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Reflexiones de una empresa certificada

Mantener un sistema de gestión de calidad por 25 años, genera experiencia y conocimiento, así que hay que permanecer en el juego la mayor cantidad de tiempo posible.

Por: Oscar Álvarez de la Cuadra,

Director General de Grupo CRASA y Asociados, S.C. o_alvarez@crasa.com.mx https://crasa.com.mx https://www.facebook. com/GrupoCRASA https://www.linkedin.com/ company/2385262/admin/ https://www.youtube. com/c/GrupoCRASA Originalmente, el cuarto de siglo está culturalmente asociado a importantes significados y acontecimientos. En las relaciones matrimoniales se reconoce como las llamadas bodas de plata. A las personas que cumplen esa edad se les considera su cumpleaños de plata y la entrada a una edad adulta, cuyas decisiones ya son capaces de alterar el rumbo de toda una vida.

Los aficionados a la numerología lo asocian con el número 7 y su suerte cabalística, como su equivalencia a 300 meses. En fin todos los múltiplos de 25 representan algo especial y un momento solemne para celebrar, ya sean 25, 50, 75 o 100 años.

Específicamente hablando de la supervivencia de las organizaciones en una época difícil como esta crisis sanitaria y económica, coincide el caso de una empresa mexicana pequeña que ofrece servicios profesionales de Consultoría con 41 años establecida y que cumple 25 años certificada en ISO 9001, a 17 meses de llegar a medio siglo de fundada, en un entorno adverso donde ya muchos negocios han dejado de existir.

Mantener un sistema de gestión de la calidad en estas circunstancias, a veces cuesta y con el sacrificio que implica una inversión de esa magnitud, más que un hito también representa un homenaje y testimonio a la terquedad.

ISO 9001

Esta certificación durante varias décadas se ha convertido en un reconocimiento, al menos se percibe de esta forma por muchos líderes empresariales, al que muchas empresas han querido acceder, ya sea por dictados de sus compradores, mercado y en el menor de los casos, por iniciativa propia.

El certificado una vez otorgado, no es permanente; está sujeto a una vigilancia periódica durante sus tres años de vigencia hasta llegar a su recertificación, tantas como las que la empresa decida mantener.

Durante los 25 años que esta organización lo ha mantenido, sin interrupción alguna, es normal que haya estado presente la tentación de tomar la decisión de muchas empresas de mantenerlo un tiempo y después dejar que el certificado expire o simplemente no renovarlo.

Los vientos en esos 25 años podrían haber sido favorables y en muchas otras ocasiones no tanto. La seductora idea de dejar ese compromiso ha estado latente, sin embargo, la decisión de no hacerlo pudo reafirmar el compromiso de esta organización.

¿Qué razones pudieron impulsar lo anterior?

La primera es la congruencia. La empresa está en el negocio de capacitar y asesorar en materia de gestión de la calidad. Entonces sería coherente que una empresa en cuya misión ha declarado ser impulsora del crecimiento, competitividad y cambio cultural en las organizaciones que atiende, no lo practique en su actuación del día a día.

El sistema de gestión de la calidad, en estos 25 años ha transitado por varios momentos con respecto a las etapas por las que ha pasado. Su infancia y adolescencia, que fue de 1996 hasta 2002, cuando tuvo lugar su primera transición a la norma ISO 9001:2000, fue una etapa de consolidación y adopción para su actividad.

Fue aquí donde el camino se bifurca para no solo defender la calidad como forma de vida, sino la ética e integridad en los negocios facilitó a esta organización obtener el Premio Ética y Valores en la Industria en sus ediciones 2003 y 2007, más adelante formar parte de las organizaciones que ostentaron el Distintivo de Empresa Socialmente Responsable del Centro Mexicano para la Filantropía desde el 2008 hasta el 2019, esfuerzo interrumpido por la llegada de la pandemia originada por el SARS-CoV-2.

La etapa de madurez se fortaleció con su cuarta recertificación en el 2008, cuando precisamente ISO 9001 fue enmendada en forma muy puntual. Esta etapa marcó la decisión de realizar el autodiagnóstico bajo el Anexo A de la norma de guía ISO 9004:2009, donde en forma contundente se

Gestión

demostró que llevar 12 años certificado en ese entonces, no implicaba que el sistema hubiera madurado o estuviera posicionada como empresa de excelencia o clase mundial.

El resultado del diagnóstico fue de tres en una escala de cinco en cuanto a nivel de madurez, con respecto a las directrices de dicha norma creada para sacar el mayor provecho al sistema de gestión, es la radiografía de muchos sistemas que pese a llevar años certificados no logran evolucionar del todo.

Su etapa de consolidación y fortalecimiento marcó dos hechos importantes: la transición en 2017 a la versión 2015 de ISO 9001 antes de la fecha límite en 2018, y transferencia del certificado del organismo con el que inicialmente se mantuvo 21 años con otro nuevo organismo certificador, opción no tan conocida por muchas empresas contratantes de servicios de certificación.

Finalmente las innovaciones o kakushin, parte de la mejora continua que implicó rediseñar los procesos de servicio para afrontar los retos que la pandemia de Covid-19 les puso enfrente y seguirán sorteando.

A diferencia de muchas organizaciones, esta organización adoptó ISO 9001 no por dictado de un cliente ni una hazaña meramente reactiva. Se hizo por convencimiento propio y como tal, el reto fue demostrar que se podía mantener y mejorar ese sistema, tanto como fuera posible. Se han tardado 25 años en lograrlo, menos de la mitad de la vida del responsable de su mantenimiento.

Las últimas tendencias de liderazgo

El multicitado y reconocido gurú de origen británico Simon Sinek, refiere las dos caras de cómo dirigir los destinos de una organización, con mentalidad de juego finito o infinito.

En la primera se busca ganar o perder, bajo una serie de reglas ya establecidas, el logro inmediato de metas como cumplir con un objetivo, un proyecto como si se tratasen de elementos de una lista que se fueran tachando cada vez que se cumplen. El juego infinito implica la reinvención continua y se puede ganar o perder.

Una empresa que busque su permanencia sigue esta línea de pensamiento, hay que permanecer en el juego la mayor cantidad de tiempo posible.

Ponerse como reto conseguir el certificado ISO 9001 es mentalidad finita, mientras que sacar provecho a un sistema de gestión de la calidad bajo ISO 9001 como una herramienta de reinvención, innovación y mejora, cambia el paradigma hacia el juego infinito, en el que no hay reglas, dado que el entorno cambia vertiginosamente y el reto es adaptarse lo más pronto posible a este.

Por lo pronto, la oportunidad de mantener un sistema de gestión de la calidad por 25 años, generar experiencia y conocimiento como resultado de su evolución y en el caso del responsable de su mantenimiento y mejora, de contar con la salud y vida, en este entorno en que esta última es un don y una gracia para contarlo.

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