El Tapiz Amarillo

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Por Charlotte Perkins-Gilman

Adaptado por Juliana Rojas


El Tapiz Amarillo Charlotte Perkins-Gilman New England Magazine 1892 Adaptación por Juliana Rojas Universidad de los Andes 2020 Impreso en PlotterArt Empastado en 42 Líneas Primera edición Diciembre 2020 ISBN 123-4-99034-321-5 Bogotá, Colombia



No es habitual que personas ordinarias como John y yo, viajen a casas ancestrales para el verano.

Una casa embrujada dirĂ­a yo.


¡Ja!

John se ríe de mí, pero uno espera eso en el matrimonio


John es extremadamente práctico.

No tiene paciencia para la fé, y tiene un horror de la superstición.

Se burla de cualquier cosa que no puede ser vista, o percibida, o puesta en cifras.


Verán, John es médico.

Tal vez es la razón por la cual no me mejoro más rápido.


Verán, John no cree que estoy enferma.

Les aseguro que no le pasa nada a mi esposa.

Solo una depresión nerviosa, una leve tendencia histérica.


¿Y qué puede hacer uno?

Como médico, estoy completamente de acuerdo con mi cuñado.

Así que me tomo mis fosfatos o fosfitos, o lo que sea que son, tónicos, y viajes, y aire.


Y tengo absolutamente Personalmente, no estoy de Personalmente, creo que un y emocionante,

prohibido trabajar. acuerdo con sus ideas. trabajo agradable, variado me harĂ­a bien.

?Pero quĂŠ puede hacer uno?

EscribĂ­ un tiempo, a pesar de ellos.


Pero sĂ­ me agota, tener que hacerlo con tanto disimulo.

La peor cosa que puedes hacer es pensar en tu condiciĂłn.

Y confieso que siempre me hace sentir mal.


AsĂ­ que voy a dejarlo a un lado y hablar de la casa. El lugar mĂĄs bello.

Es bastante

solitario.

con setos,

y paredes,

y portones

que cierran.


Con pequeĂąas casas separadas para los jardineros y la gente.

HabĂ­a invernaderos, pero ahora todos estĂĄn rotos.


Tengo entendido que hubo problemas legales, una cuestión de herederos y coherederos; el caso es que lleva años vacía.

Eso va en contra de mi teoría fantasmal pero no me importa, hay algo extraño sobre esta casa, puedo sentirlo.


Incluso se lo dije a John.

John

Ve a dormir, es solo una corriente de aire.


A veces me siento irracionalmente enfadada con John. Pienso que es debido a esta condiciĂłn nerviosa.

Si piensas eso, te olvidarĂĄs de controlarte como es debido.

AsĂ­ que hago esfuerzo por controlarme, al menos en su presencia, cosa que me cansa mucho.


No me gusta nada nuestro cuarto. Yo quería uno de los de abajo.

Con vista a la galería.

Rosas en las ventanas

y colgaduras antiguas.

Pero querida, sólo había una ventana, el espacio no es suficiente para dos camas y tampoco hay ningún otro dormitorio cerca para que yo me instale.


Él es muy atento y cariùoso.

Casi no me deja dar un paso sin intervenir.


Así que tomamos el cuarto de niños arriba, grande y aireado. Creo que era una habitación y después una sala de juegos, y después un gimnasio.

Pues hay barrotes en las ventanas.

Y anillos en las paredes.


Es como si la pintura y el papel de pared estuvieran gastados por todo un colegio.

bastante pronunaciado para irritar.

Cuando sigues las lĂ­neas inciertas,

Suficientemente soso para confundir,


Esta arrancado a trozos grandes. En mi vida he visto un papel mĂĄs feo.

de repente se suicidan, se destruyen a sĂ­ mismas en contradicciones.

se tuercen en ĂĄngulos exagerados,


El color es repelente, casi repugnante.

Un amarillo sucio, extraĂąamente desteĂąido por la luz del sol.


Lo odiarĂ­a yo misma si tuviera que vivir aca por mucho tiempo.

ÂĄDebo esconder esto!




Hemos estado aquĂ­ dos semanas.

No he tenido ganas de escribir desde ese primer dĂ­a.


John se va todo el dĂ­a e incluso algunas noches, cuando sus casos son serios.

Me alegra que mi caso no es serio.


John no sabe lo mucho que sufro en realidad.

Sabe que no hay razรณn para sufrir,

y eso lo satisface.


Me pesa no hacer mi deber.

Yo querĂ­a ser de ayuda John, servirle de descanso y consuelo, y aquĂ­ estoy, convertida en una carga.


Nadie creerĂ­a el esfuerzo que requiere hacer lo poco que puedo.


Afortunadamente tenemos a Mary, ella es muy buena con el bebĂŠYo no puedo estar con ĂŠl, me pone tan nerviosa.


Supongo que John jamás ha estado nervioso en su vida.

Solo es un papel tapiz.

Al principio quiso poner uno nuevo.

Estoy dejando que te obsesiones, para una enferma de los nervios no hay nada peor que ceder a esa clase de fantasías. Después del papel...

... será la cama, y los barrotes de las ventanas, y las rejas de las escaleras, y así sucesivamente.


Tu sabes que este sitio te sienta bien. Y francamente, cariĂąo, no pienso reformar la casa solo para un alquiler de tres meses.

Pues vamos abajo. Abajo hay dormitorios muy bonitos.

ÂżJajaja! Tontita, si me lo pides nos mudamos al sĂłtano.


De todas maneras tiene razón con lo de las camas y eso. La habitación es tan aireada y cómoda como cualquiera que uno pediría.

No voy a ser tan tonta como para incomodar a John por un simple capricho.


La verdad es que me estoy encariĂąando con el dormitorio. Con todo menos con ese papel tan horrible. La vista es excelente.

Por una ventana veo el jardĂ­n, por otra una encantadora vista a la bahĂ­a. Se baja por un caminito precioso, con mucha sombra. Siempre me imagino que veo gente caminando por todos esos caminos.


Pero John me advierte que no alimente fantasías. Con la imaginación que tienes, y tu costumbre de invertarte cosas y una debilidad nerviosa como la tuya.

Deberías usar tu fuerza de voluntad y tu sentido común para controlar esa tendencia.

Así que lo intento

Solo puede desembocar en toda clase de fantasías desbordantes.


A veces pienso que si tuviera fuerzas para escribir un poco, se aligeraría la presión de mis ideas.

y podría descansar.


Es bastante desalentador no tener ningun consejo o compañía sobre mi trabajo.

Cuando te alientes podemos invitar a los primos Henry y Julia.

Quisiera mejorarme más rápido.


Pero no debo pensar en eso.


Hay una zona recurrente donde el dibujo se dobla como un cuello roto y te miran dos ojos saltones. Nunca vi tanta expresión en un objeto inanimado.

De niña me quedaba despierta en la cama, y sacaba más diversión y más miedo de una pared en blanco o de un mueble común y corriente, que de un juguete.


A la habitación le falta armonía.

Nunca he visto unos destrozos como los que hicieron aquí los niños.

Pero a mi me da igual, solo me importa el papel.


Ahí viviene la hermana de John.

Ella es la ama de casa perfecta y no desea mejor profesión.

Ella cree que es la escritura la que me enfermó.


Este papel tiene un tipo de patrón secundario, en algunos lugares puedo ver una figura extraña, provocadora, amorfa, algo que parece acechar por detrás de ese dibujo principal.

¡Ya viene Jennie! No puedo dejar que me encuentre escribiendo.




John pensó que me haría bien tener un poco de compañía así que vinieron mi madre y Nellie

Se fueron pero igual estoy cansada.

Si no te mejoras más deprisa te enviaré en otoño a ver el doctor Silas Weir Mitchell.

Yo no quiero ir para nada.


Ahora lloro por nada. Lloro todo el tiempo.

Estoy sola todo el tiempo.

Y me acuesto acรก arriba un buen tiempo.


Me estĂĄ gustando mucho el dormitorio, a pesar del papel tapiz.

Tal vez a causa de ĂŠl.


Sigo el papel cada hora.

No fue arreglado bajo ninguna ley de diseĂąo.

Curvas pomposas y adornos.

Me canso a mi misma tratando de distinguir el orden.




No sé porqué escribo esto. No quiero escribirlo. No me siento capaz. ¡Pero de alguna manera tengo que decir lo que siento y lo que pienso! Es un alivio tan grande...

Paso mucho tiempo acostada.

No debes perder tu fuerza cariño.


¡Querido John! Me ama mucho y odia tenerme enferma.

Quisiera que me dejaras ir a hacer una visita a los primos.

No estás en condiciones de hacer el viaje, ni de soportarlo una vez ahí.

Eres mi querida, lo único que tengo en el mundo; tienes que cuidarte por mí.

No presenté un buen argumento.

Usa tu autocontrol y voluntad, no te dejes vencer pot fantasías tontas.


Sólo hay un consuelo, el bebé está bien y feliz, no tiene que ocupar este cuarto con el horrido papel tapiz.

Yo puedo aguantarlo mucho más fácil que un bebé.


Claro que ahora ya no se lo comento a nadie. Soy muy lista.

Pero igual sigo vigilรกndolo.

En ese papel hay cosas que sรณlo se yo; cosas que no sabrรก nadie mรกs.


Cada día se destacan más las formas imprecisas que hay detrás del patrón principal. Es como una mujer agachada arrastrándose detrás del dibujo.


No me gusta nada. Me pregunto si... Empiezo a pensar... OjalĂĄ John me llevara lejos de a q u Ă­ . . . .




Es tan difĂ­cil hablar con John sobre mi caso.

Porque es tan sabio y porque me ama tanto.


Me levanté en la noche, fui a ver si el papel se movía.

Parecía que la figura borrosa de detrás sacudiera el patrón como si quisiera salir.


¿Qué haces pequeña? No te pasees así que te resfriarás.

John

John, en verdad no me estoy mejorando aquí, quisiera que me llevaras lejos.


?Pero cariño! Nos quedan tres semanas más de alquiler, y no se me ocurre ninguna manera de marcharnos antes.

Si corrieras peligro lo haría, por supuesto, pero la cuestión es que estas mejor, cariño, así lo veas o no.

Soy médico cariño, y se lo que digo. La verdad es que estoy mucho más tranquilo que antes.


No peso ni un poquito más.

Y tal vez mi apetito es mejor en la noche cuando estás acá, pero es peor en la mañana.

¡Pobre cielito mío! Ella estará tan enferma como ella quiera. Pero ahora aprovechemos para dormir y hablaremos en la mañana.


¿Y no te irás?

Como podría cariño. Son solo tres semanas más y después tomaremos un viaje. De verdad estas mejor cariño, hazme caso.

De cuerpo tal vez...


Cariño, te lo ruego por mi bien y por el de nuestro hijo, además del tuyo, que no dejes que se te meta esa idea en la cabeza ni un segundo.

¿No confías en mí como médico cuando te lo digo?

Para un caracter como el tuyo no hay nada más peligroso. Ni más fascinante. Es una idea falsa además de tonta.


No dije más acerca del tema.

Pensó que estaba dormida, pero me quedé despierta por horas.


El color de por sĂ­ ya es bastante repulsivo, bastante inestable y bastante exasperante, pero el dibujo es una tortura.

Te parece que lo tienes dominado pero cuando lo sigues, te pega una cachetada, te tira al suelo y te pisotea.

Hay que imaginarse una seta con articulaciones, un grupo interminable de setas brotando en convulsiones que no se acaban.


Este papel tiene una peculiaridad muy marcada, algo que por lo visto solo noto yo. Cambia con la luz del sol.


Tardé bastante en reconocer lo que se ve detrás, ese dibujo secundario tan impreciso, pero ahora estoy segura de que es una mujer.

A la luz del día esta borrosa, inmóvil, sometida por el patrón.

Duerme todo lo que puedas, es bueno para tí cariño.

Paso mucho tiempo acostada.


Estoy convencida de que es un mal hĂĄbito porque en verdad no duermo. Y eso fomenta el engaĂąo porque no le digo a nadie que estoy despierta.

Me estoy asustando un poco de John.

Incluso Jennie tiene una mirada inexplicable.


En más de una ocasión he observado a John sin que se diera cuenta, entraba en el dormitorio sin avisar, con cualquier excusa inocente, y lo he sorprendido varias veces mirando el papel.

Jennie también. Una vez sorprendí a Jennie tocándolo.


¿Qué haces? ¡Me asustasté! El papel lo mancha todo. Encontré manchas amarillas en toda tu ropa y en la de John

¿Que inocente verdad? Yo sé que estaba estudiando el patrón, pero estoy decidida a ser la única que lo descubra.




La vida es mรกs emocionante ahora. Tengo algo que esperar, algo que vigilar.

Verdaderamente como mejor y soy mรกs callada.

ยกJajaja! Parece que estas mejor a pesar de tu papel tapiz.


Yo, para no hablar del tema, me reí. No tenía la menor intención de decirle que era gracias al papel tapiz.

Se habría burlado. Hasta puede que hubiera querido sacarme de esta casa.

No quiero irme hasta que lo haya descubierto. Queda una semana, y creo que será suficiente.




No duermo mucho en la noche, pero duermo mucho en el dĂ­a.

Hay algo mĂĄs sobre ese papel tapiz, el olor.


Se filtra por toda la casa.

Lo encuentro flotando por el comedor, escondido en el vestĂ­bulo, acechĂĄndome en la escalera.


SolĂ­a molestarme. PensĂŠ en quemar la casa solo para encontrar el olor.

Pero ya estoy acostombrada.


Hay una marca curiosa en la pared, corre detrás de los muebles.

Es una mancha larga, recta y uniforme, como de haber frotado algo muchas veces.

Me pregunto cómo y quién lo hizo y por qué razón. Da vueltas, vueltas y vueltas. Vueltas, vueltas y vueltas. Vueltas, vueltas y vueltas.


Por fin he hecho un verdadero hallazgo.

El dibujo principal se mueve, efectívamente !Y no me extraña! ¡Lo sacude la mujer de detrás!


A veces pienso que detrĂĄs hay varias mujeres: otras veces solo hay una. Ella trata de escalar todo el tiempo.

Pero nadie podrĂ­a hacerlo.




Creo que la mujer se escapa durante el dĂ­a. La puedo ver por todas mis ventanas.

Siempre se arrastra, se arrastra por todo el jardĂ­n.


Yo, cuando me arrastro de día, siempre cierro con llave.

De noche no puedo porque John enseguida sospecharía algo.

Y está tan raro ahora, que prefiero no ittitarlo. ¡Ojalá se cambiara de habitación?

Además, no quiero que a esa mujer la saque nadie más que no sea yo.




Si tan solo ese patrón superior pudiera removerse.

Espero intentarlo poco a poco.

¡He descubierto otra cosa extraña, pero esta vez no pienso decirla! No conviene confiar demasiado en la gente.

¿Está bien? Duerme todo el día.

Sólo quedan dos días para quitar el papel, y me parece que John empieza a notar algo. No me gusta como me mira.


¿Estás bien cariño? ¿Qué haces todo el día?

Estoy muy bien.

Pretendo ser cariñosa. Como si no pudiera ver lo que hace en realidad. Igual me pregunto porqué actua así, después de haber dormido debajo de este papel por tres meses. Lo mío solo es interés, pero estoy seguro de que a John y a Jennie en secreto les afecta.




Adiós pequeña, volveré mañana para que regresemos a casa.

¿Quieres que duerma contigo esta noche?

Indudablemente dormiría mejor sola por una noche, Jennie.


En cuanto salió la luna y la pobre mujer empezó a arrastrarse y sacudir el dibujo, me levanté y corrí a ayudarla.

Yo estiraba, y ella sacudía; luego yo sacudía y ella estiraba.


Y antes del amanecer habíamos arrancado varios metros de papel.

El papel parece reirse de mí y nos vamos mañana. Así que terminaré esto hoy.


Solo lo hice por resentimiento, por lo horrible que era el papel. ¡Jaja! Lo hubiera hecho yo misma.

No queda nada, excepto la cama mordida.

Pero debo terminar de trabajar. Así que cerré la puerta y tiré la llave.

Ninguna persona toca este papael además de mi, no viva.

No voy a salir, y nadie va a entrar hasta que llegue John.

Si esa mujer sale la puedo amarrar.


No puedo alcanzarlo todo, asĂ­ que intento mover la cama.

Pero no se mueve.

ArranquĂŠ todo lo que pude alcanzar.


Me estoy enfadando tanto que acabaré haciendo algo desesperado.

Saltando de la ventana.

Sería un ejercicio admirable, pero las barras son demasiado fuertes para intentarlo.

Además tampoco lo haría. Desde luego que no. Se perfectamente que sería un acto indecoroso y podría malinterpretarse.


¡Hay tantas mujeres arrastrándose, y corren tanto!

Me pregunto si todas salieron del papel como lo hice yo.

Pero ahora estoy bien sujeta con mi cuerda. A mí si que no me sacan de aquí.

Supongo que cuando se haga de noche tendré que volver otra vez detrás del papel.


Es tan agradable estar en esta habitaciĂłn tan grande.

Por fuera hay que arrastrarse por el suelo, y en vez de amarillo todo es verde

AquĂ­, en cambio, puedo andar por el suelo liso.

Y mi hombro se ajusta perfectamente a la marca larga de la pared.


¡Cariño abre ya!

Jennie tráeme un hacha.

¡John, querido! La llave está al lado de la escalera de entrada, debajo de una hoja!

¡Abre la puerta cariño!



POR DIOS, ¿QUÉ ESTAS HACIENDO?


¿Por qué habría de haberse desmayado ese hombre? Pero lo ha hecho, y justo al lado de la pared, en mitad de mi camino. Ósea que he tenido que pasar por encima de él.


Lo miré sobre mi hombro y seguí arrastrándome.



¡Por fin he salido, a pesar de tí y de John! !Y he arrancado el papel, así que no me pueden meter de vuelta!





La historia clásica de Charlotte Perkin-Gilman adaptada al mundo de la novela gráfica. Una mujer es llevada al campo como cura a su enfermedad nerviosa, sin embargo, no sabe lo que encontrará en su retiro a una casa ancestral. Encuentra en estas páginas un escrito gótico, lleno de suspenso y misterio, reimaginado en este libro. Juliana Rojas da vida a esta pieza de ficción con este volumen ilustrado.


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