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EDITORIAL
Sentimos el ciclo de los siglos que se repite, envueltos en la neurosis y la ansiedad por el control, convulsionamos por la promesa imposible de Occidente: dominar el tiempo, el cuerpo, la enfermedad y la muerte. La marcha del tiempo continuará con o sin nosotros, no obstante será una lástima volver a dejar pasar el asombro por las flores, será lamentable dejar de sentir los vientos de las 4 casas, escuchar el sur, triste será perder la piedrita verde que nos trae el ave, será terrible no conocer el verdadero nombre de los animales y las plantas. Detener la violencia histórica y reciente sólo será posible si restablecemos nuestro lazo con la Tierra que habitamos, si nos reencontramos con nuestro cuerpo, en nuestros cuerpos, mirando más allá de los parámetros que la dominación nos ha impuesto, mirándonos, escuchándonos, abriéndonos . La marcha del tiempo no cesará, la destrucción seguirá corriendo pero sería una lástima hacerle más fácil el trabajo por comodidad o por miedo. El tercer número de Juchari Palabra ha llegado en el revuelco de la ola de la realidad que estalla en la arena del tiempo, ha llegado quizá como un naufragio que deja en la playa misteriosos tesoros, semillas de grandes árboles, cartas en botellas de cristal: ¡no te rindas, vale la pena seguir luchando!
INDICE
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Editorial
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Uma história sem fim
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Michel Foucault y la pandemia
Fernanda Gassen
COVID-19
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E se a verdade valesse mais do que a conveniência?
Abel Rodríguez López
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La Huey palabra
Thiago Barbalho
Jhoanna Alexandra Patiño López
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Amarraçãco
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De canoas, vientos y naufragios
Mariana Favila Vázquez 23
Catálogo de denuncias
Hariel Revignet 47 Vulcanica 52 El Poder de un Nombre: El
coloniales, cartas desde Brasil
Colonialismo de Nombrar
y Chile
Especies Científicas
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Agua privada
Karla Sosa
Bernardo Oyarzun
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Finalmente vulnerables: el
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Las Tesis versión bellas artes
Laura Ibáñez Kuzmanic
Carlos Arroyo
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“Cartonier”. Performance en
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Semblanzas
una de las calles más caras del mundo.
Paula Baeza Paila
lenguaje de las flores
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MICHEL FOUCAULT Y LA PANDEMIA COVID-19 Abel Rodríguez López
“A la peste, responde el orden” (Michel Foucault, Vigilar y castigar)
Uno de los pensadores más influyentes en las ciencias sociales contemporáneas ha sido Michel Foucault (Moro, 2003). Foucault reflexionó de una manera particular las configuraciones sociales de la segunda mitad del siglo xx y más centralmente analizó cómo se configuraban las relaciones de poder ya no a nivel macrofísico (Estado-sociedad, burguesía-proletariado) como lo había hecho Marx a mediados del siglo XIX. Foucault reflexiona en obras como Microfísica del poder (1980), Saber y verdad (1991) y otras, sobre cómo el poder consiste en ser una relación más que una herramienta o una cosa que alguien puede tener y ejercer sobre otros. Más bien se trata de relaciones que se disponen, si bien de arriba abajo también en forma de una red. Lo primero, dice, “en la medida en que las relaciones de poder son una relación de fuerza desigualitaria y relativamente estabilizada, […] esto implica un de arriba abajo, una diferencia de potencial” (Foucault, 1991: 134). Lo segundo, sugiere, porque también el poder se manifiesta en relaciones que se disponen como un dispositivo de inspección múltiple: “la vigilancia reposa sobre individuos, su funcionamiento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo y lateralmente” (Foucault, 2002: 183).
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Michel Foucault y la pandemia Covid-19
Una pregunta que me ha surgido por estos días de pandemia es sobre ¿cómo Foucault insertaría la aparición de la pandemia provocada por el virus Sars-cov-2, que provoca la enfermedad Covid-19, dentro de sus análisis y reflexiones en el marco de sus ideas sobre el poder? Releyendo una de los textos principales de este pensador como es Vigilar y castigar (2002), en el cual Foucault habla sobre el “panoptismo”, ese dispositivo disciplinario que se implementó en el siglo XVIII con base en una arquitectura propicia que dio origen a la vigilancia continua y constante sobre los ciudadanos, es descrito por Foucault como un, “…espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y la periferia, en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos —todo esto constituye un modelo compacto del dispositivo disciplinario” (2002: 202).
Después de señalar que el panóptico es ese dispositivo de vigilancia que copta la libertad de los individuos, de las familias, de la ciudad, y que está plagado de elementos y agentes que llevan a cabo la vigilancia sobre las personas recluidas (reos, enfermos, estudiantes, etc.), Foucault recuerda cómo el poder se cernía sobre los ciudadanos, individual y colectivamente, vigilándolos en tiempos de peste (nosotros podríamos decir al día de hoy “Coronavirus”). “Ha habido en torno de la peste toda una ficción literaria de la fiesta: las leyes suspendidas, los interdictos levantados, el frenesí del tiempo que pasa, los cuerpos mezclándose sin respeto, los individuos que se desenmascaran, que abandonan su identidad estatutaria y la figura bajo la cual se los reconocía, dejando aparecer una verdad totalmente distinta. Pero ha habido también un sueño político de la peste, que era exactamente lo inverso: no la fiesta colectiva, sino las particiones estrictas; no las leyes trasgredidas, sino la penetración del reglamento hasta los más finos detalles de la existencia y por intermedio de una jerarquía completa que garantiza el funcionamiento capilar del poder; no las máscaras que se ponen y se quitan, sino la asignación a cada cual de su “verdadero” nombre, de su “verdadero” lugar, de su “verdadero” cuerpo y de la “verdadera” enfermedad. La peste como forma a la vez real e imaginaria del desorden tiene por correlato médico y político la disciplina. Si bien es cierto que la lepra ha suscitado rituales de
7 Abel Rodríguez López
7 exclusión que dieron hasta cierto punto el modelo y como la forma general del gran Encierro, la peste ha suscitado esquemas disciplinarios. Más que la división masiva y binaria entre los unos y los otros, apela a separaciones múltiples, a distribuciones individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de los controles, a una intensificación y a una ramificación del poder” (2002: 202-203).
¿Qué vivimos hoy? Por un lado, una “ficción literaria de la fiesta” en tanto las leyes son suspendidas e incluso hay voces que piden recrudecer este dispositivo: imposición de la ley (multas si no usas cubre bocas). Por otro lado, los interdictos son levantados en tanto las noticias sobre la posesión del virus cambian continuamente: ¿quién lo tiene?, ¿quién corre más riesgo?, ¿quién puede liberarse de contraerlo? Además, el frenesí del tiempo que pasa y los cuerpos que se mezclan en reuniones y fiestas sin respeto del reglamento sanitario, incluyendo a las figuras públicas (deportistas, artistas, políticos, etc.); los individuos se desenmascaran dejando aparecer una verdad muy distinta: el machismo familiar se incrementó, los embarazos en menores de edad también, los divorcios se multiplican y la salud mental de niños y jóvenes corre peligros haciendo aparecer identidades desconocidas que pueden llegar a ser muy similares entre sí facilitando su manejo. Pero hoy también se vive un “sueño político del Coronavirus” en tanto la penetración del reglamento ha llegado a detalles de la existencia. Por ejemplo, hoy en día, en China ha aparecido el modelo de vigilancia por reconocimiento facial más sofisticado del mundo. Mediante un sistema de “crédito social”, en el cual, quien se adapta obtiene beneficios y quien no, se atiene a la persecución. China se perfila como el modelo
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Michel Foucault y la pandemia Covid-19
de las futuras dictaduras digitales.1 ¿Se tratará acaso de un panóptico digital? Por lo menos se trata de una cuestión que ya adelantaba la vigilancia e inspección a detalle de los ciudadanos nacionales y extranjeros en los Estados Unidos luego de la caída de las torres gemelas en 2001. En estos días de pandemia, acciones como éstas se llevan a cabo por intermedio de jerarquías que garantizan el funcionamiento capilar del poder en tanto instituciones de salud internacionales, nacionales y locales (ONU, la OPS, la SSA, etc.) incluyendo a las instituciones policiales, todas son representadas en distintos niveles y participan en la vigilancia con acciones punitivas. En medio de la pandemia, éstas llevan a cabo los recuentos de enfermos, vivos y muertos. Incluso el uso del cubrebocas que las personas se ponen y se quitan remite a la asignación que se da a cada uno de su “verdadero” nombre (¿somos alguien?) y de su “verdadero” lugar (¿de dónde somos?, ¿dónde estamos?). Muy probablemente, para Foucault, la enfermedad Covid-19, sería al mismo tiempo real (porque el virus que la origina existe) e imaginaria (porque los discursos llevan su existencia más allá de ésta). Asimismo, para Foucault, la enfermedad tendría por correlato médico y político la disciplina de las personas. Por un lado, el gran encierro, por otro, el buen encauzamiento de la conducta. Para Foucault la pandemia vendría a ser el mejor dispositivo disciplinario porque abarca todo el universo de ciudadanos que pueden ser controlados desde una red de intereses económicos, políticos, religiosos, etc. El mismo Foucault consideró que las enfermedades epidémicas se recrudecían eventualmente “para responder a exigencias de coyuntura” (Foucault, 2002: 143). Exigencias de coyuntura que podrían ser llamadas “crisis” y que, de acuerdo con Ménendez (2018: 54), son un asunto “estructural al capitalismo”. En conclusión, hoy vivimos en el mundo “apestado” donde ejercer el poder consiste en controlar sus relaciones y deshacer sus peligrosos complots. Cada ciudad es atravesada por jerarquías que inspeccionan desde una organización de las vigilancias y ramificaciones del poder entre las cuales es difícil ubicar los puntos en que se origina dicho ejercicio; una tarea que, de acuerdo con Castro-Gómez (2000), queda hoy para las ciencias sociales contemporáneas que se inspiran o no en el pensamiento foucaultiano. Referencias
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Como lo ha denunciado Matthew Carney en su reportaje “China la vigilancia absoluta”, producido por el canal alemán DW Documental. Pude verse en: https://www.youtube.com/watch?v=nl3bjvkJjT4
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Castro-Gómez Santiago (2000). “Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema de la ‹invención del otro›”. En Edgardo Lander (Comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO pp. 145-161. Carney, Matthew (2019). “China la vigilancia absoluta”. DW Documental. https://www. youtube.com/watch?v=nl3bjvkJjT4 [consultado el 5 de noviembre de 2020] Foucault, Michel (2002). Vigilar y castigar. Argentina, Siglo XXI. Foucault, Michel (1991). Saber y verdad. Madrid, Ediciones de La Piqueta. Foucault, Michel (1980). Microfísica del poder. Edición y traducción de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uría, segunda edición, Madrid, Ediciones de La Piqueta. Menéndez, Eduardo (2018). Colonialismo, neocolonialismo y racismo. México, UNAM. Moro Abadía, Oscar (2003). “¿Qué es un dispositivo?”. Empiria. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, número 6, pp. 29-46.
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Jhoana Alexandra Patiño López
¿Y si tan sólo somos esto? Este olor fétido, Y el vacío en la noche. Si no hay nada más, Sólo días que mueren Estrellas que nunca tocaremos Ríos de sangre Y huesos arrojados en fosas. ¿Qué pasa si no hay más que esta historia? , Si ya nos contaron cada versión, Si millones murieron en vano. Ébano
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Mudanza Al sur del sur Lejos de lo bueno De todo estorbaco De tantas cadenas Y tiranos Cerca del silencio Para oir crecer las flores Y cantar gorriones Al sur del sur del pensamiento Dónde el único límite sea la muerte. Ébano, 2021
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13 Jhoana Alexandra Patiño López
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Raritud
La puta
Tengo una cabeza y dos alas atrofiadas que se tornaron manos de las que cuelgan diez cosas largas que llamamos dedos. Poseo una protuberancia con dos ranuras que dicen es la nariz. Respiro aunque no lo siento, ni lo veo. Duermo cuando el sol se va, y a veces al cerrar los ojos despierto. Camino hacía lo que llaman adelante, pago bus y usualmente hago fila. Saludo y me despido como mandan las buenas costumbres, produzco para el sistema y consumo su mierda. ¡Dentro de millones son una más! . Sin embargo, la normalidad es estrecha y mi cuerpo se encoge y se estira con frecuencia siento que no quepo en él. Las palabras son tan pocas no puedo decir todo a través de ellas y me queman desde adentro las experiencias que mueren en silencio calcinadas en mi hoguera. La normalidad de afuera me moldea con sus miles de tentáculos y entonces en una lucha a muerte mi raritud que viene de adentro de las profundidades de la angustia de las fauses de un deseo insaciable de un dolor indomable Salta como loba para defenderme. Rara, rarita, rarísima me dicen los que olvidan su propio infierno. Rara y sin forma me susurran las que sólo ven con los ojos y oyen lo que les ordenan. Rara, rarota me señalan cuando intento volar sin alas. Pero no sé qué es eso, tan solo soy un copo de nieve que se derrite Una estrella de mar en medio del desierto. Todas las rosas del cementerio Un amor herido de muerte en sus laberintos Y una memoria de ébano que no quiere ser más.
Es la que piensa, Y desobedece La que no teme a su deseo Y se rebela ante tanto “padre” La que disfruta de su cuerpo Y dice lo que siente. La que no quiere ser de nadie. La que mira a los ojos Y no se detiene. Puta, toda mujer que se libera de su yugo.
Ébano, 2021
Ébano, 2015.
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DE CANOAS, VIENTOS Y NAUFRAGIOS Mariana Favila Vázquez En los estudios sobre Mesoamérica, entre una enorme diversidad de temas, nos encontramos con numerosas indagaciones sobre los ciclos agrícolas y estacionales que regían la vida cotidiana y ritual de las sociedades prehispánicas. Estas actividades eran realizadas en tierra firme, lo que ha permitido a la historia, la antropología y a la arqueología analizarlas en espacios concretos, en los cuales es posible situar los hechos, fenómenos, objetos y a las personas con cierta precisión. ¿Pero qué sucede si nos asomamos a las aguas cristalinas, mansas o con oleaje, exuberantes por sí mismas, con las que diversas sociedades convivían y conviven hoy en día? ¿Qué actividades se llevaban a cabo ahí? ¿En qué se distinguen respecto a las realizadas en un terreno sólido? Y sobre todo ¿qué nos dicen sobre la relación entre los humanos y su entorno? Sabemos que las sociedades mesoamericanas tenían un estrecho vínculo con los diversos cuerpos de agua y no sólo eso, sino que además eran hábiles al recorrerlos. La evidencia al respecto tiende a ser elusiva; sin embargo, es posible elaborar algunas inferencias sobre dicha relación que ayudan a mejorar nuestro entendimiento del pasado prehispánico. Desde los olmecas, que trasladaban grandes piedras de basalto por los ríos y la costa del Golfo de México; hasta los mayas, que utilizaban canoas talladas en ceibas para sus incursiones en el mar Caribe, y los mexicas, que vivían en una isla rodeada de aguas salobres, las culturas mesoamericanas tenían un amplio
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De canoas, vientos y naufragios
conocimiento de su entorno acuático. En este contexto, la navegación facilitó las incursiones en un paisaje que se conformaba no sólo por la tierra firme, sino que incluía los espacios lacustres, marítimos, fluviales y pantanosos. Encontramos en el vínculo entre estas sociedades y el agua, relaciones recíprocas, bidireccionales, las cuales abren un abanico de posibilidades para explorar las conexiones, en este caso, entre los navegantes, los cultivadores del agua, pescadores y canoeros, con el medio acuático, sus habitantes no humanos y los fenómenos meteorológicos que les impactaban a todos, día con día. Entre estos últimos, se encuentran los vientos, los “nortes” y tormentas, los ciclos estacionales y las fases de la luna, los cuales en conjunto o por separado, influían, e incluso podríamos decir que regulaban y regulan aun hoy día, la convivencia entre humanos, lagos, ríos y mares. Los espacios acuáticos tenían múltiples significados para las sociedades prehispánicas. Johanna Broda ha señalado la importancia del mar en cuanto a su fertilidad y su papel en la cosmovisión mexica. Manantiales y ojos de agua se concebían como umbrales al inframundo. Así mismo, algunos lugares tenían un peligro intrínseco, como era el caso del remolino del Pantitlan en la laguna de México, donde ocurrían naufragios cuando los pescadores de la nada se veían atrapados en una vorágine de agua y viento que volteaba sus canoas. Esto requería que se realizaran una serie de rituales y se depositaran ofrendas en este espacio, con el objeto de asegurarse que su vida no estuviera en juego al transitarlo. Lo anterior nos lleva a preguntar ¿había alguna deidad relacionada con la navegación, la cual fuera venerada para asegurar el bienestar de los canoeros? A la que haré referencia aquí es Chalchiuhtlicue, la compañera o bien, como también se le considera, la contraparte femenina de Tlaloc. Esta deidad, la de la falda de jade, era la diosa del agua de las fuentes, los ríos y los lagos. La descripción que hacía fray Bernardino de Sahagún en el libro I de su Historia general de las Cosas de la Nueva España, nos indica su relación con las embarcaciones y la práctica de la navegación: “… honrábanla porque decían que ella tenía poder sobre el agua de la mar y de los ríos, para ahogar a los que andaban en estas aguas y hacer tempestades y torbellinos en el agua, y anegar los navíos y barcas y otros vasos que andan por el agua”. Las fiestas que se dedicaron a esta deidad, junto con el conocimiento de los espacios acuáticos y de diversos fenómenos meteorológicos, buscaron propiciar que el surcar las aguas no terminara en una tragedia que conllevara el naufragio del canoero y su embarcación, y con ello la muerte. A falta de espacio, me
Mariana Favila Vázquez
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enfocaré aquí en algunos saberes sobre el entorno con los cuales se beneficiaban los navegantes prehispánicos y daré algunos ejemplos que se han recuperado en comunidades actuales. Comenzaremos con la clasificación de los vientos, que entre los habitantes de los lagos de México servía para saber cuándo era adecuado o no adentrarse en sus aguas. Esta categorización, de acuerdo con la información recuperada por fray Bernardino de Sahagún en el libro VII de la Historia General, se estructuraba a partir de las cuatro partes del mundo que Quetzalcóatl controlaba, y se relacionaba con la actividad de la navegación lacustre. El viento que identificaban como proveniente del oriente, donde además se ubicaba el Tlalocan, paraíso subterráneo asociado a Tlaloc y sus ayudantes, era el tlalocáyutl, un viento tranquilo, que cuando sopla “no impide a las canoas andar por el agua”. El segundo viento, el que sopla del norte, provenía del mictlampaehécatl, un sitio equivalente al infierno en la religión católica. Este se percibía como un viento furioso y era muy temido; cuando sopla “no pueden andar las canoas por el agua, y todos los que andan por el agua se salen por temor cuando él sopla, con toda la prisa que pueden porque muchas veces peligran con él”. El tercer viento viene del occidente, donde vivían las entidades femeninas cioapipilti. Este viento no era fuerte, pero sí muy frío, haciéndolo adecuado para la navegación. El cuarto viento “sopla de hacia el mediodía”, y le llamaban uitztlampa ehécatl, que significa viento que sopla de aquella parte donde fueron los dioses que llaman uitznaoa”. Este era un viento peligroso para navegar, ya que producía grandes olas en el agua y por eso las canoas se hundían o eran levantadas, provocando que se voltearan. Correspondía a lo que hoy conocemos como nortes.
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De canoas, vientos y naufragios
El viento además de ser un fenómeno estrechamente relacionado con la lluvia, el lago y las tormentas, también se vinculaba con ciertos animales. Gabriel Espinosa, en su obra El embrujo del lago, menciona que había una estrecha relación entre el viento, ciertas aves y la actividad de caza que practicaban los canoeros del lago de México en el siglo XVI. El lazo entre el cazador de aves que se aventuraba en el agua, con las aves que acechaba, trascendía la necesidad humana de alimentación. Cazadores y pescadores andaban en busca de algo que confirmara su éxito en el oficio que habían elegido. Algunas de las aves portaban en su interior una piedrecilla que al encontrarse le indicaba al pescador la buena suerte que tendría en su quehacer. Estas aves podrían considerarse, como atinadamente menciona Gabriel Espinosa, “aliadas del viento”. Al verse en el peligro de ser cazadas, tenían en común que aleteaban en conjunto o en solitario, como si con este movimiento llamaran al numen, de tal forma que provocaban un fuerte oleaje y, como consecuencia, el naufragio de los infortunados navegantes, con lo cual el ave tenía la posibilidad de escapar. No se percibe aquí una relación en la que el viento, como fenómeno natural, determine el quehacer o la suerte de las aves, sino todo lo contrario. Las aves tenían la capacidad de utilizarlo a su favor para evitar un destino funesto en manos de los cazadores acuáticos. De entre todas estas aves, vale la pena retomar lo que fray Bernardino de Sahagún recabó sobre el atotolin en el libro XI de la Historia general: “Hay una ave en esta tierra que se llama atotolin, que quiere decir gallina del agua, la cual dicen que es el rey de todas las aves del agua […] dicen que es corazón del agua, porque anda en el medio del agua siempre y raramente parece; sume las canoas en el agua con la gente; dicen que da voces, llama al viento y entonces viene el viento recio y sume las canoas, esto hace cuando la quieren tomar […] Cuando las van a cazar comienzan a graznar las aves del agua, y pónense en bandas y sacuden las alas, y los peces salen arriba, y entonces los cazadores no se pueden escapar; aunque quieren remar, no pueden; muérensele los brazos y súmense debajo del agua; y ahóganse”. Es interesante que varias aves comen piedras a propósito, las cuales sirven para triturar el alimento en la molleja, estas se conocen como gastrolitos y podrían ser aquellas que le fueron mencionadas al fraile franciscano. Otro aspecto de la relación entre el clima y las aves tiene que ver con la lectura que los pescadores y canoeros de la laguna de México hacían de los comportamientos de ciertas especies para
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predecir próximas tormentas, con lo que reducían los riesgos de una navegación peligrosa. Sahagún menciona la existencia de un ave llamada atapalcatl, un pato que “cuando quiere llover un día antes, y toda la noche, hace ruido en el agua batiendo el agua con las alas”, a lo cual “los pescadores del agua en esto entienden que va a llover”. La predicción de la proximidad de la lluvia, que oscurecía la posibilidad de adentrarse en el lago, es uno de tantos resultados de estas relaciones entre humanos y su entorno, que además nos permite inferir que los ciclos estacionales de lluvia y secas incidieron directamente en la actividad de navegación. Hoy en día, en diversas regiones de México donde se practica la pesca artesanal, los hombres que se aventuran al mar saben que las temporadas de pesca están sujetas a los ciclos anuales de lluvias y secas, y de reproducción de peces, aves y otros animales. Tal es el caso de la región de Los Tuxtlas, Veracruz, donde se crea un circuito acuático conectado por una infinidad de ríos y arroyos que incluye a la laguna de Catemaco, la laguna costera de Sontecomapan y a la costa del Golfo. En estos cuerpos de agua, que rodean a los volcanes de San Martín Tuxtla y Santa Marta, los pescadores indígenas y mestizos de la región siguen un complejo calendario anual de pesca. Específicamente en las localidades de Zapotitlán, Arrecifes, Xochiapan, Peña Hermosa y Tecuanapan, los pescadores saben que es en la época de la cuaresma, entre febrero y abril, cuando la pesca es mejor y se logra conseguir pámpano, sierra y robalo, sobre todo si hay luna llena. Incluso, si el pescador se aventura a la hondura, en lo más profundo, podrá pescar tiburón. Eugenio Hernández, de 57 años y su hijo, Esteban Hernández de 37 años, de la localidad de Arrecifes, añaden que de
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De canoas, vientos y naufragios
octubre a diciembre se tiene una buena corrida de 3 meses, que es cuando los peces desovan, siendo una temporada en la que también es buena la pesca. Cuando es tiempo de norte no hay pesca, no hay manera de salir a la mar y el agua en los cuerpos de agua interiores es demasiado turbia y brava. Sucede lo contrario en un contexto lacustre, como reporta Mari Carmen Serra Puche en su obra Los recursos lacustres de la Cuenca de México durante el Formativo. La época más propicia para salir a pescar en la laguna de Zumpango empezaba por febrero y marzo, pero los mejores meses eran abril y mayo, cuando el agua estaba clara y lo más adecuado era pescar en horas de la madrugada o la noche. Cuando llovía mucho los pescadores sabían que el agua era demasiado turbia y la pesca mala. Mientras que en época de frío la pesca se realizaba hasta el mediodía, cuando el agua comenzaba a enfriarse demasiado. En diciembre y enero el agua era muy somera, y en general se pescaba mejor durante la luna creciente. La relación entre la pesca exitosa y los ciclos lunares ha sido registrada en otras comunidades indígenas como Zirahuén y el lago de Pátzcuaro. Delia Cuello, en su trabajo Los pescadores, comuneros, campesinos de Zirahuen, menciona que los pescadores saben que: “El pescado anda con la luna; cuando no sale pescadito, decimos que la luna es muy mala para pescar. Cuando la luna está llena, la pesca es buena”. Por otro lado, entre los conocimientos necesarios para navegar, las fases de la luna resultan particularmente útiles en otros aspectos. Por ejemplo, para la construcción de las canoas monóxilas o cayucos, tallados en el tronco de un solo árbol y que aún hoy se utilizan en varias regiones del país, hay localidades donde los carpinteros de ribera saben que el mejor momento para talar un árbol y construir una canoa es cuando hay luna llena. Además, la tala debe hacerse antes del amanecer, como sucede en la región de Los Tuxtlas, previamente mencionada. Concluiré con el siguiente ejemplo: entre los lacandones de Na-Há, en Chiapas, se tallan los cayucos en los troncos de árboles de caoba. Pero debe tomarse en cuenta que el árbol tiene que cortarse cuando la luna no es tierna, porque si se encuentra en cuarto creciente, la madera también será tierna y se pudrirá. Además, ninguna mujer puede estar presente cuando el árbol se esté talando. Es más, las mujeres ni siquiera pueden enterarse de que un grupo de hombres está organizándose para realizar esta labor. De lo contrario, el cayuco se quebrará en el agua
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y su dueño perecerá. Una vez talado el tronco, se deja tirado durante 3 días enteros, para que pierda todo el aire que tiene en su interior, y entonces pueda comenzar a labrarse el cayuco. Al término de su construcción se echa al agua, donde se espera que los cocodrilos de la laguna vayan a su encuentro, pues ellos serán los encargados de enseñarle como navegar, sin fracasar en el intento. El cayuco se concibe entre los lacandones de esta comunidad como el hermano menor del cocodrilo, y en su trabajo de surcar la laguna deberá cuidar de su dueño cuando éste se adentre a las aguas a pescar. He echado mano de datos que se recuperaron en la época colonial temprana, justo después de la llegada de los españoles, y de datos actuales, no con el afán de construir un puente entre el presente y el pasado, sino de entender que los espacios acuáticos en las sociedades prehispánicas y contemporáneas presentan una gama de dimensiones complejas que involucran un profundo conocimiento del entorno. Los cuerpos de agua no son un límite, sino la continuación de un territorio que fue apropiado, valorado, modificado y recorrido por los indígenas mesoamericanos; que continuó siéndolo durante la Colonia y que aún lo es hoy en día. Esta concepción conlleva un profundo conocimiento de los fenómenos naturales y en consecuencia la puesta en práctica de acciones específicas de los navegantes y que, a retazos, podemos intentar reconstruir a partir del estudio de diversas fuentes. Así, damos un paso más para entender la complejidad de la práctica de la navegación, la cual ha dejado huellas a lo largo del tiempo, aunque pareciera que éstas a veces desaparecen como si se las llevara el viento.
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Catálogo de denuncias coloniales, cartas desde Brasil y Chile
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AGUA PRIVADA Bernardo Oyarzun
Obra Mawün (lluvia en mapuzungun) Es un instalación en el paisaje, varas altas de álamo de 5 a 6 metros que contienen en su extremo superior metawes (jarrones de arcilla tradicionales del pueblo Mapuche).
Me duele profundamente que Chile sea en toda su historia, una eterna zona de sacrificio. Su morfología natural ha sido atrofiada, su paisaje degradado y la calidad de vida de sus habitantes ha llegado hasta la humillación. En esta verdadera tragedia, el acaparamiento del agua tal vez sea su peor cara y un bochornoso desvarío del sistema que la sustrae. Aglutina todos los males de la injusticia social y el desparpajo del extractivismo capitalista. El desvío de las aguas de ríos y esteros para la minería, embalses para regadío agroindustrial, represas hidroeléctricas y la absorción demencial del agua de las fuentes hídricas subterráneas, está secando este país, dejando sin agua a zonas rurales y pueblos enteros, con consecuencias apocalípticas para los ecosistemas. En este país se violan los derechos humanos a diario y el tema del agua aparece en primer lugar de este prontuario delictual, aquí el agua es un bien privado, marcando la nota alta de los países gobernados sin humanidad, es así como es consagrado el año 1981 en la constitución creada en dictadura, el agua como un bien económico, le concede el derecho de uso del agua a privados en desmedro de la población. Este derecho humano vital también es postergado en democracia con el mismo descriterio y permite que empresarios puedan tener plantaciones en los cerros o en el valle, mientras el pueblo debe mendigar algunos litros de agua a diario desde los camiones aljibes.
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Agua privada
Bernardo Oyarzun
El agua se convierte en la gran garantía como una prueba irrefutable de que estamos en un lugar sin escrúpulos para la inversión extranjera, para que transnacionales puedan usufructuar a muy bajo costo de todos sus recursos naturales a destajo. Desde el norte se puede observar la minería, que tiene el 90 % del total de los derechos de agua consuntivas, en este caso, no son devueltas al medio ambiente, pero en la práctica vuelven a los relaves de ácido convertida en un veneno y mordiente de todo tipo de sustancias químicas, los animales que beben sus aguas no viven más de quince segundos en esos lugares extravagantes de la muerte. En el centro sur se encuentran las centrales hidroeléctricas de transnacionales que tienen prácticamente el 100% del derechos de aguas consuntivas, es decir, tienen derecho a usar prácticamente todos los ríos de Chile, pero el agua debe volver al cauce, dejando a su paso un panorama desolador de destrucción del paisaje y el ecosistema de las cuencas de los ríos. En los valles el agua se concentra en los monocultivos de frutas y más al sur en las plantaciones ácidas de pino y eucalipto que además de consumir el agua de las fuentes hídricas, secan los esteros y vertientes, destruyendo la tierra, la biodiversidad, ocupando las tierras ancestrales de los Mapuche, expropiadas y mal habidas, dejando una historia triste en el lugar, injusticia y mucha sangre sacrificada por este territorio, reemplazando prácticamente todo la selva nativa del sur de Chile en esta faena extractiva y genocida.
Ecosistema 2019, Galería CCU Santiago de Chile Instalación, recolección de herramientas campesinas y video del bosque nativo.
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LAS TESIS versión bellas artes Laura Ibañez Kuzmanic
Las bellas artes son un juez, que nos juzgan por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves. Las bellas artes son un juez, que nos juzgan por nacer y nuestro castigo es la violencia que ya vez. Es feminicidio. Inspiración para mi asesino. Es la cosificación. Es la violación. Y la culpa no era mía ni de dónde estaba ni de cómo me vestía (x2) El violador eres tú El violador eras tú Es Tassi Es Dalí Es Picasso El artista opresor es un macho violador (x2) El violador eres tú El violador eras tú
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“CARTONIER”. PERFORMANCE EN UNA DE LAS CALLES MÁS CARAS DEL MUNDO1 Paula Baeza Pailamilla2 Encontrándome en plena pandemia viajando de Chile a Europa, me doy cuenta de las enormes brechas en cómo se aborda una emergencia sanitaria entre el territorio de Abya Yala y Europa. Mientras en Chile hubo una cuarentena de 5 meses, en donde las salidas se limitaban a solo compras de alimento 2 veces a la semana con un permiso policial, en la ciudad de Zürich (Suiza) las personas podían salir a hacer deporte y realizar compras básicas sin restricciones. En Santiago y otras ciudades de Chile se formaban filas enormes de horas de espera para acceder a diversos servicios básicos, como la realización de trámites bancarios (fundamentales para apalear la crisis económica que significó para los sectores más empobrecidos). Actualmente en Zürich (11/2020) y mientras la segunda ola de Coronavirus afecta al país, es posible caminar por la calle Bahnhofstrasse (una de las 6 calles más caras del mundo por sus tiendas de lujo), y observar las filas para poder comprar en la tienda Louis Vuitton. Frente a este fenómeno donde se percibe la realidad sin filtros, donde el “1er mundo” tiene un inmenso poder adquisitivo, tiene tiempo y recursos para realizar filas y esperar para comprar atuendos de lujo en plena pandemia mundial mientras los países que son usados como zonas de sacrificio tienen que asumir las consecuencias, realicé una acción frente a dichas tiendas en esta 1
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Esta acción ha sido desarrollada en el marco de una residencia en Oncurating Proyect Space y en colaboración con dicho proyecto en la ciudad de Zürich, Suiza. https://oncurating-space.org/. Paula Baeza Pailamilla (1988), Santiago, Chile. Artista visual. Más info: www.paulabaezapailamilla.com
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“Cartonier”. Performance en una de las calles más caras del mundo
opulenta avenida. Con una caja de cartón3 traída desde Santiago, confeccioné un vestido dorado y me paseo frente a las ostentosas vitrinas. Mi cuerpo moreno, mapuche y ornamentado en dorado se pavonea en el límite de vidrio que existe entre las carísimas vestimentas y yo. Las personas suizas que andan de compras me miran intentando disimular, a veces sonríen, comentan algo en alemán o me ignoran. El frío es cada vez más intenso, pero mi desfile incansable frente a tiendas como Chanel, Dior, Louis Vuitton, Cartier o Giorgio Armani me mantiene en calor. Una crítica a los inmensos privilegios que tienen países que sustentan su riqueza en la explotación y extracción de nuestros territorios y la precariedad de la vida de nuestros pueblos. Un grito a su extrema riqueza en un país que se jacta de no haber tenido colonias, siendo de igual manera una administradora de la empresa colonial. Manchar por unas horas esas higiénicas vidrieras con la presencia de mi cuerpo-herida, india y empobrecida. Arrojarme como una joya Cartier pero de cartón, frágil, café dorada. Un atuendo que intenta irónicamente lograr parecerse a esa opulencia, también frágil y falsa: una performatividad Cartonier.
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Esta caja de cartón es parte del proyecto de exposición “Cajitas Rectangulares” por Instituto Telearte”, organizado por el artista visual chileno Enrique Flores. Esta exposición será realizada en Galería Metropolitana (Santiago, Chile). Más información en https://www.instagram.com/instituto_tele_arte/
Paula Baeza Pailamilla
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UMA HISTÓRIA SEM FIM Fernanda Gassen Era uma vez é o início de muitas histórias que tem um fim, casos onde a agonia e tristeza das personagens acabam. Nessas histórias há sempre um homem para salvar as mulheres de um infortúnio qualquer. Esse é apenas um dos elementos que constroem um imaginário, o mais inocente talvez, que resulta exatamente na força inversa da história. Pois, a agonia, a tristeza e a destruição dos corpos e mentes femininas não finda. A cada instante em que digito essas palavras, em algum lugar do mundo, há uma mulher que perde sua existência. Ainda, o personagem salvador naquelas histórias com final feliz é sempre um homem que luta por uma mulher, a retirando de um lugar de sofrimento. No mundo real, no mais das vezes, são eles os praticantes das atrocidades que resultam, através dos séculos, naquilo que encontramos expressos nos dados estatísticos de pesquisas sobre feminicídio, estupro e todas as outras formas de aniquilamento do espírito que colocam a mulher num lugar de submissão. Perversamente, a violência contra a mulher não é uma história sem fim, é sim um projeto em curso e muito bem implantado no interior das sociedades por séculos e mais séculos. A obra -46.186 é resultado de uma agonia constante que atormenta meus dias, dada pela consciência despertada em cada reportagem de jornal que destaca quantas vidas de mulheres foram perdidas de forma atroz. Muitas dessas mulheres não são nominadas nessas matérias. Na referida obra, por mais ou menos sete meses, dia a dia, escrevi sobre folhas de papel cerca de 4.000 nomes de mulheres que resultaram em 46.186 inscrições. Cada um desses nomes
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UNA HISTORIA SIN FIN Fernanda Gassen
representa os dados numéricos presentes em uma pesquisa intitulada Homicídios de Mulheres no Brasil, entre 2003 e 2013. Cada ano abarcado pela pesquisa foi representado pelo nome de uma mulher assassinada entre os meses de janeiro e março de 2019, quando iniciei o trabalho. A triste tipologia de reportagens jornalísticas que trouxe os nomes de mulheres para a obra -46186 deu origem a um segundo trabalho. Em Ela acabou com a vida dele faço a leitura de 33 chamadas de reportagem sobre feminicídio, entre casos de assassinato e estatísticas. Durante oito minutos e cinco segundos, esses textos, colocados em voz, ocupam o indigesto espaço das atrocidades que seguem sendo praticadas sobre corpos fragilizados pelo tempo, por práticas impingidas e pelo discurso construído para o exercício do poder. Ao longo do tempo, muitas vozes foram caladas, muitas vidas foram exterminadas e controladas, mas mesmo com o peso da história, muitas mulheres construíram lastros onde podemos nos agarrar. A esperança, entretanto, não aniquila e não nos liberta da dolorida luta pela existência.
“Había una vez” es el comienzo de muchas historias que tienen un “fin”, casos en los cuales la agonía y la tristeza de los personajes terminan. En esas historias existe siempre un hombre para salvar a las mujeres de una desgracia cualquiera. Ese es solamente uno de los elementos que construyen un imaginario, el más inocente tal vez, que resulta exactamente en la fuerza inversa de la historia. Pues la agonía, la tristeza y la destrucción de los cuerpos y las mentes femeninas no terminan. A cada instante, mientras tecleo estas palabras, en algún lugar del mundo, hay una mujer que pierde su existencia. Además, en aquellas historias con final feliz, el personaje que salva es siempre un hombre que lucha por una mujer y la saca de un lugar de sufrimiento. La mayoría de las veces, en el mundo real, son ellos mismos quienes practican las atrocidades que, a lo largo de los siglos, tienen como resultado aquello que expresan los datos estadísticos de investigaciones sobre feminicidio, violación y todas las demás formas de aniquilamiento del espíritu, que colocan a la mujer en un nivel de sumisión. Perversamente, la violencia contra la mujer no es una historia sin final, sino un proyecto en curso, muy bien implantado dentro de las sociedades durante siglos y más siglos. La obra -46.186, es el resultado de una agonía constante que atormenta mis días, ocasionada por la consciencia que se despierta en cada reportaje de periódico que destaca la cantidad de vidas de mujeres que se perdieron de manera atroz. A muchas de esas mujeres, ni siquiera se las nombra en esos artículos. En la obra mencionada, durante más o menos siete meses, día tras día,
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escribí en hojas de papel, 4.000 nombres, que sumaron 46.186 inscripciones. Cada uno de esos nombres, representa los datos numéricos que aparecen en una investigación, realizada entre 2003 y 2013, cuyo título es: Homicídios de Mulheres no Brasil (Homicidios de mujeres en Brasil). Cada año que la investigación abarca, está representado por el nombre de una mujer asesinada entre los meses de enero y marzo de 2019, cuando inicié el estudio. La triste tipología de reportajes periodísticos, que trajo los nombres de mujeres hasta la obra -46.186 dio origen a un segundo trabajo. En: Ela acabou com a vida dele (Ella acabó con la vida de él) realizo la lectura de 33 titulares de reportajes sobre feminicidio, entre casos de asesinato y estadísticas. Durante ocho minutos y cinco segundos, esos textos, leídos en voz alta, ocupan el indigesto espacio de las atrocidades, que se siguen practicando sobre cuerpos enflaquecidos por el tiempo, por prácticas impuestas y por el discurso construido para el ejercicio del poder. A lo largo del tiempo, muchas voces fueron calladas, muchas vidas fueron exterminadas y controladas, pero, a pesar del peso de la historia, muchas mujeres construyeron bases a las que podemos aferrarnos. Sin embargo, la esperanza no aniquila ni nos libera de la dolorosa lucha por la existencia.
Traducción: Susana Lens Martinez de López“
Una historia sin fin
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Thiago Barbalho
E se a verdade valesse mais do que a conveniência?
o casamento da verdade com a conveniência (aprés W. Blake: ‘The Marriage of Heaven and Hell’), paintbrush, 2017.
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AMARRAÇÃCO Hariel Revignet AMARRAÇÃO é para o amor. Mas ja dizia Bell Hooks, amor não é apenas sentimento é uma ação. Então antes de romantizar o amor, é necessário decolonizar. Para devolver o amor em estado de ação é primeiro necessário curar feridas coloniais que nos condicionam a noções eurocêntricas, patriarcais, capitalistas, modernas, hetro-normativas, judaico-critãs do que é amar. As curas que recibi são ligadas às ervas de poder. Por isto chamo para os meus trabalhos artísticos as propriedades curativas de algumas ervas em todos seus momentos: semente, folha, ramo, casco, etc. Neste território só é possível AMARRAR pelos encontros que chamo de urucum e pemba, mas que tem diversos nomes: calundu, toré candomblé de caboclo, jurema, etc.
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Amarração
Hariel Revignet
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Ta amarrado_
São ritualísticas espirtuais-fundamentadas em que nossos ancestrais assentam o encontro da Encantaria e dos Orixás ou Inkisis. São heranças de tradições espirituais, muito além de “religare” (religão) porque nunca se distanciaram do divino que há em tudo –na água, na Terra, no fogo, no Ar, nas forças visíveis e invisíveis– que permeia a existência. Estas herenças são presentes valiosos para o reconhecimento de um bom encontro, é com os donos da casa que dançamos e curamos, é com eles que lutaremos contra o ladrão-colonizador. AMARRAÇÃO é reconhecer essas dinâmicas astrais e politicas, através da da abertura e intenção da escuta decolonial entre corpas afro, afro-diaspóricas e ameríndias. É preciso reconhecermos nosso passado ancestral para sabernos projetar futuros possíveis. Somos as ancestrais do futuro, e para reexistirmos no AGORA é preciso reconfigurar nossa realidade.
No processo que materializo as obras Abandji, Maracanadê e o registro AMARRAÇÃO1, eu, Hariel Revignet, mulher cis, gabonesa-brasileira, mulher do terreiro, convido Mirna Kambeba Omágua Anaquiri, mulher cis, indígena do povo Omágua de Amazônia oara este processo de amarração (colheita das ervas, preparação dos incensos naturais, rezo e canto, queima e defumação). Estas obras evocam diferentes mulheres cis e não-cis, de diferentes povos ameríndios, afro e afro-diasporicas. Que aterram num proceeso de defesa, ataque, assentamento, transmutação, demarcação a partir das ervas, que fazem parte de seu corpo, territorio e espirito. Com muita ajuda, e muita humildade evocamos e cantamos, chamando nossas ancestralidades para se reencontrarem e chamarem outras corpas para essa dança de tecer imagens, ativar memórias possíveis, demarcar no inconsciente coletivo territórios originários, esfarelar fronteiras e queimar ervas para curar as feridas coloniais, e AMAR. Receberamor como troca. Amarração é um processo de Axétetura2. O exercício constante de apreensão de existência a partir do axé. É necessário se descolocar da realidade, da forma que nos é imposta e respirar profundamente, talvez até fechar os olhos, permitindo que a respiração dilate o tempo-espaço para “nos tornar outros”3. Te convido a fazer esse exercício. Podemos chamar de exercício, vivência, um ritual, ebó-performance, amarração para o amor, despacho de branquitude, descolocamento temporal, cura ou só um texto. Depende da intenção de troca. 1 2 3
Obras produzidas para o 7º Prêmio Edp nas Artes do Instituto Tomie Othalie. Axétetura conceito e metodologia de arquitetura criada por Hariel Revignet. Tornar-se outro pela persectiva do Xamã Davi Kopenawa, em A Queda do Céu, é compreendido em “se tornar fantasma”, ver e tornar um ser espiritual.
Colagens gráficas de autoria de Hariel Revignet Fotos de Iago Aráujo
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Vulcanica
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Desde que o Brasil foi invadido, explorado e colonizado pelos infelizes Portugueses esse país nunca mais teve paz. Minha maior aflição é ver que esse modelo de CIStema genocida, explorátorio continua até hoje e mais forte agora que o poder está tomado principalmente por homens cis brancos neopentecostais, onde vemos uma crescente no quesito genocídio da população negra, indígena e transgênero. Onde territórios indígenas são invadidos por grileiros, onde matas e reservas florestais são queimadas e o governo finge que nada acontece. Onde a polícia segue matando em massa a população negra dentro e fora das periferias. Onde as Travestis e Transexuais não tem segurança nem dentro de suas casas. Vivemos em estado de calamidade e não é de hoje. Onde essas populações citadas acima tem seus direitos básicos negados por esse estado fascista que nega educação, saúde, segurança, qualidade de vida. Onde o mercado de trabalho explora pessoas negras como mão de obra barata do mesmo jeito que fecha as portas para a população trans ofrecendo somente a prostitução como meio de sobrevivência, nos colocando em situação de vulnerabilidade e risco. Estamos lutando para virar esse jogo. Estamos diretamente em embate com esse monstro chamado privelégio cis branco que insiste em se manter no topo intocável, mas sabe que seu tempo de vida está com prazo contado. Ver a luta que outros países de América Latina tem travado para afastar o fascismo de seus territórios é motivador, o Brasil
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parece que está em transe, onde estamos vendo diversos direitos que foram conquistados a duras lutas sendo destituídos de forma completamente abusiva e desrespeitosa, porém as movimentações por aqui andam mais silenciosas, será que nos acostumamos a tudo isso? Será que é por conta da pandemia? É por cansaço de anos atrás ter ido as ruas e acabar como estamos hoje? Estamos nos articulando de outra forma que não essa de tomar as ruas? O que é que está acontecendo? Eu realmente não sei... mas sinto que de alguma forma estamos sim articulando formas de desmoronar esse CIStema, resistindo. Temos visto pessoas negras, indígenas, trans, etc... ainda que poucas, ocupando lugares de poder e adentrando espaços institucionais que antes não eram possiveis, por isso também vem essa onda reacionária querendo frear nossa ascensão. Eles não conseguirão, já sabemos disso, mas essa sensação de impotência diante a tantos descasos e crimes que vem acontecendo é inevitável. É como dizem por aí: “O Brazil está matando o Brasil” e eu acrescento: em nome de Deus!
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El intercambio de correspondencia entre Juchari Palabra y fenomenales artistas de Brasil y Chile, fue posible a la generosa vinculación de un gran curador y amigo Tiago de Abreu Pinto quien en los meses más solitarios de la pandemia por COVID-19 se dedicó a tejer lazos de empatía en nuestro continente con su proyecto Al Aire Libre/Ao ar Livre.
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The Power of a Name: The Colonialism of Scientific Species Naming Karla Sosa “The power of a name and its value has long been immortalized in place names, historical events, people’s names, song, prose, poetry, religious ceremony and even in naming species. Names evoke memories of the past and they provide a frame of reference to signify the connection of people, culture and language to the environment, to historical, social and political events.” —Hēmi Whaanga, Wiki Papa, Priscilla Wehi, and Tom Roa The use of the Māori language in species nomenclature
I ran into botany when I was in college, during an internship at the New York Botanical Garden. Even as a little girl, I have been an attentive person, noticing details: the shifting clouds, the beetle trying to get to the next branch, the house door that yesterday was white and today is blue. This job was precisely that: notice the small details in the herbarium specimens—samples that had been collected over half a world, were dried, and then brought to the museum to be studied. The goal of this research is to catalogue the diversity of species so that we can preserve them for future generations, since many have not yet been “discovered”; researchers aim through this study of differences between samples to identify possible new species. But that’s the real question: are we really discovering something? The reality is that Science (I capitalise it because I am referring to the institution, not the practice) is still a Eurocentric system. Although it claims to aim for objectivity, the true initial drive behind cataloguing species was to identify resources that could be exploited1. Consider simply the economic value of chocolate, coffee, tea, and rubber, none of which originated nor were cultivated in Europe, yet which brought enormous riches to the colonising countries. The kings of these countries pushed for the classification of the diversity in their new colonies, searching for riches. Further, we know that many of these samples, which now are housed in museums, were brought over from the colonies in ships that also carried slaves2.
What about the knowledge of Indigenous communities? Many of the species that the colonisers say they discovered already had flourishing histories and well-developed uses in the communities in which they were found. Unfortunately, like so many other things the coloniser erased, they also erased and denied knowledge of the flora and fauna. Think of the legacy of this policy: in “high society”, herbal remedies are looked at with scorn, with doubt. How the tune changes when Science confirms, however, what our ancestors already knew, that this plant helps with stomach aches, that this other one helps one to sleep. Only then does this knowledge become valid for the colonisers and those who listen to them. There exists a human tendency for classification3. In and of itself this isn’t a bad thing, especially if we keep in mind that binaries do not exist, that there are never clear lines dividing one thing from another. But Linnaean classification—the only classification accepted by Science—looks to do precisely that: put each thing in its place. In fact, this classification originally included human races, which we know have no basis in biology and are purely a social construct4. As such, the Linnaean system is in its essence racist, violent, a system that attempts to erase the ambiguities that exist in each of us and in nature. Worse still, that the invention of races and their false hierarchy has been used as a weapon to determine who has the right to speak on behalf of nature5. Let us not overlook the violence in taking a being that is valued by Indigenous communities, that has a unique name and possibly unique spiritual value, and to not only say it has been discovered, but to name this “discovery” after the coloni-
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ser. For there are many species that have been named in honour of the “great men” (and they are men) of Europe. For example: the zinnia is a flower originating in Mexico. Yet its name, Zinnia, was given to it by Linnaeus in honour of the German botanist Johann Gottfried Zinn6. More recently there is a growing trend to name species under the Linnaean system with names that allude to Indigenous communities. But nearly always we continue to ignore the knowledge and tradition of these peoples, and we name things haphazardly, without proper consultation, just to feel a little better about our colonial scientific practices. For example, there is a beetle classified as Kupeharpalus, the name referring to the legendary Māori sailor who is said to have located Aotearoa/New Zealand7. Nevertheless, the authors did not consider the spiritual value of this ancestor and the fact that their name should not be used in vain. We have forgotten that our ancestors were scientists: they noticed patterns, tested them, confirmed hypotheses, transmitted the knowledge gained. We have forgotten that Indigenous communities also have systems of classification8. We have forgotten that they have (and had) deeper knowledge than those of the coloniser, for they are able to ensure species survival for future generations without arriving at where we find ourselves today, where resources have been exploited nearly to their limit and now we hope to save whatever is left. It is time to remember. It is essential that we actively change the nature of scientific practice to create systems that are not violent, that are not exploitative, that are not colonising, but that instead respectfully consider and include ancestral knowledge. Because ancestral knowledge is not less valuable or even “primitive”—that tale was invented by the coloniser. It is also time to remember that names are a powerful thing. As the epigraph states, names remind us of our relationship with other living beings as well as our relationship with the past and with our ancestors. In many cultures (Egyptian, Hindu, Christian, Vedic, etc.) knowing the name of somebody or something gives one power over that thing or person. As such, it is time to be more responsible with the power that we have not only in knowing a name, but in granting one. It is time to once again show names the respect that they deserve, just like our ancestors knew.
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El Poder de un Nombre: El Colonialismo de Nombrar Especies Científicas “El poder de un nombre y su valor ha sido por mucho tiempo inmortalizado a través los nombres de lugares, eventos históricos, los nombres de personas, canciones, prosa, poesía, ceremonias religiosas y hasta en el nombre de las especies. Los nombres evocan memorias del pasado y forman un marco de referencia para la conexión entre las personas, la cultura, y el idioma al ambiente, a los eventos históricos, sociales, y políticos.” — Hēmi Whaanga, Wiki Papa, Priscilla Wehi, y Tom Roa The use of the Māori language in species nomenclature
Yo me topé con la botánica cuando estaba en la universidad, durante una pasantía en el Jardín Botánico de Nueva York. Desde pequeña he sido una persona muy atenta, siempre prestando atención a los detalles: las nubes que se transforman, el escarabajo que busca como pasar a la siguiente ramita, la puerta de la casa que ayer era blanca y hoy es azul. Y este trabajo era eso: fijarse en los pequeños detalles de los especímenes de herbario—muestras de plantas que habían sido colectadas por medio mundo, disecadas, y luego traídas hasta el museo para ser estudiadas. La meta de esta investigación es catalogar la diversidad de las especies para así poder preservarlas para futuras generaciones, pues hay muchas que aún no han sido “descubiertas”, y es a través del estudio de las diferencias entre estas muestras que los investigadores buscan identificar posibles nuevas especies.
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Pero he ahí el detalle: ¿estamos realmente descubriendo algo? La realidad es que la Ciencia (y lo pongo con mayúscula porque me refiero a la institución, no a la práctica) es un sistema eurocéntrico. Aunque dice querer lograr la objetividad, en realidad mucho del ímpetu inicial tras el deseo de catalogar especies era para poder explotar recursos1. Basta con pensar en el valor económico del chocolate, el café, el té, el caucho o hule, ninguno de los cuales se originó ni se cultivó en Europa, y sin embargo cultivos que le trajeron enorme riqueza a los países colonizadores. Los reyes de estos países impulsaban la clasificación de la diversidad de sus nuevas colonias, buscando riqueza. Sabemos además que muchas de estas muestras, que ahora residen en museos, fueron traídas de las colonias en barcos que también traían esclavos2. ¿Qué hay de los conocimientos de los pueblos originarios? Muchas de las especies que los colonizadores dicen haber descubierto ya tenían historias vivas y usos bien desarrollados en las comunidades donde fueron encontradas. Y lamentablemente, como tantas otras cosas que borró el colonizador, también borró y negó los conocimientos sobre la flora y la fauna. Piensen sobre el legado de esta política: en la “alta sociedad” al remedio casero se le ve con escorna, con duda. Pero cómo cambia el cuento cuando la Ciencia confirma lo que nuestros ancestros ya sabían, que tal o cual planta ayuda con el dolor de estómago, que tal cuando la otra tiene propiedades que ayudan a dormir. Sólo entonces se vuelve válido este conocimiento en los ojos del colonizador y los que le prestan atención. Existe una tendencia humana por clasificar3. En sí esto no tiene nada de malo, sobre todo si tenemos siempre en cuenta que el binario no existe, que nunca hay líneas claras que dividan una cosa de la otra. Pero la clasificación de Linneo—la única clasificación aceptada por la Ciencia—busca hacer precisamente eso: poner a cada cosa en su lugar. De hecho, esta clasificación originalmente incluye a las razas humanas, las cuales ahora sabemos de sobra no tienen fundamento biológico y son una construcción social4. Por tanto, el sistema de Linneo esen su esen1 2 3 4
Sheikh, Shela, and Uriel Orlow. Theatrum Botanicum. Sternberg Press, 2018. Kean, Sam. “Historians Expose Early Scientists’ Debt to the Slave Trade.” Science, 4 Apr. 2019. doi:10.1126/science. aax5704 Lopez, Alejandro, et al. “The tree of life: Universal and cultural features of folkbiological taxonomies and inductions.” Cognitive Psychology 32.3 (1997): 251-295. Saini, Angela. Superior: The Return of Race Science. Beacon Press, 2019.
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cia racista, violento, un sistema que intenta borrar las ambigüedades que existen en cada uno de nosotros y en la naturaleza. Y, peor aún, pues la invención de las razas y su falsa jerarquía se ha utilizado también para como arma que determinar quién tiene el derecho de hablar por parte de la naturaleza5. No pasemos por alto además la violencia de tomar un ser vivo que ha sido valorado por los pueblos originarios, que tiene su propio nombre y posiblemente su propio valor espiritual, y no sólo decir que ha sido descubierto, sino ante este “descubrimiento” darle el nombre del colonizador. Pues muchas especies han sido nombradas en honor a “grandes hombres” (y son hombres) europeos. Por dar un ejemplo: la zinnia es una flor originaria de México. Sin embargo, su nombre, Zinnia, le fue dado por Linneo en honor al botánico alemán Johann Gottfried Zinn6. En la actualidad existe una creciente tendencia por nombrar especies bajo el sistema Linneano utilizando nombres que aluden a los pueblos originarios. Pero casi siempre seguimos ignorando el conocimiento y las tradiciones de estos pueblos, y nombramos cosas a la mala, sin consultar, simplemente para sentirnos un poco mejor en nuestras prácticas científicas colonizadoras. Por ejemplo, existe un escarabajo clasificado como Kupeharpalus, refiriéndose el nombre al legendario navegante Māori al cual se le atribuye haber ubicado Aotearoa/ 5 6
Green, Lesley. “Ecology, race, and the making of environmental publics: A dialogue with Silent Spring in South Africa.” Resilience: A Journal of the Environmental Humanities 1.2 (2014). Smith, Alan. “Flora of North America.” http://www.efloras.org/florataxon.aspx?flora_id=1&taxon_id=135326
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Nueva Zelanda7. Sin embargo, los autores no consideraron el valor espiritual de este ancestro, y el hecho de que su nombre no debería de ser utilizado en vano. Nos hemos olvidado que nuestros ancestros eran científicos: se daban cuenta de patrones, los ponían a prueba, confirmaban sus hipótesis, transmitían el conocimiento adquirido. Nos hemos olvidado que los pueblos originarios tienen también esquemas de clasificación8. Nos hemos olvidado que tienen (tenían) conocimientos mucho más desarrollados que los del colonizador, pues son capaces de asegurarse que estas especies sobrevivan para las futuras generaciones sin llegar al sitio donde nos encontramos hoy, habiendo explotado los recursos casi hasta su límite y ahora tratando de salvar lo que queda. Es tiempo de recordar. Es necesario que cambiemos la naturaleza de nuestras prácticas de investigación de manera activa para así crear sistemas que no sean violentos, que no exploten, que no colonicen, sino que consideren, incluyan y respeten los conocimientos ancestrales. Porque los conocimientos ancestrales no son de menos valor ni son “primitivos”—ese 7 8
Whaanga, Hēmi, et al. “The use of the Māori language in species nomenclature.” Journal of Marine and Island Cultures 2.2 (2013): 78-84. Berlin, Brent. “Folk systematics in relation to biological classification and nomenclature.” Annual review of ecology and systematics 4.1 (1973): 259-271. Hidayati, Syafitri, et al. “Using Ethnotaxonomy to Assess Traditional Knowledge and Language Vitality.” Ethnobiology Letters 9.2 (2018): 33-47. Medin, Douglas, et al. “Why folkbiology matters: Resource conflict despite shared goals and knowledge.” Human Ecology 35.3 (2007): 315-329.
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cuento lo inventó el colonizado. Es momento también de recordar que los nombres son una cosa de mucho poder. Como describe el epígrafe, los nombres nos recuerdan nuestra relación con otros seres vivos al igual que nuestra relación con el pasado y con nuestros ancestros. En muchas culturas (egipcia, hindú, cristiana, védica, etc.) saber el nombre de algo o de alguien confiere poder sobre esa cosa o persona. Por tanto, es tiempo también de ser más responsables ante el poder que tenemos no sólo sabiendo un nombre, pero también nombrando a algo. Es tiempo de nuevamente demostrarle a los nombres el respeto que se merecen, así como ya lo sabían nuestros ancestros.
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FINALMENTE VULNERABLES: EL LENGUAJE DE LAS FLORES Carlos Arroyo Ahí donde un movimiento, una acción, una elección no son posibles, encontrarse con alguien o algo es posible mediante la metamorfosis de sí. Emmanuele Coccia.
El reino vegetal pertenece a un espectro de la vida que comprende el movimiento y el moverse en el mundo desde una perspectiva distinta a la del reino animal. Incapaces de desplazarse, las plantas crecen hacia arriba para integrarse a la atmósfera, alcanzar el sol y transformar la luz en cuerpo; crecen hacia abajo para tener un soporte adecuado, generar una conexión con la profundidad de la tierra y sus organismos. El pensamiento que identifica el movimiento y la acción como características de agencia y vitalidad ha dejado al reino vegetal en una de las posiciones finales de las jerarquías de lo vivo. Las plantas, organismos sésiles con una condición corporal que les impide desplazarse como lo hacen los animales, permanecen fijas en un punto, expresando mecanismos de configuración de mundo ingeniosas con una complejidad que iguala a la de cualquier otro organismo con la capacidad de moverse a través del entorno. Al no poder ir al mundo, la planta se tranfsormó para atraerlo hacia ella.
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Finalmente vulnerables: El lenguaje de las flores
Las plantas terrestres se desarrollaron en el planeta hace aproximadamente 500 millones de años. Las plantas florales, técnicamente conocidas como angiospermas, emergieron en los últimos 100 millones de años. Cuando las plantas florales se manifestaron lo hicieron intensamente con toda su diversidad de golpe, las flores brotaron en la historia evolutiva de la planta con una velocidad y flexibilidad monumental que la llevó a enraizar en la mayoría de los paisajes en un corto periodo de tiempo. Darwin denominó este evento como un abominable misterio, el proceso fue tan apresurado y fuera de los ritmos evolutivos estudiados que ese abominable misterio era adjudicado a la intervención divina, no existía otra manera de explicar la rápida aparición y propagación de las angiospermas.1 Si las plantas brotaron en el planeta hace aproximadamente 500 millones de años y las plantas con flor aparecieron en los últimos 100 millones de años, implica que el reino vegetal estuvo en contacto con el mundo durante aproximadamente 400 millones de años antes de expresar floración. Durante este periodo de tiempo el reino vegetal estuvo en un intercambio con el mundo, en un estado de inmersión inhalando y exhalando íntimamente la atmósfera con todo su cuerpo, extendiéndose hacia la luz para llevar a cabo un proceso cósmico alimenticio, transformando el sol en su propio cuerpo, conectando sus raíces con la profundidad de la tierra, interactuando con insectos, lluvias, depredadores, vientos, hongos y fuego. Planta y mundo ejerciendo sus influencias uno sobre el otro en una ecología afectiva. Durante ese periodo de tiempo, dando la ilusión a percepciones humanas de ser un ente fijo, la planta ha tenido encuentros que le permiten desarrollar un intercambio profundo con el mundo, un intercambio transformador que desencadenó en la aparición de la flor. En esta relación íntima con el entorno la planta –sensible a los afectos de su hábitat– desarrolló un medio para dialogar con el exterior: la transformación de sí misma, la formación y brote de la flor. Un acto de modificación corporal para encontrar un nuevo código de diálogo con el mundo. El nacimiento de la flor es el emerger de un nuevo lenguaje, uno de las formas, uno que enriquece los mecanismos ya desarrollados de la planta para interactuar con el ecosistema.2 Es a través de este mecanismo floral que la planta encuentra un medio de apertura 1 2
Richard J.A. Buggs. The origin of Darwin’s “abomibable mystery”. Para mayor profundidad sobre el lenguaje de las formas referente a las flores revisar La vida de las plantas de Emmanuele Coccia.
Carlos Arroyo
65 que le permite vulnerabilizarse ante el mundo, y éste le corresponde entrando en ella. Este portal floreciente hace un llamado con un susurro mudo a cuerpos, afectos, juegos e historias de otros organismos, los absorbe para construir así una ecología sexual y sensible en el espacio de la flor. Es gracias a esta transformación de sí que la planta se muestra vulnerable y realiza un ejercicio de íntima confianza al depositar su destino genético y evolutivo en el mundo que entra en ella: insectos, corrientes de viento, aves, lluvia, o mamíferos, que participan en el enredo sexual inter-especie de la polinización. El lenguaje de las flores, un lenguaje de vulnerabilidad y transformación es desarrollado gracias a la profunda intimidad que mantiene planta y entorno. En este diálogo la flor es una respuesta al paisaje, deviene en él, y el paisaje deviene flor. Transformándose mutuamente. La aparición de la flor en las plantas corresponde a la construcción de un lenguaje que requirió la sintonización de su mundo, de buscar y jugar, y así encontrar un canal sensible para diálogar con él; lo que Darwin denomina como abominable misterio, corresponde al momento en el que planta y mundo encontraron un canal de diálogo y la conversación se desbordó en una ecología afectiva, donde las flores proliferaron como verbos en la mayoría de los paisajes del planeta. De la vulnerabilidad a la transformación a la vulnerabilidad. Con el brote de la flor la planta se abrió profunda y finalmente vulnerable al diálogo con el mundo, transformándose sensiblemente junto a él.
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SE M B L ANZ AS
de Cabrero en la Región del Biobío, Chile.
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Artista visual, Licenciado en Artes Plásticas en la Universidad de Chile. Representante de Chile en la 57ª Bienal de Venecia 2017. He realizado veinticinco exposiciones individuales tanto en Chile como en el extranjero, más de cuarenta
ABEL RODR ÍGUEZ-LÓPEZ
exposiciones internacionales, veinticuatro bienales fuera de Chile, más de cuarenta exposiciones colectivas en Chile,
Es doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM y maestro en Filosofía Social por el ITESO de Guadalajara. Es
ocho residencias; Auckland, Nueva Zelanda, 2016; San Pedro de la Paz en la Región del Bio Bio, 2017, Stuttgart, Alema-
miembro del SNI, nivel 1. En 2010 fue reconocido por la UNAM con la medalla “Alfonso Caso” y en 2015 fue distinguido
nia, 2009; Universidad de Harvard, Boston, USA, 2010; Aldea guaraní en San Miguel de Misiones, Brasil, 2011; Medellín,
con el “Premio Ciencia y Tecnología Chihuahua”. Su trabajo más reciente “Los sentidos de la broma entre los rarámuri
Colombia, 2011. Marsella, Francia 2009 y Residencia de Fotografía Nelson Garrido, Valparaíso, 2010. De los premios y
del Alto Río Conchos (Chihuahua, México)” (2021) fue publicado por la revista Antropologías del Sur de la Universidad
Becas destaco: Altazor 2011 en Artes Mediales, Art forum Competition, Harvard 2008, seis Fondos Concursables FON-
de Pensamiento Humanista (Santiago de Chile). Actualmente está adscrito a la Facultad de Ciencias Sociales y Hu-
DART, Primer Premio Concurso Artes y Letras, 2002; Mis trabajos están publicados en más de sesenta catálogos y libros
manidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí donde desarrolla el proyecto “Procesos sociales, históricos
de arte. Mis obras se encuentran en las colecciones: Museo Nacional de Bellas Artes, DAROS Latinoamérica, Blanton
y contemporáneos de los pueblos originarios del Centro-norte de México”. Sus principales intereses de investigación
Museum, Ministerio de las culturas, Las Artes y el Patrimonio, Colección CCU y Colección Ca.Sa.
abarcan la antropología interpretativa y las relaciones entre antropología e historia aplicadas a los pueblos indígenas del centro y norte de México.
L AURA IBÁÑEZ KU ZMANIC (1997 ) Nacida en Santiago de Chile, es artista visual, licenciada en estética y diplomada en gestión cultural de la Universidad
J H OA N A A L E X A N D R A PAT I Ñ O LÓ P E Z
Católica de Chile. Además, participa activamente de distintos colectivos feministas como La Casa de las Recogidas y la
Poeta, profesora universitaria y activista e investigadora feminista Manizaleña.
Coordinadora Feminista 8M. Su investigación más reciente trata sobre la relación de las mujeres y disidencias con el
Es más conocida como ébano en el mundo de las letras. Su primer poemario titulado Ébano, fue publicado por la Edito-
espacio cultural público y privado, el canon y el patrimonio.
rial Ojo Con La Gota de Tinta, en el año 2010. Posteriormente, en el año 2017 publicó Meditaciones de Medio Día: sobre la Violencia Contra las Mujeres, en el año 2018 publicó una segunda versión de este poemario bajo el nombre Poesía en
PAUL A BAEZA PAIL AMILL A (198 8)
Resistencia. En editó y publicó en 2020, la antología colectiva Mujeres sin Molde con participación de 34 mujeres del
Artista visual mapuche que vive en Santiago de Chile. Centrada en el performance, su obra se caracteriza por prácti-
departamento de Caldas, Colombia y la antología Poéticas de los sures femeninos: despatriarcalizando la poesía, una
cas relacionales y acciones colectivas que investigan el cuerpo político, social e histórico. En particular, se enfoca en la
obra colectiva con participación de 65 mujeres de 17 países del mundo.
autodeterminación del mapuche en la sociedad chilena como gesto político, y en cómo los espacios públicos urbanos
En su trasegar literario en diálogo con lo político y lo académico ha creado y participado en diferentes colectivos cultu-
son ocupados por los cuerpos de mujeres indígenas mediante performances que abordan la condición de invisibilidad
rales como: Abrapalabra, Poesía del Sur Femenino, y la Red de Escritoras de Caldas.
en el contexto diaspórico en el que actualmente viven, esto es, desplazadas de sus territorios de origen. Paula Baeza
Sus obras han sido publicadas en diversas antológicas nacionales e internacionales. En sus poemas más recientes, la
Pailamilla participa en la 11° Bienal de Berlín
autora denuncia las desigualdades de género, la educación diferenciada y subordinada impuesta a las mujeres, la presión social y la reducción de la feminidad a la maternidad. Además, cuestiona de manera implacable y sin retórica, la
FER NANDA GASSEN
violencia simbólica, verbal y física experimentada por las mujeres en una sociedad machista, así como, su desenlace
https://fgassen.wixsite.com/fernandagassen
en el femicidio
(São João do Polêsine - BR, 1982), vive e trabalha em Porto Alegre - BR. É artista visual e professora no Ensino Fundamental. Formada em Artes Visuais, tem mestrado e doutorado na mesma área. Participou de diversas exposições
BER NAR D O OYAR Z ÚN
coletivas, dentre elas: No presente, a vida (é) política - Central Galeria (2020); Flutua, em diálogos ressonantes, Galeria
Lugar de nacimiento, Los Muermos, Región de los Lagos, el año 1963. Vivo y trabajo en Colicheu, localidad de la comuna
Mamute (2020); Eu estou aqui Agora na Fundação Vera Chaves Barcellos (2019); Unânime Noite, Fundação Iberê Ca-
margo (2018) e 9a Bienal do Mercosul (projeto Island Sessions) (2013).
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VULCANICA POKAROPA
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Travesti formada em Fotografia, Mestra em teatro pela UDESC, sua pesquisa aborda a presença de pessoas Transexuais,
T HIAGO BAR BALHO (NATAL , R N, 1984)
Travestis e Não Bináries no Teatro e Performance, onde a série “Desaquenda” foi seu principal trabalho do Mestrado e
Vive e trabalha em São Paulo. Estudou filosofia e direito e fez mestrado em filosofia. Em 2007 e 2008, morou em Amsterdã
está disponível no youtube pelo canal da “Cucetas Produções. Pesquisa bambolê e comicidade e integra a Cia Fundo
e três anos depois mudou-se para São Paulo. Trabalhou nas editoras Biblioteca Azul/Globo, Publifolha e Scipione, foi
Mundo, cia de circo formada exclusivamente por pessoas Transexuais, Travestis e Não Bináries. Performer, Poeta, Artis-
assistente dos artistas Alexandre da Cunha e AVAF. Publicou os livros “Um homem bom” (contos, Iluminuras, 2017),
ta Plástica e Visual, Produtora Cultural, Curadora.
“Doritos” (poesia, Vira-Lata, 2013) e “Thiago Barbalho vai para o fundo do poço” (romance, Edith, 2012). Tem textos no zine SILVA (org. por Ricardo Lísias), na VICE, na coluna de Glauco Mattoso e na revista Pesquisa Fapesp. Criou o selo
KAR L A SOSA
editorial Edições Vira-Lata, pelo qual lançou zines em colaboração com artistas visuais e participou das feiras Plana e
Latinoamericana, mestiza, discapacitada, inmigrante y bióloga. Estas identidades se enlazan y guían su meta de trans-
Tijuana. Também criou e editou a Revista Rosa, publicação virtual de arte e literatura queer. De abril a novembro de
formar su investigación científica para que esta se convierta en una labor que existe en armonía, respeto, y crecimiento
2017, fez residência de arte no espaço Pivô, em São Paulo. No mesmo ano, participou da exposição “Voyage”, na galeria
con todes nuestres parientes humanos y no-humanos.
Bergamin & Gomide, com curadoria de Alexandre da Cunha, e expôs em coletiva no espaço Gasworks, em Londres. Em 2018 participa da exposição “Rocambole” em parceria com as artistas Yuli Yamagata e Flora Rebollo no Pivô (SP) – com
CAR LOS AR ROYO
nova edição no Kunsthalle Lissabon, em Portugal, em fevereiro de 2019. Em julho de 2018 faz exposição individual no
Artista visual interesado en los ejes de la ciencia, principalmente en la biología y la filosofía de la misma. Propone
Kupfer Project Space, em Londres, com curadoria de Kiki Mazzucchelli. Nesta ocasião, tem o conto “O homem sem
reflexionar sobre las relaciones íntimas y afectivas que se desarrollan entre seres vivos y entorno, con especial interés
limites” traduzido para o inglês pela curadora e publicado na ocasião. Em julho do mesmo ano participa da exposição
en el reino vegetal. Se aproxima a historias no humanas de construcción de mundo y es a través de ficciones que busca
“Hecatombe”, na galeria Sancovsky (São Paulo). Em setembro de 2018 participa da exposição “Aquele Vestígio Assim...
promover una desautomatización de la consciencia para reconfigurar los planteamientos de los relatos antropocéntri-
Feérico”, de AVAF, na Casa Triângulo (São Paulo). Em agosto de 2019, expõe a individual “Correspondência”, na galeria
cos.
Marilia Razuk. thiagobarbalhobma@gmail.com
MAR IANA FAVIL A VÁ ZQUEZ Doctora en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Ha realizado investigaciones sobre navegación prehispánica y so-
HAR IEL R EVIGNET
bre el paisaje cultural aplicando nuevas tecnologías digitales. Ha publicado dos libros, así como artículos, capítulos
Master’s student in Urbanism at the Graduate Program of FAU / UFBA (2021). Bachelor’s degree in Architecture and
de libro y dictado numerosas ponencias a nivel nacional e internacional. Su trabajo fue galardonado con el Premio
Urbanism at UFG (2019). CNPQ scholarship holder at Coletivo Rosa Parks (2017). Artist at NUPPA – Autobiographical
Alfonso Caso otorgado por el INAH en el año 2012, en el área de arqueología. Es miembro del Sistema Nacional de In-
Research Center (2018). Exhibition “Enciclopédia Negra”, Pinacoteca, São Paulo (Brazil) 2021; EDP in Arts Award from
vestigadores. Actualmente realiza un posdoctorado en el Instituto de Geografía, UNAM, donde desarrolla un proyecto
the Tomie Ohtakie Institute, São Paulo (Brazil) 2020; Exhibition “Construção”, Mendes Wood DM, São Paulo (Brazil)
sobre el paisaje mexicano y la fotografía del siglo XIX.
2020; Exhibition “The waters make a storm” TROVOA, Galeria da Fav, Goiânia (Brazil) 2019; Exhibition “24 ° Salão Anapolino de Artes” Antônio Sibasolly, Anápolis (Brazil) 2019; Exhibition “15 ° Abre Alas” A Gentil Carioca, Rio de Janeiro
MAR IANA ALFARO MA ZÍN
(Brazil) 2019; Exhibition “A Body in the Air ready to make noise” Museu de Contemporary Art of Goiás, Goiânia (Brazil)
Diseñadora gráfica egresada de Centro de Diseño Cine y Televisión. Su práctica se desarrolla
2018/2019. Exhibition “AEAN Arquivo Negro”, Recife (Brazil) 2018. Black Artists La Herida Exhibition, Goiânia (Brazil)
alrededor de proyectos de diseño editorial, ilustración e identidad gráfica. Actualmente explora la panadería y los fer-
2017.
mentos en el proyecto Chimia, que desarolla junto a Surya Son, abordando ideas de cuidado mutuo a través de procesos de transformación y preservación de alimentos con experimentaciones e investigaciones abiertas.
3º EDICIÓN Se terminó en el mes de septiembre del 2021. Si deseas utilizar alguna imagen o citar un texto, convocamosa tu ética para dar crédito a quien generosamente se esforzó en la creación de este contenido. Para mayores informes mariasosaruiz@hotmail.com