie» (Ponte 2007: 46). Sin embargo, afirma Ponte, los términos via e iter se encuentran en el Digesto sin ninguna aparente diferencia de significado. Veamos algunos más. Strata: «Aparecía sobre los miliarios de la primera mitad del siglo III de nuestra era y en los textos literarios cien años más tarde. Debió ser un camino empedrado o carretera» (Ponte 2007: 47). De strata, que es el participio pasivo de sternere (allanar, aplanar, facilitar), derivan los actuales «strada», street» o «strasse» (Ponte 2007: 91). Agger haría especial referencia a «camino empedrado o pavimentado de alguna manera, calzada o ruta algo elevada» (Ponte 2007: 47). No obstante, en sentido genérico de ‘vía» se usó ya en el latín del bajo imperio (Sillières 1990: 623). Es decir, pese a que, en principio, agger hacía referencia a un aspecto de la vía («agger est media stratae eminentia coaggeratis lapidibus vel glarea aut silicibus strata», terminó aludiendo a la propia vía (Ponte 2007: 158). San Isidoro, en las Etimologías, «relaciona la construcción de vías en agger con los militares, diciendo explícitamente que los historiadores las llamaban viae militaris». Para Rebufat, la denominación viae militaris se extendió con el tiempo desde las primeras construidas efectivamente por las legiones a todas aquellas «grandes routes d’ interét public, à cause de certaines de leur caracteéristiques, rectitude, travaux d´art, chaussées en particulier» (Rodríguez 2003:26). Finalizaremos con cuatro menciones más: Semita: Senda. Su anchura era la mitad (semis) del iter, aproximadamente un pie Callis: camino, vereda, sendero, trazado en las montañas para el paso de los rebaños trashumantes Trames: «camino de atajo, senda o travesía Diverticulum: camino apartado o tortuoso, de rodeo o travesía» (Ponte 2007: 47). Un aspecto cercano al modo de cómo los romanos denominaban a sus vías es de cómo denominaban a los elementos que las formaban. Cuando Bergier (1736) excavó en Reims varias vías romanas intentó asimilar cada una de las capas del firme que encontraba al nombre dado por Vitruvio a las capas del pavimento
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de los suelos de las casas. Esta circunstancia «ha llegado a nuestros días tan deformada que se considera como cierto que los romanos llamasen a las capas del afirmado de las carreteras con nombres como statumen, rudus, summa crusta, etc.» (Moreno 2010: 19). Sin embargo, el único texto que nos describe pormenorizadamente las fases de construcción de una vía romana es el de Estacio, en las Silvas, que se refiere a la conocida como Vía Domiciana, en el tramo entre Sinuessa y Puteoli, en la Campania, construida en el 95 d.C. (Rodríguez 2010: 130). De su texto se deduce el nombre antiguo de los elementos de una vía romana. Estacio describe «la formación de las cunetas (sulcos), la excavación de la caja (fossas), la colocación del cimiento (grenium) con piedras gruesas (saxis) encajadas entre bordillos (umbos), el retacado del conjunto (gonfis) y la colocación de las capas superiores (summun dorsum)» (Moreno, 2011, 20). Por ejemplo, el nombre de rudus lo emplea Bergier para denominar la segunda capa del paquete de firmes que encuentra en su primera excavación. Se trata de una capa de piedras de forma más cúbica, redonda u oval que plana, las más grandes del tamaño del interior de la mano. Aunque su apariencia era muy similar a la capa más inferior, que había llamado statumen, Bergier identificará este estrato con la ruderatio, porque con las piedras aparecían mezclados fragmentos de cerámicas, tejas y ladrillos rotos, como en el rudus de los pavimentos de edificios (Rodríguez 2010: 138). Sin embargo, no hemos encontrado en la literatura antigua ninguna referencia al nombre de rudus para designar a un elemento de las vías romanas. Los nombres propios
La necesidad de precisar la referencia a una vía implicó la asignación a un nombre propio. «La precisión en el nombre podía… venir de adjetivar la vía con una particularidad en la construcción (via lata, tecta); de una fecha (via nova); un mito (via Heraclea); un culto (via Sacra, via Dianae); el objeto del tráfico (via Salaria); los que la usaban generalmente (via Vitularia); o del lugar de destino partiendo de Roma (via Ostiensis, Portuensis, Nomentana, Gabina, Praenestina, Labicana, Tusculana, Ardeatina, Collatina, etc.)»… «otras que no partían de Roma también adoptaron el nombre del lugar a donde se dirigían: via Pedana, Aeclanensis, Puteolana, Ferentiensis, Herdonitana…» (Ponte 2007: 49). Otras calzadas también obtuvieron sus nombres de los personajes y magistrados que las hacían construir (Vía Appia), o bien de los emperadores (Vía Trajana, Vía Augusta). No sabemos con certeza el grado de permanencia de estos nombres. Por otra parte, no siempre existía un cambio de nombre a favor del emperador de turno que se empleaba en construir o restaurar la vía. Por ejemplo, Augusto no cambia el nombre de la Vía Flaminia. Durante el séptimo [consulado; 27 a.C.] rehíce la Vía
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ne s’ intitule Ab Heraclea per Machedonia et non Vía Egnatia que seul Strabon nomme ainsi» (Herrmann 2007: 71). En última instancia, esto debería alejarnos de la complacencia con que ahora se aceptan nomenclaturas «ratificadas por la crítica».
3.2. Cultismo, neologismo, constructivismo
Flaminia, entre Roma y Ariminio», así lo afirma en las Res Gestae (XX, 5). Seguramente, ya en el s. III a.C., sostiene Herrmann, los romanos posiblemente tenían nombres para las vías itálicas: «au III siècle avant notre ére, lors de la conquête de l’ Italie, les Romains avaient braisablement attribué des noms à leurs principales routes» (Herrmann 2007: 72) Ahora bien, no parece que sea extrapolable este hecho (de dar nombre propio a las vías) referido a la península Itálica, respecto de lo que ocurría en las provincias. En este caso, parece más usual el dar un nombre descriptivo del origen y destino del camino, en vez de un nombre propio. Según Herrmann, «la Table de Peutinger mentionne quelques noms de routes à la sortie de Rome, mais nulle part ailleurs… une Vía Flaminia est bien indiquée mais elle ne se raccorde pas à la voie de Cadix a Rome» (Herrmann 2007: 72). «Aucun nom de route n‘ apparaît sur les gobelets de Vicarello» (Herrmann 2007: 71). «Quelques itinéraires d’ Antonin mentionnent des noms de routes au départ de Rome, mais le tracé de ces voies ne correspond pas à celui qu´on leur atttribue de nos jours. Antonin 311, qui est intitulé Vía Flaminia, se termine à Brindisi. En revanche le premier troçon d´Antonin 124 qui décrit le même tracé que celui mentionné par les gobelets de Vicarello, et qu´habituellment on considère comme ètant la Vía Flaminia, ne porte aucun titre «. «Aucun nom de voie ne figure sur l‘ itinérarie hiérosolymitain qui presente pourtant un découpage en troçon se rapprochant de celui du gobelet de Vicarello Nº 4. Le troçon qui précède la Ville s’ intitule simplement ‘de Capoue à Rome’ et non Vía Apia»; celui qui commeence à Rome s´appelle Ab Urbe Mediolanivm et non Vía Flamiania ou Vía Aemilia; celui traversant la Macédoi-
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Llamaremos aquí «neologismos viarios» a los nombres de vías romanas generados en época contemporánea. Unas veces el cultismo genera un nombre propio. Un ejemplo es la vía Cartagonova-Complutum: «En España, entre sus eruditos del s. XIX, sí recibió un nombre. Aureliano Fernández-Guerra lo llama «camino de Trajano»: «Esos vestigios se llaman y llamaron desde tiempo inmemorial El camino de Trajano, como hace más de setenta años que afirmó y vulgarizó la Academia, en el tomo cuarto de sus Memorias, disertación V, Pág. 38 « (Fernández-Guerra 1877: 135). Poco hay que comentar: era un nombre «afirmado» por la Academia. Gonzalo Arias no se dio límites al «furor nomenclaturiano». Véase su mapa en la excelente obra Artifex (Arias 2002: 203). Allí aparecen, junto a la Vía Augusta y Vía Nova, otras nominadas como Vía del Esparto, Camino de Aníbal, Camino de la Plata, Vía Bastetana, Vía Ceretana, Vía Gálica, etc. Casi todas ellas sin justificación en las Fuentes.
Otras veces el neologismo consiste en generar nombres descriptivos formulados en latín, pero «recién» inventados. Veamos este segundo caso. Cuando la referida obra Artifex trata en su «Glosario de términos de Ingeniería Civil, técnica, industrial y oficios en latín» del término «Via-ae» (Velázquez et al. 2002: 444), se menciona que en la Península Ibérica existió una importante red viaria, aduce como ejemplo, junto
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a las vías «Ab Emerita Caesaraugustam y Ab Asturica Tarraconem» esta otra: «Ab Emerita Asturicam (ésta conocida como la Vía de la Plata)». Pues bien, este nombre sólo existe a partir de su invención en 1971 por Roldán Hervás. Sin embargo, no es nada raro encontrarlo en la literatura científica sin ningún tipo de matizaciones, tal como correspondería a un nombre clásico original. Por ejemplo, en 1996, la prestigiosa revista «Archivo Español de Arqueología» publica el siguiente título (que no precisa comentario): «Mansio Ad Sorores en el iter Ab Emerita Asturicam» (GarcíaBellido 1996: 281-286). Otras veces —apoyándose en las Fuentes— no ya es que se inventa el nombre de la vía, sino que se inventa la vía misma. Es el caso que encontramos en ciertas interpretaciones del Anónimo de Rávena. Basándose en la inadecuada creencia de que el Ravenate enumera vías (y no listas de ciudades) (Arias 1995: 8). Por ejemplo, podemos deducir de la obra CastillaLa Mancha en época romana y Antigüedad Tardía (Fuentes et alii 2006: 323) la existencia de un «Item ab Compluto ad Libisosa»: («El camino entre esta ciudad de Complutum y las ciudades que se citan: Caraca, Sigobriga, Puteis, Saltis, Libisosa». Geógrafo Anónimo de Ravena 313, 8-14). Y también de la existencia de un «Item ab Libisosa ad Morum» («Desde Lebinosa están las ciudades en el camino: Consabron, Moroin, Lamin, Marimana, Solaria, Morum». Geógrafo Anónimo de Ravena 313, 14 a 314,2). Esto lo encontramos en el así titulado «Apéndice: Castilla La Mancha en las fuentes clásicas. 2. Los textos», donde aparecen 173 textos traducidos de múltiples autores: Estrabón, Avieno, Apiano, etc. Nada induce a sospechar que estos dos referidos «caminos» no sean una traducción más de otra Fuente clásica, en este caso, del Anónimo de Rávena, al modo como lo son las de los otros textos clásicos. Pues bien, para nosotros, estos caminos no existen. No creemos que el Anónimo esté reseñando una vía de Complutum a Libisosa ni tampoco una vía que una Libisosa con Murum. Son «artefactos» que surgen fruto del modo de leer y entender la obra. Sabemos que el método con el que diseña su cosmografía —enumeración en último término— del anónimo autor es tomar una ciudad principal como centro y —desde ella— dirigir la mirada por distintos rumbos para enumerar —en cada uno de ellos— los nombres de las principales ciudades tal como las lee sobre un mapa. Por ejemplo, el Libro 4, de Europa, capítulo 342, de Spania, apartado 44, en el que se toma como centro para el interés que le ocupa (es decir, la enumeración de «ciudades») el importante nudo que es Complutum. Desde este punto central el Anónimo desarrolla su enumeración siguiendo tres líneas distintas. Veamos la parte Rav. IV 44 (313, 8-13) (Roldán 1975:129). Dado que la traducción tiene dificultades para serlo de un modo literal, adoptamos la que ofrece Almagro Basch (1983: 32).
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44. Iterum quomodo in media provincia ipsius patrie Spanie dicitur civitas. Complutum, cuius affinalis est civitas quae dicitur («Además, hacia el centro de la provincia de la misma patria Hispania, hay una ciudad que se llama Complutum, cerca de la cual se hallan las ciudades siguientes») : Titultiam- item civitas-Toleton- Lebura-Augustobriga-Lomundo-Turcalion-Rodacis-Lacipea. Iterum ad aliam partem iuxta ipsam civitatem Complito dicitur civitas id est (A otro lado, cerca de la misma ciudad de Complutum, se encuentran estas ciudades): Pirascon-Albeceia-Cauca-Nibaria-AbulobricaIntercatia-Palentia-Equosera-Cougion-Belisarium Iterum iuxta ipsam civitatem Complito est civitas quae dicitur (Igualmente, junto a la misma ciudad de Complutum, hay las ciudades llamadas así): Caraca -Sigobrica-Puteis-Saltis-Lebinosa-Consabron-Moroin-Lamin-Marimana-Solaria-Morum. Nuestro interés se centra exclusivamente en este último párrafo. Es obvio que para sus fines (enunciar «ciudades» que están cerca de una central que se toma de referencia) es útil seguir las líneas de un mapa, pero con total libertad de interrumpir una enumeración donde le parezca bien al autor y «saltarse» a otra línea Itineraria próxima. Es decir, parece obvio que el autor está mirando un mapa. Sin embargo, lo determinante es su objetivo finalista: trasladar a un texto escrito —a una enumeración de ciudades— su «visión» del mapa (su modo de recorrer el mapa con la mirada). Es decir, su modo de mirar el documento. La aparente gratuidad en la enumeración resultante no es más que el reflejo de su modus operandi al recorrer con sus ojos el mapa. Da la impresión de estar mirando un mapa con la misma deformación gráfica que el peutingueriano; que hace aparecer próximas a Complutum localidades como Marimana/Solaria/Morum que, sin embargo, están en las inmediaciones de Sierra Morena. Los citados autores siguen la lectura que hace Roldán (1975: 129): «de aquí [de Libisosa] continúa la ruta por Consabron, Moroin y Lamini… y sigue con las ciudades de Marimana, Solaria y Forum». La expresión «de aquí continúa la ruta por Consabron…» es equívoca: no hay una ruta que desde Libisosa (Lezuza, Albacete) «continúe» por Consuegra (Toledo) para llegar a Mariana (término de Puebla del Príncipe, Ciudad Real). De hecho, en la Vía de los Vasos de Vicarello entre Libisosa y Mariana sólo se interpone una estación: Mentesa (Villanueva de la Fuente, Ciudad Real). Por ello, tampoco parece de recibo la expresión: «y sigue [la vía que ha dejado en Laminio] con las ciudades de Marimana, Solaria y Forum2. Nuestra lectura es la siguiente. Parece claro que el anónimo autor está leyendo en un mapa varias líneas
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itinerarias. Sus ojos seguirían varios trazos delineados sobre el mismo. En primer lugar, estando centrado — como en los dos párrafos anteriores— en la ciudad de Complutum, su mirada discurre por la vía ComplutumCaraca-Segóbriga-Puteis-Saltigi (tramo septentrional de la vía entre Complutum y Cartagonova). En segundo lugar, habiendo enunciado Saltigi (Chinchilla, Albacete), nuestro autor anónimo dirige sus ojos hacia otra vía: desde Saltigi se va al Este; a Libisosa (que es un tramo de la Vía de los Vasos de Vicarello —y también de la Vía 31 a Laminio alio itinere Caesarea Augusta) (aunque omitiendo la estación intermedia de Parietinis) Y ahí lo deja. En tercer lugar, se fija en el itinerario 30 (a Liminio Toletum: Laminio-Murum-Consabro-Toletum) y lo lee en forma inversa, es decir: Toletum-Consabron -Moroin-Laminio. De esta relación de cuatro estaciones, no le queda más remedio que omitir Toletum ya que lo acababa de enunciar en el primero de los tres párrafos en los que estructura la relación de ciudades cercanas a Complutum. Y, en cuarto lugar, vuelve a leer la Vía de los Vasos de Vicarello: las tres estaciones de Marimana-Solaria-Murum. (Llama la atención que —habiendo citado a Marimana y a Libisosa— no mencione a la importante ciudad de Mentesa (Villanueva de la Fuente, Ciudad Real). Posiblemente no tenía medios para —sólo por el nombre que leía en un mapa— determinar la diferencia tan importante entre meras statios como Ad duo Solaria y ciudades luego episcopales como Men-
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tesa). En resumen, no podemos deducir de lo expuesto que las ciudades o estaciones que enumera el Anónimo formen parte de una ruta que comunique Complutum con Castulo. Esta parte del Anónimo se explicaría con sólo considerar que el Anónimo está «leyendo» tres rutas: la Complutum-Cartagonova, la Vía de los Vasos de Vicarello y la antoniniana a Liminio Toletum. En definitiva, queremos reseñar la inexistencia de un «Item (sic) ab Compluto ad Libisosa». Esta no es sólo una modalidad de cultismo o neologismo. Podríamos calificarla de constructivista; carece absolutamente de apoyatura en las Fuentes clásicas. No es sino un constructo historiográfico.
4. LA VÍA DE LOS VASOS DE VICARELLO: UNA VÍA AUGUSTA EN HISPANIA En las páginas siguientes argumentaremos que no se puede sostener la existencia en Hispania de una sola Vía Augusta, que la acepción de «Vía Augusta» no debe entenderse como nombre propio, sino como calificativo genérico de un grupo de vías y que, dada la unidad de concepción reflejada en los Vasos de Vicarello, y dado que los tramos litoral y bético reciben epigráficamente el calificativo de «Vía Augusta», parece adecuado asignar también esa denominación de «Vía Augusta» a su tramo mesetario.
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La vía reflejada en los Vasos de Vicarello es una de las más importantes vías de comunicación de la península ibérica. Se trata de la vía más directa para comunicar por tierra Gades con Roma. Actualmente la encontramos en la literatura recibiendo los nombres de Hercúlea, Heráclea, de Aníbal o Augusta. Nombres todos ellos sometidos a crítica. Pocos caminos de la España antigua pueden rivalizar con éste en importancia. Juan Blánquez lo califica como «una gran vía comercial-cultural que constituiría el más importante (y antiguo) eje de comunicación de la península ibérica». Sostiene que «su orientación e importancia no va a experimentar variaciones significativas... como poco, a lo largo de todo el primer milenio antes de Cristo, hasta la desmembración del Imperio Romano» (Blánquez 1999: 66). Su existencia se acredita gracias a estar detallada en los Vasos de Vicarello. El origen y significado de los Vasos de Vicarello es asunto todavía muy lejos de estar cerrado. Persisten dudas capitales. Las viejas teorías sobre ofrendas votivas están cediendo el paso a otras fundadas en sólidos argumentos. Sostiene Schmidt que una evidencia es que los vasos son objetos valiosos, que el contexto del hallazgo no tiene ningún significado para la interpretación de los vasos y que presumiblemente formaban parte de un tesoro romano de origen desconocido y protegidos por su ubicación frente a los saqueos en la antigüedad. Su fecha se podría retrasar a finales del s. III o principios del IV, siendo el cuarto el más antiguo (Schmidt 2011: 76; Benítez de Lugo et alii. 2012). Por cierto, la ruta de los Vasos toma —en la península Itálica— el camino más largo (es decir, las llamadas Vía Aemilia y Vía Flaminia), mientras que las calzadas a lo largo de la costa occidental de Italia (Via Augusta Iulia y Via Aurelia) hubieran sido mucho más cortas (Schmidt 2011: 76). Para la vía reproducida en los Vasos, un nombre descriptivo sí es seguro: «de Cádiz a Roma». Así aparece en los Vasos de Vicarello. Concretamente adopta cuatro modalidades: «Itinerarium a Gades Romam», «Ab Gades usque Roma Itinerare», «Itinerare a Gades usque Roma» y «A Gadibus Romam». En ninguno de los Vasos aparece ningún trayecto identificado con un nombre propio. Ya dijimos que Herrmann sostiene que, ya en el s. III a.C., los romanos posiblemente tenían nombres para las vías itálicas. En este sentido, señala que «La voie de Cadix à Rome empruntait donc successivement des routes construites par Sempronivs, Auguste et Flaminivs» (Herrmann 2007: 72). Pero los Vasos no se hacen eco de estos nombres propios explícitos e inequívocos. Es todavía más llamativo que el cuarto Vaso, que titula la vía como A Gadibus Romam, sí menciona — intercaladas oportunamente junto a la enumeración de estaciones— varias fracciones o particiones de la vía: «Ab Hispalis Cordubae», «Ab Corduba Tarracone», «A Tarracone Narbone» , «A Narbone Taurinvs» (haciendo mención también, por algún motivo, al «Trajectus
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Rhodani»). Dice Herrmann que este «itinérarire… est décupé en troçon dont les titres se réferent à des grandes villes… Si les créateurs des gobelets avaient voulu donner des noms aux voies, ils auraient facilement pu le faire comme c´est ébauché sur le gobelet Nº 4» (Herrmann 2007: 71). Sostenemos, pues, que no tenían nombre propio —incluso si se relega su antigüedad al siglo III-IV de nuestra era.
4.1. Las vías augustas de Hispania como vías militares, vías annonarias y cursus publicus El título del parágrafo es ya de por sí declarativo de nuestra postura. Asignamos ciertos calificativos no a una vía sino a un conjunto de vías: las «vías augustas». El punto de vista desde el que se aborda este trabajo parte de la consideración de que las más importantes vías romanas estaban acondicionadas para el tráfico carretero2. Para una síntesis del modelo actual que nos parece tener una mayor capacidad explicativa, ver Isaac Moreno Gallo (2004) Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva y, más sintéticamente, en (2005) «Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva», en Hispania Nostra, nº 85. Trataremos muy someramente sobre la relación entre varios conceptos en los que la crítica no es concluyente. Nos referimos a la relación entre vías augustas, vías militares, vías annonarias y el cursus publicus. Comenzaremos por las vías militares. Para Stylow et al (p.427) las vías militares no son sino grandes calzadas públicas utilizadas para su desplazamiento privilegiado por los militares y funcionarios estatales. Para Sillières, servían al cursus publicus. Es importante la revisión de veintidós fuentes textuales en que aparece la mención a vía militaris que hace Vanessa Ponte (2007, 153). Pflaum sostiene que «es una vía vigilada y guardada por las tropas, jalonadas por fuertes que garantizaban su seguridad». Sin embargo, no parece muy probable ya que la Vía Egnatia, calificada como vía militaris, «no está especialmente vigilada» pese a ser el eje de una provincia como Macedonia: «Es una vía ordinaria ya
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que los piratas podían actuar sin temor a una custodia especial del ejército en las vías» (Ponte 2007: 153). Para Ponte, las viae militaris son meramente «rutas importantes. En ninguna existe la idea de calzada vigilada, o estratégica, o de especial importancia militar» (Ponte 2007: 154). También afirma que «la expresión via militaris no está viva realmente tras el final del siglo I» (Ponte 2007: 157). Para Ponte, la Vía Augusta sería una vía militar: «En Hispania… la conocida Vía Augusta posiblemente estuvo ligada primeramente a las legiones y, posteriormente, al emperador Augusto como vía pública… Tal vez el camino republicano, que después fue reestructurado por Augusto y llamado Vía Augusta, fue construido por y mantenido por las legiones ya que las misma invernaron con frecuencia en la Hispania Ulterior» (Ponte 2007: 158). Nos interesa mucho un tramo de Vía de los Vasos de Vicarello que recibe tanto el calificativo de augusteo como el de militaris. En un miliario de la Vía Augusta bética se grabó tras las titulaturas imperiales: «ab arcu unde íncipit baetica viam augustam militarem vetustae corruptam restituit». Pues bien, «la vía militar es una calzada de la Bética que no ha podido ser reparada ni vigilada por el ejército porque es una provincia inerme» (Ponte 2007: 155). Más bien parece que la vía militar está relacionada con el cursus y recorrida por él. Veremos que el cursus publicus es un servicio del estado, pero no es de por sí militar. Tratemos, pues, someramente de éste. El Cursus publicus consistía en un sistema de correos del que —si nos atenemos a Suetonio— está clara su vinculación con las vías militares: Augusto «dispuso también en todos los caminos militares, y a cortas distancias, jóvenes correos (iuvenes), y carros después, para que se le informase con rapidez de lo que aconteciese en provincias; además de la ventaja que proporcionó esta medida , hoy se tiene la de poder, cuando lo exigen las circunstancias, recibir prontas nuevas por los que llevan las cartas de una parte a otra del imperio» (Carreras 2004: 300). Por la correspondencia entre Asinio Polión y Cicerón, sabemos que nuestra vía era recorrida por los tabelarios del primero. Otro aspecto pertinente a las vías romanas de la importancia de la que estamos tratando, es el de vía relacionada con la annona. Algunos autores consideran que el Itinerario de Antonino no es un documento viario, sino un documento al servicio de la annona. Nos interesa porque, salvo el tramo mesetario, todo el tramo hispano de la Vía de los Vasos de Vicarello forma parte de las vías reflejadas en el Itinerario de Antonino. Sostiene Arias que la recopilación del Itinerario de Antonino «tendría por base una serie de edictos, conservados en los archivos imperiales, cuyo objeto sería unas veces preparar viajes de emperadores o altos funcionarios, pero más a menudo expediciones de tropas encargadas especialmente de recaudar el impuesto de la annona, que se percibía en espe-
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cie. Las mansiones estarían además marcadas por la existencia de silos o graneros, hecho que —según el citado autor— confirma a menudo la arqueología en lo tocante a la antigua Galia». «La mansio es en el siglo IV una estación del fisco, donde los propietarios del entorno van a pagar su contribución para la annona». «El itinerario de Antonino, considerado hasta ahora como una guía para uso de viajeros…es en realidad una compilación de listas de mansiones; tiene pues una relación directa con la percepción de la annona» (Berchem 2002: 20) 3. Las constituciones imperiales del siglo IV denotan la presencia de decuriones al frente de cada mansio (Berchem 2002: 25). «El servicio de la annona se superpuso así a una institución más antigua, la posta imperial (cursus), con la cual se confundió hasta tal punto que los historiadores no han distinguido lo que corresponde a una u otra.» (Berchem 2002: 26). Es decir, el itinerario de Antonino es un documento que refleja la actividad fiscal recaudatoria, aunque las mansiones también estuvieran al servicio del cursus publicus. Hay que imaginarlas fortificadas y con algún destacamento de guarnición. Nos parece que esta visón de vía al servicio de la annona (mercancías en definitiva) y de los rápidos desplazamientos de los correos y de los altos magistrados, se imbrica perfectamente con la geografía por la que transcurre la Vía de los Vasos de Vicarello. No obstante, no encontramos interpretación satisfactoria al hecho de la ausencia de este tramo mesetario en el catálogo de vías del Itinerario de Antonino.
4.2. Los miliarios de las Vías Augustas de Hispania. Vía Augusta del interior, Vía Augusta litoral, Vía Augusta bética. Vía Domitiana Augusta. La Vía Augusta del duoviro Lucio Lucrecio Denso Si hay rutas importantes vinculadas a la annona, al cursus publicus y que alguna vez han sido calificadas de vías militares (incluso via augusta militaris), parece legítima la pregunta: ¿Hay una Vía Augusta en Hispania o hay varias vías augustas en Hispania? ¿Cuántas «Vías Augustas hay en Hispania?
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Lostal Pros ha estudiado minuciosamente los miliarios de la Tarraconense en una obra publicada en 1992 —y no superada hasta la fecha. Comenzaremos diciendo que para Lostal, con el nombre de «Vía Augusta»: «conocemos en Hispania tres vías: la Vía Augusta litoral que desciende por la costa mediterránea hacia el sur, y la Vía Augusta del interior que desde Tarraco se adentra por el valle del Ebro, hasta llegar a Ilerda, donde se bifurcan dos ramales acreedores del mismo nombre…» (Lostal 1992: 106). A las que hay que añadir la Vía Augusta Bética (que queda, por definición, fuera del ámbito de estudio de Lostal).
Sabemos que el nombre de Vía Augusta aparece en algunos miliarios de la citerior desde Augusto hasta mediados del s. III. No sólo a lo largo de la costa mediterránea sino de otras vías que se internan en direcciones muy distintas de las que buscan la Bética. Por ejemplo, hacia Pompaelo. Es importante el dato sobre el que nos informa Lostal de que entre Valencia y el inicio de la Bética no se menciona nunca su nombre. En la Bética aparece la vía con varios nombres: como «a Baete et Iano Augusto ad Oceanum» en los miliarios de Augusto y Calígula; como «ab Iano Augusto qui est ad Baetem usque ad Oceanum» en los de Tiberio y «Ab arcu unde incipit Baetica» con Domiciano. «pero como vía Augusta por primera vez en una inscripción (no miliaria) de Vespasiano»: «Viam Aug. Ab Iano ad Oceanum» (Lostal 1992: 224). Un poco después aparece en los miliarios de Domiciano del año 90 como Vía Augusta Militaris. En los miliarios de los emperadores siguientes ya no aparece el nombre de Vía Augusta y tampoco se identifica la calzada indicando su origen y destino (Stylow et alii. 2004: 427). Fuera de la Bética, aparece el nombre de Vía Augusta en tiempos de Augusto (miliario 7 de Lostal), También los miliarios 11, 12, 13, 14, 15 de Huesca (Lostal 1992: 20-23), de Tiberio (miliario 30 , de Tortosa), de Nerón (miliario 53 , Lérida) (del que Lostal dice que pertenece « a la Vía Augusta del Interior… que se creó en época de Augusto y que ya recibió atenciones en el reinado de Claudio en el tramo entre Ilerda y Osca») (Lostal 1992: 60), Nerva (Miliario 61, de Vinaix, Lérida) (Lostal 1992: 67); Maximino y Máximo —que se puede
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datar en la primera mitad del año 238— (miliario 103 de Vinaixa?-Lérida) ( Lostal 1992: 106). Dice Lostal Pros, al estudiar las tipologías de las inscripciones miliarias, dentro de los modelos de formularios en la Tarraconense oriental, describe un grupo de formularios en que se introduce el nombre de la vía: «En concreto está formado por la Fórmula Imperial en nominativo y el nombre de la vía a la que pertenece el miliario también en nominativo. Se da la circunstancia de que en la parte oriental de la Tarraconense el nombre que ostentaron las vías fue en todos los casos el mismo: Vía Augusta. Este tipo se remonta —como es lógico— a época de Augusto, el cual dará su nombre a cuatro vías distintas» (Lostal 1992: 232). El mismo autor habla de »la Vía Augusta bética (Ab Iano ad Oceanum) continuación de la Vía Augusta litoral» (Lostal 1992: 9) y también que Augusto «construye la vía legionaria entre Cesaraugusta y Pompaelo, la Vía Augusta del interior hacia Asturica y Bracara, la Vía Augusta litoral hacia Cástulo y la Bética; en esta vía Augusta de la Bética se contaban sus millas desde el Ianus Augustus del puente sobre el Betis (Guadalquivir) cerca de Espeluy, Jaén, hasta el océano, es decir, Cádiz.
En la obra de Lostal se aprecia que los miliarios de la época de Augusto se concentran en el mismo trazado que Sillières designa como Vía Augusta (Lorca, Baza, etc.). Pero en ellos no aparece marcada esa denominación de Vía Augusta. «Los miliarios augusteos del convento cartaginense obedecen a una ordinatio que suprime el nombre de la vía «(Lostal 1992: 17). A la inversa de lo que dirá después Sillières, para Lostal Pros fue Tiberio quien, además de las vías que abrió su padre adoptivo, añadió el tramo CástuloSaltigi «que evita el gran rodeo de la Vía Augusta litoral, obligada a tocar en Cartago Nova. Esta vía es descrita por primera vez en los Vasos de Vicarello» (Lostal 1992: 9) En definitiva, hemos visto que reciben el nombre de Vía Augusta tramos de vías por Huesca y Lérida que en nada se compadecen con la creencia en una supuesta «única» Vía Augusta desde el Pirineo a Cádiz.
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A nuestro juicio, esto anula la concepción de «Vía Augusta» como nombre propio de un trazado con unidad de concepción; en cambio, acrecienta el «derecho» a llamar Vía Augusta al tramo de la Vía de los Vasos de Vicarello por la meseta castellano-manchega. Aunque los miliarios de época augustea estén en el tramo Cartagena, Lorca, Guadix, ninguno lleva la denominación de la vía como «Vía Augusta». Es decir, en principio, tan «vía augusta» puede ser la que pasa por Cartagena, como la que pasa por Lezuza. Por todo lo anterior, nos parece consistente elegir esa denominación para todo el tramo de la Vía de los Vasos de Vicarello, como ya hacía Roldán Hervás: «las 44 estaciones de los Vasos de Vicarello desde Gades hasta Iuncaria… corresponde en su totalidad a la citada Vía Augusta…» (Roldán 1975: 153). También Lostal dice que «esta vía formaba parte del conjunto de Vías Augustas con las que se designa la labor constructora de este emperador, rehaciendo y ampliando la estructura vial republicana» (Lostal 1992: 18).
Tenemos otro argumento para sostener que las Vías Augustas en Hispania no hacen necesariamente referencia a la labor constructiva de este emperador. Por un lado, tenemos el dato de la «Vía Domitiana Augusta». Por otro, el de una vía «augusta» realizada por una autoridad de ámbito municipal. Sobre la «Vía Domitiana Augusta», recordaremos el hallazgo en 1989 durante la reforma de una casa en la calle de Diego Ponce nº 17 de Antequera (Málaga) de un miliario que «documenta la existencia de una «vía Domitiana Augusta». Stylow propone que es el nombre de la vía que une Anticaria con Corduba (Stylow et alii. 2004: 417). Esta «Vía Domitiana Augusta» aparece aquí por primera vez: «Hasta ahora no se conocía más que una sola calzada nombrada por el emperador, la Vía Domitiana a Puteoli, que cerca de Sinuessa se separaba de la Vía Appia, e incluso el nombre de ésta solamente por el poema de Estacio dedicada a ella… así como, de forma indirecta, por una noticia de Cass. Dio. 67,14,1.» (Stylow et alii. 2004: 421).4
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Más significativo parece el documento epigráfico soriano que acredita la existencia de vías augustas promovidas por magistrados municipales como son los duoviros. Nos referimos al CIL II 2886 (cerca de Vinuesa, Soria), donde se menciona que «el duoviro Lucio Lucrecio Denso hizo esta vía Augusta». Las letras están grabadas en una roca, en el seno de una tábula ansata de 43 por 73 cm. El texto está distribuido en tres líneas, con letra capital. Se fecha en el s. II d.C. Stylow, tras señalar que «en la provincia Citerior aparece ese nombre desde Augusto hasta mediados del siglo III en los miliarios no sólo del tramo principal a lo largo de la costa mediterránea, sino de todo un entramado de vías comprendido entre el Pirineo, Pompaelo ( Pamplona) y Valentia (Valencia)» , sostiene que esta vía señalada en CIL II 2886 (cerca de Vinuesa, Soria) debe excluirse de ese citado entramado de vías. Argumentando su procedencia «probablemente municipal» (Stylow et alii. 2004: 426). Sin embargo, nos parece que deja poco margen a la especulación la contundencia epigráfica: el duoviro Luvreci hizo esta vía augusta. La fotografía es de Isaac Moreno.
4.3. El nombre del tramo mesetario de la Vía de los Vasos de Vicarello: El confuso texto de Estrabón. Camino de Aníbal. Vía Heráclea Stylow es de los que se posicionan a favor de las tesis de Sillières de que la ruta antoniniana por Baza y Lorca es la «Vía Augusta» y no el antiguo trazado de la Vía Hercúlea que también aparece en el llamado Itinerarium Gaditanum de los vasos de Vicarello (CIL XI 3281-3284)» (Stylow et alii. 2004: 426). Tratando de de Cádiz, Estabón (que escribe en griego a principios del s. I d.C., dice que «hecha abstracción de Roma, podría pasar por la ciudad más poblada del orbe [...]» (traducción de García Bellido) (Balil et al. 1976: 140).
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Por lo que respecta al trazado mesetario de la vía5, es conocido el fragmento en que informa de una modificación de su trazado que tuvo lugar en tiempos de Augusto. Concretamente, se trataba de evitar el paso por el Campo Espartario, que era un camino largo y árido, habilitando una nueva vía más corta y próxima a la marina. Esta es la traducción de Schulten: «Antes la vía iba por medio del Campo [Espartario] y por Egelasta, siendo molesta y larga, pero ahora la han trazado por el litoral, de manera que ya solo toca el Campo Espartario y sigue en la misma dirección que el trozo anterior, hasta Cástulo y Obulco y de allí a Córdoba y Gades» (Arias 1994: 8). Este párrafo de Estrabón (donde por cierto, no da ningún nombre propio a estas vías hispanas) ha sido causa de importante confusión. Transcribimos íntegramente el inmejorable planteamiento de la cuestión que hace Jiménez Cobo: «Hay cierta confusión entre los autores en la denominación de esta vía. Algunos la llaman Vía Hercúlea o Vía Heráclea como recuerdo del mítico viaje de Hércules desde Bética a Italia los bueyes de Gerión. En un plano más rigurosamente histórico este nombre podría aludir a los viajes de los comerciantes griegos por las costas mediterráneas y por zonas próximas a la costa del Levante y el Mediodía de la Península. Otros llaman Vía Hercúlea o Heráclea sólo a la que pasa junto a las costas valencianas, cartaginesas o béticas. Por tanto la vía Cástulo-Saetabis quedaría fuera de esta denominación. También algunos llaman a la vía Cástulo-Saetabis Vía Augusta. Estrabón dice que en tiempos de Augusto se realizó una importante variación en la vía antigua que conducía de Roma a Gades. Y para evitar el paso por el Campo Espartario, que era un camino largo y árido se construyó una nueva vía más corta y próxima a la marina. Los que consideran que el Campo Espartario es el de los alrededores de Carthago Nova dicen que la nueva vía de Augusto era la que desde Saetabis se apartaba al SO. por las provincias de Albacete y Ciudad Real para entrar en Bética por la parte oriental de Sierra Morena. Es decir, la que aquí tratamos, vía Cástulo-Saetabis. Y a ésta llaman Vía Augusta. Otros en cambio creen que el Campo Espartario era por la
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provincia de Albacete y que la vía antigua era esta de los Vasos de Vicarello, la Vía Cástulo-Saetabis. Y la obra nueva del tiempo de Augusto consistió en reparar el tramo junto a la costa, cerca de la marina, hasta Carthago Nova y continuarlo por Eliocroca, Basti, Acci y Mentesa hasta Cástulo. Y que esta es la que debe llamarse Vía Augusta. El mismo texto de Estrabón se presta a la confusión ya que la vía a Cástulo por Carthago Nova y Acci pasa más próxima a la costa, «la marina» en frase de Estrabón, pero no es más corta. En cambio la vía por Albacete y Ciudad Real es más corta, pero alejada de la marina. P. Sillières sostiene que la vía antigua desde el Mediterráneo a Cástulo y Bética es la interior o de los Vasos de Vicarello, y la nueva, en parte reconstruida y en parte abierta por Augusto la que va por Carthago Nova, Acci y Mentesa a Cástulo» (Jiménez 1992: 133-140). También para Gonzalo Arias la Vía Augusta sería esa variante más moderna. En tanto que para Luciano Pérez Vilatela la Vía Nueva aludida por Estrabón es la misma indicada en los Vasos de Vicarello, es decir, el Camino de Aníbal (Pérez 1998:10). En todo caso, la vía reflejada en los Vasos está al servicio de una comunicación rápida con Roma. Conexión que se ejecuta continuándose con una vía en la Galia, que la crítica acepta sin muchos matices nominar como «Vía Domicia», ya que llevaría el nombre del procónsul Cneo Domicio Enobarbo. Sería la más antigua vía romana de la Galia y uniría Italia con las provincias hispanas. Los extremos de esta Vía Domitia no están consensuados por la crítica. Decía Arias en 2002 que «los franceses sólo aseguran la denominación Via Domitia para la parte comprendida entre el Ródano y los Pirineos, y apuntan que al Este del Ródano se prolongaba en dos itinerarios, uno litoral y otro interior. El alemán Radke, en cambio, sostiene categóricamente que la extremidad oriental de la vía está en Aquae Sextiae (Aix en Provence), basándose en que Forum Domiti (Montbazin), igual que otros muchos foros itálicos que tomaron su nombre del constructor de una vía, está exactamente a la mitad de la vía, equidistante de sus dos extremos: 111 millas a los Pirineos y otras 111 a Aix en Provence. Lo cierto es que la ruta de los Vasos Apolinares se aleja de la costa después del Ródano para cruzar los Alpes por Montgenèvre, entre Brigantio (Briançon) y Taurinis (Turín)» (Arias 2002b:13). Si nos atenemos al 4º Vaso, uno de los fragmentos de la vía hasta Roma es el nominado A Tarracone Narbone. Obviamente ni nomina una Vía Augusta ni nomina una Vía Domitia, pese a la suposición apriorística de que en periodo romano estas importantes vías recibirían nombres propios. Por otra parte, Sillières sostiene que, durante la conquista, el enlace entre Roma y su provincia fue, en un principio, exclusivamente marítimo: las tropas romanas hacia España no rebasaban el territorio de Marsella, donde se solían embarcar (Sillières, 2003, 27) hacia los
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principales puertos españoles a tal efecto: Emporiae, Tarraco y Carteia. Para Pierre Sillières, hasta el final de la República no habría en España más que cinco vías con tecnología auténticamente romana (Sillières, 2003, 26) (Sillières, 1990, 576). La disposición de estas vías estaría al servicio del dominio militar de la Ulterior. Asegurando la comunicación terrestre del centro de la Ulterior (Córdoba) con Roma estaba la primera ruta, la del saltus castulonensis (por el eje Tarraco, Valentia, Castulo, Corduba) que constituía una especie de espina dorsal de todo el sur de la península (Sillières, 1990, 577). Así pues, la ruta hispana de los Vasos de Vicarello sería la utilizada desde los primeros tiempos de la presencia romana: los ejércitos ganaban el valle del Guadalquivir cruzando por sitio extremadamente favorable el saltus castulonensis (Sánchez 2010). La mayor parte de las batallas de la segunda guerra púnica pretendían dirimir el control de este itinerario (Sillières 2003, 29). No obstante, reserva el nombre de Vía Augusta para la planteada por Augusto para abrir una vía alternativa a esta que atravesaba el saltus castulonensis y sobre todo para constituir posteriormente uno de los elementos de la reorganización provincial que este emperador llevó a cabo en Hispania6, lo cual precisaba de la existencia de vías de comunicación en buenas condiciones y seguras (Sillières 1978, 362). Así, sin demasiado fundamento histórico —como seguidamente veremos— va tomando cuerpo la denominación de Camino de Aníbal para referirse al trayecto del itinerario romano entre Cástulo y Játiva, en tanto que se rechaza —a veces— la denominación de Vía Augusta. Sin embargo, que en periodo augusteo no solo no se abandona esta ruta, sino que se potencia, se demuestra, sin duda, con la fundación augustea de la colonia Libisosa Foroagustana (Lezuza, Albacete) sobre nuestra vía, en el extremo septentrional del saltus castulonensis» (Sillières 2003: 36).
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Camino de Aníbal
Entre Cástulo y Saetabis (Játiva) existen dos principales alternativas documentadas: la que pasa por Libisosa (Lezuza) y la que pasa por Cartago Nova (Cartagena). Jiménez Cobo propone llamar Vía Augusta a esta última (es decir, a la documentada en el itinerario de Antonino: Cástulo, Mentesa, Acci, Basti y Cartago Nova) y denominar a la primera con el nombre de Vía de Aníbal (es decir, a la documentada en los Vasos de Vicarello: Ad Morum, Ad II Solaria, Mariana, Mentesa, Libisosa, Parietinis, Saltigi, Ad Palem, Ad Turres, Saetabis) (Jiménez 1992, 133). En la serie de documentos de la Real Academia que hemos manejado sobre el trabajo de 1859 de Martínez de Carnero de la vía entre Castulo y Libisosa, en ninguno aparece la denominación de «Camino de Aníbal» (sino solamente «Vía Heráclea) (Martínez 1859) (Sánchez 2008). Pensamos que también esta denominación es inadecuada. Y es que La Vía de Aníbal sólo se documenta en la cartografía del ING en el s. XIX en el término de Montizón y sus aldeas de Aldeahermosa y Venta de los Santos. Esta denominación, nos parece incorrecta ya que Camino de Aníbal «es un nombre popular documentado tan solo en la travesía de Sierra Morena. Es Sillières quien, identificándolo con la ruta de los Vasos de Vicarello, extiende la denominación al trayecto Cástulo-Saetabis «(Arias 1991: 22). Sillières amplía la denominación a todo el tramo hasta el litoral levantino. Así se entiende cuando dice que el Camino de Aníbal, «netamente más corto que la Vía Augusta» (Sillières 2003: 36), parece haber permanecido como el eje principal entre el valle del Guadalquivir y el litoral del Levante en la época imperial. De hecho, Silleres ya advierte que «il faut constater qu’il ne se rencontre que dans la traversée de la Sierra Morena, aux environs de Castellar de Santisteban» (Sillières 1990 : 220). Por otra parte, es significativo que cuando Sillières se hace la pregunta retórica de si «cette appellation repose-t-elle sur quelque réalité historique? se responde que «Ce n’est pas impossible» (Sillières 1977 : 40). En efecto, sería algo sobresaliente la existencia de tal imposibilidad. Sin embargo, es algo altamente improbable. Parece improbable que la administración romana republicana otorgara o consintiera después de la Tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.) que la vía recibiera oficialmente tal nombre. Y, aun aceptando que hubiera existido durante algún tiempo tal denominación entre la población, es bastante inconcebible que haya existido una continuidad en la transmisión oral del topónimo desde el siglo II a.c. hasta el siglo XIX. Por eso Sillières es muy claro: «Aussi faut sans doute se résigner à ignorer le nom antique de la vieille voie républicaine qui joignait la côte méditerranéenne au Guadalquivir par le Saltus castulonensis» (Sillières 1977 : 39). En una de sus primeras publicaciones sobre viaria hispanorromana Sillières todavía, al mencionar esta vía parece que no
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se decide totavía aemplear el nombre de «Camino de Aníbal» (Sillières 1986 : 68). Desde luego, en período musulmán no se menciona a Aníbal y, en cambio, se atribuye su construcción a Hércules. Ahmad Ar-Razi (889-955) seguramente se refiera a esta ruta cuando escribe que «Carmona yaze sobre el arreçife que se comiença en la su puerta de Narbona. E de Carmona a Narbona ha mil migeros; e quien saliere de Carmona e fuere a Narbona, nunca se saldrá de arrecife, si non quiere. Et este arrezife mandó fazer Ercoles quando fizo facer los conçilos [columnas o templos] en el cabo de España» (Franco, 163) 7
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Vía Heráclea
Sanz y Blánquez en reciente publicación, y refiriéndose a la «Vía Hercúlea», dicen que «la caminería moderna… ha ido modificando su trazado original… pero no cambió su primigenia denominación al ser ésta parte incuestionable de su memoria histórica» (Sanz et al 2010: 253). No estamos en absoluto de acuerdo con esta apreciación. Como ya hemos apuntado, descreemos de esta denominación y, en cambio, y como ya adelantábamos en la introducción, sostenemos que todo el trazado hispano de la Vía de los Vasos de Vicarello es acreedora del calificativo de «Vía Augusta»; es una vía augusta. La denominación de «Vía Hercúlea» también parece inadecuada. Esta denominación es asumida por varios autores. Por ejemplo, tiene carta de naturaleza en José María Blázquez: «Se trata de la conocida Vía Heráclea, la primera calzada construida por los romanos, citada por Polibio (III, 39) y Estrabón (III, 4,9)» (Blázquez 1992: 19). También es adoptado ese nombre por Juan Blánquez (Blánquez1990: 65). El nombre de Vía Hercúlea en España ha contado también con el respaldo de Gonzalo Menéndez Pidal (Menéndez 1951: 17) según el cual era ya conocida en tiempos de la colonización cartaginesa. Aunque llama Hercúlea a
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la vía que corre «paralela a la costa levantina, desde los Pirineos a Cartago Nova», afirma que «antes del año 120 a.C. fue reparada y calzada»; «fecha bien temprana por cierto si recordamos cómo, dentro de la propia Italia, se dice haber sido la Vía Popilea la primera en recibir calzamiento, y esto no antes del año 132 a.C.» (Menéndez 1951: 18). Para Roldán Hervás es la vía costera; dice —tratando del Ravenate— que «es la única fuente itineraria que cita el tramo de vía costera entre Carthago Nova y Malaca, parte de la antigua Vía Heraclea» (Roldán 1975: 121). Pero parece que tampoco es correcto el nombre de Vía Heráclea o Hercúlea. Para Martín Jiménez Cobo, no existe duda: «El nombre de Vía Heráclea o Hercúlea no tiene fundamento en fuentes antiguas aplicado a la red hispana» (Jiménez, 2001, 105). También para Enrique Gonzalbes «no es segura la denominación de vía Heráclea, pues este nombre sólo está documentado en el paso por los Alpes en Mont Genèvre» (Gozalbes 1986: 41). Para Sillères tampoco hay duda: «cette dénomination ne repose pourtant sur rien» (Sillières 1977 : 38). Desde luego, tampoco podemos contar con la existencia de una tradición erudita unívoca que sustente esta denominación. Por ejemplo, encontramos la Vía Heráclea con un trazado entre Mérida y Cartagena. En las Relaciones de Felipe II de Chinchilla leemos: «No se aya qujen la aya fundado sjno fue Ercules el Grande que entro en Espanna por Cadiz que agora se dice Gibraltar y puso las colunas donde havja de ser Sevjlla y llego a Merida y la fundo […] y dende la mjsma Mérida vjno poblando hasta Cartagena; y dende la misma Merida, hizo vna calçada hasta la dicha Cartagena que es de anchura de vn camino de carros poco mas, y esta hizo Ercules vjniendo dende Merida a Cartaxena y de trecho que sera como una legua cada trecho ponia quatro pilares levantados como de estado y medio de altos cada vno sobre la tierra, ...» (Cebrián et al. 1992: 116). El canónigo Lozano, en su obra Bastitania y Contestania del Reino de Murcia, también lo tenía claro: «Todos ven, que llamar camino de Hércules la calzada, -es fabula... de los tiempos de antaño» (Lozano [S.A.]: 22). ¿Es el trazado mesetario de la Vía de los Vasos de Vicarello una vía augusta?
Recapitulando, al trazado de la Vía Augusta Bética, caben dos grandes opciones para unirla con la Vía Augusta litoral: el trazado por Libisosa de los Vasos de Vicarello y el trazado por Lorca y Cartagena reflejado en el Itinerario de Antonino. Tomada la Vía de los Vasos de Vicarello en sentido Roma, nadie duda que el trazado bético y el trazado costero que asciende por el litoral desde Valencia a los Pirineos admite el calificativo de Vía Augusta. Si no hay problema en identificar Vía Augusta y Vía de los Vasos de Vicarello para el tramo al norte
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de Valencia y al sur de Cástulo. ¿Podemos llamar Vía Augusta a la ruta definida en los Vasos de Vicarello entre estas dos ubicaciones? Autores como Roldán Hervás: Itineraria Hispánica y otros de recientes obras importantes (Corzo Sánchez y Toscano San Gil: Las Vías Romanas de Andalucía) identifican Vía Augusta y Vía de los Vasos de Vicarello: «las 44 estaciones de los Vasos de Vicarello desde Gades hasta Iuncaria… corresponde en su totalidad a la citada Vía Augusta…» (Roldán 1975:, 153). También en el 2000, Morote et al consideran que en Ad Tvrres (y en sentido sur) «la calzada se divide en dos, una en dirección a Carthagine Spartaria por Ad Ello (Itinerario de Antonino) y la otra hacia Castvlo por Ad Aras (Vasos de Vicarello) tres millas más al sur de Ad Tvrres ( Morote at al 2000: 52). Para ellos, en Ad Tvrres «se divide la Vía Augusta en dos tramos…» ( Morote et al 2000: 55). Autores como Sillières niegan el calificativo de augusta a la vía de Cástulo a Saetabis. En el otro extremo, Gonzalo Arias lo que niega es el calificativo de Augusta a la vía por Lorca y Baza; repitió frecuentemente que «ni en las fuentes antiguas ni en los miliarios, ni en la geografía, ni en las fuentes árabes, hay razón alguna para colgar la etiqueta «Vía Augusta» a los tramos de la ruta antoniniana A2 desde Adello hasta Castulone» (Arias 2001: 25). En la obra colectiva Tabvla Imperii Romani (Unión Académica Internacional) (VVAA 2001) se asume el calificativo de Augusta tanto para el tramo mesetario como apara el tramo antoniniano: que una mansio de la Vía de los Vasos de Vicarello; la Ad Palem (identificada como Cerro de los Santos) es una «Mansio de la Vía Augusta» (VVAA 2001: 68). Libisosa es también «Mansio de la Vía Augusta» (VVAA 2001: 218). Pero también Eliocroca (Lorca) es «Mansio de la Vía Augusta» (VVAA 2001: 172) Si a esto unimos la existencia documentada de las vías Augustas del Interior (como las llama Lostal Pros), hemos de sostener, con Herrmann, que «En Espagne Via Augusta serait mentioné sur certaines bornes; cependant ce nom aurait été donné ‘à tout un réseau de chemins principaux’… Via Augusta puorrait donc se référer à n’ importe quel empereur et être synonyme de grande route» (Herrmann 2007: 72). Por todo ello, no parece pertinente privar del calificativo de augusta al tramo mesetario de la vía de los Vasos de Vicarello. Ni tampoco a la Vía antoniniana por Baza y Lorca
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5. CONCLUSIONES 5.1. Nomenclatura viaria antigua. Nombres propios. Nombres comunes Creemos que en demasiadas ocasiones existe una escasa adecuación entre la nomenclatura que aparece en la literatura crítica y la realidad de lo que nos ofrecen las Fuentes clásicas. Hemos descrito lo que calificamos como neologismos viarios (el «Ab Emérita Asturicam» de Roldán Hervás) y también lo que consideramos como un ejercico de constructivismo: idear —y nominar— caminos deduciéndolos de los listados de ciudades del Anónimo de Rávena (el «Item ab Compluto ad Libisosa» de Fuentes et alii). Nos parece preferible evitarlos. Hemos visto cultismos como hablar de la «Vía XXXI», formulación que carece de fundamento —si nos atenemos al creador (Saavedra) de esta numeración de las vías del Itinerario para la parte hispana. Sobre denominaciones con nombre propio, hemos cuestionado la creencia en «una» Vía Augusta hispana. Queda la obviedad de que la mención epigráfica en los miliarios a que se trata de una vía augusta no pude referirse a una vía con una unidad de concepción. No se puede tratar de una misma vía la pasa por Huesca y la que pasa por Córdoba. Incluso tratando de vías, creemos que el adjetivo «augusto, augusta» conviene en realidad a cualquier emperador. Tenemos en Hispania el ejemplo del uso epigráfico de este adjetivo en la «Vía Domitiana Augusta». También el empleo como adjetivo en el caso, también epigráfico, de la «Vía Augusta Militaris». Más que el afán «nominador» de tintes cultistas o constructivistas, nos parece más razonable el modo de nominar los trayectos viarios de Castilla y León que ha usado Isaac Moreno (www.viasromanas.net): identificando nominalmente cada trayecto con solo señalar una ciudad de origen y otra de destino, al modo como hace —por cierto— el Vaso 4º de Vicarello, que fragmenta ciertos tramos de la vía haciendo omisión de nombres propios.
5.2. El nombre del tramo mesetario del sector hispano de la Vía de los Vasos de Vicarello Si, siempre dentro del ámbito hispano, aceptamos que no hay problema en identificar la Vía Augusta con la Vía de los Vasos de Vicarello en el tramo al norte de Valencia y al sur de Cástulo, ¿podríamos llamar Vía Augusta a la ruta definida en los Vasos de Vicarello, que une más directamente por un terreno favorable estas dos ciudades? Hay algunos autores que no lo aceptan. Es el caso de Sillières, quien niega el calificativo de Augusta a la Vía de Cástulo a Saetabis. En el otro extremo, Gonzalo Arias —a la inversa— repitió frecuentemente que
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no se puede denominar «Augusta» a la vía por Lorca y Cartagena: «ni en las fuentes antiguas ni en los miliarios, ni en la geografía, ni en las fuentes árabes, hay razón alguna para colgar la etiqueta «Vía Augusta» a los tramos de la ruta antoniniana A2 desde Adello hasta Castulone» (Arias 78: 25). Si nos centramos en el más certero de los datos —la epigrafía miliaria— es posible ver que en la obra de Lostal se aprecia que los miliarios de la época de Augusto se concentran en el mismo trazado que Sillières asigna como Vía Augusta (Lorca, Baza, etc.). Sin embargo, en ellos no aparece inscrita esa denominación de Vía Augusta. «Los miliarios augusteos del convento cartaginense obedecen a una ordinatio que suprime el nombre de la vía» (Lostal 1992: 17). Lostal, como hemos visto, habla de muchas vías augustas: «la Vía Augusta bética (Ab Iano ad Oceanum), continuación de la Vía Augusta litoral» (ibidem: 9). También señala que Augusto «construye la vía legionaria entre Cesaraugusta y Pompaelo, la Vía Augusta del interior hacia Asturica y Bracara, la Vía Augusta litoral hacia Cástulo y la Bética… La Vía Augusta litoral se continuará en la Bética bajo el nombre Ab Iano ad Oceanum, en algún caso llamada también Vía Augusta Militaris» (ibidem: 269). Así pues, está claro que reciben el nombre de Vía Augusta tramos de vías por Huesca y Lérida que nada tiene que ver con el modo de llegar una supuesta «única» Vía Augusta a la Bética. Es decir, tan «Vía Augusta» puede ser la que pasa por Cartagena, como la que pasa por Lezuza. Así como lo es la que pasa por Pompaelo. Por ello, resulta consistente elegir esa denominación de «Augusta» para todo el tramo del itinerario de los Vasos de Vicarello, como ya hacía Roldán Hervás (Roldán 1975: 153). También Lostal, en esta misma línea, dice que «esta vía formaba parte del conjunto de Vías Augustas con las que se designa la labor constructora de este emperador, rehaciendo y ampliando la estructura vial republicana» (Lostal 1992: 18). Posiblemente el punto de abordaje, por lo que respecta al tramo mesetario de la Vía de los Vasos de Vicarello, no sea dirimir si es o no es «la Vía Augusta», sino si es o no es «una Vía Augusta». Es decir, ya que hemos comprobado que no hay una sola Vía Augusta (desdoblada o no), se trataría más bien de considerar la referencia a «augusto-a» como calificativo y no como sustantivo. Apoyando esta noción de Vía Augusta en Hispania está el evidente servicio que la ruta de los Vasos de Vicarello hubo de prestar a los vehículos del cursus publicus. En este sentido, la fundación de la Colonia Libisosa apoya inequívocamente el que sea una Vía Augusta. Aunque, por lo mismo, nada obsta para que también sean «Vías Augustas» otras que comunican la Bética con Cartago Nova por Lorca y Guadix. Es por ello que, a nuestro juicio, todo el tramo hispano descrito en los Vasos de Vicarello debe ser entendido como «Vía Augusta». También señalaremos que preferimos esta denominación para el tramo
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castellano-manchego de la Vía de los Vasos de Vicarello, con preferencia sobre los más cuestionados de Vía Heráclea o Camino de Aníbal. Esta última denominación resulta incorrecta porque, como ya apuntamos, el Camino de Aníbal «es un nombre popular documentado tan solo en la travesía de Sierra Morena. Es Sillières quien, identificándolo con la ruta de los Vasos de Vicarello, extiende la denominación al trayecto Cástulo-Saetabis» (Arias 1991: 22). De hecho, el propio Sillères ya advierte que «il faut constater qu’il ne se rencontre que dans la traversée de la Sierra Morena, aux environs de Castellar de Santisteban» (Sillières 1990: 220). Parece improbable que la Administración romana republicana otorgara o consintiera después de la Tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.) que la vía recibiera oficialmente tal nombre. Y, aún aceptando que hubiera existido durante algún tiempo tal denominación entre la población, es bastante inconcebible que haya existido una continuidad en la transmisión oral del topónimo desde el siglo II a.C. hasta el siglo XIX. Por eso Sillières es muy claro: «Aussi faut sans doute se résigner à ignorer le nom antique de la vieille voie républicaine qui joignait la côte méditerranéenne au Guadalquivir par le Saltus castulonensis» (Sillières 1977: 39). No es posible matizar estas contundentes palabras de Sillières. La denominación de «Vía Hercúlea» también resulta —como hemos visto— inadecuada, a pesar de que se trata de una denominación asumida por muchos autores (incluidos los académicos españoles del XIX). Así, Martín Jiménez Cobo aclara sin ambages que «el nombre de Vía Heráclea o Hercúlea no tiene fundamento en fuentes antiguas aplicado a la red hispana» (Jiménez 2001: 105). En la misma línea, Enrique Gonzalbes opina que «no es segura la denominación de Vía Heráclea, pues este nombre sólo está documentado en el paso por los Alpes en Mont Genèvre» (Gozalbes 1986: 41). Tampoco existe una tradición erudita unívoca que sustente esta denominación para el tramo que estudiamos. Por ejemplo, en fuentes documentales encontramos la Vía Heráclea identificada con un trazado entre Mérida y Cartagena. Concluyendo: acerca de la nominación de «Heráclea» para esta vía volvemos a citar a Sillères, para quien no hay sombra de duda: «cette dénomination ne repose pourtant sur rien» (Sillières 1977: 38). Propugnamos la desaparición de las menciones a «la» «Vía Augusta» en Hispania, en singular y como nombre propio. Las referencias a Vía Augusta, al igual que «término augustal», desbordan la referencia temporal a Octavio Augusto y no pueden referirse a una persona, sino a un calificativo genérico empleado para titulizaciones asignables a emperadores posteriores a Augusto. Así, el tarmo mesetario del sector hispano de la Vía de los Vasos de Vicarello es una «vía augusta».
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NOTAS 1.- Con pocas variaciones, constituyó una Comunicación al XI Congreso Internacional de Caminería Hispánica, celebrado en Madrid, en el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, entre el 25 y el 29 de junio de 2012. 2.- Una carretera es una infraestructura de transporte cuya finalidad es permitir la circulación de vehículos en condiciones de continuidad en el espacio y el tiempo, con niveles adecuados de seguridad y comodidad. El Firme es la superestructura de una carretera: conjunto de capas ejecutadas con materiales seleccionados, colocados sobre la explanada para permitir la circulación en las debidas condiciones de seguridad y comodidad. http://www.wikivia.org/wikivia/index.php/Firme_(vial%C3%A9xico). (Consultado 10-01-2012) 3.- El título del documento «no se aplica en realidad más que a la sección de la obra que refleja el viaje de Caracalla» (Berchem 2002: 35). Se supone redactado entre 280 y 290 sobre la base de «los edictos sobre la annona de los ejércitos, acumulados en los archivos de la prefectura del pretorio», «así se explica que se hayan reunido esos itinerarios, cada uno de los cuales equivalía a una lista de mansiones ya acondicionadas. Se las clasificó en un orden relativo, ajustándolas de un modo sumario unos a otros…
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Este trabajo de coordinación ocultó el carácter original del documento y le confirió a ojos modernos un falso aire de guía. Por último, cuando hubo que dar un título a la compilación, se recogió el del edicto de Caracalla, el más antiguo y más famoso, bautizándose así el conjunto: Itinerario del Emperador Antonino» (Berchem 2002:24). Una guía de caminos de fecha más reciente, el Itinerario de Burdeos a Jerusalén, contiene listas más numerosas de localidades para los mismos trayectos. Además distingue en civitates, mansiones y mutationes, siendo estas últimas simples paradas de posta. Comparando ambos documentos, se comprueba que el Itinerario de Antonino cita tan solo las civitates y las mansiones, ignorando las mutationes» (Berchem 2002: 20). «La mansio es en el siglo IV una estación del fisco (existen pesas a disposición de los contribuyentes y recaudadores». «Lo que determina el emplazamiento de una mansio es la presencia de una comunidad de contribuyentes; constituyen la reserva sobre la que viven el ejército y, en definitiva, todos los servicios públicos, casi todas ellas dotadas de fortificaciones en el siglo III, constituyendo puestos estables de «beneficiarii», no solo para la defensa de la estación sino también para la coacción sobre los habitantes del país (Berchem 2002: 24)». 4.- «Si Domiciano en el año 87 mandó construir una nueva calzada en la provincia o acondicionar una preexistente (o hizo conmemorar la terminación de las obras en ese año con la erección de miliarios), habrá que pensar a priori que ésta no fue trazada en una zona muy alejada de la vía Augusta, sino que empalmaría con aquélla, aunque —al contrario de lo que ocurría con algunas calzadas en el noreste hispano que de la vía Augusta llevaban al interior— no fuera considerada como una parte integrante de ella, porque, de no ser así, su nombre probablemente habría sido vía Augusta Domitiana» (Stylow et alii. 2004: 427). 5.- De este trayecto trata Sillières en su obra Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, Bordeaux, 1990. También en «Le Camino de Aníbal. Itinéraire des gobelets de Vicarello de Castulo à Saetabis », Mélanges de la Casa de Velázquez, XIII, 1977 y en »Voies romaines et contrôle de l’Hispanie à l’époque républicaine: l’exemple de l’Espagne ultérieure », en Defensa y territorio, en Hispania de los Escipiones a Augusto (Madrid, 2001). Otros autores que tratan esta vía han sido Gonzalo Arias: «Repasando el ‘Camino de Aníbal’», en Miliario Extravagante, 35. También en «La ruta de los Vasos Apolinares: Una propuesta de turismo cultural», en V Congreso Internacional de Caminería Hispánica, Valencia, julio de 2000. Juan Blánquez Pérez, con «La Vía Heraklea y el Camino de Aníbal. Nuevas interpretaciones de su trazado en las tierras del interior», en Simposio sobre la red viaria en la Hispania romana, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1990. Martín Jiménez Cobo (1992) «La vía Cástulo-Saetabis», Actas del I Congreso Internacional de Caminería Hispánica. Tomo I y (2001) «La vía romana Cástulo-Saetabis», en Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, Julio/Diciembre 2001-Nº 179. Mariano Sanjuan y Moreno (1.909) Santisteban del Puerto y su comarca: datos históricos. Madrid. Manuel
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Góngora Martínez, Viaje literario por las provincias de Jaén y Granada. Manuscrito de la Real Academia de la Historia, leg. 9-5359, (comunicación elevada a la R.A.H., firmada el 12-2-1860). Finalmente mencionaremos a Rafael Martínez de Carnero, del quien más adelante trataremos de sus mapas y memoria de 10-03-1859. 6.- Es decir, con César y Augusto tiene lugar una reordenación del control político del territorio: Después de Munda, el dictador reparte castigos y favores que transforman el panorama político de la España meridional. Las poblaciones que abrazaron el partido pompeyano serían en su mayoría castigadas : Córdoba, Munda y Carteia. La primera sufrió la transformación en Colonia Patricia. Munda fue enteramente destruida y desapareció. Carteia declina también desde entonces (Sillières, 2003, 34). Por el contrario, otras poblaciones reciben importantes favores, entre ellas, Hispalis, Hasta Regia, Gades y Cartago Nova. A lo que se añade la fundación de otras colonias (Sillières, 2003 36). Además, la colonización había sembrado nuevos centros de poder romano entre la costa mediterránea y el valle del Guadalquivir que debían articularse con esta nueva ruta, la que Sillières llama vía Augusta (por Castulo, Lorca y Cartagena) 7.- «Arrecife»: Madoz voz Almagro: «Caminos: Todos son de ruedas, pero como no tienen arrecife se ponen en mal estado en tiempos lluviosos». Covarrubias p. 147: «Arrazife: Camino de calçada que va empedrado, como antiguamente avía muchos en España hechos por los romanos, como el camino que llaman de la plata. Es nombre arábigo, y dize el padre Guadix que racif en arábigo es lo mesmo que calçada. Juan López de Velasco, razif, calçada.» Y p. 151 «Arecife: Es calçada o camino empedrado». Y en p. 267: «Calçada: Camino empedrado y levantado en alto, para poder caminar por los lugares pantanosos destas calçadas. Ay algunas en España del tiempo de los romanos, y otras se han hecho después. Obra necesaria para poder tener trato y comercio en todos tiempos unos lugares con otros. Dize el romance viejo: ‘Héle, héle por do viene / el moro por la calçada’. Lugares ay algunos que se llaman Calçada y Calçadilla, y linages que se dizen Calçada. Algunos piensan averse dicho calçada quasi calle alçada.Otros la deduzen a calcando, porque está muy hollada de los pasageros; y finalmente porque aquel camino se calça con piedras.» Arrecife en la RAE significa en su acepción primera «Calzada, camino afirmado o empedrado, y, en general, carretera».
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LOS CASOS GRAMATICALES EN LOS VASOS DE VICARELLO Y OTRAS FUENTES ITINERARIAS
Jesús Rodríguez Morales
1.- LOS VASOS. ORIGEN Y FECHA Los vasos llamados Poculi Apollinares o Vasos de Vicarello fueron des cubiertos en 1852, cuando el edificio antiguo del establecimiento termal de Vicarello fue demolido para construir uno más moderno (Gasperini, 2008, p. 92).
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Il. 1: Vasos de Vicarello en el Museo Nazionale Romano
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Entre los objetos votivos que obstruían la fuente había miles de monedas y también diversos objetos de metal, entre ellos cuatro con forma de vasos de viaje, en los que estaban grabadas las mansiones del itinerario de Cádiz a Roma (Marchi, 1852). Mientras el hallazgo de los tres primeros vasos se conoce desde el principio, el cuarto no salió a la luz hasta 1863 (Garrucci, 1864, p. 176). Los vasos tienen una altura entre 95 a 153 mm y su forma cilíndrica es similar a la de un miliario. En cada uno y en cuatro columnas, están grabadas las 104 estaciones de la ruta entre Gades y Roma. La teoría tradicional sobre su origen afirma que los poculi, vasos de viaje, fueron encargados por un personaje que debía afrontar un largo viaje desde Gades a Roma y que, una vez llegado a Roma quiso dirigirse, tras un día de camino, a la estación llamada Aquae Apollinares Novae para una estancia de cura balnear. A la vista de la curación obtenida, quiso agradecérselo, donándole sus espléndidos vasos de viaje, que había utilizado no sólo para beber, sino también para consultar —como un mapa viario— el largo itinerarium de Gades la Urbs.Estos vasos, seguramente réplicas miniatura de un miliario, erigido en Gades como lo había sido el miliarium aureum en Roma (Marchi, 1852) fueron fabricados en una officina gaditana. Se fecharían en época de Augusto, siendo los tres primeros un poco anteriores al cuarto (Heurgon, 1952). Hasta aquí la teoría tradicional. En la actualidad esta fecha temprana se está poniendo en cuestión con argumentos muy solventes. La fecha de los vasos se podría retrasar a finales del siglo III o principios del IV, siendo el cuarto el más antiguo de ellos (Schmidt, 2011: 76).
2.- OTRAS FUENTES QUE SE PUEDEN COMPARAR CON LOS VASOS Vamos a comparar las vías por las que transcurre el itinerario de los Vasos de Vicarello con otras fuentes que describen los mismos caminos. Este trabajo ya fue realizado hace siglo y medio (AURÈS, 1868)
2. 1. Itinerarium imperatoris antonini augusti o Itinerario de Antonino El llamado Itinerario de Antonino es una recopilación de rutas del Imperio Romano que parece datar de tiempos de Diocleciano (280-300), y estar conectado de alguna manera con la reorganización de la annona militaris, aunque aprovecha elementos quizá de un siglo antes, como algunos de los viajes de Caracalla (214-215), al que quizás se refiere el nombre. Quizás el problema principal del estudio del Itinerario de Antonino es precisamente el de averiguar su finalidad y circunstancias de elaboración. La posición que hoy por hoy tiene más visos de realidad es la que mantuvo por primera vez Van Berchem en los años 30 —y que ha difundido Gonzalo Arias entre nosotros— (Van Berchem, 1937 y 1974; Arias Bonet, 1989). Al estudiar la annona y sus mecanismos Van Berchem se dio cuenta de que algunas de las rutas más importantes del Itinerario coincidían con viajes de emperadores constatados por las fuentes. El Itinerario no sería sino una recopilación de rutas y trayectos de finalidades diversas, conservadas en los archivos oficiales, de edictos para preparar viajes de emperadores o altos funcionarios y de expediciones de tropas encargadas especialmente de recaudar el impuesto de la annona.
2. 2. Itinerarium Hyerosolymitanum et Burdigalense o Itinerario de Burdeos a Jerusalén
Il. 2: Itinerario de los Vasos de Vicarello
A favor de esto está, para mí, la paleografía y su parecido formal y decorativo al missorium de Teodosio, obra de finales del siglo IV d. C. De la toponomástica y su parecido a la de documentos tardíos como el Itinerario de Antonino y el Itinerarium Burdigalense vamos a tratar en este artículo.
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El Itinerarium Hyerosolymitanum et Burdigalense (Cuntz,1929; Elsner, 2000) o Viaje de Burdeos a Jerusalén es más completo de los itinerarios antiguos, pues incluye civitates, castella, mansiones y mutationes, con una precisión en la distancia de hasta media milla, utilizando la legua como unidad de medida en las 14 primeros transcursos galos, entre Burdigala y Tholosa. Está fechado con precisión en el año 333 d.C. y, aunque sólo se ha conservado en dos manuscritos, existen tan pocas diferencias que se puede afirmar que lo que tenemos es muy cercano al original. El viaje de ida que hizo el desconocido peregrino le llevó de Burdigala a Jerusalén y el de vuelta de Jerusalén a Milán, por Heraclea, Aulona y Roma. Tiene mucho interés, por ser la más precisa de las fuentes itinerarias antiguas y como elemento de comparación con otras fuentes del mismo tipo, como el Itinerario de Antonino, el Ravenate, los Vasos de Vicarello o la Tabula de Peutinger, con los que coincide en algunos tramos.
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II. 3: Ruta del Itinerario Burdigalense
2. 3. La Tabula Peutingeriana o Mapa de Peutinger
2. 4. Ravennatis o Anónimo de Rávena
La Tabula Peutingeriana es una copia medieval —de los siglos XII-XIII— de un mapa antiguo, posiblemente romano. Se llama así por su descubridor Konrad Peutinger, que lo encontró en 1508 en la catedral de Worms, y hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de Viena. Es un rollo de pergamino de 0,34 m de alto y 6,75 m de largo, que fue dividido en 12 o 13 hojas o segmentos para su mejor conservación. Las cuatro primeras hojas conservadas muestran el mismo espacio geográfico que recorre la ruta de los Vasos de Vicarello.
La Cosmografía del Anónimo de Rávena (Pinder y Parthey, 1860) fue escrita, entre el 670-700 d.C., por un geógrafo anónimo que vivía en esa ciudad del NE de Italia. Esta fuente se presenta en forma de listas de ciudades, que a veces delinean rutas. El autor del que copia el cosmógrafo, muy probablemente Castorio, como afirma la propia fuente, procede de una manera confusa en la identificación de mansiones, mutationes y civitates, que se presentan con muchísimos errores de transmisión textual. La mayoría de los datos de esta fuente parecen estar recogidos del Itinerario de Antonino y de un mapa similar a la Tabula de Peutinger.
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3.- COMPARACIร N DE LAS FUENTES ITINERARIAS. RUTA DE GADES A ROMA VICARELLO II Ad Portum Hasta Ugia Orippo Hispalim Carmone Obucla Astigi Ad Aras Corduba Ad Decumo Ad Lucos Uciese Ad Novlas Ad Aras Ad Morum Ad Solaria Mariana Mentesa Libisosa Parietinis Saltigi Ad Pale Ad Aras Saetabi Sucrone Valentia Sagynto Ad Novlas Ildum Intibili Dertosa Sub saltu Tarracone Palfuriana Antistiana Ad Fines Arragone Praetorio Siteras Aquis Voconi Gerunda Cilniana Iuncaria In Pyreneo Ruscinne Combusta Narbone Baeterras Cesserone Foro Domiti Sextantio Ambrussum
VICARELLO III
XXIIII XVI XXVII XXIIII IX XXII XX XV XII XXIII X (1) XVIII XVIII XIII XIX XXIIII XVIIII XX XX XXVIII XXII XVI XXXII (1) XXII XXVIII XV XX XVI (9( XXIIII XXII XXIIII XXVII XXXVII XXI XVI XV XVII XX XVII (1) (7) XV (10) XV (9) XII XI (9) XV XVI (9) XXV (8) VI (1) (7) XXXII XVI XII XVIII XV (8) XV
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Ad Portum Hasta Ugia Orippo Hispalim Carmone Obucla Astigi Ad Aras Corduba Ad X Ad Lucos Uciese Ad Novlas Castulone Ad Morum II Solaria Mariana Mentesa Libisosa Parietinis Saltigi Ad Pale At Turres Saetabi Sucrone Valentia Sagunto Sebelaci Ildum Intilibi Dertosa Tria Capita Sub Saltu Tarracone Palfuriana Antistiana Ad Fines Arragone Praetorio Saeterras Aquis Voconis Gerunda Cinniana Iuncaria In Pyrenaeo Ruscinone Combusta Narbone Baeterra Cesserone Foro Domiti Sextantione Ambrussum
VICARELLO IIII
XXIIII XVI XXVII XXIIII IX XXII XX XV XII XXIII X XVIII XVIII XIII XIX (10) XVIIII XIX XX XX XXIIII XXII XVI XXXII (1) XXV XXV XVI XX XVI XXII XXIIII XXIIII XXVII XVII XX XXV XVI XIII XVII XX XVII (1) (7) XV XV XII XII XV XVI XXV VI (1) (7) XXXIIII XVI XIII XVIII XV XV
Ad Portu Hasta Ugiae Orippo Hispali Carmone Obuclae Astigi Corduba Ad Decumum Epora Uciense Ad Novlas Ad Aras Ad Morum Ad Duo Solaria Mariana Mentesa Libisosa Parietinis Saltigi Ad Palae Turre Saetab Saetabi Sucrone Valentia Sagunto Ad Nova Ildu Intibili Dertosa
BURDIGALENSIS
XXIIII (9) XVI XXVII (2) XXIIII VIIII (4) XXII XX (2) XV XXXV X XVIII (10) XVIII (9) XIII XXIIII XVIIII XVIIII XX XX XXVIIII XXII XVI XXXII (4) XXV (10) XXV XVI XX XVI XXIIII (5) (9) XXII (9) XXIIII XXVII
Sub Saltu XXXVII Tarracone XXV Palfuriana XVI Antestiana XIII (9) Ad Fines XVII Abragone XX (9) Ad Praetorium XVII Baeterras XVI (9) Aquas Voconias XV (10) Gerunda XII Cinniana X Iuncaria XII Summo Pyrenae XVI (10) Ruscinone XXV Ad Commusta VI (9) Narbone XXXIIII Baeterras XVI Cessirone XII (9) Frontiana X Foro Domiti VIII Sextantione XV Ambrusio XV (1)
Civitas Narbone Civitas Beterris Mansio Cessarone
XV XVI XII
Mutatio Foro Domiti Mutatio Sostantione Mutatio Ambrosi
xviii xv XV
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(En negrita, posibles errores. La explicación de los números entre paréntesis en la sección 4.2) ANTONINO Portu Gaditanu Hasta Ugia Orippo Hispali VIIII Carmone Obucula Astigi Ad Aras Corduba
TABULA
RAVENNATIS
XXVI XVI XXVII XXIIII
Portum Asta Ugium Oripon Hispalis Carmone Obucula Astigin
XXII XX XV XII XXIIII
Corduba
Nodensia Nobiam Catulune Morum Solaria Marimona Libisosia Parietinis Saltici Ad Putea
Sucronem Valentia Saguntum Sebelaci Ildum Intibili Dertosa Traia Capita Oleastrum Terraconem Palfuriana Antistinana Fines Barcelone Praetorio Seterras XV Aquis Voconis Cinniana Iuncaria Summo Pyrineo Ruscione Combusta Narbone Beterris Cesserone
XXII XVI XXXII
Saltis Puteis Turres Setavum Portum Sucrune Valentia Seguntum
XXXII XX XVI XXII XXIIII XXIIII XXVII XVII XXIII XXI XVII XIII XVII XX XVII XV XXIIII XV XVI XXV VI XXXIIII XII XII
Hildum Dertusa Orea Capita
Voconi Gerunda Celniana Iuncaria In Summo Pyreneo Ruscione
XII XII XV XII VIIII XXIII
Narbone Beteris Cesserronne
XXI XII XVIII
Foro Domitii Sertatione Ambrusium
XV XX XV
Tarsagona Palturia Antistiana Fines Barcelona / Arragona Pretorium Steras Aquis Vuconis Gerunda Cinmana Iuncaria Pyreneum Ruscinone / Ruscilone Combusta Narbone Beterris / Beteroris
VICARELLO I Ad Portum Hastam Ugiam Orippum Hispalim Carmonem Obuclam Astigim Ad Aras Cordubam Ad Eporam Uciesem Ad Novlas Castulonem Ad Morum II Solaria Mariana Mentesam Libisosam Parietinis Saltigim Ad Palem Ad Aras Saetabim Sucronem Valentiam Sagyntum Ad Novlas Ildum Intibilim Dertosam Sub Saltum Tarraconem Palfurianam Antistianam Ad Fines Arragonem Semproniana Seterras Aquis Vocontis Gerundam Cilnianam Iuncariam In Pyraeneum Ruscinonem Combusta Narbone Baeterras Cesseronem
XXIIII XVI XXVII XXIIII VIIII XXII XX XV XII XXIII XX XVII XVIII XIII XIX XXIIII XIX XX XX XXIIII XXII XVI XXXII XXII XXVIII XVI XX XVI XXIIII XXII XXIIII XXVII XXXVII XXV XVI XIII XVII XX VIIII XXIIII XV XII XII XV XVI XXV VI XXXII XVI XIII
Sextantione Foro Domiti Sextantione Ambrussum
26
XVIII XV XV
El Nuevo Miliario
Forum Domiti Sextantionem Ambrussum
XVIII XV XV
Nº 15, Marzo 2013
VICARELLO II Nemauso Ugerno Ernagini Clanum
VICARELLO III XV XVI VIII (2) VII
Nemauso Ugerno Arelata Ernagino Clanum
VICARELLO IIII XV XV VIIII VII VIII
Nemauso Ugerno
BURDIGALENSIS XV XVI
Traiectum Rhodani S Glano
XI (1) (9)
Cabellione
XII
Cabellione XII
Ad Fines
XII
Ad Fines
XII
Apta Iulia
X
Apta Iulia
X
Apta Iulia
XXII
Catulacia
XII (9)
Catuiacia
XII
Catuiacia
XII
XVI
Alaunium
Alaunio
Segusterone
Alabonte
XVI
XXIIII
XVI
Vappinquo XVIII
Alaunio
Segusterone
Cabellione XII
XXIIII
Alabonte
XVI
Vappinco
XVIII (9)
Caturigomagi Eburoduno Rama Brigantio Gruentia Goesao
XII (4) XVIII XVII XVIII VI (10) V (5) (9)
Caturigomag Eburoduno Rama Brigantio Summas Alpes Gaesaone
XII XVII XVII XVIII VI V
Segusio Ocelo
XXIII (8) XX
Segusione Ocelo
XXIIII XX
Taurinis
XX
Taurinis
XX
Quadratis
XXIIII (6)
Quadrata
XXIII
Rigomagi
XIII (2)
Rigomago
XVI
Cuttias Laumellum
XXIIII (1) (9) XII
Cuttiae Laumello
XXIIII (2)(9) XIII (1)
Ticinum Lambrum Placentia
XX XX XVI
Ticino Lambrum Placentia
XXI (1) XX XVI
Florentia
XVI
Florentia
Parma Regio Lepidi
XXV XVIII (10)
Nº 15, Marzo 2013
XV
Segusterone
Alabonte
Vappinquo Caturigomago Eboroduno Rama Brigantione Druantio Tyrio In Alpe Cottia XXIIII Ocelo Ad Martis Ad Fines Augusta Taurin Quadrata
XVI (3)
XXIIII
XVI
XVIII XII XVII (9) XVII XVIII (8) VI V
XX XXIII XXXX XXIII (10) XXIII
Rigomago XIII Cuttias Laumellum Ticinum Lambro Flumen Placentia
XXIIII (1) (9) XII XXI XX (1) XVII
Florentia
XV
Parma
XXV
Parma
XV
Lepido Regio
XVIII
Regio
XVIII (10)
Ciuitas Nemausio XV mutatio ponte aerarium milia xii ciuitas arelate milia viii Mutatio arnagine milia viii mutatio bellinto milia x ciuitas auenione milia v mutatio cypresseta milia v ciuitas arausione milia xv mutatio ad letoce milia xiii mutatio nouem craris milia x mansio acuno milia x mutatio bantianis milia xii mutatio vmbenno milia xii ciuitas valentia milia viiii mutatio cerebelliaca milia xii mansio augusta milia x mutatio darentiaca milia xii ciuit dea vocontiorum mª xvi mansio luco milia xii mutatio vologatis milia viiii Mutatio cambono milia viii mansio monte seleuci mª viii mutatio dauiano milia viii mutatio ad finem milia xii mansio vappinco milia xi Mansio Catorigas XII Mansio Ebreduno XVI Mutatio Ramae XVII Mansio Byrigante XVII Inde ascendis Matronam Mutatio Gesdaone X mansio ad marte milia viiii ciuitas segussione milia xvi Mutatio ad duodecimum mª xii mansio ad fines milia xii mutatio ad octauum milia viii Ciuitas Taurinis VIII mutatio ad decimum milia x mansio quadratis milia xii mutatio ceste milia xi mansio rigomago milia viii mutatio ad medias milia x mutatio ad cottias milia xiii mansio laumello milia xii mutatio duriis milia viii ciuitas ticino milia xii ciuitas placentia mutatio ad fonteclos milia mansio fidentiae milia mutatio ad tarum milia ciuitas parme milia mutatio canneto milia ciuitas regio milia
El Nuevo Miliario
xii viii viii vii viii x
27
ANTONINO
TABULA
Nemausum
XV
Arelate Ernagino Glano
VII XII
Glano
XII
XVI
Cavalline
XV
Cabellionem
XII
XII
Ad Fines
X
Apta Iulia
X
Apta Iulia
XII
Aptam Iuliam
XII
Catuiaca
XII
Catuiacia
XVI
Catuiaciam
XII
Alauinio
XVI
Alaunio
XIIII
Alaunium
Segusterone
XVI
Segusteronem
XVI
Alabontem
XVI
Bapincae
Vappincum
XVIII
Canduribagus Ebruduno Rama Britantione Alcacothin Gessabone
Caturigomagum Eburodunum Ramam Brigantium Druantium
XII XVIII XVII XVIII XI
Fines
Segusterone
XXIIII
Alabonte
XVI
Alabonte
Vapincum
XVIII
Vapincum
Caturrigas Eburoduno Ramae Brigantione
XII XVII XVIII XVIII
Catoritomagum Eburuno Rama Brigantium Alpe Cottio Sedaone
XV VIIII VIIII
VI XIII XVII XVIIII XVI V VII
Segusione
XXXIIII
Segusione
XXV
Fines
XXXIII
Finibus
XXII
Taurinis
XVIII
Augusta Taurino
QUADRATIS
XXIII
Quadrata
Ricomago Cottiae Laumellum
Arelaton
XXIIII XII XXII
Placentia
XV
Florentia
X
Parma
XV
Regio
XVIIII
Cutias Laumellum
XII
XV XV VIIII VI VIII
XVI
Segusionem Ocelum
XXIIII
XXIIII XXVII
Fines Staurinis
Taurinis
XX
Quadrata
Quadrata
XX
XV
Ticinum
28
XVIII
Nemausus
VICARELLO I Nemausum Ugernum Arelata Erganginum Clanum
Cabellione
Nemusu Ugerno Arelato
RAVENNATIS
Rigomagum
XVI
Costias Laumellon
Cuttias Laumellum
XV XIII
Ticinum Plambrum Placentiam
XXI XX XVI XV
Ticeno Lambrum Placentia
XXI XX
Ticinus Lambrum Placentia
Florentia
XV
Florentiola
Florentiam
Parma
Parmam
XXV
Lepidum Regium
Lepidum Regium
XVIII
Parma Lepidoregio
El Nuevo Miliario
XVII
Nยบ 15, Marzo 2013
VICARELLO II
VICARELLO III
VICARELLO IIII
Mutina
XVII
Mutina
XVII
Mutina
Bononia Claterno Foro Corneli Faventia Foro Livi
XXV X XIII X XIII
Bononia Claterno Foro Corneli Faventia Foro Livi
XXV X XIII X X
Bononia Claternas Foro Corneli Faventia Foro Iuli
Caesana
XV
Caesana
XIII
Curva Caesana
BURDIGALENSIS
XVII
XXV XI (6) (10) XIII X X (9) XIII (10)
Arimino Pisauro Fano Fortunae
XXIIII XVI IX
Arimino Pisauro Fano Fortunae
XX XXIIII VIII
Arimini Pisauro Fano Fortunae
XX (2) XXIIII VIII
Foro Semproni
XVIII
Foro Semproni
XVI
Foro Semproni
XVI
Cale Haesim Helvilium Nuceria
Mevania
XIII (1) (7) XIII XV (9)
Ad Cale Hesim Helvillu
XVIII (1) XIIII (9) X (9)
At Cale Haesim Helvillo
XVIII (1) (9) XIIII X (1)
XVIII
Nuceria
XV
Nuceria
XV
XV (9)
Maevania
XIX
Maevania
Ad Martis
XVII
Ad Martis
XVI
Martis
XVI (7)
Narnia Ocriculo
XIII XII
Ad Vicesumo Romam
XXIIII (1) XX
Nº 15, Marzo 2013
XVIIII
Narnia Ocriclo
XVIII XII (9)
Narnia Ocriclo
XVIIII XII (9)
Ad XX
XXIIII
Ad XX
XXIIII
Romae
XX (4)
Romam
XX
mutatio ponte secies mª ciuitas mutena milia mutatio victoriolas milia mutatio ad medias milia ciuitas bononia milia ciuitas claterno milia ciuitas foro corneli milia ciuitas fauentia milia ciuitas foro liui milia ciuitas foro populi milia ciuitas cesena milia Mutatio conpetu milia ciuitas ariminum milia ciuitas pisauro milia ciuitas fano furtunae mª mutatio ad octauo milia ciuitas foro semproni mª mutatio intercisa milia mutatio ad cale milia mutatio ad hesis milia mansio herbelloni milia ciuitas ptanias milia ciuitas noceria milia viii ciuitas foro flamini milia ciuitas fulginis milia ciuitas treuis milia mutatio sacraria milia ciuitas spolitio milia mutatio fani fugitiui milia mutatio tribus tabernis mª interamna milia ciuitas narniae milia ciuitas vcriculo milia mutatio aqua viua milia mut. ad vicensimum milia Mutatio rubras milia in urbe roma milia
El Nuevo Miliario
viii v iii x xv x xiii x v vi vi viii xii xxiii viii viii viii viiii viiii xiiii x vii xii iii v iiii viii vii x iii viii xii xii xii xi viiii
29
ANTONINO
TABULA
RAVENNATIS
VICARELLO I
Mutina
XVIII
Mutina
XVII
Mutina
Mutinam
XVII
Bononia Claterna Foro Corneli Faventia Foro Livi
XXV X XIII X X
Bononia Claterna Foro Corneli Faventia Foro Livi
XXV XIII XII XIII VIII
Bononia Claternum Foro Corneli Faventia Forum Iulii
Bononiam Claternum Forum Corneli Faventiam Forum Livi
XXV X XIII X X
XIII
Curva Cesena
VIII
Arimino Pisauro Fano Furtune
XXIII VIII XVI
Curva Caesana Arimino Pisauro Fano Fortunae
XX XXIIII VIII
Foro Semproni
XVI
Calle Vicus
XVIII
Helvillo Vicus
XXIII
Nuceriae Mevaniae Ad Martis Narniae
XVIII XVI XVI
Foro Semproni
Roma
30
Ariminum Pisaurum Fanum Fortunae
XX XXIIII VIII
Forum Semproni
XVI
XVI XII X
Ad Calem Hesim Helvillum
XVIII XIII X
Nucerio Camellona Mevanie
XV
Nuceriam Mevaniam
XV XIX
Ad Martis
XVI
Narniam Ocriclo
XVIII XII
Ad XX
XXIIII
XII
XXXXVII
Foro Semproni
XIII
Ad Callem Ad Hesem Halvillo
Ad Mortis
Utriculi
XII
Cesenam
Roma
El Nuevo Miliario
Martis
Romam
XX
Nยบ 15, Marzo 2013
4.- CASOS EN LOS VASOS DE VICARELLO Vamos a presentar un catálogo de las desinencias de caso empleadas en los Vasos de Vicarello. Uno de ellos, el primero, presenta todos los nombres en acusativo. En el resto hay una gran variedad. El ablativo y el locativo representarían el lugar en donde, mientras que sobre el significado del acusativo, como conocen de sobra los lectores de El Nuevo Miliario, se han presentado varias teorías.
4.1. Tabla de desinencias ABLATIVO EN –A (89) Hasta 2, 3 y 4 Ugia 2 y 3 Obucla 2 y 3 Corduba 2, 3 y 4 Epora 4 Mariana 2, 3 y 4 Mentesa 2, 3 y 4 Libisosa 2, 3 y 4 Valentia 2, 3 y 4 Dertosa 2, 3 y 4 Palfurniana 2, 3 y 4 Antistiana 2, 3 y 4 Gerunda 2, 3 y 4 Cinniana 2, 3 y 4 Iuncaria 2, 3 y 4 Combusta 2 y 3 Frontiana 4 Baeterra 3 Apta Iulia 2, 3 y 4 Catulacia 2, 3 y 4 Augusta Taurinorum 4 Rama 2, 3 y 4 Gruentia 2 Quadrata 3 y 4 Placentia 2, 3 y 4 Florentia 2, 3 y 4 Parma 2, 3 y 4 Mutina 2, 3 y 4 Bononia 2, 3 y 4 Faventia 2, 3 y 4 Caesana 2, 3 y 4 Nuceria 2, 3 y 4 Naevania 2, 3 y 4 Narnia 2, 3 y 4 Curva Caesana 4
Nº 15, Marzo 2013
ABLATIVO EN –O (69) Orippo 2, 3 y 4 Sagunto 2, 3 y 4 Praetorio 2, 3 y 4 Summo Pyrenae 4 Foro Domiti 2, 3 y 4 Sextantio 2 Nemauso 2, 3 y 4 Ugerno 2, 3 y 4 Ernagino 3 Glano 4 Alaunio 2 y 3 Vapinquo 2, 3 y 4 Caturigomago 4 Goesao 2 Segusio 2 Eburoduno 2, 3 y 4 Brigantio 2 Ambrusio 4 Tyrio 1 Ocelo 2, 3 y 4 Ricomago 3 y 4 Laumello 3 Ticino 3 Lambro flumem 4 Regio Lepidi 2 Lepidoregio 3 Regio 4 Claterno 2 y 3 Foro Corneli 2, 3 y 4 Foro Iuli-Livi 2, 3 y 4 Arimino 2 Pisauro 2, 3 y 4 Fano Fortunae 2, 3 y 4 Foro Semproni 2, 3 y 4 Helvillo 4 Oriculo 2, 3 y 4
ABLATIVO EN –E (36) Carmone 2, 3 y 4 Uciese 2 3, 4 Castulone 3 Turre Saetab. 4 Sucrone 2, 3 y 4 Tarracone 2, 3 y 4 Arragone 2, 3 y 4 Ruscinone 3 Y 4 Narbone 2, 3 y 4 Cesserone 2, 3 y 4 Sextantione 3 y 4 Cabellione 2, 3 y 4 Segusterone 2, 3 y 4 Brigantione 4 Gaesaone 3 Segusione 3
ABLATIVO PLURAL1 (8) Parietinis 2, 3 y 4 Aquis Voconis 2 y 3 Taurinis 2 y 3 Quadratis 2
AD+ ABLATIVO (8) Ad Portu 4 Ad Decumo 2 Ad Pale 2 y 3 Ad Nova 4 Ad Commusta 4 Ad Cale 3 y 42
OTRAS PREPOSICIONES + ABLATIVO (6) Sub Saltu 2, 3 y 4 In Pyraeneo 2 y 3 In Alpe Cotia 4
LOCATIVO en –I (16) Astigi 2, 3 y 4 Hispali 4 Saltigi 2, 3 y 4 Saetabi 2, 3 y 4 Intibili 2, 3 y 4 Caturigomagi 2 Ernagini 2 Arimini 4 ACUSATIVO SINGULAR ACUSATIVO PLURAL7 (8) (21) Aquas Voconias8 4 Hispalim 2 y 3 Baeterras9 2 y 4 Ildum 2 y 3 II Solaria10 3 Alaunium 4 Summas Alpes11 1 Ambrussum 2 y 3 Cuttias12 2 y 4 Clanum 2 y 3 Claternas13 4 Laumellum 2 Lambrum3 2 Ticinum 2 Hesim4 2, 3 y 4 Hervillium 2 Traiectum Rhodani5 4 Martis6 4 Romam 2 y 3 LOCATIVO en –AE (6) Ugiae 4 Ad Palae 4 Cuttiae 3 Oblucae 4 Romae 4
El Nuevo Miliario
31
AD +ACUSATIVO PLURAL (22) Ad Aras 2, 2, 3 y 4 Ad Lucos 2 y 3 Ad Novlas 2, 2, 3 y 4 Ad Solaria 2 Ad Duo Solaria 4 Ad Turres 3 Ad Fines 2, 2, 3, 3, 4, y 4 Ad Martis18 2, 3 y 4
AD + ACUSATIVO SINGULAR (7) Ad Portum14 2 y 3 Ad Decumum15 4 Ad Morum16 2, 3 y 4 Ad Praetorium17 4
Del total de 285 mansiones, 22 de ellas (el 7,7%) están en locativo y 58 (el 20,4%) en acusativo. El total de casos distintos al ablativo es el 28,1 %.
4.2. Errores en la desinencia esperada (tabla referida al capítulo 3) ERRORES
VASO II
VASO III
VASO IV
TOTAL
(1) Ablativo por acusativo
6
6
7
19
(2) Locativo por ablativo
2
1
3
6
(3) Acusativo por ablativo
0
0
1
1
(4) Locativo por acusativo
1
0
3
4
(5) Ablativo singular por acusativo plural
0
0
1
1
(6) Plural por singular
1
0
1
2
(7) Falta ad
3
2
1
6
(8) Cambio de declinación
4
0
1
5
(9) Error en la grafía
10
7
16
30
(10) Otra forma del nombre
2
1
8
11
TOTAL
29
17
42
88
Vocales: e >19 i; Cesserone> Cessirone i >20 e; Antistiana> Antestiana o >21 u; Cottias> Cuttias u >22 o; Eburoduno> Eboroduno u>23 y; Sagunto> Sagynto ae>e24; Pyraeneo> Pyreneo; Haesum> Hesim; Maevania> Mevania ae > i25; Saeterras> Siteras ae > oe; Gaesao> Goesao Consonantes: cl>26 gl; Clanum> Glano culu> clu27; Ocriculo> Ocriclo d> t; Ad Cale> At Cale ll> li; Helvillum> Helvilium m> #28; Ad Portum> Ad Portu; Helvillum> Helvillu mb> mm29; Ad Combusta> Ad Commusta nn> ln; Cinniana> Cilniana qu> c30; Vappinquo> Vappinco rr> r31; Saeterras> Siteras rr> br; Arragone> Abragone s > b; Saeterras> Baeterras s > ns32; Uciese> Uciense s> #; Aquis Voconis> Aquis Voconi ulcula> ucla33; Obulcula> Obucla vl> v34; Novlas> Novas Cambios de declinación En el vaso II Sextantione> Sextantio (de la 3ª a la 2ª) Ruscinone> Ruscine Gaesaone> Goesao (de la 3ª a la 2ª) Segusione> Segusio (de la 3ª a la 2ª) En el Vaso IV: Brigantio> Brigantione (de la 2ª a la 3ª)
4. 4. Errores en la distancia Considerando cuál es la distancia más probable, por ser la mayoritaria en los vasos o estar apoyada por otras fuentes: VASO I
En total de 95 x 3= 285 mansiones hay 88 errores, un 30,9 %, ¡casi un error por cada tres casos!
4. 3. Errores en la grafía Los errores en la grafía presentan soluciones fonéticas y ortográficas propias del latín vulgar y tardío, con muchas analogías con el Appendix Probi, texto que recoge formas vulgares para su corrección y que está fechado entre el 200 y el 320 d.C. (Silva Nieto, 1956, Baehrens, 1922).
32
El Nuevo Miliario
VASO II
VASO III
VASO IIII
8 errores 13 errores 3 errores 4 errores 6 una milla 9 una milla 3 una milla 3 una milla
TOTAL 28 21 49
Los errores —49 sobre 245— son mucho menores que los de desinencia, sólo el 18,4 % o el 11,4 % si no tenemos en cuenta las diferencias de una sola milla.
Nº 15, Marzo 2013
Diferencias de medida: una milla Una milla: Eporam, Svcrone, Cilniana, Vgerno, Ceserone Glanvm, Ebvrodvno, Lavmelvm, Ticinvm, Placentia, Claterno, Haesim (2), Ad Maris Diferencias de medida: dos millas Dos millas: Ildvm, Cilniana, Narbone (2), Ocelvm, Apta Ivlia, Foro Semproni Otros errores: Confusión de letras: II> V: XII> XV Ivncaria; XIII> XVI Ricomagvm; XXVIII> XXIIII Libisosa V> I : XXV> XXI Tarracone III> V: XIII> XV Antistiana; Caesana; XV> XIII Forvm Livi IX> V: XIX> XV Mevania Adición de una letra: X> XV: Helvillo XXV> XV: Parma XVIII> XIII: Narnia; Cale XIX> XXIV: Ad Aras
Ad + acusativo mutatio ad sextum leugae vi mutatio ad iouem leugae vii mutatio ad nonum milia viiii mutatio ad vicesimum milia xi mutatio ad finem milia xii Mutatio ad duodecimum milia xii mansio ad fines milia xii mutatio ad octauum milia viii mutatio ad decimum milia x mutatio ad medias milia x mutatio ad cottias milia xiii mutatio ad decimum milia x mansio ad flexum milia xi mutatio ad finem milia xi mutatio ad duodecimum milia xii mutatio ad nonum milia xi mutatio ad vndecimum milia xi Mutatio ad vndecimum milia xi mutatio ad fornolus milia xii Ad pirum summas alpes milia viiii mutatio ad nonum milia viiii Mutatio ad medias milia xiii Mutatio ad sextum milia vi mutatio ad sextum miliarem milia vii Mutatio ad nonum milia viiii mutatio ad octauum milia viiii Mutatio ad nonum milia iiii Mutatio ad duodecimum milia xii mutatio ad decimum milia x mutatio ad duodecimum milia xii mutatio ad quintum - milia vi
Nº 15, Marzo 2013
Adición de varias letras XV> XVIII Nvceria XX> XXIIII Arimino XXIIII> XV Cvttias XXIIII> XVI Pisavro XXIIII> XX Qvadrata
5.- CASOS EN EL ITINERARIUM BURDIGALENSE Vamos a dar un repaso a las diferencias de desinencia en el Itinerarium Burdigalense por ser la fuente más completa y fiable con la que podemos comparar los datos de los vasos. La mayoría de las mansiones y mutationes que aparecen en este itinerario están en ablativo. En cuanto a las que no lo están —haciendo excepción de los nombres indeclinables que aparecen sobre todo en Oriente— son los siguientes:
Acusativo al que le falta admutatio tres arbores leugae v mutatio cedros milia vi mutatio tricensimum milia viii mutatio lotodos35 milia xii mutatio nouem craris milia x mutatio nouas milia viiii mutatio callum milia x Mutatio fines milia x mutatio pilas milia xiiii. mutatio sponsas36 milia vii mutatio basiliscum milia xii mansio arcas milia viii mutatio turres aurilianas milia xv mutatio turres iuliana milia viiii mutatio victoriolas37 milia x mutatio vndecimum milia xi mutatio aureos milia x mutatio sanos milia x Ad + ablativo mutatio ad letoce milia xiii (E) mansio ad marte milia viiii (E) mutatio ad quartodecimo milia x (E) mutatio ad stabulodio milia xii (E) mutatio ad nono milia vii (E) mutatio ad cale milia xiiii (E) mutatio ad octauo milia viiii (E) mutatio ad rota milia xi (E) Locativo Mutatio ramae milia xvii
El Nuevo Miliario
33
Mutatio ad duodecimum milia xiii mutatio ad decimum milia xi mutatio ad quintumdecimum milia xv Mansio ad equum magnum milia viii Mutatio ad octauum milia viii mutatio ad medias milia x mutatio ad vicensimum milia xi mutatio ad hesis milia x (E) mutatio ad medias milia xv mutatio ad tarum milia vii mutatio ad fonteclos milia viii mutatio ad nonum milia vii Otros acusativos Mutationes mutatio hosuerbas milia xv mutatio beneuentum milia x mutatio caminitas milia xi mansio virgoles milia vii Mutatio hyribolum milia x mutatio cenaxem palidem milia xiii mutatio aliassum milia xiii mutatio neapolim milia viiii mutatio domeros milia vii mutatio hicronpotamum milia xiii
ciuitas pataui milia x mutatio palae milia vii mutatio daphabae milia xi mansio nicae milia viiii mutatio schinae milia viii mutatio chogeae milia vi mansio dablae milia vi mansio ceratae milia vi. Mansio mansucrinae milia xii mansio baiae milia xvii ciuitas leonatiae milia x mutatio ambrosi milia xv mutatio sarmatorum milia xii ciuitas filopopuli milia xii mutatio nouiciani milia xii mutatio artemis milia xii ciuitas iuliopolis milia viii mansio nitalis milia xviii ciuitas tripoli milia xii mansio herbelloni milia vii
Civitates ciuitas vasatas leugae viiii ciuitas mediolanum milia x ciuitas sirmium milia viii. ciuitas epyrum milia x ciuitas amphipholim milia xiii ciuitas aecas milia xviii ciuitas menturnas milia viiii ciuitas ariminum milia xxiiii. ciuitas mediolanum milia vii. mansio libum milia xi castellum carcassone milia viii Del total de 482 mansiones, 80 son acusativos (18,5 %= Acusativo con ad 40; acusativo que le falta ad- 18), 9 ablativos con ad- (1,9 %) y 20 genitivos-locativos (4,1 %). El total representa un 22, 6 %
6.- CONSECUENCIAS QUE SE EXTRAEN DEL ESTUDIO 6.1. Origen de los vasos. Teoría tradicional: se realizaron en Cádiz en el s. I d. C y y son una copia de un miliarium gaditanum La teoría dominante hasta ahora es que los vasos se hicieron en Gades, algo después del cambio de era copiando directamente de algún tipo de columna miliaria, como el Miliarium Aureum o el Miliarium Lyciae o Stadiasmus Patarensis de Patara, Turquía (IŞIK, 2001;
34
El Nuevo Miliario
GRAßHOFF 2009; TALBERT y UNGER, 2008), que contuviera los nombres de las mansiones o ciudades y las distancias entre ellas. Sin embargo, si se copió directamente, es difícil entender por qué se produjeron los numerosos errores y discrepancias, unas veces de distancias, y otros de nombres y desinencias, que existen entre los cuatro. No conservamos la inscripción del Miliarium Aureum de Roma, pero sí la del Stadiasmus Patarensis, que sigue una formula estereotipada, que comienza siempre con la preposicón απο, »de, desde», seguida por el nombre la ciudad en genitivo; luego la preposición ειζ , «a, hacia», seguida por el nombre de la ciudad en acusativo: «De Patara a Xanthos, 56 estadios. De Xanthos a Sydima, 94 estadios», dicen las dos primeras líneas de la parte de la inscripción que recoge los itinerarios. (ŞAHIN, S: 2011: 97).
Nº 15, Marzo 2013
La fórmula que se utiliza a principios del siglo IV d.C. en el Itinerarium Burdigalense para los encabezamientos de sumas de distancias parciales, sin embargo, lleva en general el nombre de la ciudad de destino también en ablativo38: Es A(b) + nombre de la ciudad de partida en ablativo + nombre de la ciudad de llegada en ablativo (o en algún caso en acusativo) + vsque.
Il. 4: Milliarium aureum de Roma y Miliarium Lyciae de Patara
Talbert (TALBERT, 2012: 32) mantiene que estos dos monumentos no estaban hechos para poder leer las mansiones de los diferentes caminos puesto que por su altura (seis metros en el caso del Pilar de Patara) era imposible poder leer las letras más allá de las líneas inferiores.
Itinerarivm a Bvrdigala Hiervsalem vsqve et ab Heraclea per Avlonam et per Vrbem Romam Mediolanvm vsqve sic: Fit a burdigala arelate usque milia ccclxxii, mutationes xxx, mansiones xi. 30-11 Fit ab arelate mediolanum usque milia cccclxxv, mutationes lxiii, mansiones xxii. 63-22 Fit a mediolano aquileia usque milia ccli, mutationes xxiiii, mansiones viiii. 24-9 Fit ab aquileia, sirmium usque milia ccccxii, mansiones xvii, mutationes xxxviii.38-17 Fit a sirmium serdica usque milia cccxiiii, mutationes xxiiii, mansiones xiii. 24-14 Fit a serdica constantinopoli milia ccccxiii, mutationes xii, mansiones xx. 12-20 Fit omnis summa a burdigala constantinopolim uicies bis centena uiginti unum milia, mutationes ccxxx, mansiones cxii. Fit a constantinopoli nicomedia usque mil- lviii, mutationes vii, mansiones iii. 7-3 Fit a nicomedia anchira galatia usque milia cclviii, mutationes xxvi, mansiones xii. 26-12
Il. 5: Primeras líneas de la inscripción de Patara (ŞAHIN, S: 2011: 97)
La fórmula que se utiliza en los miliarios es la transposición latina de ésta: VIAM A BENEVENTO BRVNDISIVM PECVNIA SVA FECIT dicen miliarios de Trajano de la vía de Benevento a Brindisi. Este formulario (A(b) + nombre de ciudad de origen ablativo + nombre de destino en acusativo) es el normal en el latín clásico.
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Fit ad anchira galatia tarso usque milia cccxliii, [580] mutationes xxv, mansiones xviii.25-18 Fit a tarso ciliciae antiochia usque milia cxli, mutationes x, mansiones vii. 10-7 Fit ab antiochia tyro usque milia clxxiiii, mutationes xx, mansiones xi.20-11 Fit a tyro caesarea palestina milia lxxiii, mutationes ii, mansiones iii. Fit a caesarea palestina hierusalem39 usque milia cxvi, mansiones iiii, mutationes iiii. Fit omnis summa a constantinopoli usque hierusalem milia undecies centena lxiiii milia mutationes lxviiii, mansiones lviii. Item per nicopoli caesarea milia lxxiii s<emis> mutationes v, mansiones iii. Fit omnis summa ab heraclea per machedoniam aulona usque milia dclxxxviii, mutationes lviii, mansiones, xxv. 63-25 Fit summa ab aulona usque capua milia cclxxxviiii, mutationes xxv, mansiones xiii. 25-13 Fit a capua usque ad urbem romam milia cxxxvi, mutationes xiiii, mansiones viiii.14-9 Fit ab heraclea per aulona in urbe roma usque milia undecies centena xiii, mutationes cxvii, mansiones xlvi. <Fit a roma> usque ariminum <milia ccxxiiii, mutationes xxiiii, mansiones xiiii>. 24-14 Fit omnis summa ab urbe roma mediolanum usque milia ccccxvi, mutationes xliiii, mansiones xxiiii. 64-24 En los propios poculi apolinarii, en su encabezamiento y en las divisiones por grandes etapas que están marcados en el cuarto vaso, se titula: Vaso I: ITINERARIVM A GADES ROMAM Vaso II: AB GADES VSQVE ROMA INTINERARE Vaso II: ITINERARE A GADES VSQ ROMA Vaso IIII: A GADIBVS ROMA; AB HISPALI CORDYBAE; AB CORDVBA TARRACONE; A TARRACONE NARBONE; A NARBONE TAVRINOS. Como vemos, tampoco hay una coherencia casual en estos encabezamientos. El primer vaso, distinto a los demás, empieza con la preposición Ab luego el nombre de Gades en nominativo como indeclinable, luego Roma en acusativo sin preposición En cuatro a los otros tres vasos, empiezan todos con la preposición A(b), seguido por el nombre de Cádiz en nominativo (II, III) o ablativo plural (IV). La segunda parte utiliza en los vasos II y III, la preposición usque, seguida por el nombre de Roma, en ablativo y en un caso (Cordybae) en locativo.
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6. 2. Origen de los vasos. Mi teoría: las inscripciones que llevan se realizaron en Roma hacia el 300 d.C., a partir de cuadernos de viaje ¿Por qué difieren tanto, las terminaciones casuales y las distancias de unos vasos a otros? La respuesta debe de ser que no se hicieron en Cádiz, sino a la llegada del viajero a Roma, copiando los datos de un cuaderno de viaje, en el que se habían anotado mansiones y distancias, de la misma manera que el Itinerarium Burdigalense. Esto explicaría las diferencias de las rutas seguidas en el cruce del Ródano o en del paso de los Alpes. Como los cuatro vasos son distintos se tienen que haber hecho en distintas fechas, pero como son objetos únicos (vaso + inscripción) es posible que atestigüen cuatro viajes de una misma persona, que, después de haber completado el largo y peligroso viaje por tierra hasta Roma, acudió luego a descansar a las Aquas Apollinares, realizando una estancia termal y ofreciéndole a Apolo los poculi de viaje. El sistema casual latino estaba ya en descomposición en este momento (finales del s. III- principios del s. IV d.C), su uso vulgar difería ya bastante del clásico, y el viajero y los lapicidas, con dificultades para manejar el sistema casual, optaron por varias soluciones para los mismos nombres. El que el primer vaso contenga las mansiones siempre en acusativo puede explicarse por la comodidad del que hizo la inscripción, que quiso quitarse el trabajo de ir cambiando de desinencia en cada una de las mansiones. Algunos de los usos vulgares y errores que contienen los Vasos pueden deberse a que la lista se fuese dictando, puesto que se explican mejor por confusión fonética que por confusión visual al copiar.
7.- EXTRAPOLACIÓN. EL CASO
ACUSATIVO EN EL ITINERARIO DE ANTONINO Como hemos visto en fuentes que creemos coetáneas los problemas de las desinencias de los casos son los mismos que conocemos para el Itinerario de Antonino. En los Vasos Apolinares el total de casos distintos al ablativo es el 28,1 (el 7,7% en locativo y el 20,4% en acusativo) En el Itinerarium Burdigalense el 22, 6% (el 4,1 % 20 genitivos-locativos y el 18,5 % acusativos) En el Itinerario de Antonino, en su parte peninsular, hay una gran cantidad de acusativos, incluidos los menos corrientes en toda la obra, en —am, como Eboram, Titulciam, Pintiam, Raudam, Vasamam (Vxamam), Lacobricam u Oscam. ¿Cuál es la posible solución, a la vista de los paralelos que hemos estudiado?
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7.1. Caída de AdEsto, como hemos comprobado, es muy corriente: Itinerarium Burdigalense La denominación de las mansiones, casi todas ellas simples mutationes, que llevan lo que hemos llamado «nombre comercial» de la estación (RODRÍGUEZ MORALES, J. 2011), siempre lleva la preposición ad delante. Sin embargo aquí tenemos un buen número de ellas en las que la preposición ha caído. De ellas unas corresponden al miliario o al límite provincial (mutatio tricensimum, mutatio nouem craris, mutatio vndecimum, mutatio fines) Otras son nombres muy característicos (mutatio tres arbores, mutatio cedros, mutatio lotodos, mutatio nouas, mutatio callum, mutatio pilas, mutatio sponsas, mutatio basiliscum, mansio arcas, mutatio turres aurilianas, mutatio turres iuliana, mutatio victoriolas, mutatio aureos, mutatio sanos) que ya hemos estudiado (Rodríguez Morales, 2011 a) Vasos de Vicarello En los vasos tenemos varios casos muy claros en los que se ha producido la caída de ad, ya que o bien los tenemos atestiguados con la preposición en otras fuentes o bien en otro vaso: II Solaria40 (vaso III), Summas Alpes41 (I), Hesim42 (II, III y IV), Traiectum Rhodani43 (IV) o Martis44 (IV) Itinerario de Antonino. En la parte hispánica de Itinerario de Antonino, hay un conjunto de mansiones que han de entenderse, tras la caída del Ad-, como referidos al nombre de la posada. Hemos de restituir la preposición perdida y empezar a pensar que es una simple mutatio.
7.2. Final de trayecto Otros acusativos han de ser producto de la confusión del recopilador al empalmar vías para formar itinera, puesto que aparecían en la fuente como final de trayecto: Ad Legium VII Geminam, A Castulone Malacam, ab Hispali Emeritam, Titulciam mansionibus supra scriptis.... Podría ser el caso de: Brigantium 424, 5 Scalabin 420, 1; 421, 2 Titulciam, 436, 1; 438, 8; 439, 11; 446, 1
7. 3. Mansio al pie de la ciudad Por último, algunos de los arriba citados se han de entender como referidos a la mansio ubicada a cierta distancia o al pie del cerro en el que se ubica la ciudad. Podría ser el caso de: Sellium, 421, 3 Calem, 421, 8 Miaccum, 435, 6 Complutum, 436, 2; 438, 9 Toletum, 438, 7; 446, 7 Pintiam, 440, 4 Cluniam, 441, 1 Vasamam (Vxamam), 441, 2 Carcuvium, 445, 1 Lacobrigam, 454, 1 Tritium, 454, 4
(Ad) Fines, Wesserling 398, 5 (Ad) Oleastrum 399, 2 (Ad) Fraxinum, 404, 4 (Ad) Saxetanum 405, 3 (Ad) Caviclum 405, 4 (Ad) Fraxinum 420, 3 (Ad) Pinetum, 422, 7 (Ad) Roboretum, 422, 8 (Ad) Argentiolum, 423, 4 (Ad) Alces, 445, 5 (Ad) Murum, 446, 5 (Ad) Gallicum, 451, 3
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Il. 5: El oppidum, mansio y puente de Ambrussium en Google Earth
En la ilustración tenemos un ejemplo de una mansio al pie de la ciudad: oppidum, mansio y puente en Ambrussum, en la Narbonense.
BIBLIOGRAFÍA ARIAS BONET, G., 1991: «Repasando el Camino de Aníbal», El Miliario Extravagante, 35, pp. 22-24. —, 2000: «La ruta de los Vasos Apolinares: Una propuesta de turismo cultural», en Actas del V Congreso Internacional de Caminería Hispánica (Valencia, 2000), Asociación Internacional de Caminería/AACHE Ediciones, Madrid, pp. 1317-1322. AURÈS, M 1868: Concordance des Vases Apollinares et de lÍtinerare de Bordeaux a Jérusalem…Nimes, Imprimerie Clavel-Ballivet et ce BAEHRENS, W. A., 1922: Sprachlicher Kommentar zur vulgärlateinischen Appendix Probi, Halle (SAALE), Verlag von Max Niemeyer. Bibliotheca Augustana, Itinerarium Gaditanum, en http://www. hs-augsburg.de/~harsch/ Chronologia/Lspost04/Gaditana/gad_intr.html. BENÍTEZ DE LUGO ENRICH, L., RODRÍGUEZ MORALES, J. Y OTROS, 2012: «Estudio arqueológico en la Vía de los Vasos de Vicarello —A Gades Romam— entre las estaciones de Mariana y Mentesa (Puebla del Príncipe, Villanueva de la Fuente, Ciudad Real)», Archivo Español de Arqueología, 85, pp. 101- 118 BLÁNQUEZ, J., 1990: «La Vía Heráclea y el Camino de Aníbal. Nuevas interpretaciones de su trazado en tierras del interior», en Simposio sobre la red viaria en la Hispania Romana (Tarazona, 1987), Zaragoza, pp. 65-76. CORDIANO, G., 2003: «Domiziano, Columella e le Stipe di Vicarello», Annali della Facoltà di Lettere e Filosofia, 24, pp. 91-116.
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NOTAS 1.- Corresponde a mansiones cuyo nombre es plural: Parietinae, Aquae Voconiae, Taurinae y Quadratae 2.- mutatio ad cale, Burdigalensis; ad callem, tabula 3.- Lambro Flumen, Vicarello 4 4.- Ad Hesem, Tabula 5.- Ad? Traiectum Rhodani 6.- Ad Martis Vicarello 2, 3 y 4; Ad Martis, Antonino, Ad Mortis, Tabula. Lleva aedem implícito. 7.- Corresponde a mansiones cuyo nombre es plural: Aquae Voconiae, Baeterrae, Ad Duo Solaria, Ad Summas Alpes, Cuttiae Claternae, Ad Martis (Taurinae y Quadratae). 8.- Aquis Voconis Vicarello 2 y 3¸ Aquis Vuconis Antonino, Aquis Voconis Ravennatis 9.- Nominativo Baeterrae 10.- Ad Duo Solaria Vicarello 4 11.- Ad?) Summas Alpes 12.- mutatio Ad Cottias burdigalense 13.- nominativo Claternae 14.- Portum Ravennatis 15.- mutatio ad decimum Burdigalensis 16.- Morum, Ravennatis 17.- Praetorium Ravennatis 18.- Martis, Vicarello 4, Martis, Ravennate. Ad Martis es un acusativo en el que el sujeto (aedes, templum) está implícito: Livio, Ab Urbe Condita 7 23, exercitu scripto, cum omnes extra portam Capenam ad Martis aedem conuenire. 19.- Senatus non sinatus; festuca non fis[tuca]; cautes non c[autis]; plebes non pelvis; vates non vatis; tabes non tavis; apes non apis; suboles non subolis; vulpes non vulpis; deses non desis; reses non resis; bipennis non bipinnis. 20.- delirus non delerus ; hirundo non herundo 21.- ormica non furmica; robigo non rubigo 22.- columna non colomna; turma non torma; coluber non colober 23.- Ultracorrección. El Appendiz Probi nos da las formas Myrta non murta y Tymum non tumum
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24.- c[a]elebs non celeps 25.- aquaeductus non aquiductus; terraemotus non terrimotium 26.- calatus non galatus 27.- speculum non speclum; masculus non masclus; vernaculus non vernaclus; articulus non articlus; baculus non vaclus 28.- passim non passi; numquam non numqua; pridem non pride; olim non oli; idem non ide 29.- La asimilación /mb/ > /mm/> /m/ se dio posteriormente en castellano, catalán, y gascón: (P. M. Lloyd 1996: 422) 30.- Exequiae non execiae; equs non ecus; coqus non cocus; coquens non cocens; coqui non coci 31.- garrulus non garulus 32.- occasio non occansio 33.- Obulcula> Obulcla> Obucla, con síncopa de postónica y simplificación del grupo consonántico... 34.- Hay síncopa si proviene de nŏvella, ae, f. : viñas jóvenes, majuelo. 35.- http://pleiades.stoa.org/places/197069 ; http://press.princeton.edu/B_ATLAS/BATLGAZ_.pdf 36.- http://press.princeton.edu/B_ATLAS/BATLGAZ_.pdf 37.- Pequeñas estatuas de la Victoria 38.- Resalto en negrita los ejemplos en los que no se cumple la norma sino que utiliza el acusativo. En acusativo: mediolanum, mediolanum, sirmium, constantinopolim, ad urbem romam, ariminum, mediolanum 39.- Hierusalem es indeclinable. 40.- Ad Duo Solaria Vicarello 4 41.- (Ad?) Summas Alpes 42.- Ad Hesem, Tabula 43.- Ad? Traiectum Rhodani 44.- Ad Martis Vicarello 2, 3 y 4; Ad Martis, Antonino, Ad Mortis, Tabula. Lleva aedem implícito.
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MÁS SOBRE LAS CAÑADAS VACCEAS Y LAS VÍAS ROMANAS
(CONTINUACIÓN) Pedro Alegre Pastor
En mi anterior artículo (Introducción a las Cañadas Vacceas y las Vías Romanas1), solamente pude investigar hasta Campo Azálvaro y cometí un error, al decir que desde Campo Azálavaro atravesaban la Sierra de Guadarrama por el puerto de la Fuenfría. Esto no es cierto. En la actualidad que, por circunstancias resido en El Espinar, en el Centro Socio Sanitario, he tenido la oportunidad, de entrar en contacto con ancianos de 98 años que conocieron la concentración de los trashumantes en Campo Azálvaro, tanto a su ida a los pastos de Extremadura y Andalucía, como a su regreso, donde volvían a reunirse para el esquileo. No atravesaban la sierra de Guadarrama por el puerto de la Fuenfría sino por una cañada que desde Campo Azálvaro iba, y va, a Navas del Marqués y continuaban hacia Talavera de la Reina posiblemente cogiendo la vía romana que pasa cerca del Escorial bordeando el pueblo de Zarzalejo, la vía A-24 que, posiblemente fuera la continuación de la cañada que iba desde Campo Azalvaro a Nava del Marqués, en un principio, y continuaba por cerca de Zarzalejo hasta Titulcia y Talavera de la Reina, y que los romanos transformaron en la Vía A-XXIV, y continuaba hasta Puente del Arzobispo donde existía un vado en río Tajo, antes de que se construyera la presa de Alcántara o tal vez se uniera con Vía de la Plata, (Vía Cesar Ausgusta-Astúrica Augusta) , que es lo más probable. He recorrido un buen trozo de la Vía, desde Zarzalejo y aún lado y otro hay un largo trozo de la Vía, que volvió a transformarse en cañada. De ser así los romanos aprovecharon la
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parte central de la cañada para construir la Vía A-XXIV que está señalada con grandes piedras en los lugares peligrosos, y elevada en las partes cenagosas y volvió a transformarse en cañada con la Mesta. Hablando con una anciana de 98 años, que está en sus plenas facultades mentales, y que en su juventud vivió en Navas del Marqués, le pregunté si ella había conocido cuando se reunían los pastores con sus rebaños de ovejas en Campo Azálvaro para ir a Extremadura y Andalucía y que a su regreso, se volvían a reunir en el mismo lugar para el esquileo. — ¿Cómo no me voy a acordar si estaban dos o tres días pasando por la puerta de mí casa ovejas y más ovejas con sus pastores y unos perrazos que daban miedo. Unos perros iban a un lado del rebaño y otros al otro y no dejaban que una oveja se descarriara, pero no se metían con nadie. Es más, un mayoral siempre se paraba en mi casa, me pedía un trago de agua fresca y me dejaba un gran zurrón de comida, que tenía para una semana.. Yo era muy pobre, mi marido murió de un infarto y me dejó con seis hijos, pues aunque tuvimos diez cuatro se me murieron. Siempre estaba yo con el saco lleno …? ¿Y por dónde atravesaban la sierra? — Por un camino muy ancho que va desde Campo Azálvaro a Navas del Marqués. Yo he ido muchas veces por este camino para ir a mi casa de El Espinar, pues yo soy del Espinar, aunque mi marido era de Navas y me fui a vivir allí cuando me casé. Era muy joven, una mozuela de 18 ó 19 años.
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No tengo conocimiento de que por esta cañada pasara ninguna vía romana y no me ha sido posible visitarla por mi dificultad en el andar, por si encontrara algún vestigio. El esquileo lo hacían en la Casa del Esquileo de El Espinar, un edificio enorme, hoy en ruinas, del que sólo se conservan los muros exteriores. Y aunque este edificio es relativamente moderno, es muy posible, que en épocas muy anteriores utilizaran otros lugares preparados para el esquileo, puesto que en campo abierto es imposible hacer el esquileo. Me informaron de que en el Ayuntamiento de El Espinar, existe un buen archivo, con documentos muy antiguos y decidí visitarlo para ver si existía algún documento sobre la trashumancia, el esquileo y el mercado de la lana, puesto que no era posible que los pastores acarrearan semejante cantidad de lana, aunque ya me habían informado que venían laneros de Segovia, de Medina del Campo y de otros lugares a comprarla. Pero el archivo del Ayuntamiento de El Espinar fue destruido, en su mayor parte, durante la Guerra Civil de 1936, y fueron destruidas hasta las Cartas Puebla, de las que se conservan unas copias, no las originales. Sin embargo visité el archivo y, la archivera, no me dio la
menor noticia, pero no me permitió revisar el archivo porque necesitaba un permiso del Ayuntamiento y, aunque he solicitado el permiso al Ayuntamiento para revisar este archivo, cosa que no me había sucedido en ninguno de los mejores archivos, presentando mi carnet de investigador, y, después de dos meses, no se han dignado, darme una contestación, he decido terminar mi artículo, pues no creo encontrar nada de interés en su archivo. No entra en mi cabeza el comportamiento de este Ayuntamiento, pues les acompañé a mi solicitud una fotocopia de mi carnet de investigador. Me extrañaba mucho que por Campo Azálvaro no pasara ninguna vía romana y por fin encontré un dato: «Desde una vía romana que pasaba por El Espinar y atravesaba Campo Azálvaro que cruzaba por alguno de los puertos del Guadarrama a la ladera sur de la sierra para proseguir hacia el Noreste» (Tesis de doctorado de Arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid de Don Pedro Feduchi Canora). Pero de seguro que esta vía romana fue trazada sobre una de las múltiples cañadas vacceas que confluían en Campo Azálvaro. Aún se denomina una calle, o más bien carretera, a las afueras de El Espinar, Cañada de Mari García. Lo más probable es que la vía citada
«Calzada de Zarzalejo» (Fotografía tomada de realsitiodelescorial.wordpress.com)
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Una vista de Campo Azálvaro con el río o más bien arroyo Ciguiñelas, pues su corriente es invernalprimaveral.
anteriormente, pasara sobre esta cañada, que en la actualidad, es una calle o más bien una carretera y a la salida de la villa continúa como cañada o carretera vieja de Ávila, que atraviesa Campo Azálvaro. Si la Vía A-24 atravesaba la sierra de Guadarrama por el puerto de la Fuenfría o por otro lugar, es lo que menos importancia tiene para mi estudio sobre la trashumancia. Tenemos que tener en cuenta que, desde que los romanos invaden Iberia, hasta que construyen su gran red viaria, transcurren muchos años y que los romanos se movían a través de las cañadas vacceas o celtas, por las que éstos hacían la trashumancia de sus grandes rebaños de ovejas, principalmente. La mayoría de las Vías romanas fueron construidas durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano. Trajano fue legado de la legión VII Gémina, en su patria, Hispania. Si esto fue así, tenemos muy claro cuál fue la ruta de la trashumancia vaccea y celta que continuó y continúa siendo para la poca trashumancia existente: 1º Concentración en Campo Azalvaro de las tres principales cañadas: La Occidental Leonesa, la Segoviana y la Soriana.
Puente de Las Merinas, Campo Azálvaro. (Foto tomada de http://mtb-lapenota.blogspot.com.es)
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2º Paso de la Sierra de Guadarrama por la cañada desde Campo Azálvaro a Navas del Marqués. 3º Desde Navas del Marqués continuaban por la que posteriormente fue la A-XXIV hacia Titulcia. 4º A partir de Titulcia se incorporaban a la Ruta de Plata para atravesar el río Tajo por el vado de Puente del Arzobispo, ya en tierras extremeñas, y, unos se quedan en Extremadura y, otros, continúan hasta Huelva a los pastizales de Doñana, que eran los mejores. Para su regreso seguían la misma ruta, después de que ya habían parido las ovejas, para lo cual separaban las ovejas de los carneros, llevando todos los carneros a una de las isletas de Doñana, separados de las ovejas, donde había los mejores pastos, y volvían a juntar las ovejas con los carneros, bien nutridos, para que las preñaran en el momento oportuno y que los partos fueran en los mismos días para que los corderos tuvieran ya la resistencia necesaria para el largo viaje que les esperaba. Se volvían a reunir en Campo Azálvaro para hacer el esquileo en El Espinar y llegar a sus respectivos lugares con las ovejas libres de la lana y que soportaran los grandes calores de Tierra de Campos y de Castilla en general, durante los tórridos veranos. Dura era la vida de los pastores trashumantes. Un buen lugar para descansadero de los rebaños, con buenos y abundantes pastos y el agua del río Voltoya. Tal vez alguien me pregunte: ¿Cómo se las arreglaban los vacceos para atravesar con sus grandes rebaños los territorios de otras tribus, cuando estaban en constantes guerras unas tribus con otras? Esto es verdad, pero también es cierto que no sabemos, con certeza, hasta donde llegaba el territorio vacceo, que debía ser muy extenso, pues, según unos los arévacos no eran vacceos y para otros tanto los arévacos como los numantinos sí eran vacceos y Cauca y Segovia también eran vacceas. Pero también existían los pactos de amistad y sobre todo la cuestión económica. Si realmente tenían que atravesar los territorios de otras tribus, estas tribus eran también celtas, y pagarían las retribuciones económicas que les exigieran, aunque también es cierto que los vacceos eran respetados por su poder tanto económico, como bélico y los rebaños no circulaban solos con sus pastores, sino acompañados de un buen número de guerreros. La Cañada Real Leonesa Occidental se extiende a lo largo de 700 kilómetros, desde León, donde nace, hasta Badajoz. Arranca muy cerca de la capital leonesa y, antes de cruzar el Duero en las proximidades de Tordesillas, atraviesa los páramos de Valencia de Don Juan y Sahagún para llegar hasta Medina de Rioseco. Una vez que abandona la tierra de Medina del Campo, se dirige hacia La Moraña, en la provincia de Ávila, y desde Muñico al puerto de Villatoro. Esta cañada atraviesa el Sistema Central por la sierra de Gredos y desde el Valle del Tiétar baja a Cáceres. Abandonadas
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Cañada occidental Leonesa (fotografía tomada de Internet)
ya las tierras de Castilla y León, muere en la localidad pacense de Segura de León. A pesar de tener este recorrido, no creo que los celtas situados al norte del río Cea se aventuraran a atravesar el país de la tribu de los orníacos, pues esta tribu era la más belicosa y cruel de las tribus celtas que vivía de la guerra y del pillaje, atreviéndose incluso a penetrar en el territorio vacceo de Intercatia y saquear sus campos. Mas, la trashumancia no hacía este recorrido total; se dirigía a Campo Azálvaro, por ser un lugar de asentadero con buenos pastos y abundante agua para que sus grandes rebaños, repusieran sus fuerzas, y, por otra parte, en este lugar se reunían con los otros rebaños vacceos que llegaban por las cañadas Segoviana y Soriana y todos juntos avanzaban hacia Extremadura y Andalucía protegidos por los soldados de Intercatia. Y, ¿Por qué eligieron este lugar como descansadero? La razón es muy simple: Abundancia de buenos pastos, agua para el abastecimiento del ganado, pues no sólo había trashumancia de ganado ovino, sino también de vacuno y caballar. La propiedad de la tierra entre los vacceos no era privada, sino colectiva y después este terreno continuó siendo de propiedad colectiva, y, aún, buena parte, continúa siéndolo de la Mesta, aunque la mayor parte ha pasado a propiedad privada, pues aún continúa siendo descansadero de la poca trashumancia que hay en la actualidad. Por Segovia continúan pasando varios rebaños de ovejas todos los años.
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Buena estampa la de este carnero, con su postura desafiante, como diciendo: «Aquí estoy yo, a ver quién atreve a acercarse a mis ovejas». Había y hay carneros que son más peligrosos que un toro bravo.
La cañada Segoviana a su paso por Revenga (Fografía tomada de Internet
Carnero merino
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BIBLIOGRAFÍA Stefanus: «Byzantiu» Proclo: «In Platonis Cratylum Comentaria» Damascio: «Historia Alexandri Magni» Popyeno: «Stratagemata» Apiano: «Ibérica» Julio César, De bello Gallico Tácito Suetonio Avieno : «De ora maritima»
NOTAS 1. Publicado en El Nuevo Miliario, 12, 2011 (N. de la R.)
Vista de la Cañada Soriana. (Fotografía tomada de Internet)
Vista de Campo Azálvaro (Foto: Juan Lacruz, http://lacanadawx.blogspot.com.es)
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REENCUENTRO CON EL «SÁHARA OCCIDENTAL» (EXCOLONIA ESPAÑOLA).
GEOGRAFÍA E HISTORIA DE UN PUEBLO (OLVIDADO) Diego M. Muñoz Hidalgo, Ángel García Calle y Miguel Manzanera Salavert *
Iª PARTE. EL SÁHARA OCCIDENTAL: GEOGRAFÍA HISTÓRICA Y SU (SUFRIDA) CARA HUMANA Diego M. Muñoz Hidalgo
1- Introducción a una geografía de la injusticia Existe una milenaria interrelación geográfica, ecológica y humana entre Europa y África, donde la Península Ibérica fue, para el gigante continente africano, una «válvula de escape»; y, a su vez, para el resto de Europa, un lugar de paso cual «embudo de salida» hacia África. En este contexto de nuestra «geógrafa histórica», y en el otro extremo, el Sáhara Occidental ha sido un territorio integrado dentro de un ancho «pasillo» de comunicación del Noroeste de África, muy ligado con el Suroeste de Europa desde los albores de la Humanidad. Por tanto, a los amigos y lectores de nuestra querida Revista El Nuevo Miliario (recordemos: Boletín sobre vías romanas, historia de los caminos y otros temas de geografía histórica), no nos ha de ser ajeno el hablar aquí del territorio saharaui, estrechamente relacionado con nuestra Historia hispana. Y es que la prolongación de los caminos africanos dieron lugar a los nuestros, y viceversa, en un fraternal abrazo cultural y natural, resultado de un viaje de ida y vuelta. Así tendríamos, en el territorio hispano, lo que hoy resumimos en llamar: Corredor de la Plata (MUÑOZ, 2010; y 2012); un cúmulo de huellas diversas en un mismo itinerario S.-N./N.-S. en el occidente peninsular, y que fue, en gran medida, el fruto de migraciones de faunas y sociedades desde/hacia el continente africano. Es decir, lo que al final germinó en nuestro territorio peninsular
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(lo que somos en definitiva) lo debemos, en gran parte, a un milenario y continuo trasvase de semillas, savias y sangres de uno a otro lado del Estrecho de Gibraltar. Pero, llegados a este punto, si profundizamos en el estudio de nuestra compartida «geografía histórica» intercontinental, vemos cómo nos lleva a terrenos un tanto escabrosos, o «políticamente incorrectos» para algunos, por ser una triste realidad; hablamos del devenir (geográfico/histórico) del Sáhara Occidental y de su pueblo, antiguo Sáhara Español (Figura 1). Esta excolonia española, hoy en poder de Marruecos, fue hace muy poco (por si alguien no lo sabe), una tierra Figura 1. Antiguo cartel de la Provincia del Sáhara
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Figura 2. «A cada uno su parte». Caricatura francesa sobre la Conferencia de Berlín, 1885
libre en el África septentrional; hasta que a partir de la segunda mitad del siglo XIX se diseñaran fronteras artificiales (con fría escuadra y cartabón), partiendo pueblos, muchos de ellos nómadas… todo ello por el capricho de intereses económicos y geoestratégicos de potencias coloniales que se repartieron el continente africano (cual golosa tarta) a partir de la Conferencia de Berlín (1884-1885) (Figura 2). Pero, las injustas fronteras antinaturales de entonces siguen hoy vigentes, al servicio de la explotación (¿robo?) de sus recursos naturales. En fin, como ya hemos avanzado, un ejemplo ilustrativo de todo ello, en donde vemos la crudeza de «la otra cara» del diseño artificial de nuestra moderna Geografía Histórica (que corta y divide) es el que aquí presentamos: el territorio saharaui y su sufrido pueblo; libre hace apenas un siglo y medio, colonizado luego por unos (España) e invadido por otros (Marruecos). Actualmente resulta curioso que este territorio africano (¡tan próximo a España en lo geográfico, histórico y emocional!) haya venido siendo olvidado por aquellos que nos han regido y gobernado en nuestro país últimamente; obviándolo en los libros de texto en la enseñanza pública. Es como si se rehuyera del tema, avergonzado de este triste capítulo de nuestra Historia reciente (intentando incluso borrar este territorio saharaui de nuestra memoria colectiva y del mismo Mapa…). Desde que se abandonara a su suerte esta colonia española a favor de Marruecos, el Gobierno de España no ha hecho nada por la libertad del Pueblo Saharaui, entre otras razones: 1º- por seguir explotando las riquezas pesqueras de la costa saharaui, moralmente perteneciente a la República Árabe Saharaui Democrática (no reconocida por el gobierno español), hoy en poder de Marruecos; 2º- por mantener buenas relaciones diplomáticas con el Estado marroquí, en donde coexisten, al Norte de su territorio, los históricos enclaves de Ceuta y Melilla; y 3º- por las presiones
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políticas y empresariales de EE.UU y Francia, que han venido defendiendo aquí sus particulares intereses geoestratégicos y económicos (fosfatos, petróleo…); intereses estrechamente ligados a los de Marruecos (países que apoyaron e intervinieron, en su día, en la invasión marroquí del Sáhara Occidental, entre otras posteriores y denunciables actuaciones. Aún así, este «olvido» institucional hispano, que abandonó a miles de ciudadanos «españoles» del Sáhara Occidental (muchos aún conservan y reivindican su D.N.I. español), no ha impedido a que la sociedad española e internacional haya venido dando muestras de solidaridad y de apoyo; un esfuerzo canalizado por diversas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs). Este desinteresado movimiento ciudadano reivindica lo que se ha venido en denominar: «derecho a la autodeterminación del Pueblo Saharaui»; en el seguimiento, razonado, de los múltiples acuerdos y exigencias de la propia Asamblea General de la ONU. En resumen: la Geografía Histórica del Sáhara es un claro ejemplo de cómo las fronteras dividen, aprisionan, dinamitan y expulsan pueblos enteros; rompiendo caminos físicos y del diálogo… jaulas para ciudadanos sin derecho a decidir. Una geografía política que ha concluido hoy en una frontera inventada y en un físico «Muro de la Vergüenza», un brutal impacto visual al corazón del que lo ve; una horrenda muralla de 2.720 kilómetros de la que nadie habla y que parte literalmente en dos el Sáhara Occidental, de Norte a Sur y de Sur a Norte; una gigante jaula que no deja salir ni entrar ni a la palabra ni al amor; una enorme herida abierta de trincheras, infectadas de metralletas y de millones de minas antipersonas que no entienden ni reconocen las buenas voluntades del que viene o va; una infinita zanja que está desertificando, más aún, el desierto…; todo ello al servicio de ciertos poderes políticos y económicos que viven a miles de kilómetros. En definitiva, una muralla que es el engendro de una globalidad de egoístas intereses que está dando lugar a la indignación global. Agradecemos a la revista de El Nuevo Miliario el que nos haya permitido exponer, en estas muy resumidas páginas, una problemática que atañe directamente a la «…historia de los caminos y otros temas de geografía histórica» de España y del Mundo; y que tanto le hubiera gustado publicar a mi querido amigo D. Gonzalo Arias Bonet, «extravagante» en los cielos (y pacifista de pro), fundador de la primera época de esta Revista bajo el nombre: El Miliario Extravagante... (¡va por él!).
2- Apuntes sobre el conocimiento geográfico del Sáhara Occidental: un Mapa para un Pueblo La costa del Noroeste de África fue lugar de paso de expediciones marítimas de antiguos pueblos durante milenios. Ya fenicios, griegos y romanos navegaron por sus aguas, legándonos una interesante historiogra-
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Figura 3. Detalle de la Cosmographia de Claudio Ptolomeo (s. II). Copia de 1482, de la Johannes Armsshein
fía de expediciones hacia el Sur de este continente. El conocimiento geográfico del mundo clásico sobre los territorios del África noroccidental, se resumió en la gran labor del geógrafo Claudio Ptolomeo (s. II d.c.) (Figura 3). Del mismo modo, la visión territorial del mundo musulmán se sintetizó en la obra del gran geógrafo Al-Idrisi (s. XII), que recogió información de geógrafos anteriores y, a su vez, la de los buenos navegantes y comerciantes de su época (Figura 4). Pero no fue hasta los siglos XV al XVII cuando se comienza a cartografiar sus costas con mayor perfección, legándonos múltiples mapas por parte de talleres o empresas cartográficas familiares (Amberes, Ámsterdam…), siguiendo intereses en un primer momento económicos y luego políticos, y que dieron lugar a verdaderas obras de arte; una Ciencia, la Cartográfica, que empieza a despegar en este momento y en donde se resumían al principio creencias y mitos fantásticos, para ir desechándolos después, aplicando paulatinamente innovaciones científicas y de geodesia sobre el papel. De este modo se va consolidando una imagen global del territorio noroccidental africano. Así, por ejemplo, se conocía al Desierto del Sáhara con el nombre de Biledulgerid o País de los Nómadas (Figura 5). Los intereses comerciales, sobre todo de España y Portugal, primaron en esta zona (Islas Canarias y costa saharaui), y también como lugar de paso hacia a Asia, que a su vez motivó la expansión colonial de otros países europeos. Esto exigía, para culminar sus objetivos, un conocimiento más exacto del territorio, lo que les obligó a impulsar el desarrollo científico de múltiples disciplinas (astronomía, matemáticas, topografía, etc.). Todo esto culminó en los avances del s. XVIII, con la Ilustración; avances que fueron la base de la cartografía moderna, determinando la Longitud y la Latitud, y realizándose expediciones expresamente cartográficas. Esto sirvió para la expansión de imperios políticos y comerciales europeos emergentes en el siglo siguiente. Mientras tanto, en el último cuarto del s. XIX, y tras siglos de relaciones comerciales con las tribus saharauis, un grupo de geógrafos españoles comienzan a impulsar algunos estudios en territorio africano, incluyendo interesantes expediciones por el interior del
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Figura 4. Detalle del Mapa de Al-Idrisi, de 1154. El original se representa al revés, con los Polos invertidos (una muestra de dominio del mundo musulmán sobre el resto)
Sáhara Occidental. Así tenemos a Francisco Coello (1822-1898), cartógrafo y militar español, que ejecutó importantes planes de reforma territorial y del catastro, autor en 1857 del Atlas de España y sus posesiones en Ultramar. En 1875, en el Congreso Internacional de Geografía de París, fue consciente de las pretensiones de las potencias europeas por la exploración y explotación del continente africano. Así, a su vuelta, funda en 1876 la Real Sociedad Geográfica de Madrid, más tarde Real Sociedad Geográfica de España. Aunque este primer intento no llegó a culminar los objetivos esperados, no será hasta 1882 cuando se le diera un nuevo impulso con la incorporación de la figura de Joaquín Costa (1846-1911) a esta Sociedad. Figura 5. «Africae nova descriptio» (Amsterdam, 1644). W. J. Blaeu (1571-1638). Detalle noroccidental de África. En la mitad inferior, y a doble línea, el Trópico de Cáncer, entre el Cabo Blanco al Sur y el Cabo Bojador
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Jurista, historiador y profesor de la Institución Libre de Enseñanza, pertenecía al movimiento regeneracionista (Figura 6). Costa postulaba, desde sus ideales de reforma, la recuperación de la economía y de la sociedad agraria, y la inclusión de España entre las potencias europeas. De este modo, Costa impulsó los estudios geográficos asociándolos esta vez al desarrollo económico de la nación, en una carrera ya comenzada por otros países (RODRÍGUEZ, 2011 (b); Documental n.º 5: «Joaquín Costa: geografía y colonialismo»). Con esta intención organizó en 1883 el Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil, en donde se pondrán las bases de la política colonial y comercial española en África, y de los estudios geográficos a seguir. Paralelamente, este mismo año impulsa la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas. Para conseguir sus objetivos, conciencia e involucra a todos los estamentos sociales y políticos del país con varias conferencias y escritos. De este modo consiguió recabar fondos para financiar expediciones a Guinea y al Sáhara Occidental. Habría que advertir, comprendiendo su contexto, las buenas intenciones de Costa cuando, en un discurso pronunciado en Marzo de 1884 ante la burguesía madrileña, en relación a la aproximación de España y Marruecos, dijo: «…pero no con las armas, no para convertir a sus habitantes en siervos o vasallos descontentos; sino por medio de la civilización, para hacer de ellos ciudadanos dignos de una nación grande…» (RODRÍGUEZ, 2005). En este mismo año, en respuesta a una incursión comercial de Inglaterra en la Figura 6. Joaquín Costa (1846-1911), miembro de la Real Sociedad Geográfica española
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costa saharaui, Costa y Coello diseñaron rápidamente una expedición a principios de Noviembre, firmando acuerdos con las tribus para hacerse de los derechos de 500 km. de costa entre Cabo Blanco y Cabo Bojador. En este mismo mes se inicia la Conferencia de Berlín (1884-1885) para planificar la expansión europea en el África, en donde España no sale muy bien parada al entrar en conflicto con los intereses franceses (que fueron solucionándose en años posteriores con la cesión a Francia de varios territorios). Esta Conferencia hizo aumentar más el interés de africanistas españoles por el urgente estudio geográfico y ocupación de este territorio, siguiendo las recomendaciones de Joaquín Costa, expuestas en una de sus conferencias en el Ateneo de Madrid («España en África en 1884»). Costa justificaba este interés por una serie de «conveniencias»: política, frente al interés expansionista de Francia que pretendía unir sus colonias de Senegal y Argelia, que aislarían las Islas Canarias, y como puente de comunicación con las colonias españolas de Guinea y América; comercial, por el intercambio con las tribus y con el tránsito caravanero, desviando al Atlántico las rutas entre Tombuctú y Argelia; industrial y pesquera, por el gran banco de pesca de su costa; agrícola, por el potencial de diversificar su agricultura… Esto le llevó a Costa a convertirse en Director de las expediciones saharianas con la colaboración de Coello, impulsando así diversos estudios geográficos del territorio saharaui; como sería la expedición iniciada en 1886 del Comandante Cervera, el geólogo Julio Quiroga y el intérprete Felipe Rizzo, que tenía como objetivo recorrer los territorios meridionales del Sáhara Occidental, llevándoles a explorar 400 kms. por el interior, con interesantes descubrimientos (Figura 7). Igualmente Costa propuso proyectos para el aprovechamiento agrícola del desierto a través de sus oasis. Pero su labor quedó en parte frustrada por la falta de apoyo del Gobierno, más centrado en las colonias históricas de Cuba y Filipinas, amenazadas por las potencias emergentes de EE.UU y Japón. En 1898, tras la Guerra Hispano-Estadounidense, en donde España es derrotada, se da fin a su antiguo imperio colonial y a una profunda crisis nacional, relegando el territorio saharaui a un segundo plano. Poco después, en las primeras décadas del s. XX, en España, sea por un interés u otro del Poder (estratégicos de dominio militar del territorio o por la explotación de sus riquezas), o desde una escuela u otra del saber (un esfuerzo de geógrafos y expedicionarios que se jugaron su vida)… se afianzó definitivamente la necesidad de una exactitud y precisión cartográfica e información geográfica que se tradujeran en los Mapas. Mucho se debió a la necesidad de una cartografía fiable a la hora de perfilar definitivamente las fronteras de los intereses coloniales españoles con las del protectorado francés de Marruecos. En todo ello jugó un papel primordial el Instituto Geográfico Nacional (cuyo origen lo encontraríamos en 1870), que dio lugar
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Figura 8. Plan de hojas cartográficas de 1945, de Manuel Lombardero Vicente, para confeccionar el Mapa del África Occidental Española, Escala 1:500.000 (Fuente: RODRÍGUEZ, 2011 http://cybergeo.revues.org/23461#ftn9) Figura 7. El comandante Cervera, el geólogo Julio Quiroga y el intérprete Felipe Rizzo en la expedición realizada por el interior del Sáhara Occidental en 1886. (Fuente: http:// joseluistrujillorodriguez.blogspot.com.es/2012/11/otrasexpediciones-espanolas-del-siglo.html )
al Mapa Topográfico Nacional, a Escala 1:50.000; al mismo tiempo que se impulsa el Servicio Geográfico del Ejército, que rescataría la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Esto dio lugar a una duplicación innecesaria (civil y militar) de mapas a la misma Escala. Todo este esfuerzo nos llevaría a comprender aquí un intento de «autoreafirmación» del territorio nacional o «colonial», agarrándose a lo poco que quedaba: el Sáhara; tras las pérdidas de Cuba y Filipinas en 1898. Tras algunos estudios cartográficos en el seguimiento de intereses económicos-pesqueros y político-coloniales frente a Francia a principios de este siglo, este territorio atrajo de nuevo la atención en las investigaciones geográficas por la necesidad de establecer coordenadas exactas en la navegación aérea y marítima del Sáhara Occiedental durante la Segunda Guerra Mundial, como trampolín al continente sudamericano. En este contexto surge la figura de Manuel Lombardero Vicente, Jefe del Servicio Geográfico del Ejército, y responsable del Mapa del África Occidental Española a Escala 1:50.000 (Figura 8). Al respecto, es interesante obligado remitirnos aquí al interesante estudio que hace el geógrafo e historiador José Antonio Rodríguez Esteban (RODRÍGUEZ, 2011 (a)). Este
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proyecto cartográfico tenía como referencia el Mapa Internacional del Mundo a escala 1:1.000.000, del que se encargaría, de la zona española colonial, el Instituto Geográfico Nacional; labor de la que Lombardero fue muy crítico, corrigiéndolo posteriormente en varias campañas de exploración a lo largo de la década de los años cuarenta. El trabajo de su equipo fue arduo y muy duro, recorriendo miles de kilómetros a pie y con camellos para la carga del material cartográfico y astronómico, además de víveres y agua, y con múltiples dificultades de temperaturas, tormentas de arena, etc. que perjudicaban las referencias visuales de medición. En toda esta labor jugó un papel fundamental la colaboraron de los nómadas saharauis, muy apreciada por los militares cartógrafos responsables, como la referencia que hace de los mismos Flores Morales, miembro del equipo: «(…) tienen un sentido espacial muy desarrollado, el de la orientación. Su memoria conserva los más difíciles panoramas, aunque hayan sido vistos una sola vez (…) Un nómada completamente inculto, si es interrogado por cualquier jefe de expedición, dibujará con su dedo o con un palo en el suelo un croquis en el que señalará el punto que le interesa. Tiene el nómada sentido topográfico, ya que
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para él la dirección es cuestión de vida o muerte. (…) Es un gran reconocedor de huellas. Es capaz de identificar a un individuo de una tribu determinada por las huellas dejadas por sus pies desnudos en el terreno, y lo hace tan seguro como un policía de un país civilizado identificaría a un malhechor por sus huellas digitales (…) Cuando se le pierde algún camello, no vacila, se va derecho al pozo más cercano y allí busca entre centenares de huellas que dejaron otros tantos dromedarios al abrevar, venidos de sitios completamente opuestos, y sigue la pista a las de su animal, que pronto reconoce y que posiblemente pasó por aquel sitio el día anterior, hasta que al fin lo encuentra, y vuelve a su jaima, quizá a los cinco o seis días de su partida. (…) No es raro, yendo en caravana, ver un guía echarse de bruces en el suelo y oler detenidamente. Su olfato no le engañará: dirá al momento si en las proximidades hay agua en las «daias» formadas por las lluvias o si ya no quedará. Es fantástico, pero es la realidad (…) Si ven una bandada de pájaros emigrantes, la observan con detenimiento, y se fijan enseguida de donde vienen y qué dirección toman, y años más tarde, al pasar por el mismo sitio, dirán: «Allí hay agua, pues una vez vi como unos pájaros iban hacia aquella dirección»». Así pues, en la elaboración de este Mapa fue muy importante la aportación saharaui (que habría que reconocer), incluyendo también su ayuda en la plasmación toponímica en papel, en donde se trascribieron miles de términos. Por otro lado, todo este trabajo topográfico, aún con sus carencias (como la falta de la aplicación de la fotografía aérea por los escasos recursos tras la Guerra Civil), fue la base también de los estudios geográficos en los años sesenta, sobre todo para la localización de las materias primas (minerales, hidrocarburos…). Al final este Mapa del África Occidental Española, de Lombardero, a Escala 1:50.000, aún incompleto tras el precipitado abandono español y la invasión marroquí de 1975, sigue siendo un referente para el estudio geográfico de este territorio.
3- Muy breve Historia de los orígenes de un pueblo Frente a un paisaje árido y seco que hoy nos ofrece este territorio, hubo aquí un clima totalmente diferente en el Paleolítico, con ríos y zonas boscosas en el Holoceno Antiguo, hace 10.000-8.000 años. Luego hubo altibajos climatológicos, siendo el último clímax lluvioso en el llamado Neolítico Húmedo (6.000-4.500), en el Holoceno Medio, a partir del cual comienza un brusco cambio climático que llevó al desierto que hoy conocemos. Estos periodos nos han legado un gran cúmulo de yacimientos arqueológicos y estaciones de pinturas rupestres (ALMAGRO, 1944; GARCÍA, 2009). Así tenemos, por ejemplo, el paisaje de Tifariti plagado de pinturas rupestres (Figura 9) y también monumentos funerarios cuya distribución nos ayudan a perfilar
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ciertas rutas (Figura 10). Las tipologías de todos estos restos no dejan de tener estrechas analogías con los existentes en nuestro territorio peninsular. Sobre los orígenes de la población saharaui habría que mencionar a los Sanhaja, también llamados Zeneguíes, pueblo que luego sería integrado, entre otros, bajo el término Bereber, y que hace 3.000 años fueron emigrando del Norte al Noroeste africano, superponiéndose a la original población negra, llegando a controlar el desierto mil años después. Paulatinamente se les fue conociendo por su vida nómada, cuya base era el pastoreo, y por su control secular de las rutas comerciales que cruzaban el desierto de Norte a Sur. A partir del s. VIII d.c. iniciaron un proceso de islamización, que se consolidó en los siglos XI y XII con la implantación aquí del Imperio Almorávide. Considerados «monjes guerreros», alcanzaron a dominar desde la zona subsahariana, desde el Senegal, y a lo largo de todo el Sáhara Occidental, hasta la mitad Sur de la Península Ibérica con la conquista del Al-Ándalus (aprovechando, en gran parte, el Corredor de la Plata) (Figura 11). En el s. XIII un pueblo Beduino procedente del lejano Yemen, al Sur de la Península Arábiga, los Beni Hassan, conquistan esta zona. Tras varias luchas contra los Sanhaja terminaron fundiéndose con ellos; implantándose a su vez, definitivamente, el Islám en el Sáhara Occidental. De este mestizaje muchos creen que proviene la mayor parte del actual pueblo saharaui, compartiendo este territorio con una población negra originaria del sur, y los «artesanos» que se le atribuyen su origen del África oriental. En los siglos siguientes, y motivado por el mítico oro del Sudán y de las riquezas de Asia (a la vuelta de la esquina africana), los europeos comenzaron a contactar con el Pueblo Saharaui (y viceversa). Hasta la primera mitad del s. XV se exploró la costa Noroeste africana hasta el Cabo Bojador, en la mitad Norte del actual Sáhara Occidental (Figuras 1); y en 1455 el portugués Joao Fernández se introdujo tierra adentro. De este modo comenzó a asentarse un comercio entre los reinos peninsulares de España y Portugal: tanto con los reinos del África occidental subsahariana, por medio de las rutas marítimas; como con las tribus saharianas que controlaban las principales rutas caravaneras del interior. Estas expediciones europeas comerciales iban seguidas por la expansión política para el control de dichas rutas. Así, a finales del s. XV, las Islas Canarias fueron conquistadas definitivamente por la Corona de Castilla («Paz de los Realejos»; Tenerife, 1496); Islas que se encuentran frente a las costas Noroccidentales del territorio sahariano que aquí tratamos. Así, entre los siglos XIII al XVI, las tribus saharauis se dedicaban básicamente al pastoreo y al comercio de caravanas, y no conocían fronteras ni un poder que les rigiera. A finales del s. XVI comienzan a llegar grupos de místicos a la región de Saguia el-Hamra, la zona Norte del territorio que estudiamos (a la altura
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Figura 9. «El hombre del ronzal», próximo a Tifariti (Norte del actual Sáhara Occidental). Parque Arqueológico de Erqueyez. Patrimonio Cultural de la República Árabe Saharahui Democrática. (Fuente: GARCÍA, 2009).
Figura 10. Dolmen junto a Tifariti (Fuente: http://www.flickr.com/photos/npjb/3094154360/in/ photostream
Figura 11. Expansión del Imperio Almorávide (Fuente: http:// www.belt.es/expertos/home2_experto.asp?id=6402 )
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de la actual ciudad de El Aaiún, buscando la oración y la santificación, hasta ser conocida como «Tierra de los Santos». Estos grupos de familias o clanes de estos santones, comenzaron a distinguirse del resto de las tribus bereberes. Esto conllevó, en el s. XVII, a que los descendientes de unos y otros luchasen por la supremacía del poder, hasta establecerse un orden social que ha perdurado hasta hoy, con tribus establecidas en sus territorios independientes pero unidas ante una amenaza exterior común. La máxima autoridad de este territorio la ejercía el Consejo de los Cuarenta, formado por miembros elegidos por las respectivas tribus para cuestiones comunes: delimitar zonas de pasto, resolver litigios, defensa, etc. En el s. XVIII, en 1767, se firma el Tratado de Marraketch, entre Carlos III, Rey de España, y el Sultán marroquí Sidi Mohamed Ben Abadía; un tratado de paz y amistad en donde el Sultán reconoce, en su Artículo 18, no tener ninguna autoridad al Sur del Río Nun (a unos 100 km. al Norte de la moderna frontera saharaui-marroquí). Años después, en 1799, y en relación con la región Norte del Sáhara Occidental,
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Saguia el Hamra (la del Sur era conocida como Río de Oro), se firmó un acuerdo entre el Sultán marroquí Mulay Suleiman y España, en donde el primero reconoce de nuevo no tener ningún tipo de autoridad aquí. En este mismo sentido, en 1856, se firmó otro tratado, esta vez con Inglaterra... (es decir, el actual Marruecos nunca ha tenido ninguna vinculación con este territorio, por lo que es una falacia cuando ahora intenta argumentar «sus derechos históricos» sobre el mismo). En resumidas cuentas, hasta mediados del s. XIX el territorio saharaui estaba libre de todo tipo de ocupación extranjera, existiendo por parte de las tribus saharauis unas relaciones comerciales fluidas y amistosas con España desde el s. XV, por su proximidad con el archipiélago canario. Tras la victoria española en la Guerra Hispano-Marroquí, se firma el Tratado de Tetuán en 1860, donde se pedía el reconocimiento de este territorio, lo que dejó abierta las puertas para la colonización española posterior.
4- Colonización española del territorio saharaui Como ya vimos, el interés de Joaquín Costa y Francisco Coello, ambos de la Real Sociedad Geográfica española, de aunar los estudios geográficos con los comerciales para el desarrollo económico de España, hizo que en 1884 se comenzara a colonizar el Sáhara Occidental con la fundación de Villa Cisneros, la actual Dajla. En esta ciudad se establecen empresas pesqueras y mercantiles, pactando acuerdos con las tribus del entorno, y declarándose zona de protectorado entre el Cabo Blanco, al Sur, y Cabo Bojador (Figuras 1). Pero la Conferencia de Berlín (15 de Noviembre de 1884 al 26 de Febrero de 1885) no consideró lo suficiente los intereses españoles. Esta conferencia internacional (un acto de «buena voluntad» entre «lobos» ante una gigante y sabrosa «presa»…) comienza a fijar las reglas para repartirse el «pastel africano» entre las potencias europeas (Figura 2). Así, en 1886, comienzan las negociaciones entre España y Francia para diseñar las fronteras, puesto que chocaban sus intereses en el Noroeste de África. En este mismo año comienza la lucha del Pueblo Saharaui contra la ocupación colonial, atacando y destruyendo el primer puesto español. Posteriormente diversos tratados con el Gobierno francés en 1900, 1902, 1904 y 1912 van reduciendo el pretendido territorio español hasta los límites actuales (Figura 12). El interés de España básicamente se limitaba a la zona costera por su riqueza pesquera, y a la protección estratégica de las Islas Canarias; hasta que en el año 1934 las tribus saharauis firmaron un consentimiento amistoso que consolidaba la presencia española en todo el espacio del interior (cincuenta años después del primer asentamiento colonial costero); comenzándose a denominar «Sahara Español» (Figura 1), e iniciándose así una mayor exploración de su paisaje. Pero no será hasta 1936 cuando la ocupación de todo este
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Figura 12. Sello español de 1924 (Fuente: http://www. solomirar.com/el-conflicto-del-sahara-visto-por-uncooperante-i )
territorio se haga efectiva, lo que ayudó a la búsqueda de otros recursos que no fueran sólo los pesqueros. Así, en 1949 el geólogo español Manuel Alia Medina (1917-2012), que realizó dieciséis expediciones científicas por el Sáhara Occidental y autor del primer Mapa Geológico de todo este espacio geográfico, descubrió y comenzó a estudiar los yacimientos de fosfatos de la región de Bucraa; concluyendo, una época después, que eran los más importantes del mundo a cielo abierto. En 1955 España ingresa en Naciones Unidas, lo que le obliga a seguir sus principios en materia de descolonización; pero el Gobierno español intenta ganar tiempo. Mientras tanto, siguiendo estos principios, en 1956 se liberan : el Protectorado español del Califato del Rif, en el Norte africano, en torno al Estrecho de Gibraltar; y los territorios coloniales franceses inmediatos del Sur del Rif. La unión de ambos territorios liberados darían lugar a la creación del moderno «Estado de Marruecos». En este contexto, y en este mismo año, comienza a resurgir con fuerza el sentimiento de independencia política del Pueblo Saharaui, que ve cómo los pueblos vecinos van adquiriendo su libertad mientras ellos siguen como colonia de España; esto provoca varias protestas que son duramente reprimidas por el dictador Francisco Franco. En Marruecos se queda en el poder el Sultán Mohamed V (padre de Hassan II y abuelo del actual Mohamed VI) que adoptó la idea del «Gran Marruecos»,
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o «Gran Mabreb»; idea que añoraba, de algún modo, al Imperio Almorávide como base de una política expansionista que reclamaba los supuestos «derechos históricos» (¿?) sobre gran parte del Noroeste de África, llegando incluso hasta el Senegal, incluyendo el territorio del Sáhara Occidental, entre otros. Esta teoría fue iniciada por Allal-el Fassi, profesor de en la Universidad de Fez, y que fundó el Comité de Acción Marroquí en 1.934. En este contexto, y dos décadas después, en 1957, se inicia la Guerra de Ifni entre Marruecos y España, que termina en 1958 con los Acuerdos de Andra de Cintra, que fijan los límites del «Sáhara Español»; que se convierte, en este año, de Colonia a Provincia Ultramarina del Sáhara Español (una burda excusa pretendiendo esquivar las exigencias de las Naciones Unidas). Pero, a partir de aquí comienza una sucesión de presiones por parte de la comunidad internacional reclamando a España su «descolonización». Por ejemplo, en 1963 la Asamblea General de las Naciones Unidas incluye al Sáhara Occidental entre los territorios pendientes de descolonizar; y en 1965, en otra resolución, proclama el derecho de la autodeterminación del Pueblo Saharaui, obligando por primera vez a España en este tema. Mientras tanto, Marruecos, en el seno de la Asamblea General, reclama a España este territorio, petición a la que se suma también Mauritania. En este contexto surge, en 1968, el primer grupo independentista saharahui organizado, bajo el nombre: Movimiento Nacional de Liberación Saharaui, que consiguió unir a la mayoría de la población, y cuyo objetivo era una «resistencia pacífica», pero que fue duramente reprimida (por segunda vez) por la dictadura de Francisco Franco. Estaba liderado por Mohamed Sidi Brahim Basiri, quien en 1970, en una manifestación, es arrestado y hecho desaparecer por el Gobierno español, convirtiéndose en el primer mártir de la causa. En 1973 se funda el Frente Popular de Liberación de Saguia el-Hamra y Río de Oro (nombres de las regiones Norte y Sur del territorio que aquí tratamos), más conocido como «Frente Polisario», abarcando la lucha en todos los frentes (popular, militar, político, diplomático…) y liderado entonces por El Uali Mustafa Sabed. En este mismo año el Banco Mundial considera al territorio saharaui como el más rico de todo el magreb por sus enormes yacimientos en fosfatos y por su gran banco pesquero; ambos de los más importantes del Mundo. Esto hace que esta región sea más atractiva aún para los intereses de Marruecos y Mauritania, y de potencias amigas como Francia y EE.UU.
5- Invasión de Marruecos y represión hacia el Pueblo Saharaui En 1975 el dictador español Francisco Franco yace en cama muy enfermo. Ante esta debilidad del Gobierno español, el Rey de Marruecos Hassan II ve una oportunidad para hacerse de este territorio. En este
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Figura 13. Antiguo D.N.I. del «Sáhara Español»
año todo se precipita como una cascada: El 12 de Mayo una Comisión de la ONU viaja al Sáhara para confirmar que el Frente Polisario es la fuerza política dominante. El 16 de Octubre el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya condena las pretensiones de Marruecos y Mauritania, advirtiéndoles del derecho de autodeterminación del Pueblo Saharaui. Como respuesta, el 31 de Octubre Hassan II anuncia la «Marcha Verde» para ocupar el Sáhara. El 1 de Noviembre el entonces Príncipe Juan Carlos de Borbón (hoy Rey de España) visita la población de El Aaiún, antigua capital y muy próxima a la frontera marroquí, para tranquilizar al ejército y comprometerse con el Pueblo Saharaui (mientras tanto, a espaldas de todos, el Gobierno español estaba negociando con el marroquí, con la intermediación de la CIA estadounidense, para la anexión del Sáhara al Reino de Marruecos). El 6 de Noviembre, mientras Franco agoniza, la «Marcha Verde» se hace efectiva y 350.000 marroquíes y 25.000 soldados cruzan la frontera. El 14 de Noviembre el Gobierno español firma los «Acuerdos Tripartitos de Madrid» (que nunca fueron aceptados por Naciones Unidas al saltarse la obligada descolonización), en donde se pacta la entrega del Sáhara Español a Marruecos y Mauritania (pocos años después, en 1979, Mauritania abandona sus pretensiones, en beneficio de Marruecos). El 20 de Noviembre muere Franco… Bajo los bombardeos del ejército marroquí, y tras muertes indiscriminadas de niños, mujeres y ancianos, gran parte de la población civil saharaui (abandonada a su suerte por España) huye hacia Argelia, creando los campos de refugiados en la región argelina de Tinduf (a 50 km. de la frontera con el Sáhara, y a 500 km. de la ocupada capital saharaui de El Aaiún). Mientras, los que se quedan en el territorio invadido, sufren la represión marroquí. Unos y otros llevan consigo el Documento Nacional de Identidad español… (Figura 13). En años sucesivos los acontecimientos y luchas se suceden: El 26 de Febrero de 1976 se retiran las tropas españolas ante la condena internacional; retirada pactada en los acuerdos del año anterior. El 27 se procla-
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Figura 14. Proclamación, el 27 de Febrero de 1976, de la República Árabe Saharaui Democrática (Fuente: http:// www.umdraiga.com/rasd/CapituloII.htm)
Figura 15. Resumen geográfico del conflicto saharaui: Muro («de la vergüenza») que divide el Sáhara Occidental. (Fuente: http://resistenciasaharaui.saltoscuanticos.org/ historia-sahara)
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ma la Republica Árabe Saharaui Democrática (RASD) (Figura 14). El Ejército Popular Saharaui de Liberación (Frente Polisario), declara la guerra a Marruecos y Mauritania. En 1977 la aviación francesa se suma a las tropas marroquíes bombardeando el territorio del Sáhara. En 1980 la ONU pide la retirada de Marruecos. En este mismo año se comienzan a construirse los muros marroquíes, un total de seis, que van parcelando el territorio a medida que van asegurándolo frente a la guerra contra el Frente Polisario. Al final se establece un único muro que divide en dos el Sáhara Occidental, un verdadero «Muro de la Vergüenza» de 2.720 kilómetros, sembrado de millones de minas antipersona (¡el muro militar más grande, y silenciado, del Mundo!); una idea israelí, con tecnología y financiación francesa y estadounidense en defensa de sus intereses económicos (Figuras 15 y 16). En 1982 los combates se recrudecen y Hassan II recibe de EE.UU 100 millones de dólares en apoyo a sus tropas. En 1983 el Gobierno Socialista de España apoya el derecho de independencia del Pueblo Saharaui; mientras, por otro lado, se abstiene en las votaciones ante la ONU al respecto. Este mismo año este mismo Gobierno firma
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Figura 16. Ancho Muro con altos terraplenes y zanjas, entre el territorio ocupado por Marruecos y el controlado por el Frente Polisario
Figura 17. Campamento de Refugiados saharauis en Tinduf (Oeste de Argelia). (Fuente: http://www.extraconfidencial. com/articulos.asp?idarticulo=4092 ).
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con Marruecos un acuerdo de pesca en las aguas del Sáhara… En 1985 el Comité de Descolonización de Naciones Unidas reconoce el derecho a la autodeterminación. En 1991 se acuerda un «alto el fuego» entre el Frente Polisario y Marruecos, mientras que Naciones Unidas aprueba el Plan de Paz (Resolución 690/1991), en donde se establece un Referéndum, que es torpedeado con diversas estratagemas por parte de Marruecos (este Plan al final fracasa). En 1999 muere Hasan II al que le sucede su hijo Mohamed VI, que sigue con la misma política represiva de su padre. Para colmo de males, en 2002 empresas petroleras de EE.UU y Francia firman acuerdos con Marruecos para la explotación de hidrocarburos del subsuelo saharaui. En 2006 La activista saharaui, defensora de los Derechos Humanos, Aminatou Haidar, recibe el «V Premio Juan María Bandrés a la Defensa del Derecho de Asilo y a la Solidaridad con los Refugiados», concedido por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). En este mismo año el Parlamento Europeo condena la represión marroquí contra civiles en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental. En 2008 el Gobierno de España vende, a precio simbólico, lanzadores de bombas de fragmentación a la aviación marroquí y torpedos ligeros MK-46… Y hasta hoy todo continúa igual (o peor), nada ha cambiado. Mientras, la población saharaui sigue sufriendo anónimamente la represión en la zona ocupada por Marruecos, con múltiples violaciones de los Derechos Humanos; o resistiendo el abandono de las instituciones políticas internacionales en los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia, en la región conocida como la ‘hammada’, el infierno, por sus altísimas tem-
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peraturas (Figura 17); y en donde malviven, repartidos en cinco campamentos, más de 100.000 personas desde hace treinta y siete años (para vergüenza de nuestra «geografía histórica»…) (ACNUR, 2000). Actualmente más de ochenta países reconocen la República Árabe Democrática Saharaui… Recientemente, en Noviembre de 2010, es arrasado el campamento pacifista de Agdaym Izik (Gdeim Izik), también conocido como el Campamento de la Dignidad, que se instaló en Octubre a pocos kilómetros de la actual población de El Aaiún (antigua capital del Sáhara Español y hoy de la actual República Árabe Saharaui Democrática ocupada por Marruecos). Esta protesta pacífica, iniciada por unos pocos saharauis, y seguida al poco tiempo por miles de personas, estableciéndose en jaimas (o tiendas de campaña utilizadas por los nómadas del desierto), reivindicaba ante los responsables políticos marroquíes sus injustas y desfavorables condiciones de vida (pobreza económica, desigualdad social, falta de libertades, etc.). Pero, a su vez, este humilde movimiento comenzó a ser un toque de atención a la comunidad internacional sobre la precaria situación del Pueblo Saharaui. Esta concentración-protesta (sin violencia alguna) se fue acrecentando en número por la venida de miles y miles de personas de El Aaiún y de otras poblaciones, y también de fuera… lo que comenzó a trascender en ciertos medios de comunicación internacionales
y ONGs (FERNÁNDEZ, 2013; INTERMON OXFAN, 2010). Fue entonces cuando la respuesta del Gobierno de Marruecos no se hizo esperar, sobre todo por el temor de su Rey, Mohamed VI, a que este movimiento se propagase al resto del Sáhara, y que la comunidad internacional fuera consciente de las injusticias que se estaban cometiendo en su mandato. Así, bajo una férrea censura, su intervención fue rápida y contundente; siendo esta protesta duramente reprimida por parte de sus fuerzas armadas que entraron en este campamento en la madrugada del 8 de Noviembre de 2010, con una cosecha de múltiples muertos, heridos, encarcelamientos y torturas (Figura 18), y que prosiguieron con graves y descontrolados enfrentamientos en El Aaiún. Como contestación, la Asamblea General de la ONU, en Diciembre de este mismo año, aprobó una resolución que reafirmó el derecho inalienable de todos los pueblos a la libre determinación y a la independencia… (resolución que ha quedado, una vez más, en «papel mojado»…). Aún sí, sin haber tenido esta protesta un final feliz, ni la cobertura informativa que se merecía por culpa de la censura, sólo seguida por escasos medios… para varios intelectuales y analistas internacionales, como el estadounidense Noam Chomsky (CANARIA SOCIAL; CEMBRERO, 2011; FERNÁNDEZ, 2013; FUENTE, 2011, p. 21), esta protesta pacífica del Pueblo Saharaui, brutalmente reprimida por Marruecos el 8 de Noviembre de 2010,
Figura 18. «Campamento pacifista» de Agdaym Izik (Gdeim Izik), junto a El Aaiún, arrasado el 8 de Noviembre de 2010 (Fuente: http://hemisferiozero.com/2013/01/28/al-aiunsahara-cuando-se-supone-que-nada-pasa)
Figura 19. Cartel diseñado por Xavier Marical para el VI Encuentros Internacionales de Arte y Derechos Humanos, en Tifariti, 2012; y en conmemoración de la represión marroquí del Campamento Pacifista de Gdeim Izik en 2010 (Fuente: http://comienzoprimaveraarabe.blogspot.com.es)
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fue el verdadero inicio de lo que se ha venido en llamar «La Primavera Árabe» (Figura 19); germen en los meses siguientes (Diciembre, 2010-Febrero, 2011) de las posteriores movilizaciones en Túnez, Argelia, Líbano, Jordania, Egipto, Siria, Libia… y hasta en el propio Marruecos; y, también, de las protestas del 15-M en España (Mayo, 2011), o del Occupy Wall Street, en EE.UU (Septiembre, 2011)…
6- Manos solidarias con el Pueblo Saharaui El incumplimiento por parte de España de la «descolonización» del entonces Sáhara Español, y la repetida violación de las resoluciones de la ONU por parte de Marruecos (donde se reconoce la injusticia que está sufriendo el Pueblo Saharaui bajo su represiva ocupación), está calando paulatinamente en la sociedad internacional, cada vez más consciente de la impunidad y privilegios que viene disfrutando el Gobierno marroquí. Pero, la reivindicación de la independencia de este Pueblo (o, al menos, el reconocimiento de su derecho a decidir sobre la misma), choca directamente con los intereses no sólo de Marruecos, sino de Francia y EE.UU, interesados en esta zona por sus ricos recursos. Aún así, desde los inicios de la invasión marroquí, en 1975, nacen iniciativas sociales en España y en distintos países, reivindicando la desconolización y denunciando la falta de libertad del Pueblo Saharaui en su territorio ocupado. Así tendríamos, en 1976, la creación en España de varias asociaciones y actuaciones solidarias, a las que se sumaron diversos intelectuales (Alberti, Caro Baroja, Aranguren…). En esta línea prosiguieron múltiples iniciativas de ayuda y apoyo, como la celebrada en 1990, cuando se organizó desde España la I Caravana Solidaria con el Sáhara, que ha venido sucediéndose en varias ediciones hasta hoy. Entre otras, cabría destacar también dos interesantes actividades desde el mundo del Arte y de la Cultura, como son: el «Centro de Documentación y Museo de la Resistencia del Pueblo Saharaui y la Solidaridad Internacional» (LEFRIG), o el movimiento denominado «ARTifariti. Encuentros Internacionales de Arte y Derechos Humanos del Sáhara Occidental»; que se vienen celebrando ambas en la localidad de Tifariti, al Norte del llamado «territorio liberado». Sobre todo mencionar igualmente el encomiable trabajo de las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui, que vienen cumpliendo una gran labor para el desarrollo y la cultura de este Pueblo, ayudando también a miles de niños refugiados en diversos campamentos, como los de Tinduf (Argelia). Bajo el nombre «Vacaciones en Paz», y cuando más calor hace en sus hábitat (que llega a alcanzar hasta los 60 grados), pasan unas semanas al año en España, acogidos por familias solidarias con estos jóvenes, dándoles amor, asistencia sanitaria y educación (Figura 20); unos niños que son el futuro (y la «Primavera») para el Pueblo Saharaui...
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Figura 20. Cartel de la iniciativa «Vacaciones en Paz» dirigida a niños saharauis en los meses de Verano para su estancia en España en familias solidarias (Fuentes: http://www. saharaextremadura.com/index.php?seccion=proyectos&titul o=vacaciones_paz y http://vacacionesenpaz.com)
IIª PARTE. ABOGADOS EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO SAHARAUI Ángel García Calle
El Observatorio de Derechos Humanos del Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Badajoz (en lo sucesivo ODH) forma una comunidad de juristas que voluntariamente se han comprometido en defender los «Derechos Humanos» respetando los siguientes principios: solidaridad internacional, actuación eficaz en favor de víctimas concretas, cobertura regional, nacional e internacional, promoción y defensa del principio de aplicación universal de los derechos humanos, imparcialidad e independencia, democracia y respeto mutuo. El ODH como se define en sus estatutos jurídicos es una Comisión Delegada creada al amparo de los Estatutos Colegiales como ejercicio de la alta misión encomendada a la Abogacía de promover la defensa de los Derechos Humanos en el ámbito regional, nacional e internacional y tiene como finalidad general servir a la Institución colegial y a otras Administraciones como órgano consultivo en esta materia. La misión del Observatorio consiste, por tanto, en realizar labores de investigación y de acción centra-
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Figura 21. Mujer saharaui mostrando las heridas del apaleamiento sufrido el día anterior durante una manifestación
Figura 22. Grupo de «observadores» junto a activistas saharauis
Figura 23. Grupo de observadores con el Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, D. Mohamed Abdelaziz (en el centro)
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das en impedir y poner fin a los graves abusos que se cometen frente a los derechos declarados y salvaguardados en las Declaraciones, Cartas y Convenios Internacionales (Figura 21). En abril del año 2003 se constituye este Observatorio por aprobación de la Junta de Gobierno de la institución Colegial nombrándose a un Director, aunque ya con anterioridad varios colegiados habían constituido el germen de lo que después sería una realidad jurídica. El Observatorio de Derechos Humanos del Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Badajoz (ICABA), por su desinteresada labor humanitaria ha recibido ya numerosas distinciones como reconocimiento del trabajo de sus miembros. Ha sido galardonado de forma colectiva, con el premio de la Fundación para la Defensa de los Derechos Humanos de la Internacional Bar Association de Chicago en el año 2006, la mayor Asociación de abogados del mundo y la primera vez que se concedía este Premio a un colectivo europeo, así como el PREMIO JUSTICIA 2007, concedido por la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura el pasado 10 de abril de 2008 en la Asamblea de Extremadura. Ha sido galardonado con el X Premio de Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española en Madrid el 12 de diciembre de 2008. También fue galardonado con la MEDALLA DE EXTREMADURA concedida en Mérida el 08 de septiembre de 2009, por su: « labor de denuncia de violaciones de derechos humanos perpetradas por el régimen marroquí contra la población civil saharaui en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, también por su desvelo por el derecho a un juicio justo con todas las garantías legales, de todos los acusados » Se han llevado a cabo varias misiones de observación en El Aahiún, Rabat, Casablanca, etc. (Figura 22) Asimismo venimos asistiendo a los distintos foros internacionales que se organizan en apoyo del Pueblo Saharaui (EUCOCO, Conferencia Internacional de Argel, etc.) (Figura 23). La última de nuestras misiones de observación ha sido la asistencia al juicio que se iba a celebrar el 24 de octubre pasado en Casablanca contra varios saharauis detenidos durante el desmantelamiento del Campamento de la Dignidad, en Gdeim Izik, junto a El Aaihún; juicio que finalmente fue suspendido por las autoridades marroquíes ante la gran asistencia de observadores internacionales, lo cual no es infrecuente. Próximamente asistiremos a la III Conferencia Internacional de Argel, que se celebrará los días 15 y 16 de diciembre de 2012. Nuestra labor en pro de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental no sólo se basa en las misiones de observación y participación en los citados foros internacionales. También realizamos una labor de concienciación en España, mediante charlas, conferencias y actos públicos diversos. El más significativo fue el celebrado en Noviembre de 2011, en concreto los días
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24 y 25. Se celebraron por vez primera en la sede del Colegio de Abogados de Badajoz las I Jornadas de Derechos Humanos… De este modo, en el cumplimiento de nuestros principios referidos a la aplicación universal de los Derechos Humanos, seguiremos trabajando por hacer justicia con los derechos del Pueblo Saharaui.
IIIª PARTE. UN VIAJE AL CENTRO DEL DESIERTO Miguel Manzanera Salavert
El Sahara Occidental llega hasta la costa atlántica extendiéndose a lo largo de miles de km2 por el norte de África. El interior es una inmensa extensión de tierra desértica e inhóspita, donde llueve con suerte una vez al año; allí sobreviven escasas especies vivas, adaptadas a ese ambiente de extrema sequía. He tenido ocasión de viajar un par de veces hasta allá, con motivo de mis actividades de solidaridad con el pueblo que habita aquellos parajes, los saharauis. Pertenezco a una de tantas asociaciones civiles y voluntarias de nuestro país, cuyo objetivo es fomentar la cooperación entre las naciones del mundo, para alcanzar el mejor desarrollo humano en un contexto de paz y entendimiento mutuo. Su nombre es SODEPAZ (Solidaridad para el Desarrollo y la Paz). Entre las actividades que nuestra ONG ha realizado a lo largo de sus 25 años de existencia, cuenta también el haber cooperado con el pueblo saharaui, su Estado y sus legítimos representantes, el Frente Polisario y la RASD (República Árabe Saharaui Democrática). Así por ejemplo, una rama de nuestra ONG con sede en Navarra ayudó a construir hace años el Hospital de Tifariti (Figura 24) en los ‘territorios liberados’ del Sahara Occidental. Tal vez merezca la pena que aclare esto. Como es sabido, después de la fallida descolonización de la antigua posesión española, estalló un conflicto bélico entre el pueblo saharaui y los Estados vecinos que ocuparon su territorio. Mauritania fue derrotada y abandonó la parte que había obtenido, pero Marruecos ha conseguido mantenerse en el Sahara Occidental gracias al apoyo de la OTAN. Y gracias a la construcción de seis muros que atraviesan el territorio como cicatrices de guerra, sembrados de minas antipersonales y alambradas, pertrechados de armamento, cañones y nidos de ametralladoras, protegido desde refugios militares, etc. Con todo y con eso es muy posible que Marruecos hubiera perdido la guerra con los saharauis, si las potencias occidentales no le hubieran apoyaron también en el plano diplomático. La guerra duró hasta 1990 en que la ONU tomó cartas en el asunto y propuso un Plan de Paz llamado «Plan Baker» por el diplomático que lo puso en marcha. Sin embargo, Marruecos ha incumplido sistemáticamente los compromisos adquiridos en los acuerdos de paz.
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Figura 24. Hospital de Tifariti, construido por SODEPAZ en 1998 (Fuente: http://www.noticiasdenavarra. com/2010/03/23/sociedad/navarra/navarros-en-el-sahara )
Como consecuencia del conflicto el territorio saharaui quedó dividido en dos partes: la zona costera con la mayor parte de extensión, donde se encuentra el ejército marroquí, es denominada por los saharauis los ‘territorios ocupados’; la zona interior, estrecha franja de terreno que atraviesa el Sahara de norte a sur, son los ‘territorios liberados’. Allí está Tifariti con nuestro Hospital donde trabaja un grupo de atención médica de Navarra. Y allí tuve ocasión de viajar hace un año para asistir al XIII Congreso del Frente Polisario. La población saharaui se estimaba en julio de 2004 en 267.405 personas. De ellas una buena parte vive exiliada, bien en los campamentos de Tindouf, región del centro del desierto perteneciente a Argelia, o bien en otros países, principalmente Argelia y España. Tindouf está en el Oeste de Argelia y tiene un aeropuerto militar, donde arriba un avión argelino desde la capital todas las semanas. Allí viven miles de saharauis exiliados desde la guerra de 1975, que sobreviven gracias a la solidaridad internacional. Otra parte vive bajo la ocupación marroquí, y unas pocas tribus en los territorios liberados. Algo que sorprende, cuando se conoce a sus habitantes, es la variedad étnica. En efecto, nos encontramos entre los saharauis tipos guanches, parecidos a lo que resta de la población canaria originaria de antes de la conquista española en el siglo XV. Hay también árabes, que emigraron en la Edad Media. Así como negros llegados desde las estepas del sur y la descendencia que dejaron los españoles que pasaron por allá. Bereberes, árabes, negros y europeos, se han juntado en el desierto para formar el pueblo saharaui. Tifariti (Norte del Sáhara Occidental) está en el centro del desierto. Es un pequeño oasis con un fuerte, un barrio de casas habitables, algunas dependencias
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administrativas, pequeños comercios y un Hospital. Para llegar allí desde Tindouf (Oeste de Argelia), hay que atravesar 356 km en vehículo de motor, dando tumbos por el desierto en un trayecto que dura entre 13 y 16 horas. Una parte del camino transcurre por una inmensa llanura, un desierto de tierra compacta y salinizada. Dentro del land-rover, seis personas apretujadas entre los bultos y las mochilas, con el pañuelo envuelto en las cabezas, el zam, para protegerse del polvo. Los españoles que acompañamos a los delegados tenemos también uno que nos han regalado nuestros anfitriones, verde o negro. El polvo entra por todos los resquicios y se deposita por todas partes del cuerpo, las ropas, los rincones, las armas… Los otros todoterrenos que nos acompañan parecen patinar en un mar liso de agua clara… No hace falta frotarse los ojos para saber qué está pasando, pero no deja de causar estupor; no es agua lo que se ve a lo lejos en la llanura, sino aire caliente que dibuja un espejismo. Y después en un rincón de aquella inmensa desolación aparecen las acacias espinosas. ¿Otro espejismo? Allí están, puedes tocarlas, sentir las espinas, sorprenderte con las hojas coriáceas. Hemos parado para almorzar. Encendemos el fuego con pequeños palitos dispersos por el suelo para hacer el té, el perenne rito de tomar té en el desierto con gente que habla árabe y nos sonríe amigablemente para cumplir con la antigua ley de la hospitalidad. Hay aquí un curioso ecosistema junto a las acacias. Pequeñas plantas carnosas, hierbas fibrosas, también hay plantas rastreras con una especie de sandías con sabor muy amargo que sólo los burros pueden comer. Hay moscas, pájaros y cuervos; huellas y agujeros en el suelo con diversos tamaños indican una vida secreta. Dispersos por el desierto se divisan las jaimas, de los beduinos y sus rebaños de camellos. Ya estamos llegando: Tifariti es un oasis en el desierto (Figura 25). Allí nos hemos reunido cerca de 3.000 personas, venidas de los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo para asistir al XIII Congreso del Frente Polisario. Una organización extraordinaria dadas las dificultades por las que atraviesan los polisarios. Hay cientos de jóvenes con firme voluntad de resistir y de vencer, ¡que el tiempo no pueda corroer los propósitos más firmes! La asamblea dura una semana: el pueblo debate durante largas horas su futuro (Figura 26). El Presidente, Mohamed Abdelaziz, se presenta vestido con chilaba y saluda a sus compatriotas. Cuando termina todos estamos seguros que todavía queda mucha historia por delante, y que la historia será lo que nosotros hagamos con ella. El viaje de regreso tiene un algo de tristeza: se siente la nostalgia que queda atrás conforme deshacemos los kms. andados. El desierto y sus habitantes han dejado su huella en nuestra memoria, forman parte de nuestros sentimientos más hondos. El ejemplo de un pueblo que no quiere morir es más fuerte que todos los imperios del mundo…
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(*) Diego M. Muñoz Hidalgo Escritor e Historiador. Cofundador de varias entidades culturales y medioambientales. Ángel García Calle Abogado. Miembro del Observatorio de Derechos Humanos del Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Badajoz. Miguel Manzanera Salavert Filósofo, Escritor y Profesor. Miembro de SODEPAZ (Solidaridad para el Desarrollo y la Paz).
Figura 25. Llegada a Tifariti, en la zona liberada de la República Árabe Saharahui Democrática.
Figura 26. XIII Congreso del Frente Polisario. Tifariti. Diciembre 2011. El Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (segundo de la izquierda) D. Mohamed Abdelaziz (Fuente: http://www.publico.es/ internacional/412831/el-frente-polisario-pide-ayuda-a-lospaises-de-la-primavera-arabe ).
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OTRAS FUENTES CONSULTADAS - Mapas y variada documentación del Sáhara Occidental http://www.sahara-mili.net/afondo/mapasso.htm - Historia Sáhara Occidental http://resistenciasaharaui.saltoscuanticos.org/historiasahara - Historia del Sáhara Occidental http://www.afrol.com/es/especiales/13397
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- Museo Nacional del Pueblo Saharaui http://biblioteca.udg.es/fl/sahara/mnpsppspa.html - Historia de un País. El Sáhara Occidental http://www.saharalibre.es/modules.php?name=Content &pa=showpage&pid=50&page=1 - Sahara Occidental http://es.wikipedia.org/wiki/Sahara_Occidental - Historia saharaui http://www.embajadasaharauimexico.org/rasd/hechos. pdf - ¿Qué es el genocidio saharaui? http://boicotmarruecos.wordpress.com/%C2%BFque-esel-genocidio-saharaui - Sáhara Occidental, la causa. http://www.nosdigital.com.ar/2010/10/sahara-occidentalla-causa
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GOBIERNO Y EMBAJADAS DE LA REPÚBLICA ÁRABE SAHARAUI DEMOCRÁTICA - Gobierno. http://www.umdraiga.com/rasd/homerasd.htm - En Argelia. http://www.amb-rasd.org/ES/1es.htm - En México. http://www.embajadasaharauimexico.org
CULTURA Y DESARROLLO DEL PUEBLO SAHARAUI - Centro de Documentación y Museo de la Resistencia del Pueblo Saharaui y la Solidaridad Internacional (LEFRIG). http://www.lefrig.org - Museo Nacional del Pueblo Saharaui http://biblioteca.udg.es/fl/sahara/mnpsppspa.html - Encuentros Internacionales de Arte y Derechos Humanos del Sáhara Occidental. http://artifariti.blogspot.com.es
ENTIDADES A FAVOR DEL PUEBLO SAHARAUI - Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara. http://www.saharaindependiente.org - Asociación de Amigos y Amigas del Pueblo Saharaui. Extremadura. http://www.saharaextremadura.com - Asociación Mexicana de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática. http://www.mexicoporelsahara.org - Asociación Chilena de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática. http://www.saharaui.cl
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PINTIA Y LA VIA A-271 Pedro Alegre Pastor
Cada vez que sale a la luz una obra que trata de la Vía Romana A-27, o se menciona, me encuentro con nuevas sorpresas. No es mi propósito hacer una crítica destructiva sobre ninguna, puesto que cada cual es libre de expresar o de escribir lo que le plazca, pero siempre que uno u otro ha escritito un artículo o una obra sobre cuestiones tan controvertidas y especulativas, se expone a una crítica, puesto que no todos compartimos las mismas ideas. Unos nos ajustamos a los datos históricos de autores de reconocido prestigio exclusivamente y otros especulan y llenan páginas que no convencen, ni pueden convencer, a quienes más o menos hemos procurado investigar. Esto pasa con la A-27, la Vía de la Plata y con numerosas ciudades celtas y romas como Intercatia y, ahora, con Pintia. El ilustre y prestigioso arqueólogo Don Tomás Mañanes en su obra Arqueología Romana, a pesar de que en una conferencia dada en Roales (Valladolid) reconoció que el trazado de la A-27 era el que yo había dado basándome en el Itinerario de Antonino y el meticuloso estudio de esta Vía de Cipriano Martínez González, además de otros autores de prestigio: Brigaecum, Inercatia, Tela, Pintiam, Rauda, Cluniam Uxamam, los restos de la Vía que se conservaron hasta que se hizo la Concentración parcelaria y otro tramo que se conservó al lado del Teso de San Vicente hasta que sobre estos restos trazaron un carretera, ahora asfaltada, vuelve a hacer constar su primitiva idea: cambiar el trazado de esta Vía haciéndola pasar por Castroverde de Campos a partir de Fuentes de Ropel, y dice textualmente: «Ésta (se refiere a la A-27) seguirá por el puente que sirve para atravesar el río Cea en dirección a Castroverde de Campos, donde hay restos de una calzada y un puente, elementos que nos indican su dirección. Pasado este puente la vía posiblemente se dirigiera hacia Aguilar de Campos o por un punto intermedio entre Villamuriel y Aguilar, en donde se sitúa la mansión de Intercatia». ¿Pero en qué quedamos, Aguilar de Campos fue Intercaria o fue una mansio? Y hay otro dato que a mí, a pesar de ser un mero aficionado me ha quedado asombrado: «A partir de Tela ya fuera Medina de Rioseco o Montealegre, pues sobre esto hay diversas opiniones) y para llegar a Pintia hay que pasar los Montes Torozos y cruzar el río Pisuerga.» No pretendo desprestigiar al Señor Mañanes, Dios me libre, pues reconozco su valía y sus grandes conoci-
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mientos arqueológicos. Él puede defender sus ideas como mejor le plazca y yo las mías, pero lo que no se puede hacer es afirmar una cosa y a los pocos días negarla. Desde luego estos párrafos que he trascrito no tienen desperdicio, a pesar de que Wattenberg, lo dijera. También Wattenberg cometió sus errores, como cualquier investigador los puede cometer y posiblemente yo los haya cometido, puesto que toda investigación, sobre estas cuestiones tiene una buena parte especulativa, cuando no disponemos de una base firme demostrable. El puente que existe sobre el Valderaduey para pasar a Castroverde es Medieval, no romano. Esto no quiere decir que en un sus inicios fuera romano y sobre los restos se construyera el puente medieval, pero esto no se ha investigado. En primer lugar quiero recordar a mi apreciado Sr. Mañanes, la visita que hicimos a diversos parajes de Valdunquillo junto con nuestro común amigo Pedro Grande Martínez y posteriormente a Roales. Dejando a parte el recorrido que hicimos por el lugar donde afortunada o desafortunadamente yo tuve la osadía de situar Intercatia, aunque nunca hice una afirmación categórica, y el Sr. Mañanes no encontró ningún vestigio ni romano ni vacceo, sino, según él, todos eran medievales,. aunque en contra de su opinión si hallamos trozos de ladrillos romanos y restos de cerámica celta yo y otros aficionados los habíamos hallado el año anterior y recogido con el fin de enviarlos a la Universidad de Valladolid, aunque, lo cierto es, que no sé dónde fueron a parar. Este lugar estaba sembrado de alfalfa y hacía varios años que no se araba. Por consiguiente mal podían aparecer en superficie otros restos. Lo cierto es que la razón de nuestro encuentro fue el poder comprobar, sobre el terreno el trazado de la Vía A-27, si realmente pasaba, siguiendo el Itinerario de Antonino, el meticuloso estudio de esta vía por Cipriano Martínez González, un documento inédito en aquel año, existente en el archivo de la Real Academia de la Historia, y que yo me enteré de su existencia por el ilustre arqueólogo e historiador Don Gonzalo Arias Bonet, de feliz memoria, y otros varios arqueólogos o historiadores, o no pasaba por Roales y Valdunquillo. No pareció muy convencido de las afirmaciones que le hacíamos Pedro Grande, autor de la Historia de Roales de Campos, y yo. De lo único que salió convencido fue de la existencia de una necrópolis, según él megalítica o dolmética de tiempos inmemorables, y que yo siempre he creído que se trataba de la necrópolis de Intercatia, pues el lugar de esta necrópolis está muy cercano a donde yo sitúo la ciudad vaccea. No se ha hecho ninguna excavación en esta necrópolis, que nos podría aclarar muchas dudas. Resumiendo, no mucho después el Sr. Mañanes dio una conferencia en Roales, a la que me fue imposible asistir, y reconoció que, efectivamente, yo tenía razón, la A-27 sí pasaba por Roales y por Valdunquillo, según me informó Pedro Grande. Pero vayamos al objeto fundamental de mi artículo. ¿Tenían necesidad los romanos para continuar el trazado de la A-27 de atravesar los Montes Torozos y cruzar
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Mapa de la zona citada en el artículo (Fuente: Google Maps, modificado)
el río Pisuerga para llegar a Pintia desde Tela? No tenían ninguna necesidad, puesto que si consideramos, como él dice, que fuera en línea recta y atravesara los Montes Torozos iría a Valladolid, o a un lugar muy próximo y forzosamente tendría que volver a atravesar el río Pisuerga para dirigirse a Pintia. No he encontrado ningún estudio de la A-27 a partir de Tela, pero, lo más lógico es que desde esta ciudad, por la que sin duda sí paso la vía, puesto que el caso gramatical usado por Antonino es el ablativo, siguiera en línea recta, muy alejada del río Pisuerga. No sólo es problemático, sino absurdo que se desviaran esa cantidad de Km. para verse obligados a cruzar el Pisuerga dos veces y continuar por la margen izquierda de este río hasta un lugar indeterminado.. ¿Por qué lugar volvió a atravesar el río Pisuerga? Porque es un río de gran caudal y con no muchos vados. Tenemos que tener muy en cuenta que Antonino usó el acusativo no solamente para indicar dirección, sino también para designar un cruce de vías y, por otra parte, no siempre usa el nombre de las ciudades de un modo correlativo. Si no estoy equivocado, puesto que no dispongo de la obra de Antonino, el orden que se está dando a las ciudades por las que pasaba la A-27: Pintiam, Cluniam, Uxaman, Numantiam, no coincide con el que da Antonino, que es Cluniam, Uxaman, Pintiam, Numantiam. Pero, independientemente de un orden u otro, lo cual no tiene gran importancia, a simple vista, pero sí es importante, puesto en el segundo de los casos es muy probable que Antonino nos esté dando un cruce de caminos, en muchos casos ocurre esto, el acusativo no indica una ciudad, sino un cruce. Si fuera así, desde Cluniam un ramal iría a Pintia y otro a Uxama, y la vía principal A-27 continuaría, hacia Numancia. Pero esto también nos induce a dudas, puesto que Clunia estaba situada entre Coruña del Monte y Peñalba de Castro, al sur de la provincia de Burgos, y aunque aparece en acusativo, considero que dada la gran importancia de esta gran ciudad sí pasaba la A-27 por Clunia o la bordeaba. Y por otra parte en la época en que Antonino escribió su obra, en el latín popular solamente se utilizaban el nominativo, el acusativo con preposición o sin ella y el ablativo, y posiblemente se le escapara al copista la m final, y Antonino utilizara el ablativo. En este caso
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Pintia estaría situada en la margen derecha del río Duero, no en la margen izquierda.. Últimamente se está hablando mucho de Pintia como ciudad romana, aunque por lo que he leído en Internet, la cita como ciudad vaccea el arqueólogo encargado de las excavaciones, pero, si no estoy equivocado, y posiblemente lo esté, puesto que no he podido visitar aún las excavaciones, las numerosas tumbas que están apareciendo son vacceas, no romanas, no se habla de restos romanos, al menos yo no lo he visto citado por los arqueólogos encargados de las excavaciones. Si, efectivamente, hubiera existido una ciudad romana, primero aparecerían los vestigios romanos y después, a mayor profundidad, los vacceos, como sucede en Cauca. ¿Realmente la ciudad descubierta es Pintia o se trata de otra ciudad vaccea desconocida? Lo que, sin duda es evidente, que la A-27 no pasaba por Pintia. Iba en dirección a Pintia, que no es lo mismo. Me gustaría saber por qué se afirma, categóricamente, que se trata de Pintia. ¿Tal vez ha aparecido alguna inscripción que lo demuestre? De todas las formas no deja de ser un gran descubrimiento, se trate, verdaderamente de Pintia o de otra ciudad vaccea, no romana, pero es muy extraño que no aparezcan restos romanos, si no estoy mal informado y sí hayan aparecido. Por otra parte si se trata de un cruce de caminos, no tenía necesidad de llegar a Clunia para retroceder hacia Pintia y Uxama (Burgo de Osma) y ambas ciudades estarían situadas en la margen derecha del río Duero. Para mí Pintia sigue siendo otro misterio de la Historia.
NOTAS 1.
Por un lamentable error, en nuestro último número se publicó, en lugar de este trabajo de Pedro Alegre, una carta, bajo el título «Pintia», que no estaba destinada a la publicación y que forma parte del intercambio de pareceres entre su autor y otro investigador de la zona. Pedimos disculpas a nuestros lectores, que sin duda leyeron con desconcierto el texto publicado y, en especial, a su autor, Pedro Alegre, que además ve cómo su trabajo se publica con notable retraso, pues la fecha de redacción del texto es diciembre de 2011.
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NOVEDADES BIBLIOGRÁFICAS
ARQUEOLOGÍA EN LA VÍA DE LOS VASOS DE VICARELLO Recesión Estudio arqueológico en la Vía de los Vasos de Vicarello, A Gades Roman, entre las estaciones de Mariana y Mentsa (Puebla del Príncipe-Villanueva de la Fuente, Ciudad Real). Luis Benitez de Lugo et alii. Archivo Español de Arqueología, 2012. «Este excelente trabajo proporciona información sobre una de las más antiguas e importantes vías de comunicación de la Península Ibérica. De la entidad y personalidad de esta vía dan cuenta los Vasos de Vicarello, que describen el itinerario A Gades Roman: «Desde Cádiz a Roma». El estudio aporta los resultados de una intervención arqueológica que, además de confirmar el carácter romano de este tramo, pone de manifiesto cómo la aplicación sistemática de un método de intervención arqueológica adecuado puede aportarnos resultados relevantes para avanzar en la caracterización y el reconocimiento de los caminos romanos, sin que por ello haya que provocar el desmantelamiento del monumento; en este caso, un camino cuyo origen se remonta a dos milenios». El resumen citado arriba por los propios autores describe bien e incluso un tramo que hasta ahora, no aparece en ninguna otra fuente itineraria. Aunque a esta ruta se la ha nominado con diversos nombres —desde Vía Augustea, Vía Hercúlea, a Camino de Aníbal— proponen mejor hablar de «Vía de los Vasos de Vicarello», una de las fuentes itinerarias antiguas más singulares y con una muy extensa bibliografía. Las cuatro columnitas miliarias llevan grabadas las mansiones de la ruta de Cádiz a Roma, allí donde llegan todos los caminos. Los autores se cuestionan las teorías tradicionales en cuanto a cronología, origen y motivación y hacen bien, porque eso es hacer ciencia. Se inclinan por fechar los vasos entre los siglos III y IV, en vez de la tradicional fecha augustea que la investigación venía asignando hasta aquí. Se basan sobre todo en cuestiones paleográficas, en la toponomástica (idéntica a la
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de documentos tardíos como el Itinerario de Antonino y el Itinerarium Burdigalensis) y su parecido formal y decorativo al missorium de Teodosio. Sea como quiera, estos vasos son la única fuente que contiene el dato de la distancia —20 millas— de Mariana a Mentesa. El equipo de trabajo saca muy buen partido a los estudios viarios de la zona del siglo XIX y en particular a una memoria de Martínez de Carnero que describe con mucha precisión los restos viarios sobre el terreno, lo que les sirve para cuestionar el recorrido propuesto por Silliéres por el camino Real de Andalucía y localizarlo sobre la Vereda de los Serranos, mucho más próximo en las distancias a las millas romanas señaladas en los Vasos. Uno de los aciertos de este estudio es haber empleado una metodología de precisión, más de limpieza y observación, que de excavación propiamente dicha, lo que les ha permitido realizar una suerte de «arqueología preventiva» que no es lo usual, pero ha proporcionado resultados tan concluyentes o más que los de una excavación tradicional. Frente al abuso, algunas veces, de cortes estratigráficos masivos en tramos viarios, los autores se centran en un tramo donde la vía romana se vio solapada por la actual vía pecuaria que transcurre entre los términos municipales de Terrinches y Santa Cruz de los Cáñamos en la provincia de Ciudad Real. Para ser prácticos, lo que han hecho es investigar exactamente en aquellos puntos donde la vía había sido parcialmente destruida y seccionada anteriormente por completo, al ser atravesada perpendicularmente por caminos abiertos o reformados con potente maquinaria en fechas recientes, quedando la estratigrafía de la vía antigua al descubierto y facilitando con ello una lectura completa sin necesidad de acometer pesados trabajos de desmonte. En suma han llevado a cabo una arqueología inteligente, no invasiva y práctica. El otro gran acierto es haber dado carta de naturaleza a la verdadera estructura de las vías romanas, muy tergiversadas hasta la llegada de los trabajos de Isaac Moreno, por teorías un tanto disparatadas por errores de interpretación tanto de las fuentes antiguas, en especial Vitrubio, como de las propias interpretaciones de las diversas capas. Los autores, entienden bien, sobre todo en el terreno de penillanura del Campo de Montiel, que los romanos construyeron sus caminos adaptándose perfectamente al terreno y a los materiales. Por eso aquí prefirieron levantar la infraestructura del camino aportando paquetes de firmes sobre el suelo —lo que los campesinos llaman todavía con razón «el malecón»— un sistema costoso en principio, pero a largo plazo de bajo mantenimiento y gran durabilidad, máxime en esta zona con un terreno natural compuesto por una cobertura sólida de calizas. Los materiales locales para los firmes son clastos de caliza, zahorras, arcillas y gravas extraídas del entorno del camino. Incluso en algunas pocas zonas se ha conservado la capa de rodadura original. Esta sucesión de firmes, sellados con una capa de rodadura
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Zona estudiada (Fuente: mapa extraído del artículo comentado, publicado en Archivo Español de Arqueología)
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más fina, incluso con pequeños guijarros, proporciona un excelente pavimento en tiempo seco o mojado, se comporta bien ante los desperfectos por desgaste y es fácil de reparar y mantener. La investigación arqueológica se centró en cuatro puntos de intervención en los que se estudiaron y describieron las distintas unidades estratigráficas y algún material curioso como un conjunto de elementos metálicos característicos del uso de la vía por el ejército romano, en concreto los clavi caligarii o tachuelas de cáliga que presentan decoraciones geométricas en relieve en la cara cóncava de sus cabezas para mejorar el agarre de la tachuela a la suela. En suma este extravagante y quijotesco estudio, cercano a los asendereados caminos quijotescos posteriores, además de estacar por su limpieza, nunca mejor dicho, arqueológica ha llegado a conclusiones precisas sobre el trazado de la vía romana descrita en los Vasos de Vicarello entre Gades y Roma en un pequeño tramo en el Campo de Montiel, entre las mansiones de Mariana y Mentesa por la conocida como Vereda de los Serranos. Además de documentar perfectamente los firmes diversos, sin necesidad de realizar corte estratigráficos, sino aprovechando los «históricos» e incluso los recientes, derivados de una obra de infraestructura hidraúlica, se ha puesto de manifiesto la existencia de secuencias constructivas perfectamente articuladas que denotan una planificación clara del proyecto de ejecución del trazado, manifestando dinámicas bien establecidas y pautadas en la construcción de la vía. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto, además, la romanidad de la obra de ingeniería viaria e incluso algunos arreglos del viejo camino romano, todavía en uso en los siglos XIX y XX, que se pudieron documentar por restos de piedra caliza de machaqueo con aristas de tamaño medio y pequeño, que se superpusieron a la capa de rodadura original romana, ya desgastada. Nuestra felicitación al equipo por hacer las cosas con sentido común y por qué no decirlo, además en tiempos de crisis, con la filosofía de bueno, bonito y barato. Santiago Palomero Plaza «El Nuevo Miliario»
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LA REUNIÓN DE MÉRIDA, POR FIN Simposio Científico Internacional Aspectos de la red viaria hispano-romana, Mérida, 2008, publicado en Anas, 21-22, Mérida, 2012 (fecha de portada: 20082009), 535 pp. Comentario Casi cuatro años después de la celebración del Simposio titulado «Aspectos de la red viaria hispano-romana», que tuvo lugar en Mérida en noviembre de 20081, se han publicado las actas correspondientes, conformando el número 21 / 22 de la serie Anas, que edita el Museo Nacional de Arte Romano2. Pese a la tardanza en publicar el volumen de actas, labor para la que el Museo ha contado con la Asociación de Amigos del Museo, según explican José María Álvarez Martínez y José Luis de la Barrera en la brevísima introducción, la espera ha merecido la pena pues podemos afirmar, sin temor a que nuestra siempre inevitable subjetividad a la hora de juzgar un libro nos haga equivocarnos, que estamos ante uno de los volúmenes más importantes que ha producido la investigación de la red viaria en Hispania en los últimos cuarenta años. La nómina de autores es impresionante y el interés de sus comunicaciones, máximo. Para aquellos que no tuvieran ocasión de acudir —como el que esto firma—, se adjunta a esta reseña, en lugar de la tradicional portada con la que ilustramos en nuestra revista los comentarios, el índice de la obra comentada. Ya desde la magistral ponencia inaugural, debida a Lorenzo Quilici y dedicada a «Técnicas e infraestructuras en la construcción de las carreteras en el mundo romano», largo epítome (en español) de cuarenta años de investigaciones plasmadas, las más de las veces, en la imprescindible serie «Atlante Tematico di Topografia Antica», y a quien tendremos también ocasión de ver en el próximo Congreso Internacional de Arqueología Clásica3. A partir de ahí, el volumen se conforma con una sucesión de comunicaciones de altísimo nivel, entre las que cabría destacar algunas, por su especial contenido. Así, José María Solana da otra vuelta de tuerca a lo que había sido su línea de investigación de los últimos años4 y centra su largo trabajo en «aspectos filológicos, de terminología y de cronología del viario romano», en realidad un inventario de miliarios que usan las fórmulas fecit, refecit, perfecit, restituit y reparauit. En el mundo de los buscadores de Internet la utilidad de estos estudios basados en la epistemología pura no queda siempre clara, pero el largo trabajo pretende dar una visión de conjunto completada con un extensísimo inventario que nos remite a otras épocas. Un planteamiento distinto, tratando de sacar partido a las fuentes, es lo que dio pie a la aportación de José Manuel Iglesias, donde estudia la participación del ejército en la construcción de obras públicas en la Tarraconense.
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Enrique Melchor buscó en la existencia del Baetis como vía fluvial el eje en torno al cual se articuló la red viaria en la Bética, destacando en su comunicación el estudio de las infraestructuras fluviales construidas sobre el actual río Guadalquivir, así como de las mercancías susceptibles de ser trasladadas por esa completa red viaria y fluvial. La contribución de Isaac Moreno se centró en la técnica para el estudio de la red viaria romana, incidiendo, por tanto, en aspectos ya expuestos en otros lugares, en particular el «seccionamiento transversal» como uno de los métodos más adecuados para observar el proceso constructivo de los caminos antiguos. A la comunicación de Moreno, el formato de la publicación (al texto completo le siguen las imágenes en blanco y negro) no le favorece, pues su intervención, una vez publicada, adolece quizá de cierta parquedad de ejemplos, que tanto ilustran sus intervenciones en público y su obra más conocida5, quedando por tanto reducida a una sucesión de afirmaciones sobre lo que son y no son características de las vías romanas. En la misma línea de epítome de la trayectoria de su autor hasta la fecha se enmarca el trabajo de Manuel Durán, que se centra en los logros tecnológicos en la construcción de puentes romanos en Hispania, extendiendo esta vez su estudio también a los de cronología altomedieval. Vasco Gil Mantas llevó a cabo un estado de la cuestión sobre los estudios de la red viaria romana en Portugal. Incompleto, como es inevitable en este tipo de trabajos, de su aportación supimos más tarde que se trataba, en realidad, de un adelanto de una monografía dedicada a sistematizar el estudio de los caminos romanos en Lusitania, de reciente publicación6. A la desconcertante conferencia de Rodríguez Colmenero, sobre la que ya esta revista se extendió en la crónica del congreso7, sigue en la publicación una muy interesante aportación de Josep Maria Nolla e Isabel Rodà en torno al tramo norte de la Vía Augusta, sobre el que presentan numerosas novedades entre las que brillan con luz propia los resultados de la excavación de las mansio Summus Pyrenaeus (Camí de Panissars) y Praetorio (Can Tacó) y la reflexión que, a propósito de ellas, se hace acerca del concepto de mansio. Sobre la misma zona incide el estudio de Pau de Soto y César Carreras, en un completísimo trabajo sobre vías romanas en Cataluña en el que incluso presentan los primeros resultados de un proyecto destinado a calcular los costes de transporte en época romana por vías terrestres y fluviales. Ferran Arasa lleva adelante, con la solvencia a que nos tiene acostumbrados, un estado de la cuestión acerca del estudio de la Vía Augusta en tierras valencianas, algunos de cuyos avances ya hemos recogido en números anteriores de esta publicación8. Un correcto resumen de otros trabajos de similar título fue la ponencia «La Vía Augusta de Baetica», de Ramón Corzo, al que sigue una completa puesta al día
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de las vías romanas que llegan a Mérida, texto debido a F. Germán Rodríguez. El voluminoso libro se cierra, tras una actualización del estado en que se encuentra el desarrollo del proyecto Alba Plata, con otra charla magistral, debida en esta ocasión a Pierre Sillières, quien, con una ponencia acerca de metodología y estado de la cuestión del estudio de las vías romanas en Hispania, pone un broche de oro en una publicación imprescindible a la que, modestamente, nuestra revista, en fin, contribuyó con una fugaz comunicación dedicada a glosar la figura de Gonzalo Arias y los orígenes de nuestra publicación, que por entonces andaba aún por su tercer año de vida9. Santiago Palomero fue el encargado de glosar la figura del maestro y de exponer las razones de la existencia de una publicación tan exclusiva como la nuestra. Carlos Caballero El Nuevo Miliario
NOTAS 1.
2.
3.
4. 5. 6. 7.
En nuestro número 7 (diciembre de 2008) ya publicamos, a cargo de Guillermo Reher, la crónica de aquel Simposio, por lo que este comentario incidirá sólo en aspectos relacionados con la publicación. La fecha de portada de la revista indica los años correspondientes en la serie a este número doble (2008/2009); en realidad, la publicación se realizó en 2012. Que se celebrará en Mérida del 13 al 17 de mayo de 2013, y en el que Lorenzo Quilici presidirá una comisión destinada al estudio de los caminos antiguos. Resumida en la serie «La política viaria en España» Moreno, I. (2004): Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid Mantas, V.G. (2012): As vias Romanas da Lusitânia, Mérida El Nuevo Miliario, 7, p. 95 (2008)
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LO QUE SE DICE
UN NUEVO MILIARIO EN LORCA Nuestro colaborador (corresponsal, que diría Gonzalo Arias) Jesús Joaquín López Moreno, de la muy activa Asociación Cultural La Carrahila, nos hace llegar una noticia recogida por la agencia Efe según la cual las lluvias de septiembre pusieron al descubierto, en el cauce del río Guadalentín, en Lorca, un miliario de Augusto en excelente estado de conservación, según se aprecia en la imagen que reproducimos. La pieza, que se ha datado en el año 8 a.C., cuenta además con la mención de la distancia de XLVIII m.p., que correspondería a la existente entre Eliocroca (Lorca) y Carthago Nova (Cartagena). Agradecemos a nuestro colaborador el envío de la noticia y seguiremos con atención el estudio posterior de esta pieza, probablemente al servicio de la Vía Augusta, y que está en la actualidad siendo restaurada y estudiada en el Museo de Lorca. El miliario de Lorca en su presentación al público (fotografía: agencia Efe).
Las tabletas I y II del Itinerario de Barro, conservadas en el Museo Arqueológico de Asturias
TERMOLUMINISCENCIA PARA EL ITINERARIO DE BARRO Recogemos ahora exclusivamente la noticia de la publicación de los resultados del estudio mediante Termoluminiscencia de las cuatro tabletas que conforman el Itinerario de Barro, así como de la red viaria incluida en las cuatro inscripciones. El estudio, que debería de cerrar una vieja polémica acerca de la autenticidad de esta fuente1, se debe a Carmen Fernández Ochoa (que ha tenido la amabilidad de enviarnos una separata), Ángel Morillo y Fernando Gil Sendino2, y será objeto en un próximo número del comentario que, por falta de tiempo y de espacio, no puede incluirse en este.
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NOTAS 1.
2.
Véanse, por ejemplo, varios trabajos de José Manuel Roldán (en particular, Itineraria Hispana, Granada, 1975, p. 163 y ss.) y de Gonzalo Arias (en especial, «¿Son de fiar las tabletas?», ME, 7, 1964, reproducido en Repertorio de Caminos de la Hispania Romana, Ronda, 2004) «El Itinerario de barro». Cuestiones de autenticidad y lectura, Zephyrus, LXX, 2012
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A LOS LECTORES DE EL NUEVO MILIARIO (y, en particular, a sus suscriptores) Cumpliendo con lo anunciado en la carta que dirigimos a nuestros suscriptores en diciembre de 2012, el número 15 de El Nuevo Miliario se publica con retraso y comienza a distribuirse en los primeros días de abril de 2013. No vamos a insistir en los términos en los que redactamos aquella carta abierta a finales del año pasado; nos limitaremos, ahora, a recordar la frase con que se iniciaba: «Innecesario es recordar que vivimos tiempos difíciles e ingratos, pero no es tampoco prudente alejarse de la realidad». El motivo que nos lleva a insertar esta nueva nota a los lectores en las páginas de la revista es anunciar un cambio con respecto al plan editorial que, en aquella carta de diciembre, presentábamos. En contra de lo que allí se decía, en el año 2013 se editarán también dos números, como es habitual, además de este que, en realidad, corresponde al periodo de suscripción de 2012. Así, después del verano, todavía con cierto retraso respecto a la fecha inicialmente prevista (que sería los primeros días de julio), se publicará el número 16 de la serie, cuyo contenido será también ordinario y para el que ya estamos recibiendo originales. Pero a finales de 2013 editaremos un segundo número, este de carácter extraordinario y, por tanto, fuera de serie, que supondrá la publicación de una monografía sobre el estudio de las vías romanas en Hispania. Hecho ese inciso en forma de monografía, a partir de junio de 2014 confiamos en que no habrá dificultades para que nuestra revista retome el ritmo de dos números al año, editados en julio y en diciembre. En consecuencia, mantendremos un año más, en 2013, las condiciones de suscripción a nuestra revista que están vigentes desde el primer número de 2009. En este sentido, cuando nuestra revista, como indicábamos en aquella carta de diciembre último, «ha sido también víctima inesperadas de los recortes que se expanden como un cáncer por las instituciones públicas que, al no disponer de presupuesto para mantener sus actividades habituales, se han visto también obligadas a reducir o eliminar el capítulo destinado a la adquisición de publicaciones», queremos agradecer a todos nuestros suscriptores el hecho de que continúen siguiendo nuestra revista, y queremos enviar todo nuestro apoyo, en general, a aquellas instituciones culturales de carácter público que están sufriendo en primera persona los recortes económicos y, muy en especial, al personal que trabaja en ellas y a la sociedad a la que, en definitiva, sirven. El Nuevo Miliario Marzo de 2013
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El Nuevo Miliario
Nº 15, Marzo 2013
PAUTAS PARA LA PRESENTACIÓN DE ORIGINALES EN LA REVISTA
El Nuevo Miliario El boletín bianual El Nuevo Miliario acoge trabajos, noticias y comentarios sobre vías romanas, historia de los caminos y otros temas de geografía histórica de cualquier época, pero para la publicación de los textos se aconseja seguir las pautas que se describen a continuación: 1) Los trabajos tendrán preferentemente una extensión máxima en torno a las 15 páginas tamaño DIN A-4, incluyendo ilustraciones y bibliografía. Cada página de texto tendrá unos 2.500 caracteres. 2) En El Nuevo Miliario pretendemos respetar el medio ambiente; por ello, como norma general, y para reducir el consumo de papel, los originales, siempre que sea posible, se enviarán exclusivamente en soporte informático, en CD-Rom en el que se incluirán el texto y, por separado, las imágenes (planos, mapas, fotografías, etc.), o por correo electrónico. Únicamente en aquellos casos en que los autores consideren que los trabajos deben de ir maquetados de una forma concreta se enviarán los originales impresos en papel. 3) Del mismo modo, se aceptarán preferentemente las fotografías (preferiblemente no más de tres o cuatro por trabajo) enviadas en soporte digital, en formatos .jpg, o .tif, con una resolución mínima de 300 ppp. Para los planos y mapas, que se enviarán como imágenes, se aceptará además el formato .pdf. Circunstancialmente se aceptará el envío de fotografías, mapas o planos originales para su reproducción, que serán, en todo caso, devueltos al concluir la maquetación del trabajo. 4) Las imágenes se acompañarán, si los autores lo consideran necesario, de sus correspondientes pies, que se presentarán en una relación al final del texto. 5) Los trabajos podrán incluir notas bibliográficas y notas a pie de página (aunque, preferiblemente, se evitarán estas últimas y, en todo caso, se publicarán como notas finales), mientras que la bibliografía se citará preferentemente recurriendo al Sistema Harvard, (Autor, año, título, lugar de edición) de este modo: - FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, P.F. (1987): Sobre el neolítico y otras antigüedades de la región de Murcia, Revista de Estudios Peninsulares, 17. LA FECHA prevista DE CIERRE DEL NÚMERO 16 de El Nuevo Miliario estará en torno al 15 DE SEPTIEMBRE DE 2013
BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN Y PETICIÓN DE NÚMEROS ATRASADOS Deseo suscribirme a la revista El Nuevo Miliario hasta diciembre de 2013 Datos personales: Nombre y apellidos: Institución: Dirección de envío (vía pública, localidad, ciudad, provincia, Estado): Teléfono (opcional): Correo – e: Tarifas (indíquese la elegida): - Ordinaria: 24 € - Institución: 36 € - Números atrasados: los números 2, 6, 7, 9, 10, 11 Y 12 pueden obtenerse a través de Pórtico Librerías (www.porticolibrerias.com). Los números 0, 1, 3, 4, 5 y 8 están agotados y se pueden descargar gratuitamente de www.elnuevomiliario.eu Forma de pago: - Domiciliación bancaria (indicar entidad, oficina, digito control, nº de cuenta): - Transferencia a la cuenta 2085 / 8024 / 99 / 0330341345 - Cheque nominal (a nombre de Carlos Caballero o Guillermo Reher) Firma (imprescindible en caso de domiciliación): Este boletín puede enviarse por correo ordinario a: Carlos Caballero María de Guzmán, 49. 5º C 28003 MADRID
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