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Sustentabilidad

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Resiliencia organizacional, clave para afrontar las catástrofes

Aquellas organizaciones que han sobrevivido a ciertas catástrofes, son el resultado del trabajo en equipo y de un liderazgo ágil que gobierna con firmeza, además de la adopción de buenos hábitos y mejores prácticas organizacionales.

El pasado mes de septiembre se cumplieron tres años del terremoto que azotó a la Ciudad de México y que paralizó a miles de personas que se encontraban, en su mayoría, laborando. En el ámbito empresarial, algunas compañías tuvieron que cerrar, mientras que otras pudieron levantarse y prosperar pese a las adversidades. ¿Qué capacidades tuvieron que desarrollar las empresas para sobrevivir y adaptarse a una nueva realidad?

Por: Yvette Mucharraz y Cano.

Profesora del área de Dirección de Personal de IPADE Business School y Directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD). ymucharraz@ipade.mx www.ipade.mx/ @ipadebusinessschool @ipade ipade_business_school Momentos vulnerables, como el terremoto de 2017 o la pandemia de Covid-19 que vivimos actualmente, proporcionan la oportunidad para desarrollar resiliencia organizacional, la capacidad que permitió, luego de ese evento catastrófico, que algunas empresas pudieran adaptarse, crecer y avanzar. Muchas de ellas potenciaron su liderazgo al demostrar responsabilidad y solidaridad con sus empleados y con la gente afectada.

La resiliencia no se produce por casualidad. Aquellas organizaciones resilentes que sobrevivieron al terremoto son el resultado del trabajo en equipo y de un liderazgo ágil que gobierna con firmeza, además de la adopción de buenos hábitos y mejores prácticas organizacionales. La resiliencia sucede en tres etapas: anticipación, afrontamiento y adaptación.

La anticipación: debe enfocarse en establecer desde un comienzo los protocolos que ayuden de manera anticipada a visualizar riesgos, parte de la resiliencia es tener una mayor conciencia de posibles embates. Contar con una metodología flexible ante distintas circunstancias que se puedan presentar, ayuda a proteger a los clientes y a los empleados, fortalecen la continuidad del negocio, las provisiones financieras, el talento humano, la cultura organizacional, la tecnología y la infraestructura que permita contar con un espacio seguro para los equipos de trabajo.

Adaptación: la acción emocional de los líderes es esencial después de hechos impactantes, para abordar el dolor y aprender de la adversidad. Los colaboradores deben estar siempre en el centro. Los líderes deben operar las acciones que aporten al bienestar del equipo, ayuden a su tranquilidad y disminuyan la incertidumbre alrededor del hecho catastrófico y del futuro de la compañía, lo que se verá reflejado en un equipo con dirección y más comprometido, e incluso en el crecimiento post-traumático de la misma organización.

Asimismo, los líderes resilientes son capaces de compartir su vulnerabilidad, no tienen miedo de buscar apoyo emocional y dejarse guiar por sus equipos cuando sea necesario. En este sentido, el apoyo mutuo podrá encaminar a la organización a una adaptación positiva con mejores procesos grupales, y comunitarios en circunstancias críticas.

Afrontamiento eficaz: viene de un liderazgo ágil que permite asumir riesgos que han sido valorados previamente. En el caso de un desastre natural y en otros tipos de crisis de gran escala, es indispensable la coordinación interorganizacional y multisectorial, entre las instituciones gubernamentales, sector privado, universidades, entidades no gubernamentales y sociedad civil. Esta coordinación puede convertirse en una fuente de solidaridad y una fuente potencial de alivio durante una crisis. La resiliencia debe cultivarse de manera transversal, desde la etapa de prevención, activada durante el suceso y en la fase de recuperación.

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