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Burnout

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Cómo pueden influir las empresas de manera positiva.

Por: LPO. Andrea Troyo Álvarez,

Directora General en Blum Desarrollo Organizacional andrea@blumconsulting www.blumconsulting Las organizaciones no se han dado cuenta que tienen un poder altísimo para influir de manera sistémica. Los programas e iniciativas que desarrollen podrán influir en sus colaboradores, familias, resultados organizacionales y en la sociedad.

El “Burnout” es un término que se utiliza para definir el agotamiento físico, emocional y mental que sufre una persona cuando está expuesta a situaciones de estrés por largos periodos de tiempo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud, OMS, lo cataloga como una enfermedad laboral que provoca un deterioro en la salud física y mental.

Aunque no es algo nuevo, los últimos dos años y medio de pandemia han detonado este fenómeno. Una constante exposición a situaciones de estrés y ansiedad elevaron los casos de “Burnout” a niveles récord. El impacto negativo de este fenómeno en las organizaciones es complejo y difícil de manejar, por lo que es muy importante aprender a identificar las señales de alarma, tener un plan de acción, y

tomar precauciones para proteger a los colaboradores.

Uno de los principales detonantes del “Burnout” es la ansiedad. Entender y estar al pendiente de los síntomas de la ansiedad nos ayudará a tomar acciones rápidas con el objetivo de evitar un problema más grave. Entonces, ¿qué es la ansiedad y como la identificamos?

La ansiedad es el efecto de dos factores trabajando en conjunto:

MIEDO + INCERTIDUMBRE = ANSIEDAD

La pandemia es un gran ejemplo de cómo funcionan estos dos factores, y nos ayuda a entender porque hemos llegado a niveles tan altos de “Burnout”. El temor a enfermarnos, miedo de perder a un ser querido, inestabilidad laboral, y en general toda la incertidumbre social y económica que experimentamos se une y actúa en contra de nosotros, haciéndonos sentir ansiosos. La exposición constante a estos factores se vuelve insostenible, y es aquí cuando se desencadena el síndrome del “Burnout”.

Otro factor a tener en cuenta es el cambio radical en los esquemas de trabajo. Trabajar desde casa o en un esquema híbrido, ha hecho que separar la vida personal de la laboral sea cada vez más difícil. No debemos subestimar las consecuencias de estos cambios en la salud física y emocional de las personas, y apoyarlos en estos procesos de cambio es fundamental. Uno de los primeros síntomas físicos es la dificultad para levantarse en la mañana, y un cansancio constante que no se quita fácilmente. Si bien son síntomas de carácter leve, son la primera señal de alarma que nos indica que algo no anda bien.

En un nivel moderado se presenta el distanciamiento social, irritabilidad, cinismo, fatiga extrema, aburrimiento, y pérdida progresiva de ilusiones. Estos síntomas agotan emocionalmente a las personas, y causan frustración, sentimientos de incompetencia, culpa y autovaloración negativa.

Los síntomas graves se expresan con el aumento progresivo y la agudeza de todos los efectos anteriores, y pueden desencadenar el abuso de sustancias químicas (desde medicinas OTC, alcohol, drogas).

Además de la afectación a la persona y a su sistema familiar, repercute en el clima y la cultura de las organizaciones.

Lo podemos detectar también a través de distintos factores:

• Indicadores RH: Alto nivel de ausentismo, solicitud de permisos constantes, incapacidades, accidentes, solicitud de vacaciones que no necesariamente son porque saldrán algún lugar sino para desconectarse y bajo nivel de desempeño.

• Clima: Ambiente de trabajo tenso e irritabilidad en el entorno. Interés en el trabajo poco genuino. Baja colaboración entre áreas. Comunicación poco efectiva y escasos espacios para socializar con los compañeros de trabajo. Incremento en la rotación de personal.

• Cultura: Alto cumplimiento por temor a ser evidenciados o despedidos. Menor colaboración y mayor competencia interna. Volumen de “radio pasillo” alto y retroalimentaciones altamente negativas. identificar problemas e inviten a los colaboradores a compartir sus experiencias nos ayudará a evitar los efectos negativos del “Burnout”.

Será importante dar seguimiento al clima organizacional con aplicación de la NOM-035 y próximamente de la NOM037. Sensibilizar a los directores y gerentes de áreas en temas de salud física, mental y emocional para que sean capaces de leer a sus equipos y poder canalizar algún caso que requiera atención.

Para las organizaciones el impacto es exponencial y se ve reflejado en varios niveles, por ejemplo la pérdida de talento, bajos índices de desempeño, altos niveles de rotación, etc.

Sin embargo, la solución a estos problemas radica en las mismas organizaciones y en su capacidad de identificar las señales de alerta e implementar planes de acción que cuiden la salud y bienestar de sus colaboradores. Una persona que goza de buena salud física y emocional tiene un mejor desempeño laboral, sostiene relaciones positivas, y está mejor preparada para afrontar los retos.

La prevención siempre será la mejor herramienta. Impulsar un programa de “Bienestar” que sea sostenible a lo largo del año es prioritario, y un gran ejemplo es el programa que creamos una vez que detectamos este factor de riesgo, #SanosEn.

Estos programas tienen como objetivo proveer información sobre el burnout, y cuáles son sus síntomas y consecuencias. Programar campañas de comunicación interna que nos ayuden a En cuanto a los cambios importantes que puedan surgir dentro de la empresa como cambios de oficina, desvinculaciones, cambios en los esquemas de contratación que puedan generar ansiedad, será importante comunicarlos de manera formal, puntual, transparente y a tiempo. Es en esos momentos cuando la comunicación debe ser frecuente y cercana para dar certidumbre y evitar una crisis.

Si hay nuevos ingresos y se trabaja de manera remota, los cursos de inducción deberán ofrecerse de manera digital y didáctica, que faciliten el aprendizaje del puesto y de la cultura.

Si ya han identificado casos que requieran atención, será importante contar con un Protocolo de Intervención. Esto tiene mucho que ver con las solicitudes que exige la NOM-035 que es atender las necesidades a través de un Plan de Acción a nivel individual, grupal (por áreas) y para toda la organización.

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